Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

The Last Song por Chise Black

[Reviews - 10]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: En realidad no sé si alguien va a leer esto (no sé como está el tema de los fics originales xD) pero bueno, tenía ganas de escribir uno así que aquí está ù.u Si esto lo lee alguien que sigue algún fic mío, paciencia, ya actualizaré, de verdad ó.o Pero ahora me ha venido la inspiración para hacer esto, y no lo he podido evitar.

Este fic va dedicado a Dark Selene, que dudo mucho que lea esto, pero ha sido la razón por la cual he vuelto a este mundillo. Su fic, "La soledad de los moribundos" (que os recomiendo si no es que ya lo habéis leído ya) era el que me mantenía un poco por amor yaoi, y al final me ha hecho decidir volver a escribir ^^ Por eso va dedicado a ella, porque si no fuera por su fic, este no existiría, ni hubiera recuperado las ganas de volver por estos lares.

Gracias también por supuesto a todos lo que leeréis esto, y a todos los que alguna vez han leído algún fic mío, sobretodo gracias a los que me dejáis reviews puesto que si no fuera por ellos tampoco estaría ahora aquí. Gracias a todos.

Salió al escenario con la seguridad de siempre, sin prisas. Era el último de salir (algo bastante lógico, puesto que por alguna especie de norma no escrita el cantante siempre es el último en hacerlo), así que sus compañeros ya le esperaban allí, envueltos del habitual griterío mayoritariamente adolescente. Mientras andaba hacia el centro con su típica sonrisa prepotente, los gritos aumentaban en cantidad e intensidad. Lo único que podía distingir entre ese tumulto de voces casi ininteligibles era su nombre, chillado por todos sus fans que se hallaban en la sala. Y podía distingirlo enmedio de todo el ruído porque le encantaba oírlo, se sentía vivo cuando recibía tales muestras de adoración.

Era de las únicas cosas que, para él, tenían valor en su vida. Pero le daban el suficiente valor como para vivirla y sentirse satisfecho con ella.

Agarró el micrófono y saludó a sus fans, que aún gritaron más. Quizá alguno le devolvió el saludo, quién sabe. Su sonrisa se ensanchó, y con cierto rentintín dijo: "No os oigooooo...", a lo que el público respondió con otra sesión de gritos descontrolados. No pudo evitar soltar una carcajada ante el panorama. Empezó a sonar una guitarra detrás suyo, así que cogió el micrófono y se lo acercó más, para soltar un grito desgarrante que sonó con potencia por todo el lugar. Así empezó el primer concierto de su gira por Japón, en la que tendrían que hacer unos 15 conciertos más. Solo pensarlo hacía que su corazón latiera más rápido y tenía ganas de reír como un loco, como hacía cuando estaba muy feliz. Pero ahora debía centrarse en el presente.

Mientras el guitarrista hacía un solo de esos que quitan la respiración, se dedicó a observar el público. Solo podía distingir más o menos claramente las dos primeras filas, que como ya era habitual, eran casi todo chicas. Algunas debían rondar los 25 o 30, las más mayores. Y del resto... Había algunas que se diría que tenían 13 años. Siempre le pareció que su estilo de música no era el apropiado para chicas de esa edad (más que el apropiado, es que no es el que suele gustar), pero suponía que muchas estaban ahí debido a su atractivo físico. Él no tenía reparos en admitir que poseía una belleza casi sobrenatural. No tenía que recurrir a maquillaje, operaciones o peinados especiales para atraer a las chicas, él era guapo de natural y lo aprovechaba siempre que hacía falta. Eso solía ser después de los conciertos. Le gustaba llevarse una chica al camerino (una fan, generalmente, puesto que no entendía aquella especie de pacto que decía que no podían ligar con ellas) y tener una buena sesión de sexo, para así poder levantarse descansado y con buen humor la mañana siguiente. Nunca pensó que hiciera mal, puesto que las fans siempre estaban dispuestas y no obligaba a nadie. Además, procuraba no escoger menores de edad. Aquella prática ya era casi rutinaria, y el equipo y sus compañeros de grupo estaban tan acostumbrados que ya no deían nada.

