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Kokoro no Namida por Silent Magician

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Notas del fanfic:

Ouran High School Host Club ni ninguno de sus personajes me pertenecen, solo les he tomado prestados para la realización de este fic. A su vez, este fic esta libre de todo fin de lucro, es de y para fans del anime y del género en si.

Advertencia: Este fic contiene lemon (sexo explicito), aquellos que no sean afines a ese tipo de contenido por favor... abstenganse (no quisiera causaros ningún predicamento).

¡Disfruten del fic!

Notas del capitulo:

¡Ohayo!

Bueno, más que nada es este el capitulo del cual parte toda la trama que puse en el resumen.

Desde la perdida de la memoria de Tamaki hasta la excesiva preocupación que Kyouya manifiesta hacia el rubio.

Bueno, no diré nada más, lean el capitulo y espero que sea de su agrado.

Ouran High School Host Club ni ninguno de sus personajes me pertenecen, solo les he tomado prestados para la realización de este fic. Este fic no tiene fin alguno de lucro, es de y para fans solamente.

¡Un saludo, un abrazo y besos! ¡Enjoy!

 

El sol caía provocando la llegada del ocaso, revistiéndose el cielo con un matiz sangriento contrastante con el grisáceo formado después del intenso rojo y más aún con el azul rey que cobraba vida y un color más fuerte conforme el astro rey empezaba a partir para no encontrarse hasta el día siguiente.

 

El viento navegaba entre la selva de acero en forma parsimoniosa, acariciando con su gentil soplo las construcciones firmes o las casas humildes, una que otra persona despistada que caminaba en medio de la calle o inclusive se introducía a los más ostentosos hogares con tal de contactar con los habitantes de la ciudad nipona que servía como foco de atención.

 

Bajo el regazo de un bello árbol de cerezos yacía la efigie de un joven de lentes, tez blanquecina, cabellos negros que se movían acompasados con el viento y unos ojos profundos apenas visibles cuando se miraba de cerca a través de esos delgados lentes. En sus manos portaba una computadora delgada y sin alambres que le conectaran, tecleaba dicho aparato con fuerza y agilidad pareciendo en ocasiones que podría hacer añicos el ordenador si se lo proponía en verdad.

 

- Ha sido una buena recaudación - comentó con una sonrisa moderada, ocasionales en él - Creo que realmente nunca me puse a pensar en el auge que tendría la idea de ese idiota -

 

Kyouya Ootori, 17 años, cancerino de pies a cabeza, la indiferencia encarnada. Su mayor rasgo era la capacidad de administrar lo que fuera... desde un pequeño proyecto, que se había vuelto gigante, como el host club hasta los bienes de una de las familias más influyentes en el país y en el mundo... la suya. Pese a la carga que tenía que conllevar en cuanto a sus labores nunca dejaba el primer lugar en el cuadro de honor de la escuela... era admirable, era Kyouya Ootori después de todo.

 

- Bueno, por hoy he terminado - inquirió cerrando los programas para apreciar los ingresos semanales del club, deteniéndose en apagar la máquina al apreciar el fondo de escritorio... una foto de los 7 miembros del club, incluyéndose por lógica él mismo - Siempre me he preguntado... ¿Por qué nunca deja de sonreír?... Tiene años sin ver a su madre, su abuela no es santa de su devoción y... -

 

Sus ojos se fijaban, con especial ahínco, en un rubio bello un tanto más alto que él y poseedor de una mirada tan profunda y llena de emociones que era imposible no mirarlo por más de 5 segundos. Sonreía con sinceridad, guiñando un ojo hacia la cámara para tomar una mejor pose.

 

- Tamaki... realmente, eres un verdadero idiota... es obvio que estás enamorado de Haruhi... y aun así... -

 

No pudo completar su frase, le dolía más de lo que admitía que el rubio denotara tanto cariño hacia Haruhi... cariño que hubiera querido le perteneciera a él, pero era problemático expresar dicha emoción hacia Tamaki.

 

- Igual, no lo entenderías -

 

Terminó suspirando de soslayo, apagando ya el ordenador y cerrándole para sitiarle al lado suyo. Recargó su espalda contra el robusto tronco del árbol de cerezos. Poco a poco las primeras estrellas, tan tímidas como siempre, se dignaban a aparecerse en el espacio azulado que se daba lugar por la caída de la tarde. Apreciaba como el viento se llevaba algunos pétalos del árbol que le brindaba refugio, claro designio de la proximidad del otoño en Japón por lo menos. El paraje que le ofrecía el momento se prestaba a sumirle en una relajación que conllevaría quizás a un desfallecimiento indefinido. Pero sus intentos de adormilarse fueron frustrados por el pitido de su móvil, refunfuñando pasito por el impertinente ruido que hacía para que tomara como prioridad atender aquella llamada.

