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La segunda oportunidad por Masterred

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Notas del capitulo:

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Materred: Hola!!!

Se acabaron mis vacaciones y estoy de vuelta con una nueva historia!!! Es sobre mi pareja favorita Yusuke y Kurama ^///^ Son tan Kawaaiiiiissss!!! *______^

Puede que la encuentren un poco parecida a “Barrera de amor”, la situación es la misma pero invertida… O-o Pero tienen bastantes diferencias, lo prometo…

Hiei: ¿Voy a estar muerto de nuevo?

Masterred: ¿Qué si vas a estar muerto? No… U.U

Hiei: Ah…

Masterred: Vas a estar viviendo con tu hermana como corresponde…

Hiei: Ni que fuera un delincuente… ¬.¬

Masterred: ¿Disculpa? ¿No estabas en la lista de criminales más buscados?

Hiei: Nh… ¬.¬ No sé por qué estoy aquí perdiendo el tiempo contigo haciéndote de columnista… Debería estar en casa de María comiendo dulces…

Masterred: Es que Karasu está trabajando y no tengo a nadie que me haga compañía… T-T

Hiei: Querrás decir alguien a quien molestar… ¬_¬ No sabía que Karasu trabajaba…

Masterred: Está haciendo de villano en otro fic…

Hiei: Y Youko?

Masterred: Lo mandé a casa de María para que le diera de comer… XDDD

Hiei: ¿¿¿Quuuéééééé????

Masterred: Ups! Jejeje… No debí abrir tanto la boca… ^///^

En fin… Aquí la tienen: una historia llena de ternura, romántica y con un lemon súper delicioso más al final… Espero que les guste ^___^

 

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 Parte I 

El poco usado auto blanco dobló a toda velocidad al pasar por la esquina de la avenida y se pasó un semáforo en rojo. Las ruedas del vehículo produjeron un chirrido similar al de una frenada, un policía de tránsito tocó su silbato intentando llamar la atención del irresponsable conductor.

Pero este no lo oyó. De hecho, no oía absolutamente nada… Kurama estaba tan absorto en sus pensamientos que no se daba cuenta ni de la velocidad a la que conducía.

Había salido lo más temprano que pudo de su trabajo y había rezado silenciosamente todo el tiempo que su jefe lo había retenido en su oficina; a pesar de que Kurama le había explicado las razones por las que necesitaba ir urgentemente al hospital.      

_ Vamos, vamos, vamos… _repitió con nerviosismo una y otra vez mientras buscaba un lugar para estacionar.

Finalmente encontró uno en la esquina siguiente y acomodando el vehículo lo mejor que su estado le permitía logró estacionarse correctamente detrás de una camioneta roja.

Generalmente, cuando uno pasa por momentos de adrenalina o peligro, recuerda detalles pequeños y simples como ése que quedan como parte de la anécdota. Pero Kurama ni siquiera pensó en ése momento en que nada de lo que estaba haciendo podría llegar a convertirse en anécdota. Era un momento completamente espantoso, horrible, terrible… ¿Quién querría escuchar una historia como esa?

Además su mente giraba en un torbellino de emociones en ese momento, no recordaría nada luego de todos esos detalles que habían pasado por delante de sus narices. Sentía que sudaba frío y si sus mechones de cabello rojizo no se le pegaban a la cara en ese momento, era porque flotaban sobre sus hombros mientras corría a toda velocidad por la acera.

Entró en el hospital y como un torbellino se dirigió a la sección de maternidad.

 

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_ Vinimos en cuanto nos enteramos… _dijo Shizuru con su octavo cigarrillo del día en la mano. Lo llevaba por la mitad y el cenicero del hospital estaba lleno hasta el tope gracias a ella.

_ Traté de llegar antes, pero no pude hacerlo… Mi jefe no me dejaba salir… _se lamentó Kurama, jadeando para recuperar un poco de aire que había perdido debido a su agitado ejercicio de hace unos minutos atrás_ ¿Cómo está Yusuke?

