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Una historia sobre un hombre que se volvió una bestia (Traducción finalizada) por yuniwalker

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"Oh no..."

El hombre volvió a retroceder un paso. Para este momento, no sabía si sus palabras daban miedo, lo hacían feliz, eran dolorosas o tristes. Pensaba que tenía que huir de inmediato y sin embargo, al mismo tiempo, surgió la pregunta de "¿Por qué?"
¿Por qué no quería que este chico supiera que era él? ¿Tan malo era estar enamorado? Estaba confundido y sofocado, más aún cuando todavía parecía estarse muriendo por escapar.

"¿Te fuiste porque no te gustó?"

"Oh no, no me pareció malo..."

¿Qué tenía que hacer? ¿Qué tenía que pensar? El hombre estaba terriblemente impaciente. Ser acorralado por un caballero era difícil cuando además estaba increíblemente enamorado de él. Su corazón golpeaba contra pecho, las sienes le estaban doliendo y un sonido de golpeteo impresionante resonó detrás de sus oídos.

Más que impaciente, podía decir que estaba muy nervioso.

"Entonces, ¿Por qué?"

La voz del caballero lo estaba haciendo enojar. El hombre estaba tan confundido entre seguir a sus sentimientos y seguir a su razón así que, sintió como si la desesperación se hubiera acumulado dentro de su pecho hasta desbordarse en forma de rabia. El hombre gritó mientras seguía su impulso:

"¿Por qué? ¡¡Solo con mirarme puedes entender por qué!! ¡¡Es porque volví a mi cuerpo original!!"

"... ¿Rolf?"

El caballero se estremeció ante el grito. No obstante, el hombre volvió a contestar:

"Cuando me desperté esa mañana, yo era quien estaba acostado a tu lado. No la bestia. ¿¡Cómo demonios iba a quedarme contigo luciendo así!? ¿¡Qué iba a pasar contigo cuando descubrieras que habías estado teniendo sexo con un hombre tan viejo como yo!? ¿Aceptarlo? ¡¡Es imposible!!"

Se escuchó la voz gritona de un hombre que estaba siendo gobernado por la ira. El caballero, obviamente, lo estaba mirando con unos ojos que gritaban lo sorprendido que eso lo había hecho sentir. Por supuesto, no hubo respuesta del caballero. Elías solo negó con la cabeza, así que el hombre comenzó a reír.

Era natural.

Era natural que Elías no lo aceptara. Entendía, pero verlo decir que "no" le había dolido justo como pensó que lo iba a hacer. Estaba lleno de emociones que no podían calificarse como de tristeza ni de odio así que el hombre gritó aún más enojado que al inicio.

"Tú no me quieres, es a la bestia."

El hombre se acercó al caballero, lo agarró por los hombros y lo miró como si estuviera intentando hacerlo entender. El color de sus ojos, profundos como el fondo del agua, estaban temblando. Luego, comenzó a tambalearse y retrocedió justo como lo había hecho él la primera vez.
El hombre reprimió sus emociones, exhalando un fuerte aliento como si no pudiera respirar. ¡Incluso había dicho cosas que no tenía o quería decir! Pero aunque ya estaba volviendo a recuperar la compostura, entendió que no había nada que pudiera salvarlo de seguir sintiendo que se asfixiaba. Era doloroso y lamentaba terriblemente que sus emociones se filtraran así.

"... Rolf."

El caballero, asustado y todo, miró vagamente al hombre y lo llamó utilizando el nombre que le había puesto a la bestia. En este punto, no tenía ni la más mínima intención de negar que era Rolf. El hombre volvió los ojos hacia el caballero y se rió con la nariz como si fuera un tonto.
Sin embargo, escuchar eso fue incómodo:

"No soy Rolf. Mi nombre es David. Este soy yo, no el lobo. Nunca volveré a ese cuerpo porque el truco ya no funciona. No puedo regresar a ser Rolf y no puedo volver junto a ti. Nunca me vuelvas a llamar de esa manera, por favor."

Frente al hombre, el caballero pareció perder las palabras por segunda vez en lo que iba del día. Luego, abrió la boca, temblando como si tuviera un terrible malestar:

"¿Es verdad ...? ¿Eres originalmente un ser humano?"

"Lo soy."

El hombre, todavía atrapado en la emoción que le había ocasionado ponerse a gritar, miró al caballero como si siguiera muy enojado con él. Y entonces, esperó pacientemente las palabras de un caballero que de seguro estaría muy enojado después de escuchar algo como eso. Estaba dispuesto a que hiciera pedazos su corazón, pero lo escondió y miró hacia abajo con una actitud tranquila.

Sin embargo, las palabras del caballero fueron inesperadas:

"... Fue malo tratarte como un animal de compañía".

"¿Eh?"

Era tan inesperado que sus emociones colapsaron. El caballero volvió a hablar:

"Tú eres mayor que yo. Y de todos modos..."

