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"UMBRELLA ACADEMY" por Krad_Elric

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Notas del capitulo:

Hey!, finalmente aqui, no tengo mucho que decir, solo que espero mejorar cada dia y agradecer a todos los que han estado conmigo desde el inicio.

Edward y Winry estuvieron por varias horas platicando, Edward poco a poco iba perdiendo todas las dudas y el temor, mientras recordaba el coraje que aún sentía. Lentamente el cielo cubría la escasa luz que había y todo se tornaba obscuro, la noche había llegado lenta y todos comenzaban a entrar a sus respectivas habitaciones, las clases iniciarían la mañana siguiente, por lo que seria mejor ir temprano a la cama. Edward esa noche durmió bien después de mucho tiempo, a sabiendas de que a solo a unas habitaciones yacía Russel.
Del otro lado de la ciudad Roy Mustang se encontraba en el cuartel, esa tarde habían pasado cosas relevantes, como la desaparición de un pueblo junto con un escuadrón de sus hombres, al parecer habían sucedido algunas rebeliones y temen que el pueblo haya huido de ahí tomándolos como rehenes. Roy se encontraba sentado en su cómodo sillón cuando repentinamente la puerta se abrió con brutalidad. Él simplemente se limitó a levantar la mirada y para su sorpresa ahí estaba Lauren, vestida muy elegantemente.

- Hola Roy - habló con una seductora voz, sin embargo esta vez había algo extraño en ella. Roy con una sola mirada pudo ver un gran cambio, ya no parecía ser la chiquilla caprichosa que era, ahora lucía como todo una mujer.

- Lauren... No fui lo suficiente... - sin embargo fue interrumpido, justo detrás de ella salió un pequeño niño con una diabólica sonrisa que él conocía muy bien.

- Selim... Lauren... - musitó con una mirada calculadora, no comprendía del todo lo que sucedía, sin embrago no iba a permitirles ver en el la duda.

- Ahora entiendes cariño, te metiste con la chica equivocada, pero ahora solo he venido a hablar de negocios - comenzó Lauren caminando hacia el escritorio y sentándose sobre este. Por su parte Selim se encontraba custodiando la puerta, la cual cerró justo después de adentrarse por completo, de sus pies extrañas figuras en forma de tentáculos se formaban, Selim era peligroso, por ahora lo mejor sería guardar la compostura. Agradecía haber mandado a Riza por un café a la tienda frente al cuartel, de haber estado ahí seguramente se habría desatado una batalla.

- Necesito que firmes este documento - la bella chica sacó un papel de su bolso y lo colocó frente a Mustang sobre la mesa.

- ¿Qué es esto? -

- Es la prueba legal de que estamos casados. Pero no me mal interpretes, nada emocional, solo son negocios - decía sonriente la chica mientras acariciaba el rostro de Roy.

- ¿Por qué tendría de firmar? - cuestionó el pelinegro escudriñando el contenido el documento con la mirada, efectivamente era una acta de matrimonio.

- Por dos simples razones, la primera es que si no lo haces tu papel en la milicia correrá peligro y la segunda... - esbozó una tétrica sonrisa en sus rojos labios. - Edward se ira directo al infierno - sentenció con tranquilidad.
Lauren tenia muchas influencias sin mencionar el gran poder que sus familia tiene, grandes reinos en Xing y más allá de la frontera no eran poca cosa. Roy no pudo evitar abrir los ojos al ver lo que estaba en juego, quería demasiado a Edward como para exponerlo, sin olvidar que pronto iba a llegar a ser Fhürer, tanto trabajo y esfuerzo para perderlo todo en una sola noche, y peor aún, el país entero podría correr peligro...

- ¿Por que haces todo esto Lauren? -

- Tranquilo Roy, todo a su tiempo, pero tienes que firmar - Roy no sabia con que clase de problema estaba lidiando, a pesar de que Edward era fuerte, si tenia que ver con homúnculos significaba muerte. No tuvo más opción, no iba a correr el riesgo. Tomó la pluma y con tan solo una firma ambos estaban casados, pero Roy no se iba a quedar con los brazos cruzados, solo tenia que averiguar más.

