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El deseo de la Dama Negra y la Dama Blanca por Cissy-Black-Hair

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Notas del capitulo:

Aclaro que el personaje de Tom Riddle no mostrará esa crueldad innata que aparece en los recuerdos de Dumbledore cuando este se empezó a interesar por los Horrocruxes. La historia transcurre cuando el tiene casi 12 años, con lo cual su personalidad cruel y malvada no se ha desarrollado del todo pues sgue siendo un niño "inocente" casi en su totalidad. Por lo que será más bien un niño algo retraído, tosco y sarcastico a veces, pero no llegará a ser del todo cruel. Cabe destacar que a lo largo de la historia su personalidad se irá desarrollando y modificando.

Por otro lado, Harry desarrollará una actitud paternaista muy parecida  la que Sirius tuvo con él en su vida pasada, dejándola reflejar en su relación con Tom.

Draco dejará a flote su verdadera personalidad debido a que ya no tiene que ocultar quien realmente es y como quiere ser.

 

Un saludo, pichoncitos. 

 

Pd. Podéis comentar cualquier falta de ortografía y expresión gramatical que encontréis.

Capítulo II. Nueva familia, nuevo hogar

 

Harry y Draco caminaron nerviosos hacia la puerta de la habitación del orfanato que ponía Tom Riddle. A ninguno le gustaba ese sitio. Todo estaba mal cuidado, pero sin duda la puerta que indicaba ser la habitación de su pupilo, era la que más destartalada estaba. A ambos se les hicieron tripas el corazón. ¿Qué tanto habría sufrido Tom Riddle entre muggles que no entendían y temían la magia? De lo único que estaban seguros es de que lo iban a sacar de allí y a cuidar como cualquier otro niño de su edad debía ser cuidado. 

 

Draco miró a Harry mientras sentía cómo este le apretaba la mano. De los dos, quien más parecido tenía con la situación de Tom era Harry, le apretó la mano en respuesta intentando mostrarle su apoyo. Draco había sufrido a manos de la dura enseñanza de su padre. Pero jamás fue herido como lo fue Harry en el pasado por sus parientes muggles.-Todo va a salir bien de aquí en adelante. Ahora nos tiene a nosotros.-le apoyó mientras apoyaba su cabeza en su hombro mientras notaba cómo Harry se iba tranquilizando. En ese momento, tocaron a la puerta mientras escucharon un débil “Adelante”.

 

Al entrar ambos aguantaron la respiración. Harry se vio reflejado en ese muchacho demasiado pequeño y escuálido para su edad. Supuso que, al igual que él mismo, el poco peso que ganaba al llegar a Hogwarts se perdía al llegar de nuevo con los muggles. Y notó que estaba herido, pues sujetaba su mano derecha posiblemente rota no hace mucho ya que no estaba muy hinchada ni morada, aún así mantenía un aura de peligro, su cuerpo estaba tenso y les miraba con desconfianza, listo para defenderse en cualquier momento. Escuchó como Draco intentaba aguantar un grito de horror e indignación.

 

-¿Quiénes sois y qué queréis de mí?- les preguntó de mala manera.

 

Harry tomó aire para intentar relajarse y mantener una conversación razonable con el muchacho, sin embargo las palabras no salían, solo quería abrazarlo y llevárselo a casa y decirle que todo estaría bien.

 

-Tranquilo, Tom. No nos tienes que tener miedo. Él es Harry Gaunt y yo soy Draco Black, actualmente llevo un glamour. Somos magos al igual que tú y nos enteramos hace poco al llegar a Londres de que eras nuestro único pariente vivo y hemos venido a por ti.-explicó con tranquilidad Draco al ver que Harry no podía decir nada por la situación.

 

Escucharon la risa desganada de Tom.-Sin duda llegáis a tiempo. Estoy perfectamente bien.-les comentó sarcásticamente.- Ahorrémonos las tonterías, si venís de parte del viejo le podéis decir que se meta sus caramelos por el culo y si venís a haceros con mi fortuna porque soy el Heredero de Slytherin ya os voy a advertir que no vais a ver un mísero galeón.

 

-Te equivocas, Tom. No venimos ni de parte de Dumbledore ni por tu fortuna. Nosotros tenemos de sobra. Lamentamos haber llegado tan tarde, cachorro. Estábamos en Estados Unidos y hasta ahora no nos habíamos atrevido a venir a visitar al resto de nuestra familia. No es que nos conozcamos de todos modos. Somos parientes de hijos que fueron rechazados. Yo soy hijo de un hermano de tu abuelo que no fue reconocido y Draco es hijo de un traidor sangre pura. Al llegar a gringotts para conocer los detalles conocimos que eras el único pariente que nos quedaba. Créeme de haberlo sabido jamás te hubiéramos dejado aquí.-dijo Harry horrorizado mientras se arrodillaba delante de Tom y sacaba unas pociones curativas de su bolsa.-Tómatelas, te prometo que no es veneno.

