Sabía perfectamente lo que tenía que hacer. Me dirigía hacia el hospital San Marco. Tenía que encontrar a una persona. No sabía su nombre, ni sus rasgos físicos; pero no importaba, de igual manera esa persona moriría, ya me iba a encargar de eso, y no iba a fallar. Yo nunca fallaba.
Entré al hospital y me dirigí hacia la recepcionista, pregunté por la habitación 96, era en donde me habían dicho debía estar esa persona.
-disculpe joven, pero aun no puede retirarse.
-no me diga lo que no puedo hacer.-un joven rubio y vendado caminaba con dificultad por uno de los pasillos, alejándose de la enfermera.-
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Andaba por uno de los pasillos del hospital. Iban y venían enfermeras y doctores apresurados, algo estaba ocurriendo. Continué con mi camino, hasta llegar a otro pasillo; allí vi a un choco rubio, que se dirigía hacia mí.
-por favor, ayúdame... a salir... de aquí.-cayo al piso, y me acerque para ver si estaba muerto. Le tome el pulso, seguía con vida, una enfermera llego corriendo, reviso su pulso y llamo a un par de doctores.
Subieron al muchacho a una camilla y me hicieron acompañarles hasta su habitación; lo recostaron en una cama y le conectaron el suero. Me pidieron que cuidara de el mientras salían a buscar algo. El muchacho despertó.
-por favor, ayúdame, tengo que salir de aquí.-sus ojos azules me miraron con desesperación- por favor... - volvió la enfermera.-
-¿lo conoce?
-eh..
-¿conoce al joven?
-si.
-¿qué es suyo?
-soy su hermano.
-el joven esta bien, sufrió un impacto de bala, su estado no es delicado; apenas se termine el suero podrá llevárselo. Necesita reposo, por uno o dos días; ahora si gusta esperar un momento para traer la forma y darlo de alta.- salió de la habitación.-
-¿por qué le mentiste?
-¿quieres quedarte aquí?
-gracias...
Un rato después salimos del hospital, ese choco venia siguiéndome, así que no pude ir a terminar el trabajo… seria mas tarde.
-¿dónde vives?
-eh?..
-¿tienes casa?
-no, en esta ciudad no; no soy de por aquí. ¿Y tu?
-vivo en mi departamento.
-¿naciste aquí?
-no.-llegue hasta mi auto, ese muchacho aun venia detrás de mí. Subí a mi deportivo y baje la ventanilla, él seguía ahí, mirándome.-¿tienes donde quedarte?
-no.
-sube al auto.-el obedeció-te llevare a mi departamento, puedes quedarte ahí, hasta que tengas donde vivir.
-gracias.-encendí el auto, y salimos del estacionamiento.-
-¿cuántos años tienes?-le pregunte.-
-diecisiete.
-todavía eres un niño.
-¿Cuánto tienes tu?
-tengo veintitrés.
-¿cómo te llamas, niño?
-Koichi.
-buen nombre, para un mocoso, claro esta.
-¿por qué dices eso?
-cállate. No tienes derecho a cuestionarme.
-¿Quién te crees que eres para decirme cuales son mis derechos?- detuvo el auto, ocasionando que casi los chocaran.-
-¡que diablos te pasa!!! ¡Por poco nos matas!!!...
-te quedaras en MI departamento, y hay algunas reglas que deberás acatar.-se acerco peligrosamente a Koichi, acaricio su mejilla.-no tienes derecho a cuestionarme, esa es la primera... - llego a su oído.-... y deberás hacer todo lo que te diga... esa es la segunda, y la mas importante.-Koichi se estremeció- ¿esta claro? O ¿tienes dudas?
-¿quién eres?-fue lo único que atino a decir el espantado chico debido a la invasión de espacio personal.-
-Mao.-encendió el auto y continuo manejando.-
-¡wow!!!! ¿vives aquí?
-no. Robé las llaves.
-tu departamento es muy grande ¿vives con alguien?
-no, vivo solo.
-que desperdicio de espacio.
-¿qué dijiste?
-no, nada
-dormirás en el sillón.
-¿qué? Pero seguro tienes otro cuarto.
-tu dormirás en el sillón, y si no te gusta el lugar que te asigne puedes irte de mi departamento.-Koichi se sentó en el sillón.-
-no importa, es cómodo.-sonrió de manera nerviosa.-¿a dónde vas Mao?
-tengo cosas que hacer; ya te dije que no puedes cuestionarme.
-no te cuestionaba. Te estaba preguntando.
-mocoso idiota... si quieres puedes llamar a tus padres; de seguro aun vives con ellos... MOCOSO.
-¡no me llames así!!!
-vives en MI departamento y te llamare como se me dé la gana.-cerro la puerta detrás de si.-