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Piromanía por RLangdon

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Mantenía los ojos fuertemente cerrados, guiado únicamente por el ritmo impuesto del mayor en torno a su cabellera. Su rostro ardía en vergüenza pero sabía que si llegaba a detenerse, Menma se fastidiaría por ello. En realidad ni siquiera estaba consciente de estarlo haciendo bien, sin embargo intuyó que así era al escuchar los prolongados suspiros de su hermano.
 
Naruto deseó que el mayor terminara pronto. Aún tenía que ir a la escuela y se hacía tarde, aunque interiormente se preguntaba si Menma estaría consciente de ello. Decidió preguntárselo, y lentamente, retrocedió el cuerpo, sacando totalmente la erecta hombría de su boca. Ante el repentino acto, Menma dejó escapar un resoplido a modo de disgusto. Naruto lo miró con el rostro fuertemente sonrojado, lo cierto era que él mismo comenzaba a excitarse con la situación.
 
-Tengo que ir a clases- se excusó, reparando en la astuta mirada del mayor.
 
-Lo sé- respondió, acercándose lentamente al menor para tomarlo de la barbilla. Naruto cerró los ojos. Sus parpados vibraron a causa de la atrevida lamida sobre su mejilla. Su corazón se desbocaba cada vez que Menma hacía eso. -¿Quieres que te acompañe?
 
Naruto negó rápidamente con la cabeza. Tenía que hablar con el bastardo de su compañero y si su hermano estaba presente, las cosas se complicarían aun más.
 
El mayor le dirigió una mirada inquisitiva antes de disponerse a terminar con lo que Naruto había comenzado. Llevó su mano hasta su erección y procedió con los lentos movimientos, sonrió ladeado al notar el rubor extendiéndose por el rostro de Naruto.
 
-¿Te irás dejándome así?- preguntó con voz ronca, enredando sus dedos en el cabello rubio de Naruto, tirando suave pero firmemente de él, haciendo que el rostro del menor quedara a escasos centímetros de su hombría. Naruto suspiró indeciso, tenía que despistar a Menma de algún modo. Así que, apenado, separó lentamente los labios. Menma lo tomó del rostro, le acarició las mejillas con el pulgar y se acomodó mejor frente a él para empezar a introducir despacio su erección en la húmeda cavidad que tanto lo enloquecía. Empujó firmemente las caderas para terminar de meter el resto de su miembro. Naruto se aferró de sus piernas, sintiendo aquel vestigio de asfixia de nueva cuenta. –Respira por la nariz- le aconsejó, trazando líneas imaginarias sobre la espalda de Naruto. Este asintió, esa era la tercera vez que Menma se lo recordaba, pero solía ponerse nervioso al grado de olvidarse de todo.
 
Reiteradamente, Menma movía las caderas, introduciendo y retirando su miembro de la boca de Naruto, regocijándose con su sonrojo, tomándolo nuevamente del cabello para imponerle el ritmo que debía seguir. La sensación que le producía Naruto con sus torpes movimientos lo desquiciaba absolutamente, al grado que Menma tuvo que morderse los labios para reprimir sus propios jadeos. El éxtasis le nublaba la vista, pero aún con todo, no apartaba la mirada del chico rubio que yacía entre sus piernas, acatando lo que le había pedido, entregándole lujuria y goce a la vez.
 
Reparaba en sus movimientos pélvicos, en su hombría que desaparecía cada fracción de segundo, perdiéndose entre los cálidos labios de Naruto, quien, fuertemente sonrojado, continuaba ejerciendo un poco de presión con la lengua, llevando a su vez su mano hacia su entrepierna, ya no soportando el calor corporal del que era preso. Aquella era poco menos que una tortura.
 
Y lo peor de todo era que...le gustaba.
 
Menma soltó sus cabellos para arremeter con más fuerza, metiendo y sacando su hombría con rapidez, la deliciosa presión aunada a la calidez de la boca de Naruto lo tenían al borde del orgasmo. Una y otra vez lo embistió con dureza hasta terminar por correrse dentro de su boca. Naruto tosió con estrepito al ser liberado del agarre, se pasó el antebrazo por los labios para limpiarse los residuos de semen y alzó un poco la mirada en una muda suplica para irse.
 
-¿Puedo...?- no terminó de formular la pregunta cuando Menma se acercó nuevamente hacia él, cerrando los ojos y mordiéndolo con delicadeza en el labio inferior, tirando de él para atraerlo de nuevo hacia su cuerpo, hasta que ya nada los separaba.
 
**
 
Naruto se revisó una y otra vez la ropa al salir del apartamento, cerciorándose de no tener algún fluido corporal encima que terminara por delatarlo. Extrañamente se sentía tranquilo, ahora que Menma había vuelto a casa, las cosas parecían mejorar entre ellos.
 
