Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Keep smiling for me por EvE

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Ambientada con la canción "Butterfly caugth" de Massive Attack

Keep smiling for me

Weightless falls
Honeysuckle
Strangers - strange this


Su aroma...

<<Cerezos....>>

Su figura...

<<Lotos...>>

Su belleza...

<<Mía...>>

Cuanto más tiempo pasaba, más deseaba a aquel hombre.

Poseía una belleza etérea, como sus pasos, como el movimiento elegante de su túnica Indú que portaba con la magnificencia de un príncipe. Siempre erguido, siempre orgulloso, siempre distante. Tan inescrutable que se le antojaba como una estrella en el firmamente y a la vez tan pavorosamente cercano, que su precencia, esa fuerza que irradiaba le quemaba. Era como un generador de calor, como la turbina de un avión que al encender, te lanza hacia atrás sin reparo alguno.

Así era Shaka de Virgo, y así lo amaba Aioria de leo, con un fuego propio de su signo y con un anhelo digno de un idiota.

¿Por qué teniendo a todos a sus pies no podía conseguirlo a él?

¿Por qué Shaka se empeñaba en rechazarlo?

-¿Qué quieres de mi?- Expresaba con un dejo de tristeza en su sonrisa viril Aioria, observando anonadado el bello rostro del de ojos cerrados. -Todo lo que hay en mi te lo he dado ya-

El rostro de Shaka se movió en un gesto que parecía fantasmal, curveando aquellos finos labios de estatua de alabastro en una hechizante sonrisa. El león estelar caía embrujado ante el encanto de aquel ser etéreo. Un ángel era poca cosa, Shaka no podría definirse jamás como un ángel; un ángel era incluso más real que él. Sus actitudes no correspondían a la fragilidad que encerraba su apariencia... su fuerza abrumaba a Aioria, le hacía temer y a la par le deseaba de manera casi enferma. Virgo era conocedor del encanto maldito que ejercía sobre aquel felino, lo sabía de antemano y aún así, jamás mostró compasión.

Jamás mostraba nada.

<<¿Tendrás corazón, hijo de Buda?>>

-Has entregado tu corazón a pesar de saber que jamás podré corresponderte, leo... No sé si enternecerme por tu nobleza o lamentarme por tu desgracia.- Pareció mirarlo, voltear su rostro alabastrino y observar a Aioria aún con los ojos cerrados. -Lástima es algo que no quiero tenerte, Aioria... Por favor, deja ya de insistir.-

Sus palabras se clavaban en su corazón como trozos de vidrio. El alma del joven león sangraba con cada rechazo que Shaka le brindaba, con cada negativa. No le daba siquiera la oportunidad de demostrarle cuan sincero era, todo lo feliz que podía hacerlo.

-¿No quieres permitirme hacerte feliz?-

-Tengo la felicidad que necesito... mi vida no puede verse interrumpida por placeres banales, he de separarme de todo eso...-

-¿Y que hay de mi?-

-Eres libre de decidir tu destino... Seguir sufriendo por mi, o seguir sufriendo por otros. El sufrimiento siempre estará presente mientras seas incapaz de desprenderte de los placeres efímeros.

-No quiero dejar de sentir...- Los labios de Aioria, carnosos y antojables, humedecidos con su saliva mientras hablaba brillaban bajo la luz de la luna.

Aquel pasillo, largo y fúnebre era testigo del dolor que los ojos del griego expresaban Estaban solos, acaricados con la ventizca de la noche y el rayo lunar platinado. Amaparados bajo las viejas columnas del templo principal, desde donde había estado acechando el paso de Shaka cuando viniera del oráculo de la Diosa. Masoquismo, necedad... Algo por el estilo le movía a siempre insistir. A pesar de que conocía de sobra las respuestas que Virgo le daría, a pesar de su orgullo, la esperanza se negaba a morir. Tenía que amarlo como lo amaba, tenía que corresponderle.

-Ámame, Shaka...- Expresó con voz enronquecida Aioria, acercándose al oído del rubio mientras movía finamente sus cabellos de oro.

-Ya te amo, Aioria... es un lástima que seas incapáz de aceptar mi manera de amarte.-

Lo observó alejarse con la misma templanza de una ilusión, viendo sus túnicas blancas moverse al compás melódico del viento. Su figura magífica desapareció entre la luz plateada de esa roca inerte llamada luna que colgaba sobre sus cabezas y, una vez más, Aioria arrastraba su dolor entre sus piernas, como cadenas de una condena eterna que se negaba a pagar.

