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Piromanía por RLangdon

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Aun al despertar, sentía que todo a su alrededor giraba, le dolía la cabeza y la terrible sed lo obligó a caminar tambaleante hasta la cocina para servirse un gran vaso con agua. Cuando encendió las luces, se dio cuenta de que no había sido un sueño aquella reunión con sus compañeros. Naruto recordaba vagamente haber tomado licor, él nunca bebía nada similar.
 
Le entristeció un poco ver finalizada la fiesta mediante efímeras y difusas imágenes de él bailando con alguien más y después desplomándose a causa del sueño y la torpeza en sus funciones motoras. Sin duda alguien se había hecho cargo de llevarlo a su cama y eso estaba bien porque seguramente habría hecho y dicho varias estupideces de haber permanecido más tiempo junto a sus amigos.
 
Una estupidez muy grande que tenía en mente eran sus sentimientos hacia su propio hermano. Y Naruto no quería imaginarse la expresión de sus compañeros de clase si llegaban a enterarse de ello, seguramente lo tacharían de raro y enfermo. El mismo se consideraba de ese modo por no poder apartar esos pensamientos de su cabeza.
 
Pero a pesar de todo, su hermano era indiscutiblemente apuesto, la ropa oscura le sentaba a la perfección, su condición física y su cuerpo eran envidiables, y a diferencia de sus atuendos infantiles y anticuados, Menma no adoptaba ninguna semejanza con alguna tribu urbana. Decía que era ridículo clasificarse dentro de una sociedad descerebrada y optaba por vestir y hacer lo que se le daba la gana. Sin duda, otra razón más para fijarse en él.
 
Al terminarse el segundo vaso, Naruto suspiró y se llevó el antebrazo a la boca para secarse los labios, pensando en nunca más volver a tomar nada con alcohol.
 
La luz le irritó los ojos nada más al encenderla, así que decidió apagarla nuevamente y andar a tientas por el comedor hasta llegar a la sala, donde le esperaban algunos obsequios que aun no abría.
 
Consiguió encontrar el regalo de Shikamaru, lo supo por la forma de la bolsa. Rompió ansioso el papel y una sonrisa se dibujó en sus labios tras sacar lo que parecía ser una mochila nueva con algo dentro. Por algún motivo, no le sorprendió hallar varias bolsas con frituras en el interior de la mochila. No cabía la menor duda de que aquel regalo había sido de parte de Shikamaru y Chouji.
 
Por unos segundos, Naruto permaneció en silencio entre las penumbras, preguntándose si su hermano se habría ido a pasar la noche fuera o quizás estaría durmiendo en su recámara. Y es que le emocionaría mucho más abrir los regalos con él cerca, era un pensamiento infantil y estúpido...o tal vez una excusa para estar a su lado.
 
No importaba en realidad. Aun tenía la pregunta de Menma revoloteando en su cabeza cual tentativa mariposa.
 
Tomó otro de los regalos sobre la mesita de centro cuando lo escuchó maldecir en voz baja.
 
-¿Menma?- parpadeó y encendió la luz. La escueta respuesta no se hizo esperar. Naruto corrió hacia la cocina al reconocer el ruido de un cristal al romperse. Probablemente su vaso, no se había fijado bien en donde lo dejó a causa de la oscuridad. -¿Estás bien?
 
Se exaltó al presenciar el tono carmín que adquiría el chorro del agua al entrar en contacto con las manos de su hermano.
 
-¿Menma?- angustiado, alzó la voz.
 
-No es mía- se limitó a decir el aludido, sin mayor ápice de emoción en sus palabras, refregándose una y otra vez las manos. Naruto no supo cómo interpretar aquella respuesta, podía ser una broma o una advertencia para que no se acercara a tocarlo, después de todo Menma odiaba que lo hiciera. O tal vez...
 
-¿De quién es...?
 
Una sonrisa astuta se amplió en los labios de Menma.
 
-Puedo pasarme el resto de la madrugada diciéndotelo o podemos hacer algo mucho más...divertido- añadió mordiéndose los labios. Naruto se restregó los dedos con nerviosismo, como si aquella sugerencia se tratara de alguna clase de travesura. Ni siquiera él mismo sabía si estaba bien o mal, simplemente no podía evitarlo
 
-Si quiero- ladeó el rostro al contestar.
 
-Si quieres ¿Qué?- dando un paso hacia el, Menma lo tomó del mentón, forzándolo a levantar la mirada.
 