-Aun no se lo digo- suspiró pesadamente. Y es que sin importar cuantas veces estuvieran juntos, Naruto perdía valor al hallarse frente a su imponente hermano. Aquella penetrante mirada maliciosa, esa sonrisa torcida en sus labios y su gallardo porte, lo hacían dudar en el último segundo. Se consideraba poco menos que el amante de su hermano, y eso era patético, no quería figurar dentro de las posibles parejas de Menma. No quería ser su segunda opción, sino su prioridad. Pero ¿Cómo decírselo?
 
De ninguna manera estaba bien. Eran hermanos, familia, ¿Por qué entonces insistía en querer tener algo serio con Menma?
 
Seguro su hermano se reiría cuando se lo dijera.
 
Naruto despejó su mente al entrar al salón. Miró en todas direcciones y frunció el entrecejo al no ver a Sasuke por ningun lado. Aun tenía que arreglar un asunto pendiente con él.
 
-¿Buscabas algo, perdedor?- Naruto entornó la mirada al reconocer la voz a sus espaldas. Hacía días que Sasuke no le dirigía la palabra, pero ahora que lo hacía, Naruto no quería tener nada que ver con él. Ni siquiera podía considerarlo su compañero, no al tener en cuenta sus intenciones pasadas.
 
-Maldito bastardo- le espetó, y su golpe fue retenido con suma facilidad por el antebrazo de Sasuke, lo había bloqueado. Naruto apretó la mandíbula, más molesto que antes. Empuñó su otra mano, dispuesto a arremeter tantos golpes como fueran necesarios. No le importaba ganarse una suspensión por eso. Estaba más que molesto, había creído encontrar un amigo, pero se había ganado un enemigo, uno que no cedería fácilmente
 
-¿Se puede saber a qué se debe esa actitud de tu parte?- sonrió Sasuke con altanería, apoyándose en el pupitre más cercano. Naruto respiraba agitado, se detuvo al reparar en las miradas curiosas a su alrededor, incluso pudo diferenciar la voz de Sakura, diciéndole que era un idiota y que se detuviera.
 
-Creí...que podíamos ser amigos- murmuró Naruto, cabizbajo, tratando de controlar sus emociones. Ya tenía suficiente con sus recientes dudas sobre Menma para tener que lidiar también con eso. Además, se había prometido a sí mismo arreglar las cosas, hacerle notar a Sasuke que estaba al tanto de lo ocurrido y que si se atrevía a acercarse de nuevo a él...
 
-Podemos serlo- acotó Sasuke, sacando un objeto de su bolsillo. Naruto lo miró detenidamente, pronto llegaría el profesor y se meterían en problemas, debió haber esperado un poco más pero era complicado hacerlo. –En realidad, eres tú quien decidirá eso- sonrió a medias, abriendo la pequeña cámara. Naruto entrecerró los ojos para tratar de enfocar mejor las imágenes distorsionadas. -¿Qué prefieres, el audio o el video?
 
-¡¿Q...qué?!- los ojos azules se abrieron desmesuradamente al contemplarse a si mismo tendido sobre la cama. Avergonzado, miró en todas direcciones. – ¡Dámelo!- alargó su brazo con rapidez para tratar de quitarle la cinta pero Sasuke retrocedió dos pasos, haciéndolo trastabillar en el acto. La respiración de Naruto se aceleró prontamente, se sintió transpirar frío al rememorar la fugaz imagen de él sobre el colchón. ¿Realmente había pasado?, ¿habían tenido relaciones?
 
-Aun no- farfulló Sasuke, adivinando su pensamiento. Naruto relajó un poco las facciones, sabiéndose engañado, era eso o Sasuke simplemente quería jugar con él y sus emociones. Y...lo estaba logrando. Su preocupación fue en aumento cuando el Uchiha contempló atentamente la cámara, tal vez inseguro sobre volver a ponerlo o no. La atención sobre ellos no se había dispersado en todo ese tiempo. –Dime, Naruto... ¿Qué tan enfermo estas para querer enredarte con tu hermano?
 
Naruto sintió la garganta reseca, sus pupilas tintinearon temerosas, su cuerpo se petrificó por lo dicho.
 
Lo sabia...Sasuke sabía la verdad.
 
-No...
 
-¿Tan trastornado estas para desearlo sexualmente?- continuó Sasuke, provocando que Naruto palideciera al alzar un poco más la voz. –Tal vez deberíamos consultar nuevamente el video, en caso de que me haya equivocado.
 
-¡No!- gritó Naruto, derrapando hacia él, abrazándolo fuertemente para evitar que se moviera. Sasuke sonrió complacido. Había esperado que fuera Naruto quien se acercara primero a él, pero admitía que comenzaba a desesperarse. Tenía templado esperar un par de días más. Incluso había almacenado varias copias en caso de necesitarlas más adelante. Ahora que Naruto estaba enterado de lo que él sabía, sería más fácil acceder a él cuando así lo quisiera.
 
