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Siempre ambos por yaoiana

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Notas del capitulo:

Hola a todos y todas, gracias por continuar acompañandome en este fic.  He tenido un atacazo artístico pero con la pareja Saitama x Genos de OPM y por ende he abierto mi perfil de wattpad 

 

En ese mismo perfil subiré más adelante el nuevo proyecto de Sesshoumaru x Inuyasha.  Espero que también les agrade la diversidad que he plasmado en esos escritos.

 

Sin más, a leer¡¡

Capítulo 18: Travesía

 

 

***

 

−      Según como lo describes, solo hay una criatura que concuerda con esas características - comentaba Towa.

 

−      ¿ Cuál es? - gruñó Inuyasha.  Luego de volver del onsen con Sesshoumaru, les contaron a sus hijas lo que había acontecido. Sorprendidas, decidieron buscar por Internet alguna referencia de esa criatura y lugar.

 

−      Un vampiro- concluyó Towa.

 

−      ¿Como el de las películas? - preguntó entre risueña y sorprendida Moroha.

 

−      Al parecer, eso me pone a pensar, que aparte de nosotras en el mundo humano, deben existir otros seres en otros territorios que han intentando prolongarse en el tiempo– pensativa– también dice que en estos baños termales han habido desapariciones, jamás han encontrado los cuerpos.

 

−      Demás que era obra de ese cretino, pero ya debe estar muerto, Sesshomaru le atravesó el pecho– dijo con orgullo Inuyasha.

 

−      Igualmente es mejor estar atentos - mencionó Setsuna.

 

−      Concuerdo con Setsuna- apoyó el mayor.

 

−      ¿ Por qué no dormimos todos en el mismo cuarto?- propuso Moroha.

 

−      Es una buena idea, así estamos todos alerta y nos protegemos- dijo entusiasmada Towa.

 

−      ¿ Qué tal si para no dormirnos temprano nos vemos la película Drácula de Bram Stoker?

 

−      ¿Qué es una película? - indagó el mayor.

 

−      Una dramatización de una historia - respondió Setsuna.

 

−      Suena interesante, veámosla- añadió Inuyasha.

 

Pasaron los futones de la habitación de los hombres y los acomodaron todos en la habitación de las chicas. La azabache menor se encargó de reproducir la película en el televisor de pantalla grande que había en la estancia, mientras que Towa, arreglaba algunos pasabocas en unos charoles.

Las mujeres se recostaron en los futones, mientras que Sesshomaru recostó su espalda en la pared y entre sus piernas, estaba Inuyasha. Cuando el film empezó su reproducción, el daiyokai estuvo realmente sorprendido de ver los escenarios y las cosas diferentes hechas por los humanos.

 

−      ¿ Ese castillo existe? - preguntó.

 

−      Hay uno en Rumania, según esta información - dijo mientras miraba en el móvil- se trata de una mansión medieval muy bien conservada, que está a 25 kilómetros al noreste de Brasov, en Bran. Rodeado de un aura de misterio y leyenda en torno al mito de Drácula de Bram Stoker, esta imponente mansión es un lugar de paso obligatorio para los que siguen la Ruta de Drácula por Transilvania. Construido en lo alto de una roca de 200 metros de altura, el Castillo de Drácula impresiona por sus torres y torreones. Fue construido en el sitio donde se encontraba una fortaleza de la época de los Caballeros Teutónicos de 1212, y fue documentado por primera vez en una acta que emitió Luis I de Hungría en 1377 en la que concedía a los sajones de Kronstadt (Brasov) el privilegio de construir la Ciudadela.

 

−      Sessho, ¿ por qué no dejas las preguntas para el final?, así veremos toda la película y las chicas nos responden todo.

 

−      De acuerdo - expresó. 

 

Continuaron viendo la película, en ninguno de los 128 minutos de duración, Sesshoumaru dejó de ver e Inuyasha sabía que su curioso esposo estaba esperando para soltar un sin fin de preguntas, sin embargo, al ver a las mujeres, las tres yacían profundamente dormidas.  No las culpaba, el día había sido bastante estresante para toda la familia y ellas habían llevado la mayor parte para intentar apaciguar las cosas.

 

−      Se quedaron dormidas, mañana les preguntas - comentó Inuyasha mientras se levantaba y las arropaba- descansen niñas.

 

−      ¿Cómo hago que esto deje de emitir luz? - refiriéndose al televisor.

 

 

−      Jala el cable con cuidado de no romperlo– indicó el híbrido.