_ No ha querido hablar con nadie… _explicó Botan con profunda tristeza_ Ni siquiera con Kuwabara que es su mejor amigo. Nadie ha conseguido tranquilizarlo. Pobre Yusuke…

Hiei, como de costumbre, no dijo ni agregó una sola palabra; sólo miraba el suelo completamente serio. Yukina se colgaba de su brazo; hacía ya unos pocos días que Hiei le había confesado que era su hermano, y ambos en ese momento necesitaban estar cerca del otro para estar tranquilos. Aunque estaban callados, en las miradas rojas de ambos se delataba una intensa preocupación.

Le señalaron a Kurama en dónde estaba Yusuke. El pelirrojo se dirigió hacia el rincón oscuro donde estaba su amigo. Le partió el corazón verlo ahí sentado, con la cabeza entre las manos y la mirada perdida.

El pelirrojo ignoraba que su corazón pudiera volver a romperse. Creyó que la primera vez que se hiciera pedazos sería la última; pero no… En ese momento le dolía tanto de ver en ese estado a su amigo que pensó que estaba volviendo a hacerse pedazos, como la última vez…

La última vez que su corazón se había roto… La última vez…  

Kuwabara, que estaba parado junto a pelinegro en ese momento, le lanzó una mirada desesperada. Kurama se acercó a él y con suavidad colocó su mano en el hombro de su amigo;

_ Yusuke… _susurró con profunda tristeza. El cuerpo del pelinegro se sacudía con intensos temblores, el cabello negro estaba despeinado y no prolijamente peinado hacia atrás con kilos de gel como era la costumbre, la tela de la sudadera blanca estaba empapada en sudor_ Tranquilo…

Yusuke presionó más sus manos sobre las sienes;

_ ¿C-cómo quieres que me tranquilice…? _preguntó con furia_ Ella está ahí dentro y yo aquí sin poder hacer nada… Yo…

Se le quebró la voz. Kurama se arrodilló frente a él en el suelo, con su mano aún apoyada en el hombro de Yusuke;

_ Para, para que te vas a hacer daño… _le aconsejó al ver que Yusuke presionaba más fuerte sus manos sobre sus sienes.

En ese momento, repentinamente, Yusuke rodeó con sus brazos a Kurama y lo estrechó con fuerza. Con esa fuerza que no podía controlar, con esos brazos morenos y fuertes, descontrolados por el temblor;

_ Tengo miedo… _confesó con voz temblorosa en el hombro de Kurama.

Kurama, en un principio totalmente desconcertado por la reacción de Yusuke, volvió a la realidad al oír sus palabras. Las había pronunciado con una voz tan tensa y desesperada que Kurama creyó que no faltaba mucho para que se echara a llorar;

_ Lo sé, Yusuke… _le dijo rodeándolo a su vez con sus propios brazos_ Tranquilo, todos estamos aquí para apoyarte…

Realmente le hubiera gustado decir algo más alentador como; “todo va a estar bien, Yusuke; te lo prometo…” o “Keiko mejorará, ya lo verás, todo saldrá bien…”. Pero no podía mentirle e ilusionarlo. La realidad era que Keiko estaba mal. Muy mal.

Keiko…

Esa persona. Esa persona que le había robado a Yusuke. La dueña del corazón de su pelinegro.

La recordó abrazando a Yusuke el día que este había regresado del Makai, besándolo. Besándolo mientras las olas los cubrían. La recordó con su sonrisa temblorosa y su llanto de alegría el día que Yusuke le había propuesto matrimonio, cumpliendo su promesa de casarse con ella algún día. La recordó con su blanco vestido de novia en el altar, con Yusuke; y este levantando el frágil velo para besarla luego de que los habían declarado marido y mujer…

También se recordó a él mismo ese día. Parado a un costado de la alfombra roja, mezclado entre todos los invitados. Hiei no había parado de darle codazos en las costillas y de quejarse; que no aguantaba el traje de etiqueta que Kurama le había conseguido, que le quedaba muy grande, que estaba muriéndose de calor encerrado en ése salón, que si no fuera porque tenía que vigilar a Kuwabara para que no se acercara a su hermana estaría muy lejos de allí, que si de verdad era necesario que Yusuke lo invitara, que esto, que aquello…

Se quedó completamente mudo durante el resto de la noche cuando Kurama le gritó delante de todos y en un tono que podría haberse escuchado hasta en la Antártica: “¡POR EL AMOR DE DIOS!!! ¡YA CÁLLATE YOUKAI ESTÚPIDO!!!!!!!”

