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¿Qué he hecho mal? por Aidi

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Notas del capitulo:

Ahhhhhh por Dios!! este fic no va a tener nunca un final o qué???!!

jajajjajaj lo siento...éste tampoco es el último capítulo...madre mia...jamás pense que me quedara tan largo!! en mi cabeza son unas cuantas frases!! y ya van dos capítulos y otro que tengo por terminar...que no se si será el último definitivo o no lo será ya no digo nada...algún dia llegará. 

 

 

 

 CAPITULO 18: El Desenlace II

 

 

 

 

Ryuichi se quitó de encima del pequeño y lo ayudó a levantarse.

 

-          ¡Me alegro que estés de vuelta!- dijo intentando fingir y esconder su sufrimiento. Sakuma se había portado muy bien con él y no quería arruinarle su vuelta.

-          ¡¡Y yo!!...y...¡¡¡Kuma-chan!!!- Ryuichi comenzó a montar un verdadero escándalo corriendo alrededor de Shuichi mientras agitaba en el aire a Kumagoro. Shuichi sonrió por primera vez sinceramente ese día.

 

A los pocos minutos de haber llegado al apartamento del cantante, éste era ya un desastre: juegos por el suelo, cd´s de música esparcidos delante del equipo, videos musicales, juguetes...de todo, pero Shuichi en esos momentos consiguió evadirse y ser feliz.

Sakuma y Shuichi comieron juntos, y el pequeño escuchaba atentamente y reía las historias de Ryuichi de su estancia en Nueva York.

Después de comer ambos muchachos vieron los videos musicales de Nittle Grasper y de Bad Luck y rieron recordando anécdotas de conciertos compartidos, después Ryuichi se levantó y se perdió por le interior del apartamento para volver muy serio desconcertando a Shuichi.

 

-          Te traje un regalo de Nueva York-

-          ¿Un regalo?...¿para mi?- Ryuichi sacó una pequeña caja envuelta en papel de regalo de su bolsillo.

-          Toma

-          Sakuma...no tenías porqué traerme nada...

-          Ya lo sé...pero ya lo he hecho.

 

Shuichi tomó la pequeña cajita entre sus manos y la observó unos instantes bajo la seria y expectante mirada de su ídolo Ryuichi Sakuma.

El pequeño le quitó el papel lentamente y cuando tuvo la cajita en sus manos miró a Ryuichi sonrojado y asombrado al ver la procedencia de aquella cajita. En la tapa ponía Tiffany´s Men, la marca de joyas más prestigiosa del mundo.

 

-          No puedo aceptar esto Sakuma...- dijo rápidamente entregándole de nuevo la cajita al cantante- Ryuichi no se molestó con el rechazo de su regalo, al contrario, sonrió y abrió el mismo la cajita dejando a la vista un espléndido y moderno collar de hombre con cadena de cuero y un bonito colgante de titanio.

-          Ven aquí...-dijo Sakuma, pero el que se movió fue él, colocándose tras Shuichi que lo miró avergonzado.

-          Sakuma de verdad...no puedo aceptarlo...te debió constar una fortuna...- Ryuichi guardó silencio mientras le colocaba el colgante a Shuichi, que cuando lo tuvo puesto lo cogió  entre los dedos de su mano y observó el bonito acabado de titanio.

-          Considéralo también tú regalo de Navidad si quieres...pero lo compré pensando en ti...

-          ...Muchas gracias Sakuma...- dijo bajando la cabeza para ocultar sus mejillas encendidas.

-          ¡¡Jueguemos a los videojuegos!!- Ryuichi volvió a adoptar aquella actitud infantil que tanto le caracterizaba y con ello Shuichi poco a poco dejó de sentirse apenado por el regalo recibido para concentrarse en ganar a Ryuichi en una carrera de coches.

