Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Secreto de una noche de verano por KakaIru

[Reviews - 34]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Holaa!! Al fin he dado con la solucion a mi problema con el teclado!!!! wiiii!!!! en si no lo he arreglado pero me he buscado la manera d poder actualizar mis fics, asi q no hay d que preocuparse!!!! n_n

En sí espero q disfruten d este One-shot!!!!! Para todas las q aman el LeeGaa!!! Y con mucho amor para aquellas que me leyeron y me animaron!!!!

LAS AMO!!!!! *kissus*

Notas del capitulo:

Holaa!! Gracias a tod@s por leerme y darme su apoyo!!!!

Solo me resta decirles q este es un fic en primera persona contado desde el punto d vista d Gaara, me ha sido realmente dificil, el fic mas difificl q he escrito y pues... no estoy segura sobre el resultado... en fin... u_u.... al menos tengamos en cuenta q pensamientos no es lo mismo q personalidad....

Ueno, ahora si las dejo! n_n

Capi dedicado a tod@s l@s fans d esta superlinda parejita...

LeexGaara

 

 

 

Mi nombre es Sabaku no Gaara. En este momento, en este preciso instante, estoy muy confundido. Desde hace días he comenzado a sentir algo extraño en mí. Obviamente nadie se da cuenta de estos cambios que experimento, lo sé, soy como un trozo de hielo ambulante y la gente teme acercarse a mí. De igual forma supongo que está bien… No voy a pedir milagros, sólo quiero que dejen de temerme y, de ser posible, que confíen en mí.

 

Pero hablaba de mi cambio ¿no?

 

Pues todo empezó hace unos días. Kankuro ha dicho, una mañana y sin que nadie se lo esperara, que está enamorado de un tal Neji que vive en Konoha. Por supuesto que todos nos sorprendimos por la noticia pero nadie objetó nada. ¿Qué podíamos objetar? Todos nos pusimos muy felices por él.

 

Y aquí viene el problema. Al Kankuro decir que estaba enamorado de Neji he sentido algo dentro de mí. No piensen mal, no son celos ni mucho menos, es una opresión en mi pecho, más precisamente en mi corazón. Y a mi mente vino el recuerdo de cierto chico odioso, rubio y de ojos azules que, por más que lo intenté, no pude sacar de mi mente. Supuse que a lo mejor a mí me pasaba algo como lo que le sucedía a Kankuro, no lo sé, pero es por eso que estoy aquí.

 

Dejé Tsuna hace unos tres días y vine a Konoha a buscar a Naruto. Sí, lo habrán imaginado ya, se trata de Uzumaki Naruto, el chico que me venció y al mismo tiempo me hizo comprender muchas cosas.

 

Pero ha ocurrido un pequeño incidente que no había previsto. Más bien un pequeño detalle que he pasado por alto. Y es que Naruto, al contrario de lo que yo pensaba, no está tan solo como yo. Él tiene a su pareja, la cual es Sasuke, ese otro odioso personaje que no me agrada para nada.

 

Ahora bien… ¿dónde comienzan mis problemas? Pues en el preciso momento en que me doy cuenta de que saber que Naruto tiene pareja no me afecta en absoluto. Creí que me pondría celoso, triste, furioso, creí que intentaría apartar a uno del otro, pero al final no he hecho nada. Y aquí es cuando aumenta mi confusión, porque el retorcijón en mi pecho aún está ahí, ¡y más latente que al principio!

 

Incluso he llegado a un punto de desesperación tal que no sé ni qué hago.

 

Pero bueno, con los sentimientos confusos llegan siempre personajes que se encargan de confundirlo a uno un poco más. No miren así la pantalla que saben que es cierto. Bueno, por eso estoy aquí, descansando, más bien eso hacía, porque de la nada han salido sendos personajes que ni contar.

 

Uno de ellos es el realmente entrometido sensei raro, extraño, difícilmente confundible, que se inmiscuyó en mi pelea contra su alumno en el pasado examen a chuunin. Su nombre no lo recuerdo y tampoco me importa. Lo que sí me importa es saber qué demonios está haciendo. Y se me hace interesante, la forma en que esos dos interactúan entre sí, como un dúo cómico y melodramático, como actores de una mala obra.

