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Ladrones de órganos por Paz

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Notas del capitulo: Ya me vuelto de mis vacaciones y aquí tenéis un nuevo capítulo... que lo disfrutéis.


Ladrones de órganos

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 3: Buscando pistas

 

Rumiko-chan salió tras apuntar en la grafica la temperatura del paciente y animarle con una cálida sonrisa, antes de cerrar la puerta miró hacia el durmiente, Sakuragi-san llevaba allí casi tres días sin salir a los jardines o marchar a su casa. Su hermano se encargaba de traerle ropa limpia y llevarse la sucia, también habían ido sus compañeros de equipo o sus amigos, todos interesándose por  el estado de Rukawa, quien no había querido ver a nadie.

Habían respetado su voluntad comprendiendo que estaba pasando por un mal momento, solo querían que supiera que estaban con él para animarle.

Su mirada apagada estaba puesta en Sakuragi que dormía en la cama contigua a la suya, preguntándose porque seguía allí, por qué se sentía responsable por él, acaso creía que él podía hacer algo mejor que acompañarle. Él lo había perdido todo. Tenía una meta alcanzar en la NBA la gloria como jugador, ahora ya no era nadie. Quien iba a querer contratar a un jugador con un solo riñón, su salud iba a resentirse tras esa falta.

Creía haber encontrado el amor, sintiéndose feliz cuando Akira le conquistó con su dulzura, era tan cariñoso que no dudo en creerle cuando le dijo que era su único amor, durante la primera semana su felicidad fue total, luego comenzaron las ausencias inexplicables, le reprochó sus retrasos, comenzó a sentir su desinterés, dejando de acudir a su casa y justificándose porque estaba harto de escuchar sus quejas. 

Y su hogar, ese piso del que su casero siempre estaba buscando la menor oportunidad para despojarle de sus derechos, seguramente que cuando saliera del hospital tampoco tenía un lugar donde vivir, con toda seguridad que se la había alquilado a cualquier desconocido, quitándole todas sus pertenencias.

Un gemido escapo de su labios, fue en ese instante que Sakuragi se removió despertando. Abrió los ojos, volviendo el rostro hacia Rukawa, se apresuró a levantarse, se había fijado en la expresión de su rostro y preocupado fue a su lado.

-Que ocurre? Te duele algo? Quieres que llame a la enfermera? .

-No... no...

Hanamichi quedo sin palabras al ver como sus ojos se llenaban de lágrimas que intentaba contener.

-Lo siento.... no quiero... -cruzó su brazo libre por encima de sus ojos, ocultando su rostro al sorprendido pelirrojo- lo he perdido todo..., no podré jugar, ni siquiera marchar a jugar a la NBA, él me engaño, solo fui un pasatiempo para el, nunca me quiso y cuando salga de aquí ni siquiera tendré donde ir.

Se desahogaba hablando atropelladamente, sacando todo lo que le estaba inquietando.

-Rukawa... descúbrete. -pidió un poco aturdido por el desborde de sus palabras. Apoyó su mano en su brazo al ver que no tenía intención de moverlo, despacio lo fue apartando. Sus ojos estaban cerrados, avergonzado, así lo indicaba el leve rubor de sus mejillas.

-Que has querido decir con lo de no tener donde ir? Tu piso... -se interrumpió al ver que negaba con la cabeza

-Lo tengo en alquiler... el casero solo espera la menor oportunidad que desalojarme.

-No tienes que temer en ese sentido. Hemos repuesto la puerta, mi hermano habló con él y todo esta resuelto.

Abrió los ojos, sin ocultar su sorpresa.

-Tienes que acostumbrarte a hablar de tus problemas y no a guardarlos solo para ti.

-Nunca he tenido a nadie para hablar... -expresó.

-Ahora me tienes a mi. Seremos amigos. -tomó su mano libre estrechándola- Quieres? No aceptaré un no por respuesta -exigió sin darle tiempo a pensarlo o negarse con rotundidad.

