Todo estaba preparado, la decoración, la cena, las velas, el champan...absolutamente adecuado para una noche romantica y pasional, solo faltaba una ultima cosa:el invitado.
Un joven rubio, de piel tostada, cabello revelde y ojos miel esperaba impaciente la llegada de su reciente pareja, el todopodroso seto kaiba, su enemigo mortal del que se habia enamorado perdidamente y, tras la confesión del CEO de su amor por él, se habian hecho amantes desde hacia apenas un año.
-Cuanto tarda...mira que precisamente llamarle hoy de la kaiba korp...-resopló tristemente, ¿todo el trabajo habia sido en vano? el sonido de unas llaves le alarmó, alguien estaba abriendo la puerta.
-¡¿Kaiba?!-llamó corriendo a recivirlo.
-¿Quien creias que era?-preguntó con ironia entrando como si tal cosa.
-¿Que tal te ha ido en la oficina?
-Bien-respondió secamente caminando derecho al sofá.
-¿No tienes nada que decir?-preguntó el rubio entusiasmado intentando llamar su atención.
-Mn...pues no, ¿por que?-preguntó mirandole como a un bicho raro.
-¿No te acuerdas?-dijo desilusionado con una vocecita apenas audible.
-¿De que?-volvió a preguntar en el mismo tono despreocupado del principio.
-Hoy...es nuestro primer año juntos y me prometiste que lo celebrariamos juntos-dijo bajando la cabeza, dejando caer su indomable cabello sobre la frente.
-No recuerdo habertelo prometido, te dije que si podia lo hariamos-siguió friamente mirandole a los ojos miel, los cuales estaban llorosos y reflejaban desilusión.
-Oye, no solo estoy disponible para ti, tengo trabajo y responsavilidades, no puedes pretender que esté pendiente de un crio de dieciseis años-intentó razonar sin exito, conocia bien al rubio y era tan tozudo como hermoso.
-O sea, que solo me ves como a un crio, nada más
-...-
-¡Pues ya verás como te lo montas pero esta noche cenas con migo! ¡no pienso dejarte dormir despues del esfuerzo que hice para prepararlo todo!
-Lo siento...pero ahora no estoy para la lavor-dijo dandole la espalda, joey se vió arder de rabia ante el desprecio del castaño.
-Pues si no estás para "la lavor" yo tampoco, asi que aqui te dejo con tu orgullo-dijo molesto dandose la vuelta y caminando a su recamara.
-Cachorro...-llamó haciendole parar el trayecto.
-No digas nada...ya me quedó muy claro lo que soy para ti, no es necesario que lo repitas-dijo con enfado, el castaño se alzó y le abrazó por la cintura.
-Dejame-dijo como un crio pequeño que se habia enfadado con su padre retorciendo el agarre.
-No seas bebé, claro que no te veo como un crio, si no no me hubiera fijado en ti ¿no crees?-susurró atrayendole hacia él.
-Me da igual-siguió infantilmente haciendo pucheros, el CEO sonrió, le encantaba esa faceta de su cachorrito, le gustaba que fuera infantil, lo veia muy dulce.
-Venga...no te enfades...anda ¿si?-dijo meloso tratando de calmarlo, besando gentilmente la oreja, seguido la mejilla, lo volteó frente a él y besó sus labios con suavidad, moviendolos sensualmente, notando un estremecimiento del rubio, el cual intentó rechazarlo con un leve empujón.
-No seas malo, perrito y obedece a tu amo-lo que le faltaba, no solo lo despreciaba, lo ignoraba, le hacia llorar y tenia la cena muerta de risa, si no que encima le creia su mascota.
-Kaiba...-dijo intensificando su resistencia.
-No te vas a librar-advirtió llevandolo a la habitación (la unica de la casa -_-U) y depositandolo suavemente en la cama.
-No....dej...hum-gimió de sorpresa al sentir la boca voraz y caliente del CEO en la suya, poco a poco fue correspondiendole el beso, el castaño delineó con su lengua los apetecibles labios del rubio, pidiendo por entrar, el rubio no se hizo de rogar y la abrió sensualmente, al CEO le encantaba sentirse en la cabidad bucal del menor, era tan suave y adictiva.
Al notar al ojimiel calmarese, introdujo las manos debajo de su polera, sacando un gemido de sorpresa del otro, al sentir esas frias manos en su pecho, pellizcó sus rosados pezones, los cuales lamió hasta dejarlos duros como piedras, su lenua deseosa por degustar recorrió cada centimetro sin dejar rincón sin explorar, dejando un camino mojado hasta el vientre, el cual llenó de ardientes besos y caricias, deleitandose con los gemidos del menor.
