Habían logrado pasar desapercibido durante muchos años, logrando lo que ninguno de su especie pudo hasta él momento, al menos no, de una manera tan libre y sin ser arrestados o sospechosos de algún crimen. Podía decir que vivir de esa manera había sido pan comido para él, pero no tanto si su actual y única pareja no pasará por tanto cambios transitorios no físicos, sino más bien, emocionales.
-Naruto, dónde te has metido esta vez- suspiro resignado, pateando una lata vacía que se cruzó por su camino.
Eran las 12:00 de la media noche y aún se encontraba transitando las calles y callejones más peligrosas de la ciudad. Había sido una semana difícil sin estar cerca de su pareja, aunque ah decir verdad, en estos meses anteriores habían Sido una total tortura para él, debido a la falta de líquidos especiales para ellos, provenientes de una especie en específico. Naruto y su reciente ideal de volverse vegetarianos, menguaba su fuerza y a la vez, hacia un poco de estragos en su cuerpo, por no decir, que eran notables cambios en su apariencia que aveces lo hacía sentirse enfermizo.
Y ahora lo hacían sentirse culpable por la riña que tuvieron una noche anterior a la desaparición del rubio. Aún recordaba la traición reflejada en aquellos ojos azules, el rostro de desconcierto y de rabia mezclados... Lo siguiente fueron reclamos, gritos, descontrol, forzejeo en qué no se fuera, palabras intentando minimizar la situación y su peso en las emociones del otro, olvidando por completo lo sencible que era aquel estúpido dobe ante las promesas rotas aún si se quería aparentar indiferencia y fuerza ante el mundo. Podría ser el otro chico un beta y él un alfa, sin embargo, la posición de poder lo tenía el otro, no vio venir aquel repentino cambio, no obstante, prefería ceder ante las ocurrencias necias que tenía él otro, a volver literalmente estar distanciado tanto de manera física y emocionalmente, para rematarlo de que el rubio estuviese con ese pelirrojo oxigenado con mirada de mapache muerto. Tan solo recordar lo bien que se veían juntos le hacía hervir la sangre, a tal punto que estar tan metido sobrepensando en el pasado, no vio venir el brutal golpe que recibió detrás suyo, aturdiendolo, pero no lo suficiente para que la inconsciencia se hiciera presente. Se sacudió la cabeza, sintiéndose realmente molesto por aquel funesto golpe, empuño con fuerza ambas manos, se respiración comenzó a volverse errática, las uñas de sus manos comenzaron a crecer sintiendo el filo de estás, rozar con sus palmas, su piel se erizo y su cabello comenzó a crecer lentamente...
Cuando sintió que ya no podía ni quería controlarse escucho un suave clic seguido de golpe seco por un objeto metálico... Sonrío con burla al ver cómo el callejón se llenó con lo que creía ser gas halotano.
-¿Realmente crees que con esto podrás salvar tu miserable vida, imbécil?- la sonrisa burlona aún se mantenía en su rostro, agachándose para levantar lo que era un pequeño cilindro y darle una calada por dónde se escapaba el gas al exterior como su de un cigarro o cachimba se tratase. La sonrisa se borró de sus labios al darse cuenta de su terrible error, al comenzar a ver borroso. Esa persona no era un estúpido cualquiera, solo había un grupo selecto y muy cuidadoso grupo que sabía sobre su existencia los cuales habían experimentado con él, y todos ellos se encontraban muertos, muy posiblemente en estado de descomposición masiva, dada las décadas que habían transcurrido desde su rescate nada cuidadoso por su pareja.
-¿¡QUE HAZ HECHO BASTARDO!?- gritó con fuerza, girándose en un movimiento rápido, haciendo que el efecto se moviera más rápido dentro de su sistema, solo para ver lo que parecía una persona con cabeza de puerco y cabello negro, sostener un enorme bate de baisbol de metal incrustados con varios clavos grueso y largos. Con algo de estupefacción tocó la parte trasera de su cabeza para comprobar a más detalle, que se encontraba sangrando, y unos cuantos clavos habían quedado atorados en su cráneo, después de todo, su piel por más reforzada que estuviera a un humano normal, aún podía ser dañado. -Maldición- susurro antes de caer en un sonido sordo contra el pavimento.
[...]
El sonido goteante del agua caer una y otra vez, escuchándolo en repetidas ocasiones golpear el suelo, logro perturbar su "plácida siesta". Podía escuchar el eco sordo que se formaba al golpear dicho charco de agua, hasta podía imaginarse las ondas que estás se formaban, lo que para unos serían un sonido relajante, para él sería un sonido realmente molesto y frustrante. Tener los sentidos más desarrollados que otro ser humano, tenía sus desventajas, intentar ignorar aquel funesto sonido no rendía frutos, siendo todo lo contrario, haciéndolo sentir frustrado y que su temperamento volátil quisiera tomar el control, sin embargo, cuando por fin creyó poder tomar el control no solo de su cuerpo sino también de su conciencia, este parecía querer volver a caer en la oscuridad de su inconciencia, por lo cansado que sentía sus extremidades, hasta que el sonido sordo de un metal golpear de manera rápida y conscisa lo que sonaba cómo cristal, logro despertarlo de un solo brinco, sintiendose de repente mareado y aturdido.