-Bueno... -murmuró aceptando, su corazón latía con excesiva fuerza, el calor de su mano le reconfortaba.

-Se que te parecerá una tontería, pero... te sientes mejor ahora?

Cerró los ojos unos instantes, mientras se repetía su pregunta y entonces supo que su presencia le reanimaba, ayudándole a sobrellevar su pesar.

-Si...-levantó los párpados, sus miradas quedaron fijas- Gracias.

Sin soltar la mano de Kaede se sentó con las piernas cruzadas sobre la cama.

-Te sientes con fuerzas para hablar? Para recordar?

-Que quieres saber?

-Todo... todo lo que hiciste ese día, hasta el más mínimo detalle. -al ver su titubeo añadió- Es importante conocer todos tus movimientos, tal vez a ti te parezcan normales y no notes si existe alguna detalle inusual.

-De acuerdo...ese sábado comenzó como cualquier otro... -unas voces junto a la puerta interrumpieron el principio de su relato.

-Tranquilo voy a ver que ocurre...

Se quedo solo y el temor volvió a asaltar sus pensamientos.

-Es la policía -le avisó unos minutos después- Quieren interrogarte, conocer todos los detalles.

-No quiero hablar con nadie... ni ver a nadie... solo a ti.

-Te importaría contármelo sin que puedas verlos? -preguntó.

-Cómo...? -se sintió perplejo.

Sakuragi con una sonrisa corrió las cortinas aislándole del resto de la habitación, quedando como si estuvieran solos.

-Te parece bien así? -preguntó.

-De acuerdo... -aceptó.

Sakuragi salió otro instante para advertirles bajo que condiciones iba a aceptar el interrogatorio.

Entretanto Rukawa recordó su discusión con Sendoh.

-Eres un iluso.... realmente creíste que podía sentir algo por ti...

 -¡Maldito, Sendoh, maldito seas!

-Solo fuiste una diversión, una apuesta que hice y la he ganado en el momento que apareciste en mi casa. -le dijo con una sonrisa triunfal, su ojos brillaban con satisfacción.

-Lo lamentaras... -gritó sin poder evitar que unas lágrimas silenciosas rodaran por sus mejillas- Algún día... llorarás como yo lo hago ahora... sentirás lo que es sufrir por... -mordió sus labios para no pronunciar "amor"- alguien.

Apenas si podía recordar que calles cruzó cuando salió corriendo de allí, solo que cansado se derrumbó en un banco en un parque.

Sus ojos se secaron cansados de llorar, su mirada estaba perdida, por primera vez su rostro expresaba todo el dolor que sentía.

-Rukawa?

Salió de su abstracción fijándose en la persona que estaba delante suyo. Mirándole con curiosidad. Era Mitsui.

-Llevo un rato observándote... -se sentó a su lado, y sin mirarle continuo- si quieres puedes hablarme de lo que te pasa.

-Nada que no pueda solucionar solo. -murmuró.

Mitsui le miró de frente, comprendió que no estaba muy convencido de creerle.

-Estoy bien... ya me iba a casa -se levanto alejándose sin volver la vista atrás.

-Llevaba un par de días sin verle -se sentía incapaz de mencionar su nombre- así que me presente en su apartamento. Era muy temprano y sabía que tenía que estar. Efectivamente le encontré, solo que no estaba solo. Me sentí herido al verle con otro, se rió de mí cuando se lo reproche, me dijo cosas desagradables y me enfurecí al comprender que nunca le importe. Solo fuí un juguete en sus manos. Al parecer hizo una apuesta con su pareja, ver si era capaz de conquistar al Rey del Hielo. Ingenuo de mi, me deje engañar por sus bonitas palabras, creí que realmente me amaba, que por fin había encontrado el verdadero amor. Salí corriendo de allí, no recuerdo por donde anduve, solo que camine mucho y acabe sentado en un parque, allí me vió Mitsui y se acercó a hablarme, no recuerdo exactamente donde esta ubicado. Me fui. Me sentía deprimido y supongo que por eso acepte su compañía...

