JamesxSeverus
Su varita se movía entre sus dedos sin ningún fin especifico, más que distraerse mientras esperaba al cazador de Gryffindor, sus pies colgaban dada la posición en que se encontraba. Sentado sobre uno de los lavabos mientras su espalda se recostaba contra el espejo; Potter lo había citado en el baño de niñas del tercer piso, según él para concluir una charla que no debía aplazarse más, no ahora que estaban tan cerca de graduarse y aún más cuando fuera de Hogwarts se estarían enfrentado. Cuando sus labios no pronunciaran el nombre del otro y en lugar de ello conjuraran maldiciones, esa era la realidad, la que no podía ser negada ni cambiada.
—Severus —Escucho su nombre en medio del eco de los baños, elevo el rostro y le sonrió al heredero de los Potter.
—James —Canturreo el nombre del merodeador, a diferencia del chico frente a él no se mostraba dubitativo, para él no era una sorpresa verse en esa situación, porque sabía que sus vidas tenían rumbos opuestos y que no existía nada que pudiera hacerlos estar juntos.
El león se cruzó de brazos, le molestaba tanto la actitud del pálido chico ¿Es que acaso no le importaba? Todo lo que habían pasado, lo que habían hecho juntos, los secretos y sueños que compartieron parecían tener más importancia para el que para el slytherin.
—Al menos podrías pretender que te importa, así no tendré tantas ganas de partirte la cara — En un andar altivo se aproximó al otro, quien seguía sonriéndole de ese modo tan ególatra, que le irritaba y fascinaba de un modo que lo hacía dudar de su cordura.
Cuando se acercó lo vio extender sus huesudos dedos a él recordó la primera vez que comenzó a fijarse en estos, aquellas extremidades tan finas y frías que adoraba sentir sobre su cálida piel; los dedos subieron por su pecho hasta llegar a su corbata la cual fue halada por el de negro cabello, con tanta fuerza que lo hizo casi caer sobre él.
—Potter... ¿Quieres que llore? ¿Qué me arroje a tus brazos y te suplique porque me lleves contigo? Eso no pasara —Su pulgar acariciaba la tela roja y dorada, mientras que su dura mirada se clavaba de manera inclemente en la mirada marrón del mago.
—¿Llorar tu? —Bufo para reírse poco después — No creo que seas capaz de ello, Snape, pero lo mínimo que esperaría es no verte tan fresco, porque cuando salgamos de aquí ya podre romperte la cara sin que Lily me esté sermoneando.
Fue tirado nuevamente de su prenda, cada vez se aproximaba más a los labios del otro.
—Eso me gustaría... aunque creo que ya no podremos disfrutar de la mejor parte, o quien sabe, incluso un auror puede ser corrompido —Unió sus labios siempre fríos a los cálidos de James, siendo capaz de percibir la diferencia entre los de el y los propios, los labios de James eran anchos y carnosos, mientras que los suyos eran completamente finos. El merodeador no se negó al contacto, no tardando mucho en tomar forma activa en el acto, agarrando puñados del espeso cabello oscuro de Snape; suspiros y movimientos bruscos eran intercambiados entre los estudiantes.
—Y un mortifago puede ser salvado... — Pronunció James cuando Severus lo aparto al concluir el beso.
—Veremos, veremos... — Snape se levantó, pasando frente a James —Fue un placer, Potter.
Snape reconocía que sus palabras eran ciertas, aquel fue uno de los mayores y mejores placeres de su vida. Un placer dulce y cruel que le había asombrado descubrir, pero del que nadie sabía ni sospechaba, porque no estaba destinado a ser, sus anhelos no eran compatibles y su amor al menos en esa vida no podría hacerse real. Y la historia los reconocería como rivales y solo un alma en pena sabría que fueron amantes.