La habitación en la que se encontraba no se parecía a las que actualmente usaban las personas, sino más bien de aquellos cuartos secretos oh mas bien conocidos como mazmorras o calabozos, que se usaban para torturar infiltrados, traidores y todo aquel que contiviera información contra los soviéticos. La luz neon color verde, alumbraba solo lo suficientemente para poder verse a si mismo, estando atado a lo que podía describir como un par de tubos en aluminio recorrer todo la parte de su columna vertebral, lo que creyó que eran gotas golpear de agua, golpear el suelo, en realidad eran gotas de sangre que provenían de él, de aquellas heridas hechas por una extraña máquina que tenía en la parte interna ganchos más pequeños como los que se usan para colgar los animales, que se enterraban en su piel comenzando desde la parte superior de su pecho hasta casi terminar debajo de sus costillas; en la parte externa de dicha imitación de corset,tenía varias jeringas con un líquido de extraña procedencia, con porte más gruesa tanto en el cilindro como en las agujas,el embolo se veía conectado por delgados tubos de acero que serían empujados por un aparato que finjia ser manos.
En la parte de su cuello estaba siendo amarrado por una gruesa correa que no dejaba caer por completo su cabeza, al igual que tenía un arnés de cuero puesto con un candado mediano. Intento juntar ambos brazos, sin embargo, pudo sentir como estos estaban atados a la altura de sus codos por otro par de tubos de metales y estos lados atados con gruesas cadenas oxidadas que no podían acabar de verse desde que extremo de la habitación estaban conectados. Se sentía impotente, aún mareado por ese estúpido gas que solo los rusos tenían información de como estos debilitaba a su especie.
Intento moverse, creyendo que haciendo uso de su fuerza sobrenatural, podría arrancar de un solo jalón las cadenas,
Pero para su sorpresa, cuando intento tomar impulso para dar un brinco en el poco espacio en el que estaban puesto sus pies, y poder alcanzar y abarcar la mayor parte de la longitud de la cadena, está base se rompio dejándolo caer de un tiron, ocasionando que los pequeños ganchos se incrustaran de manera más profunda dentro de su cuerpo y brotarán aún más sangre.
El sonido de un viejo televisor intentando volver a tomar señal, inundó el ambiente sombrío y su atención se desvío del dolor, en busca de dicho aparato electrónico.
El televisor comenzó a enfocar lo que parecía un paisaje del mar, con un acantilado a lo lejos, en la siguiente toma el mismo paisaje se hizo presente, pero haciendo zoom en el acantilado logrando verse un hombre de piel blanca y cabello negro, arrastrando con una sola mano lo que podría ser un costal o una bolsa de basura, sin embargo, cuando llegó a la orilla del acantilado podía notarse que era otro hombre que estaba a punto de ser arrojado. La siguiente toma fue a unas rocas con puntas afiladas, siendo golpeadas una y otra vez por las olas, algo se vio caer hacia ese lugar, el enfoque rápido nuevamente a la orilla del acantilado, se pudo ver de manera más clara como el hombre de cabello negro había atravesado el abdomen del pelirrojo para sacar desde abajo, el corazón de este, y soltarlo en el instante en qué logro mostrarlo a aquel muerto y arrojarlo cómo cualquier cosa... La cámara con la que había sido grabada aquella escena cayó al suelo, perdiendo señal...
El corazón de Sasuke latio con fuerza, uno de sus mayores secretos estaba siendo presentado frente a sus narices. Sabía lo que pasó aquel día, los celos nublaron su juicio, encontrar las cartas de aquel joven vampiro llamado Gaara hacia su pareja, para que lo abandonará, fue lo que le colmo la paciencia y la sed de venganza le hizo hacer una carta, haciendo todo lo posible para falsificar la letra de su pareja, y citarlo en aquel lugar, cerca del mar donde las personas tenían prohibido nadar...
La siguiente toma fue una de él en traje de militar portando una conocida insignia llamada Hakenkreuz, fumando alegremente unos puros habanos junto al conocido genocida Danzō Shimura.