-De quién hablas?

-Un muchacho..., se me acercó poco después de dejar a Mitsui.

-Recuerdas cómo era?

-Muy corpulento, de unos veinticinco años, ojos verdes, con un percing en la ceja izquierda y otro en el labio inferior -señaló el punto exacto, entre la barbilla y el labio.

-Supongo que si volvieras a verlo le reconocerías... -esas características eran una buena pista.

-Si.

Se quedo unos instantes callado... buscando el modo de hacerle la siguiente pregunta.

-Nadie me querrá... -objetó inesperadamente Rukawa.

-¡¡Nani...que tonterías dices!! Rukawa, mírame... -exigió, olvidando momentáneamente lo que quería preguntarle, cuando obtuvo su atención se lo dijo- Te amo.

-Me amas? ... -sus labios temblaron al preguntarlo.

-Si. Ahora deja de pensar tonterías y céntrate en lo que importa, eh?

-Sip... -asintió en un suave murmullo, mirando sus manos que no podían quedarse quietas en su regazo, pensando que no podían ser ciertas las palabras de Sakuragi.

-Que más puedes recordar? -insistió Sakuragi posando su mano entre las suyas para calmar el temblor que las sacudía.

-Estuvimos bebiendo durante un rato largo. No recuerdo cuando me separé de él. -su contacto era tan real que no pudo menos que sentir que había escuchado correctamente, durante esos días Sakuragi siempre estuvo a su lado, lo que le llevaba a comprender que no le engañaba, se atrevió a mirarlo y lo que vió en su mirada le convenció por completo.

-Alguna cosa más?

-Una luz... una luz muy potente, cegadora, vi una sombra inclinarse sobre mi y sentí como un pinchazo... no recuerdo más.

-Debían disponer de un quirófano -escuchó el murmullo a su espalda, al otro lado de donde ellos estaban aislados.

-Y los rostros? Puedes recordar alguno más?

-No... solo el que ya dije..., un chico joven, como cualquier otro... -cerró los ojos intentando volver a verlo en su mente- Es inútil... no... -Como un flash pasó por su memoria aquel instante, cuando aquel chico le encontró cuando se marchaba del parque medio sollozando y le invito a tomar un refresco. Estaban en un pequeño local, en el fondo hasta donde apenas llegaba la luz de los focos, le vió alzar la mano con el vaso para beber, hizo un silencioso brindis hacia su bebida que continuaba sobre la mesa, recordó como esperó a que tomara con él y lo hizo sin desconfiar, había sido un ingenuo al fiarse de un desconocido, ahora estaba pagado las consecuencias- espera... tenía un tatuaje... -lo vió con toda nitidez en su mente- una mariposa, aquí... -señaló su mano entre los dedos índice y pulgar.

-De manera que tenía un tatuaje en la mano derecha, entre los dedos índice y pulgar -acotó Hanamichi para que el policía que escuchaba tras la cortina se enterara.

-Así es... -ratificó.

-Nos centraremos en buscarlo -susurró el policía de civil que permanecía al otro lado de la cortina para no intranquilizar a Rukawa.

-Ahora descansa... te lo mereces. -le dijo Hanamichi al oír los pasos que se alejaban.

-No... no te vayas... -pidió agarrándole de la mano.

-Estoy aquí, siempre... -vió como se movía para hacerle un hueco a su lado, comprendió su deseo y le complació. Al instante sintió como recostaba su cabeza en su hombro, pasó la punta sus dedos por su mejilla- Duerme.

Poco después su respiración era regular. Estaba dormido. Con suavidad para no despertarlo se levantó. Tenía un asunto que tratar fuera del hospital, intentaría volver antes que despertara.

 

Continúa en el próximo capítulo


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