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Ladrones de órganos por Paz

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Notas del capitulo: He pensado que un mes es demasiado para haceros esperar, así que ahí va el segundo capítulo...


Ladrones de órganos

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 2: Confusión y dolor

 

Abrió los ojos y dirigió perplejo su mirada alrededor, se fijo en las cortinas corridas que le daban cierta intimidad cuando estuviera ocupada la cama vacía junto a la suya. Sabía que estaba en un hospital, más no recordaba como había llegado allí, ni el motivo que había provocado su ingreso.

Intenta moverse y siente un pequeño tirón en su brazo, dirige hacia él su mirada y ve que tiene puesta una aguja por donde le están inyectando el contenido de una bolsa de suero que cuelga de un soporte metálico al borde de su cama, su mirada desorientada queda fija en cada gota que cae en un pequeño deposito para luego deslizar por la goma hasta alcanzar la aguja y llegando entonces a unirse a su sangre. Cada gota tiene un largo camino por recorrer. Su atención se distrae cuando escucha una respiración próxima a él. Gira su cabeza, dándose cuenta entonces que no esta solo, sus ojos se abrieron mucho al identificar a la persona que allí estaba. Tenía los brazos apoyados en el borde de la cama y sobre ellos su cabeza, era una postura bastante incomoda sin embargo Sakuragi con placidez. Si al principio su presencia le sorprendió, quedo más aún al darse cuenta que su mano esta retenida entre la suya, percatándose entonces del calido contacto que supone sentirle.

-Sakuragi... -su nombre sale de sus labios antes que pueda acallarlo.

Como si esa fuera una señal, Hanamichi despierta, vuelve su rostro hacia su compañero, viendo sus ojos abiertos como sorprendido de verle allí.

-¿Cómo te sientes? -pregunta.

-Que hago aquí? -pregunta su vez.

-No recuerdas? Debe tratarse de un efecto posterior de la... -iba a decir droga- ...anestesia.

-Anestesia?

-Anoche me llamaste a casa, te acuerdas de eso?

-No estoy seguro... -levantó su mano, que Hanamichi se apresuró a dejar libre- Te llame? Cómo sabía tu número? -sus recuerdos se confundían unos con otros.

-No lo se... yo no te lo he dado... -en ese momento se dio cuenta de ese detalle- Oye, cómo lo sabías?

Rukawa había atravesado su brazo por su rostro, cubriendo sus ojos, debía haber recordado como había llegado a conocer su número por el leve rubor que destacaba en sus pálidas mejillas.

-No sabía a quien llamar... -tenía una vaga sensación de sentirse enfermo en su apartamento, evocaba una sensación de dolor indefinido, también mucho frío, eran recuerdos inconexos, sin sentido, y esa extraña impresión de miedo, todo estaba muy confuso en su mente, evitando que pudiera armar el puzzle que tenía dentro de su cabeza. No podía recordar porque se sentía tan raro.

-Hiciste bien..., por cierto te debo una puerta.

Rukawa le miró sin comprender.

-Anoche, me vi en la necesidad de romper la de tu piso para poder entrar -Al decirlo, solo con pensar en ese instante recordaba el dolor en su hombro, distraídamente se lo masajeó.

Cerró los ojos en un mudo asentimiento.

-Me siento cansado... -murmuró sin abrirlos.

-Entonces duerme todo lo que necesites, cuando despiertes estaré aquí contigo. Necesito saber unas cuantas cosas. -pensó que apenas se durmiera iría a llamar por teléfono al profesor Anzai.

-Qué cosas? -los abrió para mirarle sorprendido.

-Ahora descansa, te necesito lucido, no cansado ni adormilado. En plenas facultades necesito saber todo lo que hiciste ayer.

-No necesito esforzarme para decirlo. Estuve con Akira en su piso. -cerró los ojos, como si así pudiera no volver a recordar aquel penoso instante, cuando Sendoh confirmó sus sospechas haciéndole saber que solo era un pasatiempo.

No vió la sorpresa que apareció en el rostro de Hanamichi, quien cuando se recuperó de la impresión vió que se había dormido.

El turno de enfermeras ya había cambiado, la que estaba no pareció sorprenderse por su presencia allí.

