La familia había aumentado.
El caballero sintió el horror del impulso que lo había llevado a tomar al lobo demoníaco y llevarlo a los casa. Si existía una persona muerta por alguna causa desconocida dentro de la jurisdicción de la ciudad, era inevitable que lo investigaran a él antes que a nadie.
Cuando fue al bosque, no había cadáveres y no había evidencia alguna de magia. Y en cambio, encontraron un lobo lo suficientemente tierno como para que deseara ponerle nombre y aventarle croquetas. Incluso tuvo que darle dinero a los mercenarios que planeaban raparlo y venderlo por partes. ¿Siempre fue un amante de los animales tan feroz como para defender incluso a un demonio? No lo creía. Algunas personas dijeron: "¿Por qué no lo ofreces en el mercado negro?" "¿Por qué no nos das su pelaje?" Pero tan pronto como ellos se acercaban a la bestia demoníaca, este lobo se daba la vuelta y ladraba con hostilidad: "¡Gyauu!" Arrugando la cara, enseñando los dientes y empezando a gruñir. Cuando el caballero gritaba "¡Hey! ¡Basta!" Inmediatamente resoplaba como si estuviera en problemas, bajaba la cabeza y se iba a un rincón.
Al final, uno de ellos se rió y le golpeó el hombro para decirle: "Parece que le gustas al perro". "Escuché que es difícil criar una bestia demoníaca", y también un montón de palabras de ánimo al respecto.
De ahora en adelante, tenía que obtener un permiso especial para criar bestias demoníacas y averiguar cómo hacer que creciera adecuadamente. El caballero estaba preocupado de lo problemático que podría llegar a comportarse. Después de todo, no tenía que olvidar que las bestias tenían un temperamento duro, eran carnívoros y atacaban a los humanos cuando crecían. Eran criaturas desagradables. ¿Y qué tan posible era hacer que siguiera siendo lindo? ¿No era mejor matarlo después de todo? Pensando en eso de nuevo, el caballero suspiró. Por supuesto, eso sería lo mejor para su futuro... Pero no sintió que pudiera solo ir y acabar con él. A fin de cuentas, este pequeño lobo no había mostrado hostilidad hacia el caballero, ni siquiera cuando lo pateó en ese momento. A pesar de que estaba herido, no gemía ni estaba alerta y se limitó a mirar al caballero con sus ojos bien abiertos, como para grabarse todo.
A los pies del caballero, el lobo comenzó a gruñirle. El hombre se dio cuenta de que estaba preocupado por lo que podía llegar a pasar: "Oh, no te preocupes. Si no lastimas a la gente entonces no va a haber problema y vas a poder hacer cualquier cosa que quieras".
No tenía sentido decirle eso a una forma de vida que no podía entender el idioma, pero igual quería hablarle. Fue solo un soliloquio para calmar sus sentimientos. Sin embargo, el lobo se sentó a su lado y ladró "¡Kya!" Así que, al ver eso, el caballero de repente pensó que este lobo reaccionaba como si de verdad lo pudiera entender.
Cuando lo pensó, de hecho fue así desde el principio.
"... ¿Entiendes lo que digo?"
El caballero hizo una pregunta, medio en serio, medio en broma, pero muy inaudita para alguien como él. Hubo un momento de silencio, y con una mirada vivaz, el lobo respondió: "¡Kyau!"
¿Podía ser posible? El caballero continuó haciendo preguntas para confirmar la situación:
"¿Te gustan las aguas termales?"
"¡Cha!"
"¿Te gustaría comer arroz?"
"¡Cha!"
"Es mentira, comamos verduras"
"Um..."
Cuando hablaba en tono firme, respondía claramente, y cuando hablaba más suave, parecía disconforme. El caballero decidió que probablemente era solo el lobo reaccionando al tono, no al contenido.
"Ya."
Se avergonzaba por haber esperado más de lo que en realidad era.
Cuando el caballero se cubrió la cara y suspiró, el lobo le lamió las yemas de los dedos mientras chillaba.
"Eres un niño amable."
El caballero se rió y movió su mano lamida, haciéndole cosquillas en el cuello al pequeño animal. El lobo expuso cómodamente su garganta e hizo una voz bastante dulce en respuesta. Mirándolo, el caballero reconsideró el hecho de "entender" y no "entender".
