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EL SECRETO DEL PRINCIPE por Mahozahamy Arisugawa

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Notas del fanfic:

Situado en el verano después del quinto libro que para esta historia se toma como el sexto año de Harry en lugar del quinto. En esta versión existió la batalla en el ministerio pero nadie cayó por el velo.

Notas del capitulo:

Su comportamiento se ha visto alterado y está determinado a decubrir por que pero quizá lo que encuentre valla más allá de lo que esperaba.

 

Desde hacía varios días le daba vueltas y vueltas al mismo tema.

No sabía que era peor. Si el hecho de que pasara tanto tiempo pensando en él. O que fuera él. Precisamente él quien ocupara tanto tiempo sus pensamientos.

Los primeros días en que fue consiente de su extraño comportamiento, quiso suponer que era obvio, que era normal tener tanto tiempo al chico en sus pensamientos.

Después de todo, la seguridad del muchacho era la prioridad de la Orden del Fénix. Y  sobre todo de Albus Dumbledore. El único que había confiado en él. Sin importarle su pasado.

 

El viejo mago de chispeantes ojos azules había sido para él más que un mentor y amigo. Había sido el padre que Tobías Snape nunca fue para él.

 

Los motivos podían no ser obvios para los demás, pero eso no importaba. El era leal a Dumbledore.

Frunció el entrecejo. Por que se estaba desviando del tema.

 Era lógico se dijo de nuevo. Era absolutamente lógico. Y normal. Ya se había dado hasta el momento un millón dos razones para convencerse de que el hecho de que el mocoso ocupara gran parte de sus pensamientos era perfectamente comprensible y normal.

 

---No—se dijo por enésima vez—No es normal. Y lo sabes.

 

El adusto profesor de pociones no era consiente de las gesticulaciones que realizaba al pensar todo aquello.

 Y tales eran sus aspavientos que todos los presentes estaban pendientes de lo que hacía.

Una voz, que le sonó muy lejos pronunció su nombre trayéndolo de nuevo a la realidad.

--- ¿Severus? –inquirió la voz entre extrañada y divertida del director de Hogwarts Albus Dumbledore.

Por primera vez en la última media hora el profesor de pociones fue consiente de la miradas clavadas en él.

Fue conciente del lugar en que se hallaba.

 

--- ¿Sucede algo, Severus? –Esta vez la voz del profesor Dumbledore sonó irritada, pero no molesta.

 


Años de práctica en el extraño arte de ocultar emociones le fueron de mucha utilidad en aquel momento.

 

---Nada importante, Albus—dijo el profesor a Dumbledore.

 

Todos centraron de nuevo su atención en el anciano director olvidándose del profesor. Pero debían admitirlo desde hacía unos días Severus Snape se comportaba de manera extraña. Y eso era de verdad escalofriante.

 

De nuevo habían estado hablando del chico y como era de esperarse, se había quedado pensando en él…

 

---Un momento…—se dijo.

 

¿Desde cuando era normal para él quedarse pensando en el chiquillo ese?

 

---Definitivamente necesito una copa—pensó.

 

Hacía días que estaba preocupado por su extraño comportamiento pero lo que había sucedido en esos momentos era francamente aterrador.

 

¿Desde cuando perdía la compostura mientras se hundía en sus pensamientos de aquel modo?

 

Y sobre todo ¿Desde cuando su conciencia había aceptado que era “normal” quedarse pensando en el mocoso ese a la mención insistente de su nombre?

 

La junta terminó sin más inconvenientes al menos para él pues aún no lograba entender del todo que había sucedido y trataba de analizarlo por lo que no notó que Remus y Sirius detenían a Mcgonagall para hablar con ella.

 

Por tanto fueron solamente él y Albus quienes se aparecieron en el bonito pueblo de Hogsmeade donde la tarde daba paso a la noche en una mezcla de colores y formas.