- Bien hecho Roy. Tenemos que hacer esto público - se pasó de pié la chica y comenzó a caminar hacia la puerta. - Mañana hablaremos de algunos otros detalles, duerme bien...amor - le dedicó una última sonrisa y salió de la oficina.
Mustang terminó el trabajo en unas cuantas horas más, su rostro era inexpresivo, pero su mirada era profunda y dura, con solo su mirada se puede saber todo lo que esta sintiendo en ese momento, inclusive la impotencia. Al salir de su oficina se encuentra con la teniente Riza quién se despide de modo formal con el café en la mano y se mantiene firme a pesar de haber notado algo extraño en el coronel. Ella sabía que aquella visita que había tenido el coronel no era del todo buena, sin embargo decidió no entrometerse hasta que el mismo así lo quisiera.
Roy manejó por las calles pensando en infinidad de cosas, pero la que principalmente pasaba por su mente era Edward, aquel chiquillo que a pesar de ser un niño ya era lo suficientemente maduro para pasar por un adulto, sin embargo había pureza aún en su corazón, hay tantas cosas que aún no vive y Roy jamás se perdonaría si algo malo le pasara. A pesar de jamás decir un "te amo" Roy sentía el contenido de aquellas palabras en carne viva abrazarlo cada vez que lo veía.
Quitaba un botón tras otro de su pulcro uniforme azul, mientras que en su mente después de tanto darle vueltas ya no es necesario querer revelarse a eso que pretende, ya no puede negarlo y solo quiere luchar por el, por lo que siente y por todo lo que le espera.
Desesperadamente había estado pensando en Edward tanto tiempo que las agujas del reloj ya habían pasado las 3 A.m., esto no lo iba a dejar así, jamás permitiría que algo le sucediera a Edward por más peligro que su vida y alma pudieran pasar. Decidido cerró los ojos y finalmente la tensión disminuyó, pero aún su mente pensaba en aquel chico rubio de ojos dorados que de un día a otro comenzó a hacer de su vida una realidad y ya no más un deseo cotidiano.
 
 
 
- La etimología es la rama básica...- Hablaba el profesor mientras daba la clase, el grupo de Edward no era especialmente grande, sin embargo había más de cuarenta alumnos en ese salón de clases. El pizarrón se encontraba en el centro y los asientos en forma curvea y ascendente le daban elegancia. El estilo barroco, aire acondicionado, madera de caoba y... varias miradas sobre el chico rubio. Edward seguía las líneas del libro, sin embargo no podía evitar levantar la mirada ante las que sobre el se posaban. Varios compañeros murmuraban y otros solo se limitaban a mirar, sin embargo esta situación lo incomodaba.

- Que no te importe - decía Heiderich anotando lo que se encontraba en el pizarrón.

- Es molesto - Edward intentaba poner atención, sin embargo las miradas y los murmullos parecían aumentar el volumen cada vez más.

- Es el sujeto que dicen... -
- Es muy lindo, pero... -
- Estoy aburrida... -
- ¿Qué hora es...? -
- ¿Qué le sucede...?

Los sonidos se agudizaban, la luz parecía brillar el triple, el imagen que percibía se distorsionaba y las voces...

- ¡Cierren la boca! - gritó Edward golpeando la mesa con los puños cerrados al levantarse. Todos quedaron en silencio solo mirándolo, el anciano profesor giró y miró a Edward que se encontraba agitado y un poco perturbado.

- ¿Se encuentra bien joven Elric? -
Edward por su parte tomo sus libros y bajó la escaleras hasta quedar frente al profesor - Lo siento profesor, no me siento bien - dijo con la mirada acuosa.

- Esta bien, deberías descansar - dijo el amable anciano mirando a Edward.

