“¡IDIOTA, TE DIJE QUE NO BAJARAS EL ANCLA HASTA QUE TE DIJERA!”
Nami gritóal igual como un golpe era propinado al capitán.
“Ah lo siento” fue su única respuesta.
Los piratas habían llegado al puerto de una nueva isla o mejor dicho, se encontraban cerca, por la cuestión de bajar el ancla antes de parar.
“Ahhh sabía que no debía dejarte a cargo del ancla” reprendió la mujer aún con furia. “Si tan sólo Zoro no se encontrara enfermo”
“Oi Nami” Llamó Usopp llamó. “¿Sabes qué esesta isla?”
“Esta isla es conocida comoHopetown”
“¿Hopetown?” repitieron los dos chicos.
“Oh, esta isla es Hopetown”
Los tres voltearon ante la nueva voz.
“¿La conoces Robin?” Nami inquirió.
“Nunca había venido aquí, pero las leyendas cuentan que cualquier persona que entra con problemas logrará resolverlos y sus sueños se harán realidad”
“WOW QUE GENIAAALL”--“¿En serio?” sorprendieron.
“Nunca había escuchado sobre una isla así” Sanji comentó atrás de ellos.
“¿Puede existir una isla que pueda hacer algo así?” ahora Chopper se daba lugar.
“Nadie sabe si en realidad es la isla, pero muchas personas aseguran que al entrar sus problemas se arreglan y si deseaban algo casi imposible se hacía realidad” le sonrió la pelinegra.
“WOW” nuevamente sorprendieron, pero ahora les acompañaba el pequeño reno.
“Aunque sea una isla milagrosa o no” prendió un cigarro el güero. “Necesitamos suplementos”
“¡Yuju!”
Y sin ningún miramiento, Luffy se aventó hacia la isla sin esperar a nadie, como usual; los demás sólo observaron como su capitán corría por las calles hacia el pueblo, no tenía remedio el chico. Así que sin perder más tiempo cada quien bajo a su propio ritmo, inclusive y para sorpresa de todos, Zoro también bajó.
“Oi Zoro” Nami llamó. “¿Ya te sientes mejor?”
“Me siento perfectamente” respondió indiferente.
Y sin permitir alguna pregunta, el peliverde se apresuró hacia el pueblo y perderse de la vista de todos.
‘Por fin solo’ pensó. ‘Realmente necesitaba un respiro, el estar en el barco cerca de Luffy y Nami simplemente me hace daño…’ dio un gran suspiro.
Zoro ahora al encontrarse sólo en un pueblo, buscaba por un lugar donde pudiera relajarse y olvidarse por un momento de Luffy, claro eso era imposible, pero no hacía mal tratar de engañarse. Y el único lugar para ello, era un bar.
Claro, otro de los grandes gustos de Zoro además de dormir, entrenar y pelear, era el beber, vaya vicioso era él, sobre todo cuando el hombre ya tenía cayo para el licor. No era fácil para él llegar a emborracharse e inclusive no recordaba si alguna vez lo había hecho, aunque en sí, eso no era importante, lo único que deseaba ahora era muchas botellas de ron y con suerte llegar a embriagarse para no recordar su amor por su capitán –si eso era posible-.
Al estar caminado por las calles, observaba por algún bar, sin embargo sólo veía tiendas se ropa, zapatos, restaurantes, souvenirs, entre más sin lograr encontrar su blanco. Así continúo un tiempo más hasta lograr encontrar uno.
‘Ya era hora’
Al entrar el bar varias miradas recayeron en él al instante. Zoro observó el lugar; era bastante grande además de encontrarse muy bien decorado -algo extraño para ser un simple bar-, habían varios camareros bien vestidos y los clientes parecían estar con sus parejas -lo cual era extraño porque habían muchas mujeres dentro-. Al terminar el chequeo, el espadachín caminó ignorando las miradas para llegar hasta la cantina.
“Déme una botella de Ron” voz demandante.
“Perdone señor, pero aquí solamente servimos a las parejas”
“¿Eh?”
“Si, este es un bar para parejas, si no tiene una pareja, siento mucho tener que correr…”
No terminó cuando una persona se mostró ante ellos
“No se preocupe señor” dijo el hombre. “Él viene conmigo”
“¡Tú!”
Zoro sorprendió al ver al hombre enfrente de él.