Aquella noche, se fijó en una chica en la primera fila, que parecía que de la emoción se iba a poner a llorar de un momento a otro. Iba vestida de lolita, pero pese a su aspecto infantil, aparentaba tener unos 18. "Suficientemente mayor", pensó. Y suficientemente mona, a pesar de que tenía poco pecho. Ahora solo tenía que pensar en como abordarla en cuanto en concierto terminara.

Mientras duró, la estuvo mirando fijamente mucho rato e incluso le lanzó un par de besos. Al segundo la chica ya estaba derramando lágrimas, a la vez que sonreía. Suponía que eso sería suficiente para que después quisiera esperarle cuando saliera de la sala, como siempre hacían un grupito de fans. Durante la última canción, además, le puso la mano sobre la cabeza mientras le guiñaba el ojo, lo cual fue un error, puesto que todo el público se amontonó en esa zona para cogerle el brazo y sentía como esa marea humana tiraba de él. Suerte que el bajista lo agarró y le devolvío el equilibrio, salvado de morir estrujado por esa muchedumbre. Antes de acabar el bis y marcharse definitivamente, pudo ver como su futura presa lloraba otra vez.

Sonrió. Se sentía importante. Esas cosas eran las que alimentaban su ya se por sí enorme ego.

Se despidieron mientras los últimos gritos de esa noche llenaban la sala. Ya no eran tan potentes, pareciera que el público había perdido parte de la voz sólo en aquellas dos horas que separaban el presente de cuando había empezado el concierto. O quizá era debido solo al cansancio.

Esperó una media hora antes de ponerse una chaqueta larga y un gorro y salir a la calle. No hizo aquella estupidez de ponerse unas gafas de sol, puesto que alguien con gafas de sol a plena noche llama más la atención que si no las llevara. Salió con precaución a la calle, y allí la vio. Apoyada en la pared de la sala, completamente sola. A unos metros de distancia se encontraban unas fans escandalosas que prefería evitar (no tenía ganas de lidiar con adolescentes sobrehormonadas), así que se metió otra vez dentro y le pidió a un chico del equipo que fuera en busca de la chica en su nombre, y que lo hiciera discretamente.

Cinco minutos más tarde, allí la tenía. SU lolita. Su expresión ruborizada le pareció de lo más tierna. Sonrió y se acercó a ella.

 -Creo que por mi parte sobran las presentaciones... ¿Tú cómo te llamas?

La chica no pudo decir nada, solo balbuceó algo incomprensible. Él rió, atribuyéndolo al nerviosismo que implica estar delante de tu ídolo en el backstage. La cogió de la mano (notó que temblaba muchísimo) y se la llevó a su camerino. Se sentó en el sofá que había en la habitación y repitió su pregunta.

 -¿Cómo te llamas? No hace falta que te pongas nerviosa. -Le dedicó su mejor sonrisa, distinta a la que ponía habitualmente. Esta era una sonrisa amable, lo suficientemente amable como para encandilar a cualquier chica. Ninguna se le resistía.

 -Esto... Yo... Me llamo Aoi, pero...

...

Si en aquel momento alguien le hubiera preguntado al cantante como se llamaba su acompañante, no hubiera podido responder. Porque las palabras no llegaron hasta su cerebro, la única información que le llegó era la referente a un estúpido error que había cometido...

 -Tú... ¡¡¿Eres un chico?!!

"La chica", "la lolita", no era tal. Era un chico. Con voz de chico. Cuerpo de chico. A pesar de que tuviera la cara fina, si se hubiera fijado bien habría podido imaginar que no se trataba de una chica. Pero no lo hizo, o al menos no lo suficiente.

Él asintió con la cabeza, avergonzado. Empezaba a entender lo que había pasado y se sentía decepcionado.

 -Vaya... ¡¡Joder!! ¡¿Entonces para qué coño te vistes así?! ¿Es que te gusta calentar a los hombres? Mierda...

Aoi se sobresaltó cuando escuchó toda esa retahíla de palabras malsonantes saliendo de la boca de su ídolo. El famoso Kyouhei Nakanishi no era más que un maleducado, que le había faltado el respeto a él, un fan suyo. Se sintió decepcionado por su comportamiento, y pensó que preferiría no haber aceptado su invitación...