 

Cuando Tom vio el anillo que Harry tenía en la mano se asombró. Era cierto que eran familia, por lo que era normal que Harry también fuese Heredero de Slytherin. Pero estaba fusionado con más escudos que no lograba identificar. Harry lo notó.-Como te habrás podido dar cuenta, no necesito tu fortuna ni título de Heredero teniendo el mío propio. En realidad, soy Heredero de prácticamente todo Hogwarts y de Merlín, además de la familia Gaunt. Cuando seas mayor de edad tú también tendrás tus respectivos anillos. Draco también es Heredero de Slytherin. Los dos somos más o menos primos y estamos casados. Por eso no ha podido venir con su apariencia original, dudo mucho que los muggles hubieran dejado que dos hombres te adoptaran por mucho que quisieran “deshacerse” de ti. Vamos cachorro, dinos que necesitas recoger y nos iremos a casa, allí podremos hablar con tranquilidad. Te prometo que con nosotros estás a salvo.-le dijo mientras le acariciaba la mejilla y le besaba la frente de manera paternal.

 

Tom sintió algo en su pecho que no sabía cómo definir y cómo sus ojos se humedecían, pero no iba a llorar. No les había dado el gusto a esos muggles tampoco se lo daría a ellos por mucho que interiormente hubiera deseado que algún familiar fuese a su rescate. Trató de calmarse entre esos cálidos brazos. De repente, soltó un jadeo de sorpresa cuando fue levantado. Se sonrojó.

 

-No pesas casi nada. No te preocupes, lo solucionaremos. Esos muggles, prometo que no se irán de rositas.-murmuró con un aura de odio Harry mientras le pasaba a Draco al niño como si no pesara nada. En verdad no pesaba casi la mitad de lo que debería pesar un niño de once años. Pronto Tom se vio arropado en otros brazos igual de cálidos y protectores.

 

-Puedo caminar solo.-murmuró avergonzado y enfadado por los nuevos sentimientos que estaba experimentando. Se sentía reacio a dejarse llevar, era demasiado pronto y no confiaba del todo en esas dos personas.

 

Draco le sonrió dulcemente.-Lo sabemos, pero preferimos cargarte, no sabemos qué tanto estás herido y es preferible que no te dañes más de ser así. No tardaremos en llegar a casa.- “casa” esa palabra sonaba tan bien para Tom pero también le daba tanto miedo. ¿Cómo serían con él? ¿Estaban actuando o no? Jura que en cuanto estuvieran fuera de la vista de miradas innecesarias les amenazaría con su varita de ser necesario, el problema es que ese imbécil se la había roto.

 

Harry terminaba de recoger las cosas del armario. Sólo había tres conjuntos de ropa y uno de ellos era el uniforme de Hogwarts y un pequeño y antiguo baúl que suponía que era el que usaba para asistir a Hogwarts. Rumió por lo bajo, se encargaría de hacerle pagar a Dumbledore todo lo que había provocado. Con un chasqueo de dedos, todos sintieron la tracción del hechizo de aparición.

 

Tom miró la fachada de la mansión con una cara de asombro. ¿Viviría allí? Una gran mansión se alzaba ante sus ojos, con fachada de ladrillos rojos y grandes ventanales recubierto por una enorme enredadera que cruzaba por casi toda la fachada. De cuatro plantas y un jardín delantero enorme, bien cuidado y diferentes zonas para poder sentarse a tomar un refresco o simplemente para tomar el sol. No esperaba ver el interior.

 

Cerró la boca que no sabía que tenía abierta por la sorpresa cuando escuchó dos risas divertidas y dos pares de ojos mirándole con dulzura. Les gruñó. Ninguno de los adultos se lo tomó a pecho, entendían que actuara así y que les costaría ganarse su cariño y credibilidad. Esa felicidad se vio mermada por un gruñido que sonó con fuerza, producido por el estómago hambriento del pequeño.

 

-Hablaremos cuando terminemos de comer. Por lo pronto, es necesario que ingieras algo de comida para poder tomarte las pociones curativas que te sean necesarias.-comentó Draco mientras se dirigía a la entrada de la gran mansión.

 

-Tengo mis propias pociones, no me ha ido tan mal.

 

-Si, pero necesitas mejores, las pociones curativas son de distinto grado en base a la gravedad de tus heridas. No dudo que no hayas hecho un buen trabajo, pero ahora es nuestro deber cuidarte y velar por ti. También necesitarás pociones que te ayuden en tu crecimiento y suplementos vitamínicos. Cuando te llevemos por la tarde a San Mungo, veremos que es lo que necesitas. Por ahora, has hecho un buen trabajo y te pedimos perdón por haber llegado algo tarde, cachorro.-le dijo Harry mientras le revolvía el pelo cariñosamente.

 

Cuando Harry vio a Tom en las memorias de Dumbledore, no sintió odio. En él había aflorado un sentimiento de protección y de culpa hacia Tom. En esos recuerdos también se dio cuenta de la parte oscura de Dumbledore hacia un chico que sólo estaba asustado y pedía a gritos silenciosos ayuda. Sólo que no lo quiso ver, o no en su totalidad, simplemente porque temía que también se alejara de él y le dejara solo a la deriva. Ahora que lo pensaba bien, les daba las gracias a Muerte y Evely por haberle abierto los ojos y haberle dado la oportunidad de arreglar las cosas sin derramar sangre y ayudarle a enseñar a Tom a ser feliz y que no necesita el odio, el miedo o rencor en su vida. Crearía el mundo que Tom quería para el Mundo Mágico sin derramar ni una gota de sangre, bueno, al menos, sólo la de Dumbledore de ser necesario.

