Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Although you do not remember to me por Geion_Scorpioacqua

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

Edu, este fics va para ti ya que se adoras a esta pareja.

Es el único que he escrito solo de ellos, espero que te guste ^^

 

¿Recuerdas ese día cuando te dije que te amaba? ¿Cuándo decidí entregarte todo de mí? Pregunto en silencio, observándote sentado a lo lejos, con esas bellas orbes que posees y se fijas en algún punto del infinito.

Y me respondo solo…no, no lo recuerdas, como tantas otras cosas, nosotros, tus amigos, tu familia e incluso, como a ti mismo.

Respiro profundamente mientras camino unos pasos más acercándome a ti, sintiendo como si poco a poco la tierra se fuera posando sobre mis hombros y el suelo cediera bajo mis pies.

Me detengo respirando agitado, sintiendo mi corazón apretarse en mi pecho, aviso claro de que toda la calma practicada horas antes no ha servido de nada porque esto, lo que te sucede es algo que me duele día a día, que carcome mi alma segundo a segundo como un animalejo de grandes y filudos dientes, insatisfecho aun y dispuesto a llegar a lo más profundo de mi, devorándolo todo a su paso.

Quisiera saber la razón, el porque de que esto te ocurriera… que nos ocurriera… ya que no solo tú te has perdido en alguna parte, sino que yo no puedo evitar seguirte aunque no lo desees, ni te importe… o más que nada, ni siquiera te des cuenta.

No hay día en que deje de preguntarme porque la vida nos castigó de esta forma, porque se empeñó en limitarnos el tiempo juntos, el sabernos existentes el uno para el otro y condenarnos a un sufrimiento mayor que las batallas vividas… aunque últimamente estoy seguro que es a mi a quien el destino junto a los dioses decidió negarme la felicidad con la única persona valiosa en mi vida… a la única que he amado y entrego, aun ahora, todo de mi.

Pero sospecho, aunque ni siquiera el dios al que serví tanto tiempo, respondió mis dudas cuando se las expuse, que soy yo el culpable de todo esto, el que te arrastró inconsciente, estúpido y ciego a este destino cruel, frío e inhumano.

Soy yo el culpable amor, por ser lo que soy… Radamanthys de Wyvern…. Juez del infierno…

Por mi maldita oscuridad…

Por el estigma de mi cosmos…

Por la misión que debía cumplir hasta el fin de mis días…

Aquella que dejé atrás aspirando a un futuro juntos, mirando solo la vida que se nos mostraba brillante y fiera… creyendo que nada podría obscurecer nuestra felicidad… pero, que equivocado estaba.

Porque cuando nada parecía empañar nuestra felicidad y nos sentíamos dueños del mundo, comenzaron los primeros síntomas de algo que jamás sospechaste… menos yo.

Niego con fuerza a la vez que abro lentamente mis ojos para darme cuenta que estoy a unos pocos pasos de ti, me encontraba tan absorto en mis cavilaciones que avancé sin darme cuenta casi todo el camino que nos separaba.

Mis labios se curvan en una sonrisa, fijando mis ojos en ti que también sonríen aunque a su manera y no para mí… pero aun así te sonrió, con el mismo sentimiento que hace quince años, meditando que me hubieses dicho tiempo atrás ya que este gesto, una mezcla entre mueca y media sonrisa no ha cambiado en mi “Una clara muestra de tu flemática personalidad” recuerdo me decías sonriendo burlón ante el gruñido falsamente molesto que escapaba de mi garganta.

Pero eso fue hace mucho tiempo ya…

Carraspeo intentando llamar tu atención mientas observo tu espalda, algo encogida pero sin perder esa firmeza y rectitud que tanto me gusta, por la cual deslicé mis dedos en eterna alabanza a la suave cremosidad de tu piel, pero como siempre no reaccionas y continuas quieto, silencioso y lejano.

Ocultando la desazón que esto me produce, rodeo el banco donde estás sentado y quedo frente a ti bloqueando la dirección de tu mirada, tapando el sol que acaricia tu rostro, esperando que reacciones de alguna forma, que te des cuenta estoy aquí pero a pesar de que los minutos pasan nada sucede y nuevamente como tantas veces soy yo el que debe hablar, romper el silencio que te rodea, sigue y absorbe.

-Hola amor, ya llegué…- digo con voz ronca, intentando sonar calmado aunque nuevamente mi garganta se ha cerrado al no ver ninguna reacción tuya, pero haciendo acopio de toda mi fuerza agrego, mientras saco de una de las bolsas una barra de chocolate con pasas y avellanas que tanto te gusta – Disculpa la demora, es que el supermercado estaba repleto y las cajas algo lentas – sigues igual sin siquiera pestañear por lo que despacio dejo el dulce en tu regazo.

