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Piromanía por RLangdon

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Naruto se sorprendió de que alguien llegara tan temprano, aprovechó la irrupción para apartar a Menma y se encaminó hasta la puerta, dirigiéndole alguna que otra mirada esporádica de incertidumbre a su hermano, quien, fastidiado, se limitó a resoplar y hacer un simple gesto de ademan para que abriera.
 
-Llegan temprano- sonrió ampliamente al ver a Shikamaru y Chouji. Por un segundo, Naruto se arrepintió de no haber invitado a Ino también, después de todo, aquel bastardo se había invitado solo.
 
-Extravíe mi invitación- se justificó Shikamaru, ingresando al departamento con una bolsa de regalo en brazos. –Y Chouji dejo la suya en el salón así que...
 
-¿Qué es?- se inquietó Naruto al recibir la bolsa. Era increíble, ese era su segundo obsequio y aun no terminaba el día.
 
Desde el sofá, Menma alzó una ceja. Inspeccionó con la mirada a los recién llegados, sin sorprenderle demasiado el hecho de que no hubiera al menos una chica entre ellos, conocía a Naruto demasiado bien en ese aspecto, de ahí que sus sentimientos por él tomaran otro rumbo. Naruto era bastante atractivo, eran familia y en teoría, estaba terminantemente prohibido, al menos para la sociedad, establecer cualquier vínculo más allá del afecto. Le excitaba imaginarse tomando a Naruto en algún recoveco de la casa, pero lo ponía aun mas pensar en poseerlo bajo la mirada atenta de las personas escrupulosas que verían aquello poco más que como un pecado merecedor del mismo infierno.
 
Pero Menma aceptaría ir al averno si con ello podía estar con Naruto de la manera en la que tenía pensada.
 
-Siéntense mientras yo...
 
-No, está bien- lo interrumpió Shikamaru, tomando algunos adornos del piso. –Te ayudaremos a adornar, ¿verdad Chouji?
 
-¿Eh, como?, ¿y las frituras?
 
-Ya las traigo- Naruto corrió a la cocina, vertió algunas bolsas de botana sobre los platos desechables y a punto de volver al recibidor, Menma lo interceptó a medio pasillo, impidiéndole el paso al estar cruzado de brazos y con su pierna derecha contra el extremo opuesto del muro.
 
-Esta noche...- masculló Menma, con su semblante inexpresivo, manteniendo la mirada fija en lo que sostenía en su mano. Naruto entrecerró los ojos y pudo reconocer el encendedor. -¿Te gustaría perder la virginidad?
 
Naruto abrió desmesuradamente los ojos y casi dejó caer las frituras ante semejante propuesta. La confusión se transformó en enojo y finalmente en perplejidad.
 
-¿Cómo sabes que aún lo soy?- indagó, cruzando a su vez los brazos para encarar a su hermano mayor, tenía que ocultar el pudor o Menma lo descubriría. Seguro tenía pensado conseguirle una chica y definitivamente Naruto no estaba interesado en salir con ninguna, ni con un chico realmente, estaba bien así, algo confundido consigo mismo pero nada que no pudiera solucionar.
 
-¿Sabes cómo lo hacen los hombres?- siguió diciendo Menma, abandonando su pose de indiferencia para acercarse lentamente hacia él.
 
Naruto retrocedió cada paso dado por su hermano, todavía más estupefacto que antes, le costaba creer aquello que estaba escuchando. Menma no podía estarle sugiriendo lo que él pensaba, ¿cierto?
 
-¿Tienes idea de cómo se hace una felación?
 
Por toda respuesta, Naruto negó con la cabeza. Se sujetó del borde de la mesa con ambas manos cuando Menma acercó su rostro lo suficiente para que sus narices se rozaran mutuamente, era demasiado, se estaba alterando con solo escucharlo y eso no estaba para nada bien. Absolutamente.
 
-Eso creo- respondió, cerrando los ojos al tener las manos de Menma sobre sus mejillas.
 