 

 

 

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Yuki quería morirse. Había intentado relajarse fumando como un carretero hasta acabar con todos los paquetes de la casa y sin atreverse a salir a comprar más por si aparecía Shuichi y el no estaba allí para abrirle la puerta, lo había intentando dándose varias duchas, así que había terminado más limpio que en toda su vida, había intentado distraer la mente leyendo, escribiendo en su portátil sinsentidos que usaría para su próxima novela, no había probado bocado y necesitaba el alcohol para calmar sus nervios y el mono de nicotina, pero decidió que no era la mejor idea el hablar con Shuichi estando borracho, aunque ganas no le faltaban.

Volvió a mirar su reloj, ese que Shuichi le había comprado como regalo de Navidad: las 19:45, ¿dónde demonios estaba Shuichi?

Yuki se sentó en el sofá y encendió la televisión, no la había visto en todo el día y al encenderla como no, la noticia del día y la cara de Keiji junto a más dirigentes de la empresa abría todos los telediarios de la noche.

El escritor estaba empezando a perder los nervios, apagó el televisor y cogió el teléfono para marcar rápidamente el número de Shuichi.

 

 

 

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El cantante de Bad Luck estaba totalmente concentrado en ganarle la partida a Ryuichi, cosa que no era difícil ya que cada dos por tres soltaba el mando armando escándalo o dejaba de mirar la pantalla para hablar con Kumagoro, con la consiguiente salida de su coche de la pista; eso era cuando no iba en dirección contraria y veía venir de frente el coche de Shuichi, por lo que volvía a soltar el mando de la consola y montaba otro escándalo, por lo que Shuichi reía a carcajadas al verse por delante de su amigo.

De pronto Shuichi se sobresaltó al notar la vibración de su móvil y sin dejarse adelantar por Ryuichi lo sacó y miró quien lo llamaba, al verlo...el coche del video juego se estrelló y Sakuma gritó victorioso cuando el suyo pasó la línea de meta y se lanzó a dar saltos por el salón hasta que se percató del estado en el que se encontraba Shuichi.

El pequeño miraba con angustia como su móvil vibraba en su mano una y otra vez mientras que con su otra mano se tapaba la boca para evitar que de ella salieran sollozos incontrolables.

 

-          Shuichi...¡¿qué te pasa?!...- se arrodilló junto a él y lo zarandeó levemente para tratar de llamar la atención del pequeño.- Shuichi...- zarandeo- Shuichi...¡Shuichi!- justo en ese momento el móvil dejó de sonar para no volver a dar llamada y el niño comenzó a llorar sin consuelo alguno asustando un poco a Ryuichi.

El mayor miró entristecido al cantante y lo abrazó con fuerza.

 

-          ¿Qué pasa Shuichi?...era Yuki ¿verdad?

-          Sí...- dijo llorando

-          ¿Qué ha pasado?

-          Pues...pues...ayer...no pude más Sakuma...no pude más y fui a buscarlo...- Ryuichi frunció el ceño.- ...y...él estaba allí...

-          ¿Él?...te refieres a..."él"- Shuichi asintió.

-          Hijo de puta

-          Me dijo que no era...lo que parecía...pero no quise escucharle...sus mentiras duelen tanto...

-          Shuichi...- susurró Sakuma abrazándolo más fuerte

-          Me fui corriendo de allí...y no quería estar solo...así que...fui con Hiro...

-          Lo siento Shuichi...lo siento...debería de haber estado aquí.- Shuichi se agarró a la camiseta de Sakuma y se separó un poco de él negando con la cabeza.

-          Él fue a buscarme...anoche...y yo me escondí...¡soy un cobarde!

-          Vamos Shuichi...no digas incoherencias...- resultaba raro escuchar a Ryuichi hablando tan serio y tan preocupado.- ¿Qué dijo?

-          Que me esperaba hoy en casa...pero yo... yo no sé que hacer...- las lágrimas de Shuichi seguían cayendo sin pausa.-...yo le quiero...le quiero con locura...pero no quiero seguir sufriendo porque acabaré muriéndome... y ahora...no le he cogido el teléfono...- y su llanto se volvió agónico sobre el pecho de Ryuichi que enseguida lo abrazó. - ¿Qué hago?¿Qué puedo hacer Sakuma?

