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CRÓNICAS DE UNA VIDA por Anross

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Cuando abrí los ojos sentí mi cuerpo pegajoso, la cabeza me pesaba demasiado, me dolía la garganta y  sentía la boca reseca, intente levantarme pero en un segundo todo me dio vueltas, me sostuve de mi cama y me logre mantener firme,  allí me di cuenta que estaba en mi nueva  habitación,  en mi nueva casa.

-¡Cariño! ¿Te sientes mejor? – Mi madre me sostuvo y me ayudo a volver a acostarme

-Mamá – Casi no recocí mi propia voz me ardió la garganta al hablar - Tengo sed.

Mi madre se me quedo viendo un largo tiempo antes de responderme.

-Está bien – La observe servirme un vaso de agua de una pequeña jarra – Aquí tienes, aun tienes un poco de fiebre, vas a estar bien.

¿Fiebre? Tenía fiebre, estaba enfermo,  cuando me paso, en casa de los Olsen después de lo del gato, fue antes.

-¿Todo fue una pesadilla? – Mi madre me vio un poco preocupada

-Estuviste vomitando y has estado con fiebre, cariño ¿No recuerdas nada?

No recordaba nada solo el gato y la sangre y los ojos bicolor y no podía evitar llorar, aunque todo tal vez fue un sueño una pesadilla horrible, mi madre tenía razón debí haberme enfermado y tener pesadillas,  eso debía ser.

-Ya, ya, ya. Ven toma tu medicina,  vas a estar bien – Después de tomar la medicina mi madre se quedó conmigo hasta que me dormí.

Podía escuchar el sonido de la calle , los pájaros cantar y sentir la luz del sol a través de mis ojos aun cerrados y de pronto mi cabeza ya no se sintió nublada poder ver todo tan claramente que me asuste, di un salto en la cama comprendiéndolo, dándome cuenta,  lo que había pasado en casa de los Olsen no había sido un sueño,  ni una alucinación vi mis manos y los pequeños aruños que tenía en ellas me lo confirmaron eran casi imperceptibles pero allí estaban,  ese chico ¿había matado a ese gato en frente de mi o yo me estaba volviendo loco ? ambas opciones me aterrorizaron

-Pequeño

-¡AHHH! – Grite conmocionado arropándome con la sabana.

-¡Perdón!, ¡Lo siento! ¿Se encuentra bien?

Cuando me asome vi a una mujer gorda de cabello largo frente a mí.

-Soy la señora María, se acuerda niño su mamá me contrato para el aseo.

-Mi mamá y ¿Mi mamá?

-Ah, ya se fue al trabajo, me dejo cuidándolo, mmm, si necesita algo ¿Me avisa?

Todo lo que pude hacer fue mover la cabeza en afirmación, apenas salió de mi cuarto, corrí a cerrar la puerta, recordaba a la señora, pero no me sentía seguro, entonces reconocí de nuevo la sensación,  comprendí que tenía miedo, miedo de que el chico de ojos bicolor llegara a mi habitación, aunque fuera una idea irracional ese día cada cosa me hizo saltar de temor, me sentí como en los viejos tiempos, aunque tal vez en realidad no había pasado desde que vivíamos con papá.

Al final del día había decidido contarle todo a mi madre, pero, cuando llego tan alegre y entusiasmada,   primero porque según ella porque mi malestar ya no estaba y segundo porque había sido el mejor día de su vida, su nuevo trabajo parecía ser un sueño para ella y yo.  Yo no tuve el valor para decir nada.

Los días siguientes cayeron en la rutina, mi madre se iba al trabajo yo me quedaba con la señora María con quien apenas cruzaba palabra y me encerraba en mi cuarto a leer cualquier historieta,  cualquier cosa que me entretuviera de mis pensamientos oscuros sobre gatos y ojos bicolor, luego en la noche escuchaba las maravillas del trabajo de mamá.

Fue igual hasta que llego el fin de semana,  ese día mamá estaba en casa así que pude salir de mi habitación aunque no cambio mucho mi rutina me acosté frente al televisor de la sala mientras dibujaba cualquier cosa que se pasara por la mente.

De pronto escuche el timbre mientras mi madre corrió emocionada a abrir la puerta me extraño tener visitas pero seguí en lo mío.

-Hola – De pronto escuche la voz de otro chico saludándome y cuando despegue la vista de lo que estaba haciendo para mirar a mi inesperado visitante, el color que tenía en mi mano cayó.

 Justo en frente de mi estaba Jimmy Olsen con tenis blancos, jeans negros,  un suéter polo verde,  cabello negro,  ojos bicolor y una sonrisa amistosa que me dejo helado, de pronto se me seco la boca y pude escuchar los latidos de mi corazón en mis oídos, pero fui incapaz de moverme quise gritar, pero fue como en mis pesadillas cuando siempre gritaba y mi voz no salía, seguro parecía un pez en busca de aire en ese momento.