Al sentir el leve peso en tus muslos pestañeas un par de veces, dirigiendo tu mirada a lo que ahora reposa en ellos, lo tomas despacio y me miras, con tus preciosas esmeraldas, a la vez que frunces el ceño y preguntas - ¿Por qué me das esto? -.

-¿No te gusta?- replico suavemente, agachándome hasta quedar casi a la altura de tu rostro – Es el chocolate que te gusta o no? Y es el más grande que encontré-.

Asientes sin dejar de mirarme, ahora con una mezcla de extrañeza y duda mientras dices – Si, pero yo… tú… no te conozco… me puedes decir ¿Quién…quien eres?- poniéndote serio pero sin soltar la barra en tus manos.

Una punzada dolorosa cruza mi pecho al escucharte, y es que jamás podré acostumbrarme al hecho de saber que no me reconoces, que solo soy un extraño para ti.

Miro al suelo mientras recupero el control de mis emociones y decido que responder esta vez, puesto que se no puedo exigirte nada y menos explotar de tristeza ante esto, ya que solo lograría alterarte y confundirte.

Así que te vuelvo a mirar sonriendo apenas a la vez que susurro – Soy Rada… Radamanthys…-.

Abres tus ojos grandemente a la vez que asientes – Oh… Radamanthys… mmm… que nombre más extraño… aunque pareciera que…- quedándote nuevamente en silencio mirándome atento, casi juraría que analizándome o ¿recordándome? para de pronto extender una de tus manos a la vez que sonríes y me dices – Mucho gusto Radamanthys… yo… yo soy Kanon… creo- soltando una pequeña risilla mientras esperas a que coja tu diestra.

Mi labio inferior tiembla al darme cuenta que incluso ya de tu nombre te estás olvidando, por lo cual lo muerdo para controlarlo, porque hay momentos como estos en los cuales siento ya no podré seguir adelante y terminaré rompiendo en llanto frente a ti… aunque parezca un niño pequeño y débil, pero… es que el verte así es algo que me supera…

Desarma mis defensas…

Rompe mi corazón…

Pero me niego a quebrarme, porque debo ser fuerte y más que nunca, por ti, por mí… por los dos, por este amor que nos unió y que nos mantendrá juntos siempre, aunque tú no lo sepas ni te des cuenta, mi bello dragón marino…

Porque yo, y a pesar de que muchos lo dudaron, decidí ser tu pilar desde el día en que escuché el cruel diagnóstico dicho por el médico, palabras que hasta hoy resuenan en mi cabeza como eterna letanía.

“Señor de Wyvern, siento decirle esto, pero su esposo sufre de una severa demencia frontal”

Cuando escuché aquello, pareció que el mundo desaparecía y la oscuridad me rodeaba, mientras solo esa palabra… ¡¡esa maldita palabra!! Se repetía incesante en mis oídos…

“Demencia… demencia… demencia…”

Y como ese día, una punzada en la sien me ataca, por lo que un gemido brota involuntario de mi boca mientras presiono con fuerza esa zona. Escucho que algo se mueve y de reojo noto que me miras nervioso y más preocupado por ti que nada, sonrío lo mejor que puedo a la vez que cojo tu mano con la mía mientras te respondo – Mucho gusto Kanon, es un placer conocerte- sintiendo ese cosquilleo en todo mi cuerpo, el mismo que sentía cuando me rodeabas concientemente con tus brazos, besabas mi cuello, y me susurrabas palabras al oído, transmitiéndome todo lo que sentías.

Nos quedamos así largo rato, perdidos en nuestras miradas, quizás en nuestras almas. Te miro con todo mi amor mientras siento que el verde de tus ojos es un mar profundo en el cual deseo perecer, ahogarme o como mínimo naufragar y no regresar jamás, porque eso significaría que me quedaría contigo toda la eternidad…

Pero también desearía saber que te ocurre a ti, que pasa por tu mente, si algún recuerdo irrumpe en aquellas nubes que la están cubriendo, si en alguna fracción de segundo te has acordado de mí.

¿Lo has hecho Kanon?¿has logrado recordarme aunque solo hayan sido milésimas de segundo?

Apreto suavemente tu mano mientras acarició el dorso de esta, percibiendo un suave temblor en tu piel, casi juraría que similar al que yo tengo… ya que sinceramente desearía que estuvieses sintiendo lo mismo que yo.