-Buenos días, Rumiko-san. -saludó- Me permites utilizar el teléfono?

-Buenos días, Sakuragi-sama -respondió al tiempo que señalaba el aparato.

Marcó el número y espero, a la segunda llamada escuchó la voz de su entrenador.

-Soy Sakuragi, entrenador Anzai. Disculpe que le llame a su casa... -le escuchó unos segundos- Le llamo desde el hospital central..., no... no... no es por mí... Rukawa... anoche me pidio ayuda... le encontré en su piso desvanecido... , no entrenador ha sido mucho peor, alguien le drogó para robarle un riñón..., se le veía tan pálido que llegue a pensar lo peor... ahora esta mejor..., no, todavía no lo sabe. Mi hermano Satou, es médico... dejaré que sea él quien se lo diga. Gracias, entrenador... estaré con él...-le escuchó unos minutos más antes de colgar.

Él también necesitaba despejarse, había dormido poco y mal, sentía como una contractura en las vértebras del cuello. Movió la cabeza en suaves giros, luego con lentos movimientos hacia derecha e izquierda concluyendo con un movimiento hacia delante y hacia atrás, hasta sentirse mejor. Se dirigió al pasillo principal, con la clara intención de tomarse un café de la hanbaiki (maquina dispensadora), le hacia falta dormir, pero tendría que dejarlo para otra ocasión. Se sostendría a base de cargados cafés, mientras estuviera en el hospital, pensó dándole un sorbo a la caliente bebida.

Al entrar en la habitación vió que Rukawa seguía durmiendo, ajeno al impacto que iba a recibir cuando recibiera la noticia. Media hora después entregaron el servicio de desayuno, lo dejaron sobre la mesilla, para cuando despertará. El movimiento era continuo fuera de aquella habitación, a través de la puerta abierta veía a los enfermos que podían moverse, pasear por el pasillo arrastrando un soporte donde sostenían las bolsas de sonda.

Alrededor de las diez pasaron los médicos haciendo su respectiva ronda para comprobar como se encontraban sus enfermos, Rukawa no despertó cuando le revisaron.

Sakuragi se apartó al otro extremo de la habitación dejándoles alrededor de la cama del enfermo, entre ellos estaba su hermano, antes de marchar le hizo un gesto tranquilizador.

Entro la enfermera cambiándole la agotada bolsa de suero por otra.

-Rumiko-san, comprendo que necesite alimentarse, pero no seria mejor despertarle. -preguntó yendo a la cabecera del enfermo y sentándose en la silla que volvió a acercar.

-Estos enfermos necesitan beber mucho liquido durante los siguientes dos días, como tú amigo a pasado por un trance muy difícil... -bajo la voz- quien lo hizo tenía cierta experiencia, pero aún así hubiera podido morir, porque le habían cortado inadvertidamente la aorta.

-Se hubiera desangrado... -un escalofrío recorrió su espalda.

La joven asintió en silencio, mientras procedía a cumplir con sus tareas respecto al enfermo, cambio los vendajes, tomó su temperatura que anotó en una grafica y recogió una muestra de sangre, le acomodó la almohada que descansara cómodo. Con eficacia y rapidez la joven acabó su tarea y salió de la habitación para proseguir con su siguiente enfermo, no sin antes volverse.

-Sakuragi-sama debería descansar también. Puede ocupar la cama de al lado, me han dicho que hoy estará desocupada.

-Gracias, Rumiko-san, pero no será necesario.

-Si esta cansado no será de mucha ayuda a su amigo -le replicó.

Hanamichi reconoció que estaba en lo cierto. Al quedar solo, Rumiko-san había dejado la puerta cerrada para que no le molestará el ajetreo que había por el pasillo, de médicos, enfermos y algún que otro familiar que como él se quedaban junto a sus familiares dolientes.

Fijó su mirada en Rukawa que dormía inquieto porque de vez un cuando su rostro se contraía como si un mal recuerdo pasaba por su mente.

Llevado por un impulso que no quiso analizar, su brazo se movió hacia él, acarició su frente, le sintió acalorado y supuso que estaba afiebrado, posó su mano sobre ella durante un minuto o dos, luego la retiró hacia atrás acariciando sus cabellos revueltos.

