Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿Es Amor? por KakaIru

[Reviews - 17]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Holaa!! Este es un One-shot q escribi a partir de un drabble! Espero q les guste! Es una historia (a mi parecer) dulce que muestra el lado más paciente del amor! Pq hay q ser sincer@s... hay q tener mucha paciencia para soportar a Gaara! XD

Notas del capitulo:

Gracias x animarse a leer mi nuevo One-shot!!! Espero q lo disfruten tanto como yo!!! n_n

Como siempre, One-Shot dedicado a tod@s l@s fans de esta superlinda parejita..........

GaaraxLee

            El sol se asomó esa mañana, perezoso, con sus cálidos rayos acariciando cada pequeña casa, cada oculto rincón… Lee se dirigió a la puerta, se acomodó los zapatos y antes de salir dio una última mirada al chico que le observa un poco más atrás.

            Su cabello rojo brillaba especialmente esa mañana, sus ojos azules parecían poseer cierta chispa. Aunque talvez estos pequeños detalles eran sólo a causa de su imaginación, que normalmente tendía a idealizar al otro chico. Gaara, esa mañana, simplemente lucía como lucía todas las mañanas: pijama rojo que consistía en una ancha camisa y unos pantalones que se arrastraban a sus pies dándole un aspecto infantil. Su expresión lucía cansada, aburrida, de vez en cuando se frotaba los ojos, porque era excesivamente temprano aun para él, sobretodo después de haber regresado de una misión. Aún así, extrañamente, estaba ahí.

-Gaara-kun, ¿necesitas algo?- preguntó Lee con una hermosa y brillante sonrisa.

-No- respondió el pelirrojo reprimiendo un bostezo.

-Vale, volveré lo antes que pueda- dijo a su vez el amo del Taijutsu ampliando su sonrisa y haciéndola aún más cálida de lo que era.

-Como quieras- habló Gaara desviando la mirada hacia ningún punto en particular. Simplemente odiaba levantarse temprano.

Lee se acercó a él e intentó besarle,  a lo que el otro respondió volteando el rostro, por lo que el beso quedó grabado en su mejilla. Lee sonrió antes de salir, aunque lucía un poco decepcionado.

Gaara ni siquiera le dedicó una mirada; antes incluso de marcharse ya había dado la media vuelta y se había ido rumbo a la habitación, dejando a un Lee bastante triste.

Había ocasiones en las que Lee se preguntaba si realmente lo que Gaara y él tenían podía ser llamado “relación”. Porque ellos dos nunca habían hablado de sentimientos, al menos por parte de Gaara. Por supuesto, Lee le decía a toda hora que lo amaba y trataba de demostrárselo, pero en cuanto a sentimientos el otro era demasiado parco. Nunca, que Lee recordara, le había dicho que lo amaba, siquiera que le quería. Por eso se cuestionaba sobre aquello que ambos mantenían, pues con desconsuelo comenzaba a pensar que únicamente los unía una relación puramente sexual. Y saber esto lo hería profundamente… porque él realmente amaba a Gaara.

Pero trató de no pensar mucho en ello. Porque él nunca iba a rendirse. Él iba a dar el todo por el todo y se había propuesto conseguir el corazón de Gaara. Así que no le importaría lo frío que se comportara con él o lo cortante que pudiese llegar a ser.

Él comprendía a Gaara, sabía todas las cosas por las que había pasado, entendía su sufrimiento y su manera de ser, por eso no le exigía demasiado. Gaara nunca había sido una persona abierta, nunca había demostrado sus sentimientos, así que no le presionaría.

Mejor sería dejarle ser, encontrar poco a poco sus sentimientos e irlos definiendo con cada pequeña experiencia. Gaara se lo merecía, después de todo…

_

 

Lee llegó al departamento.

Se encontraba cansado, hambriento, sucio… el entrenamiento lo había dejado extenuado, con fuerzas apenas para caminar y no colapsar en medio de la sala.

Y justo allí, recostado en el cómodo sofá, estaba Gaara. Lucía una sencilla ropa consistente en una franela blanca y unos shorts negros, todo muy sobrio, por supuesto, justo como era él. Su mirada se posó, por segundos, en el pelinegro que recién llegaba, pero rápidamente volvió la vista a la pantalla del televisor. Lee pasó a su lado, le dedicó una sonrisa y fue a tomar su ansiado baño.