 

Pero a quien realmente no puedo dejar de mirar es a su alumno. Si mal no recuerdo su nombre es Rock Lee, o algo así. No sé por qué, pero presiento que podría pasar mi vejez observándole…

 

_

 

 

Ya han pasado unas… ¿seis horas?

 

Wow, realmente me sorprendo a mí mismo. Cuando dije que podía pasar mi vejez viéndole no quería ser tan literal. Pero es que… realmente es agradable mirarlo.

 

Un momento…

 

¿Que yo dije qué?

 

Vale, esto es extraño…

 

Muy extraño…

 

Pero no me importa, al menos no por el momento, así que seguiré espiándole desde mi asiento en el árbol, aquel único compañero que me ha sostenido toda la tarde, mudo cómplice de mis inconscientes suspiros cada vez que le veo fallar en alguno de sus entrenamientos, cómplice de mis traicioneros sonrojos al darme cuenta de la índole de mis pensamientos cada vez que su formado cuerpo permanece en alguna pose de descanso, invitándome a desatar mi locura y saciarla con él.

 

Sí, es vergonzoso, pero al menos nadie más lo sabe, o al menos eso creo…

 

_

 

 

Y cuando las cosas no pueden ir peor ahora a la loca de Tsunade le ha dado por enviarnos a todos los shinobis a unas aguas termales. Por mí está bien, pero en el camino he coincidido demasiado con Lee, y su presencia, he descubierto, me pone terriblemente nervioso. Por supuesto que él no se da cuenta de ello, ni él ni nadie, pero con sólo yo saberlo es más que suficiente para sumirme en un mutismo ininterrumpido durante todo el trayecto.

 

Y allí vamos de nuevo.

 

He visto que me mira. Yo aparto el rostro muy indiscretamente, como haciéndole saber que me tiene sin cuidado lo que él quiera o piense de mí.

 

Sí, sé que estoy siendo inmaduro pero es que cada vez que me pierdo en sus ojos me descontrolo. Es peor que tener a Shukaku dentro.

 

Así que prefiero hacerle uno que otro desaire.

 

Y así vamos.

 

Él vuelve el rostro adelante con una extraña mezcla de resignación y tristeza que no me es indiferente, pero es que realmente es extraño. Creía que me gustaba Naruto, pero luego ya no sé nada. ¿Será que me gusta Lee? Y si es así, ¿cómo haré para acercarme a él? No he estado haciendo un buen trabajo hasta ahora…

 

Y suspiro.

 

¿Qué más puedo hacer?

 

¿Hablarle, quizás?

 

Bueno, peor es nada. Así que me acerco a él y cuando estoy a punto de hablarle ¡se va con esa chica de su equipo!

 

Y yo quedo… ¡furioso! ¿Cómo es que pasa de mí como si yo no existiera? Vale, que me he resentido, la próxima vez que me mire le dedicaré mi peor mirada de odio absoluto, de esas que le hielan la sangre a mis enemigos, y ya verá Lee que nadie puede ni debe pasar del gran Gaara.

 

Y bueno, así seguimos… Él que me ignora, yo que me muero de ganas por asesinarlo y así, puntas van y puntas vienen, llegamos a las benditas aguas termales.

 

_

 

 

¡Ah! ¡Al fin en mi habitación! El hotel donde nos quedamos no está nada mal. Hay poca gente, a pesar de que los de Konoha hacen mucho ruido, pero en general todo está bastante bien.

 

Pero ya es de noche y he decidido ir a bañarme junto a todos los demás.

 

Trato de obviar las caras extrañadas que ponen todos al verme entrar a las aguas termales, completamente desnudo y apenas con una pequeña toalla tapando mi zona más íntima. No entiendo de qué se sorprenden. Yo también me baño…

 

Así pues trato de ignorarlos, y en cierto modo lo logro.