Era la primera vez que Kurama perdía los estribos para con Hiei. Realmente tenía que estar alterado para gritarle así. Más tarde mientras se marchaban de la fiesta, cuando Kurama le pidió disculpas por la escena, Hiei adivinó por si solo la razón del enojo de Kurama. Había tenido que permanecer callado y fingiendo estar alegre mientras se casaba la persona que amaba…

Keiko. Durante meses la odió. Durante meses la aborreció con toda el alma. Hasta que vio la expresión de Yusuke al enterarse de que iba a ser padre…

Entonces lo comprendió todo. No tenía por qué odiarla, todo lo que ella hacía era hacer feliz a Yusuke. Algo que él no iba a poder llevar a cabo nunca. Desde ese día comprendió que el verdadero amor se basa en hacer feliz a esa persona especial, y desear para ella lo mejor por sobre todas las cosas…

Pero en ese momento sólo podía hacer lo segundo por Yusuke. Nada más…

_ ¿Qué han dicho los médicos? _le preguntó en un susurro.

Yusuke se apartó con lentitud de él;

_ Dijeron… Dijeron que había complicaciones con el parto… Que estaban haciendo todo lo posible… No sé… No lo entendí bien… No entiendo nada de lo que pasa… _se lamentó.

Kurama volvió a abrazarlo. Detestaba verlo así…

Los minutos transcurrieron como lodo mientras esperaban noticias. Lento. Muy lento. Kurama temió por un momento que fueran a quedarse en ese sufrimiento por siempre… Hasta que un médico apareció detrás de ellos.

Yusuke levantó la cabeza y se apresuró a levantarse;

_ ¿Y bien? ¿Cómo está Keiko? _reclamó.

_ Lo sentimos señor Urameshi… Hemos hecho todo lo posible… _dijo el médico con voz sombría_ La perdimos…

Kurama sintió que se desmoronaba como un edificio. De repente le costó respirar. La vista se le nubló. Eso no podía ser cierto… No había oído bien… No podía haber oído bien…

Botan se tapó la boca con las manos; a la luz del hospital, su piel tenía  el color de la nieve. Yukina lloró y se cubrió la cara con las manos. Un montón de gemas blancas rodaron por el suelo y Hiei la atrajo hacia él para abrazarla y consolarla. 

_ ¡No! _gritó Yusuke. Le dio un golpe a la pared del hospital, reduciéndola en buena parte a un montón de escombros_ ¡No! ¡Keiko, no!!! ¡Esto no puede ser así!!! No puede… No…

Yusuke siguió golpeando la pared hasta que sus gritos se transformaron en gemidos de dolor y finalmente en un lastimero llanto. Dejándose caer de rodillas apretó los puños llenos de polvo y raspones;

_ Keiko… _gimió.

Kurama lo miró y quiso ir junto a él para volver a sujetarlo entre sus brazos; pero Kuwabara –que aún permanecía a su lado- le cortó el paso y le indicó con un gesto de la cabeza que era mejor que permaneciera en su lugar.

El médico, con su blanco uniforme, seguía parado en el mismo lugar;

_ Lo sentimos… _volvió a repetir_ Pero hemos logrado salvar al bebé… _comunicó.

 

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Yusuke fue conducido inmediatamente hasta la Nursery. Minutos después dejaron pasar a sus amigos.

Kurama fue el primero al que dejaron entrar en la habitación. Kurama observó que había otros niños que dormían en sus cunas, otros en incubadoras; algunas enfermeras iban de aquí para allá vigilando que todo estuviera en orden.

Con cuidado caminó hasta donde estaba Yusuke, que sostenía un pequeño bulto entre sus enormes brazos mientras sonreía;

_ Yusuke… _Kurama le palmeó un hombro con suavidad.

_ Es una niña, Kurama… _fue todo lo que le dijo_ Una hermosa niña…

Kurama espió un poco por encima del hombro de Yusuke, quién descorrió un poco la sábana bordada con la que había envuelto a la pequeña niña para que el pelirrojo viera su cara.