Inesperadamente la expresión de su rostro se volvió más tranquila, relajada y supo que de algún modo Rukawa debía saber que no estaba solo, que él continuaba a su lado, miró el espacio libre que había en ese extremo, en el lado izquierdo del joven, si se ubicaba ahí no iba a lastimarlo, ya que le habían extraído el riñón derecho.

Mucho más tarde cuando le preguntó a su hermano, este le dijo que el cirujano que le atendió de urgencia había tenido que poner varios trocares alrededor del corte y una cámara para ver el daño que le habían ocasionado, por ese motivo Hanamichi había observado los otros cortes que tenía por debajo del más grande.

Tomó su mano y con suavidad la apoyó sobre su pecho, así podía acomodarse ahí, en ese estrecho espacio. Con cuidado para no despertarlo se recostó a su lado de costado, llevando su brazo derecho por encima de la cabeza de Rukawa y casi sin sentirlo se quedo dormido.

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Rukawa despertó mucho después, no sabía cuanto tiempo llevaba dormido, solo era consciente que se encontraba más despejado, como si las telarañas que invadían su mente se hubieran ido.

Sentía junto a su cuello un suave calorcillo y una presión en la mitad de su cuerpo, no era molesta, sino al contrario, agradable.

Abrió los ojos encontrándose ante el rostro dormido de Sakuragi, agradeció su falta de reacción, solo un leve parpadeo de sorpresa hubo en sus pupilas, porque en caso contrario se hubiera despertado en el suelo después de darse un batacazo.

No recordaba cuando fue la última vez que despertó en los brazos de alguien y se sentía tan bien, bueno, si, lo recordaba, recordaba su calidez, su cariño, el amor de su madre, la ternura de sus caricias en su rostro. Ahora era diferente, pero sentía ese mismo sentimiento que le llegaba al corazón, su cuerpo contra su costado la daba calor, su brazo izquierdo rodeando el suyo, su mano sobre la suya, el otro brazo le sentía por encima de él y su hermoso rostro tan cerca que podía besar sus labios si se lo proponía.

Cerró los ojos con fuerza, pensando que no era propio de él, actuar así. Además, Sakuragi era hetero cien por cien, no tenía sentido ilusionarse con una persona que solo estaba allí por... un momento, porque estaba allí? Pensó que si se movía podía despertarlo y aunque no recordaba el porque de su presencia, decidió que mientras siguiera durmiendo él podía aclarar sus ideas.

-Ahora descansa, te necesito lucido, no cansado ni adormilado. En plenas facultades necesito saber todo lo que hiciste ayer.-esas palabras resonaron con fuerza dentro de su cabeza, miró hacia Sakuragi, porque el sonido de su voz lo reconocería en cualquier parte.

No pudo seguir pensando que significaban esas palabras, porque en ese instante se abrió la puerta de la habitación y apareció un hombre joven vistiendo bata de médico.

Al verles dejo escapar un gruñido...

-Lamento que mi hermano te este molestando... -dijo mientras echaba una mirada a la grafica.

-Usted... es hermano de Sakuragi? No es muy joven para... -supo que estaba siendo impertinente- Disculpe.

-Tengo treinta años... y no necesitas disculparte... no eres el primero ni serás el último -dijo con una sonrisa agradable- Supongo que te estarás preguntando que haces aquí...

Al ver su expresión seria, Rukawa se preguntó si realmente quería saberlo, asintió con un leve movimiento de cabeza.

-Te trajimos a urgencias durante la madrugada del domingo, fue necesario intervenirte porque tu estado era muy grave, hubo un instante que pensamos que te perdíamos...

Rukawa sintió un escalofrío al oírle. Esa tarde había estado con Akira... aún recordaba la angustia que sus crueles palabras le provocaron..., se obligó a seguir escuchando lo que le decía el médico. Era realmente hermano de Sakuragi?, ni siquiera se parecían.

-... esto que voy a decirte se que te resultará muy duro, pero es lo que ha sucedido. Esa madrugada despertaste en tu piso, y llamaste a Hanamichi, estabas drogado...

-Yo no me drogo!! -negó categórico, rechazando esas palabras- Soy un deportista... no necesito esa porquería.