 

Poco a poco he alejado a todos los que querían acercarse a mí. Y realmente disfruto con mi soledad. Sólo yo, contemplando la hermosa luna llena que se cierne sobre mi cabeza, las incontables estrellas que tachonan el cielo con su límpido resplandor, a solas con el tenue viento que mece mis cabellos tratando de borrar las gotas de agua que aún descansan entre mis rojas hebras.

 

En fin, está todo muy silencioso, del modo en que me gusta.

 

Pero de pronto la calma reinante en el lugar, que me avisaba que ya todos se habían marchado, se ve interrumpida por un ruido sordo que me hace voltear el rostro.

 

Y me quedo con la boca abierta al ver de quién se trata.

 

Porque sí, se trata nada más y nada menos que de Lee, a quien le ha dado por tomar el baño a la misma hora que yo. Juraría que lo hace a propósito… aunque creo que ya estoy siendo un poco paranoico…

 

Trato de no mirarlo, lo juro de veras, lo intento pero no puedo evitarlo. Es que… está muy bueno… y me sonrojo al pensar en ello ¡pero es que es verdad! De sólo ver su negro cabello, su blanca y deseable piel, su pecho, su entrenado abdomen, sus masculinos brazos, todo él… que lo juro que se me va el aliento. Y luego el viento moviendo acompasadamente sus cabellos, sus ojos brillando, mirándome fijamente, sus labios entreabiertos, sus mejillas tiñéndose de tierno sonrojo… y ese viento paseándose por todo su cuerpo… ese viento que sopla demasiado fuerte y…

 

Y…

 

Y… yo me quedo helado…

 

Sin reacción…

 

Fuera de órbita…

 

¡Porque el viento ha soplado muy fuerte y se ha llevado su toalla, la cual ha caído sobre mi cara! Y yo estoy que… que… que me muero ahí mismo. Porque, sin querer, he visto más de lo que mi mente puede soportar sin pasar ese delgado límite que separa mi mente sana de la locura. Porque le he visto todo… y cuando digo todo me refiero a TODO.

 

¡Y ese todo me ha excitado demasiado!

 

Por supuesto que él se disculpa repetidas veces, pero yo no tengo cabeza para escucharle. Simplemente junto mis manos sobre mi excitada entrepierna, con el rostro rojo y aún tapado por su toalla. No digo nada. Él se acerca rápidamente a mí, toma su toalla y sigue disculpándose.

 

-¡Aléjate de mí!- grito empujándolo a un lado.

 

¡Sí! ¡Ya sé! No debí haber hecho eso, seguramente Lee estaba preocupado por el color de mi rostro, que seguramente estaba del mismo tono que mi cabello. Pero es que no puedo dejar que me vea así, en este estado tan lamentable, con una erección entre las piernas ¡por su culpa!

 

Es demasiada la vergüenza que siento…

 

Y mi problema no baja, porque claro, Lee está muy cerca de mí, y yo contemplo el agua que resbala obscenamente por su cuerpo, y en mi mente deseo saborear cada gota.

 

¿Pero qué es esto?

 

¿En qué momento me convertí en un pervertido?

 

No puede ser… ahora soy una especie de Kankuro pero con peor carácter… mi pesadilla se ha hecho realidad… Pero es que con un Lee así es difícil no ponerse en ‘modo pervert’.

 

-Gaara-san, ¿estás bien?- me pregunta Lee con verdadera voz preocupada.

 

Escuchar su tono me conmueve un poco, no mucho, es decir, ¿cuántas son las personas que verdaderamente se preocupan por mí?

 

-Sí- wow, no tartamudeé como esperaba, mi voz ha sonado normal, supongo que se lo debo a la máscara de fría indiferencia que he portado toda mi vida. Pero… no sé, ya no quiero usarla más, el problema es que no encuentro con quien compartir mi verdadero ser.

 

Vamos, que yo soy un ser humano, tengo sentimientos. En el fondo no he dejado de ser ese tierno niño cuyo corazón fue destrozado por las garras de su rencoroso tío. Aunque no lo aparente yo también quiero ser feliz, quiero amar y ser amado, quiero reír y llorar como todos los demás. ¿Pero quién puede comprenderme?