-          Yo no puedo decírtelo Shu-chan...-dijo separándose un poco de él para mirarlo a los ojos.- debes decidirlo tú...- y se levantó de allí para irse a la habitación y dejar al pequeño solo para que pensara, pero antes de desaparecer del salón se giró bajo la llorosa mirada del pequeño.- ...pero por mi...ojalá no vuelvas con él...- y se marchó dejando a Shuichi sumido en su tristeza y en su conflicto interior.

 

 

 

 

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Yuki estaba sentado en el sofá con el teléfono inalámbrico en la mano y lo miraba fijamente como si sólo con mirarlo fuera a sonar. Llevaba en aquella postura cerca de un par de horas y no había movido un músculo, hasta que el teléfono finalmente sonó.

 

-          ¡Shuichi!

-          No Eiri...soy yo...pero por tu reacción veo que Shindo no ha aparecido aun.

-          Vendrá

-          Eiri...son más de las once de la noche...por favor, no te engañes...así sólo conseguirás hacerte más daño...

-          Vendrá- y le colgó el teléfono a Touma.

 

El rubio se llevó las manos a la cabeza y la apoyó sobre sus rodilla con un movimiento oscilante debido a la frustración que estaba sintiendo...¿sería verdad lo que Touma decía?¿Shuichi no iría?¿Habría dado su relación por terminada?...No podía ser verdad, pero ya era tarde; había tenido todo el día para aparecer y no lo había hecho, ¿por qué iba a hacerlo ahora?.

Yuki se dio de golpe con su realidad, esa que se había estado negando a creer.

 

-          ¡¡Joder!!- gritó tirando de un barrido de su brazo todo lo que había sobre la mesita del salón y  levantándose cogió su abrigo y salió del apartamento.

 

Caminó nervioso por las calles cercanas a su edificio hasta que llegó a una tienda abierta las veinticuatro horas del día, donde compró dos cartones de tabaco y dos botellas de whisky. Al salir de la tienda se apoyó de lado contra la pared y con desesperación abrió uno de los cartones de tabaco del cual sacó un paquete y con ansia lo abrió y se llevó un cigarrillo a la boca. Al encenderlo su mano tembló ligeramente, pero la nicotina entró en sus pulmones relajándolo más de lo que jamás creyó, así que volvió lentamente al apartamento disfrutando de aquel cigarrillo.

Al llegar dejó una de las botellas sobre la mesa del comedor y se sentó en el sofá con la otra y con su ansiado tabaco. Abrió la botella y comenzó a beber a morro mientras fumaba y pensaba en lo tremendamente gilipollas que había sido...sin duda había perdido lo único que le mantenía cuerdo.

Antes de darse cuenta  la botella estaba vacía y se había fumado dos paquetes de tabaco enteros.

Se levantó para ir a por la segunda botella y al levantarse se cayó al suelo rompiendo el cristal de la mesita que tenía delante haciéndose un enorme corte en el brazo que comenzó a sangrar manchando la camisa y el pantalón; pero no lo notó, estaba totalmente anestesiado por el alcohol, sólo se maldijo por caerse y se levantó tambaleándose y caminó dando tumbos hasta la mesa donde se sentó en una de las sillas y sacó la segunda botella de la bolsa.

 

-...pero que...joder...- se acababa de dar cuenta del enorme corte. Pasó sus dedos sobre la herida y después los miró llenos de sangre.

Yuki se levantó trabajosamente y fue al baño apoyándose en la pared para no caerse dejando pequeñas manchas de sangre de los dedos con los que se había tocado la herida Estaba más borracho de lo que lo había estado nunca.

Cuando entró al baño se apoyó en el lavabo y dejó correr el agua metiendo el antebrazo bajo el chorro y mirando como el agua se teñía de rojo antes de perderse por el desagüe.

Cuando pasó un rato cerró los grifos y con una toalla se tapó la herida, que enseguida se manchó de sangre y Yuki maldijo de nuevo tirando enfadado la toalla al suelo.