 

Dirigieron al comedor principal a Tom para que pudieran comer y hablar con tranquilidad. Éste vio como Draco dejaba su aspecto femenino y a Harry le crecía más el pelo, el cual lo llevaba recogido en una cola baja. Sin duda alguna eran hermosos, pero la belleza de Draco era más impactante. Harry notó eso y sonrió socarronamente.-Es debido a su herencia veela. Apuesto a que tu tendrás alguna herencia más. Lo descubriremos cuando cumplas dieciséis.-le volvió a revolver el pelo a un avergonzado Tom.

 

-Minx, Dux.-llamó Draco. Se oyó el chasquido de dos apariciones de una elfa y un elfo de ojos saltones y largas orejas.-Este será el otro señor de la casa, el señorito Tom Riddle. Tratadlo bien. Por lo pronto, Dux, lleva la maleta a la habitación de Tom y Minx, tráenos el almuerzo; una sopa ligera, un poco de pollo, y, vino para el señor Gaunt y para mí, por favor.

 

-Sí, amo Black, Dux y Minx estarán encantados de servir al nuevo amito.- hicieron una reverencia exagerada propia de su raza y desaparecieron.

 

-Toma asiento Tom, pronto estará la comida.-le comentó alegremente y con dulzura Harry.

 

-Si noto que esto es una trampa no dudaré en mataros a los dos.-advirtió fríamente. Quedó sorprendido cuando se rieron y le miraron dulcemente. No sabía si en verdad decían la verdad o simplemente estaban locos. ¿Quién se reiría y miraría así al ser amenazado?

 

-Te juro, Tom, que solo queremos que vivas como un niño debe vivir. Tanto Harry como yo sabemos lo que es vivir bajo abusos. Mis padres no fueron muy amables conmigo y Harry fue criado por muggles, al igual que tú, cuando sus padres murieron cuando él tan sólo era un bebé. No jugamos con esas cosas, pero si quieres podemos hacer un juramento inquebrantable, sólo cuando estés más recuperado.-le comentó tranquilamente Draco mientras le acariciaba la espalda y lo guiaba con cuidado a uno de los asientos de la mesa del comedor.-Por lo pronto, es necesario que comas y te vayas a dormir. Tienes cara de que te vas a caer dormido en cualquier momento, corazón. Cuando te despiertes, iremos a San Mungo.

 

Tom se había tirado toda esa semana sin dormir, un niño mayor que él era el que le tenía amenazado desde que había vuelto del colegio y el muy desgraciado había logrado romper su varita, dejándole indefenso la mayor parte del tiempo. Se había logrado defender bastante bien hasta que le había roto la mano y no paraba de acosarle por las noches, con lo cual se había tirado esa semana en vela intentando evitar que el muy imbécil se soprepasara. Logrando defenderse esporádicamente con reacciones mágicas descontroladas. -Debo ir al Callejón Diagon. Podéis dejarme en Gringotts para sacar dinero de la cámara de mi madre.-no tenía mucho pero era algo. Ya que no podía tocar la cámara de Slytherin hasta que no fuese mayor de edad.

 

-De eso nada Tom. Ese dinero lo guardarás para cuando seas mayor. Por lo pronto y como somos tus tutores estás a nuestro cargo y estaremos encargados de darte todo cuanto necesites. Siéntete libre de pedir todo lo que desees. ¿Qué es lo que necesitas, cachorro?

 

Tom no contestó. Se le llenaron los ojos de lágrimas. Tenía que ser un sueño. Todo era demasiado bueno, demasiado perfecto, tanto, que sería imposible que le estuviera sucediendo de verdad. Si era un sueño no quería despertar. Quería quedarse con ellos.

 

-¿Cachorro? ¿Ocurre algo malo, he dicho algo malo, Draco? ¿Tú sabes que le pasa?-escuchó cómo Harry preguntaba preocupado.

 

-Estoy soñando.-murmuró triste.

 

Harry y Draco le miraron para luego sonreírle tiernamente ocultando la furia que sentían hacia los que le habían hecho daño.-No corazón, no es un sueño. Ahora estás a salvo. Dinos, ¿qué ha pasado?

 

-Un niño del orfanato… Rompió y quemó mi varita, no pude evitarlo. Lo siento.

 

Draco sintió la ira crepitar en su interior. Harry tuvo que agarrarse al borde de la mesa para evitar ir de vuelta al orfanato y desatar su ira sobre todos esos bastardos.-No pasa nada, cachorro, mañana sin ninguna duda, después de visitar San Mungo, iremos al Callejón Diagon y te conseguiremos todo lo que necesites. Incluso una lechuza y una mascota, la que quieras. Draco y yo también tenemos que ir a por unas. En Ilvermorny usaba las lechuzas comunales que otorgaba el Colegio. Yo nunca tuve una propia y la de Draco murió hace poco antes de mudarnos.

 

Pronto apareció Winx y les dejó la comida a cada uno. Comieron bajo el flujo de conversaciones curiosas. Tom tenía bastante interés en el colegio en el que habían estado estudiando y escuchaba atento las historias de Draco (pues él tenía más conocimientos sobre ese colegio que Harry y necesitaban crear coartadas perfectas incluso para Tom). Les oyó hablar de sus respectivas casas; Harry fue de la casa Wampus, y Draco, de la Serpiente Cornuda y de cómo se conocieron. Al principio no se habían llevado muy bien haciéndose la vida imposible el uno al otro, como en la clase de pociones cuando Harry hizo explotar su caldero o cuando Draco se metía con él llamándole por motes o fastidiando alguno de sus trabajos cuando iba a la biblioteca a estudiar. También supo que el creador del colegio fue un antepasado suyo al igual que de ellos dos y que muy posiblemente debido a ello estuvieran emparentados. Tom estaba fascinado por la complicidad que tenían los dos y se preguntaba si alguna vez en el futuro, él miraría de la misma forma a alguien especial. Sin darse cuenta ninguno, muchas cosas estaban comenzando a cambiar y el futuro que Dumbledore había planeado estaba siendo truncado poco a poco sin que siquiera Draco o Harry lo notaran.