Cuando estuvo listo y con fuerzas mínimamente repuestas, Lee se dirigió a la cocina a preparar la cena. No estaba de mucho humor, pues estaba cansadísimo, pero sabía que Gaara en su vida había tocado un instrumento de cocina, por lo cual no pensaba ponerlo a él a cocinar. Además, a Lee le gustaba cocinar para Gaara, a pesar de que el pelirrojo nunca decía nada respecto a la comida, ni una señalización positiva ni negativa, simplemente comía en silencio.

-Gaara-kun, la cena está lista- le llamó Lee una vez hubo acomodado la mesa debidamente.

-Bien- respondió Gaara acercándose y tomando asiento, esperando a que Lee le sirviera.

El pelinegro le sonrió y obtuvo, como de costumbre, una pequeñísima mirada que no demostraba emoción alguna. Aún así, no se sentía para nada decaído. Porque simplemente estaba acostumbrado a todo eso, porque sabía que Gaara no podía dar más de sí.

-Gaara-kun, ¿qué tal fue hoy tu día?- preguntó el pelinegro tratando de hacer un poco de conversación.

La cena estaba deliciosa.

-Normal- fue la escueta respuesta de Gaara.

Lee soltó un suspiro y sonrió. Sí, Gaara no iba a cambiar, pero por ser como era lo quería, lo amaba por encima de todas las cosas, incluso por encima de sí mismo. A fin de cuentas, Gaara era lo mejor que había pasado en su vida.

_

 

La noche caía y el viento se colaba por la única ventana de la habitación, moviendo las suaves cortinas. Hacía algo de frío y dentro del cuarto ya ambos chicos se preparaban para irse a la cama.

Gaara se colocó su usual pijama rojo, se acostó en la cama y se acomodó entre las sedosas sábanas. Lee salió del baño y echó un vistazo al pelirrojo. Él también usaba su ropa de dormir, su camiseta verde del mismo tono que sus pantalones. Se acercó èl también a la cama y se echó a un lado de Gaara. Le abrazó por la espalda y susurró en su oído:

-Gaara-kun, ¿no me vas a dar un beso de buenas noches?- preguntó en tono meloso.

-Estoy cansado, no me molestes…

Esta contestación fue como un balde de agua fría para Lee, quien sólo atinó a alejarse del otro chico, sintiéndose un poco dolido, pero no mucho, pues Gaara había dicho que estaba cansado, era normal que quisiera dormir en paz. Además, él también lo estaba. Aunque claro, él había pedido un pequeño beso, nada más, ¿era tan difícil? Claro, para Gaara lo era, porque Gaara nunca había tenido confianza en sus propios sentimientos, por eso se mostraba receloso y frío. Para Lee era entendible, y hasta justificable, su conducta.

Sonrió.

Y el sueño llegó a él cuando aún contemplaba la pelirroja cabellera que danzaba a plena noche, acompañada por la luz de la luna, otorgando a su cabello un color precioso, casi tan hermoso a como lo era el mismo Gaara.

_

 

El fin de semana llegó pronto, y para Lee era muy especial pues no tenía ninguna misión que realizar, lo cual sólo quería decir una cosa: tiempo de compartir con Gaara. Y pensar en esto lo hacía tan feliz. ¡Cómo adoraba estar con Gaara!

-Gaara-kun, ¡te quiero mucho!- exclamó Lee aferrándose al cuello del otro, quien sólo soltó un audible bufido a modo de protesta.

-Eso ya lo sé- respondió el pelirrojo haciéndolo a un lado.

Lee le sonrió con todo el amor latente en su rostro.

-¿No puedo volver a hacerlo?- preguntó, refiriéndose por supuesto a la declaración de amor.

-Haz lo que quieras- dijo Gaara dando la media vuelta.

Lee le observó, y en su mente se coló una pequeña pregunta:

-Gaara-kun, ¿tú me quieres?- preguntó, esperanzado, en espera de una respuesta positiva. En ese preciso instante se sentía en el cielo, por el simple hecho de estar con Gaara, contar con su presencia y con su compañía.

-Supongo…- fue la sencilla palabra que se encargó de extraer a Lee de su mundo de sueños e ilusiones.