Tragó con pesar, cuando la señal del televisor fallo unos segundos para volver a dar imagen a una extraña habitación en dónde se encontraba su joven pareja, Naruto Uzumaki, atado a una mesa; con señales de golpes en algunas parte de su cuerpo, con algunos cortes más profundos que otros, que se regeneraba con gran lentitud. La furia se desató desde lo más profundo de su ser, agitándose entre sus propios amarres, pero lo que más lo descolocó fue que la imagen antes proyectaba, también lo veía el rubio. Gracias a su mejora de vista de cazador, podía notar como los ojos azules de su compañero, se abrían, y claro que podía predecir que veía, dado que él mismo estuvo presente en aquel incidente que no solo marco la guerra de ese entonces, sino que fue tan devastadora tanto para la humanidad como los de su clase, que había quedado grabado en la historia humana. Él saliendo con una gran sonrisa de la Plaza de la Paz, Hiroshima, Japón. El 6 de agosto de 1945 a las 8:15 horas...
Traición...
Una promesa rota...
Era joven, bastante joven en ese entonces, solo quería ser reconocido, y aún si Naruto y él, prometieron no meterse en guerras humanas, por la ventaja que ambos tenían sobretodos ellos, él decidió hacer caso omiso ante aquella petición, si, lo amaba, lo quería, pero no eran nada, no había nada entre ellos más que una simple atracción física y carnal, al menos, en ese entonces lo catalogaba así...
Nacer siendo un vampiro de sangre pura, tenía sus desventajas, por muy encima de las claras ventajas como; sanación acelerada, rapidez, super fuerza, mejora de sus sentidos como la vista, tacto, audición. La desventaja más clara que pudo entender y aprender después de vivir miles de años, era la completa indiferencia a la vida, ya sea humana como suya propia, la creencia de ser el más fuerte en la cadena alimenticia, se volvió una forma de vida, despreciando todo lo relacionado a la debilidad, y una constante seducción al poder y reconocimiento como el mejor, se volvió su meta alcanzar en la gran parte de su adolescencia y juventud. El placer sexual no era una de sus prioridades como el poder y el saciar su hambre, pero su forma de vivir y de pensar, cambio en cuanto los encuentros con aquel terco e idealista rubio se hicieron más frecuentes.
Verlo llorar por algo tan simple como la extinción de una especie animal, o la inevitable muerte de algún pobre anciano de alguna aldea, era algo inaudito para él, sin embargo, algo dentro de él, algo que nació muerto, odiaba verlo derramar lágrimas por algo que podía ser fácilmente reemplazado. Al menos eso pensó, hasta que de una noche para otro, esos encuentros pararon, cuando el rubio acepto ser pareja de Gaara No Sabaku, otro vampiro de linaje pura. La rabia y enojo se apoderó de él, sentía una enorme traición por parte del rubio, pero a quien quería engañar, si fue él mismo quien lo alejo, cuando frente suyo se burló de sus sentimientos por él. Fue estúpido de su parte y un completo imbécil.
Se alejo de ellos, pero al estar en una busca de como desquitar su rabia, fue capturado de la manera más estúpidas por unos mercadería rusos que lo vendieron a una secta secreta de científicos los cuales experimentaron en él. Descubrieron que aún si costaba lastimar aquella fría piel, no era del todo impenetrable, sino que requería mayor esfuerzo, siendo utilizado como conejillo de india cualquiera, tranquilizado con un gas que en un humano podría ser mortal que para él, funcionaba como un somnífero potente.
Naruto nunca le dijo como fue que pudo dar con él, pero cuando estaba consciente aún en medio de una sesión de tortura, antes de caer rendido del agotamiento y sobre todo, del gas, el último pensamiento era de Naruto, si era feliz si aún lo recordaba o si estaría hablando de alguna trivialidad que siempre lo haría sonreír.
Podría sonar cliché pero después del rescate, su forma de ver la vida cambio, pero sobre todo, recupero a la persona mas importante para él.
Y ahora aquí se encontraba, mentiras siendo descubiertas por quién menos deseaba que se enterará.
La señal de la televisión volvió a fallar para aparecer un muñeco con una máscara color naranja que tenía un remolino el cual terminaba en un agujero en la parte superior derecha, en dónde debía por lo menos verse un ojo. Iba vestido con una bata color negra, sobresalía unas nubes color rojas.
"-Desde que los tuyos emergieron de la oscuridad, nacieron con una ventaja sobre otros, sin embargo, por malas decisiones morales, te apartaste del camino, desaprovechaste la oportunidad divina para salvar a otros, y en cambio, preferiste matar, hurtar hasta mentir a quien declaraba que jamás mentirías. Haz usado esa ventaja egoístamente solo para ti, a expensas de otros, pero hoy, puedes redimirte, no solo ante ti, sino también, demostrando si lo que realmente dices sentir por esta persona aquí a mi lado, es lo suficientemente fuerte no solo para jugar mi juego y ganarlo, sino también para que también puedas salvarlo, haciendo un mayor sacrificio, rompiendo una antigua promesa...