 

-Ven, te llevaremos a tu habitación. Si quieres cambiar algo, lo que sea, no dudes en pedirlo.-le comentó cariñosamente Draco.-El primer piso se reserva especialmente para la cocina, los comedores y salones de baile en la zona de ala derecha y central, el ala izquierda estará reservado para las habitaciones de los trabajadores y elfos. La segunda planta se compone de una serie de bibliotecas, salas de estar y habitaciones para los invitados. El piso tercero se podría decir que es completamente tuyo y para tus invitados más íntimos y de confianza. Tu habitación se encuentra al fondo de la parte central de la casa, tienes a tu derecha e izquierda una biblioteca que podrás ir adaptando a tu gusto y una habitación de estudio para pociones y otra materias como Herbología. También dispones en el jardín privado un invernadero y una piscina. Harry y yo nos quedamos en el cuarto piso, es más pequeño y se compone solo de unas cinco habitaciones tres de ellas de uno exclusivamente privado y a las que te vamos a pedir que no accedas aún, hay objetos peligrosos que aún no hemos catalogado.-le iba explicando conforme iban avanzando en los pisos hasta llegar al suyo.

 

Tom estaba sorprendido, en el orfanato tenía una habitación para él sólo simplemente por ser “el fenómeno del orfanato” y en Hogwarts tenía que compartir habitación con cuatro compañeros más y aquí tenía un piso entero para su uso exclusivo. Era más de lo que alguna vez hubiera imaginado. Un calor se instaló en su cuerpo sintiéndose seguro por primera vez en mucho tiempo. Más de lo que se encontró la primera vez que pisó Hogwarts. Tenía su propia habitación decorada con los colores de su casa con una cama del tamaño de su habitación del orfanato y tres salas de estudio, una dedicada a Astronomía en la torre y encima unas salas de estar para disfrute y ocio junto con habitaciones para invitados. Si esto no era un sueño, alguien había escuchado sus deseos y se lo había concedido. Una familia, amor y una casa. Bueno, mas bién un castillo. Casi se echa a llorar.

 

- Nuestra habitación es la segunda a la derecha del pasillo. De igual manera tienes un estudio de Astronomía en la Torre del ala derecha que se accede desde tu piso. No puedes acceder a la torre del ala izquierda. Toma es un mapa, por si te pierdes. Harry también tiene otro, tiene un sentido completamente nulo de la orientación. Esta mansión es una de las más pequeñas que tenemos y aún asi ese hombre es capaz de perderse. Si no tuviera la cabeza pegada al cuerpo se la olvidaría. Que descanses, corazón. Minx te despertará a las cinco.-le dio un beso en la frente mientras le invocaba un pijama.-Más tarde iremos a comprarte ropa, siento que no tengamos nada, no sabíamos tu talla.

 

-Gracias.-murmuró bajo.

 

-No hay de qué, corazón. Lo hacemos con mucho gusto. Harry tiene como meta consentirte en todo. Yo sólo quiero que seas feliz.-le besó ruidosamente la mejilla y se despidió.

 

Tom se puso su pijama de seda verde, era bonito y suave y no raspaba su piel como el pijama del orfanato. Por primera vez en mucho tiempo, pudo dormir con tranquilidad y sintiéndose en una nube. Ronroneó de placer y cayó rendido nada más tocar la suave y cálida cama de sábanas finas y elegantes de su habitación. Por primera vez, soñó sin pesadillas.



 

 

 

 

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-¿Se ha dormido?-preguntó Harry desde su escritorio en el despacho cuando vio a Draco entrar.

 

-Como un bebé, ha caído rendido.-comentó con dulzura mientras se acercaba a él. Harry lo tomó de la cadera y lo sentó enfrente suyo en el escritorio. Juntaron sus frentes con cariño.-Parece un sueño para mí también.

 

-Lo sé, también tengo esa sensación. Todo ha salido tan bien por ahora.-murmuró mientras mordisqueaba su cuello y pasaba sus manos juguetonamente por todo el cuerpo de Draco mientras le escuchaba gemir de placer. -Me tuviste en tensión durante toda la batalla. ¿Cómo se te ocurrió hacer eso, casi no la contamos ninguno?-gruñó posesivamente al acordarse de como Draco le lanzó la varita en plena batalla convirtiéndose en el nuevo foco de los Mortífagos. Le mordió en el hombro un poco enfadado y en represalia por haberse puesto en peligro, mientras terminaba de quitarle la camisa.-Si vuelves a hacer algo como eso me encargaré de castigarte como es debido.-conjuro un silencio y un fermaportus reforzado.