-Ah, ya veo. Es un secreto- profirió con cinismo, apartando a Naruto de los hombros para verlo a los ojos. Todo el miedo albergado en sus pupilas bastaba para alimentar su ego. Lo tenía justo donde lo quería, podía incluso hacer llegar alguna de esas cintas a prefectura y Naruto sería separado inmediatamente de quien se hacía llamar su hermano, y al ser Naruto menor de edad, quizá dispusieran algún hogar temporal para él. Pero no era eso lo que buscaba, al menos no de momento.
 
-¿Qué quieres?- musitó Naruto, incapaz de moverse. Sentía su cuerpo pesado, la consciencia intranquila al corroborar sus propios pensamientos de que aquello estaba mal, no era correcto, de ningun modo. Y él había sido lo suficientemente estúpido para permitir que Sasuke se enterara de todo.
 
-¿No es obvio acaso?- se mofó Sasuke, devolviendo la cinta a su bolsillo. Naruto se mordió los labios con frustración. Quería encontrar una solución rápida, tenía que impedir que Sasuke mostrara ese video frente a toda la clase, pero por otro lado, jamás accedería a estar con él, de ninguna manera.
 
-¿Podemos hablar después de clases?- inquirió en voz baja, albergando la mínima esperanza de que Sasuke le hiciera caso. Entonces podría intentar recuperar esa cinta sin preocuparse a exponerse delante de sus compañeros.
 
-Las condiciones las pongo yo- soltó el Uchiha con despotismo. Naruto miró a uno y otro lado, como si esperase que alguien más intercediera por él, que alguien le dijera una respuesta concreta para dar, una decisión de la que no se arrepintiera después.
 
Entonces se madijo con todas sus fuerzas por haber rechazado que Menma lo acompañara esta vez al colegio. Quizá él habría podido hacer algo en su lugar.
 
Ignoraba hasta qué punto podía afectarlo la situación.
 
-En el primer descanso- profirió Sasuke, dirigiéndose hacia su lugar. Naruto se dejó caer sobre su pupitre, su cuerpo estaba rígido al igual que su rostro. Se quedó estático hasta que el profesor apareció por la puerta y dio inicio a la clase, pero aun con ello, Naruto se mantuvo ausente en todo momento.
 
**
 
Era un fastidio el hecho de no poder retornar al bar que había frecuentado los últimos días. El trabajo de medio tiempo que había conseguido en una gasolinera no le proveía lo suficiente. Sobre todo ahora que lo habían despedido de la fábrica de pirotecnia a la que había acudido las últimas semanas. Al parecer habían notado la falta de varios compuestos y por supuesto, se le había atribuido a él la culpa. Lo cierto era que no se arrepentía de nada, aquel empleo comenzaba a exasperarlo, presenciar la producción de pirotecnia era aburrido, asimismo contribuir en la elaboración. Hubiera deseado que lo ubicaran en las pruebas experimentales para al menos poder entrar en contacto con todas esas herramientas inflamables.
 
Decidió que buscaría algo más adecuado para él. Cualquier empleo relacionado con su fijación era más que suficiente.
 
Dejó de mirar el letrero del local y se giró rápidamente, quedando cara a cara con el desconocido a sus espaldas.
 
El sujeto enmascarado esbozó una tenue sonrisa que Menma no pudo contemplar. Apreció el filo de la navaja sobre su cuello y dio un paso hacia atrás.
 
-Buenos reflejos- lo halagó. Menma regresó la navaja a su bolsillo, esperando silente a que el hombre de mascara naranja le expusiera el motivo para haberlo estado acechando todo ese tiempo.
 
Se había percatado poco después de detenerse frente al vitral, lo había hecho con la intención de poder contemplarlo hasta que el desconocido efectuara cualquier movimiento sospechoso en su contra.
 
-No es fácil asentarse en un buen empleo, ¿no es así?- siguió hablando el enmascarado, propiciando que Menma lo mirara con mas irritación que antes. El papel con los requisitos pendía a escasos centímetros de la entrada.
 
-¿Qué quieres?- cuestionó cruzándose de brazos.
 
-Me llamo Obito, pero puedes decirme Tobi- le extendió la mano y Menma la miró con desconfianza. –Se habla mucho sobre un muchacho con tu apariencia que portaba un arma.
 
-¿Me has seguido por eso?- se desesperó Menma, arqueando una ceja con impaciencia. –No la tengo conmigo, me deshice de ella.
 
-No te confundas- tajó Obito, moviendo las manos insistentemente. –No te he seguido por eso. Personas que sean capaces de infundir miedo me son de utilidad.
 
Curioso por la propuesta, Menma inclinó el rostro hacia un lado, meditando las posibilidades de atravesarle la garganta o simplemente escucharlo.
 
-Quinientos mil ryos, dos noches. Pago por adelantado- sacó un fajo de billetes y se los entregó al pelinegro, que, sin vacilar, los tomó para comprobar que fueran legítimos.
 

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