Te sonrió dulcemente… si, dulcemente… algo que solo guardo para ti y por unos segundos pareciera tus gemas vuelven a brillar como antes e imagino que de pronto soltarás una de tus alegres risas para colgarte de mi cuello o tirarme al mullido césped mientras me susurras “te amos” al oído.

Pero se que solo es una ilusión, el deseo irracional que tengo de que esto ocurra, aun a sabiendas que no hay vuelta atrás…

“Debe comprender que es una enfermedad progresiva, no hay recuperación. Se irá olvidando de todo Radamanthys, de su vida, de su historia, de usted… se perderá en su mente, desapareciendo poco a poco todo lo que de él conocía… incluso llegará un día en que, y lamento decírselo, no sabrá ni de si mismo”

Vuelven a mi aquellas frases dichas con la mayor cautela, intentando que no fuesen demasiado terribles, pero… a pesar de las buenas intenciones del doctor, nada puede amortiguar una realidad que no se esperaba ni se estaba preparado para afrontar, por más juez de los infiernos que alguna vez fui, por más almas que juzgue y batallas que gane antes que nada soy un hombre… el mismo que resistió aquel golpe con la mayor entereza y que hoy siente, sufre, llora y que decidió amar por los dos ya que tú, lo has olvidado…

Pero todo se acaba y lo se, más aun cuando tiras algo nervioso de tu mano, liberándola de la mía, mientras tus mejillas se sonrojan suavemente y me miras algo enojado… lo cual y a pesar de mi tristeza, me produce diversión… es que te ves demasiado hermoso amor, que contengo apenas las ganas de tomarte en mis brazos, besar tu tentadora boca, degustar la suavidad de tus labios y perderme en la tibieza de tu dulce cavidad.

Pero se que no debo ya que las veces que lo he intentado te alejas asustado y temeroso, como si pensaras que pudiese hacerte daño, cuando eso jamás podría hacerlo Kanon… mis manos serían destrozadas por mi mismo si solo lo imaginara.

Vuelvo a sonreír a la que vez que intento decirte algo para tratar de calmarte cuando me interrumpes diciéndome despacio pero serio – No vuelvas a hacer eso…-

Asiento a la vez que trago con fuerza, sin lograr ocultar el dolor que aquellas palabras me causan y como todos los días te vuelvo a decir – Solo fue por… porque me nació, discúlpame… no volverá a ocurrir- levantándome cabizbajo y aunque no lo deseo, se que debo alejarme un rato, tiempo que ocuparé para preparar el almuerzo ya que es más que sabido por mi, pues ocurre a diario, te volverás a sumir en tu abismo desconocido del cual estoy completamente excluido.

Apenas he dado dos pasos, cuando escucho tu voz quebrar el silencio, deteniéndome en seco y obteniendo que gire a verte – Oye… yo… mo deseo que te sientas mal- dices apenado agachando tu rostro que se cubre parcialmente con tus azulados cabellos.

-Yo se… no te preocu…- comienzo a decir pero no me escuchas ya que sigues hablando aunque más pareciera que es para ti mismo.

-Pero no puedo aceptar ese tipo de… de gestos de otra persona, ya que yo… yo tengo a alguien que me ama y que amo…- levantas tu pálido rostro sonriendo como hacía mucho no lo hacías provocándome un sin fin de emociones que siento me desbordan – y… ¿Sabes? lo estoy esperando… debe estar por llegar…-.

Me acerco despacio y me siento a tu lado apoyando mis manos a los lados de mi cuerpo aun con la duda de si seguirte hablando o solo dejarte… al final, tomo la segunda opción– Comprendo, y… ¿quien es él?- te pregunto en un murmullo temiendo alguna respuesta extraña y bizarra.

Suspiras quedamente a la vez que enredas tus dedos en tu camisa – El es… un gran hombre, atractivo como pocos, con ojos de color similar al sol, pero que siempre me miran con una calidez que solo es para mi, es fuerte y no solo lo digo por su cuerpo, sino que también por su corazón… valiente… luchador y aunque mucha gente ha dicho que es duro, yo se que no es así…- me miras con los ojos entrecerrados sonriendo bellamente y sin darte cuenta que mis ojos se están empañando de lágrimas, prosigues – Cuando decidí ser su esposo, mi hermano y amigos me dijeron que lo pensara… que no podría ser feliz con él… pero… yo sabía se equivocaban… porque él… él me lo ha dado todo… todo lo que cualquiera podría soñar… él me lo ha dado… y yo a él…- quedándote nuevamente en silencio y volviendo tu mirada hacia el jardín.

