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Una historia sobre un hombre que se volvió una bestia (Traducción finalizada) por yuniwalker

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"¿Elias?"

Ante una voz repentina, Elías y David miraron a sus espaldas. Había un caballero con uno de esos uniformes de la guardia.

"Oh, ¡Amigo!"

El caballero se acercó y golpeó a Elías en el hombro. David suspiró para sus adentros cuando Elías respondió con una suave sonrisa y le tomo la mano. Era un rostro familiar. Sin embargo, era una historia de cuando era una bestia demoníaca.

Desde un punto de vista objetivo, lo describiría como un joven agradable, pero a David no le gustaba mucho este caballero.

El hombre miró a Elías de la cabeza a los pies con interés y sonrió:

"Escuché de otro guardia que te convertiste en mercenario. La verdad, me preocupaba que no te quedara bien. Pero te veo bastante feliz."

Mientras se reía, golpeaba los brazos de Elias y también su espalda.

No era de su incumbencia.

Posiblemente este caballero no tuviera la intención de ridiculizar a su colega caído. Sin embargo, no pudo evitar distorsionar el contenido de sus palabras y pensar en lo peor. Además, el movimiento del hombre era bastante brusco. Que le hablara y que tocara a Elías casualmente era desagradable y lo hacía enojar.

Cuando era una bestia demoníaca, David a menudo intentaba alejar a las personas de Elías. Comenzando con una petición juguetona de montar (sentarse en ellos hasta aplastarlos), tratar de jugar con la pelota (correr detrás de ellos para sacarlos de la casa), e intentar besarlos (darles cabezazos). Elías confiaba mucho en que la bestia demoníaca no le haría daño a los humanos, e incluso si gruñía o ladraba, aullaba o hacía un lío, no era algo que necesitara de su atención así que los hombres estaban desprotegidos ante él y sus celos.

Este ex colega caballero suyo decía que le gustaban los perros. 

En ese momento, tanto Elias como el hombre estaban teniendo una conversación bastante animada sobre las bestias demoníacas y sus cuidados, pero desde la perspectiva de David, que estaba analizando todo, era una trampa. Tal vez daba la impresión de "la bestia demoníaca me gusta mucho y por eso me estoy acercando a ti" Pero en realidad nunca tuvo la atención dirigida a Rolf. Nunca fue Rolf lo que quería sino llegar a Elias.

Inadvertidamente recordó la desagradable sensación de la vez en que había acercado su rostro al suyo para apartarle una pestaña... Y quiso ladrar aunque fuera un cuerpo humano.

Sin embargo, por la apariencia de Elias, pareció que no odiaba este reencuentro. Más bien, estaban hablando alegremente de la última situación que enfrentaron juntos y recordando cosas inútiles. Y no quería ser quien interfiriera con el reencuentro de su amigo. 

"Recientemente, me he acostumbrado al estilo mercenario. Al principio, sentí que estaba un poco fuera de lugar, pero ahora siento que ya todo es más fácil."

David volvió la mirada hacia Elias, quien estaba hablando sobre su trabajo

Los mercenarios solían ser un grupo de personas que vivían moviéndose constantemente, cazando y ensuciando sus manos, así que había algunas personas que no entraban en esa categoría, como Elías. Sin embargo, era cierto que la impresión limpia y ordenada del pasado se había desvanecido y su masculinidad salvaje estaba siendo ahora cada vez más fuerte. La atmósfera de caballero permanecía, pero también era exquisitamente poderoso ahora. Sin embargo, en todo caso, los mercenarios ya se habían acostumbrado a la existencia de Elias.

David suspiró. La bondad de Elías todavía podía verse en los gestos más casuales. A muchos mercenarios no les gustaba estar cerca de personas bien educadas porque cuanto más marcados o ridículos fueran sus ademanes, comenzaban a tener más complejos de inferioridad y celos. Tal vez, hasta salía la naturaleza anhelante de los hombres que vivían así porque no tenían otra opción.

Mientras miraba a Elias, quien había dicho que estaba familiarizándose mucho con los mercenarios, el hombre sonrió y preguntó:

"¿Entonces conoces al grandulón detrás de ti?"

El ex colega caballero había dirigido su atención a David, pero David, que no quería involucrarse, decidió ignorarlo. No le gustaba este sujeto y no quería participar en hacer de la conversación algo más largo.

"Oh, es mi hombre."

"¿Ah? Tu... ¿Umm? Eso suena un poco tonto."

El caballero estaba teniendo dificultades para reaccionar ante la presentación de Elías. Tal vez porque no podía analizar la palabra "Es mi". Y ahora que lo pensaba, era una reacción muy natural, incluso si también era desagradable. las personas que no le gustaban no le gustaban, no importaba lo que hicieran.