El joven de ojos verdes sonrió al ver a un bebé gordito y feliz, que se chupaba el dedo gordo;

_ Felicitaciones, Yusuke… Es un adorable bebé… _dijo Kurama tímidamente.

De repente la niña dejó de chuparse el dedo y abrió la boca, emitiendo un pequeño sollozo;

_ Shhh… Tranquila, no llores… _le susurró Yusuke mientras la arropaba mejor y la mecía suavemente entre sus brazos_ Yo te cuidaré… Lo prometo…     

Los demás entraron un minuto después. Todos, a pesar de la tristeza, felicitaron a Yusuke y elogiaron a su hermoso bebé;

_ ¿Cómo va a llamarse? _preguntó Botan.

_ Keiko… _respondió Yusuke que aún continuaba meciéndola.

 

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Un año después…

 

Todos se habían reunido en el Templo de la maestra Genkai para celebrar el primer cumpleaños de Keiko.

Realmente, ya no era el templo de Genkai; que por cierto había muerto hacía ya unos meses. Ahora era el hogar de Hiei y Yukina.

Ahora que ambos sabían que eran hermanos; se habían quedado a vivir allí. Nadie sabía qué hacer con el templo; y todos concordaron en que un lugar así, rodeado de tantos árboles y de tanta tranquilidad, era el hogar perfecto para los dos koorimes. Sobre todo le pareció perfecto a Hiei; cuanto más lejos estuvieran del deforme, mejor podría cuidar a Yukina… De hecho esa fue una de las principales razones por las que se decidió a decirle la verdad de una vez por todas.

El medio koorime en realidad, no estaba muy de acuerdo en autorizar la reunión. Ya se sabe que no le gustaban demasiado las fiestas, aunque se trataran solo de un simple cumpleaños para un bebé. Pero cuando Kurama se apareció con un enorme pastel de crema lleno de confites y flores de azúcar rosadas, cambió totalmente de opinión:

_ ¿Puedo probarla?

_ No… U.U _dijo Kurama poniendo el pastel sobre la mesa.

_ ¿Puedo sacar un confite?

_ ¡No! _repitió Kurama perdiendo la paciencia.

Kurama tomó de un brazo a Hiei y se lo llevó fuera de la cocina;

_ No toques el pastel, Hiei… Te lo advierto… _lo previno en tono severo.

_ Nh… _gruñó Hiei_ ¿Te atreves a amenazarme? ¬.¬

_ No lo hagas y ya…  U.ú _sentenció.

Hiei y Kurama fueron hacia la sala de estar a reunirse con los otros (Hiei realmente no tenía intenciones de reunirse con los demás, pero Kurama se lo llevó con el para vigilar que no se acercara al pastel);

_ Oye, cara aplastada, ¡aléjate de mi hermana! _Hiei le dio un empujón a Kuwabara al pasar a su lado.

_ Arrg! ¡Sos muy hincha-pelotas, sabes!!! Solo invitaba a mi hermosa Yukina a salir mañana… *___*

_ ¡No te atrevas si quieres seguir con vida!! Ò.ó

_ Hermano, ya basta… -.- _le advirtió con calma Yukina, que había acabado por acostumbrarse a estas peleas que siempre tenían el mismo origen.

Kurama se apartó de ellos un momento y tomó un vaso de té de la bandeja que estaba dispuesta sobre la mesa para todos los invitados.

Antes de que pudiera darle un sorbo, oyó una voz femenina a sus espaldas;

_ Hola, Kurama… Tanto tiempo… _lo saludó Shizuru con su habitual cigarrillo en la mano.

_ Que tal, Shizuru… _Kurama se volteó y el cabello rojo flotó sobre su espalda unos segundos_ Sí, es verdad… No te veía desde hace un tiempo…

_ ¿Has estado ocupado verdad?

_ Sí… He tenido que trabajar muy duro… El periodismo consume mucho de mi tiempo; artículos, reportajes y más artículos… _el pelirrojo se masajeó las sienes_ Me volveré loco en cualquier momento…

_ Jeje… Seguro que no viniste con la intención de hablar de trabajo ¿verdad? Relájate y disfruta de la fiesta… _le aconsejó.