El aparato que llevas está sujeto a tu caja torácica y cuando la cinta haya terminado tendrás un minuto para encontrar la salida. Al terminar el minuto, sabrás mejor que nadie, lo que sucederá. Hay una sola llave que abrirá el arnés y desactivará el aparato, está justo frente de ti y todo lo que tienes que hacer es estirarte y sacarla pero para que el juego sea más justo, las jeringas estarán pasando el mismo ácido que disolverá la llave en cuestión de segundos, atraves de tu cuerpo, derritiendo tus órganos internos mientras batallan con regenerarlos, así que hazlo rápido."
Prontamente la frustración se hizo paso dentro de su ser, la cinta grabada se cortó, el reloj que estaba encima del aparato, comenzó hacer una cuenta regresiva, el minuto había comenzado a correr, las jeringas pronto perforaron dentro de su piel, lo peor de todo, es que fue sintiendo como estás segregaban el líquido que lo quemaba desde adentro, simultáneamente las seis jeringas no paraban de inyectarle. Con los nervios de punta, alzo su brazo para alcanzar el el vaso de vidrio lleno de ácido y la lleve acentada desde el fondo. Dió una inhalación profunda, reuniendo todo el valor metió la mano, sintiendo como está quemaba su mano, sin embargo eso no le importo, aún si podía ver cómo la sangre se mezclaba con el ácido. Los dedos de la mano le temblaban, pero si mente estaba enfocada en salvar y decifrar lo que aquella persona quería de él. En cuanto tuvo la llave entre sus dedos, saco rápidamente la mano de forma temblorosa, llevándola a dónde estaba el candado. El alivio volvió en su cuerpo caundo vio que aún le faltaban treinta segundas, sin embargo, el alivio no le duró mucho cuando vio que el aparato, no cedía, la jeringa seguía transpasando el líquido, el arnés si estaba abierto pero lo que apresbaa su caja torácica no. La rabia le invadió, comenzó a forcejear, una idea cruzó por su mente, haciendo uso de mayor control de si mismo, intento empujar desde afuera, un ala del dichoso aparato del demonio, sintiendo el dolor al desprendimiento de los pequeños ganchos carneros, y aún cuando la ala y las tres jeringas cedieron, solo le quedaban 15 segundos. Su corazón latia con fuerza, el odio hacia aquel humano se intensificó, volvió hacer presión desde afuera hacia adentro, pero este no cedía tan fácil y cuando creyó que se había salvado, el tiempo se acabó...
[•••]
Mientras tanto...
-Sasuke vendrá por mi y te matará-dettebayo-
Se encontraba en una habitación similar a la de un hospital, la luz de las lámparas y focos iluminaban toda la habitación, mostrando radiografías de un par de pulmones y un cráneo con una enorme mancha, ambas simulaban lo que era el cáncer en una persona, al menos eso fue lo que entendí entre toda su palabrería de aquel anciano.
Aquel hombre tocio con fuerza, manchando una vez más su mano izquierda con sangre, enseguida, un joven entro a paso veloz y con pasos fuertes, para impeccionar al enfermo.
Ambos hombre eran extraños, ambos tenían la piel blanca, pero mientras que el señor tenía una palidez enfermiza y un mirada profunda pero casi tirando a una mirada que gritaba que no le quedaría mucho tiempo más, la preocupación de aquel joven de lentes se mostraba no solo su mirada, sino también en sus actos, moviéndose libremente por la habitación para ir directamente a una enorme vitrina con cientos de pastilla y medicamentos aún cellados. Tomo un pequeño frasco color blanco, al igual que traía consigo mismo un concentrador de oxigeno conectada a una mascarilla.
-Calmate Kabuto, no es necesario el respirador, aún puedo respirar por mi cuenta- intentado rechazar la mascarilla, con la poco fuerza que aún conservaba.
-Dejeme cuidar de usted, Orochimaru-sama. No necesitamos de ellos, yo puedo encontrar una cura para su enfermedad - su mirada ardía celos y mucho enojo reprimido, mientras lo veía atraves de un espejo.
-No digas estupideces Kabuto, ellos son la cura. Tu haz visto en las pruebas que aún intentando enfermarlo y pasarle la enfermedad, lo que sea que ellos tienen en la sangre o ADN, lo consume y sigue intacta- tocio con fuerza una vez más, aceptando solo el par de píldoras que se le ofrecía.
-Pero no necesitamos a este mocoso ruidoso, bien puedo someter al engendro pelinegro-
-Tú cuatrojos, soy mucho mayor que tú, deberías tenerme más respeto-dettebayo- forcejeo contra las cadenas que oprimian en contra su libertad. -Solo espera que logré liberarme y desearan nunca haberse metido conmigo y Sasuke.- gruño con ferocidad.
El sonido del choque de las cadenas contra el metal donde estaba el rubio, volvió a resonar en la habitación, alterando nuevamente sus nervios, tener que soportar sus berrinches, berreos con palabras intendibles o su maldita muletilla, lo tenían hasta su límite, si a eso se le agregaba el interés genuino de su mentor hacia aquel bicho, los celos y su "temple de acero" estaban en juego sino quería caer de la gracia de aquel increíble hombre...