 

Draco gritó bajo cuando fue mordido. Nunca entendería la facilidad y rapidez con la que Harry siempre lograba quitarle la ropa sin que se diera cuenta. Su cuerpo se estremeció ante el frio y las caricias demandantes del moreno. Gimoteó cuando Harry atrapó uno de sus pezones con sus dientes y lo mordisqueó suavemente.-¿No vas a castigarme, amo?-le provocó juguetón, era su juego, siempre provocándole para que luego Harry le castigara con el mejor sexo del mundo, entre el límite del placer y el dolor. Chilló cuando su pezón fue mordido con más dureza y el otro era apresado con fuerza y retorcido. Su cuerpo se arqueó buscando más de ese dolor y placer mientras sentía un fuerte tirón en su miembro. Suspiró ruidosamente.

 

-Sin duda, mascota. Debes entender que lo que hiciste no puede volver a repetirse. Eres mío, no puedes lanzarte ante el peligro así.-murmuró enfadado. Draco tragó duro, sabía que esta vez se había pasado, pero la excitación le ganaba al miedo que sentía. En el fondo sabía que Harry jamás le haría daño, no un daño real y permanente. Solo lo justo para encauzar esas aguas tormentosas y su mente maltratada por la crianza de su padre. Eran dos almas que luchaban por el placer y el dolor a partes iguales, porque le habían enseñado a ser así a base de golpes. Dominación y sumisión. Dolor y placer. Castigo y recompensa. Traumas y paz. Draco chilló con fuerza cuando notó que algo frio y pesado pellizcaba con fuerza sus pezones manteniendo una presión dura y constante.-Te estás volviendo a perder en esa mente, mascota. Quiero tu atención en mí, no vale perderse. De espaldas, ahora.- ordenó duramente mientras se empezaba a quitar la corbata.

 

Draco aguantó una sonrisa socarrona. Le ponía a mil que Harry actuase así. Se podría correr con solo su voz si el moreno se lo proponía. Siseó cuando sus pezones atrapados por las pinzas de metal rozaron con la madera de escritorio. Notó como Harry le despojaba de sus zapatos y pantalones. Harry admiró la vista mientras se apretaba la polla por encima de los pantalones. Draco siempre era un espectáculo gratificante a la vista con o sin ropa, preferiblemente sin ropa. Pero sólo él tenía el placer de verlo así, vulnerable y dispuesto a ser castigado y follado hasta el desmayo. Y eso que aún no le había quitado los calzoncillos.-Manos a la espalda.-casi ronronea cuando ve como Draco cumplía sus deseos con rapidez, le ató con su corbata y le vio morderse los labios. Gruñó. Le dio un azote fuerte haciéndole chillar desprevenido.-¿Qué te dije de morderte los labios, mascota?- No hubo respuesta, otro azote duro sobre ese culo de infarto. Le vio tensarse y dejar caer jadeante su frente contra el escritorio. No podía verlo pero sabía que Draco estaba durísimo, goteando.

 

-No debo morderlos, señor… Sólo usted puede.-dijo jadeante. Gimoteó cuando Harry tiró duramente de su pelo para levantarle la cabeza y mordía con dureza su labio inferior. No lo suficiente como para hacerle una herida pero si para dejarlo cálido y palpitante. Sintió su miembro gotear con más fuerza, intentó juntar las piernas pero recibió otro duro azote sobre sus nalgas.

 

-Exacto, pet. Mantén esas piernas separadas, no querrás que te las ate a cada esquina del escritorio.-comentó socarronamente mientras le pasaba una mano por encima del bulto duro del rubio. Le escuchó gruñir y gimotear.-Mira que mojado estás y aún no he empezado, toda una zorra, te encanta que te castigue verdad. Si no te gustara, no tendríamos que estar en esta situación.-le susurró sensualmente mientras le mordía la oreja y le escuchaba gemir de auténtico placer. Veía como el cuerpo de Draco se estremecía y se iba poniendo rojo. Su orejas, sus hombros, su polla seguramente. Se le hizo la boca agua, le iba a dejar el culo del color que a él le gustaba, tembloroso y saciado.-No puedes correrte. No hasta que yo te permita. ¿Qué te he dicho?-le pregunto al verlo nublado por el placer, mientras le seguía atormentando acariciándole. Viendo que le costaba hablarle volvió a azotar. Vio que se volvía a morder el labio. Le dio otro azote más fuerte mientras le tiraba del pelo.-¿Te divierte desobedecerme, mascota? ¿Qué es lo que te he dicho? Responde.-otro azote fuerte mientras le escuchaba gritar y retorcerse.

 

-Joder… No debo… Dios…. Harry, por favor.-lloriqueó mientras seguía recibiendo nalgadas y su miembro era acariciado duramente y sin descanso, iba a correrse. Otro azote. El claro subidón de adrenalina por el dolor y el regustillo en el vientre por el placer. Sentía su cuerpo arder. Le ponía cachondísimo que Harry le llamará y le tratará así. De repente, su miembro estaba al aire, solo. Gimoteó. Otro azote que le hizo gritar.

 

-Responde, pet. O te prometo que te dejaré aquí atado hasta que volvamos Tom y yo por la tarde y te quedarás aquí mientras dejo en tu interior un bonito consolador movible y un anillo en el pene. Luego te follaré y no te podrás correr. No hasta que se me pase el cabreo y tu entiendas tu puto castigo. ¿Qué te he dicho? Última oportunidad, perra.- otro azote. Notó como Draco se tensaba y se arqueaba por el placer. Sí, su pequeña mascota deseaba eso, sus ojos brillaron cruelmente y su polla dio un tirón. Posiblemente no iba a ser ese día hoy. pero se aseguraría de cumplir con lo dicho algún otro día. 