El escritor se apoyó de nuevo en el lavabo y se miró en el espejo unos segundos antes de empezar a reír...

 

-          Eres tan patético...- le dijo a su reflejo y comenzó a reírse de si mismo para volver a dejar la vista clavada en el espejo.

 

El alcohol hacía que sus sentimientos cambiaran drásticamente y por fin desde que empezó aquel día Yuki los dejó salir. Comenzó a llorar y se dejó caer  de rodillas en el suelo tapándose la cara con una mano mientras que con la otra se aferraba con fuerza al lavabo susurrando entre sollozos ahogados el nombre de su pequeño.

Yuki había vuelto a hundirse estrepitosamente en su propia oscuridad, en la oscuridad de sus sentimientos, y en la oscuridad de sus recuerdos; sin apenas darse cuenta entró en una crisis nerviosa y empezó de nuevo a hiperventilar sin control provocándole un punzante dolor que le hizo sujetarse fuertemente el pecho con ambas manos y hacerse un ovillo en le suelo del baño.

Una vez más se obligó a calmarse, cosa que le costó por lo menos media hora de intenso dolor y sensación de ahogo, y cuando logró recuperar el aliento y el dolor se calmó se dio cuenta de que no podía seguir así, no podría seguir delante de esta manera.

Yuki ya estaba cansado, cansado de todo, cansado de todos, sólo quería dormir durante horas, días si era preciso, pero necesitaba descansar de todo aquello. Abrió el armario del baño y rebuscó por le fondo hasta que encontró lo que buscaba. Eran sus calmantes, los que su psiquiatra le había recetado para combatir contra la depresión  y el estrés; se tomaría unas cuantas y dormiría.

El novelista estaba en un estado lamentable, y así volvió al salón y tomó la botella para ir algo mareado hacia el dormitorio, donde se echó sobre la cama y se quedó unos minutos contemplando el techo, su brazo aun sangraba, pero afortunadamente ya lo hacía menos abundante, el corte había muy profundo.

Yuki se sentó con dificultad y abrió la botella, de la cual bebió sin miramiento ninguno hasta que necesitó aire limpiándose la boca con el dorso de la mano y manchándose la cara un poco de sangre, ya que su brazo y su camisa estaban totalmente llenos.

Con manos temblorosas, el escrito abrió el frasco de píldoras y se puso un par sobre la palma de su mano, se quedó contemplándolas unos segundos para después depositar cerca de diez pastillas dejando caer el bote al suelo esparciéndose su contenido por él libremente; volvió a contemplar su palma con aquellos calmantes y dudó unos instantes, pero sin pensarlo más se metió el puñado de pastillas en la boca y volvió a beber de la botella hasta que sus pulmones gritaron basta.

Sin poder evitarlo Yuki comenzó a llorar de nuevo llevándose las manos  la cara hasta que a los pocos minutos comenzaron a hacer efectos aquellas pastillas tomadas en abundancia.

Eiri estaba mareado por el alcohol y atontado por los calmantes. Sus sentidos se había ido adormeciendo en cuestión de minutos y finalmente tras aproximadamente quince minutos más, en los que su respiración se hizo lenta, errática y entrecortada, cayó hacia atrás sobre la cama y entró en un estado de consciencia dudoso. Eran ya alrededor de las cuatro de la madrugada.

 

 

 

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Ryuichi de dio una ducha y cuando salió fue hacia el salón y desde la entrada vio a Shuichi sentado en el sofá llorando desconsoladamente. No pudo resistirlo más y acercándose a él, sin previo aviso lo abrazó con fuerza.

El pequeño se sorprendió al principio, no lo había escuchado acercarse, pero  ahí estaba, ese abrazo fuerte, protector y por no...posesivo de Sakuma.

 

-          No soporto verte llorar Shuichi...él no merece la pena...no se merece ni tu amor, ni tus lágrimas...no lo merece...- Ryuichi tomó la cara de Shuichi entre sus manos y secó sus lágrimas para quedarse contemplando aquel rostro, que a pesar de haber dejado atrás la adolescencia, parecía conservar toda la belleza y la inocencia de esa etapa.

