Había pasado solo doce horas cuando Alphonse Elric volvió a su cuerpo humano natural y Edward Elric volver a tener su pierna izquierda y brazo derecho de nuevo gracias al haber encontrado una piedra filosofal ya creada. Estaban en el despacho del coronel Mustang, sentados en un sillón de cuero de color negro.
El coronel Mustang no estaba en el despacho.
Edward tenía el cabello rubio suelto, ya que por la transmutación la goma se le había desgarrado y no había tenido el detalle de ponerse otra. Los mechones lisos le caían al hombro y su ropa estaba algo deshilachada, quien sabe si por la transmutación también o porque llevaba tiempo.
Alphonse estaba con una sonrisa en la cara, bien que estaba igual de cansado que su hermano, pero no podía creerselo que todo lo que había deseado se había realizado. Tanto tiempo, tantos obstáculos y por fin...Tenía un cuerpo humano.
Alphonse no tenía el pelo tan largo como su hermano y tampoco tenía el cabello de un rubio tan brillante, pero al igual que él, era muy atractivo.
- Ed, estoy tan contento-le dijo Al a su hermano por cuanta sabe vez.
- lo sé- dijo Ed con una sonrisa- oye, el coronel no llega, ¿qué pasa?
Al se levantó del sillón estirando los brazos con mucha hiperactividad.
- no sé, pero...La verdad es que ahora estoy tan feliz, que no puedo pensar en otra cosa.
Ed hizo una mueca.
- hermano, hace mucho...-Al agachó la cabeza y se juntó las palmas de las manos- hace mucho que no siento un abrazo tuyo, que no siento tu tacto...
Ed al principio le miró extrañado, pero luego dijo < claro >, se levantó y le dio un abrazo, un abrazo que hacia mucho que no daba y que no solo Al hacía mucho que sentía.
Al le abrazó todavía mas fuerte y le tocó el pelo con suavidad << cuanto tiempo...Lo tiene igual de suave>>.
- ¡eh, no me desordenes el pelo!- le gritó Ed enfurecido y bromeando le desordenó tambien el pelo, pasando los dedos de la mano entre el cabello, luego le tiró al sillón de un empujón y comenzó a reir.
Al se levantó, juntó su frente con la de Ed y estuvieron tan cerca ambos, que esa vez Edward no pudo contener el asombro, pero Al dijo simplemente:
- ¡soy tres dedos mas alto que tú!-le gritó Al entre risas. Ed castañeó los dientes, le tiró de nuevo al sillón, pero esta vez Al le cogió de las manos y le tiró con él.
Ed se quedó con los ojos abiertos como platos, mientras que su cuerpo estaba en una postura algo extraña y afeminada. Su cabeza junto a sus dos manos cogidas, estaban apoyadas en el pecho de su hermano menor, sentía el cuerpo de Al pegado al suyo, y como una pierna suya se entrelazaba con la de Al. Ed, ya algo sonrojado por esa escena iba a levantar la cabeza, pero alguien de mano grande le juntó la cabeza al pecho de su hermano antes de poder levantarla del todo, dejándole apenas sin respiración.
- ¿qué pasa?-escuchó una voz-¿disfrutando de vuestro nuevo cuerpo?
Era la voz del coronel Mustang, cuando Edward se pudo salvar de sus garras, se alejó de su hermano y se puso a gritarle como un despavorido, mientras que Al no paraba de reir como discutían y sin dejar de tener una sonrisa en la cara.
- bueno, que no me importa- finalizó Roy Mustang con los ojos entrecerrados- siéntate Elric, y deja de ser maleducado.
Edward se sentó observando al coronel.
Era de espalda ancha, no muy robusto, pero un poco mas que los hermanos sí. Era alto, con un pelo negro azabache, y corto, que a la vista parecía de buen tacto. Con ojos amenazantes y a primera vista fríos. Edward dejó de observar a Roy cuando se sentó, y escapó una mirada nerviosa a su hermano, que miraba también al coronel, pero a lo contrario de él, con una grata sonrisa.
- bueno, espero que al haber conseguido vuestros mas profundos deseos no dejéis de ser alquimistas nacionales...
- pues eso teniamos pensado-contestó enseguida Edward de morritos.
Mustang le miró ceñudo.
- espera, espera...¿has dicho "no dejéis de ser"?¿signífica que "yo" también lo voy a ser?-preguntó Al con un toque de emoción en su voz, que no paraba de mover algún miembro del cuerpo, porque esa satisfacción le encantaba.
Mustang sonrió.
- así es. Tu no podías ser alquimista nacional por el extraño cuerpo que otorgabas, pero ya vuelves a tener al de un muchacho normal, que por cierto, un poco más alto que su hermano mayor.
Edward comenzó a gritar cosas como << ¡idiota, ¿tienes ganas de pelea?¿pero que te crees que eres?....>> pero Mustang y Al no le hicieron mucho caso, solo esperaron a que callara.
- sabéis que si seguis siendo...
- ¡no vamos a serlo!, ¿para qué?-le cortó la frase Edward esta vez hablando en serio- solo queriamos ser alquimistas nacionales para conseguir lo que ya tenemos, ahora queremos descansar en paz.
Al, por primera vez desde que tenía ese cuerpo, quedó cabizbajo.
- ya, ¿pero sabéis que los alquimistas nacionales también ayudan a personas necesitadas?. Mucha gente depende de los hermanos Elric-dijo Mustang con un toque de impresionismo para darle gusto a la frase.
- ¿mucha gente?-preguntó Ed confuso.
- Los alquimistas no son sólo perros del ejército, también se encargan de vigilar ciudades con alto crimen...¿o no os habéis dado cuenta de que al haber sido alquimistas nacionales habéis hecho muchos favores a diversa gente?
Al levantó la cabeza y Ed tragó saliba.
- hermano, por favor...-le insistió Al mordiéndose el labio- yo quiero ayudar a la gente necesitada, aunque tenga que ser un perro del ejército.
Ed se quedó pensando, mirando malamente a Mustang.
<< tal vez le hace ilusión, tal vez...quiera sentir lo que yo, aunque yo no estoy de acuerdo, pero...>> pensó Edward.
- vale- contestó decidido- pero, ¡exigo vacaciones!
Eso le pilló desprevenido al coronel, que le miró atónito.
- ¡llevamos años trabajando aquí sin descanso!-le contestó Ed con un puño en frente- o descansamos tres meses en nuestra tierra natal, o dimitimos.
Al, esta vez estuvo deacuerdo.
- ¡sí!-gritó Al haciendo el gesto del ejército y después puso la mano de nuevo a su lugar- sólo unas vacaciones para descansar, y volveremos.
Esta vez fue Mustang el que se quedó pensando.
- pero vuestra tierra natal está muy lejos...-dijo pensativo y mosqueado- nos costaría mucho contactarnos por si hay alguna emergencia o una nueva noticia de última hora.
Al y Ed y se echaron una mirada neutral y Roy contestó:
- está bien, os dejaré tener tres meses de vacaciones-Ed y Al se sonrieron mutuamente- pero no en vuestra tierra natal...
- ¿cómo?-preguntó Ed borrando la sonrisa de su cara al igual que su hermano- entonces,...¿dónde?
- en mi casa.
Ed y Al le miraron sorprendidos.
- no hay otro lugar- puntualizó- En vuestra tierra natal la sigo viendo muy lejos y... Es cierto que tenéis muchas casas aquí para habitaros, de vuestros amigos tal vez, pero el lugar donde os tendré mas cerca para pediros nuevas órdenes o daros nuevas noticias, es sin duda, mi hogar.
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