“Tiempo sin vernos, Roronoa Zoro”
Ace le sonrió, una cálida y gran sonrisa se mostró en su rostro…
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En otra parte de la ciudad, Luffy se encontraba curioseando el pueblo con gran ánimo.
“¡Wow!”
Sorprendió al ver la tienda, pero lo más increíble no era lo grande del lugar, sino la cuestión de no ser de comida, algo extraño si nos referimos al chico amante de la carne –y de cualquier cosa digerible-. El lugar era una joyería.
“¡Geniaal, la encontré!” hablo para sí.
Ante ello, el chico camino para entrar al lugar sin perder tiempo. Dentro, el lugar era impactante, muchas joyas tanto grandes como chicas se mostraban en sus estantes, sorprendiendo con su inimaginable belleza y brillo sin igual.
“Disculpe señor” la voz sacó del mar de gestos de sorpresa del moreno. “Puedo ayudarlo en algo”
“¿Eh?…ahh si” sonrió como usual. “Disculpe tiene anillos de Makeza"
La cara del vendedor cambió de una feliz a una totalmente impactante al oírlo, al mismo tiempo su cara se llenó de sudor frío.
“¿MAKEZA?”
“Sí, cuál es el problema” el pelinegro extrañó al ver el comportamiento del otro hombre. “¿No tiene?”
“No, no es eso señor” guardó compostura. “Lo que pasa es que me sorprendió su requerimiento”
“¿Por qué?”
“Jejejeje…la Makeza señor, es un material extremadamente caro y no cualquiera sabe de ella” acomodó sus lentes. “Solamente verdaderos conocedores de piedras la conocen, usted debe ser uno de ellos¿cierto?”
“No” simple respuesta.
“¿Eh!”
“La quiero porque una amiga me dijo que es una piedra rara y que sirve como anillo de matrimonio” resopló.
“Ahh…ciertamente, según cuentan las leyendas una vez que es entregada a la persona amada, los dos quedan comprometidos” sonrió. “Sin necesidad de padres, sin ceremonias, sin nada”
“Wow¿en serio?” dijo totalmente atónito ante lo dicho.
“¿Ehhh…no sabía?” el hombre quedó boqui abierto. “¡ENTONCES QUE DEMONIOS SABE!”
“Eh…ahh yo sabía que es una anillo que se da entre piratas”
“¿Piratas?” repitió perplejo. “Quiere decir que usted es…”
Luffy asintió firmemente, sin perder su sonrisa.
Pronto el hombre sintió como su vida pasada entre sus ojos ante semejante susto.
“¡Por favor no me lastime!” chilló. “Le doy el anillo, pero no me haga daño”
“Ah, pero yo no quie…”
No logró terminar la frase cuando el hombre corrió hacia un cuarto detrás del aparador principal, al regresar a la misma velocidad, una diminuta caja le fue entregada al chico.
“¡Tome, lléveselo pero no me lastime por lo que más quiera!” imploró. “¡Lléveselo, lléveselo!”
“Ahhh gracias”
Y con ello, Luffy salió felizmente de la joyería.
“Que persona tan amable” habló para sí. “Me regaló el anillo” sonrió. “Bien ahora ya tengo lo necesario para pedirle a Zoro que se case conmigo” rió a carcajadas, hecho mismo llamó la atención de la gente alrededor. “¡Ahora a comer¡CARNE!”
Nuevamente, Luffy volvía a ser el mismo de siempre…
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“¿QUÉ!”
El peliverde gritó a pulmón abierto sin importarle la demás gente del bar.
Los dos chicos se encontraban ahora sentados en una de las mesas del lugar, un poco apartados de todas las demás, aunque el simple hecho de ser los dos hombres llamaba mucho la atención y los alaridos de Zoro, no ayudaban mucho.
“Hey baja la voz quieres o quieres llamar la atención de la gente”
“¡AL CARAJO CON ELLOS, NO ME IMPORTAN!” bufó.
“De acuerdo, pero aún así baja la voz” el otro chico trató de mantenerse calmado. “Pero aún no me haz dicho una respuesta Zoro”
“Como quieres que te de una respuesta así de pronto” trató de calmarse. “De repente apareces después de un largo tiempo y me preguntas por algo así” volvió a exaltar.
“Hey no es nada del otro mundo sabes” sonrió. “Mucha gente lo hace…o es la primera vez que alguien te pide algo semejante” podía oírse picares en su voz.