Tomando una respiración honda, se acercó ante aquel enigmático "joven" de ojos azules y piel trigueña, con unas singulares marcas en cada mejilla.
-Veremos cuánto dura tu fe en Sasuke-kun, cuando ya no quede más que cenizas - y con aquella amenaza, le inyectó un sedante recién inventado por parte suya.
-Ahora regreso, Orochimaru-sama, iré a ver cómo van los otros- se acomodo los lentes, antes de tomar lo más discreto posible, un bisturí.
[...]
Caminaba en completo silencio, atraves de un estrecho pasillo donde habían diversos tubos de metal y conectaban con otros pasillos los cuales no estaban iluminados pero podían escucharse gritos de auxilio. Fue en ese momento en el que una sonrisa sincera apareció en sus labios. Realmente amaba los experimentos de aquel señor, aún si él fue víctima de uno, pero no creía en que otros vieran la belleza de una oportunidad nueva de redimirse. No valoraban la vida, no valoraban nada, no desde la perspectiva dorada.
Siguió caminando por los pasillos conocidos hasta que llegó en la prueba donde estaba aquel vampiro, y para su sorpresa y placer, lo más seguro, es que se encontrara muertos, después de todo, ¿Quien sobreviviría cuando una de tus costillas habían Sido arrancada de un momento a otro?
Por más recuperación/sanación rápida que tuviese, creía que todo tenía su límite. Dejo caer por unos segundos su máscara de fiel sirviente, para regojiarse ante el fracaso del pelinegro, le dolía la situación en la que se encontraba Orochimaru-sama, pero le dolía más que confiara en otra persona que no fuera él, así que tomaría cualquier descision si con eso aseguraba el primer lugar aún si traicionase de cierta forma a su mentor, como romper claras reglar para beneficio propio.
-Es una verdadera lastima, me hubiese encantado experimentar contigo y tu cuerpo, sin embargo, prefiero verte muerto de una vez por todas, antes de que llegues a Orochimaru-sama, y en vez de ayudarlo, lo lastimes más. Él no puede ver el peligro inminente que eres, y aún más, si tocaron algo que es tuyo- suspiro, acercándose con mayor libertad, sin miedo ni cuidado, tocando aquella fría piel, recorriendo con fascinación los órganos que colgaban de su caja torácica, para después, con ambas manos, su rostro, y abrir su boca, examinando aquella inusual dentadura dónde sobresalian ambos caninos tanto inferiores como superiores. Con su dedo anular, intento pincharse, buscando la forma/manera en como estos funcionaban para ver si soltaban algún tipo de veneno, cómo las serpientes.
-Y tenías razón - en un movimiento rápido su mano fue apresada por y arrancada sin piedad, saciando la sed que sentía aquel vampiro. Aún si fue un poco de sangre, fue suficiente para recobrar un poco de fuerzas. De un tirón logro romper las pocas ataduras que aún lo sostenían para por fin tocar piso. -Y ahora me dirás, en dónde se encuentra Naruto- sus intestinos aún se encontraban afuera, sin embargo, Sasuke podía sentir como su cuerpo se regeneraba lentamente, comenzando su sistema de regeneración al beber sangre- Y tu me ayudarás a curarme por completo- sonrío al ver el rostro deformado de terror de aquel peliblanco, y sin más, con todo el cuerpo aún adolorido, se creía capaz de matar una presa tan débil como aquel mocoso. Y sin pensarlo más, se abalanzó sobre él.
[•••]
Antiguamente, se creía que los vampiros comenzaron a caminar entre los vivos, cuando un humano moría y sus pecados no podían ser expiados por los dioses, y estos los castigaban haciéndolos caminar por toda la eternidad en el mundo de los vivos, dónde no encontrarían descanso ni tampoco tendrían un lugar al cual pertenecer. También eran castigados en no poder probar alimento alguno, sino que la fuente de alimento serían otros seres vivos, para torturarlos psicológicamente, sin embargo, ni siquiera los vampiros más antiguos sabian cómo renacieron, algunos, ni siquiera sabían si habían tenido una vida antes que está, pero si habían podido averiguar la diferencia entre su raza con la de los humanos, lo único que si sabían, era que cuando un humano era convertido en un vampiro, cada uno de su especie podía sentirlo, como un hermano más, se unía a su familia. Muchos de ellos cometieron errores y fueron masacrados en masa, una facción de ellos creía en que uno de ellos, o varios, según la historia que se contase, había vampiros especiales, con un don distintos, único e inusual que podía ser usado para su beneficio a la raza, no obstante, hasta el momento, no había evidencias de ello...