 

- ¿Si bueno? - respondió molesto hacia la persona que le llamaba

- ¡Ah Kyouya! Discúlpame si te he molestado... -

- ¿Tamaki? - preguntó perplejo, parpadeando un par de veces - Tranquilo, no me haz molestado... ¿Qué se te ofrece? -

- Es que yo... - no parecía encontrar las palabras adecuadas - Quería saber si... podría ir a estudiar contigo a tu casa... tú sabes, mañana es el examen de física y esa materia no me entra... -

- ¿Por qué no me preguntaste eso antes de salir de la escuela? -

- Es que... se me olvido -

- ¿Por qué no me extraña?... - inquirió a modo de regaño - En fin... creo que no haré más preguntas. Date prisa entonces, aquí te estaré esperando -

- ¡¡Mon ami Kyouya!! - su grito aturdió al pelinegro, aunque el rubio no repararía en ello hasta después - ¡¡No sé que haría sin ti!! -

- No es necesario que grites - refunfuñó el rey entre sombras - Y sin mí... reprobarías física y no sabrías que hacer para no gastarte todo el dinero del host club -

- Qué malo... pero bueno, iré para allá entonces... no tardaré -

 

Ambos colgaron al mismo tiempo, no le desagradaba realmente la idea de ver a Tamaki aun después de las horas de clases... lo malo es que recientemente estaba pensando mucho en él, demasiado a su parecer. Aunque lo veía normal, no dejaba de estar enamorado del rubio a pesar de que éste mostraba claros sus sentimientos hacia Haruhi.

 

- Dormiré de todos modos... igual en cuanto llegue ese idiota me despertará... -

 

Bostezó un poco, nuevamente ejerciendo el ritual de absorber calma del propio ambiente para intentar dormir un poco... en la semana no había conseguido demasiadas horas de sueño por su trabajo y su vista se agotaba por estar tanto tiempo pegado al ordenador portátil. No pasó mucho tiempo antes de que Morfeo le tomara entre sus brazos, sumergiéndole al mundo irrealista de sus fantasías y brindándole energías de provisión para no desfallecer en medio del cansancio en otro momento.

 

Ya era más próxima la noche, lo cual indicaba que era conciente pese a estar soñando, cosa que le asustó un poco pues pensaba más en que la irrealidad podía invadirle en vez de una visión...o lo que sea que fuera lo que vivía en ese momento.

 

- Estoy soñando... eso es lo único que tengo que tener en mente -

 

Miro mejor el lugar donde se hallaba, distando y por mucho del árbol de cerezos donde hubo estado para descansar un poco. Atino en que estaba en lo que era el corazón de la ciudad, parte de los terrenos de los plebeyos... bastaba con ver las empresas de grandes a pequeñas y a la gente andando, indiferente de la estancia del pelinegro.

 

- Al menos ahora si puedo estar totalmente seguro de que estoy soñando... -

 

Sonrió como acostumbraba, andando entre la multitud que le atravesaba como si fuera etéreo. Se encogió de hombros, esa era la lógica que sus sueños dictaban y de momento no quería despertarse. Continuó su camino, sin realmente tener ganas de hacerlo, cruzaba las calles sin preocuparse por ser atropellado u ocasionar un incidente de tráfico por su falta de atención. Pero, de repente...

 

- ¡¡Cuidado!! -

 

Viró hacia donde escuchó esa voz, obviamente no lo decía por él, si no por algo o alguien más. Lo siguiente no fue alentador ni mucho menos, una especie de camión de carga había impactado contra una limusina color negro. El camión no pareció demasiado dañado, quizás por su calidad de camión o tal vez por que él fue quien incidió en colisionar contra la limusina. Tan rápido como hubo volteado, un montón de personas se acercaron al punto de choque... y, desde su posición, alcanzó a apreciar como el conductor del camión de carga huyó para no tener que lidiar con los cargos por su falta de atención.

 

- ¡¡Dios!! ¡¡Llamen a una ambulancia rápido!! -

- Pobre muchacho... -

- Su chofer ni siquiera sobrevivió -

- ¡Miren, está abriendo los ojos! -

 

Por unos segundos estuvo inseguro de si quería ir a ver como había quedado todo después del choque entre automóviles. Finalmente su curiosidad le ganó y fue a donde el encontronazo entre vehículos.

