Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Día Libre por Ariadne

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Escrito para Lebeau

Día Libre

Asami había estado trabajando por fuera todo el día. Al parecer, la policía pretendía poder tenderle una trampa y atrapado haciendo algo indebido. El problema era, y él lo sabía muy bien, que no tenían nada qué hacer en contra suya. Sin embargo, no podía confiarse. Aún si decidiera permitirse cierto tiempo de relajo, era un hecho que jamás ocurriría.

Esa tarde, Asami llevaba el vidrio de su auto abajo y veía todo a su alrededor. Su conductor había tomado una ruta diferente a la habitual y ahora se había detenido en uno de los semáforos de la ciudad. El destino, así lo pensó él, le trajo a Akihito hasta él. El joven iba caminando despreocupado por la acera sin fijarse que el otro estaba por el lugar. Asami sonrió complacido; esa era una muy buena manera de comenzar su día, ya que era al final de la tarde que este verdaderamente comenzaba.

“Kaoru…”dijo él pensativo.

“Sí, Señor Asami?” respondió el conductor esperando una orden.

“Nada.” Respondió el hombre, cerrando sus ojos y dejándose mecer por la marcha del automóvil.

Esa misma noche, el negocio se había movido inusualmente tranquilo. Cyon había recibido tantos clientes como tenía capacidad de atender y ninguno de ellos se había marchado sin haberla pasado muy bien antes. En la protección de su oficina, Asami observaba complacido dejando las últimas órdenes antes del cierre del club. Kaoru le condujo a su casa de nuevo, quedándose en el aparcadero mientras el hombre subía a su departamento. Su mirada algo cansada, su mano masajeando su cuello. Llevaba su saco en la otra mano, medio puesto sobre su hombro izquierdo. Hacía mucho ya que las luces del complejo habían sido apagadas y sólo unas cuantas austeras aquí y acullá iluminaban su camino.

“¿Takaba?” Pensó él al ver la figura adormilada del muchacho, sentado en la entrada de su hogar. Su mirada cambió por un segundo, pasando de su usual malicia y desapego, a una de completa ternura y emoción, para luego regresar a su estado natural.

“¡Takaba!” el muchacho despertó sobresaltado, mirando a su alrededor para luego darse cuenta que era Asami que ya había regresado a su casa, “¿Qué haces aquí?” le escuchó decir al mayor. Takaba se mantuvo sereno mientras se levantaba del lugar donde había estado sentado esperando por horas.

“Por un momento pensé que no llegarías esta noche.”

“Te pregunté qué hacías aquí.”

“Te esperaba.”

 

 

 

 

Cuando Takaba se le había acercado y lo había besado a voluntad, Asami no supo cómo reaccionar. Por un lado se encontraba sorprendido ya que era la primera vez que tal cosa sucedía por iniciativa del otro—por el otro, el que aquello ocurriera en realidad no tenía una explicación. Pero esos besos se le antojaron tan dulces y tan extrañamente deliciosos, que se atrevió incluso a morderle los labios. Sin embargo, era ahora que el otro buscaba aflojar su corbata, que Asami se sintió perdido por completo.

Le tomó por los cabellos, haciendo que su cabeza cayera hacia atrás violentamente. Le besaba con fuerza, ya la puerta cerrada tras de ellos, su saco en el suelo a su lado.

“Asami…” logró decir el muchacho en cuanto se lo permitieron, pero pronto sus labios eran acallados de nuevo por un beso aún más salvaje que el anterior. No tardó mucho en encontrarse desnudo, sus manos atadas con la misma corbata que hubiese querido desatar un rato antes. Sin embargo, estaba disfrutando esos besos en demasía, aunque esperaba que en cualquier momento y a la presión que Asami ejercía sobre ellos, éstos empezaran a sangrar. “Asami…” dijo de nuevo, esta vez, su voz no era más que un susurro que no esperaba respuesta alguna.

Asami por su parte, empezaba a perder el control sobre su propio cuerpo. La entrega de Takaba, los besos correspondidos y como, a pesar de estar atado, el joven había pasado sus brazos por encima de su cuello, acomodándose sobre él, sus piernas a cada lado de su cuerpo y luego alrededor de su cintura, le estaban desbordando. Buscó desnudarse rápidamente, permitiéndole a su piel sentir la de Takaba, antes de quedarse viéndole moverse encima suyo.

Sonreía con malicia cada que el otro se movía o apoyaba sus manos en su pecho para sentirle profundamente. Gruñó de placer cuando se dejó venir prolijo, llenando al joven de su simiente para que este luego cayera sobre su pecho, su respiración entrecortada.

Fue Asami quien se quedó dormido primero, muy en contra de sus deseos. Quería prolongar ese momento vivido y hacerlo perdurar por cuanto pudiera. Akihito había venido a él, le había provocado y le había complacido. Y ahora, al poder tenerlo entre sus brazos, la respiración del muchacho contra su pecho; le habían arrullado hasta hacerle caer rendido ante Morfeo.

Al levantarse después de unas pocas horas de sueño, Asami descubrió que Takaba se había marchado—o al menos eso había pensado. También descubrió al fijarse bien en uno de los rincones de su habitación, que la mochila con las cámaras fotográficas del chico estaban, reposaba contra la pared.

“Ya despertaste.” Dijo Takaba saliendo del baño, envuelto en una toalla y secando su cabello con otra.

Asami se llevó la mano al rostro, sin poder evitar su sorpresa—y su alivio.

“Kaoru.” Dijo por la bocina del teléfono que acababa de tomar para hablar.

“Dígame Señor.”

“Cancela todo lo que tenga pendiente para hoy. Voy a quedarme en casa.”

 

 

Ariadne, Septiembre 1 de 2006

Labrys


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).