_ Tienes razón… ¿Y Yusuke?

_ Está arriba, dijo que tenía que cambiar a Keiko… Pobre Yusuke, se esfuerza tanto en ser un buen padre…

_ Sí… Así es…

_ Es increíble…

_ ¿Qué cosa?

_ Es como si hubiera sufrido un cambio de personalidad de la noche a la mañana… Está mas responsable, mas serio… _reflexionó Shizuru_ Casi todo lo que lo hacía un “delincuente juvenil” ha desaparecido…

Kurama clavó la mirada en su taza de té. Todo lo que decía Shizuru en ese momento era cierto; su pelinegro ya no era el mismo de antes…

Shizuru volvió a hablar;

_ Le ha pegado muy duro la pérdida de Keiko… _se concentró en su cigarrillo un segundo_ No sé si podrá dejar de extrañarla o de pensar en ella algún día…

Kurama le dio un sorbo a su té;

_ A todos nos ha dolido mucho… Lo importante es que todos estamos aquí para apoyarlo y ayudarlo a que se recupere. Yo sé que podrá superarlo…

_ Tienes toda la razón… Oh, discúlpame… Mi hermano está peleando otra vez con Hiei…

Shizuru se despidió y fue a ayudarle a Yukina a separar a los dos jóvenes.

El joven de ojos verdes se quedó pensando en lo que había hablado con Shizuru. Su pobre Yusuke…

Un momento… ¿Suyo?

Kurama suspiró largamente. Yusuke jamás sería suyo ni se enamoraría jamás de él porque ya había amado y perdido a Keiko. Aunque le costara tenía que aceptar esa realidad…

Kurama había tomado apenas unos sorbos de su té cuando escuchó el llanto de un bebé.

Sigilosamente, se escabulló por el pasillo sin que nadie notara su desaparición de la sala de estar…

 

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Yusuke hacía todo lo posible para controlar la situación en la que estaba;

_ Vamos, Keiko… _Yusuke intentaba calmar a su hijita para poder cambiarla_ Coopera un poco conmigo, por favor…

La niña, a la que ya le crecían unos cuantos mechones de pelo castaño oscuro sobre la cabeza, se resistía e iba aumentando gradualmente el volumen de su llanto.

De repente escuchó una voz a sus espaldas;

_ ¿Qué le estás haciendo a ese pobre bebé?

Yusuke se volteó y vio a Kurama parado en la puerta;

_ Oh, Kurama… Me has asustado…

_ Parece que tienes problemas con Keiko…  _dijo el pelirrojo entrando e la habitación.

Yusuke sonrió, algo avergonzado;

_ No se deja cambiar… Me está haciendo un berrinche… ^___^ 

El pelirrojo sintió que las piernas le temblaban y que un extraño pero a la vez familiar calor lo recorría al ver la sonrisa del joven de ojos cafés.

Rápidamente apartó esas ideas de su mente y se acercó;

_ Déjame a mí… _le aconsejó.

Kurama realmente no tenía demasiada experiencia como niñera, pero entre los dos estaba seguro que podría. Con cuidado colocó a la beba sobre el cambiador;

_ ¿Tienes un pañal de repuesto? _le preguntó a Yusuke.

_ Claro…

Kurama vio a Yusuke buscar en un bolso de tela amarillo con una imagen enorme de Barney. Al poco tiempo le pasó un pañal limpio, talco, aceite para bebé y un paquete de toallas desechables;

_ Vaya, parece que te trajiste todo el arsenal… _bromeó Kurama tomando una toalla.

_ Siempre listo para lo que sea… _le respondió Yusuke preparando el pañal nuevo.

_ ¿Aunque eso signifique andar por ahí cargando un enorme bolso de Barney?