 

Shuichi contempló el rostro serio y preocupado de Sakuma y por un momento deseó haberse enamorado perdidamente de él como lo está de Yuki, así su vida hubiera sido menos complicada y seguramente ahora mismo sería feliz junto a ese hombre que tanto le quería y cuidaba.

Tan sumido en sus pensamientos estaba que no notó como Ryuichi acercó sus labios a los suyos para posarse suavemente sobre ellos besándolos lentamente y sin buscar un contacto más profundo.

Shuichi estaba descolocado, no sabía como reaccionar ante aquella muerta de cariño y afecto.

Ryuichi empujó con su propio cuerpo el del pequeño, que quedó tumbado en el sofá con el cuerpo de su ídolo, cubierto tan solo por un pantalón ancho de deporte, sobre el suyo mientras esos labios lo seguían besando con adoración.

Shuichi al fin cerró los ojos y entreabrió su boca dándole permiso a la lengua de Sakuma a entrar en ella.

El pequeño estaba embriagado con aquel beso, eran tan suave, se sentía bien, era tan diferente a los de Yuki. Al recordar a Yuki, el pequeño abrió los ojos de par en par y dejó de corresponder al beso que Sakuma ya estaba profundizando y se había vuelto algo más húmedo.

 

-¡¡No!!- gritó en cuanto tuvo oportunidad, pero Ryuichi lo sujetó con mas fuerza e intensificó el beso. Shuichi no quería seguir, el amaba a Yuki y no a Sakuma.

Empujó con fuerza al hombre alejándolo de él y se sentó algo más distante que antes tapándose la boca y negando con la cabeza con la mirada perdida en le suelo.

Ryuichi pareció darse cuenta de que había sido brusco y acercando su mano hacia Shuichi intentó tocarle, pero el pequeño sólo susurró un "no" muy débil y Sakuma se sintió culpable, se sintió un traidor; había traicionado su amistad intentando aprovecharse de su debilidad y se arrepentía por ello.

 

-          Lo siento Shuichi...lo siento, de verdad que no quería hacerlo...fue sin darme cuenta, lo siento...- y al ver que no había respuesta por parte del cantante se levantó entristecido y fue hacia el dormitorio.

 

Shuichi se había quedado sin palabras, pero comprendió a Sakuma, y se sintió un poco mal por los remordimientos que ahora sentía su ídolo, así que se levantó y fue hacia el dormitorio.

 

-          ¿Sakuma?- dijo asomando su cabeza por el hueco de la puerta.

 

Ryuichi estaba tumbado en la cama bocabajo abrazado a Kumagoro y cuando escuchó la débil voz de su amigo levantó la cabeza.

 

-          No te sientas mal Sakuma...por favor...

-          ¿Me perdonas?- el pequeño entró en el dormitorio y asintió con la cabeza tratando de sonreirle.

-          Síiiiiiiiii...¡¡¡Shu-chan me perdona!!!...¡¿Oíste Kumagoro?!- dijo con voz infantil saltando sobre la cama con el peluche sujeto por los brazos.

 

Shuichi rió fuerte al ver lo contento que se había puesto Sakuma cuando le perdonó.

Ryuichi paró y miró a Shuichi desde lo alto unos instantes antes de dejarse caer sentado sobre el colchón. Con su mano apartó las sábanas del lado de la cama que siempre permanecía vacío y miró a Shuichi.

 

-          Ven...- Shuichi se puso un poco más serio y miró fijamente a Ryuichi dudando.- ...tranquilo, no voy a tocarte...- aquello pareció tranquilizar al pequeño que sonrió levemente y se acercó a la cama sentándose sobre ella.

 

En cuanto Shuichi se sentó en la cama Ryuichi le saltó encima gritando como un niño pequeño.

 

-          ¡¡¡Durmamos juntos!!!

-          Sa...ku..aa...mah- a Shuichi apenas le salía la voz ya que el mayor se había abrazado tan fuerte a su cuello que lo estaba ahogando sin darse cuenta.