---Creo, Severus—declaró el profesor Dumbledore una vez que se hubieron aparecido—que ya sé por que Minerva tenía esa cara cuando dejamos el Cuartel General. Sinceramente espero que lo tome bien, aunque he de confesar que cuando me lo dijeron a mí… --Dumbledore interrumpió sus declaraciones y miró a Severus, a quien siempre había considerado su alumno, su amigo. Nunca se había burlado de él y no lo haría pero había que admitir que la cara que tenía Severus Snape, era muy graciosa. --- ¿Severus? ---Llamó el mago para sacar a Snape de sus pensamientos.

El hombre de los ojos negros se giró para mirar de frente aquellos ojos azules de su mentor. Estaba sorprendido. Dos veces en un día le había ocurrido lo que nunca en la vida.

---Disculpa, Albus—dijo al fin—Estoy algo cansado.


El profesor Dumbledore Alzó una ceja. ¿Cansado eh?


---Supongo mi estimado Severus—dijo el mago mirándolo con fijeza—que no pretenderás que crea eso. ¿Algo de lo que quieras hablar?


---No, nada de importancia realmente—contestó el profesor—Solo quiero descansar un poco.


---Entonces—le dijo Dumbledore—tal vez deberías plantearte la idea de calificar más tarde los trabajos finales, de quinto grado ¿No Severus?


---Ya he aplazado bastante el pendiente, albus—replicó el maestro un poco fastidiado y sin darse cuenta de nada raro—Y a como van las cosas con la Orden, estoy planteándome seriamente llevarme los trabajos finales del año pasado bajo la capa invisible la próxima vez que tenga que hacer guardia.

 

Caminaron el resto del pasillo en silencio, y entonces profesor y director se separaron, Snape descendió a las mazmorras y Albus continuó su camino hasta su despacho.

 

No debía insistir. Sabía que cuando Severus Snape se guardaba las cosas para si mismo era mejor dejarlo en paz, ya sería el quien le contaría todo en otro momento. Tal vez.

 

Entró a su despacho divertido con los acontecimientos recientes y se sentó en su escritorio. Se acercó un gran cuenco lleno de caramelos de limón. Tomó uno y comenzó a desenvolverlo distraídamente.

 

Sin embargo el estrepitoso ruido de un portazo lo hizo levantarse y olvidarse del caramelo. La profesora Minerva Mcgonagall, jefa estricta de la casa de Gryffindor se encontraba en el rellano de la puerta, con el sombrero torcido y las gafas cuadradas casi en la punta de la nariz.

 

Primero Severus, ahora Minerva ¿Qué pasaba en el colegio?

 

---Pro… Profesor Dumbledore…--dijo ella casi sin aliento entrando en el despacho—Usted… ellos… quiero decir… ¿Ya lo sabía? –Dumbledore sonrió ya se imaginaba que a Minerva no le iba a sentar bien la noticia-- ¿Cuándo? –Preguntó ella exaltada---Por que a mi me dijeron que…. ¡Oh! ¡Por Merlín!.... –Fue una suerte que el profesor Dumbledore tuviera prevista esa reacción pues rápidamente conjuró tras ella una cómoda butaca de algodón estampado, evitando así que la desmayada profesora se lastimara.

Sonriendo de manera extraña se acercó a Fawkes y con voz suave le pidió que avisara a la enfermera.

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Mientras tanto en las mazmorras un cansado profesor de pociones contemplaba las llamas de la chimenea sentado en su sillón favorito con una generosa copa de Whisky de Fuego en su mano derecha. Normalmente estaría leyendo o calificando con despiadada pluma los trabajos escolares pero en esos momentos no lograba concentrarse en nada.

 

Desde siempre había odiado al mocoso. Desde la primera vez que lo vio decidió hacer su vida imposible para vengarse del maldito de James a quien se parecía tanto el presuntuoso chiquillo.

 

--- ¿Qué ganarás? –se preguntaba a menudo.


---Una enorme satisfacción personal—se respondía siempre.