[•••]
Sasuke, saboreo una última vez el sabor de la sangre humana de su boca, sintiendo la exquisites no solo recorrerlo las papilas gustativas, sino que su cuerpo se sintió nutrido y satisfecho despues de tanto tiempo. Contempló se arte maestra en distintos tamaños, todos y cada uno arrancado mientras la presa aún estaba con vida, siendo desechados en el suelo.
—Es momento de ir por Naruto — cerró sus ojos unos momentos, para concentrarse y poder alcanzar mayor concentración y esperar a escuchar por lo menos, una ruta segura en dónde se encontraba su pareja.
Naruto no era débil, era un guerrero fuerte, subestimado por muchos de su propia raza pro su extraña forma de pensar, al tener compasión por un enemigo que en su tiempo, le dieron caza, por ende, no podía comprender como había quedado atrapado en este lugar, oh una buena parte de él, creía realmente que era esa misma bondad hacia los humanos que lo habían atraído a este lugar.
Sin más preámbulo, cuando pudo escuchar la voz del mismo hombre que grabó aquella cinta, fue el momento en el que sus iría pasaron de ser un negro oscuro, aún rojo carmín fuerte. Tendría su venganza, pagaría cada golpe propinado a su pareja, y no solo mataría al desgraciado que se atrevió a raptar lo que era suyo, sino que también prendería fuego a todo el lugar.
[•••]
—De que te ríes, Naruto— pregunto el hombre que estaba sentado enfrente de varios monitores, observando desde el primer asiento, las demás pruebas.
Una sonrisa inocente pinto sus labios, y por un segundo aquellos iris azul cielo, cambiaron a un rojizo carmín.
—Es solo que el tiempo ah terminado y aunque fue un placer jugar con ustedes, es momento de decir adiós —
—¿De que hablas? ¿Acaso tú amado Sasuke viene para acá?— otra sonrisa juguetona salió de los labios del rubio. El hombre tembló desde su interior, y reafirmó su máscara de indiferencia a las palabras dichas por el vampiro. —¡Kabuto!— grito lo más fuerte que pudo, tociendo en el proceso.
—De nada te servirá llamar a tu cómplice, esto ya ah acabado para ti, Sasuke viene en camino, y no viene en son de paz. Desea derramamiento de sangre—
—Si él me hace algo, tu morirás conmigo, ¿Acaso se te olvida que tienes una bomba dentro de tu cuerpo? Yo tengo el detonante, y puedes morir cuando yo quiera, así que más te vale decir que pare y me de lo que yo quiero, sino quiere verte morir entre sus brazos— en su tono de voz ronca, se escuchaba seguridad en cada palabra dicha, creyendo tener salvación, creyendo que aún si no ve no vencía a la muerte por una enfermedad, podía burlarla al convertirse en un no vivo.
—No digas que no te lo advertí, cierto... Sasuke—
La sangre del anciano se congelo cuando vio aquel joven manchando de sangre, y con una parte de su costilla estar regenerandose.
—Magnifico— susurro, olvidando el peligro en el que se encontraba
—¿Que crees que estas haciendo ahí, Usuratonkachi?—
—Tú no tienes nada que reclamarme maldito Teme, no después de lo que hiciste-dettebayo. Yo puedo líbrame solo de esto, así que vete, no te necesito — comenzando a ignorar al pelinegro, observando con mayor contexto intere la pared blanca
—No comiences Naruto, no ahora, tendremos mucho tiempo para discutirlo, pero por el momento necesito que... me digas que por lo menos, lo pensarás las veces que sean necesarias hasta que tomes una decisión de lo nuestro— esto último lo dijo en un susurro suave, haciendo que el rubio, se volverá a verlo directo a los ojos
—Sasuke— susurro aún más sorprendido. Sasuke no solo era un vampiro arrogante, fuerte, guapo y proveniente de una familia poderosa y de sangre pura, sino que no estaba acostumbrado a mostrar su lado vulnerable con nadie, ni siquiera con él, las muestras de afecto, el decir lo que realmente sentía eran ocasiones muy raras, que con él tiempo, aprendió a decifrar y apreciar también, aún si había veces que deseaba que su amor lo mostrará en público como cualquier otra pareja, no lo cambiaría por nada, porque tenía algo que nunca nadie tendría, y que solo él podía mirar, pero aún así, debía vénganse, ¿No?
—Esto es demasiado cursi, pero si lo que realmente quieres es salvarlo, entonces quiero que me des algo que tu tienes, y solo tú puedes darme, sino quieres que tú amado vuele en mil pedazos.
—De que demonios hablas, humano—
—Quiero que me hagas inmortal, como ustedes, y se que es posible, eh estado obsesionado con los de su raza desde que me diagnosticaron está horrible y maldita enfermedad, sino quieres que me lleve conmigo a él —
—Estupido humano, no sabes lo que estás pidiendo— su tono burlón hizo molestar ligeramente al hombre más alto entre ellos. —Pero si eso es lo que quieres, entonces te lo daré—
—¡Sasuke no! Itachi, él...