- Lo siento, no se volverá a repetir - finalizó saliendo del salón con dirección a su habitación.
- "Qué te sucede Edward, tienes que calmarte, debe ser por la misión, debe ser por eso..."- se repetía una y otra vez mientras mojaba su cara con agua fría.
Alphonse Heiderich caminaba con rapidez por los pasillos, lo que había sucedido con Edward había sido extraño, quizá necesitaba con quién hablar o un medico en el peor de los casos.

- Edward, ¿Te encuentras bien? - preguntaba el rubio adentrándose en la habitación.

- Hei... necesito ayuda - Edward estaba sentado en el suelo sujetándose la cabeza.

- ¿!Qué tienes¡? -

- Me duele mucho la cabeza - Edward levantó el rostro, con los ojos cerrados, hasta el mínimo atisbo de luz provocaba en su cabeza una enorme punzada. Heiderich lo ayudó a levantarse y ambos comenzaron a caminar hacia la enfermería, Edward cubría su ojos con una mano para evitar la luz sin parar de caminar hasta que se toparon con la puerta blanca de la enfermería.

Una vez ahí, la enfermera revisó a Edward y encontró solo una pequeña migraña, quizá había dormido poco o tal vez estaba muy presionado, lo mejor sería que descansara ahí un largo rato. Tomó una jeringa y un pequeño frasco con una sustancia transparente de la cual extrajo con la fina aguja un poco del liquido y después de darle unos pequeños golpes para liberar los émbolos de aire introdujo con rapidez la larga jeringa en el brazo del rubio, sin embargo el dolor de su cabeza era más intenso que cualquier simple pinchazo. Poco después su cuerpo se comenzó a sentir ligero y su conciencia quedó nublada por el sueño.

Un par de horas más tarde Edward se despertaba, esta vez se sentía más fresco, el dolor se había ido, la inyección había surtido efecto y se sentía mejor. Para su sorpresa en la mesita junto a la camilla se encontraban varias notas. Edward estiró su mano y las comenzó a leer, todas eran de chicas que deseaban se recuperara pronto y cosas por el estilo, Ed sonrió y después de agradecerle a la enfermera salió en busca de Heiderich.

- Hei... - habló Edward cubriendo sus ojos con un poco de malestar por la intensa luz al ver a su amigo caminando por el pasillo frente a la enfermería.

- Edward, ¿como te sientes? - cuestionó Alphonse algo preocupado cargando un par de carpetas.

- Bien, solo fue un pequeño dolor de cabeza, ¿me perdí de mucho? -

- No, me tomé la libertad de tomar tus apuntes, así que solo tendrás que leerlos - sonreía Alphonse.

- Vaya...Hei, no te hubiera molestado - decía apenado Edward.

- No te preocupes, no es nada - Alphonse continuó caminando seguido por Edward, su semblante repentinamente cambió a uno más serio, llamando la atención de Edward - Ed, averigüé sobre lo que hablaban de ti y... no tienes que responder pero...-

- ¿Qué es? - preguntó Edward sin darle mucha importancia.

- Se dice que te vieron en la calle con Roy Mustang... - cuestionó Alphonse sin mirar a Edward. Él por su parte, se sorprendió un poco al escuchar eso, no había puesto mucha atención a esos detalles sin embargo esto lo había tomado desprevenido.

- Veras Hei... -

- Ed, el me da mala espina, no creo que sea una buena persona - Alphonse detuvo su paso y miró a Edward, Roy Mustang no era la clase de sujeto que fuera una buena influencia, siempre con su semblante prepotente...

- Alphonse, no te preocupes por lo que dicen... -

- Como sea Edward, ten cuidado - Terminó Heiderich adentrándose en un salón de clases.
Algunas horas más pasaron y finalmente el horario de clases había terminado, Edward tomó una ducha y después de cambiarse a algo más cómodo caminó hacia el punto de reunión donde se encontraría con Winry y Alphonse asegurándose de no ser seguido por nadie.