Lights from pages
Paper thin thing
Protected by the naked eye...


Las manos suaves y expertas del escorpión celeste le guiaban por los caminos sensuales del sexo, otorgándole placer, lavando entre saliva el dolor que Shaka le dejaba, despejando su mente con besos devoradores en su miembro mientras el se revolvía inquieto y deseoso sobre las sábanas blancas de su cama. La recámara de Leo era espaciosa. Sus paredes marmoleadas y un par de antorchas a la entrada alumbraban la estancia, avivaban el fuego de un par de cuerpos en celo que se entregaban sin censura bajo su tintineante luz.

Voces, gemidos, plegarias... Sudor, calor.

-Aioria...!-

El cuerpo febril de Milo sucumbía gustoso ante las salvajes embestidas del ático, que sostenía firmemente sus caderas mientras lo veía pedir más. Su pasión era un río desbordado en el que el peliazul gozaba ahogarse, dejarse arrastar por el alúd de placer que era imposible de contener.

Sus pieles sudorozas se friccionaban, y el sentimiento de Aoria parecía diluirse como la humedad en su cuerpo. Poseer a Milo le calmaba por un rato, aunque la tortura de su amor no correspondido por el budista volviera mas fuerte cuando terminaba y estaba solo en su lecho... Por que no quería que Milo le acompañara, por que al único que anhelaba era a Shaka.

Y Milo lo sabía...

-¡AH! Escorpio...-

Un grito placentero fué opacado entre el aliento arrebatado del alulido, culminando aquel encuentro desatado finalmente. Lentamente salió de su cuerpo, quedandose recostado a su lado para observar las sombras en el techo de mármol, sombras que formaba la luz de las antorchas...sombras... como las que se cernían sobre su alma lastimada, de las cuales no se podría liberar.

-Yo calmaría tu alma si me lo permitieras, León estelar...- La voz acariciante de Milo surtía efecto como bálsamo curativo para su pena.

-No, solo el puede...- Besó su frente con afecto, dedicándole una sonrisa de agradecimiento mientras giraba para darle la espalda.

La mirada perdida del de cabellos rubio cenizo se clavó en algún punto de la blanca pared. Funcionaba como tabla amorfa; cambiaba de forma, le veía a él, veía su rostro, escuchaba su voz, aún podía aspirar el aroma suave de sus cabellos. Shaka, Shaka, Shaka...

<<Por Atena, me estoy volviendo loco...>>

Pearly sunrise
Nearly worn
Kneeling like a supplicant...


El aroma de sus cerezos le seguía hasta en lo más profundo de su habitación. En el fondo, el hermano de Aioros sabía que era por que su olor nunca dejaba de perseguirlo, en cualquier lado, en cualquier sitio, su recuerdo era una constante de dolor y sufrimiento inborrables. Sufrimiento, dolor... Algo que Shaka ya no padecía; no sabía si estaba muerto por dentro o si su persona estaba mas allá de cualquier alcance humano. Para Aioria parecía un ser hueco, libre de emociones. Incapaz de sentir piedad hacia su pobre y moribundo corazón... Moría, tenía que aceptarlo, moría sin tenerlo, moría sin saberlo suyo.

<<¿Por qué?>>

La resignación a no tenerlo parecía negarse a llegar...

<<Debes quererme, nadie te amará como yo te amo... debo ser todo lo que aspires alcanzar...>>

El león estelar se perdía en sus cavilaciones, en su abnegación y sus necedades. Sentirse el centro de atención del hermoso budista rubio se había convertido toda su meta. No le servía tener a Milo a sus pies, el sexo con cualquiera no le llenaba. Quería al rubio, obtendría al rubio.

-Si...-

Se miró al espejo autosuficiente y seguro. Su masculina belleza era perfectamente bien conocida para el. La atracción animal que ejercía sobre los demás le daba seguridad y confianza para mantenerse en pie; Aioria era un admirador de si mismo, un conquistador nato. Para él, el que Shaka no le correspondiera era una espina en su perfecto camino de conquistas... nadie se le resistía, nadie tenía por que hacerlo.