Yusuke se rió y se encogió de hombros;

_ Es sólo de vez en cuando… _explicó_ Por lo general se lo hago llevar a Kuwabara o a la chica que contraté para que cuidara a Keiko… Supongo que eso explica mi poca experiencia como cambiador de pañales…

Kurama observó cómo Yusuke volvía a reírse y apartó la mirada con el corazón latiéndole a toda velocidad. Se mordió los labios con nerviosismo y reanudó su trabajo de cambiar al bebé. La risa de Yusuke era la melodía más hermosa que podía escuchar; admiraba que siguiera conservando su sentido del humor a pesar del dolor por el que estaba pasando…  

Con cuidado le quitó el pañal sucio y acabó de cambiarla. Ajustó correctamente el pañal limpio, le colocó un poco de talco para bebé y por último le colocó las mediecitas blancas llenas de puntillas y los zapatitos;

_ Ya está… _dijo cargándola en sus brazos para entregársela nuevamente a Yusuke_ Ya es una bebita limpia otra vez… ^____^

_ Gracias, Kurama… ^____^ _el pelinegro cargó a su hijita y la meció un poco_ Dale las gracias a Kurama, Keiko… Anda, di gracias…

La bebé miró a su papá, luego a Kurama y otra vez a Yusuke. Pero sólo abrió la boca para empezar a chuparse otra vez el dedo gordo;

_ Bueno, supongo que eso significa gracias… _ Yusuke volvió a reír mientras le acomodaba una de las hebillas con la que le sujetaban los mechones oscuros.

Kurama descartó el pañal sucio;

_ ¿Ya ha dicho su primera palabra?

_ Dice algunas cosas… Papá, ga, gue, gu, nana y… Bueno, creo que eso es todo… _explicó Yusuke_ Sólo habla cuando se le da la gana ¿no es verdad Keiko?

Keiko lo miró con los enormes ojos cafés que había heredado y estalló en una larga carcajada, enseñando sus primeros y escasos dientes.

Kurama miró a Yusuke, que se había quedado mirando a su hijita. El pelirrojo adivinó en quién estaba pensando…

Pobre Yusuke…” pensó a su vez.

El tendría ese dolor clavado dentro de él por siempre. Y un recuerdo constante se la mujer que había amado y a la vez perdido.

Desearía poder ser él el que tuviera el poder de quitar esa espina del alma de Yusuke; de liberarlo piadosamente de ese sufrimiento. Pero esa era una herida que sólo el tiempo  sabría cerrar…

“Al menos eso espero…” 

Seyryu tenía razón; Yusuke ya no sería el mismo porque en su corazón había una herida que tal vez no podría volver a cerrar, porque en su vida ya había un antes y un después…

Todo lo que quedaba como fruto de ese amor anterior era su pequeña hijita; su mayor tesoro;

_ Yusuke… _susurró Kurama y apoyó una mano en su hombro con la intención de reconfortarlo.

_ ¿Crees que alguna vez seré un buen padre para ella, Kurama?  _le preguntó Yusuke sin darle tiempo a que dijera nada más_ ¿Qué seré lo que Keiko quería para ella…?

Kurama le sonrió dulcemente, deseando animarlo;

_ Ya lo eres, Yusuke… Yo sé que eres todo lo que ella necesita y que no podría tener un mejor padre…

Yusuke miró a Kurama con sus enormes y profundos ojos cafés:

_ ¿Y si fallo? _preguntó_ Sólo quiero lo mejor para ella, pero no quiero cometer errores… No quiero…

_ Yusuke, escúchame… _le cortó el pelirrojo_ Yo sé que darás tu mayor esfuerzo para protegerla y cuidarla… Y no te olvides de nosotros, tus amigos… No olvides que puedes contar conmigo para lo que sea…

El pelinegro sonrió agradecido mirándolo a los ojos;

_ Gracias, Kurama… _pronunció.

Kurama se apartó un poco y desvió la mirada:

_ Por nada… _dijo con voz apagada.

Maldición Yusuke… Deja de mirarme así… Me lastimas…

El joven de ojos cafés acomodó mejor a Keiko entre sus brazos y recompuso su sonrisa;

_ Bueno, Keiko… Es una suerte que Kurama haya sabido más que yo sobre cambiar pañales… _anunció yendo hacia la puerta_ Hay que ir con los demás así podremos empezar a festejar tu primer cumpleaños…

_ Ve bajando, si quieres… Yo ordenaré un poco lo que usamos y te alcanzaré luego… _le avisó el pelirrojo.