-Mírame- le exigió Menma, moviendo sus dedos en círculos. Naruto contuvo la respiración, se apoyó sobre los codos y abrió lentamente los ojos, temiendo que todo fuera una mentira, alguna broma cruel que esperaba por su insólita reacción. Casi estaba deseando sucumbir a sus pensamientos y decirle a Menma todo lo que se estaba callando. Desde su reciente descubrimiento sobre la atracción hacia él, hasta la incógnita de todas esas preguntas que Menma le hacía y a las cuales, no tenía respuesta concreta, al menos no una que pudiera darle en ese momento.
 
-Tenemos que...adornar- consiguió decir entrecortadamente, sintiendo los labios de Menma rozar con los suyos, acariciándolos de arriba hacia abajo. Los ojos de dispar color estaban atentos en los azules. Naruto no resistió más, apretó los ojos con fuerza y se inclinó hacia adelante para unir sus labios con los de su hermano, deshaciéndose de los prejuicios, de las dudas y sobre todas las cosas, de lo que pudieran pensar al respecto. No soportaba estar así, y menos si Menma le decía aquellas cosas tan sugerentes.
 
En menos de un minuto, las manos de Menma abandonaron su nuca para enredarse en su cintura, atrayéndolo más hacia él, dejándolo sentir lo duro que estaba en esos momentos. Naruto apenas dejó escapar un gemido de sorpresa, vio a Menma alzar los brazos y quitarse la playera oscura. Reparó en las muñequeras largas que abarcaban desde el final de las muñecas hasta su codo. Su torso bien formado lo hizo sentir envidia y admiración a partes iguales.
 
Con nerviosismo, Naruto alargó su mano para acariciarle los pectorales. Menma se mordió los labios y lo tomó con firmeza del brazo para guiarlo hasta su entrepierna.
 
Naruto separó un poco los labios pero la voz de Shikamaru lo forzó a separarse de golpe, volviendo a la realidad, sopesando lo que estaba sucediendo y lo que acababa de hacer.
 
Dio un pequeño salto y volvió a tomar las frituras, forzándose a olvidar todo de nuevo, rogándole a Menma con la mirada que se detuviera, que no continuara lastimándolo ni ilusionándolo de esa manera. Claramente, todo quedaría en sus pensamientos, jamás se atrevería a decírselo, pero al mismo tiempo...acababa de hacerlo.
 
Le había demostrado interés al dejarse llevar de ese modo. Si Menma tenía cualquier sospecha, por mas minúscula que fuera, Naruto acababa de aclararle sus dudas con su impulsivo actuar.
 
-Eres mío...- Naruto se giró un poco cuando la mano de Menma lo retuvo para que escuchara lo que acababa de decir.
 
No supo cómo interpretar aquello, pero optó por hacerle creer que así era para evitar ocasionar problemas hasta que la fiesta finalizara y pudieran conversar, o al menos hacer el intento.
 
-Si. Lo soy- confirmó y se zafó del firme agarre en que lo tenía Menma.
 
Minutos más tarde, todo estaba listo. Desde la botana hasta la música. Solo faltaba esperar a algunos de sus amigos. Naruto aún creía firmemente que llegarían más, y eso comenzaba a frustrarle un poco, si seguían llegando, tendrían que mudar la fiesta a la calle y entonces perdería de vista a su hermano.
 
-Solo faltan Shino y Hinata- dijo emocionado, mirando impaciente el reloj de pared. Decidió unirse a la plática que se estaba llevando a cabo y en cuánto se dio la vuelta, Menma lo abordó con una caja de regalo.
 
Forzosamente Naruto le sostuvo la mirada, todavía apenado y ensimismado por lo que había pasado entre ellos.
 
-¿Es para mí?- preguntó impaciente, bloqueando lo ocurrido para centrarse en la caja.
 
-No, es para mí...claro que es para ti, hermano- afirmó Menma con ironía, haciendo énfasis a lo último. –Supuse que te gustaría- concluyó, encendiendo un cigarrillo. Naruto frunció el entrecejo al inhalar el humo, pero no pudo alegar nada cuando Menma se alejó, consciente de lo que le diría.
 