-Si quiero perder mi virginidad...- su voz perdió intensidad rápidamente pero Naruto se forzó a complementar la frase. –Contigo...- su rostro se encendió y tuvo que cerrar los ojos por temor a enfrentar la sonrisa burlona de Menma, esperaba que en cualquier momento le dijera que se trataba de una broma o que estaba completamente loco por pensar algo así. Sin embargo nada de eso pasó.
 
Poco a poco abrió los ojos y vio como Menma se aproximaba hacia él con una venda oscura y listón negro.
 
Naruto se extrañó de ver esos objetos junto a un pequeño envase que no logró diferenciar dada la distancia.
 
-¿Qué haces?- su respiración se aceleró cuando Menma se posó detrás de él para colocarle la venda en los ojos. Verdaderamente no sabía cómo debían hacerse esas cosas pero Naruto estaba seguro de que con Menma sería diferente y eso no le molestaba en lo absoluto.
 
-Sígueme- tras haber efectuado un par de nudos, Menma lo tomó de la mano para guiarlo hasta su recámara. Naruto caminó despacio y no pudo evitar soltar un quedo respingo al ser tomado de la cintura con suma facilidad.
 
Se halló de espaldas sobre el colchón en menos tiempo del que le tomó darse cuenta de lo que sucedería ahí.
 
Menma se subió a su cuerpo pero solamente para atarle firmemente las muñecas con el listón, sus acciones alteraron un poco a Naruto, pero a pesar de ello, su pequeño hermano no denotaba miedo en su expresión, solo curiosidad, incertidumbre, intriga por lo que estaba haciendo.
 
-¿Has oído hablar del bondage?- preguntó en su afán por distraerlo. Naruto movió la cabeza en desaprobación y gimió cuando sus prendas inferiores le fueron retiradas bruscamente aunque sin llegar a lastimarlo. Solo había ansias en los movimientos de Menma, ansiedad que se estaba contagiando a él. –Es similar a esto. Inhibo tus movimientos para el deleite de ambos.
 
Naruto se abstuvo de decir que no estaba muy seguro de esa práctica, no esperaba que fuera cierto, pero de algún modo se sentía en la obligación de obedecer con sumisión, como si fuera parte del extraño juego.
 
-Menma ¿esto esta...ah... bien?- su voz tembló al sentir la humedad en su miembro. Gimió descontroladamente cuando Menma envolvió su hombría entre sus labios, haciendo ligeras succiones que lo aturdieron momentáneamente, haciéndolo hundir sus dedos entre la oscura cabellera que no podía ver, solo sentir. Así como sentía las poderosas descargas que lo incentivaban a desear más de esa habilidad labial que desconocía en su hermano.
 
Nunca se habría imaginado la clase de placer que podía sentir con una actividad tan simple como esa. Naruto se mordió los labios al no soportar más los estímulos, viniéndose en la boca del mayor, y de repente experimentando sensaciones adversas.
 
Su cuerpo se estremecía aun en medio del éxtasis y su mente le gritaba que parara, que ya era suficiente y que no debería estar haciendo eso con quien era parte de su familia, su única familia en realidad.
 
-Menma yo...
 
-¿Quieres intentarlo?
 
Sin pensarlo un solo momento, Naruto asintió, agradecido de que Menma le quitara la tela oscura de los ojos para poder mirarlo.
 
Los labios de su hermano mayor apresaron los suyos en un desenfrenado beso que lo instó a separar los labios para darle total acceso. Naruto se removió en el colchón, excitado y con la cabeza punzándole.
 
Forzosamente se apartó del beso al escuchar como Menma se bajaba la bragueta de los pantalones. Quería devolverle aunque fuera un poco de lo que él había sentido, el problema era que no sabía muy bien cómo hacerlo.
 
Otra cosa que no esperó al acomodarse frente a él fue el tamaño. Naruto se sonrojó brutalmente sin siquiera saber si entraría o no en su boca.
 
Con torpeza, lamió un par de veces la extensión y se excitó aun más al sentir el agarre de Menma sobre su cabello, los dedos enredándose en sus mechones. Naruto se quedó quieto, sin atreverse a manifestar su desconcierto. Abrió mucho los labios y se metió la erección hasta la mitad.
 
Un placentero suspiro murió en el aire cuando Naruto se dispuso a meter y sacar la hombría de su boca, movimientos constantes y torpes que estaban lejos de igualarse a los de su hermano, pero que igualmente parecían surtir efecto en el mayor.
 
-¿Lo estoy haciendo bien?- no pudo evitar preguntar al detenerse en el arrebato de lujuria. Los ojos de Menma reflejaban la obvia respuesta. Naruto se estremeció al ser empujado del pecho para que nuevamente cayera de espaldas en el colchón, a merced de su hermano y de sus propias sensaciones delirantes y placenteras.
 