- Hola Edward - saludaba la chica rubia besando la mejilla del rubio mayor.

- Hola Winry, hermano - saludaba Edward de igual forma, sin embargo su hermano menor saludo con un simple apretón de manos y una expresión que denotaba molestia, seguramente el rumor había llegado hasta los grados inferiores.

- Alphonse... creo que yo - musitaba Edward jalando a Alphonse un poco hacia un lado haciendo la charla más personal, no sabia bien que debía decirle a su hermano menor si sus sospechas sobre el rumor eran ciertas, sin embargo jamás le mentiría a Alphonse.

- ¿Tenia que saberlo de esta manera Edward? , creí que me tenías la suficiente confianza - en cierta forma Alphonse se sentía decepcionado al saber que su hermano no le había contado algo tan importante, el contenido no era de gran relevancia, sin embargo la acción era lo que lo molestaba.

- Alphonse es solo que, no era el momento para decírtelo -

- Pero Edward...- Alphonse fue interrumpido por un estrepitoso ruido a unos metros de ellos. Edward lo tomó por la camisa y lo arrojó hacia el suelo, a la par que le hacia señas a Winry para que se agachara junto a ellos detrás de unos arboles ocultos entre los arbustos.
Dos sujetos abrían una escotilla en el suelo, levantando un par de puertas y adentrándose, los tres chicos miraban con atención aún escondidos entre la hierba, solo unos segundos pasaron para que ambos hombres volvieran a salir cargados con unas cuantas bolsas negras y cerraran nuevamente la escotilla. Edward esperó a que los sujetos estuvieran lo suficientemente lejos como para no descubrirlos y a hurtadillas se acercó hasta la escotilla.

- Quizá esto lleva a la bodega... - murmuró para si mismo inspeccionando las compuertas.

- ¿A que te refieres Edward? - inquirió Winry acercándose un poco más.

- No es nada Winry - dijo Edward poniéndose de pie, sin embargo al apoyarse en la escotilla sintió como su zapato resbalaba en cada pisada y comenzó a caminar con prisa hacia la luz para descubrir una escalofriante escena.
Sus manos y parte de su ropa estaban teñidas de rojo, sangre para ser preciso, Edward abrió los ojos en sorpresa y giró para mirar a sus dos acompañantes, Winry no pudo evitar asustarse al mirar su cuerpo manchado de sangre e inmediatamente se puso de pié alterada intentando no asustarse.

- Tranquila Winry - la intentaba calmar el rubio menor - Edward... - levantaba la cara Alphonse mostrando preocupación, algo muy malo estaba sucediendo bajo sus pies y ellos aún no sabían que.

- Hey...espera, hay alguien ahí... - se escuchó entre los arboles, el sujeto musculoso bajó las bolsas que llevaba en los hombros y volvió caminando

- Llévate esto. Huele a ratas... - los ojos del hombre se tornaron rojos y su anatomía comenzaba a cambiar, largo cabello crecía sobre sus hombros al igual que en su cuerpo. Edward mantenía la boca de Winry cubierta con una de sus manos mientras intentaban escapar retrocediendo lentamente. Alphonse asomó un poco la cabeza para mirar, sin embargo no pudo observar nada. Repentinamente una luz alumbró todo el lugar, el resplandor que despedía una transmutación, Alphonse giró y comenzó a correr hacia donde se encontraban su hermano y su amiga, Winry se encontraba de tras de Edward mientras que el luchaba contra...un monstruo, Alphonse inmediatamente activó su alquimia uniendo las palmas y solo un grito se logró escuchar.