Su sonrisa, esta vez, lucía algo decepcionada, pero siempre condescendiente, llena de tierna consideración. Por supuesto, porque Gaara no podía admitir abiertamente que amaba a alguien, mucho menos a él. Lee lo comprendía y lo apoyaba en todo lo que Gaara necesitase, eso estaba claro para él. Lee no le iba a presionar, no le iba a pedir ni exigir nada, sólo le iba dejar ser él mismo y esperaría a que Gaara estuviese dispuesto a abrirse con él.

Bajó el rostro y suspiró.

Gaara era una persona complicada, pero lo amaba más allá de toda discusión.

_

 

Él había regresado de una misión que se había complicado demasiado. Había resultado herido y ahora descansaba en el hospital, recién recuperada la consciencia luego de dos días de letargo absoluto. A su lado estaba Gaara, impasible como siempre, con su imponente figura recargada en una pared en la habitación, los brazos cruzados sobre el pecho y los ojos cerrados,  dándole un aire de superioridad imposible de negar.

-Gaara-kun, ¿cuándo podré salir del hospital?- preguntó viéndole directamente.

-En tres días- respondió Gaara mirándole a los ojos por primera vez desde que despertara.

Algo cohibido, Lee se atrevió a preguntar:

-¿Estabas preocupado por mí?

Ciertamente la presencia de Gaara lograba relajarlo, pero no entendía por qué el otro se encontraba allí. Al pelirrojo nunca le habían gustado los hospitales, así que Lee guardaba la secreta esperanza de que hubiese ido allí únicamente porque le quería, porque se había preocupado por él y porque deseaba verle sano de nuevo. Pero, como de costumbre, se equivocaba… porque la respuesta de Gaara había sido:

-No- una seca y rotunda negación.

Lee agachó el rostro, acongojado y dolido. Gaara, cuando quería, podía ser muy hiriente. Pero estaba bien, a él le gustaban todas las facetas de Gaara, además lo perdonaba con sus defectos y sus imperfecciones, después de todo Gaara era como era, y por ese mismo motivo lo amaba de esa forma.

Y él no iba a incomodar a Gaara, eso nunca…

_

 

Sus heridas habían sanado rápidamente, él había vuelto a tener misiones, y nuevamente volvía a regresar de una muy importante. A su lado Gaara descansaba. Ambos veían una película. Una película romántica de lo más aburrida, pero que le presentó a Lee la ocasión perfecta para hacer una pregunta que venía consumiendo su cerebro últimamente:

-Gaara-kun, ¿qué es lo que sientes por mí?- preguntó con ojos ilusionados. Claro, él nunca perdía la ilusión, y estaba seguro de que Gaara en algún momento le diría lo mucho que le quería.

-Siento que eres una persona muy ruidosa…- respondió el pelirrojo.

Lee bajó el rostro y sus ojos se humedecieron un poco. Tiempo. Gaara necesitaba un poco más de tiempo, era comprensible, y él le daría el que necesitara. Después de todo, amaba a Gaara. Y estaba seguro de que el pelirrojo sentía lo mismo por él…

_

 

Lee caminó por las concurridas calles. Solo. Extrañamente iba solo, a pesar de que normalmente él y Gaara iban a hacer juntos las compras. Por el camino no hablaban más de lo indispensable, pero para Lee su presencia era más que suficiente. Pero esa tarde Gaara no había aceptado ir con él, y Lee había terminado sintiéndose muy solo.

¿A dónde podría haber ido Gaara?

Él no le había preguntado, por supuesto; sabía que a Gaara no le gustaba que le interrogasen ni le hiciesen muchas preguntas, pero realmente tenía algo de curiosidad. ¿A quién podría ir a visitar Gaara en la villa?

Alzó el rostro entonces, y sus ojos se abrieron como platos al verle.

Porque Gaara estaba allí, y no estaba solo. Talvez el hecho de verle acompañado fuese motivo suficiente para hacer arder en Lee la llama de los celos, pero no fue así. Lee no sintió celos ni mucho menos, lo que realmente sintió fue un dolor atroz que le recorrió el cuerpo y se instaló en su pecho.

Porque el detalle no se encontraba en que Gaara hablara con Naruto quién sabe de qué cosas. El verdadero detalle residía en que Gaara… Gaara había sonreído… Y Lee… Lee jamás le había visto reír. Gaara nunca había reído para él, nunca le había mostrado más que su serio rostro y sus estoicas facciones.