Tomó la caja y desbarató la envoltura cual niño pequeño, temiendo a último momento que se tratara de alguna trampa, hasta ese momento no había acertado, sin embargo no debía bajar la guardia con Menma, sobre todo por lo que le había dicho anteriormente, quizá trataba de confundirlo, la pregunta era ¿para qué haría algo así?
 
-Una chamarra- murmuró Naruto, probándose la prenda antes de volver a guardarla, incrédulo de que Menma realmente hubiera puesto atención meses atrás cuando le había comentado aquello que atrajo su atención en una de esas surrealistas tiendas de boutique. Lógicamente no podían darse esos lujos, así que todo había quedado como un simple comentario que, acababa de materializarse frente a él. Menma verdaderamente era un enigma, no terminaba de conocerlo, y él en cambio era tan diferente a su hermano, tan transparente y obvio...
 
Naruto se había olvidado por completo de él cuando los golpes a la puerta sonaron por última vez, anunciando una visita inesperada, ya todos sus compañeros estaban presentes, algunos conversando y otros tantos comiendo botana, pronto volvería a unirse a ellos y les sugeriría salir con la música para bailar un poco. Estaba tan emocionado de haber recibido tantos regalos que nada más le importaba, el único que había abierto hasta ese momento era el de Menma, y Naruto ya sabía que ese obsequio sería insuperable por el simple hecho de que provenía de su hermano mayor.
 
Abrió la puerta con una enorme sonrisa en los labios, hasta que él apareció, entrando sin más, entregándole una caja sin envoltorio.
 
-¿Qué haces aquí?- el rubio quiso devolver el regalo, pero no le dio tiempo de hacerlo cuando el bastardo se plantó frente a él, recorriéndolo de arriba hacia abajo con la mirada.
 
-Hiciste una invitación para mí, por lo tanto vine.
 
-Te dije que no quería que lo hicieras.
 
Sasuke sonrió con cinismo, apuntando la tapa de la caja.
 
-¿Por qué he de escucharte?, deberías agradecérmelo, no suelo asistir a estos eventos tan...mediocres- completó al mirar en derredor. Naruto torció un poco los labios y abrió la caja. Lo que vio lo dejado helado, incapaz de decir algo al tener la misma chamarra naranja que Menma le había obsequiado, ¿Cómo lo supo?
 
Lo observó en silencio con escepticismo, entre pérdido y confundido.
 
-Solo...vete- le pidió en voz baja, aunque no hacía falta, el volumen de la música se encargaba de disiparla. Sasuke hizo caso omiso y llevó su dedo índice hasta los labios de Naruto, acariciándolos, remarcando su contorno.
 
Naruto enrojeció al recordar el beso accidental, no habían aclarado nada, él no quería, él no tenía intenciones de besarlo...
 
-¡¿Te lo comerás, Sasuke?!
 
-¡Kiba!- Naruto alzó la voz inconscientemente al escucharle, todo era un malentendido, una simple confusión.
 
-Tal vez...- pero la respuesta de Sasuke lo dejó aun más escéptico que antes.
 
Molesto, Naruto lo empujó del pecho, dejó la caja en el suelo y se encaminó hacia el fondo del recibidor para integrarse a la charla con sus compañeros, una excusa para perderlo de vista.
 
-Menma...- lo buscó entre los conocidos rostros pero no lo encontró.
 
-Tu hermano es genial, Naruto- comentó Kiba, mirando el cigarrillo entre sus dedos. –Tiene estilo. Me gustaría ser como él.
 
Increíblemente a Naruto no le afectó escuchar tal comentario. De hecho, él mismo había tratado de imitar a su hermano, años atrás lo intentó pero se dio cuenta de que en realidad buscaba ser lo opuesto a Menma, crearse su propia identidad fue mil veces mejor, de vez en cuando los habían confundido a ambos, pero las diferencias, tanto físicas como psicológicas eran más evidentes ahora.
 