 -¿Y ahora qué hago yo? Por tu culpa me he quedado sin follar...

 -...¿Perdón? -Estaba alucinando por lo que le estaba oyendo decir a él, el cantante de su grupo favorito. Le parecía sorprendente que una hora antes estuviese llorando por ese... Hablando claramente, ese gilipollas.

 -Es tu culpa que me haya confundido, por vestirte así... Estos vestidos deberían estas reservados a las chicas monas. Aunque mirándote bien, no estás mal de cara... -Le cogió por la barbilla mientras le examinaba -Podrías hacerme una mamada mientras me olvido de que eres un chico en realidad... Mientras no te quites la ropa estará bien.

Su prepotencia había llegado a un límite ya insoportable para Aoi. Por mucho que se tratara de su ídolo, no iba a dejar que se comportara así com él. Estuvo a punto de darle una hostia, pero luego pensó que podría darle grandes problemas, así que solo se giró y se fue, dando un portazo. No recordaba por dónde había entrado, así que dio un vistazo alrededor para intentar localizar la salida. Pero su vista se detuvo inevitablemente en un hombre que fumava a unos dos metros de distancia. Su pelo rojo intenso era inconfundible, así como su aura. Era Arashi, el guitarrista.

Arashi dejó de prestarle atención a su cigarro y alzó su vista, encontrándose con la de Aoi, que se sobresaltó. El guitarrista sonrió y se le acercó un poco.

 -¿Qué pasa, no me digas que el idiota de Kyouhei te ha confundido con una chica? Perdónale, los conciertos le vuelven más prepotente de lo que ya es de por sí...

 -Yo... Esto...

 -Te recomendaría que no salieras ahora. Esas fans que tenías a tu lado en la calle están haciendo guardia en la puerta para cuando salgamos. -Soltó una carcajada. -Así que si sales ahora te comerán vivo, por haber tenido ese privilegio que buscan.

 -Pero yo...

 -Ven conmigo si quieres. -Le tendió la mano, y Aoi dudó por un momento, pero al final la aceptó. No parecía tan desagradable como Kyouhei, se sentía más tranquilo.

Arashi le llevó a su camerino, donde le invitó a sentarse en el sofá mientras él preparaba unas bebidas.

 -¿Qué quieres tomar?

 -Nada, gracias. -Dijo mirándose los pies, como si fueran lo más interesante del mundo.

 -Venga, no seas tímido. No pasa cada día que Arashi, el gran guitarrista de los Red Fear, te sirva una copa.

 -Pues... Lo mismo que tomes tú. -No quería admitir que jamás había bebido alcohol (y no era el momento de pedir una coca-cola) y que no sabía qué le gustaba y qué no.

 -Marchando...

Cuando tuvo las dos copas, se sentó al lado de Aoi, que tomó un sorbo de la suya, pero la bebida le quemaba la garganta y la dejó sobre la mesa intentando simular que le gustaba.

 -¿Cómo... Cómo has sabido que era... Un chico?

 -Bueno... Lo eres. No es tan raro que lo haya visto.

 -Pero... Todo el mundo me confunde cuando me visto así.

 -Pues digamos que ha sido intuición. Hablando claro, si fueras una chica no me habría sentido atraído por ti.

Aoi sintió que le venía algo. Esto podía acabar en la segunda proposición indecente, en menos de una hora, provinente de dos miembros del mismo grupo. Demasiado increíble. Cogió su copa y bebió un trago largo, para poder aplazar su respuesta a lo que acababa de decir, pero se la había terminado toda antes de encontrar las palabras. La dejó sobre la mesa, vacía, y vio la cara de Arashi, que le sonreía. La verdad es que era guapo... Y para ser sincero, siempre le habían gustado más los hombres que las mujeres. A la vez que una extraña sensación le subía a la cabeza, empezó a pensar que estaba en una buena, situación, una MUY buena situación...
Notas finales: Bueno, espero que os haya gustado ^^ Por el momento la historia es muy típica y tal XDD Espero mejorarla según pasen los capítulos... Dejad review por favor >.<

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).