 

El mayor hizo tal cual indicó Inuyasha y notó como la luz del aparato se extinguía. Aquel lugar le había llamado en demasía la atención, más que todo, porque el castillo era diferente al suyo y quería esas excentricidades también… comenzaba a parecerse a su padre en ese aspecto.

No sentía sueño, además, aún se sentía en alerta por aquel ser que había rondado por ese lugar.  Si lo pensaba bien, una forma de prolongarse en el tiempo por parte de los demonios, era el consumo de sangre de otros yokais; por eso Inuyasha fue una víctima potencial de ese ser.

 

−      ¿Aún estás preocupado? - indagó Inuyasha sentándose a su lado.

 

−      Lo herí, pero fue tan rápido en la huida como Naraku.

 

−      Haré guardia contigo - expresó mientras recostaba su cabeza en el hombro de su esposo.

 

−      No es necesario, mejor descansa.

 

−      Si serás idiota- suspirando- quiero estar contigo, Sesshoumaru.

 

El hanyou sintió como su esposo le pasaba un brazo por encima y lo traía hasta su pecho.  Si bien el mayor no era de muchas palabras, siempre intentaba demostrarle que lo protegería y daría su vida por su bienestar y el de la familia.

Se acobijó en el fornido pecho y aspiró ese aroma de hierbabuena y cítrico del mayor.

 

−      Cada vez te pareces más a padre.

 

−      ¿Por qué lo dices? - indagó el daiyokai.

 

−      Porque te has vuelto más fuerte, más sabio y sensato, además, de que darías tu vida por nuestros hijos y por mí.

 

−      Odié eso de él, no estaba de acuerdo en que su fuerza se debiera por haber desarrollado sentimientos por los humanos y lo odié aún más cuando murió a causa de eso - se sinceró- pero era aún muy joven para entenderlo y te hice mucho daño en el camino.

 

−      Ya eso quedó atrás, Sesshoumaru - tomándole la mano- lo importante es que ahora comprendemos mejor sus actos y que hemos seguido su legado.

 

Siguieron abrazados toda la noche, disfrutando su cercanía y apreciando aquel cielo estrellado.  Aquella situación les había demostrado que el orgullo no era sinónimo de equilibrio y estabilidad, sino la sinceridad, la comunicación y la bondad por querer que el otro estuviera bien.

 

 

***

 

−      Shh no hagan ruido - susurraba Moroha mientras acomodaba la cámara.

 

−      No creo que les guste si se enteran- dijo en un hilo de voz Setsuna.

 

−      No les diremos- guiñó un ojo Towa mientras sonreía.

 

Las mujeres estaban a una distancia prudente, observando y acomodando la cámara para tomarle una foto a sus padres.  Ambos estaban dormidos sentados, el menor entre los brazos del mayor y recostado en su pecho, una imagen que aunque no lo mencionaran, a las tres les parecía bastante enternecedora… amaban a sus madres, pero sabían que aquellos dos hombres estaban hechos el uno para el otro.

 

Optaron por dejarlos descansar un poco más y ellas estuvieron atentas de los cachorros, hasta que ambos hombres hicieron aparición.

 

−      Buenos días niñas, ¿cómo amanecen? - preguntó el hanyou.

 

−      Bien pa, creo que nos quedamos dormidas ayer.

 

−      Tengo muchas preguntas - dijo Sesshoumaru.

 

−      ¿Qué no te puedes aguantar? - le gruñó Inuyasha.

 

−      Jaja no importa, ¿qué quieres saber, padre?- indagó Towa.

 

−      ¿Aún hay presupuesto?

 

−      ¿Presupuesto?, ¿para qué? - preguntó dubitativa la albina.

 

−      Quiero ir al lugar que mencionaste ayer.

 

−      ¿ Al castillo en Rumania? - preguntó esta vez Setsuna.

 

−      Hump

 

−      Creo que si lo hay, aunque debemos cruzar el mar.

 

−      ¿Cruzar el mar? - consultó Inuyasha.

 

−      Si, les enseñaré donde queda ese lugar - dijo Towa mientras buscaba en el celular un mapa- miren, esto es Japón y en este punto es donde nos encontramos - indicó- debemos viajar por todo esto para poder llegar a ese lugar  - mostrándoles la distancia.

 

−      No sabía que el mundo era tan extenso - mencionó Sesshoumaru un tanto sorprendido.

 

−      Ja¡ y yo que creía que nuestras tierras eran grandes - expresó sorprendido Inuyasha- pero… no lo sé Sesshoumaru, ¿ crees que es prudente ir?