 

El asfalto se teñía de sangre, el mismo tono que moría mientras la noche llegaba, la multitud cuchicheaba y otros más se reunían alimentando su morbo con la imagen del incidente. Reconoció entonces una especie de mata de cabellos dorados, obviamente bañados en la misma sangre que teñía la calle.

 

- ¿Dónde estoy? - la voz que cuestionaba con debilidad le pareció familiar

- Estarás bien, eso es lo que importa - respondió una señora

- ¿Sabes quien eres? -

- No... -

 

Sintió un escalofrió por su respuesta tan tajante, la perdida de la memoria no se tomaba tan así... pero después de un accidente y de ver la muerte tan cercana, creyó que lo que menos importaba era el dejo con el que hablaba.

 

- ¿No recuerdas absolutamente nada? -

- No... solo... -

- Espera, no te esfuerces -

- Kyouya... Ootori -

- ¿Kyouya Ootori?... ¡Ah ya, de la familia Ootori!... Pero él es de cabellos negros -

- Debe ser amigo suyo -

- Quizás... ¿No recuerdas a nadie más? -

- No... - empezó a sollozar, ahora si embargado por la emoción usual de estar en un mundo desconocido - No recuerdo... nada más... por favor, tiene que ayudarme... no me gusta esto... me duele la cabeza... -

 

Su nombre, como pronunció su nombre, sin querer empezaba a creer que todo esto era más una visión que un sueño... se sentía todo tan real. Pero, lo que más le sumergía era que conocía esa voz y que el herido le conocía. Empezó entonces a temer por lo peor...

 

- Quizás una identificación nos ayude -

Aquellos asistentes espontáneos le quitaron la cartera, sacando de ésta una simple identificación pese a que también portaba una buena cantidad de dinero.

 

- No puede ser... -

- Ya viene en camino la ambulancia, como traía una limusina pensé que era alguien de dinero y llamé al hospital privado de la ciudad -

- Hiciste bien, este muchacho no podía ser atendido en un hospital corriente... menos por la familia a la que pertenece -

- Dígame quien soy... por favor -

- No puedo... ahora mejor piense en que tiene que descansar -

- Pero... -

- Nada de peros... -

 

El herido accedió, o eso creyó Kyouya pues ya no le escuchó insistir más en que le explicaran su identidad. Finalmente pudo acercarse a donde la muchedumbre, y vio con claridad quien era el herido... aunque, en ese momento, hubiera preferido haber ignorado su curiosidad.

 

- Ta... Tamaki...-

 

Su voz se apagó unos segundos, pues un nudo en la garganta se le formó sin su consentimiento. Se agachó, al lado del rubio, e intentó acariciar su rostro... pero fue en vano, el no era parte de esa realidad... era un sueño, no dejaba de ser algo irreal, algo que él no estaba viviendo, pero que sentía demasiado real.

 

- Hazte a la idea de que estás soñando... solo eso... estás soñando y nada más -

 

Pero por más que se forzaba a si mismo a retomar la idea de que estaba durmiendo todavía bajo un árbol de cerezos y que pronto despertaría y vería al rubio vivaracho con su sonrisa franca dándole las gracias y apretujándole como acostumbraba. Pero cada vez que se repetía aquello más distante era la idea de despertar... de salir de esa realidad alterna que le hacía creer que debía apegarse a lo que presentaba.

 

Escuchó la sirena de la ambulancia, obligando a cada uno de los presentes a apartarse, aunque a Kyouya no le importaba... igual, aun pasando un camión encima suyo no lo iba a sentir. La ambulancia arribó, bajando un par de paramédicos con una camilla.

 

- ¿Puede ver? - cuestionó uno de ellos, mirando a Tamaki

- Sí -

- ¿Hay alguna parte del cuerpo que no sienta o que le duela demasiado? -

- La cabeza, creo que solamente la cabeza... -

- Tiene amnesia - se apresuró en decir una de las primeras socorristas del rubio

- ¿Me ayudarán a recordar quien soy? -

- Haremos lo posible -

 

Le subieron entonces, con todo el cuidado del mundo, a la camilla y le introdujeron al interior de la ambulancia. Kyouya se apresuró en abordar también el vehículo, pasando desapercibido por cada uno de los presentes. Se cerraron las puertas de la ambulancia y esta se puso en marcha apenas se hubo asegurado todo.

