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Una historia sobre un hombre que se volvió una bestia (Traducción finalizada) por yuniwalker

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El aliento del lobo se elevó hacía su cuerpo. Su pezón, que había sido lamido sin cesar hasta un punto en que ahora tenía fiebre, empezó a hacerle sentir un pequeño dolor. 

Y el dolor le irritó la parte inferior del cuerpo por alguna razón.

Se sentía como si no fuera suficiente...

Se sentía como si necesitara más.

El hombre aumentó el número de dedos dentro de él.

"... Ah."

No podía controlar su respiración.

Sacó su pecho hacia el lobo blanco y movió las caderas: "Elias..."

Se sentía bien.

Era muy placentero.

Esperaba tanto tener una relación más profunda con el lobo. Quería interactuar, quería conectarse más intensamente y también, más profundo.

La cintura del lobo blanco, que cubría y lamía a David, se estaba balanceando tanto que incluso él se emocionó con la misma intensidad.
El hombre pensaba que ya podía sujetar al lobo sin problemas. Estaba lo suficientemente preparado como para recibirlo.

Y mientras exhalaba, el lobo frotó su pene contra su pierna:

"¡Um!"

Cuando el hombre se estremeció, el lobo lo notó de inmediato y levantó la cara para comenzar a lamer ahora sobre su boca. Se sentía tan bien, que incluso el agujero en su trasero se apretó hasta el punto de dejar aprisionados todos sus dedos.

"¡Ah!"

Oh, de verdad se sentía muy bien.

La sensación, que se elevaba lentamente desde su estómago, hizo que el cuerpo del hombre fuera extremadamente sensible. No podía evitar que sus dedos jugaran con el agujero de su culo y de todos modos, quería más. Tocarse más y sentir más atenciones de Elías. 

Sacudió sus caderas, porque quería llegar muy, muy adentro.

"Ah, ah..."

El lobo blanco todavía estaba observando la situación. Notó que lo inspeccionaba como si tomara nota de todo lo que hacía así que, el rostro del hombre, que estaba emocionado, de pronto se comenzó a distorsionar.

"No mires."

Levantó la voz sin querer.

No quería que mirara a un hombre tan feo que además estaba jugando con su trasero. Seguro era desagradable.
Había olvidado que estaba mostrando intencionalmente la forma de su cuerpo así que, de pronto, se dio la vuelta para escapar. 

Pero cuando estaba temblando, sintiéndose culpable por su apariencia, un repentino placer golpeó al hombre:

"Espera..."

El hombre tembló porque el lobo lo estaba lamiendo más fuerte.

"Elías. Elías..."

El hombre sostuvo la cabeza del lobo con la mano que tenía libre. Sin embargo, cuando fue lamido con su larga lengua desde arriba para abajo, los dedos, con los que se suponía que debía empujarlo, lo sostuvieron como si quisiera que ahora lo abrazara.

"Elías..."

Los músculos de su espalda se tensaron. La sensación de eyaculación se hizo tan fuerte que su cintura tembló y después, sintiéndose impaciente por poder alcanzar el climax, gritó y sacó sus cuatro dedos de su culo para comenzar a suplicar:

"Bueno, está bien. Ya está bien así que ponlo. ¡¡Está bien que lo pongas ahora!!"

El hombre estaba ansioso, pero su cuerpo era tan necio que había empujado al lobo para hacer que lo dejara en paz. 
El lobo gimió, muy insatisfecho. Era un macho en celo que no podía resistir que su pareja fuera tan necia cuando era evidente que lo deseaba tanto.

Lo que quería no era un pequeño placer ocasionado por la masturbación, sino a Elías. Quería una profunda comunión con el caballero. Una relación que lo conectara con él de un modo que se sintiera casi eterno.

"Espera un minuto, no podemos hacerlo en esta posición".

De repente, notó que seguían sentados. El placer era demasiado fuerte así que era obvio que los dos estaban confundidos.

El hombre finalmente se acostó sobre su cuerpo tembloroso y sensible y dejó que el lobo blanco rugiera.

"¿De verdad estás bien conmigo?"

El hombre sonrió ante la insoportable aparición del lobo, que se había quedado a medio camino encima de él. Estaba intentando alimentar el hecho de que el hombre lo quería, incluso aunque fuera inimaginable. El excitado e irrazonable David le mostró al lobo blanco el agujero en su culo:

"¿De verdad me vas a abrazar, Elías?" El hombre había intentado provocar al lobo abriendo todavía más su ano. "Vamos."

La bestia saltó, gimiendo casi al mismo tiempo que lo hacía el hombre.

"¡¡Ah!!"

El grito de David hizo eco en la habitación. El lobo, inclinado ahora detrás del trasero del hombre, había metido un objeto largo y delgado completamente hasta el fondo.

"¡Ah!"

David intentó soportar el estímulo mientras temblaba.

No dolía y no era tan grueso, sin embargo, era duro y largo y en la parte de atrás, en un ano que no había utilizado de esa manera, lo estaba estimulando tanto que una voz lastimera se filtró sin su permiso. ¡Era completamente diferente de lo que había sentido la última vez que estuvo a su lado! Estaba allí, tocando en lugares que normalmente no notaría. El hombre incluso temió que le perforara el estómago.