 

Draco dejó los ojos en blanco, su miembro volvía a ser torturado mientras sintió un hechizo lubricador y dos dedos adentrarse con fuerza en su interior.-No debo morderme el labio y no debo correrme, señor.- balbuceó como pudo mientras seguía siendo torturado. Caricias en su pene, azotes, la presión en sus pezones, su interior siendo bombardeado por esos hábiles dedos. Luego, todo se paró y él sollozó dejándose caer con un siseo de dolor y tembloroso sobre el escritorio.

 

-Tan bonito, tienes un bonito color aquí atrás, mascota. Este no es tu castigo, solo es un pequeño calentamiento.-se puso a rebuscar algo en el cajón. Notó como Draco quería mirar.- La mirada al frente, mascota, no te he dado el permiso.-le zurró de nuevo, esta vez un poco más suave solo para hacerle entender que no estaba para juegos. Vio con gula como se arqueaba boqueando como un pez fuera del agua y luego se dejaba caer laxo en el escritorio.-Te has portado mal, no me has escuchado, por eso te voy a poner esto aqui dentro.-susurró mientras le acariciaba con un dedo con suavidad el miembro del rubio desde la base hasta la punta. Vio como Draco se tensaba y tragaba duro. Vio que iba a hablar. -No tienes permitido hablar hasta que te ordene. Sólo usa las palabras en caso de que sea necesario. ¿Cuales son las palabras, mascota?

 

-Snitch para bajar la intensidad… Hipogrifo para parar, señor.-habló jadeante.

 

-Muy bien. Buen chico.- lo arrulló mientras besaba su espalda y bajaba hasta acariciar con sus labios las nalgas coloradas. No estaban aún de un rojo vivo como a él le gustaba dejárselas, pero pronto lo estarían. Escuchó los suspiros de placer de Draco y cómo se deshacía ante el placer de las caricias. Cogió su miembro y con mucho cuidado le fue colocando la varilla de metal humedecida en lubricante. Vio como Draco se tensaba y abría la boca. Cuando estuvo perfectamente colocada, volvió a besar el culo de su esposo. Lo escuchó sollozar. -Muy bien, tan bonito. Tan bueno para mí. Mío para mi placer.- Después le colocó un anillo para el pen notando su quejido. Le besó la mejilla y los hombros. Le agarró la cara y se zambulló contra sus labios en un beso hambriento. Las lenguas se acariciaron con gusto. 

 

Sonrió perversamente mirando el reloj, esto iba a ser rápido. Cogió el consolador negro y lo untó de lubricante. Volvió a apuntar con su varita el ano apenas estirado del rubio lanzando un hechizo de lubricación y dilatación y antes de que Draco pudiera esperárselo de verdad, le embistió con el juguete hasta dejárselo clavado en su totalidad. Vio con fascinación como su pequeño se tensaba y chillaba de placer y de dolor. Pero no dijo nada. Tan buen chico. Con un toque de su varita el falo de juguete empezó a moverse en su interior con rapidez. Lo escuchó gimotear y poner los ojos en blanco mientras un hilo de saliva le corría por la barbilla. Completamente perdido entre el dolor y el placer. Tironeó de su pelo para devolverlo a la realidad, aún no lo quería perdido. Miró el reloj, las tres. Tiempo de sobra para follárselo y dejarle dormir. -Serán veinte azotes con la fusta, mascota. Más te vale contar bien y agradecer después de cada azote como la cosita bonita que eres o volveré a empezar de nuevo tu castigo.- Harry transformó uno de los papeles del escritorio en una fusta. Definitivamente amaba la magia.

 

Un azote.- Uno… Gracias, señor…Por favor, otro, señor.-

 

-Que bonitos modales precioso.-le dio otro azote mientras veía como contaba, fascinado de verlo pelear con no dejarse llevar por el placer y el dolor. 

 

-Dios… ocho… Gra-gracias, Señor… Por favor… Por favor… Dios… Otro, señor, por favor.-lloriqueó perdido, sentía su cuerpo ardiendo. El juguete presionar sin parar su próstata y la presión en su pene y trasero demostrándole que aún no tenía permitido perderse. Boqueó buscando aire y gritó con fuerza cuando recibió otro azote.- Nu-nueve… Gracias, señor. Por favor, más, señor.- Así sucesivamente hasta el último, donde se quedó sin aliento.

 

-¿Mascota, debo empezar de nuevo?-preguntó malvadamente mientras acariciaba con la fusta el bonito pene hinchado y rojo de Draco por la presión con goteando con el bastoncillo en el perforándole, lo movió para traerlo de vuelta. Lo escucho llorar y balbucear torpemente.

 

-Ve-veinte señor. Por favor…. no más, señor… Por favor.-gimoteó sollozante mientras se arqueaba. El juguete no paraba de golpear insistentemente ese punto que lo hacía delirar, sintió unos cuantos fustazos más. Y Harry estaba moviendo la varilla haciendo que sintiera su pene en llamas siendo acariciado por dentro golpeando otro sitio que no sabía que podía causarle tanto placer. Su cerebro no registró el sonido de la cremallera del pantalón de Harry ser bajada. Sus piernas temblaron, quería cerrarlas pero se esforzó por dejarlas abiertas. Apretó los puños y gritó con fuerza cuando el juguete fue extraído de su interior con fuerza y fue penetrado rudamente por Harry quien también golpeaba sin cesar ese lugar volviéndole loco. Boqueó.-Por fa…vor…Se-señor… Dios… Joder… Harry… Por favor, por favor, por favor…-le rogaba como un mantra.