-          Je...lo siento...- dijo soltándolo y poniendo cara de niño bueno mientras Shuichi lo miraba entre asustado y divertido agarrándose su cuello.

-          Vamos a dormir Kuma-chan- y se metió bajo las sábanas mientras besaba al peluche. Shuichi lo observó y no pudo evitar sonreir hasta que en su campo de visión solo se vio pelo rosa.- ¡Kuma-chan te da las buenas noches Shu-chan!

-          Buenas noches Kumagoro.- dijo besando él también al muñeco y metiéndose en la cama.- ...buenas noches Sakuma...- Ryuichi, que miraba fijamente al pequeño sólo sonrió dulcemente y se dio la vuelta para el otro lado abrazando a Kumagoro con fuerza.

 

Shuichi apagó la luz y se tumbó boca arriba fijando su mirada en el techo de la habitación, donde de vez en cuando pasaba un haz de luz perteneciente a algún coche lejano. Intermitentes, como aquellas luces que se filtraban por la persiana del dormitorio, comenzaron a caer de nuevo las lágrimas de Shuichi.

Lloró callado y en silencio durante un tiempo que no supo determinar, pero sabía que no era poco.

En el cuarto sólo se escuchaba la respiración acompasada y profunda de Ryuichi y los leves sollozos del cantante.

Shuichi reflexionó, pensó en lo que había sido su vida junto al escritor. Un tira y afloja continuo, días llenos de frialdad y desplantes en contraste con noches llenas de sexo y pasión. Recordó aquellas frases llenas de cariño oculto que Yuki le decía a veces, y la patente preocupación que sentía por él aunque tratara de ocultarlo; aquellas miradas, aquellos besos fugaces, aquel roce  de su mano contra la suya disimulando que fue predeterminado...pero también estaban su malhumor, su carácter cortante y difícil, sus silencios, sus gritos, sus palabras hirientes...Keiji...

Shuichi tapó su cara con ambas manos para evitar llorar con más fuerza...

Al lado del escritor había sido el hombre más feliz, pero también el mas desgraciado al mismo tiempo. De pronto y como dándose cuenta por primera vez aguantó la respiración unos segundos...había sido merecido la pena, había merecido totalmente la pena los momentos de sufrimiento porque había sido feliz, sin penas no hay alegrías y el había sido muy feliz junto a Yuki. Miró la hora verde luminiscente en su reloj: eran las 4: 30 de la madrugada, ¿Tanto tiempo había estado llorando? Miró a Ryuichi que dormía acurrucado a su lado y con lágrimas que no podía evitar derramar salió de entre las sábanas y de la habitación para coger su móvil.

Lo observó, lo tenía entre las manos pero aun dudaba si marcar o no hacerlo...¿estaría dormido?...Pues claro que lo estaba...era ya muy tarde... dejó el móvil sobre la mesita del salón y se sentó frente a él en el sofá aferrándose con ambas manos a su pelo intentando pensar claramente. Lo volvió a tomar y lo volvió a soltar rápidamente para volver a cogerlo y sin pensarlo más marcó rápido el teléfono del apartamento del escritor.

¿Se enfadaría por despertarlo?...Bueno...le diría que le perdonaba y que tenía muchísimas ganas de verle, que le echaba de menos, que le necesitaba para vivir...eso le diría...y que mañana fuera a recogerlo a casa de Sakuma...sí...era un buen discurso...

Shuichi estaba nervioso, su mano temblaba y sabía que si hablaba su voz también lo haría. Saltó el contestador y colgó para marcar otra vez. Una vez más tras unos pocos tonos saltó el aparato y repitió la acción un par de veces más con igual resultado. ¿por qué no cogía el teléfono? Colgó y marcó el número del móvil de Yuki y una vez más se repitió lo mismo...tono tras tono saltaba el contestador; colgó y comenzó a llorar: Yuki no quería cogerle el teléfono, ¿por qué?