Los perros escuchaban los comandos humanos dependiendo de su entrenamiento. Y la inteligencia de la bestia demoníaca ciertamente tendía a ser más alta que el promedio. De hecho, este lobo era sabio. Leía y reaccionaba a las emociones del caballero, como si lo conociera. Tal vez era el animal de un hechicero o lo había utilizado para algún experimento.
El caballero volvió a sus cabales y se burló de si mismo por pensar en eso. Sin embargo, era verdad que se trataba de una bestia demasiado inteligente para su propio bien:
"Continúa siendo sabio, amiguito, pero no muestres esto a los demás. Sé obediente. Esa es la condición para que puedas vivir conmigo sin ser perseguido por los humanos".
No creyó que funcionaría, pero no pudo evitar intentarlo. Si no quería que mataran a esta adorable bestia demoníaca, esperaba que lo pudiera comprender y que cooperara con sus propósitos.
La bola de pelo oscuro miró al caballero con una expresión confundida y luego respondió, "¡Kya!"
Cuando el caballero escuchó esta respuesta tan enérgica y confiable, miró hacia el cielo, con un sentimiento amargo, y finalmente suspiró.
Sin embargo, a pesar de las preocupaciones del caballero, el lobo creció sin problema alguno. Después de medio año, el tamaño de su cuerpo no era diferente al de un animal adulto. Un lobo tardaba dos años en crecer tanto física como mentalmente así que ¿Qué pasaba con las bestias demoníacas? Al parecer crecían más rápido que un perro, pero no podía saberlo con seguridad porque había muy pocos criterios para eso.
La bestia demoníaca todavía quería al caballero y por consiguiente, siempre estaba de su lado. Los otros caballeros evidentemente se burlaron de ello.
"Lo has vuelto flojo. Ya no es una máquina de pelea, es una bolsa gorda de papas."
Una bestia demoníaca adulta yacía bajo los pies de un caballero que se reía a carcajadas. Ya no era un lobo pequeño, sino una buena bestia adulta cuyo cuerpo era tan grande y pesado como el de un macho adulto. Cuando se ponía de pie, su espalda daba a la altura de la cintura del caballero y si se paraba sobre sus patas traseras, definitivamente era más grande que él. El caballero sonrió y acarició la cabeza a la bestia demoníaca, que se había puesto de pie mientras gemía. Era como si estuviera de mal humor por esos chistes.
"Es un gato más que un perro."
La bestia demoníaca dejó de gemir tan pronto como el caballero lo tocó y su pequeña cola tupida se balanceó entonces para mostrarle que deseaba más caricias.
"Eres realmente lindo. Eres lindo."
Cuando el caballero, incluso con su mirada severa de siempre, acariciaba sus mejillas, sus colegas se encogían de hombros como si estuvieran verdaderamente consternados.
"Ah, hermano. ¿También debemos moverte la cola para que nos trates bien?"
"No seas estúpido, esto es especial. En lo que a mí respecta, es mi pequeño niño inteligente."
"El padre idiota."
"Puedes decir cualquier cosa, me da igual." Riendo, el caballero se arrodilló y le dio unas palmaditas en la cabeza para terminar por hacer coincidir su frente con la del lobo. "¿Verdad que sí?"
Susurrando con una voz que solo un lobo podía oír, el caballero abrazó el cuerpo de la gran bestia como si tirara de su cuello: "Eres precioso, tan precioso como nadie".
Desde el principio, el lobo le había tenido tanto cariño al caballero que todo el mundo se preguntaba: "¿Es este un perro o una bestia?" Los oficiales que tomaban medidas contra las bestias demoníacas, que habían estado observando su comportamiento, descubrieron que el demonio era obediente al hombre incluso cuando se hizo adulto y más temperamental. Decidieron que le gustaba la gente debido a su poder débil y también a su baja capacidad de autodefensa. Cuando una persona que no era su dueño, osea otro caballero, intentaba dominarlo, se ponía de mal humor y nunca escuchaba sus órdenes. Aunque eso no significaba que mostrara la violencia suficiente como para dañar a los humanos.
Era demasiado perfecto. Y por eso el caballero lo amaba.