 

-Te voy a quitar la anilla y la varilla, pet, pero aún no puedes correrte.-le vio negar con la cabeza y llorar con fuerza.-Vamos mascota, no me decepciones no puedes correrte.-le azotó haciendole gritar y dejar los ojos en blanco y sin respiración por unos segundo. El interior del rubio se apretó con fuerza aprisionando la polla de Harry.-Joder mascota. Voy a quitarlos, ni se te ocurra correrte, es una jodida orden.-solo escuchaba “No… Por favor… Seré bueno… Correrme…. Dios…. Señor”, cómo le ponía. Echó la cabeza hacia atrás mientras le penetraba con más fuerza y le escuchaba gemir alto y levantar su culo para recibir los embates. Si, toda una zorra para él. Su buen niño. Con una floritura de varita, desapareció la anilla y la varilla. El interior de Draco se apretó aun más y le vio pelear por no correrse.

 

-Beso… Beso… Correrme… Señor… Bueno…Beso.

 

Merlín, Draco en el subespacio le ponía un montón. Apretó su polla haciéndole lloriquear mientras devoraba su boca con un beso abrasador.-No te corras, Draco.-le dijo mientras acariciaba la polla con fuerza y rapidez.

 

Draco empezó  a negar, chillar y llorar.-Por favor… Por favor… amo.-detontante.

 

Gruñó, puta bola de masa provocadora. Le tiró del pelo mientras le mordía el hombro y le quitaba de un tirón las anillas y se corría.-Ahora, pet.

 

Y Draco se dejó ir y simplemente se quedo laxo en el escritorio mientras su pene expulsaba un gran chorro de semen. Tarareó perdido mientras todo su cuerpo temblaba y gimoteó cuando Harry salió de su interior y le dio un último azote. 

 

Harry vio con perversidad como de su culo salían hilos de semen. Gruñó de placer y le metió dos dedos notando como Draco simplemente se dejaba hacer y suspiraba de placer, mientras seguía temblando. Satisfecho. Bonito. Blando. Rojo. Μarcado. Los sacó con cuidado, lo giró y besó mientras lo acomodaba en sus brazos y se dirigía a la bañera previamente preparada con un arresto momentum para mantenerla a la temperatura perfecta para su pareja. Se metieron juntos y lo escuchó balbucear complacido, besó su frente y se dispuso a bañarlo como Draco se iba dejando caer en los brazos de Morfeo.

 

Al terminar, los secó y los arropó en la cama. Volvió a mirar la hora, las tres y media, suspiró y se dispuso a dormir hasta las cinco. Volvió a besar a Draco antes de perderse también en el mundo de los sueños. Solo rogaba por que Draco no se enfadara cuando despertase. Era gruñón cuando no dormía lo suficiente.




 

 

 

 

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-Amito Riddle. Amito, es hora de levantarse.-Tom escuchó medio dormido como Winx, su nueva elfa le llamaba. No había sido un sueño. Era verdad que ahora tenía familia y una casa propia. Se revolvió feliz en la cama suspirando por la suavidad. De repente, se recompuso. Esa no era una actuación elegante de un Slytherin. Tosió mientras veía a la elfa que aún no se había ido. Levantó su ceja esperando a ver qué quería decirle más.-El baño está preparado, es la puerta de la izquierda, señorito. La ropa está allí. El amo Harry dijo que por ahora le consiguiera algo de su talla. Winx lo ha hecho. Winx espera que sea del agrado del joven amo.- y con una reverencia, desapareció.

 

Tom se levantó de la cama y caminó hacia el baño el cual resultó estar dividido en dos partes. Primero había un amplio vestidor con armarios de madera caoba y al fondo una puerta de cristal que indicaba que ese era el baño. Bastante amplio con todo lo necesario y con una bañera enorme, la cual estaba llena y cuya agua desprendía vapor por la temperatura cálida en la que se encontraba. Se desnudó y se adentró con un suspiró encantado.




 

 

 

 

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Cuando llegó al salón para reunirse con Harry y Draco, los encontró muy acaramelados sentados en el sofá de la sala. Cuando los vió dirigir su mirada hacia él, vio como Draco hacía una señal de gusto.-Sabía que el verde botella es tu color. Todo un Slytherin.-dijo alagando su túnica verde y sus pantalones y zapatos negros.

 

Draco, por otro lado, iba vestido completamente de negro. El color hacía resaltar su piel blanca y su pelo casi cenizo. Sus ojos azules eran lo que más resaltaba de él. Harry, por otro lado había optado por llevar una túnica de color gris claro, su pelo parecía una manta encima de la ropa. Ahora que se fijaba si que había ciertos rasgos faciales parecidos entre los tres.

 

-¿Listo para ir a San Mungo?-le preguntó Harry.

 

-Presiento que vas a tener unos magos rencorosos amenazando un orfanato.-le murmuró por lo bajo en una sonrisa peligrosa a Tom. Él aguantó un escalofrío sin duda alguna sus auras en ciertos momentos eran amenazantes y desbordantes de poder. Se alegraba de no ser el foco de su enojo.