Pero el lo hacía...

Darkened skin
Afraid to see
Radiate...


Luces psicodélicas, danzas frenéticas, olor penetrado a tabaco y una mezcla erótica de sudores... roces de cuerpos febriles, de manos hábiles, de labios ansiosos...

Ahí estaba Aioria, sentado uno de los amplios sillones de aquel concurrido antro de moda donde había ido a divagar sus pensamientos. Su cuerpo yacía rodeado de otros cuerpos, perfectos y bellos como el suyo. Mujeres, hombres, en realidad no se daba cuenta a que sexo pertenecían... no le interesaba. Sonreía al mirar en la distancia la pista saturada, llena de personas sumidas en un frenesí de alcohol y adrenalina. Las luces relampagueaban como rayos en tormenta, mostrando apenas una parte de sus cuerpos como una tira que cine antigua que acababa conformándo un todo. Y entre esas imágenes impersonales aparecía el... danzando etéreo, como un fantasma intocable, reluciendo con las luces cual ente extraterrenal.

-Shaka...-

Su aturdimiento no era solo por el alcohol. Las manos expertas de sus compañeros le brindaban y despertaban una excitación arrolladora. De dejarse arrastrar por eso, no sería la primera vez acabaría en medio de una orgía en algún arrabal del pueblo. Más sin embargo no era eso lo que deseaba, esa noche lo quería a él, lo obtendría a él.

-Shaka...-

Se puso de pie en un solo movimiento, acomodando su las prendas ligeras que llevaba puestas, dejando perplejos a sus acompañantes que lo vieron marchar como un autómata hacia un destino incierto. Su rostro no parecía mostrar la coherencia y galanteria de cual hacía gala; estaba hipnotizado por el embrujo de su olor en la distancia, por la silueta etérea y delicada que vislumbraba ante sus ojos cual aparición fantasmal en medio de una noche obscura.

Necesitaba saciar su hambre de él, el león estaba ciego de deseo.

Open lips
Keep smiling for me...


Llegar a su templo y pisar la sacra entrara era como mancillar un territorio santo. En lo profundo del recinto de virgo yacía su ocupante, sumido en su metidación como siempre solía hacerlo, en posición de loto y con una fresca clámide que dejaba al descubierto parte de su pecho ante las fauces casi babeantes del depredador.

Como el felino que era, Aioria entrecerró los ojos, relamiendose los labios con su fabulosa visión; sus plantas pisaban el suelo con la elegancia de un gato, con la misma cautela como si estuviece de cacería. Shaka había notado perfectamente el disturibio entre sus emocios y no dudó en ponerse de pie lentamente, sosteniendo su rosario entre sus dedos sin cambiar la expresión meditativa de sus ojos siempre cerrados... siempre vedados para él.

-Mírame, observame bien Shaka...- Pronunció Aioria, haciendo sonar su voz ronca y distorcionada por la respiración agitada.

-Para verte no necesito abrir los ojos, sé lo que sientes, sé lo que quieres y a que has venido... Vete Aioria, pues sabes bien que solo perderás el tiempo.-

Su voz, siempre irritante, siempre ausente de emoción, siempre etérea enfureció al portador de Leo, haciéndolo gruñir cual bestia herida. Lo miró iracundo, crispando los puños a sus costados, apretando las mandívulas hasta que dolieron sus pómulos.

-¿¡Por qué!? ¡Dime por qué! ¿¿Por qué no puedes aceptar mi amor??-

-¿Por qué no puedes aceptar mi desición?-

-¡Por qué te amo! ¡Te amo como a nadie jamás he amado!-

-Te amas a ti mismo, por eso no puedes renunciar a mi...-

La energía explosiva de Aioria explotó a su alrededor, causando una ventisca agresiva que ondeó la clámide Shaka y sus dorados cabellos con violencia. Aioria se acercó a él de un solo movimiento, soteniendo su rostro entre sus manos y mirándolo con hambre, con ansias, sintiendo el deseo irrefrenable de tomarlo ante la calma respiración de Shaka... inmutable, sereno...