“Ahh…yo…yo… ¡cállate!” gruñó, aún así un pequeño rubor se mostró en sus mejillas. “Cosas como esa no me han interesado nunca”
“Eso quiere decir que no” Ace sonrió.
“¡CÁLLATE!”
“Bueno Roronoa, me dirás si o no” volvió a insistir. “Sabes, no siempre suelo ser un hombre paciente”
“…”
Zoro no sabía que responder, la pregunta de Ace era inesperada, además de estúpida e increíble, sin embargo era una de las más esperadas por el espadachín. Cuando se dio cuenta de su amor por Luffy, aunque sabía su derrota en el corazón del chico alegre, siempre deseó oír esas palabras salir de la boca de su capitán, no obstante, era una simple fantasía.
“¿Por qué…?” empezó Zoro, Ace atendió al darse cuenta. “¿Por qué demonios quieres casarte conmigo, Ace?”
“Por cuál otra razón sería, porque te amo Zoro” respondió sin problemas.
Ante lo dicho, el peliverde aturdió. Después de saber que no podía estar con Luffy, jamás imaginó a nadie llegar amarlo y de repente como si nada, aparece Ace.
La respuesta ante semejante pregunta era realmente fácil, era un sí o un no, bastante sencillo; el único problema para decir el negativo al hermano mayor de Luffy, era porque el chico se había sentenciado así mismo como alguien que nunca podría ser amado. Ante ello, Zoro no sabía si debía corresponder los sentimientos de Ace o rechazarlos como fueron los suyos con el menor.
Nuevamente la situación de Zoro complicaba las cosas, para él la respuesta inminente era un «no»¿por qué, porque no amaba a Ace, sino a su hermano menor.
Al no saber que decir, el peliverde se mantuvo silencioso.
“Hey Zoro” la voz del mayor lo sacó de sus pensamientos. “Si no quieres casarte conmigo, entonces no lo hagas” adujo, voz suave. “En tus ojos puedo darme cuenta que no quieres hacerlo”
“¿Eh?”
“No te preocupes, entiendo” dijo mientras comienza a levantarse. “Me marcho, se cuando es mi derrota” ante ello comienza a caminar hacia la puerta.
“Espera”
Detuvo sus pasos para girar un poco, lo suficiente para ver de reojo al peliverde, quien se encontraba con brazos cruzados y vista hacia la mesa.
“¿Si?”
“Acepto” dijo, casi en susurro.
Ace guardó silencio mientras una sonrisa se dibujaba en sus labios…
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El tiempo pasó volando, tan rápido como un parpadeo la noche llegó y los tripulantes del Going Merry regresaron al barco, cada quien a distinta hora, todos a excepción de Zoro.
“Bowwww…cuánto más tardará Zoro”
Luffy comenzaba a desesperarse.
“Ten paciencia Luffy, no creo que tarde más” Nami trató de animarlo.
Los dos se encontraban en su camarote, la pelirroja se encontraba sentada en su escritorio con una tierna sonrisa dirigida al suelo donde el chico, se encontraba tendido girando de la desesperación.
“Te mueres por decirlo no, Luffy” lo miró con ternura.
“¡SI DEMONIOS!” clamó el claro, al tiempo se levantó de un impulso. “He esperado tanto¡YA QUIERO DECIRLE!”
“Jeje…tranquilo, Zoro ya no debe de tardar, ya lo verás” rió. “Por cierto Luffy” empezó la mujer, al oírla el chico atendió. “¿Compraste el anillo que te dije?”
“¡SI!” con ello saca una pequeña caja de sus bolsillos. “Aquí está”
“Déjame verlo” al tomarlo, lo abrió con suavidad, al verlo su cara sorprendió. “¡WOW!” maravilló al ver un anillo hecho totalmente de piedra de color roja semi transparente, con un brillo sin igual, era como un rubí, pero aún más bello. “Que hermoso es Luffy”
Luffy sonrió ante lo dicho.
“Sí, está muy bonito” rió. “¿Crees que a Zoro le guste?”
“Si no le gusta me lo puedes dar a mi Luffy”
“¿Eh? Pero si no quiero casarme contigo, yo quiero casarme con Zoro” un golpe es propinado en su cabeza.
“¡ESO LO SÉ IDIOTA! YO SÓLO QUIERO LA JOYA, NO CASARME CONTIGO” bufó. “De cualquier forma, dudo mucho que Zoro la rechace…pero”
Luffy extrañó.