El lobo había decidido estimular dentro de él mientras se movía hacia adelante y hacia atrás en pequeños pasitos. Aunque lógicamente eso aumentaba la sensación de presión al extremo.

"Ah, ah, ah..."

El cuerpo entrenado del hombre comenzó a temblar con fuerza. Su interior estaba tan apretado que se preguntó si había sido fácil penetrarlo o había logrado hacerle daño.

Un grito lleno de dolor y el aullido de un lobo, que parecía estar de buen humor, se podían escuchar desde todos lados del cuarto. Elías le lamió la nuca y luego lamió su oreja como para tranquilizarlo a pesar de que estaba tratando desesperadamente de respirar mientras enterraba su rostro contra una almohada. Al final, enroscó la punta de su lengua en la parte posterior de su oreja, en el lóbulo, en la entrada y dentro de su canal auditivo también.

"Ah, ah, ah..."

Estaba sorbiendo y chupando, así que se sentía igual a si estuviera golpeando justo dentro de su cabeza. 

"Ah... Maldición, maldición. ¡Ah!"

Aunque trato de aguantar para no temblar de nuevo, el placer de seguir lamiendo y la opresiva sensación en el fondo de sus nalgas, hizo que se moviera como si fuera presa de una convulsión de verdad terrible. Claro, el movimiento era muy diferente de tener relaciones sexuales con humanos. Las pequeñas vibraciones del lobo perforaban su espalda mientras se enterraba y el pene, que debería haber sido delgado, aumentó gradualmente de volumen hasta pegar con algo que sentía como sus intestinos. Sobre todo, Sintió que el tamaño de su raíz era exagerado. Como un tapón en su entrada.

El estímulo del lobo blanco, lamiendo su oreja, hizo que la pared interior que sostenía al macho se contrajera y se apretara hasta aumentar la sensación.

"Para, para por favor..."

Las lágrimas se acumularon en sus ojos. El hombre estaba sintiendo que todo el cuerpo se le llenaba de un intenso placer, incluso mientras gritaba y aunque dolía. El vientre le temblaba y su torso se inclinaba para intentar escapar...

Y extrañamente eso estimulaba aún más el placer.

"¡Ah!"

Mientras el hombre gritaba, el lobo blanco dejó de moverse solo para hacer que sus embestidas se reanudaran nuevamente segundos después. Al parecer, el lobo blanco estaba tratando de detener su movimiento. Era solo que parecía muy difícil.

"Ah, ¡Elías!"

Cuando el hombre gritó, el lobo hizo lo mismo: "Kyu, Kyu". Y cuando dijo "¡Espera!" y sacudió sus caderas, el lobo blanco gruñó otra vez y empujó con fuerza para golpear sus caderas contra sus nalgas.

"¡Ah!"

El cuerpo del hombre se volvió hacia atrás de nuevo, pero el lobo ya no intentó detenerse en esta ocasión. Ladró, rugió y lo penetró una vez más con un movimiento bastante monótono. Y el tiempo que siguió siendo sacudido, se sintió terriblemente largo para el cuerpo del hombre.

"Ah, ah, ah..."

Su voz ya no se podía reprimir. Era doloroso, pero también había un placer que era encantador.
Su cuerpo estaba reaccionando sin permiso así que su agujero, el que contenía al lobo, comenzó a succionarlo y a temblar. Era duro, pero maravilloso, y había logrado hacer que ya no pudiera pensar en nada.

"Ah, ah ..."

Sintió una sensación de opresión enfermiza. El cuerpo se le debilitó e incluso las rodillas le colapsaron y se cayeron. Sin embargo, no había señal alguna de que el lobo se fuera a salir. Y el bulto en la base de su pene incluso pareció hacer más fácil la tarea de mantenerlos firmemente unidos a los dos.

David no quería pensar en nada. Deseaba dejarse llevar por este placer. Solo ser, Elías, él y este momento feliz.

Y luego, finalmente pudo sentir la eyaculación larga del lobo. Larga, pero rápida, porque se sintió como si con un solo disparo hubiese logrado llenar su estómago.

"¡¡¡¡Ah!!!"

Gritó. Se sintió tan bien que fue como si sus otros sentidos estuvieran terriblemente embotados.

"Elías, más, ¡Más! Dame más, quiero que me vuelvas loco. ¡Haz que no pueda sentir nada más que a ti!"

Solo ahora, solo en este momento. Pensó.

Después de eso, el ritmo se repitió nuevamente y el lobo siguió buscando proporcionarle un nuevo placer. A partir de ahí, se sintió como si hubiera sido golpeado por un montón de deseos locos. Su razón voló, lo azotó y continuó levantando una voz incontrolable que sacudió sus caderas.

Estaba tan necesitado, que el último recuerdo que tuvo fue que sus manos y pies no pudieron soportarlo y se derrumbaron en pedazos. También recordaba seguir llamando el nombre del caballero todo el tiempo.


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