 

-Lo siento- le escucho decir.

 

-No fue tu culpa- odio este tono gélido que nunca me abandona. ¿Y por qué tengo que mirarlo con este par de ojos fríos y carentes de sentimientos?

 

Al final él se marcha. Dolido por mi frialdad. Se levanta lentamente, se despide de mí con una de sus sonrisas y se esfuma. ¡No te vayas! Bien, eso es lo que quiero decir, pero mis labios no se mueven, sólo le veo partir. Ahora sé que soy un cobarde. Bueno, siempre lo he sido, desde antes, sólo que era tan perverso que nadie se daba cuenta de mis múltiples debilidades, las cuales escondía tras un escudo de arena.

 

Y se va.

 

Y yo quedo solo, incapaz de seguir disfrutando de mi soledad.

 

-¿Por qué?- pregunto a la nada. ¿Por qué siento esto, justamente ahora cuando estoy más perdido que nunca?

 

Aun con todo lo único que puedo hacer es sumergirme un poco más en las tibias aguas hasta sólo dejar en la superficie algo de mi rojizo cabello.

 

Si me ahogara en este preciso instante… ¿él se preocuparía?

 

_

 

 

Por supuesto, no me he ahogado. Pero ha pasado bastante tiempo y si me quedo en el baño un poco más voy a enfermar. Así que con toda la desgana que tengo me aproximo a mis cosas, me cubro apenas con un albornoz y salgo.

 

Me voy directo a mi habitación.

 

Por el camino puedo ver a un montón de ninjas animados que celebran, ríen, hacen bromas y lucen muy felices. Yo no tengo tiempo de ser feliz, al menos no por ahora.

 

Así que tratando de hacer oídos sordos a su dicha me acerco a mi habitación, abro la puerta, aún con el rostro cabizbajo, y cierro detrás de mí, aislándome de todo ruido. Dentro está todo muy oscuro pero realmente no me importa, siempre he sido compañero de la oscuridad.

 

Me acerco a mi futón, que sé que está preparado pues yo mismo lo he dejado así, y me tumbo sin mucha ceremonia.

 

Cierro los ojos.

 

Todo está bien así, no importa si estoy solo.

 

Llevo una mano al frente y acaricio levemente unos mechones de cabello. Sigo acariciando y esta vez se presenta ante  mí una tersa piel. Continúo y…

 

¡Un momento!

 

¿Mechones de cabello? ¿Tersa piel?

 

Abro los ojos lo más rápido que puedo y me alejo de la persona que yace a mi lado. Con el corazón desbocado me doy cuenta de que se trata de Lee. Pero, ¿qué demonios hace Lee en MI habitación, durmiendo de esa manera, ignorándome, vistiendo apenas un albornoz como el mío pero que deja a la vista una maravillosa porción de su amplio pecho?

 

Comienzo a temblar.

 

Estoy nervioso, lo acepto. ¿Cómo no estarlo?

 

E incluso creo que estoy temblando.

 

No puedo evitar mirar de un lado a otro, tratando de encontrar una respuesta. Pero… no puede ser… ¡Esta no es mi habitación! ¿Tan ensimismado venía que no me he dado cuenta que he entrado a una habitación que ni siquiera es la mía?

 

Ahora estoy sudando, porque Lee luce tan indefenso ahí tirado en el futón, ajeno a mi presencia. E irremediablemente mis pensamientos vagan a hacia un lado menos racional. Trato de irme de allí, sí, lo mejor es que me marche o sino puede que termine haciendo cosas de las que luego me arrepienta.

 

Y en eso estoy, tratando de marcharme haciendo el menor ruido posible. Gateando a un lado de él, y habría salido de su cuarto si un leve sonido no me hubiese detenido en el acto. Volteo el rostro, alucinado, en su dirección. Lo que acabo de escuchar es un… ¿gemido?

 

No, debe ser que ya me estoy volviendo loco, un poco más loco de lo que realmente soy.

 

-¡Ah!