- ¡E-Edward... Alphonse! - tartamudeaba Winry palpando en la obscuridad en busca de alguno de sus amigos, solo unas agitadas respiraciones respondieron a su llamado. Las luces no tardaron en encenderse, varios pasos se escuchaban con rapidez. Los tres chicos se pusieron de pie y comenzaron a correr entre los arbustos ocultándose de cualquier mirada.
Varios uniformados cargados con armas de alto calibre llegaron al lugar, encontrando un gran cubo hecho de tierra producto de la transmutación, Alphonse había actuado con rapidez apresando a la criatura, sin embargo al parecer había escapado haciendo un agujero en uno de los lados. Los tres chicos miraron la extraña escena un segundo para después volver a correr hasta un lugar más seguro.
Regresaron agitados a sus respectivas habitaciones después de que con una sola mirada entendieran que lo mejor sería hacer como si nada de eso hubiera pasado, Edward caminaba intentando no hacer mucho ruido, sin embargo Alphonse abrió los ojos en cuanto escuchó el rechinar de la puerta. Había estado esperando despierto a Edward, pero al mirarlo cubierto de manchas rojas olvidó la reprimenda y en su lugar un sentimiento profundo de preocupación llenó su mente.

- ¡Edward!, ¡¿Qué te sucedió?! - preguntaba Heiderich. Se puso de pie en unos segundos e inmediatamente comenzó a revisar a Edward en busca de alguna herida.

- Tranquilo Al...estoy bien - Edward no estaba totalmente claro en ese momento, había demasiadas cosas en su cabeza y no podía formar un pensamiento congruente.
Alphonse le quitaba la ropa sucia a Edward mientras escuchaba lo que había sucedido, caminó hasta el baño para tomar un par de toallas y humedecerlas en el agua caliente para ayudar quitar la sangre seca de su piel. Esa noche Edward tampoco pudo dormir, temía que el sujeto que los atacó estuviera ahí afuera, esperando un nuevo momento para volver a atacar, sin embargo las horas pasaron y la campana sonó. Los estudiantes se alistaban para iniciar su nuevo día de clases sin tener en cuenta todo lo que sucedía.

- A todos los estudiantes, favor de dirigirse al auditorio de la zona norte - sonó en el altavoz. El bullicio no tardó en hacerse presente, no muy amenudeo citaban a toda la escuela. Edward y Heiderich salían de su habitación caminando con pesadez debido al poco descanso de la noche anterior, cuando Edward miró por el rabillo del ojo a Russel caminando justo de tras de el, a decir verdad solo quería golpear a ese sujeto, sin embargo debía comportarse, lo que menos necesitaba eran problemas.

- Edward, ¿ Tuviste una mala noche? - preguntaba el chico con un ojo cubierto por sus largos cabellos rubios.

- Lárgate Russel - replicó Edward con notable desagrado en la voz.

- Vamos Edward, no puedes estar aún enojado... - lentamente se fue acercando hasta quedar a escasos centímetros del oído de Edward - después de todo... tu eras mío - pronunció complaciente las últimas palabras, sin embargo esto removió algo en Edward que lo obligó a perder todo atisbo de compostura y en ese momento giró para encararlo.

- !Te juró que si me vuelves a tocar con tus pesuñas yo mismo te mando al infierno! - gritó Edward olvidando que estaba rodeado de alumnos y maestros, todos a su alrededor nuevamente lo miraban con extrañeza, sin embargo esta vez se había metido en un gran problema.

- Edward Elric, acércate por favor - pidió con autoridad un señor alto de frías facciones y mirada profunda. El no era ni mas ni menos que el tutor de Edward, que desde el primer día lo había estado vigilando, sus llamadas de atención y constantes quejas habían hecho a Edward merecedor de su total atención.

- ¿Qué? - preguntó Edward acercándose al sujeto alto.

- Escuche mal o ¿acabas de amenazar a Russel? -

- Creo que todo escucharon fuerte y claro lo que dije...señor -

- En ese caso Edward, te veré en mi oficina al terminar la junta, no pienso pasar por alto este tipo de conductas - terminó el sujeto dirigiéndose hacia la entrada del gran auditorio. Edward continuó caminando intentando no hacer caso a los que lo observaban y a la venenosa mirada de Russel.
Alphonse inmediatamente se acercó a Edward mirándolo molesto por su innecesario arranque de emociones y en un acto rápido tomó a Edward por el hombro haciéndolo girar para que ambos pudieran quedar uno frente al otro.

