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- ¡Guau! No sabía que Mimi-chan conociera a tanta gente, hermano. - Hikari comenzó a sacar fotografías. Aún a sus dieciocho años era una fanática de las cámaras. La miré sorprendido.
- ¡Y yo no sabía que tu usaras esas mini faldas! - Le dije molesto. No me imaginaba para que se había puesto esa ropa.
- Bueno, es que después de la fiesta Miyako y yo iremos... Ya sabes... - Se veía nerviosa.
- Dudo mucho que vayan a pedir dulces. - Le dije sarcásticamente. -
- No, solo a comerlos. - Me dijo con una sonrisa maliciosa, mientras yo me sonrojaba bastante. - Así que no vayas a aparecerte por la casa en toda la noche.
- ¡Qué! ¿Y a dónde diablos voy a dormir? - Mis padres habían salido de viaje y volverían hasta dentro de una semana.
- Tienes opciones, hermanito. -Me sonrió divertida y por mi mente desfilaron algunos rostros conocidos. Para Hikari no era un secreto que me encantan los chicos, y por supuesto tampoco que en mis más lejanas fantasías me encantaría pasar una noche de sexo desenfrenado con Yamato o con Koushiro... Ya me veía yo poseyendo a alguno de los dos con total dominio sobre ellos, porque son tan ligeros, tan delgados, tan frágiles, tan violables... bueno, ustedes me entienden. Iba tan concentrado en mis pensamientos que no pude prevenir su conocida tacleada y terminé en el suelo con él encima.
- ¡Y la victoria es para el gran Naruto Uzumaki! - Alzó los brazos en señal de triunfo.
- ¡Bájate de mí, grandísimo baka! - Le grité. Era uno de mis mejores amigos, pero a veces tenía que admitir que me exasperaba. Vi como Hikari se alejaba de mí para acercarse a un grupo de chicas. Había una rubia y una peli rosa abrazadas de la cintura, y una peli morada, que al ver a mi hermana, gritó de emoción y corrió a besarla efusivamente. Su nombre era Miyako y llevaban ya seis meses de noviazgo. Hikari y la rubia iban disfrazadas de brujas, con unas mini faldas y escotes pronunciados. En cambio, la peli rosa y Miyako iban vestidas de unos guapos vampiros, con sus labios pintados de un rojo intenso y unos blancos colmillos. Un escalofrío tétrico me recorrió mi espalda, al imaginarme a esas cuatro haciendo desfiguros en mí casa.
- Vaya, no sabía que Hikari-chan conociera a Ino-chan y Sakura-chan. - Naruto seguía sentado sobre mí.
- ¡Que te bajes de mí, Naruto! No soy tu cama. - Le grité molesto. Se levantó de un salto y pude ver su apariencia. - ¿De qué rayos te disfrazaste?
- ¿No es obvio? Soy una calabaza - Me sonrió orgulloso. Usaba un llamativo traje naranja, muy parecido al que usaba cuando tenía doce años, y sus ojos y labios iban pintados de negro. Creo que podría haberse esforzado un poco más.
- ¿No se supone que teníamos que ser calaveras? - Recordaba que en el grupo se había propuesto que los chicos iríamos todos con el mismo disfraz. Ambos nos miramos con los ojos entrecerrados, hasta que una conocida voz se escuchó a nuestras espaldas.
- ¿Y no se suponía que íbamos a ser gatos negros? – El rubio chico de ojos verdes llegó a nosotros con gran agilidad.
- ¿Es enserio, Chat? – Ambos preguntamos con sorpresa.
- ¿Qué, tengo algo malo? – De inmediato se llevó las manos a sus orejas, como si fuera su mayor atractivo. Si me lo preguntan a mí, creo que con ese ajustado traje de piel que utilizaba su punto más atractivo era su musculoso torso… Digo, solo si me lo preguntan. Naruto y yo solo intercambiamos miradas de resignación. Sé que por un tiempo ambos fuimos considerados un poco torpes e ingenuos, pero creo que Chat Noir se llevaba las palmas de oro.
-Chat, tu siempre estás vestido de gato negro. – Le dije tranquilamente.
-Además, el disfraz era de calabaza. – Interrumpió Naruto.
- ¡Qué no! – Lo interrumpí. – Era de calavera. – Ambos chocamos nuestra frente, dispuestos a defender nuestro punto de vista. Chat solo nos miraba divertido.
- Dejen de discutir, par de cavernícolas. – Una conocida voz llegó a nuestras espaldas. Sabía exactamente de quien se trataba.
- ¡Cuñado! Dile por favor a este baka de que era el disfraz. – Continúe presionando mi frente contra Naruto, así que solo pude escuchar su suave risilla.