<<Hueco...>>

-Tienes que sentir algo por mi, tienes que amarme...-

-Ahora siento algo por ti, algo que no quería sentir... Lástima-

Sus palabras enfurecieron a Aioria tanto,que el agarre en las mejillas del budista se hizo extremó, marcando de rojo sus mejillas. Antes de que pudiera acercarse a besarlo, su cuerpo fué lanzado afuera de la casa de Virgo con un solo ataque. De ella emergió la voz de Shaka, como la sentencia de un juez pronunciada con frialdad e inmisericordia. Leo observó el destello dorado que emitía el cuerpo del rubio desde las escaleras externas a donde había sido enviado, atontado y desgarrado en su orgullo...

-Lamento no poder ayudarte Aioria, lo lamento por tí...-

El destello cesó y el interior del templo de virgo quedó en tinieblas de nuevo, como su corazón, como su mente que se negó a coordinar algún pensamiento coherente. Se puso de pie de manera mecánica, avanzando sin rumbo fijo casas abajo, con el alma arrastrando y un mareo producto de su borrachera y de del golpe con el concreto que le impedía ver bien.

Weightless cool
Honeysuckle
Fair skin - freckles...


¿Cuando había llegado a la casa de Géminis?

Solo supo que sus piernas le condujeron hasta ahí, perdiendose en los laberintos de esta y topandose con la imponente figura de su guardián. La maldad de sus ojos le embrujó casi como le embrujaba la serenidad en el rostro de Shaka, solo que ésta vez la sensación de abandono era mucho más poderosa, mucho más tentadora. Una sonrisa enigmática en los labios del caballero de la tercera casa le sedujo. Supo que podía perderse en el abismo de sus ojos por la eternidad... Sus ojos verdes, magníficamente hermosos...

¿O eran rojos?

Yo puedo ayudarte...

Ayuda... La necesitaba.

-Si...-

Manos fuertes, recias.

Voz ronca, debastadora.

-Saga...-

Su espalda tocó el suave lecho de una cama, su cuerpo fué cubierto de un sin fin de caricias enloquecedoras, que le obligaron a gemir fuerte y a sacudirse por el placer desgastante que le proporcionaba. Saga recorría con violencia su cuerpo, marcándolo salvajemente, mareandolo con su aliento enfebrecido y su lengua quemante en las zonas mas sensibles de su cuerpo. El aturdimiento de Aioria se convertía en locura entre sus brazos mientras se movía frenético bajo su cuerpo, ansioso de que le tomara, de que disipara por completo de su mente la imagen de su obsesión.

Y lo consiguió. Por instantes, la locura apasionada con la que Saga le poseía, ese dolor adictivo que le daba, borró todo rastro de su recuerdo; ante él, los ojos inyectados de sangre de su feroz amante se convertían en su única devoción, el líquido escarlata que manaba de sus labios por las moridas salvajes que ambos se daban en medio de su frenesí le enardecía más... rojo, ardor, dolor...

-¡Más!-

La luz tintineante de una antorcha prendida de la pared desnuda, hacía bailar sus siluetas lujuriosamente, como una muestra de ese momento salvaje que ambos compartían. La boca de Aioria manchó imperciptiblemente las ya rojas sábanas de seda de Saga, justo cuando esté lo volteó contra el colchón. Su respiración agitada y esos jadeos que la juvenil garganta del Leo expresaban le enfebrecía por completo, insitaba a embestir fuerte, a lacerar su espalda perfecta con mordidas casi crueles y a marcar cada centímetro de esa piel bronceada, deliciosa... como la de él.

El cuerpo del mayor acarició con una fricción que se antojaba ruda la espalda de Aioria, empujando cada vez más descontrolado, proporcionandole caricias que irremediablemente estaban llevando al león estelar a la cima... irónicamente, calló al infierno mientras explotaba entre sus dedos.

-Aioros...-

La voz excitada de Saga golpeó en su mente como las sensaciones del orgasmo golpeaban en su cuerpo. Sus ojos huecos observaron la cabecera de finamente labrada en madera de la cama del geminiano, mientras este terminaba de desfogarse en su cuerpo, explotando y simbrando con violencia el de Aioria, que de repente se había quedado inmóvil. Saga río macabramente, apretando entre sus dedos hasta dejar marcas las escurridas y deliciosas caderas del rubio león mientras alcanzaba el orgasmo y luego, salía de él como si nada hubiera pasado entre ellos.