“…pero que pasa si Zoro no te ama… ¿qué piensas hacer?”
La mirada del pelinegro recayó al suelo, como una sombra cubría sus ojos. No dijo nada.
“Nosotros estamos dando por hecho que Zoro te corresponderá, pero eso no es seguro” Nami continuó. “¿Qué harás si Zoro ama a otra persona o simplemente no te ama?… ¿eh?”
Más silencio.
“¿Luffy?”
“No lo sé” resopló, voz apagada. “Si eso sucede…no tengo idea de que haré”
“Luffy”
Con ello, un gran silencio fue impuesto en el cuarto…
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Las calles se encontraban solitarias mientras la luz de farolas era la única iluminación en ellas; pronto unos pasos revelaban la existencia de una persona caminando.
La solitaria alma era Roronoa Zoro. Caminaba en silencio, su mirada se encontraba hacia el suelo, sombras cubrían su rostro, como la mayoría de su cuerpo, sus pasos eran lentos y su mente parecía estar divagando como su usual.
‘…era lo mejor…’
Se repetía así mismo, tratando de convencerse aunque él mismo sabía la verdad…esas palabras era mentiras.
Zoro había aceptado la proposición de matrimonio de Ace y para el colmo el peliverde le pidió al otro hombre casarse de inmediato, en alguna capilla de por ahí. ¿Por qué? Habían varias respuestas para eso.
La primera y la cual constantemente se decía así mismo ser la verdad, era porque a pesar de todo, Zoro sentía algo por Ace, no tan grande como con su hermano, pero ahí se encontraban los sentimientos. Además, no quería rechazarlo como Luffy lo había hecho con él –aunque eso era falso-
Si esa era la constante mentira, la cual se repetía hasta el cansancio…pero a pesar de todo, Zoro no era ningún tonto y sabía perfectamente que eso no era verdad.
La verdadera razón por la cual lo aceptó era simple, quería olvidar a Luffy y al parecer la única manera de hacerlo fácilmente era comprometerse con Ace. De eso forma, Zoro debería ser leal a su esposo, con esto impuesto y su código de honor, lo haría dejar de pensar en el otro chico porque él ya no se encontraría libre, así todas las esperanzas por mínimas que fueran, se desvanecerían para siempre. Lo mismo lo llevó a quererse casar hoy mismo con Ace, entre más pronto fuera la «esposa» del chico de fuego más fácil sería poner en marcha el plan.
Esa era la realidad, aunque había una pequeña falla en el plan, no estimulada por el peliverde. Al casarse de inmediato con el vaquero, Ace quería llevarse a Zoro para estar los dos juntos, esto mismo conllevaría el dejar de ser uno de los miembros de los «piratas del sombrero de paja», lo cual no deseaba el peliverde.
‘Es lo mejor…no quiero estar ahí, no quiero ver a Luffy, es mejor así, si me voy con Ace podré olvidarme de Luffy fácilmente…quizás y con el tiempo…llegue amar a Ace’
Continúo las mentiras, Zoro sabía que no quería dejar el lado de su amor, aunque le doliera demasiado verlo con ella. Él quería seguir viendo al chico carismático del quien se enamoro, de aquel idiota que conquistó su corazón indomable, del pendejo al cual a salvado varias veces de ahogarse por cualquier estupidez, de aquel capitán quien ahora gobernaba en él. Sí, no podía dejarlo a pesar de todo, lo amaba.
Un suspiró fue lo único por parte del espadachín en aire de la noche.
El camino comenzaba a tornarse más largo de lo normal, a pesar de no haberse perdido como siempre lo hacía por su pésimo sentido de orientación, el cual en esta situación, sería muy útil; no quería regresar al barco.
‘Como demonios les explico lo que pasó…qué les digo…qué le digo a Luffy’
Ahora la preocupación invadía al peliverde, aunque en el exterior era difícil de saber si estaba así o no. Zoro se sentía…por primera vez en su vida, confundido. No sabía si su decisión fue la correcta o la incorrecta y aunque nunca le había gustando depender de los demás, ahora realmente pedía por alguien para ayudarle, necesitaba auxilio, no sabía que hacer, como actuar, se sentía perdido…y decían que el enamorarse era bonito. Para él era una pesadilla.
Así continuó el espadachín a lo largo del trayecto, poco a poco se aproximaba a su destino, el Going Merry…a su capitán.