-El… debe ser un hombre afortunado, al saber cuanto lo amas- digo atragantado, extendiendo una de mis manos para capturar alguno de tus suaves mechones pero deteniéndome antes de lograrlo…no quiero romper este momento.

-Y yo lo soy… por eso estoy aquí, esperando a que llegue porque se que ya no tarda, es muy puntual- dices tranquilamente comenzando a balancear tus piernas lenta y monótonamente.

Asiento levemente rememorando las veces que alababas esa característica mía, y sin poder evitarlo te pregunto, con sumo cuidado – Y ¿Cómo… se llama él?- aunque realmente no espero me respondas, supongo que ya no estás en esta realidad que vivo, la cual quisiera compartiéramos o por el contrario, tú me invitaras a la tuya a la cual iría gustoso, por el solo hecho de estar contigo.

Pero me equivoco, porque vuelves tu rostro hacia mi y me respondes con tus ojos brillando felices – El tiene un nombre imponente… que solo él puede llevar… se llama, Radamanthys de Wyvern- para terminar diciendo en un susurro amoroso.

Me quedo mirándote sin saber que decir, temblando con fuerza, sintiendo una felicidad teñida de dolor, porque, el saber que hablabas de mi, con tales palabras, y que recuerdes mi nombre, pronunciándolo con tanto amor me sobrecoge de emoción… pero a la vez no puedo evitar que también me duela al darme cuenta que tu mente no logra asociarme con tales palabras y que ante ti, soy un desconocido.

Una lágrima escapa de mis ojos sin poder evitarlo mientras no dejo de mirarte, desearía limpiarla de un manotazo pero mis extremidades no me responden, y ahora siento otra resbalar por mi mejilla.

Al darte cuenta de esto, de lo que me ocurre, frunces levemente el ceño a la vez que la detienes con uno de tus dedos, gesto que a pesar de durar demasiado poco, siento como si fuese una caricia.

-¿Por qué lloras?- preguntas curioso como infante mirando detenidamente la humedad en tus dedos.

Niego con vehemencia cruzándome de brazos – Nada, solo fue una mugre que me entró al ojo… no soy de los que llora jeje- a la vez que sonrío, fingiendo que me burlo de mi mismo observando como me miras con duda y luego de asentir vuelves a tu anterior posición esta vez con tus ojos fijos en tus pies.

Te quedo mirando en silencio con el corazón estrujado y dándome cuenta que te has vuelto a perder, por lo que lentamente me levanto para volver a la casa y tú al sentirme, te pones rápidamente de pie para tomarme suave pero firmemente de un brazo a la vez que preguntas – Yo… ¿Cómo te llamabas? Es que no lo recuerdo… disculpa - soltándome apenado mientras yo hubiese deseado no lo hicieras.

Analizo tu pregunta y dudo en respondértela, no vaya a ser contraproducente para tu salud, pero mis deseos de lograr que me reconozcas pueden más y te respondo expectante – Radamanthys-.

-¡¡Ohhh…!!- exclamas a la vez que me sonríes ampliamente, para agregar suavemente mientras te alejas – Tienes el mismo nombre que él… me gusta…- y sin decir nada más, me dejas aquí parado con una sonrisa tonta en los labios mientras sigues caminando hacia uno de los columpios que tanto te gustan y que instalé solo para ti.

Me quedo aquí parado mientras te observo balancearte y vienen a mi ciertas palabras que alguien cercano me dijo cuando tu enfermedad comenzó a acelerarse…

***“Deberías pensar en rehacer tu vida Rada… eres un hombre joven y no creo sea bueno te ates a Kanon, sería como si te enterraras vivo, si quieres te ayudo a buscarle un lugar bueno donde lo cuiden, tengo muchos contactos y así vuelves a salir, conocer gente…”***

Y tal como ese día vuelvo a negar, firme y seguro, porque eso es imposible…aunque me duela el verte perdido, el que no reconozcas mi rostro ni aceptes mis caricias, mi vida eres tú Kanon, así como se soy la tuya, lo dijiste claramente hace unos minutos, a pesar de no darte cuenta que era yo, se que era a mi a quien se lo decías.

Pero eso no me importa, se que puedo sobrellevarlo aunque a veces sienta que ya no puedo más. Y no lo digo porque sea fuerte o valiente, sino porque cuando acepté unirme a ti ese inolvidable día de nuestra boda, juré por este sentimiento que sigue intacto hasta hoy te cuidaría, protegería y estaría contigo hasta que la muerte nos separara… y ciertamente… no mentía…

Estaré a tu lado, día y noche, verano o invierno, me recuerdes o no… porque te amo, y si tú no me recuerdas, seré yo el que recuerde por los dos…

Fin

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).