- En primer lugar Taichi, hasta que no te confieses a mi hermano no seremos cuñados. – Sabía que estaría sonriendo. Hacía meses que me fastidiaba con lo mismo. Pero ¿es que no se daba cuenta de lo difícil que era para mí decidirme a decirle algo al chico más popular de la Universidad? – Y en segundo lugar, el disfraz era de vampiro.
- ¿Qué? – Naruto y yo nos separamos y de inmediato lo miramos.
-¿Te disfrazaste de vampiro? – Naruto comenzó a rascarse la cabeza.
- Corrección, del maldito Myotismon. – Takeru sonrió satisfecho, mientras se cubría con la capa la mitad del rostro pintado. Sus labios de veían de color morado y su rubio cabello iba pulcramente peinado hacía atrás.
-¿Y ese quién es? – Preguntó Chat.
- Un Digimon que… - lo miré, no creía que él o Naruto hubieran visto ese anime. – No importa, digamos que era un vampiro malvado de una caricatura que veíamos de pequeños. – Ambos asintieron un poco confundidos.
- A mi háblame de ninjas o samuráis. De eso si conozco. ¡De veras!- Naruto siempre había sido un gran fanático de los shinobis y toda esa historia a su alrededor.
- Y a mí dime de comics y superhéroes. – Chat de verdad era un experto en la materia.
- Pero regresando al tema inicial, Takeru. – Lo miré de frente. – Solo entre las chicas se iban a disfrazar de vampiro.
- ¿Quién lo dijo? – Takeru venía con ganas de discutir. Era parte de su personalidad bipolar.
- ¡En el grupo! - Gritamos Naruto y yo. Y la discusión volvió a comenzar. Chat solo nos seguía mirando divertido, como si fuera algo genial ver a tus amigos discutir por idioteces.
- Solo te faltan las palomitas, Chat. – Le dijo un chico peli azul mientras lo abrazaba por los hombros. Chat rio alegremente.
- Es que no hemos llegado a la fiesta, Kouichi-kun. – Le dijo mientras lo abrazaba por la cintura. A mi parecer hacían bonita pareja, pero cada uno estaba enamorado de su respectivo crush. Aun así, no perdían el tiempo para coquetear entre ellos. De inmediato terminamos nuestra discusión.
- ¿Por qué te disfrazaste de científico loco, Kou? – Le preguntó Takeru.
- Porque la invitación decía que podíamos disfrazarnos de lo que quisiéramos. – Dijo con calma.
- ¿Qué? – Gritamos los cuatro. Veinte minutos de conversación – y una página completa de este relato – ¿discutiendo por una estupidez así? Kouichi asintió.
-¡Claro!, además de que me enteré de algo muy conveniente para mí. Por eso me puse este disfraz. – Su obscuro cabello y ojos azul marino, contrastaban con su blanca bata y sus brillantes dientes.
-¿De veras? – Pregunto Naruto sorprendido. - ¿Entonces porque cuando le pregunté a Sasuke me dijo que tenía que venir disfrazado de calabaza? – Era algo extraño.
- Yo también le pregunté a Yamato y él me dijo que viniera de calavera. – Les dije incrédulo.
- A mí, Daisuke y Ken me dijeron que podíamos venir disfrazados de Digimons. – Takeru había cambiado por completo su personalidad y volvía a sonar como aquel inocente niño. ¡Me fascinaba!
- Yo le pregunté específicamente a mi Lady y me dijo que ni se me ocurriera cambiarme el disfraz. Ni siquiera sé porque lo quiso así, pero ya saben que tengo que obedecerla. – Lady Bug parecía ser más la madre de Chat que su mejor amiga.
- Me imagino porque lo hicieron… - Lo miramos con la sorpresa y la expectativa pintada en nuestros rostros, el solo se encogió de hombros. - ¡Ah, miren! Ya abrieron las puertas.
Con rapidez todos los chicos y chicas comenzamos a entrar a enorme casa. Mientras nos acercábamos a la tarima principal, pude notar con sorpresa que la mayoría de personas –unas veinte o treinta – iban disfrazados de vampiros o brujas. Los vampiros – y algunas vampiras entre ellas Sakura y Miyako – abrazaban con gran efusividad a la mayoría de las brujas. Con velocidad recorrí los rostros de los invitados, buscando a alguien conocido, como Sora o Joe, pero sabía que nadie de ellos iría. Consideraban las fiestas de Mimi como una entrada al mismo infierno. No eran fiestas para niños, nada de menores de edad. No había dulces ni pasteles. Por el contrario, estaban plagadas de alcohol, botanas, música estridente, juegos paganos y algo de sexo, pues como les dije, su casa era enorme y contaba con muchísimas habitaciones extra.