 

−      ¿Por qué no lo sería?

 

−      Pues vamos a tierras diferentes, sé que estamos en la época humana y que casi no hay peligro, pero el hecho de pensar que pueden haber otros seres como el de ayer, me preocupa.

 

−      Sabes que te voy a proteger con mi vida, pero si tu deseo es que no vayamos, no iremos - espetó con sensatez el mayor, no quería forzar a Inuyasha y menos después de la situación de ayer.

 

−      Grr - gruñó- pff… está bien, iremos, pero nos mantendremos juntos en todo momento - puntualizó- luego de este viaje, creo que lo mejor es regresar a casa.

 

−      Así será- dijo el mayor ocultando muy bien su entusiasmo.

 

−      Entonces prepararemos todo - dijo esta vez Setsuna, pues aunque lo ocultara, también le emocionaba salir de Japón y conocer otras tierras.

 

−      Dejen todo en nuestras manos - habló animaba la albina.

 

Ambos hombres decidieron aprovechar los termales e ingresaron con los cachorros mientras las chicas organizaban todo.  Los niños se veían muy animados y disfrutaban del agua caliente.

 

−      Dime que no estás buscando venganza en ese viaje - dijo de repente Inuyasha.

 

−      No sé a qué te refieres- se hizo el desentendido mientras tenía cuidado con Ryotaki

 

−      Te conozco Sesshoumaru, no dejarías vivo a nadie que me pusiera las manos encima.

 

−      Hupm - gruñó al verse descubierto- no es el principal motivo, pero si por casualidad nos topamos con ese infeliz, lo destajaré. 

 

−      Vaya - suspirando- no había querido decírtelo, pero te has vuelto demasiado celoso y sobreprotector… desde que me sellaron - susurró.

 

−      Humm…

 

−      ¿Quieres hablar de eso? - dijo mientras lo miraba fijamente.

 

−      No hay nada por decir - cortó.

 

−      Sesshoumaru, somos esposos ahora, no tienes por qué hacerte el fuerte, sé que lo eres, pero juntos, somos más fuertes.

 

−      De acuerdo - expresó al ver el rostro preocupado de su híbrido- todas las noches tengo pesadillas con ese momento, no me siento tan fuerte, porque no pude rescatarte… sino hubieran llegado las chicas, aún seguirías sellado por mi falta de poder.

 

El hanyou se acercó y lo besó lentamente, intentando transmitirle al mayor que todo estaba bien.  - Ya todo está bien, ya pasó y entiendo que estés preocupado, pero confía también en mi poder - sonriéndole-  también podemos entrenar, desde que somos esposos no hemos vuelto a combatir el uno contra el otro.

 

−      No quiero lastimarte.

 

−      Ja, recuerdo que varias veces te pateé el trasero - gruñó altanero.

 

−      Soy yo quién te ha dado fuertemente por el trasero.

 

−      ¡Si serás imbécil Sesshoumaru! - sonrojado por el doble sentido- no me refería a eso.

 

−      Me gusta la idea de entrenar, podemos pulir nuestras técnicas y limar nuestras debilidades.

 

−      Cuando regresemos te haré comer polvo - riendo. 

 

−      Ya quiero verlo - mofando.

 

***

 

−      Bueno, les contaremos lo último de nuestras vacaciones.

 

−      Escuchamos - dijo tranquilamente el mayor.

 

−      Ya que el interés de padre es por los castillos, iremos primero a Inglaterra - expresó Setsuna- visitaremos algunos castillos como el Castillo de Windsor y Warwick, luego iremos a Rumania y finalmente regresaremos a Japón para el Tanataba.

 

−      ¿ Tanataba? - preguntó Inuyasha.

 

−      El tanabata o Festividad de las estrellas es una festividad que celebra el encuentro entre Orihime y Hikoboshi que solo pueden verse una vez al año el séptimo día del séptimo mes lunar del calendario lunisolar, cuando aparece un río hecho de estrellas que cruza el cielo - explica Towa.

 

−      Mmm… ¿y qué se hace ahí? - volvió a preguntar el hanyou.

 

−      Las personas este día escriben deseos, algunas veces en forma de poemas, en pequeñas tiras de papel o tanzaku y los cuelgan de las ramas de árboles de bambú, a veces junto con otras decoraciones. También venden dulces locales, hay juegos tradicionales y en algunos casos, fuegos artificiales.

 

−      Es tan genial- expresó Moroha.

 

−      Suena bien la agenda - asintió el inuyokai- ¿cuándo partiremos?