La figura desnuda y sudorosa del hermano de Aioros sobre su cama le hizo relamerse los labios aún con lujuria. Recorrió la línea de su espina y dejó una suave mordida en el inicio de sus gluteos, levantando posteriormente la mirada sin dejar de sonreír.

-Voy a darme un baño, cuando vuelva no te quiero ver aquí...-


Uncut teeth
Tranquill eyes...


Sus noches siguientes fueron insoportables.

El recuerdo de las manos de Saga sobre su cuerpo le quemaba, le hacían sentir tal repugnancia consigo mismo que llegó a odiarse, a negarse a la compañía de toda persona inclusive la de Aioros. Por las noches tenía pesadillas, su mente se dislocaba terriblemente y la calma había abandonado su cuerpo, como abandonan a los árboles las hojas en el otoño. Su autoexilio había levantado preocupación entre sus compañeros; en la personalidad chispeante de Aioria no cabía tal cosa. Todos fueron vencidos por su tozudes al negarse a asistir a cualquier tipo de reunión.

No quería ver a Saga, no quería verlo a él.

La lástima de Shaka le era intolerante, como le era la burla en la sonrisa simpre perfecta del geminiano.

Pero él era el león estelar, el invencible, el radiante y siempre lúcido Caballero de Leo. Dejarse vencer por sus miedos resultaba algo tan vergonzoso que poco a poco fué dejándolo de lado, recuperando el curso de su vida normal paulatinamente. Aún así, evitar al budista se había convertido en algo común, una acción que hacía por mera inercia, por simple costumbre...

Quizás, había llegado finalmente la resignación a su corazón, pero aún sentía que lo amaba, de eso no había duda.

Deseaba verlo pero no quería molestarlo. La firme convicción y actitud que habia adoptado le hizo prometerse a sí mismo que no volvería a interrumpir su paz. Su vanidad fué vencida por su amor, empezaba a vencerse a él... le hacía sonreír el pensarlo, después de todo, Shaka le había brindado un regalo mucho mayor que la posesión efímera de su cuerpo.

Ahora no quería su odio... por eso desistió en buscarlo.

Darkened skin
Afraid to see...


La brisa de una perfecta tarde griega movía sus cabellos ondulados con sutileza, como una caricia suave y delicada que le reconforaba mientras se recuperaba de un agetreado entrenamiento en las escaleras posteriores de su templo... esas que daban una vista perfecta de la fachada del templo de Virgo.

Virgo...

Su mención seguía estremeciendolo, se descubrió con un sentimiento ardiente que quemaba su corazón, que enaltecía sus ansias, orillándolo a comenzar otra vez con la constante búsqueda de Shaka. Tenía tanto sin verlo que lo deseaba como una aparición, como esas que solía tener antes de su encuentro con Saga. Ya no se sentía digno de evocar la figura del rubio en su mente, profanada con los ojos malignos del gemiano, con el destello perverso de su sonrisa.

Su mente estaba ennegrecida, sombría... había dejado de ser un santuario en el que solo el indúe habitaba.

Y sin embargo...

<<Te sigo perteneciendo...>>

Un par de lágrimas cristalinas corrieron por sus mejillas morenas, adornando su rostro cual corona de laureles adorna la cabeza de un triunfador. Ahora sabía que sus lágrimas no significaban debilidad, ahora sabía que eso le mantenía con humanidad como el recuerdo de Shaka, un recuerdo ardiente que estaba pegado a él a pesar de nunca haberlo sentido suyo.

-Shaka...-

Bite my lips - bite my lips...

Etéreo, intocable, perfecto...

<<Inhumano...>>

Bajaba por las escaleras de su templo casi sin tocarlas con sus plantas desnudas, con una túnica que se mecía delicada y casi fantasmal en el viento. Sus manos sostenían su inseparable rosario, que también se mecía en perfecta sincronía. Por que todo en el era perfecto, todo a su alrededor se puririficaba cuando el aparecía.

-Shaka...-

Se puso de pie avanzó hacia él como un niño corre a un refugio en medio de la nevada invernal, buscando calor y buscando protección. Supo en ese momento que verlo sería su consuelo, el consuelo de su alma atormentada, lo único que necesitaba.

-Shaka...-

Under your feet...

-Te pertenezco...-

Fin.
Notas finales:

Éste fic fué hecho como intercambio de regalos para una compañera de foros. Un saludo afectuoso para todas ellas ^^

Patts.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).