 

A como diera lugar impediría que Potter se transformara en el imbécil que había sido James. Pero todo había salido mal. Las cosas habían cambiado radicalmente en los últimos meses.

 

---Todo comenzó con las malditas clases de Oclumancia—pensó.

 

Hizo girar el vino en la copa. Bebió un sorbo.

 

Sí—se dijo— Supuse que serían la forma perfecta de humillarlo y mira donde terminé.

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 En el despacho del profesor Dumbledore una contrariada profesora Mcgonagall bebía un pequeño sorbo del te de tila que le había ofrecido el director.

 

--- ¿Se siente mejor, Minerva? –preguntó el anciano mago con interés.


---Discúlpame la exagerada reacción albus es solo que…--La profesora fue incapaz de continuar.


---No tiene que disculparse profesora—dijo serenamente el mago de los ojos azules--- reacciones como esta, frente a noticias de esta magnitud, nos recuerda que somos humanos y por tanto poseemos una maravillosa capacidad de asombro.


La profesora Mcgonagall frunció el entrecejo. Indefectiblemente Albus diría algo como eso. Debió imaginárselo ¿Cómo podía estar tan sereno?


---Disculpa. Albus ¿Y es cierto que serás tu quien…? –De nuevo cortaba la frase. El profesor dumbledore asintió. Estaba claro que a Minerva le iba a tomar tiempo el hacerse a la idea.


---Dime ¿Te has opuesto?—El director ya sabía la repuesta, pero quería que Minerva se cuestionara el por que.


Minerva lo pensó por un segundo. ¿Por qué no lo había hecho?


---Supongo…--dijo aún dubitativa—que una vez que haya hecho a la idea, me alegraré tanto como tú Albus.


---Si mi intuición no me engaña—dijo el mago sonriente como siempre en esas ocasiones—Te a legrarás incluso más que yo.


Minerva apretó los labios en un gesto muy típico de su persona. Trató de variar el tema.


--- ¿Y Harry Albus? –La profesora trataba de imaginar como tomaría el chico la noticia— ¿Ya lo sabe?


---Para serte sincero, no lo sé—respondió dumbledore colocando sus manos tras su espalda y recorriendo con la mirada el despacho—Pero se acerca el cumpleaños de Harry y creo que esperarán hasta ese momento para decírselo.


Minerva puso de cara de no creerlo.


---Habían comentado algo al respecto—dijo el mago zanjando la cuestión.

 

Minerva era incapaz de comprenderlos. Ella en su lugar no esperaría para comunicar una noticia de esa magnitud.

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En el despacho del profesor Severus Snape las llamas se habían convertido en solo unos cuantos carbones ardientes. Pero profesor no tenía interés alguno en moverse de donde estaba.

Pensaba intensamente en los últimos meses tratando de hallar una explicación a su comportamiento.

 

---Conocer el origen de un problema es el primer paso para solucionarlo—se dijo.

 

Su mente evocó unos recuerdos de su pasado cercano y el profesor se sumergió en ellos.

***FLASH BACK***

En los últimos meses había visto muchos de los recuerdos del muchacho. Era cierto que no tenía nada de especial a menos para ese arte, sin embargo se había dado cuenta que su empeño en hacérselo difícil al chico para vengarse de unas cuantas bromas empeoraba la situación. Y no solo para el chico sino también para el profesor.

Con el paso de los días había descubierto que Potter no era nada parecido al imbécil de James. Mas bien lo contrario, muchos de los recuerdos de Potter, eran tristes y humillantes.

Horrorizado Snape se dio cuenta del trato que recibía en “su casa” con su “Familia”. No. Harry Potter no tenía nada que ver con el engreído presuntuoso de James.

Las cosas cambiaron desde ese momento. El profesor dejó de mostrarse tan duro con el muchacho y pretextando que ya tenía suficientes problemas como para lidiar con un chiquillo presuntuoso como él, le propuso una tregua.

El chico estaba sorprendido con la actitud de su maestro,  pero también estaba infinitamente agradecido.