—Él esta muerto, tú por otro lado, aún sigues aquí y ahora, conmigo. Eres importante, nunca lo olvides, Naruto —
Con pasos lento se acercó al anciano, que se encontraba temblando pero de la emoción.
—No digas que no te lo advertí — susurro antes de morderle en la yugular repetidas veces, sin esperar un lapso para la siguiente mordida, observando cómo se iba desangrando poco a poco hasta soltar el detonante.
Se alejo del hombre, para dejarlo caer al suelo, retorciendose con la palma de su mano, en un intento desesperado de detener la hemorragia.
—¿¡Que me haz hecho, monstruo!?— grito encolerado
—La transformación, no es como ustedes los mortales creen que es, en realidad somos nosotros quienes decidimos compartir nuestra inmortalidad, pero contigo, lo único que deseo es que sientas dolor. Así mismo como tus células intenten regenerarse, así misma se destruirán y sentiras un dolor intenso recorrerte el cuerpo— rompiendo el detonador en el proceso, dándose la vuelta para ir en busca de su pareja. —¿En dónde está? ¿Dónde te lo puso?— demando con la voz.
—Yo puedo con esto-dettebayo—
—Con que así serán las cosas, eh— comenzó a besar la parte de su cuello, con pequeños piquitos, acariciando poco a poco la parte trasera de su cuello, sabiendo lo sencible que era. —¿Quieres continuar con eso?— sonrío descarado, al ver cómo Naruto mordia sus labios —Entonces, ¿Que dices? ¿Volvemos a nuestra casa, y platicamos tranquilo o nos adelantamos al postre?— el mojin del rubio, le pareció adorable al pelinegro, que no evito pelliscarle sus cachetes.
—En mi estómago —
—Esto solo me tomará un segundo, y pronto nos iremos de aqui— de un movimiento rápido, introdujo su mano en el cuerpo de su pareja, buscando con sumo cuidado el explosivo, tanteando, y para cuando lo encontró, lo extrajo. —Listo. Te ayudaré a bajar de esto— rompió las cadenas, mientras lo sostenía con su otro brazo, y cuando lo pudo liberar, lo cargo hasta recostarlo en la camilla que se encontraba cerca —Espera no te muevas, búscare que darte— se acercó al anciano que aún se encontraba retorciendose de dolor, lo sostuvo con una sola mano, atravesando lo con rabia su abdomen —¿Dónde tienes las unidades de sangre?—
—Muérete— gruño Orochimaru, escupiendole sangre negra al rostro.
—Dime dónde los tienes, y no me digas que no hay, porque tu querido ayudante me lo dijo antes de que lo matará — comenzó a jalar poco a poco sus intestinos, retorciendolo despacio al sentido que giraba el reloj— ¡Dime anciano, en qué parte se encuentra!— la sangre escurría de la boca de aquel hombre, quien solo pudo apuntar ante un estante cualquiera
—Detrás de ahi— antes de soltarlo, guió su mano, en dónde se encontraba su corazón, y lo estrujó con fuerza, haciéndole puré, sintiendo escurrir la carne entre sus dedos, tirándole en el proceso. Con rapidez se acercó al estante y lo arrancó de un solo movimiento, encontrando una puerta de fierro, con una pequeña ventana, separando lo que era un enorme refrigerador, viendo las diferentes unidades de sangre, colgadas en una sola hilera. Entro con rapidez, jalando varias bolsitas y se dirigió hacia donde estaba Naruto
—Ten, bebe esto, te ayudará a recuperarte— la negativa vino al instante — Sino lo haces, te lo daré a la fuerza —
—Intentalo y veremos quién gana— sonrío retador con un brillo juguetón en sus iris.
Sasuke destapó una bolsa con la ayuda de sus dientes filosos, bebió un poco, y se acercó a besar al rubio con fuerza, mientras traspasaba un poco de sangre, y casi la mayoría, se derramaba a los costados. Al principio, la sangre se estaba desperdiciando, pero conforme avanzaba el beso, el rubio dejo de resistirse, olvidandose de la tarea principal del beso.
Cuando la energía volvió al cuerpo del oji-azul, recordó su promesa de mantenerse "vegetariano" alimentándose solamente de la sangre de los animales.
—¡Teme!— gritó, no con furia sino más bien con incredulidad
—Sera nuestro secreto, para los demás, aún sigues de pie con la locura de ser vegano—
Ambos abandonaron el lugar, que se trataba de un edificio viejo y abandonado, casi a las afueras de la ciudad de Los Ángeles, pero antes de marcharse, Sasuke comenzó un incendio, el cual al principio fue débil, pero conforme fue devorando lo que podía, la pequeña llama, se volvió una llamarada, consumiendo dicho lugar, las ventanas comenzaron a romperse, el humo negro, escaló hasta salir por el techo. En menos de diez minutos, las sirenas de los bomberos inundaron las calles.