 

−      Regresaremos a Tokyo, organizamos algunas cosas y desde ahí partimos, en aproximadamente cinco días - dijo la mayor de las gemelas.

 

−      Entonces, aprovechemos el poco tiempo que nos queda aquí en Kioto  - dijo Moroha sumamente animada.

 

***

 

Cinco días pasaron rápidamente entre el ir y venir.  En Kioto, disfrutaron en familia las aguas termales y los característicos dulces de ese lugar.  De regreso a Tokyo, se dedicaron a comprar las cosas para el largo viaje, como ropa, utensilios de viaje y otros elementos para los bebés. 

Una de las dificultades, era el registro de Inuyasha y Sesshoumaru, por lo cual, tuvieron que contratar un vuelo privado que por fortuna, fue pagado gracias a la intuición de Sesshoumaru quién había llevado algunos lingotes de oro.  Para Inuyasha, a veces ese sentido de prevención de su esposo le parecía exagerado, pero funcionaba, como en estas ocasiones.

Fue así que finalmente llegaron a Inglaterra, un país sorprendente estructuralmente a ojos del daiyokai.  En el recorrido al castillo de Windsor, solo pudieron visitar los espacios abiertos al público.

 

−      ¿Por qué no podemos ver más? - preguntó algo molesto el mayor.

 

−      La reina vive allí, así que por seguridad, no dejan ingresar - explicó Towa.

 

−      Tonterías - expresó el mayor mientras se convertía en una esfera de luz.

 

 

−      Espera padre - dijo exaltada Towa mientras observaba que nadie hubiera visto la transformación de su padre.

 

−      Nah, déjalo Towa, tu padre es un señorito muy caprichoso - comentó con tranquilidad mientras veía como su esposo ingresaba al castillo, por fortuna, nadie estaba alrededor. Toda la familia quedó a la expectativa del regreso pronto del mayor, que en cuestión de unos 10 minutos, retornaba y tomaba su normal apariencia.

 

−      ¿Y bien?, ¿viste lo que querías? - riñó Inuyasha.

 

−      Jum, habían algunas cosas interesantes, como pinturas, adornos, los estilos de las lámparas, sillas… son muy diferentes a los que tenemos en el palacio.

 

−      Son estilo occidentales - dijo sin inmutarse Setsuna.

 

−      ¿Dónde podemos conseguir cosas así? - consultó el mayor.

 

−      Deja de ser tan excéntrico, Sesshoumaru - comentó Inuyasha mientras volteaba los ojos.

 

Moroha y Towa tan solo rieron, mientras los labios de Setsuna se curvaban, realmente aquellos dos hombres tenían una forma muy extraña de amarse.

 Optaron por visitar el otro castillo y luego comprar algunas cosas en tiendas de antigüedades.  No obstante, mientras recorrían los jardines de Warwick, ambos hombres estaban en silencio, sumidos en sus pensamientos mientras apreciaban el hermoso jardín de flores amarillas y blancas, como si una lluvia de oro estuviera bañando esos prados verdes.

 

−      Nosotras nos adelantaremos con los niños - expresó Setsuna, puesto que al parecer, los hombres necesitaban un espacio a solas.

 

−      Gracias, Setsuna - dijo Inuyasha al ver cómo recibían a los gemelos y se alejaban.  Tal vez para ellas era extraña aquella situación, pero desde que pisaron ese jardín, los recuerdos habían venido a sus mentes.   Aquel lugar, era casi idéntico a dónde había fallecido Kagura.   - Sesshoumaru…

 

−      No está su aroma, pero el escenario es idéntico.

 

−      Lo sé… siempre quise preguntarte, ¿llegaste a sentir algo por ella?

 

−      No, pero me sorprendía que fuera una creación de Naraku.

 

−      Creo que ella si sintió algo por ti - dijo con sinceridad- ¿intentaste salvarla con Colmillo Sagrado?

 

−      No fue posible.

 

−      ¿Te aculpa eso? 

 

−      No, así debieron ser las cosas, estoy en el lugar donde debo estar, contigo y es todo lo que importa- expresó mientras tomaba la mano de Inuyasha.

 

−      Aunque no pudimos salvarla, es libre, como el viento - comentó mientras que una fuerte brisa los cobijaba.

 

−      Continuemos - ordenó el mayor mientras continuaba con su hanyou de la mano.   Había intentado salvar a Kagura, pero no fue posible, la vio sonreír en su lecho de muerte y supo que ella se había rendido, ella quería ser libre y descansar. 


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