Claro que como todo mocoso impertinente el chico había cometido sus errores. Aún recordaba con rabia la ocasión en que el muchacho había hurgado sin permiso en sus más vergonzosos secretos.

Había estado a punto de asesinarlo cuando llegó a su despacho y se dio cuenta que el chiquillo estaba dentro de sus recuerdos. Nunca se esperó sin embargo que el mocoso tuviera esa cara cuando lo sacó de ahí.

 Pensó que el chico se burlaría de él por la broma que su idolatrado padre le había gastado, pero no, la cara de Potter no reflejaba la burla que él esperaba encontrar, la cara del muchacho reflejaba una profunda tristeza… ¿Comprensión acaso? En aquellos ojos verdes Snape había visto algo que lo desconcertaba. ¿Sería eso a lo que Dumbledore se refería cuando hablaba de los ojos del chico?

En aquellos momentos pudo más su rabia, su odio, sus heridas.

Sin embargo y ante la insistencia del director, Snape se vio obligado a darle  más clases. Pero necesitaba tiempo. Para empezar había corrido al chiquillo arrojándole cosas la última vez. Decidió rememorar todo una vez más.

 Y se dio cuenta que había actuado muy infantil. El había visto los recuerdos más humillantes del chico. Tal vez ahora estaban a mano. Se enteró que el chico había sellado dentro de sí aquellas revelaciones.

Supo que había exigido una explicación a Lupin sin decirle de donde venían los recuerdos. Supo que Potter ya no quería parecerse a James, no después de lo que le había hecho a él.

Y pensó. Se dijo muchas veces que no necesitaba la compasión de nadie y mucho menos la de Potter. Pero lo quisiera o no las cosas habían pasado. Las clases que debía darle ya no tenían más prórroga.

Ahora debía darle a clase a Potter dos días seguidos y eso sí que no sabía como afrontarlo.

El fatídico día llegó igual que los otros. Harry se presentó ante su profesor queriendo meter la cabeza en una bolsa. Estaba muy, muy avergonzado por haber alabado y defendido a su padre sin saber realmente como era él.

El profesor se sintió confundido al ver a su alumno. Avergonzado como estaba Potter se veía… ¿Tierno?

Oh, no eso sí que no era posible.

El profesor reanudó las clases como si nada hubiera pasado. Trató a su alumno cruelmente, como en las primeras clases. Pero el muchacho no soltó ni una queja.

Por experiencia Snape sabía que el chico debía estar hecho polvo, pero Potter solo se quedaba callado. Y por alguna razón esto irritaba más al profesor.

¿Acaso pensaba el mocoso que se merecía un castigo?

Pues sí—pensó Snape—Se lo merece.

Pero por alguna razón desconocida hasta para el propio Snape, no le resultaba satisfactorio hacer sufrir al chico.

De nuevo habló con el muchacho y le reprendió por su excursión a sus recuerdos. Ya sin alterarse ni lanzarle cosas. De nuevo le dijo que estaba más que harto de tener que lidiar con él y estableció la tregua nuevamente.

Y espero, Potter—dijo aquella vez con una voz lenta, tratando de controlar sus impulsos de estrangularlo—que sea la última vez que comete una estupidez de esta índole o de cualquier otra. De lo contrario dejaré de darle clases y lo asesinaré yo mismo…

El mocoso había estado de acuerdo. Cada día trabajaban a más y más altos niveles. Era obvio que Potter ponía todo su empeño y había mejorado años luz desde sus primeras clases.

Snape pensaba que en condiciones normales el chico no era un imbécil después de todo. De hecho podía decirse que estaba bien.

Y así llegaron las últimas clases de oclumancia del año. Habían suspendido un par de meses por las misiones cada vez más demandantes y riesgosas que tenía Snape. La noche del regreso el profesor vio a un Potter distraído y enfadado.