"Me voy a casa."

David suspiró sin ocultar su cansancio y su mal humor.

"¿Qué?"

"Si la historia se alarga, volveré primero".

"No. No voy a dejar que hagas eso.
Regreso contigo".

David quedó satisfecho con la respuesta de Elías, que respondió sin vacilar y sin decir que le dejara unos minutos. David le sonrió al caballero, como para que viera que siempre lo elegiría a él y que podría irse al demonio. El caballero, que notó la sonrisa triunfal, abrió los ojos y desvío la cara hacía otro lado diciendo "Ah, a eso se refería con su hombre."

En realidad David no era una mala persona. Si Elías quisiera hablar más, se lo hubiera dicho. No se interpuso en el camino porque nunca lo obligó a irse con él. Elías no era un niño y podía tomar sus propias decisiones.

Por eso David sonreía como si lo provocara.

"¿De verdad te vas?"

"Sí, debo ir a casa"

"¿Por qué?"

"¿Porque sí?"

Mientras se reía, Elías se despidió del caballero "Nos vemos".

El caballero sonrió a Elias a su propio ritmo, asintió y le dio un golpe en la espalda.

"¿Quieres vernos mañana?"

"No."

"¿¡Ah!?"

David se rió de las palabras dirigidas a su excolega caballero. Le dio la espalda al hombre y levantó la mano como para despedirse por última vez . Luego se alineó a su lado.

"¿No?"

"Es un bastardo."

"¿Por qué?"

"Es un tipo estúpido que no se da cuenta de lo lindo que eres. Es decir, fue un tanto grosero contigo."

"... Creo que eso es normal."

Pero incluso si ese caballero no era su mejor amigo, podía ver la pequeña alegría con la que hablaba sobre sus tiempos en la guardia. ¿Era realmente solo alegría? De repente, surgió un sentimiento similar a la ansiedad y David vaciló en mirar a Elias y preguntarle si se arrepentía de ser un mercenario.

No debió arrastrarlo a esto. 

David pensó un poco y dejó escapar un nuevo suspiro:

"Elías, tú..."

"Estoy feliz".

Ante el repentino murmullo de Elías, David se tomó un momento para preguntarse si se leían sus emociones.

"… ¿Qué?"

"Lo estuve pensando mientras hablaba con él. Estoy feliz de estar haciendo esto ahora".

"¿Pero qué dices?"

Elías mira a David con una suave sonrisa.

"Me preguntaba qué habría sido de mi si todavía estuviera allí. Lo imaginé y pensé en como era en comparación con cuando estoy contigo... Oye, David. Tengo suerte de estar aquí y de hacer esto. Estoy agradecido".

"Yo..."

"Me alegra que tengas los mismos sentimientos que yo".

"... Felicitaciones por tus poderes de adivinación."

David apartó un poco la mirada y trató de burlarse de él como para restarle importancia a la situación, pero Elías solo sonrió.

"Además, me encanta cuando estás celoso. Es como si hubiera visto a Rolf otra vez." Elías luego se volvió hacia su rostro y susurró al oído a David: "Eres muy lindo".

"¿¡Qué estás diciendo en un lugar así!?"

David gritó sin darse cuenta. ¿Eres lindo? ¿Es como si hubiera visto a Rolf? ¿¡Qué era eso!? Para su molestia, pareció que realmente recordaba las cosas que había hecho cuando era una bestia demoníaca. Escabullirse, saltar y dar cabezazos en el vientre a las personas. A veces los celos eran muy fuertes y a veces lo ignoraba en su habitación. Y cada vez, Elías derramaba una sonrisa en su dirección y acariciaba todo el pelaje de la bestia.

Estaba avergonzado.

"Cállate".

Junto a David, que fruncía el ceño, Elías se estaba riendo mientras lo abrazaba. Al mismo tiempo, surgió la incómoda sensación de ser entendido sin comunicarse con palabras. David levantó el puño en el aire y comenzó a golpear el pecho de Elias suavemente con el dorso. Y después de intercambiar algunos pequeños golpes, lo último que llegó fue una risa y un montón de besos.

Hay cosas que cambian si estás vivo. El cambio es tanto una pérdida como una ganancia. Para David, los cambios de los últimos años solo se sintieron con un sueño hermoso. Pero lo que se perdió fue algo demasiado grande para Elías. Sin embargo, ahora Elías susurraba que era feliz, incluso después de comparar todo lo que perdió. Elías contaba lo que había ganado pero no lo que dejó atrás.

El nostálgico reencuentro llegó y se fue sin remordimientos para Elías. Y tal vez, en el futuro, sin importar cuántas veces se produjeran estos momentos, siempre estaría tranquilo y tomando de su mano.

Notas finales:

¡Gracias por leer hasta el final!


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