 

¡Sí lo ha hecho!

 

No puede ser. ¿Por qué?

 

Más por curiosidad que por nada acerco mi rostro al de él. Aún siendo de noche puedo ver claramente su rostro, iluminado por la luz de la luna que entra por la única ventana del cuarto. Por Kami, este chico es precioso. No lo había visto de esta forma antes, pero cuando la luz de la luna ilumina su rostro es como si iluminaran la cara de un ángel. Y este ángel parece estar teniendo sueños muy placenteros.

 

Cuidadosamente y mordiéndome el labio inferior, acerco una de mis manos a su mejilla. Está caliente. Y yo no puedo evitar seguir tocando su rostro, levemente, sus pobladas cejas, sus párpados cerrados, sus mejillas, su nariz, sus labios…

 

-¡Ah!- ¡vuelve a hacerlo! ¿Qué diablos estará soñando?

 

¿Soñará conmigo? ¡Bah! Qué tontería. ¿Qué haría Lee soñando conmigo? Y menos teniendo ese tipo de sueños, porque cuando uno se pone a gemir de esa forma en medio de la noche es porque está soñando ese tipo de cosas.

 

Aún así quisiera que soñara conmigo, y pensara en mí en esa forma y en todas las formas existentes.

 

¡Pero qué demonios pienso!

 

Enfadado conmigo mismo me alejo de él. O al menos ese era el plan inicial, porque cuando he intentado irme me he dado cuenta de un pequeño detalle, y es que al acercarme a él he quedado en una comprometedora situación, literalmente a gatas sobre él, mis piernas a cada lado de su cadera, una de mis manos aun en el suelo y la otra sobre su rostro, y mi rostro y el suyo están peligrosamente cerca.

 

Y desde mi posición observo sus labios entreabiertos, los cuales él muerde de vez en cuando… y es casi imposible controlarme.

 

Un besito… un pequeño besito no le hace mal a nadie… además que ni lo va a sentir.

 

Así que acerco mis labios a los suyos. Siento mi corazón agitado. ¿Corazón, te puedes callar de una vez? ¡Se va a despertar si sigues latiendo así! Pero mi estúpido corazón no se calla… bendita hora a la que ha venido a aparecer, toda una vida congelado en mi pecho y de pronto se pone a chillar con esa histeria. Que si Lee se despierta ahora juro que me lo saco ahí mismo…

 

Pero ya no tengo tiempo de pensar nada más porque de pronto me encuentro besándole. Sus labios junto a los míos, apenas un tímido roce, sus suaves y tersos labios. ¡Pero no es suficiente! Humedezco un poco mis propios labios y le vuelvo a besar, y aún así tampoco es suficiente.

 

Beso entonces su mejilla y desciendo por su cuello.

 

Le beso repetidas veces, saboreando su piel, haciéndome un poco adicto, un poco necesitado, un tanto desesperado.

 

Y no puedo parar ya, porque sus ausentes gemidos (que no tienen nada que ver conmigo) me incitan a bajar un poco más, besar su pecho y ahora acariciarlo con mis manos. Un gemido un poco más fuerte sale de sus labios al sentir mi boca sobre uno de sus sonrosados pezones. Y sonrío. Ese sí ha sido por mí. Y continúo acariciándole, mordisqueando un poco, mientras él se revuelve bajo mi cuerpo.

 

Observo entonces que lleva una de sus manos a su entrepierna. Y noto que está muy excitado, y esa visión de Lee tocándose a sí mismo termina de encenderme más.

 

Como hipnotizado (sino es que idiotizado) observo como se acaricia a sí mismo, lentamente. Yo no puedo dejar de mirarlo, porque cada vez que su mano se mueve y su rostro se contrae de placer es como llegar a un clímax constante, y perdonen la repetición pero es así. De pronto me agacho hasta su entrepierna y cuidadosamente aparto su mano. Todo esto lentamente, no vaya a ser que despierte y me encuentre pues… haciéndole eso.

 

Y realmente no se qué demonios estoy haciendo, porque no puede ser que me ponga a hacerle ese tipo de cosas a una persona que probablemente no siente nada por mí.