 Se propuso que el muchacho pagara caro el no ir preparado para su clase. Le lanzó un hechizo potente. Y Potter no estaba preparado. Los recuerdos del chico fluyeron en su mente. Cada vez más detallados. Ya casi propios para Snape. Los mismos de siempre… Salvo un par de recuerdos insignificantes de los últimos meses... Casi al final uno de los recuerdos llamó su atención.

Una chica de cabello largo y negro. Poseía rasgos ligeramente orientales y por su atuendo parecía de la casa de Revenclaw.

La chica se acercaba peligrosamente al muchacho y un segundo después le besaba bajo un ramillete de muérdago en un lugar que no le era familiar al profesor.

Una chica besaba a Potter bajo el muérdago.  No hizo falta más. El profesor apretó los puños y retiró el hechizo. Miró a Potter. Estaba rojo de vergüenza.

Se sintió desconcertado. No entendía que pasaba y no quería saberlo. Lo único que quería era sacar a Potter de su despacho en el acto.

---Para una próxima vez, espero que esté mejor preparado, Potter—La voz de Snape sonó inusitadamente helada. Harry sintió un escalofrío. ¿Acaso Voldemort lo estaría llamando? La misma voz helada lo sacó de sus pensamientos.


---Ahora retírese, Potter. –El profesor Snape daba miedo.


---Pero, señor… Acabamos de comenzar…---se quejó Harry.


---He dicho retírese.

 

Harry tomó su capa y el mapa del merodeador, tenía la mano puesta en la puerta. De pronto se giró. Vio a Snape completamente rígido. La furia se leía en cada partícula de su ser.

 

--- ¿Profesor Snape?


--- ¿Que quiere ahora Potter?


--- ¿Podría guardar el secreto? –pidió suplicante.

 

La ira de Snape ascendió hasta límites insospechados. Ahora además el mocoso quería que le guardara el secreto.

 

--- ¿Desde cuando tengo que hacer lo que usted me pida, Potter? –Dijo Snape con una voz venenosa.

 

Si Harry hubiera sido más prudente habría tomado sus cosas y se habría retirado con una disculpa. Pero Harry no es la clase de persona que uno consideraría prudente.


---Por favor, señor—insistió el chico tentando a sus suerte—No quiero que…


---Mire, Potter—interrumpió  Snape con aquella voz filosa que había mantenido todo el tiempo—Si eso lo saca antes de mi despacho. No diré nada. Ahora lárguese de aquí.


---Muchas gracias, Señor—dijo un Harry alegre sorprendido con su buena suerte. Y abandonó el despacho.

 

Una vez que la puerta se hubo cerrado Snape se desplomó en el sillón y se sirvió una copa de Vino de Elfo, una de muchas que tomaría aquella noche. No quería detenerse a pensar.

Sabía que a la mañana siguiente el malestar sería insoportable, pero dadas las circunstancias si ese era el precio a pagar para olvidar lo que acababa de pasarle, le parecía razonable.

 

***FIN DEL FLASH BACK***

 


Severus Snape volvió a la realidad y se dio cuenta que la chimenea estaba apagada y que pasaban de las cuatro de la madrugada.

Se levantó y se desperezó. No lo había visto de ese modo aquella vez. Se habían enfocado en olvidar lo que había pasado a toda costa.

No entendía por que pero admitió muchas cosas una vez que las hubo visto de frente otra vez.

Miró la mesilla al lado del sillón, ahí estaban un montón de pergaminos. La redacción final para el profesor más temido de Hogwarts.

Miró la botella de cristal. Casi vacía. Definitivamente al día siguiente el alcohol injerido le pasaría una cara factura. Decidió ir a dormir. Nuevamente había pospuesto los trabajos finales. Se reprendió mentalmente y se prometió que…

---Mañana…—se dijo de nuevo—Mañana los revisaré sin falta.

 

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Notas finales:

¡¡Ohayo!! ¿Que le ha parecido es primer capítulo? ¿Que le estará sucediendo al profesor de Pociones? Comentenme que les ha parecido ¿Ok? Muchas gracias por su tiempo.


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