- ¿Sabes quién es ese prefecto? - preguntó molesto Alphonse señalando al alto sujeto metros adelante. Edward por su parte se limitó a negar con la cabeza sin quitar la mirada de los ojos de Alphonse, verdaderamente se veía molesto.

- Es el tío de Russel, y si no quieres tener más problemas debes aprender a controlar tu bocata Edward - Inmediatamente después Alphonse continuó su camino siendo seguido por Edward.
Rápidamente el salón se había llenado de personas, nadie sabia de lo que se trataba o por que la urgencia de todo eso, algunos chicos se mostraban nerviosos, el barullo era casi ensordecedor hasta que el director general se puso de pié y comenzó a hablar por el micrófono.

- Alumnos, maestros y colegas, me temo que debo informarles una tiste noticia- el director se mostraba más que preocupado, las palabras eran difíciles de pronunciar. Si las cosas empeoraban tendrían que cerrar la academia, sin mencionar que la vida de sus alumnos estaba en peligro.

- La pasada noche nuestro querido profesor de bioquímica falleció - su garganta se cerró al recordar la sangrienta escena en la que encontraron el cuerpo del profesor - debido a un accidente...Esta noche será el funeral en la capilla de la escuela para todos aquellos que quieran asistir. En otros asuntos les informaré una serie de medidas que se han impuesto.

- Todos los alumnos deberán regresar a sus respectivas casas después de clases, en el caso de los alumnos de intercambio se les asignará un tutor que se hará cargo de ustedes, acérquense conmigo al terminar la asamblea.

 

- En todo momento alguien del personal autorizado deberá acompañarlos a sus respectivas clases.

- Estas medidas fueron tomadas en coordinación con el secretario de seguridad. Habrá una junta de personal y de padres de familia para poder informarles sobre la situación. Debo decir esto niños, si están en peligro, por favor no quieran ser héroes. - con su mano limpió el sudor de su rostro, le dolía ver tantas caras asustadas, sin embargo no podía decirles el motivo real por el cual todo esto estaba sucediendo. Dejó el micrófono sobre la mesa y caminó ante las atentas miradas de todos hacia la junta general en donde se encontraba el secretario de seguridad y el señor Brooks, el anciano dueño de la academia.

- Señores, les pido por favor reconsideren suspender toda actividad en la academia, esta situación...- fue silenciado por una voz desgastada y un poco afónica.

- Eso jamás, esta escuela a afrontado cosas peores y nunca ha parado, no podemos frenar el crecimiento de esta institución por la muerte de un profesor - respondió con prepotencia un señor anciano de lentes.

- No fue solo su muerte, fue asesinado - la mirada del director cambiaba y se ponía acuosa

- No tiene idea del infierno que había haya abajo, toda la bodega estaba llena de sangre y... - fue nuevamente interrumpido por el señor Brooks.

- Si sigues con esa terca insistencia Albert no me dejaras más opción que despedirte - finalizó indiferente ante la situación.
El director Albert asintió entendiendo lo que debía hacer, giró y nuevamente caminó hacia el micrófono tomándolo entre sus manos sudorosas.

- Pueden retirarse - pronunció con la mirada baja apagando el amplificador.
Edward se encontraba muy sorprendido, por su mente pasaban las imágenes del día anterior pero en ninguna de ellas miraba al profesor, algo más había sucedido ahí después de que escaparon. Se reprendía por haber huido de ahí, seguramente si el hubiera estado habría salvado la vida de aquel profesor.
Edward se puso de pié buscando con la mirada a Winry y a Alphonse entre la multitud, sin embargo no lograba divisarlos. Repentinamente varias miradas se centraron en el, incluidas la del señor Brooks y la del director Albert. Edward comenzó a caminar hacia la salida mirando a todos aquellos que lo observaban, una mano se posó sobre su hombro y al girar miró a Heiderich.