 

Pero prefiero no pensar en ello.

 

Acerco mis labios a su entrepierna. Por Dios, no sé que hago. Es decir, sí sé que estoy haciendo pero no se por qué. De igual modo no me detendré ahora. La culpa es de él, por dormir apenas siendo cubierto por un albornoz y con nada debajo, o sea, la ropa interior existe por algo, seguramente la hicieron para evitar este tipo de “incursiones nocturnas” a chicos que tienen sueños eróticos.

 

Pero ya me vale. Así que cuidadosamente beso su sexo, ni sé por qué hago esto, pero luego comienzo a lamerlo, de arriba hacia abajo, como si se tratara de un dulce. Y, visto de otro modo, lo es. Sus gemidos se hacen un poco más audibles, alzo el rostro y contemplo sus mejillas encendidas. Se muerde los labios inconscientemente, esto es muy lindo y también muy excitante.

 

Así que no espero más e introduzco todo su miembro en mi boca. Él arquea un poco la espalda pero comienzo a masajear su sexo y aún no puedo creer que no se despierte. Realmente tiene el sueño pesado. Pero mejor que no despierte…

 

Dios, no me lo puedo creer. Me siento como un violador…

 

Y aún así continúo trabajando sobre su miembro como si la vida se me fuera en ello. Y veo como sus manos aprietan las sábanas, su cuerpo se contrae y tiembla, sus jadeos y gemidos se hacen más fuertes y adivino que estará a punto de terminar.

 

Y yo… yo estoy realmente excitado. Inconscientemente llevo una mano a mi propio miembro y me acaricio sin pudor alguno. Vamos, que el pudor fue algo que dejé al momento de besar sus labios por primera vez. Y se siente muy bien, es decir, siendo el silencio de la habitación apenas interrumpido por el sonido de su voz.

 

Hasta que de pronto hago algo que no tenía planeado. Bueno, realmente no tenía planeado nada de lo que me sucede, pero esto realmente nunca lo pensé. Y me veo de repente preparando mi entrada. ¿Preparando para qué? Únicamente me doy cuenta de lo que estoy haciendo cuando me siento a horcajadas sobre Lee, y una vez completamente preparado comienzo a auto-penetrarme con su miembro.

 

Al principio duele un poco, no voy a negarlo, pero en sí la sensación es demasiado placentera como para hacerle caso al dolor. Y ahora definitivamente que soy un violador de lo peor. No me enorgullezco de ello, pero tampoco voy a detenerme.

 

Así que comienzo a moverme. Lentamente, sintiendo su miembro entrando cada vez más, y los escalofríos que me invaden son tremendos, y tiemblo de placer al tiempo que muerdo mis labios para no soltar algún audible gemido que pueda despertar a Lee.

 

Lee, quien al sentirse completamente dentro de mí, no puede evitar arquear la espalda y llevar sus manos a mis caderas. Él sí que suelta un gemido bastante alto, y yo, alarmado porque alguien pueda escucharle, no hago otra cosa que besarle, pero esta vez uso mi lengua y con ella exploro la cavidad de Lee. Y besarlo se siente tan bien. De pronto siento la necesidad de moverme, y comienzo a hacerlo, suavemente. Y continúo besándolo.

 

De pronto el placer que siento es enorme, como jamás lo había sentido antes. Y ya no puedo controlarme más, como tengo el control de la situación hago que las embestidas sean más rápidas y más profundas. Comienzo a moverme frenéticamente sobre él, sintiendo su miembro invadirme en cada potente embestida, despidiendo en mi interior millares de sensaciones todas relacionadas al placer. No creo poder aguantar mucho. Y las contracciones en mi cuerpo se van haciendo cada vez más indetenibles.

 

-Ah…- suelto un inconsciente jadeo y vuelvo a morderme los labios.

 

Continúo moviéndome, sintiendo el clímax muy cerca. De pronto…

 

Él abre los ojos.

 

Y yo me detengo.