En cambio, allí estaba, junto a Naruto, ¡sonriendo!

Y esa sonrisa fue para Lee como una estaca directa al corazón.

Porque Gaara se estaba mostrando abierto. Gaara se estaba mostrando humano. Pero no con él. Con Lee únicamente usaba esos crueles monosílabos, esas respuestas llenas de antipatía… y en el fondo a Lee le dolía saberlo. ¿Por qué Gaara no podía ser así con él? ¿Por qué con Naruto sí?

De pronto, por primera vez, Lee sintió unas terribles ganas de llorar. Y su pecho se revolvió y su corazón se encogió. Pero él no se detuvo, no llamó a Gaara ni le pidió explicaciones, sólo continuó su camino, con el corazón desgarrado y la imagen de Gaara sonriendo a Naruto reproduciéndose una y otra vez en su mente.

Llegó a su departamento, depositó las compras sobre la mesa y se fue directamente a su habitación. Se echó en la cama y hundió el rostro en la almohada…

Y lloró.

Lloró como nunca antes había llorado. Porque él… ya no estaba tan seguro de que Gaara le amara…

_

 

Lee había tomado una decisión. No era lo que realmente deseaba, al contrario, era sumamente doloroso, pero no quería seguir dañándose en una relación que no tenía futuro. Gaara probablemente se lo agradecería.

¿Y si Gaara estaba enamorado de Naruto?

Ambos tenían mucho en común, demasiadas cosas más bien. Y Gaara… le había sonreído.

No, Lee no quiso pensar en eso, porque nada más recordarlo su alma se retorcía y su garganta se secaba al tiempo que sus ojos se llenaban de lágrimas. Y él no iba a llorar. Porque él nunca lloraba. Además, si era lo que Gaara quería, entonces le dejaría ser feliz. Porque Gaara lo era todo para él y era incluso más importante que él mismo.

-Gaara-kun, tú no me amas…- no era una pregunta; era una afirmación.

El pelirrojo le miró a los ojos.

-Ya te lo había dicho- respondió sin apartar la mirada.

El cuerpo de Lee tembló imperceptiblemente, su rostro palideció y sus mejillas, sin embargo, se colorearon de un leve tono rosa.

-Pues yo no puedo estar con alguien que no me ame…- dijo Lee, y esto también era una afirmación.

-¿Y qué harás?- Lee no sabía si esto había sido un reto, una amenaza, una advertencia o mera curiosidad de parte del pelirrojo.

¿Y si Gaara realmente lo que quería era que él se marchara? Dios, pensar esto era tan fuerte, tan mortificante. Aún así debía hacerlo, porque por su culpa Gaara no iba a ser un infeliz. Si de él dependiera Gaara sería siempre dichoso, aunque él tuviese que sacrificar sus propios sentimientos.

Lee tragó saliva con dificultad antes de responder a la pregunta hecha por el otro:

-Me marcho- dijo, y esperó a que Gaara intentase detenerle o disuadirle…

Pero Gaara no dijo nada. Y su silencio fue el arma más mortal y destructora para Lee, quien sentía su mundo derrumbarse a su pies. Y se sentía a sí mismo cayendo en un hueco enorme e infinito.

-…- Gaara no decía nada, no había en sus ojos emoción alguna, como si Lee no hubiese dicho nada.

-Adiós- se despidió el pelinegro aún con la esperanza de que el otro le detuviese a última hora.

-…- pero con el silencio llegó la despedida y la cruda realidad.

Allí no había amor. Allí… no había nada, ¿o sí?

Lee limpió sus silenciosas lágrimas y sonrió. La vida no podía ser perfecta. Pero, en cambio, era tan dolorosa, que incluso le parecía injusto.  Porque Gaara no lo amaba… no lo amaba…

_

 

Lee se detuvo frente a la puerta del departamento, a punto de salir. No quería hacerlo, pero entendía que ya no había sitio para él en esa casa. No había lugar para él en el corazón de Gaara, nunca lo había habido y nunca lo habría.

-Lee, ¿ya te vas?- preguntó Gaara a espaldas del pelinegro.