 

- Adminístrale oxígeno con una mascarilla. Intentaré contactar a su padre -

- ¿Crees que es lo mejor? - objetó uno de los paramédicos, colocando con delicadeza la mascarilla de oxígeno en la boca del rubio - Si Yuzuru aparece y le dice su identidad de sopetón entonces le causará un colapso nervioso...-

- Si pero entonces... ¿A quién contactamos? -

- Kyouya... Kyouya... -

Volvió a ponerle nervioso que el rubio le nombrara, más por el hecho de que la primera vez que hizo mención de su nombre no sabía quien era... y ahora viéndole tal cual era, el nerviosismo aumentaba.

 

- Ootori Kyouya... -

- Creo que el debe saber mejor como tomar las cosas... pienso yo-

- Es un muchacho -

- ¡Es dueño de todas las acciones de su familia! -

 

Callaron unos segundos, mirándose el uno al otro con convicción y pánico, el mismo pánico que manifestaba Tamaki estando herido... estando desprovisto de sus recuerdos.

 

- Llamémosle a él entonces -

- Yuzuru Suou nos matará -

- Prefiero que nos mate figurativamente a que el colapso nervioso mate a Tamaki Suou -

 

Tomó el móvil de Tamaki, alzó un poco la vista para descubrir que el fondo de pantalla del celular era una foto en la que él salía junto con el rubio. Quizás eso era lo ultimo que el rubio había visto antes del accidente y por eso podía figurarle... esa es la conclusión que pudo sacar entre todo el alboroto de su sueño.

 

- Bueno... - empezó a buscar en la lista de contactos del rubio - ¡Aquí está! -

- ¿Crees que nos haga caso? -

- No creo que parezcamos un par de pillos que queramos engañar a alguien... -

 

Apretó un par de botones, marcando al móvil del pelinegro. Curiosamente empezó a escuchar lejano el ruido de su celular... y después todo se volvió difuso, luego blanco, y luego nada...

 

Parpadeó un par de veces, todo el cuerpo le adolecía por la incomoda posición que había tomado para dormir... estuvo apunto de quejarse pero el ruido de su celular le extirpó todas las ganas que tenía de quejarse, tomándole entre sus manos, apreciando que la llamada provenía del celular de Tamaki.

 

Su mente, abnegada, quería infundirle la idea de que solamente le estaba llamando para decirle que no podía ir a su casa... o que ya había llegado... o lo que fuera, todo menos que se había accidentado camino a su casa. Descolgó el aparato, quedándose en silencio.

 

- Buenas tardes joven Ootori. Soy un paramédico del hospital privado de la ciudad... me veo en la necesidad de informarle que su amigo, el joven Tamaki Suou, ha sobrevivido a un accidente de tráfico ocurrido hace algunos minutos. Su amigo se reporta estable pero no es alentador su diagnostico... puede... -

- Voy para allá -

- Bueno... estará en el hospital privado... muchas gracias por tomar atención de nuestra llamada... lamento mucho el percance de su amigo -

 

No supo que responderle, solo alcanzó a escuchar como colgaba el remitente de la llamada al no obtener nada más en respuesta. Tardó unos segundos en asimilar que todo lo que había visto era real... tan real que lo lamentaba. Se puso en pie, ignorando el hecho de haber dejado su portátil abandonada...

 

Entró a su casa, sorprendiendo a más de una criada por la velocidad con la que deambulaba entre los pasillos, una le detuvo un poco intrigada... temerosa por igual, pues no se veía muy contento su jefe.

- Necesito que tengan la maldita limusina lista ahora - exigió exasperado

- ¿Qué tiene Kyouya-sama?... ¿Pasó algo malo? -

- Necesito darme prisa... por favor, coméntale al chofer que ocupo la limusina lista ahora... -

 - Como ordene -

 

Intentar sonsacarle algo era imposible, Kyouya era demasiado cerrado como para externar sus preocupaciones hacia otros verbalmente. Una vez que el chofer se reportó listo y con la limusina encendida salió de su casa.

 

- ¿A dónde lo llevo? -

- Al hospital privado, date prisa -

 

No preguntó, con solo escuchar a Kyouya hablar le era más que suficiente para saber que tenía que ir a toda velocidad si no quería tener problemas con él. Aceleró lo más que pudo, trasladándose por las calles... mientras que el pelinegro contemplaba como el ocaso se extinguía a cada segundo, dejando espacio a que la noche cobrara vida en el cielo y, paradójicamente, su preocupación hacia lo mismo en su corazón.

Notas finales:

¡Fiuf! ¿Qué os pareció?... ¿Bueno, malo, regular?... Por favor, hacedmelo saber mediante sus reviews que siempre son bienvenidos para una servidora.

¿Que pasará en el siguiente capitulo?... Bueno, esperen y lo sabrán (dah, obvio).

Cuidaos mucho ^^.

Nos vemos hasta el próximo capitulo.


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