No se rindió, marcó el número de la casa y esperó a que saltara el contestador, entonces comenzó a hablar con voz entre cortada dejando vislumbrar que se encontraba llorando.

Al otro lado de la línea Yuki escuchó a lo lejos la voz de su pequeño llamándolo y reaccionó levemente.

"Yuki........Yuki, por favor...coge el teléfono........sé que estás molesto conmigo...pero tienes que entender que estoy hecho un lío.....................

El escritor se encontraba sobre la cama y al escuchar la voz de Shuichi intentó incorporarse. Llevaba un rato intentando hacerlo, de hecho, desde que sonó el teléfono la primera vez, pero su cuerpo no acataba las órdenes de su cerebro. Con los ojos entrecerrados y respirando con dificultad miraba el teléfono sobre su mesita de noche intentando alcanzarlo con la mano, pero por mucho que se esforzase sólo lograba moverla unos milímetros. Estaba demasiado colocado como para hacer nada.

".........me da igual lo de Keiji...sólo quiero estar contigo........." Yuki permanecía inexpresivo y su menté se comenzó a nublar de nuevo y volvió a sumergirse en una total oscuridad quedando en un estado semi inconsciente...

El rubio luchaba por no dormirse, quería seguir escuchando la voz de Shuichi, quería retener cada palabra del pequeño, pero sin poder hacer nada por evitarlo perdió la consciencia antes de que Shuichi terminara de hablar.

"...necesito verte...si estás escuchándome, por favor, no te enfades...voy a casa ahora mismo si quieres, ya no puedo más Yuki........te quiero demasiado......espérame...." Y colgó.

 

-          ¿Vas a ir?- Shuichi se asustó y dio un respingo girándose hacia la puerta del salón. Allí, apoyado contra  el marco en una postura que le recordó al rubio, estaba Ryuichi mirándolo con una cara cuya expresión era imposible de descifrar, parecía furioso, triste, alegre, decepcionado, comprensivo...todo a la vez. Shuichi le desvió la mirada y bajó la cabeza  para ocultar inútilmente sus lágrimas, Sakuma ya lo había escuchado hablar por teléfono y ya había visto que lloraba de nuevo; como tantas otras veces antes que esa y como tan a menudo en los últimos meses.

 

Shuichi se levantó y asintió levemente con la cabeza.

 

-          ¿Quieres que te acompañe?- y la respuesta fue un movimiento negativo de cabeza.- Está bien...ve a cambiarte...te voy a pedir un taxi.

 

Y sin rechistar ni replicar nada Shuichi fue lentamente hacia la habitación y se cambió de ropa. Para cuando regresó al salón Ryuichi estaba sentado en el sofá con ambos brazos apoyados sobre sus piernas y cabizbajo.

 

-          Sakuma...- la voz de Shuichi sonó suave rompiendo el silencio de aquella habitación. Ryuichi giró la cabeza y se levantó acercándose al pequeño.

-          El taxi ya está abajo...- ambos caminaron hacia la puerta de entrada.- Ten cuidado...y...bueno...ya sabes donde vivo...- dijo con una amplia sonrisa que reconfortó a Shuichi.

-          Gracias Ryuichi- el mayor entreabrió la boca mientras vio como el pequeño entraba en el ascensor y desaparecía tras las puertas automáticas. Por fin lo había llamado por su nombre por iniciativa propia y no por sus continuos ruegos.

 

El hombre cerró la puerta de su casa y apoyó la frente sobre la madera al igual que sus puños apretados y por primera vez en mucho tiempo comenzó a llorar.



COntinuará...
Notas finales:

Pues nada...aki está el desenlace 2 jajaja parece una saga.

 

Lo siento mucho pero mi fic se ha convertido en una verdadera tragedia griega...madre mía aquí va a acabar llorando hasta el apuntador.

Bueno...sólo deseo que les haya gustado y no me retiren la palabra ( en este caso los reviews) por ser tan exagerada y melodramática

 

Actualizaré la siguiente parte de la saga del desenlace muy pronto...o esta misma noche o mañana 


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