Desconocido
Ahí estaba él, tan sensual, tan sombrío. Cautivó mi atención al momento de cruzar la entrada. Alto, sus ojos deslumbraban con ese pardo profundo, su fina figura atrapaba y atraía con un fuerte magnetismo, y su piel tersa y trigueña que la luz de la luna hacia resaltar con una ligero sudor perlado. Efectivamente, era excitante, una delicia que toda persona desearía con ímpetu.
Lamentablemente, venia acompañado de su mejor amigo, por lo tanto, iba a hacer un poco más difícil de lo que esperaba, pero había algo que a la vez facilitaba la situación; él también me miraba fijamente.
Cuando la noche avanzaba, solo me quedaba resignarme, ya que fue imposible deshacerme de su camarada, pero una pequeña salida alumbraba. Un conocido, estaba observando el ambiente y percató mis intensiones. Se acerco con decisión, me lleno de seguridad y me juro que él se encargaría del compañero de este, y así, me lanzo al lado del susodicho. Increíblemente, el chico me invito a bailar y obviamente, yo no iba a rechazar. Nos acercamos a la pista de baile de la mano, no había notado este detalle y al momento de percatarme, una suave electricidad recorrió mi cuerpo. Comenzó el típico interrogatorio. Su nombre, edad y dirección, no se ausentaron de este mágico momento. Paulatinamente, la música fue envolviendo nuestros cuerpos, los cuales se aproximaban peligrosamente, y con timidez, nuestros brazos buscaban el calor del otro. Nuestras diestras manos encontraron temerosas la espalda del contrario y con deseo de recorrerla por completo. Una canción que ambos parecía que esperábamos, descubrió vehemente la intensión que cada uno tenia para su par. El ritmo corpóreo aumento sensualmente hasta que nuestras bocas se rozaron dóciles y pausadamente. Realmente, ya no soportamos más esta situación que se volvía cada vez más apasionada y dimos libre impulso a nuestro apetito desenfrenado. Sus labios buscaban con desesperación los míos que por su parte hacían lo mismo, y con frenesí se besaron sin importar la gente alrededor. Sus brazos aprisionaron mi cuerpo por mi cintura con fuerza y sus manos masajeaban mi dorso con avidez. Las mías, sobre sus hombros, hacían lo suyo zarandeando sus rebeldes cabellos y profundizando aquel beso que nos mantenía unidos. Nos separamos por falta de aire, pero esto no impidió que el abrazo se rompiera, mas aún, aumento la lujuria de ambos. Bailándole provocativamente y él a mi sin deshacer distancia, de nuevo nuestro deseo nos sedujo. Yo, depositando suaves besos en su cuello y mordiendo fervientemente su lóbulo izquierdo, hizo que su atrape fuera más forzoso y con mayor ansia sus manos recorrieran mi espaldo y mi cabeza. Con tenues jadeos, frente a frente nos miramos, no necesitábamos palabras para expresar que nos gustábamos, era todo muy obvio, y entrecerrando nuestros ojos, nos besamos sin moderación. Nuevamente, las acciones anteriores se reiteraron con mayor pasión, y ahora nuestros brazos no tan solo buscaban toquetear por ahí, sino, profundidad.
La noche siguió avanzando, pero nosotros habitábamos en la realidad que construimos minuto a minuto. Sus ojos con un brillo especial me observaban incitantes para que nuestro encuentro continuara, yo no me iba a negar, el chico de verdad me gustaba, y como respuesta hice del abrazo más dulce apoyando mi cabeza en su pecho y suspirando sonoramente. Él lo respondió tiernamente. Cuando las revoluciones bajaron, solo danzamos suavemente y nuestras manos, jugueteando, se entrelazaron. Buscamos algún lugar disponible para sentarnos, pero solo había uno vacío, él se sentó y en su regazo me tuvo largo rato. Acaricie su cabello y él descansó su cabeza en mi hombro derecho. Nuestro entorno continuaba tan activo, tal como lo había visto desde un principio, y nuestro ambiente estaba envuelto de una tierna atmósfera. De un momento a otro, me di cuenta que aquel ángel que me sostenía, dormía placenteramente. No me esforcé en mostrar una calida sonrisa al ver como ese ser casi celestial que tenia a mi lado soñaba no sé que. Se veía tan inocente, parecía un niño. Un movimiento que realice lo despertó, me deteste por haber interrumpido el descanso casto del chico. Sus ojos miraban confundidos aún sin saber donde se encontraba, cuando lo hizo, me observó detenidamente, y casi como acto reflejo busco mi boca para besarla con profundidad.
No quisimos seguir bailando, puesto que el frío se apodero de nuestros cuerpos. Decidí ir a buscar algo para abrigarnos, una chaqueta para él y una para mí fue lo que encontré.
Se acercaba la hora de la despedida, yo no quería que llegase, pero es inalterable la ley física del tiempo. Mientras esperábamos aquel momento, recordé que mi seudo pareja tenía un acompañante, lo busque entre la oscuridad de la celebración con mi mirada y lo encontré hablando con una chica y que a la vez nos veía con recelo.
El instante llegó, su amigo se acerco y le converso algo que no logre escuchar con claridad. Después que se fuera de nuestro lado el compañero del chico, me pidió mi móvil, yo le pedí el de él y así hasta que la despedida terminante nos encontrara. Un apagado “adiós, nos vemos algún día” me llenó de tristeza, pero no podía hacer nada en contra de esto, y solo un suave contacto de nuestros labios fue definitivo. Lo vi marcharse con lentitud.
He ahí un desconocido que hizo que sintiera lo que ninguna otra persona ha conseguido; sentirme anhelado e importante ansiosamente por alguien sin importarle quien y como soy.
Al girarme para entrar y continuar con la fiesta, automáticamente todas las miradas se posaron en mi con un odio que me aterró, y entre la multitud mi primo salio maldiciéndome por haber cautivado al chico más guapo del festejo.
N/A: ejejeje…. Esto esta basado en una historia real, demasiado real! n_ñ