-Te diría que no hay un manual para esto- susurró Menma en su oído y acto seguido lo instó a levantarse para deshacer el nudo de sus manos y quitarle la playera. –Pero te estaría mintiendo.
 
Sus bocas volvieron a encontrarse en medio del frenesí y las caricias torpes. Naruto dio por sentado el hecho de que los labios de Menma encajaban perfectamente con los propios y la idea estuvo muy lejos de frustrarle.
 
Los ojos azules brillaron confundidos cuando Menma se dispuso a abrir el pequeño envase que había llevado consigo para untarse en un poco en la punta de su miembro.
 
-¿Tengo que lamerlo?
 
La suave risa de Menma lo hizo molestar un poco, pero no lo suficiente para querer apartarse y ceder con todo, a pesar de ello, Naruto frunció el entrecejo.
 
-No lo creo- con ansias, Menma lo acorraló sobre el colchón. Los labios de Naruto se entreabrieron al sentir la punta rozando su entrada una y otra vez. Permitió que Menma lo tomara de las piernas para afirmarlas a los costados de su cadera.
 
El dolor punzante lo hizo incorporarse, Menma había empezado a penetrarlo y a pesar de todo, estaba siendo complicado. Naruto solo atinó a aferrarse a la espalda de Menma, apoyando su frente sobre el hombro del mayor para esperar a que el dolor se disipara.
 
Cuando finalmente lo tuvo completamente adentro, lo alentó a moverse un poco, siendo él mismo quien se impulsó poco a poco para marcar un ritmo regular.
 
-Despacio- Menma salió nuevamente de él para tomarlo de la cintura y volver a introducirse hasta el fondo, con más facilidad esta vez.
 
Al comienzo Naruto se tensó, los insistentes movimientos pélvicos de Menma resultaban dolorosos a la par que placenteros. Le costaba mantener la boca cerrada y se le complicaba aún más contener sus propios gemidos.
 
De pronto Naruto perdió el control de la realidad. Menma lo mordía en el cuello, manteniendo sus manos entrelazadas en su cintura, sin dejar de penetrarlo cada vez más duro, más rápido.
 
Naruto apenas si movía las caderas para permitir que la erección se abriera paso dentro de él, una y otra vez lo sintió saliendo y entrando, embistiéndolo con más fiereza, afirmando el agarre sobre su cintura, casi enloqueciéndolo por aquella maestría sexual.
 
No se opuso en lo más mínimo cuando Menma abandonó su cuello para hincar esta vez los dientes sobre su hombro, era un dolor gratificante que cedía al poco tiempo, entremezclándose con el placentero dolor que representaba el ser penetrado.
 
Estaba caliente, terriblemente apretado y deliciosamente húmedo. Menma sonrió en medio del forzado beso que implicaba usar la lengua de tantas formas posibles que no le daba tiempo a Naruto de adaptarse a ninguna. En momentos, lo mordía en los labios, y en otros tantos solo se dedicaba a introducir su lengua hasta la garganta, experimentando el delirante placer que implicaba el follarselo.
 
Lo tomó de la nuca y lo devoró entero, pasando de masajear su lengua sobre la de Naruto, a explorar un poco más adentro, acariciándole el paladar con la punta de la lengua, sintiéndolo estremecer en sus brazos con cada firme embestida que daba. Le encantaba, absolutamente disfrutaba muchísimo de oír a Naruto gemir su nombre entre roce y roce, cada vez que se apartaba un poco de sus labios para tomar aire y volver a silenciarlo.
 
Sus vientres se acariciaban mutuamente, el dulce elixir del sexo nublaba sus sentidos. Menma se acomodó mejor sobre Naruto al sentir el suave cosquilleo en su bajo vientre, anunciándole el orgasmo que clamaba por ocurrir.
 
Las piernas de Naruto se enredaron con firmeza en su cadera y Menma lo sujetó de ambos brazos como punto de apoyo para embestirlo con salvajismo, complacido de mirar lo rojos e hinchados que estaban ya los labios de Naruto por los constantes besos. Quería marcarlo a fuego y lo estaba haciendo sin lugar a dudas, y qué placer tan desbordante sentía al escucharlo sollozar de placer. Un acto que irremediablemente lo prendía.
 
Una y otra vez impactó con fuerza sus caderas para correrse bien adentro de él, dejándolo sin aire al derramar su semen. Naruto solo atinó a murmurar una incoherencia cuando las titilantes luces de colores le empañaron la visión, su cuerpo se convulsionó en un espasmo de placer y lo último que supo fue que se encontraba abrazando a su hermano mientras su pecho subía y bajaba con rapidez a causa de la agitación.
 

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