Aunque creo que de mi grupo nadie había utilizado ninguna. En primera porque las apartaban rápidamente y en segunda, porque los cinco estábamos más solos que un hongo, enamorados de nuestros respectivos chicos imposibles de conquistar. Pero esta noche, todo cambiaria. Era hora de confesarles nuestro amor para tener un hermoso romance entre ellos y nosotros... O al menos aunque sea una noche de sexo desenfrenado para cumplir nuestras más locas fantasías con ellos. Digo, ya en el último de los casos. Llevábamos más de cinco años enamorados de ellos y créanme que tanto tiempo guardando esto comenzaba a hacer efecto en nuestra retorcida mente. Por favor no nos juzguen.
Pronto mi atención volvió hacía Mimi quien, ataviada con un sexy vestido de bruja y acompañada de sus mejores amigas Rika Makino y Hinata Hyuga, comenzó a darnos la bienvenida. Las tres venían del brazo de su respectivo chico vampiro. Un atractivo y alto joven moreno llamado Ryo, acompañaba a Rika. Un chico moreno y un poco más bajo llamado Kiba, acompañaba a Hinata… y a él lo acompañaba su fiel perro Akamaru. Pero me sorprendí muchísimo cuando vi que el acompañante de Mimi era nada más y nada menos que mi violable y ukuoso Koushiro. Un nudo en mi garganta se apoderó de mí mientras correspondía al saludo que desde lejos el chico me mandaba. De pronto sentí que unas suaves manos me tocaban de los hombros y una varonil voz que me susurraba “Yo te puedo consolar”. Cuando me di vuelta, pude notar una lejana capucha café que se alejaba. La voz se me hacía muy familiar.
-Bueno, amigos. Como ustedes saben las habitaciones de esta casa siempre han sido muy cotizadas. – Todos comenzaron a gritar de emoción.- Por eso este año decidimos hacer algo diferente. Quien se atreviera a romper las reglas podría hacer uso de ellas. Y me alegra decirles que hubo algunos rebeldes este año. – Todos seguían gritando de emoción. Mi corazón dio un vuelco. Kouichi sonreía maliciosamente. ¡Seguramente era eso lo que había descubierto! – Por eso les voy pedir a esos rebeldes ¡que suban aquí! – Mientras la música comenzaba a sonar y los gritos iban en aumento, comenzaron a subir a la tarima.
Mis amigos y yo nos veíamos confundidos, - excepto Kouichi, claro, quien abrazaba por la cintura a Chat, -, así que no nos atrevíamos a acercarnos. En la plataforma ya se encontraban varios conocidos de este último. Alya, Nino, Lady Bug, Marinette y para nuestra sorpresa el mismísimo Adrien Agreste, el más popular y atractivo modelo del momento… y el amor de la vida de Chat. Sonrió en dirección a nuestro grupo, y Chat – completamente sonrojado, - de inmediato se separó de Kouichi, mientras lo saludaba con torpeza. Misteriosamente también iba vestido de gato negro, solo que llevaba unas orejas, patas y garras afelpadas, que lo hacían lucir mucho más adorable que nuestro amigo.
De repente, los otros cuatro nos quedamos asombrados cuando aparecieron enfrente ni más ni menos que Yamato – mi ahora único y exquisitamente atractivo crush, vestido de la mismísima muerte, con una enorme guadaña y una capucha café – en ese momento mi corazón comenzó a latir fuertemente al recordar la escena previa. – Daisuke y Ken, vestidos de Pumpkinmon y Wizardmon respectivamente –bastante bien hecho el disfraz, por cierto, ya que se adhería a algunas partes de su cuerpo que no pasaron desapercibidas por Takeru. – También estaba Sasuke vestido de momia, el cual al parecer no pudo envolverse bien por si solo con las vendas, porque llevaba varias partes de su cuerpo bastantes visibles. Por supuesto, Naruto estaba fascinado. Y finalmente, apareció el hermano gemelo de Kouichi. Kouji iba vestido de una sexi enfermera; sus piernas delgadas –y depiladas - podían verse bajo un mini vestido blanco. Su obscuro cabello largo lo usaba suelto y con una sencilla diadema encima. A mí, que siempre lo había visto con una apariencia un poco más masculina, me pareció bastante lindo. Kouichi estuvo a punto de tener una hemorragia nasal. Afortunadamente Chat lo distrajo para que todos pudiéramos subir con ellos.
Si era cierto que Koichi ya sabía que nosotros tendríamos una habitación por habernos disfrazado diferente, posiblemente también intuía con quien se podría compartir, por eso había elegido ese disfraz. Y si eso era cierto, no iba a estar para nada mal…