-Lo sé, eres basquetbolista, el mejor por lo que me cuenta... -miró con cariño hacia su hermano que fingía dormir, pero que había hecho un movimiento involuntario al oírle mencionar una de las tantas confidencias que le hacia.

-Me resulta difícil decirte esto... pero esa noche, te drogaron y te extrajeron un riñón, el derecho -aclaró miró hacia el joven que le miraba imperturbable, como si aquello que estaba diciéndole no iba con él- lamento que te hayas encontrado con esos desalmados. Según la policía ya ha habido demasiados casos en estas últimas semanas. Tú eres uno más en una larga lista de jóvenes sanos y fuertes al que le ha sucedido. -comento como si eso pudiera ayudarle a sobrellevar esa noticia.

-¡¡¡No es cierto!!!.... ¡¡¡No es cierto!!!! -negó una y otra vez haciendo intención de levantarse para demostrarles que no podía ser.

-Cálmate, Kitsune... -le rodeó con sus brazos, impidiéndole moverse, medio echándole encima para inmovilizarle debido a la fuerza que estaba empleando, se revolvia furioso, negándose a creerle- Tranquilo... estoy a tu lado... tranquilo... Kitsune.... -murmuraba suavemente- Estoy a tu lado... no dejaré que vuelvan a hacerte daño.

-¡¡No es cierto, verdad? Verdad? -preguntaba una y otra vez, sin obtener una respuesta satisfactoria- Sakuragi... Tú no me vas a engañarme? Verdad? -le miró con confianza- Es... es una broma? Acaso estamos en Halloveen y no me entere?

-No... no lo estamos... no es ninguna broma... -estrechó más aún su abrazo, procurando al mismo tiempo no hacerle daño.

Rumiko-san al oír sus gritos había acudido para comprobar que no se había quitado ni la sonda, ni los cables a los que estaba conectado.

Como un niño pequeño Rukawa se dejo acunar en los cálidos brazos de quien era su rival y una vez más sus palabras alcanzaron su mente. -Ahora descansa, te necesito lucido, no cansado ni adormilado. En plenas facultades necesito saber todo lo que hiciste ayer.-

Sakuragi le apartó de su pecho donde se había dejado cobijar, al oírle murmurar sus propias palabras.

-Estoy bien... -aseguro- Quiero dormir... dormir, cuando despierte sabré que solo es una pesadilla. Estoy bien... nada es cierto... solo es un mal sueño... si eso, un mal sueño -se repitió a si mismo para convencerse que era así.

Sakuragi no replicó a sus palabras. Minutos después dormía. Acarició con suavidad sus mejillas aún húmedas por las lágrimas.

-Descansa, amor... yo seguiré contigo y te prometo encontrar a los culpables -dijo inclinándose sobre su frente, posando sus labios sobre ella en un leve roce que no llegó a ser un beso.

Salió fuera, su hermano le esperaba allí.

-Por qué tuvo que pasarle a él? -preguntó angustiado, mostrando como se sentía por dentro. No se avergonzó por ese instante de debilidad, dejándose abrazar por su hermano mayor, que le consoló estrechándole contra su pecho, igual que él había hecho con Rukawa.

-Voy a encontrarles... y entonces...

-Shhh... ahora estas preocupado por él y solo dirás cosas de las que puedes arrepentirte. -la determinación que vió en su mirada le hizo saber que nada de lo que pudiera decir le apartaría de la meta que se había propuesto- De acuerdo..., te ayudaré.

-Gracias, hermano.

Pensó que necesitaba estar cerca de su hermano pequeño para controlar sus impulsivos actos, cuando perdía el control más de uno salía lastimado. Y por lo que sabía que sentía hacia ese chico su hermano estaba furioso, tan furioso que podía cometer cualquier locura y él tenía que mantenerse muy cerca para impedírselo.

En ese mismo instante apareció el entrenador Anzai, su expresión bonachona había dado paso a la preocupación que sentía hacia su chico, cuando Sakuragi le llamó quedo impactado, por eso necesitaba saber como se encontraba. Apenas comenzó el entrenamiento esa tarde, le comunicó a los jugadores lo sucedido y todos quedaron impresionados al oírle, luego les dijo que cuando supiera más se lo diría y ahí estaba para informarse.