Jimmy simplemente paso y se sentó en el sofá  detrás de mí , se acomodó y empezó a leer el libro que traía en su mano “Amigo se escribe con H” decía la portada del libro , cuando mis sentidos volvieron a mi pude escuchar las risas de mi madre y la señora Olsen no muy lejos y con eso como garantía tome mi posición inicial acostado apoyado sobre mis codos mirando hacia la televisión , no pude recoger el color ni terminar el dibujo solo me quede allí súper quieto como si de pronto un monstruo gigante se hubiera subido sobre mí .

Estuve mirando la televisión sin ver nada en realidad, trataba de concentrarme pero por alguna razón sentía que nada de lo que estaba viendo tenía sentido.

 De pronto en un arranque,  mire  de nuevo hacia atrás encontrándome con unos ojos bicolor mirándome fijamente y una sonrisa burlona en la cara de Jimmy Olsen y de nuevo me sentí como un pez boqueando sin saber exactamente qué era lo que estaba tratando de decir mi mente.

-¡De nuevo gracias! – Irrumpió de pronto la señora Olsen junto a mi madre, tuve la oportunidad para  cambiar mi posición arrodillarme y seguir mirando fijamente el televisor en una forma de escape de la mirada bicolor.

-Pórtate bien querido – Le dijo la señora Olsen a su hijo mientras le daba un beso en la mejilla al parecer ¿Despidiéndose?

- Claro madre – Sonrió tan gentilmente el chico que me sentí un poco mareado entonces abrí los ojos de par en par y volteé a mirar a mi madre que parecía encantada por alguna razón que yo ya intuía.

-Solo será una hora máximo – Le sonrió la señora Olsen a mi madre.

-Tranquila Jimmy se puede quedar el tiempo que quiera, ve tranquila a realizar tus vueltas.

Mis nudillos se pusieron blancos de lo fuerte que agarre mi propio suéter allí todavía arrodillado solo voltee para tratar de concentrarme en el televisor de mi casa nuevamente.

No sé cuánto tiempo paso mientras mi madre se despedida de la señora Olsen y finalmente regreso a la sala.

-Bueno niños – Bostezó - Estoy agotada, voy a descansar un poco, Jimmy si necesitas algo Peter esta para ayudarte, portante bien cariño – Revolvió mi cabello mientras iba a su habitación, no lo entendía, estaba aterrorizado y al mismo tiempo  sentí  un poco de ¿envidia? ,  como podía  mi  madre  estar tan tranquila mientras por mi mente solo había un montón de teorías sobre como Jimmy podría hacerme quien sabe que   locuras, tal vez iba a morir y mi madre ni cuenta se daría.

Era injusto, ¿ porque  mamá   podía llegar alegre  a casa cada día? , ella seguía feliz de la vida mientras yo  seguía en el infierno.

Lo odiaba,   por lo menos cuando vivíamos con mi padre ambos padecíamos, estábamos juntos, sufríamos juntos, esa forma de pensar me dio vergüenza,  me hizo sentir culpable,  mi  madre era buena,  aunque nunca pudo defendernos de   papá siempre estuvo allí.

Seguía pensando esta y muchas cosas más cuando Jimmy se levantó ¿Eh? ¿A dónde va? Por el rabillo del ojo observe al pelinegro  entrar a la cocina, se me fue el aire ¿Qué iba hacer allí el chico de la mirada bicolor?  , luego se me erizo la piel al pensar “cuchillos” matar, lo iba a matar igual que al gato, empecé  a temblar y sollozar,¿ porque mi cuerpo se quedaba allí? , ¿porque no se movía?, era una jodida pesadilla, intente pararme cuando de pronto Jimmy salió y me vio; me quede congelado hasta las lágrimas parecían habérseme secado al instante, el pelinegro solo me observo con una sonrisa extrañada y siguió su camino hacia el ¿Garaje?

Tal vez de forma inconsciente me fui detrás del chico, me detuve en la puerta del garaje cuando lo vi buscar algo.

-           ¿Qué buscas? – Mi voz salió ronca – Jimmy   me miro un instante de una forma indiferente y siguió buscando, después de un momento de incertidumbre pareció encontrar lo que buscaba.

Se me escapo una gran bocanada de aire cuando lo vi   bañar algunas cajas de la mudanza con gasolina, debería correr e ir a despertar a mi madre, ¡Haz algo! me gritaba mi cabeza, pero una cosa era lo que pensaba y otra lo que mi cuerpo parecía querer hacer.

Antes de poder reaccionar todo estaba en llamas, Jimmy se paró frente a él,  tomo mi muñeca y coloco una caja de cerillos en mi  manos.

-Por fin nos encontramos de nuevo, Ah,  disculpa mis malos modales un gusto, Yo soy Jimmy Olsen.

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