 

Tom iba a encaminarse hacia la chimenea pero se vio atrapado entre unos brazos fuertes y elevado del suelo.-Cielos sin duda no pesas nada.

 

-Te dije que puedo andar solo.-refunfuñó avergonzado.

 

-No te lo tomes a mal, él es así y vas a tener que vivir con sus muestras de afecto.-le sonrió Draco.

 

-¿Cómo lo aguantas?

 

-Años de experiencia.

 

-Sigo aquí, graciosillos.-gruñó fingiendo indignación y molestia.

 

-Mira el lado positivo, si creces lo suficiente, ya no podrá cargarte.-le susurró por lo bajo como si Harry no pudiera escucharle. Éste aguantó la risa.

 

-Basta de tanta charla o al final no llegaremos a tiempo para la cita.-les dijo Harry. Mientras se colocaba dentro de la chimenea con el niño en sus brazos y esperaba a que Draco también entrara y echase los polvos.

 

Al poco tiempo estaban en la recepción de San Mungo donde les recibió una medimaga recepcionista de mediana edad.-Buenas tardes, ¿tienen ustedes cita?-les preguntó amablemente.

 

-Buenas tardes, tenemos cita con el medimago infantil, el señor Burke, para una revisión.-informó Draco.

 

-Son la familia Gaunt, ¿cierto?-preguntó revisando el horario.

 

-Sí.

 

-Segundo piso, pasillo ocho del ala este, sala 3. Actualmente se encuentra con un paciente. Sois los siguientes.

 

Draco le dio las gracias y se dirigieron a la sala indicada. No tuvieron que esperar mucho hasta que les atendió un señor mayor.-¿Los señores Gaunt? Usted debe ser el señorito Riddle. Pasen, por favor. Díganme.

 

-Venimos a realizarle un chequeo. Ha sido adoptado recientemente por nosotros que acabamos de llegar de Estados Unidos y ha vivido entre muggles. Como puede ver es más pequeño y escuálido que los de su edad. Tememos que esos muggles le hayan causado daños graves. También necesitamos la información en caso de que veamos conveniente demandar el orfanato en el que estuvo.-comentó Harry, a quien se le denotaba el odio hacia los muggles que habían estado “cuidando” de Tom.

 

-Ya veo, por favor, deje al muchacho en la camilla. Realizaré un hechizo mágico de escáner corporal y otro escáner nutritivo para saber que vitaminas y pociones debe tomar de acuerdo a sus necesidades. También redactaré un informe exhaustivo con todo lo que le haya pasado y que aparezca en el escáner. Tranquilos, es un proceso indoloro.

 

Antes de que Harry pudiera dejar a Tom en la camilla, se escuchó una gran explosión a la misma vez que todo el hospital temblaba. Notó como Tom se abrazó a él y empezó a temblar con una mueca de horror. Mierda, se había olvidado que él había vivido entre muggles durante la Guerra Mundial y había sido testigo de numerosos bombardeos. Le intentó tranquilizar.-Tom, cachorro, estás a salvo. Esto no es el Mundo Muggle, aquí no llegan las bombas por los hechizos de protección.-intentó tranquilizarlo pero no daba resultado.

 

-Seguro que es algún efecto de alguien que ha sufrido un accidente con alguna poción. O un fallo mismo en el laboratorio de pociones.-Draco le explicó acariciando con suavidad su espalda mientras miraba inquisidoramente al doctor para que confirmara sus palabras y lograsen tranquilizar al pequeño.

 

-Efectivamente, esté tranquilo, señorito Riddle. El Mundo Mágico está a salvo de la guerra de los muggles.-comentó el medimago sanador. 

 

-Señor Burke, ¿puede realizar el reconocimiento aunque me esté abrazando?-preguntó Harry mientras acariciaba con cuidado la espalda temblorosa.

 

-Sí, pero debe evitar poner su mano en su espalda para que no interfiera con el proceso.

 

-De acuerdo, realícelos.

 

-Los resultados tardarán un rato en salir. Mientras podemos conversar sobre algunas cuestiones referentes al joven Riddle y sus ataques de pánico. Puedo recomendarle un buen psicólogo infantil. Es amigo de mi familia y de suma confianza. Dudo que encuentren a alguien mejor y tiene buena mano con los niños que han vivido situaciones especiales y delicadas.-comentaba mientras realizaba los hechizos correspondientes.

 

Harry le abrazó cuando el doctor terminó de realizar los hechizos.-¿Por qué no vas con Draco a la sala de té mientras yo espero los resultados y hablo con el medimago?-le comentó suavemente mientras lo dejaba en brazos de Draco, aunque notó cierta resistencia del pequeño. -Me reuniré con vosotros dentro de poco, no será mucho tiempo, lo prometo.-le besó la coronilla y luego le besó a Draco suavemente en los labios antes de que los dos salieran de la sala.

 

-La cafetería se encuentra en el quinto piso, señor Black y si me permite decirle, el helado con chispas de gominola es el mejor y los batidos de vainilla y caramelo que prepara la señora House son los mejores.-le aconsejó Burke, viendo como Draco le agradecía con un asentimiento y salía de la habitación.

 

-Dígame, ¿qué tan mal está su situación?-preguntó seriamente Harry mirando al medimago.

 

-Sinceramente, señor Gaunt. No le van a gustar los resultados.-dijo mientras ojeaba horrorizado la ficha del escáner.





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