-Así es- respondió el otro tratando de mantener su falsa sonrisa de alegría. Pero fingir se hacía de pronto tan difícil… y camuflar su sufrimiento era como una tortura…

-¿A dónde vas?- preguntó nuevamente Gaara. Lee trató de no encariñarse mucho con el tono de su voz… porque… le extrañaría. Le extrañaría como a nadie.

-A casa de Gai-sensei- dijo recordando a su maestro. Sí, estaba bien ir con él, y estar allá un tiempo, y alejarse de la dañina  figura de Gaara, que seguramente estaría más feliz con Naruto, o con cualquier otro que no fuese él.

-¿No regresarás?- Lee se preguntó si Gaara estaba tan ansioso por abandonarle que le hacía esas preguntas, asegurándose de nunca más volverlo a ver. Y se sintió terriblemente triste, e innegablemente solo.

-No- respondió entonces Lee, tratando de que su voz no sonara tan triste como se sentía.

-¿Ni aunque yo te lo pida?

Lee largó un suspiro de resignación y melancolía.

-Ni aunque tú me lo pidas, Gaara-kun…

Ya no había vuelta atrás. Muy tarde Lee se había dado cuenta de que por más amor que brindara a Gaara, si el otro no sentía nada por él entonces no había nada que hacer. Y aunque saber esta verdad era un castigo terrible, él no iba a interponerse en el camino de Gaara. Él prefería sufrir lo indecible con tal de ver al otro feliz; con otro… pero feliz.

Nunca pensó que llegaría ese momento, pero ahí estaba, con su cruento realismo, con los colores agónicos golpeando su cabeza, con las rudas emociones incrustándose contra su pecho….

Y de pronto, la voz de Gaara le  sacó de su ensimismamiento…

-¿Ni aunque te lo suplique?

Lee medio sonrió de pena.

-No vas a suplicarme- dijo, con la voz cargada de pena.

-Te lo suplico…- dijo Gaara con voz extrañamente suave.

-…- y Lee quedó completamente en shock al escucharle.

Volteó el rostro, sorprendido, y lo que vio lo dejó atónito. Porque Gaara estaba…

Llorando.

Y se veía entonces tan expuesto. Porque cientos de lágrimas resbalaban por su rostro, y su labio temblaba, y su cuerpo se contraía en espasmos silenciosos.

Sí, un llanto silencioso y desgarrador.

Gaara estaba llorando… por él.

_

 

Lee se removió entre los brazos del pelirrojo. Ambos yacían sobre las tibias sábanas. Muy juntos, tan juntos que casi parecían ser uno solo. Finalmente, encontrando su voz, Lee preguntó:

-Gaara-kun, ¿no quieres que me marche?- y su voz, nuevamente, sonaba esperanzada y expectante. Esta vez, Gaara no le podía fallar…

-Si te atreves a irte te mataré- respondió Gaara como si nada.

-¿Eso qué significa?- preguntó, confuso y temeroso.

-…- “no de nuevo”, pensó Lee a punto de romper en llanto.

-¿Y bien?- se atrevió a presionarle, un poco, no demasiado, pero sí lo suficiente.

-Te amo- aceptó finalmente Gaara, y sus mejillas sonrojadas fueron la cosa más bella que Lee hubiese contemplado jamás.

-Yo también te amo, Gaara-kun- respondió abrazándole con todas sus fuerzas.

El pelirrojo depositó un beso en  los negros cabellos.

Sí, Gaara era especial. Gaara necesitaba tiempo. Gaara sabía que le amaba y no le dejaría ir, no se arriesgaría a perderlo nunca más. Antes… prefería matarlo. Pero eso nunca pasaría, porque Lee era suyo, y él lo amaba ¿o no?

Se besaron.

Y Lee se  sintió la persona más feliz del mundo.

Eso que ellos sentían... definitivamente era Amor.

 

***OWARI***

Notas finales:

Holaa!! (d nuevo n_nU) Espero q les haya gustado aunque sea un poquito!! Esta es una extensión d un drabble q hice hace poco!! Pero me decidí a hacerlo mas largo! Espero q lo hayan disfrutado aunque sea un poquito! n//////n

Como siempre me encantaría recibir sus opiniones de lo q les gusta y lo q no... pero ya x haberse tomado su tiempo y leer esta cosita...

MUCHISIMAS GRACIAS!!!!!!!!!! ^3^ 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).