_ De acuerdo… ^____^

Sin abandonar su sonrisa, Yusuke dejó la habitación con Keiko aún en sus brazos.

Kurama esperó a escuchar sus pasos bajando las escaleras antes de sentarse. La violencia de los latidos de su corazón lo asustaba un poco y procuró calmarla respirando profundamente. No era una tarea sencilla disimular el temblor de su cuerpo y el sonrojo de sus mejillas. No era fácil disimular el deseo de arrojarse en sus brazos y decirle toda la verdad. En otras palabras, no era fácil ocultarle sus sentimientos a Yusuke cada vez que éste le hablaba y lo miraba a los ojos.

¿Por qué tenía que haberse enamorado de Yusuke? Ese maldito sentimiento lo condenaba a sufrir por el resto de su vida.

Sufrir por amor… Su cuerpo estaba destinado a sufrir el deseo por el cuerpo del pelinegro y la frustración de no poder entregarse a nadie más, porque su corazón se lo impedía.

_ Maldito… _sollozó Kurama mientras guardaba enérgicamente los elementos que había usado para cambiar a Keiko dentro del bolso_ ¡Maldito y mil veces maldito!

¡Maldito amor! Malditas emociones humanas que lo condenaban a una vida sin amor… A una vida en la que sólo podría mirar de lejos y suspirar por Yusuke; sin decirle jamás una palabra de lo que sentía…

¡Y maldito Yusuke! ¡Tan tonto, tan varonil, tan guapo, tan…! ¡Tan amado…!

Kurama cerró el bolso y se pasó una mano por los ojos.

“Te amo, Yusuke… Te amo y jamás lo sabrás porque nunca sentirás por mí lo que sentiste por Keiko… Nunca, jamás… Aprenderé a vivir con este sufrimiento aunque sea la última cosa que haga… Lo juro…”

El joven de ojos verdes escuchó más pasos en la escalera. Pasos enérgicos y apresurados. Era Botan;

_ ¡Eh, Kurama! ^___^ ¿Dónde estabas que no vienes con nosotros?

_ Ya estaba que bajaba… Sólo organizaba un poco las cosas de Keiko…

_ ¿Oye, tienes por ahí velas y esas cosas para ponerle al pastel?

_ ¿Velas? Emmm… _ Kurama repasó mentalmente las cosas que tenía en la guantera de su auto: una caja de llaves, sus permisos de conducir, una tableta de aspirinas, un llavero… ¡Y una caja de velitas! _Sí, si tengo... Creo que están en el auto, iré a buscarlas…

_ Está bien… ¿Y dónde está el pastel? ^____^ _preguntó Botan_ ¿Es cierto que lo trajiste como una sorpresa para Keiko?

_ Sí, así es… Yusuke insistió en que no me molestara pero lo hice… ^___^ _recordó Kurama_ ¿No le habrás dicho nada, verdad?

_ ¿Yo? Nooooo… ¿Pero quién te crees que soy que no puedo guardarte un secreto? ^____^

_ En fin, el pastel está sobre la mesa de la cocina… ^.^

_ ò.ò No hay ningún pastel en la cocina… _le dijo la peliceleste_ Vengo de ahí…

_ Pero si yo lo dejé… O.o _de repente Kurama recordó que había dejado al pastel sin vigilancia_ ¡Oh no! ¡Hiei!!! O-O

 

 

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Notas finales:

Uhhh… Hiei se fue antes de que terminara de publicar el Capítulo…

Bueno, es que no podía soportar la idea de que Youko se estuviera recostando en sus almohadas, comiendo sus dulces y etc… U.U

María me corrigió algunos errores antes de publicarlo. Algunos muy vergonzosos debo admitir U///U Sobre todo el nombre de Shizuru. Ella fue la que me convenció de que lo publicara aunque sea el primer capítulo. Yo no pensaba hacerlo porque es un fic algo cortito (dos o tres capítulos como máximo).

El primer capítulo es algo corto pero los demás son más interesantes… ^___^

Besos a todas mis lectoras!!!


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