- Edward... anoche te vieron entrar a la habitación... con la ropa manchada de sangre - dijo Alphonse con una tortuosa preocupación por su amigo, alguien más aparte de él lo habían visto llegar muy tarde la noche anterior por lo que Edward era sospechoso.

- Alphonse, pero como... si yo... - Edward no comprendía como podía ser posible, fueron cuidadosos y por más que repasaba una y otra ves la situación, no recordaba ni al profesor ni haber sido visto.

- Edward Elric, acompáñame a mi oficina - pedía Albert caminando hacia las escaleras que conectaban con su oficina principal. Todo esto se estaba saliendo de control y el estaba cayendo fácilmente sin poder hacer nada.
Cada paso que Edward daba se perdía entre el ruido, giró la cabeza para ver sobre su hombro a Alphonse el cual solo le dedico una mirada preocupada en un intento de mostrarle que estaba en todo con él, por ahora tener a sus amigos era lo más importante, después de todo, apenas comenzaría la tormenta.

- Edward, toma asiento por favor - pedía con amabilidad el director ofreciéndole una silla a Edward. La oficina era un lugar muy amplio lleno de libros, estantes, anaqueles, expedientes, teléfonos y todo lo que conlleva ser un director. El director caminó hacia una pequeña mesa de cristal y después de ofrecerle un vaso con agua el interrogatorio comenzó.

- ¿Sabes por que estas aquí?- preguntaba Albert bebiendo un poco del contenido del vaso de cristal sin quitar la vista de Edward. Algo que había aprendido en tantos años que sirvió a la milicia era el lenguaje corporal, puede detectar si alguien miente o dice la verdad, y después de mucho tiempo utilizaría esa técnica con uno de sus estudiantes, el asunto lo ameritaba.

- Dígamelo usted - miraba expectante Edward los ojos del director, con suerte podría evadir sus preguntas.

- ¿Estuviste ayer en aquel laboratorio, correcto?- preguntó directamente el profesor, notando una leve dilatación en los ojos del chico... le dio justo al clavo.

- ... - Edward se quedó pensativo buscando una buena respuesta, pero justo cuando iba a pronunciar una palabra fue interrumpido por la voz grabe del mayor.

- Alquimista de acero Edward Elric... el alquimista más joven... piedra filosofal... Mustang, ¿eh? - decía palabras al aire mientras leía detenidamente un folder frente a el. Edward no pudo evitar abrir la boca, después de todo lo que el coronel Mustang había hecho para encubrirlo... destruir información, documentos, encubrimiento...la fama lo había arruinado todo.

- Yo... - murmuró sin saber bien que decir, ¿ Qué se supone debe hacer ahora?

- Esta es la situación, eres un alquimista, inmiscuido en un asesinato,
¿dime una razón para no expulsarte de la escuela e informar de esto a mis superiores? -
Edward escuchó atento a lo que decía el mayor cuando recordó lo que Mustang había mencionado meses a tras "Los alquimistas son vistos como lo peor que le pudo suceder a la sociedad".

- Si no me has expulsado es por que algo necesitas de mi - respondió Edward serio recargándose en el respaldo de la silla.

- Muy intuitivo Edward, veo que podemos hablar como adultos - respondió caminando hasta un archivero sacando una llave de su bolsillo y abriéndolo en el acto. Tomó un par de folders y regresó a su asiento.

- Esta imagen fue de hace cinco meses - decía señalando una fotografía tomada desde un lugar que Edward reconocía perfectamente.

- Es la grieta del árbol... - murmuro Edward mirando el laboratorio lleno de siluetas de personas de las cuales apenas era visible una, el profesor que impartía bioquímica se encontraba ahí, sin embargo por la lejanía la claridad de la imagen era muy baja y apenas era posible apreciar que estaba ahí.