—¿Estás enojado conmigo por lo que te oculte?— ambos observaban desde un lugar lejano, la escena donde hombres vestidos de color amarillo, jalaban diferentes mangueras de larga longitud y se dividiendo en cuatro grupos, para estar en casa frente y poder apaciguar las llamas.
—Si, estoy muy molesto contigo, Teme...— el silencio se hizo presente entre ellos, y por primera vez, se sintió incómodo estar juntos —Sin embargo, eso no significa que te desharas tan fácilmente de mi, tengo mucho material para ponerlos en la misma balanza— sonrío con alegría, poniendo ambos brazos en su cuello, comenzando abandonar el techo donde estaban parados. —¿Nos vamos?—
Y sin más, ambos se marcharon de aquella ciudad...
[•••]
La información había llegado por si sola. Una mañana, Sasuke habia ido de caza, lo que le tomaría tres días en regresar y llevar una cantidad considerable de animales, de consumo "normal". Aquel día se encontraba limpiando su hogar, el cuál estaba en medio de una selva, a dos horas de distancia de una civilización decente.
Habían llamado a la puerta, en un toque presuroso, para cuando fue abrir, solo encontró una caja de madera, con un sobre blanco con su nombre escrito encima. Con gran curiosidad lo abrió, para encontrarse una tarjeta con una frase escrita en cursiva
"¿Realmente lo conoces?"
Eso fue todo lo que decía la tarjeta.
Por un momento pensó que solo se trataba de una mala broma, pero lo que le llamo la atención, fue una foto en dónde se encontraba Sasuke y el mayor genocida conocido por todo el mundo, ambos estrechandose la mano. Lo observó durante un largo tiempo, antes de dejarlo a un lado en el suelo, y comenzar a desfajar un montón de cartas, con un sobre con una familiar insignia. Leyo cada carta, con la respuesta de esta, sintiendo la irá y revolverle el estómago.
Siguió registrando la caja, encontrándose un pequeño estuche terciopelo que contenía un anillo de compromiso con una gema color rosada, com el grabado de un nombre. Para Sakura Haruno
Aventó con rabia aquel estuche, y siguió registrando para encontrarse más fotos de Sasuke y esa chica, Sakura, en diferentes partes del mundo, con una sonrisa, sabía que era forzada, sabía detectar una sonrisa sincera a una hipócrita, sin embargo, no era tanto las fotos, las cartas que se encontró, en realidad lo que le molestaba era el hecho que seo ocultara, que le mintiera, que le omitiera información que para él era importante. Antes de formalizar ante sus familiares y demás de su comunidad, tuvieron una plática larga y algo tensa, "sin secretos".
Estuvo varias horas desahogando la irá que sentía dentro de si, hasta que prefirió guardar el secreto.
No obstante, decidió que el karma visitará a Sasuke, y se diera cuenta por si mismo que él sabía cosas suyas y que ya no podría guardar más tiempo.
Naruto no solo era otro vampiro beta más, dentro de los de su raza, sino que tenía un poder especial, el cuál consistía en poder manipular las emociones de otros, no era algo que le gustara hacer, sin embargo, tenía sus ventajas, y una de ella, era que nadie aparte de él, lo sabía, y lo usaría a su favor.
No supo quién o quiénes lo enviaron, sin embargo tenía algunos sospechosos, que más temprano que tarde, se desharia de ellos si le seguían estorbando en su relación, desesperados por separarlos.
Convenció a Sasuke de vivir en la ciudad, investigando desde tiempo atrás dicha ciudad elegida, encontró aquel hombre que le hacían llamar la serpiente, porque nunca encontraban pruebas para apresarlo pero su marca era una serpiente que tallaba en la piel de sus víctimas. Manipuló aquel hombre, entregándole pruebas, datos curiosos para despertar su curiosidad, una vez que "Kabuto" logro secuestrarle, se hizo el débil, soltó información cuando creyó el momento adecuado, y aún cuando le colocaron la bomba dentro de si, teniendo una fracción de posibilidad de morir en verdad, prefirió arriesgarse ...
Cuando Naruto quería algo, lo conseguía, pareciendo que fue pura casualidad del destino, sin embargo, había aprendido a poner el destino de su lado.
—Dulces sueños Sasuke— colocándole en el cuello, una cadenita de hilo rojo con un dije de sol y luna, representándolo a ellos, y para él, una cadena con un dije de cruz
Tal vez era el sumiso en la relación, quien recibía en el acto sexual, pero también podía jugar sucio cuando se lo proponía...
Si Sasuke volvioa hacer algo... Indebido... Ya conocería las consecuencias de romper una promesa...