Lenta y torturantemente fué desabrochando los pantalones, dejando a la vista el ya encendido miembro del cachorro, el cual contorneó con la yema de sus dedos, sacando suspiros del otro, fue retirando poco a poco los boxers con la clara intención de molestarlo.
-Para de hacer eso, me desesperas-se quejó inchando los mofletes, el castaño sonrió endemoniadamente sensual, subió a sus labios callando los quejidos del rubio, despues de torturarlo bajando y subiendo los boxers negros, los arrancó de un tirón, lanzandolos a alguna parte de la oscura recamara.
-Me vuelves loco-susurró sexy mordiendo el lóvulo de la oreja, acaiciando el pecho con el dedo indice, bajando hasta su miembro, del cual oprimió la punta.
-Ah...hum...kaiba...-gemia exhausto aferrandose a las sábanas, mientras el castaño subia a su cuello.
-No me digas kaiba...llamame seto-pidió (ordenó) mientras comenzaba a masturvarle con precisión.
-Pero...tu me decias que nunca te llamara por tu nombre-dijo sorprendido por la petición (orden) del CEO.
-Si, pero ahora te digo que me llames seto
-No quiero...despues te enfadarás
-...-el castaño golpea el escroto con fuerza con la rodilla.
-¡¡SETO!!-gritó con reclamo, el castaño sonrió satisfecho.
Bajó de nuevo a su miembro, el cual lamió con lascivia de la base a la punta, estimulandolo como todo un maestro, llevando al rubio al borde de la excitación, introdujo la lengua en la punta, sacando un gritito del menor.
-Eso duele ¿eh?-dijo divirtiendose con el sonrojo del oji miel.
-Onegai...hazlo ya...-rogaba respirando agitadamente, con las mejillas rosadas y el cabello disimulando su color carmin, con los ojos dorados entre abiertos al igual que la boca, con esas perlas cristalinas recorrer su cuerpo perfecto, nadia podia resistirse a tal belleza, o al menos eso era lo que el castaño pensaba.
-Paciencia...ya falta poco-le susurró mientras dirigia un par de dedos a su entrada, la cual tantas veces habia profanado y deseaba profanal mucho más, en un instante el miembro del rubio estaba enteramente en su boca, el cachorro gimió fuertemente, el castaño le besó para callarlo (los vecinos, ya se sabe -_-U)
Con la mano libre subió a sus pezones, pellizcandoles fuertemente, el rubio se sentia morir de puro placer, el CEO subió hasta su cuello mordiendolo con pasión, mientras con una rodilla presionaba el pene del otro, envistiendole con esta.
-Se...seto...ah...nh...ya....onegai...ahh...-rogaba al limite, el castaño lo volteó bocabajo, alzando su trasero hasta quedarlo espuesto, comenzó a lamer la entrada como si fuera el mejor manjar, degustandola y dejandose llevar por su sabor, introdujendola hasta el fondo y sacandola desenfrenadamente.
-Ahh...¡seto!...a-ah...hum...-gemia aferrandose a donde podia, mientras la mano del CEO se encargaba de hacerle sentir placer delante, en un fuerte y pasional gemido se derramó en su mano, el castaño lo volteó de nuevo, viendo el estado máximo de placer al que estaba siendo sometido el rubio, acarició el ano con un dedo y se dispuso a meterlo como siempre lo hacia antes de penetrarlo, pero la voz desesperada del rubio le detuvo.
-No...no esperes más...ya hazlo de una vez...onegai-pidió agitado.
-Pero....joey eres muy estrecho...te dolerá-intentó esplicarle.
-No importa...no esperes...por favor metela ya...-pidió alterado, el castaño siguió dudando.
-¡¡Que la metas, joder!!-el CEO le hizo caso un poco molesto por el chillido del menor, el cual mordió salvajemente su hombro en una forma de desahogo.
Asi estuvieron varios minutos, hasta que el cachorro movió suavmente la cadera en una señal de que ye estaba listo, en ese momento comenzó una danza sensual y erótica por parte de ambos, a medida que se excitaban aumentaban el ritmo y la fuerza, a tal punto que la cabecera de la cama golpeaba con fuerza en las paredes, cada uno gritaba el nombre del otro, gimiendo del extasis, el castaño aferrandose a sus caderas y profundizando, mientras el rubio arañaba la fuerte espalda, incrementaron la fuerza hasta estallar, el CEO en el interior del menor y el otro entre ambos, el castaño se derrumbó en su pecho.
Ambos respiraban agitadamente, victimas del cansancio, abrazados el uno al otro como si fueran uno solo.
-Te amo-susurró el rubio dulcemente.
-Yo no te amo...te adoro-completó besando con ternura sus labios, en ese momento les quedó claro a ambos, no sabia cuanto tiempo duraria la pasión, pero una cosa si sabian, el amor lo haria siempre...
[^*+{FIN}*+^]