Compartían ciertos gustos en música, y era todo. 
 
-Es...es apuesto, como tu Naruto-kun- la siguiente en hablar fue Hinata, retorciéndose los dedos con timidez a la par que intentaba en vano ocultar el fuerte sonrojo en sus mejillas.
 
-A mi me pareció algo arrogante- dijo Shikamaru, mirando el contenido de su vaso, reticente a admitir las cualidades del muchacho de ojos dispares. Apenas lo había visto unos minutos, pero fueron suficientes para hacerse una idea de cómo era.
 
-Pero Shikamaru- murmuró Chouji. -Nos prometió pastel si nos quedábamos hasta el final...
 
Shikamaru le dio en quedo golpe a su mejor amigo en el brazo, pero era tarde, Naruto lo había escuchado perfectamente. Menma no creía que fueran a permanecer mucho tiempo ahí, lo que significaba que no los consideraba sus verdaderos amigos, o podía haber otra razón, pero se negaba a aceptarla.
 
-Gracias por venir- agradeció el rubio, evadiendo deliberadamente el tema en torno a su hermano. Sonrió y con el paso de los minutos accedió a tomar un poco del licor que había llevado Kiba.
 
Lo que pretendía ser un vaso, se multiplicó por tres. Cuando Naruto se bebió el tercer vaso se sintió mas mareado y difícilmente podía mantenerse de pie. Todo daba vueltas a su alrededor, pero se sentía extrañamente feliz, tranquilo de no tener que lidiar con nada más en ese momento y poder disfrutar de su fiesta y la compañía de sus amigos.
 
No supo quién lo tomó de la cintura al tropezar, tampoco le importó demasiado, y en cambio, rió sin motivo aparente, aceptando con cierta torpeza el firme abrazo del muchacho.
 
-Te ves ridículamente ebrio- comentó Sasuke, sonriendo para sus adentros. Naruto negó porque sentía la lengua un poco entumecida.
 
-No lo estoy- dijo e inmediatamente después, su cuerpo se deslizó hacia abajo.
 
-¿En dónde está tu cuarto?- preguntó Sasuke, cerca de su oído. Naruto cerró un ojo para enfocar mejor las secciones de la casa, señaló hasta el fondo y no se opuso en lo más mínimo a ser llevado en esa dirección. El desprecio y cualquier otra emoción efímera habían sido bloqueadas, eliminadas para dar paso a la alegría, la euforia y la sensación de cosquilleo en su cuerpo.
 
Naruto seguía teniendo ganas de reír sin razón aparente, aun más cuando su espalda tocó el colchón. Ni siquiera reparó en Sasuke, el cual comenzaba a quitarse el cinto de los pantalones.
 
-No me...siento bien- se atrevió a decir, a pesar de lo contradictorio que sonaba. Estaba alegre, pero sentía nauseas y tampoco quería estar acostado cuando claramente no tenía sueño.
 
-Shh...- Sasuke lo silenció con un fugaz beso en los labios, sin importarle en lo más mínimo el estado de Naruto. Había ido ahí con la determinación de hacerlo tragarse sus propias palabras, de seducirlo para que cayera rendido ante él, pero sus planes habían dado otro giro cuando se percató del estado en el que se encontraba Naruto. A nadie le interesaría saber que se lo había tirado en plena fiesta y lo mejor de todo es que podría abordar a Naruto los días siguientes con el pretexto de esa placentera noche.
 
Lo sujetó con firmeza de los brazos para impedir que Naruto se levantara y cuando el rubio dejó de poner resistencia, procedió a bajarle los pantalones.
 
-Prometo hacer que duela poco- susurró en su oído y momentos después, se halló de espaldas en el suelo, aturdido y adolorido por el repentino golpe en las costillas.
 
-Me gustaría poder decirte lo mismo- murmuró Menma, dando un paso hacia él. La luz de luna se filtró por la ventana y Sasuke vio el malévolo brillo en la resolución de los ojos de diferente color.
 

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