- Veo que encontraste mi área de observación - contestó Albert con una ligera sonrisa. - Esta fue tomada hace tres - en esta imagen se observa un par de bolsas y el numero de personas había disminuido, sin mencionar un gran contenedor de color rojo. - Y esta... - fue interrumpido por Edward que en un movimiento un poco brusco arrebató la imagen de las manos del mayor.

- El dragón... - musitó con el ceño fruncido. Algunos mechones de cabello rubio cubrieron sus ojos, pero a pesar de que Albert no podía verlos Edward mostraba un gran asombro. La única criatura que había visto alguna vez con una forma similar era un homúnculo, lo cual significaba piedras filosofales y... mucha sangre.

- Edward... - en ese momento la alarma sonó, era momento de retirarse, los alumnos y profesores no tardarían en llegar a su oficina por lo que Albert se apresuró a guardar todo.

- ¿Director, me puedo quedar con esta? - pidió Edward con la fotografía en la mano. El director aceptó y después de guardar los folders en el estante volvió a tomar asiento.

- Edward, ahora eres mi cómplice. Creo que tu y yo queremos averiguar lo que sucede aquí y que mejor que teniendo algunas manos amigas - dijo sonriente el director mirando con esperanza a Edward.

- Puede darlo por hecho - Edward levantó la mano y ambos se estrecharon, sin querer Edward había hecho un aliado.

- No te preocupes por tu identidad yo me encargaré de mantenerte protegido - sonrió Albert nuevamente. Repentinamente el teléfono sonó, era el tutor de Edward preguntando por el. Edward no tuvo más remedio que acatar ordenes y salir a enfrentar su castigo por el altercado con Russel. Se despidió fraternalmente de Albert y se dirigió hacia la oficina del tutor.

- Lo estaba esperando joven Elric, pase por favor - habló desde su asiento el largo y tétrico tutor vestido con un traje negro y una corbata roja.

- Debido a tu mal vocabulario he decidido darte de castigo tres horas aquí en mi oficina, pero no te preocupes por aburrirte, te haré repetir algunas planas para mejorarlo. Aguarda aquí voy por los cuadernos - acto seguido el tutor se puso de pie y salió de la oficina cerrándola con llave para evitar accidentes.

La televisión estaba encendida en un canal de espectáculos, Edward estaba tan ensimismado en sus pensamientos que ni el ruido de la tele ni el castigo lo había perturbado, en ese momento solo quería tener una idea de lo que sucedía o como dar el siguiente paso. Por ahora se encontraba atascado en un callejón sin salida, sin embargo quizá después de esa noche, una luz se podía encender en aquel callejón. Edward parpadeo un par de veces y bostezó, una larga tarde le esperaba. Casi todos sus compañeros se habían marchado a sus respectivas casas o con sus tutores, pero para su mala suerte aquel que le había sido asignado vivía en la misma academia, quizá no era tal malo, de esto puede sacar una gran ventaja.

- En otras cosas una nueva noticia acaba de llegar al estudio, el coronel Roy Mustang y la Princesa Lauren anunciaron su próxima boda a los medios de comunicación, aquí tenemos la nota completa - Edward giró el rostro inmediatamente dejando caer sus brazos a sus costado y mostrando una expresión completamente furiosa y desconcertada, una fuerte punzada en su pecho se había hecho presente sin mencionar el nudo en su garganta que se comenzaba a formar... Roy Mustang lo había estado engañando todo este tiempo...

- Maldito Roy...- musitó dolido Edward, inmediatamente comenzó a sudar frio sintiendose patetico y aguantando las lagrimas de tristeza e impotencia.

Notas finales:

Trataré de actualizar pronto, nuevamente les agradesco a todos por estar aqui conmigo, espero sus reviews!.

Y a la niña que intentó copiar vilmente, lo siento chica, no pudiste.

 

~Cuando pierdas la luz, no cierres los ojos... Aún hay una chispa en tu interior~

                                                Hallet E.


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