En información le dijeron que el Dr. Oyita no estaba en el hospital, pero tal vez Sakuragi-sama podía decirle sobre la evolución del estado del enfermo, porque venía en la ambulancia que lo trasportaba hasta urgencias.

Al principio, creyó que se refería al compañero de Rukawa, más cuando Sakuragi le presentó al hombre joven que estaba a su lado comprendió. Se alegró al saber que el muchacho no estaba tan solo como había creído, sorprendido también de la reserva del muchacho ya que pensaba que no tenía familiares próximos a él.

-Entrenador... ha venido... -dijo Sakuragi yendo a su lado para saludarle con el mismo entusiasmo que siempre.

Sakuragi-sama le explicó brevemente y con palabras sencillas cual era el estado del joven a nivel médico.

-Ahora solo nos queda esperar a que pueda superar esta situación. Ha tenido una crisis al saberlo. -comentó- Algunos enfermos caen en depresiones porque no pueden aceptar el pensar que su vida ha acabado. Que no podrán continuar siendo ellos mismos. Teniendo en cuenta como le ha sacudido va a necesitar mucha ayuda para salir adelante.

-No permitiré que se deprima. -aseguró Sakuragi.

-Si alguien puede conseguirlo, ese eres tú -afirmó el joven médico.

El entrenador Anzai, miró a su jugador y también asintió, desde un principio había advertido la química que existía entre los dos jugadores, solo ellos parecían ignorarlo. Sonrió.

-Haré todo lo que este en mi mano... -pensó que no le gustaría ver a su kitsune con una depresión- Le ayudaré y si es necesario le diré lo mucho... lo mucho... -se dio cuenta que estaba pensando en voz alta, al ver sus miradas en él se sonrojo- lo mucho que puedo hacer por ayudarle -concluyó mirándoles con determinación.

Sus risueñas expresiones le hicieron saber que era mejor que no intentará dar más explicaciones.

-Quiere pasar a verle... cuando salí dormía -dijo dirigiéndose hacia la puerta para abrirla- Le dejaré solo con él.

El entrenador Anzai paso y se quedo unos instantes contemplándole dormir. Se le veía más pálido de lo habitual, tan indefenso como un niño pequeño. Sakuragi sería una magnifica ayuda, sonrió al recordar su desliz de momentos antes. Se preciaba de conocer a la gente, y enseguida de conocerles comprendió que estaban destinados a entenderse, solo que los dos eran muy cabezotas.

Dejo la habitación más tranquilo. Sabía que dejaba a Rukawa en buenas manos, entre los médicos y Sakuragi conseguirían que saliera adelante.

Antes de retirarse preguntó.

-Cuanto tiempo necesita estar hospitalizado?

-Normalmente, después de practicar la nefrectomía consideremos que los pacientes permanecen en el hospital de tres a cinco días. La extirpación de un riñón no produce efectos colaterales en la salud, siempre y cuando el riñón restante esté funcionando bien. En su caso, es así, se trata de un hombre joven, deportista esta sano y filtra dentro de los parámetros normales, aún así deseamos que permanezca hospitalizado como mínimo una semana, durante ese tiempo, controlaremos el postoperatorio, hubo que reparar los daños que le ocasionaron al quitarle el riñón -explicó con sencillez para hacerse comprender- De momento, le estamos dando una dieta líquida hasta comprobar que el tracto gastrointestinal funciona correctamente. Cuando le enviemos a su casa, su nefrólogo le indicara las normas a seguir.

-Se lo agradezco... -miró a Sakuragi- Le diré a tus compañeros que te lleven los apuntes de tus clases. En este instante le eres más necesario a tu amigo.

-Gracias... -acepto el termino aún cuando sabía que nunca lo fueron. Esa desgracia les había unido, pero por cuánto tiempo?

El entrenador Anzai se despidió y se marcho.

-Vamos a comer -propuso

-Tengo que volver con él... -

-No querras desfallecer por no alimentarte? -preguntó con expresión seria.

-No... -echando una breve mirada a la puerta cerrada se decidió a seguir los pasos de su hermano que se alejaba sin mirar atrás, con la seguridad que él no se atrevería a contradecirle.

Continúa en el próximo capítulo...

Paz

Notas finales: Ahora si que no volveré a actulizar hasta mediados de septiembre.

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