 

Veo como lleva su mirada de mi cuerpo a la parte baja del suyo. Ninguno de los dos está completamente desvestido, y su miembro está penetrándome al tiempo que mi sonrojado rostro se pone aún más rojo de lo que estaba.

 

Me muevo un poco, y él suelta un ahogado gemido.

 

Se sienta en el futón, pasa sus manos por mi espalda y me recuesta sobre la cama, todo esto sin decir nada, y comienza a penetrarme una vez más.

 

-Estas… estas cosas… no se hacen…- le escucho decir entre jadeo y jadeo.

 

Y siento una más fuerte embestida que me lleva a un punto de placer insospechado. Y él continúa moviéndose, dando en ese punto una y otra vez. Sí, claro, esas cosas no se hacen pero él parece estarlo disfrutando también.

 

Nuestras voces acaban con el silencio. No puedo evitar pedirle que vaya más rápido, que lo haga con un poco más de fuerza, y el placer que siento al sentir que complace cada uno de mis pedidos es demasiado grande como para ser descrito.

 

Me aferro a su espalda con desesperación. Él presiona mis caderas y me embiste una vez más, esta vez ha calado hondo en mí, y me ha arrancado un fuerte grito.

 

Y sé que estoy a punto de terminar, puedo sentirlo en cada contracción, en cada roce, cada vez que sale y entra en mi cuerpo, cada vez que el placer se hace casi tangible y yo siento que voy a explotar. Y literalmente es así, tras un último gemido siento como llego al ansiado orgasmo y finalmente termino manchándonos a ambos con mi semilla al tiempo que él termina dentro de mí.

 

La sensación ha sido… en extremo placentera…

 

Trato de calmar mi agitada respiración. Y mentalmente me preparo para darle una explicación, que es seguramente lo que espera. Así que bajo el rostro y le veo. Y él…

 

Se ha quedado dormido.

 

Yo sonrío.

 

No sé por qué pero sonrío.

 

Y lo abrazo fuertemente, porque él está rendido, porque yo me iré esa misma noche como si nada hubiese pasado y porque mañana el pensará que se trató de un simple sueño.

 

No.

 

No estoy feliz con el resultado.

 

Aún así no hay mucho más que pueda pedir. Así que le aparto delicadamente de mí, y al salir de mi interior un nuevo sonrojo surca mis mejillas. Lo acomodo en el futón, me acomodo la ropa (el albornoz) y me dispongo a salir.

 

Antes de irme le doy una última mirada.

 

Es tan lindo.

 

Me llevo una mano al pecho, cierro los ojos y sonrío de nueva cuenta.

 

Está bien. Haber ido a Konoha está bastante bien, porque aquí encontré a la única persona que ha sido capaz de despertar en mí el deseo, a la única persona capaz de acabar con mis barreras, la única persona que, sin saberlo, ha hecho latir a mi corazón.

 

Y siento que no puedo alejarme de él.

 

Me acerco por última vez a su rostro. Lo acaricio.

 

Beso tiernamente sus labios.

 

En su oído susurro:

 

-Este es nuestro secreto.

 

Y me alejo definitivamente. Es cierto, no ha estado nada mal. Yo regresaré a Suna, seré el mismo de siempre, pero cuando volvamos a vernos, compartiremos el secreto, y ya no lo será más. Porque en ese momento seré capaz de decirte lo mucho que te amo, lo mucho que te necesito.

 

Pero eso será después.

 

Porque ahora he de irme. En silencio.

 

Malditas lágrimas…

 

 

 

* * * OWARI * * *

 

 

Notas finales:

Espero q les haya gustado!!!

n////n

Este es mi primer fic  con Gaara-sama d uke, d igual forma me encantaria recibir sus opiniones y criticas, pero x favor, si me van a decir simplemente q no escriba mas fics entonces no dejen review u_u pq lo unico q hacen es hacerme sentir mal, y d igual forma seguire con mis fics y escribiendo para las personas q realmente disfrutan con ellos... u_u

Y para esas personas especiales y a las cuales quiero mucho, les doy un muy muy muy grande

GRACIAS!!!!!!! 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).