El hombre no tenía ni la menor idea de lo que quería decir el caballero. 

"¿Qué estas diciendo?"

Elías miró al hombre con el ceño fruncido, como si ya hubiera decidido lo que iba a decir a continuación.

"... Sigo pensando que eres hermoso."

"¿...Qué?"

¿De qué demonios estaba hablando?

Había dicho algo muy inesperado, así que la cabeza del hombre comenzó a sentirse mareada. Estaba tan sorprendido que ni siquiera sabía qué sentir o qué decirle. Todo lo que sabía, era que la reacción del caballero era completamente diferente de lo que haría una persona normal.

Y es que... Pareció que el caballero no lo odiaba.

Elías miró al hombre antes de reírse. Era como si tampoco pudiera entender lo que acababa de decir. Luego lo miró, extendiendo la mano igual a si estuviera pidiendo limosna, y le pidió que sostuviera sus dedos. Obviamente no lo hizo. No podía cuando no sabía cuáles eran las emociones que tenía dentro de él.

El caballero hizo una mueca de tristeza y murmuró, "Lo siento", al hombre que había tomado una distancia bastante considerable de él. Sin embargo, con una mirada seria que parecía estar plagada de determinación, volvió a hacer más pequeña la distancia entre los dos.

"No, espera. Tenía muchas cosas que decirle a Rolf cuando lo encontrara pero, ahora que eres humano... No sé qué decir. No sé, no sé ni cómo debería verte pero, todavía quiero intentarlo. Nada a cambiado en mi mente. Incluso ahora que sé que eres humano, no puedo evitar sentir que eres importante, adorable y lindo".

"¡No mientas!"

El hombre gritó. Sin embargo, el caballero negó con la cabeza.

"Me he enojado con Rolf varias veces en el pasado. Tenía una mirada severa cuando se enojaba conmigo pero, no importó cuánto ladró o las veces que me mostrara los colmillos, nunca me mordió."

Sin saber lo que el caballero quería darle a entender, el hombre volvió a dar marcha atrás.

"¡Todavía tengo el mismo sentimiento que esa vez! Si estás enojado, está bien. Igual creo que seré perdonado por ti en cualquier momento. Estoy dando por sentado que no me lastimarás."

"..."

"David, está bien. Si no puedes volver a ser Rolf, está bien. Con que seas tú me conformo."

El caballero dijo las palabras que el hombre no esperaba poder escuchar ni en un millón de años. Frases que pensó que eran imposibles. Pero al mismo tiempo que estaba sintiendo que no podía de la alegría, el hombre también estaba tan confundido que pensó que tal vez las palabras que escuchó eran... Mentira.
No, no era que sonara falso. Solo que... ¿Por qué? ¿Por qué las estaba mandando para él?

"Sé que estoy diciendo algo egoísta pero, no puedo soportar que no estés a mi lado...  Si no puedes perdonarme, es natural y lo entiendo completamente. Aún así, te espero. Voy a esperarte y voy a tratar. David... ¿Volverías conmigo?"

El caballero avanzó paso a paso hacia el hombre. David tembló, retrocedió otra vez y, en ese momento... Solo sucedió:

El cuerpo del caballero se derrumbó en un instante.

"... ¿Qué?"

Sin embargo, justo antes de que el cuerpo del caballero fuera golpeado contra el suelo, David pudo abrazarlo de inmediato y sostenerlo contra su pecho para que no se fuera a lastimar. Por supuesto, no habría sido posible sin la capacidad que todavía conservaba de sus días siendo una bestia. Quería pensar que era por sus sentimientos, pero podía ser que la naturaleza de la bestia demoníaca se estuviera haciendo más fuerte cuando estaba allí.

Al darse cuenta de eso, el hombre sintió un horror escalofriante. El hombre se había convertido en una bestia demoníaca en este lugar y, ahora Elías...

"Oye..."

Su pecho golpeaba como una campana. Hace unos años, después de perder el conocimiento, él se transformó en un lobo. Así que...

"¡Elías!"

El hombre se sentó en el suelo, todavía sosteniendo el cuerpo del caballero entre sus manos.

"... ¡¡Oye!! ¡¡Elias!! ¡¡Elías, despierta!!"

Pero no había reacción alguna por parte del caballero. Si sacudía su cuerpo, simplemente se sacudía de la misma manera y si lo palmeaba, solo pestañeaba por reflejo. Asustado por eso, el hombre siguió gritando muchas veces:

"¡Elias! ¡Elias! Levántate ¡Despierta, Elías!"

Abrazó su cuerpo contra el suyo y lo cubrió entre sus brazos para protegerlo.

"De ninguna manera ¿Es el truco de la otra vez?"

El caballero estaba pálido y parecía que no estaba respirando bien. Fue exactamente igual a esa ocasión.


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