Dentro de unos momentos tenemos que efectuar una misión importante y difícil por el caso Kira y tengo un mal presentimiento. He aquí el motivo de la carta. La hubiese escrito a mano, pero ya sabes que así voy más rápido y además tengo una letra horrible...
Ni siquiera recuerdo cuando nos conocimos. Desde bien pequeños que estamos huérfanos, así que podría decir que he compartido mis 19 años de vida contigo... prácticamente.
Nunca has sido demasiado alegre, en realidad yo tampoco, pero no puedo negar que hemos pasado muy buenos momentos juntos, jugando a fútbol, con videojuegos, o hablando hasta la madrugada de temas que ahora tacharía de importantes.
Cuando Near llegó al Wammy’s House te cayó en gracia, admítelo, aunque cuando sus notas empezaron a superar las tuyas, le pillaste una manía sana, le tenías envidia y... yo siempre he sentido que algo más. Aunque era feliz, porque era conmigo con quien hablabas y conmigo con quien te dormías cuando el sueño te ganaba en mi cama.
Recuerdo a L, entrando en la sala común y revolviéndome el pelo de mi cabeza gacha, concentrado en el montón de píxels de la pantallita y como a ti te entregaba una tableta de chocolate para que cambiases tu cara enfurruñada por otra más alegre. Y es que fue gracias a él como empezó todo.
Esto lo ignorabas, pero quiero que lo sepas ahora. Cuando yo tenía 14 años, desaparecí una vez, ¿recuerdas? En realidad no fue una desaparición propiamente dicha, ya que ocurrió después de la hora de comer, en nuestro tiempo libre, pero L me contó que tú le habías denominado así, porque no me encontrabas por ninguna parte. Entonces él te ayudó a buscarme e intuyó antes que tú mi paradero, en un claro del bosque no muy alejado de la mansión. “Hola, Matt. ¿Qué haces aquí?” me preguntó sentándose a mi lado, apoyando la espalda contra el tronco del mismo árbol que yo. “Nada” respondí. “¿Quieres estar solo? Mello te estaba buscando.” Jajaja, entonces me sobresalté, ¿sabes? Me sorprendió, aunque no era de extrañar porque me había ido sin decirte nada. “¿Mello?” “Sí, él se preocupa por ti” “¿Por mí?” No me lo acababa de creer. Éramos muy amigos sí, pero a veces te notaba muy lejos de mí, como si no te conociera tan bien como tú me conocías a mí. “Claro, tú eres tan importante para él como él lo es para ti” Y abajé la mirada y sonreí mirando las hojas del suelo. “No lo creo” le respondí y no sé que más le dije que el me explicó que aunque no me lo demostraras de la manera que yo esperaba, era importante para ti. “Así que no pienses más en ello y regresa dentro” Y el resto ya te lo sabes. Me levanté y corrí hasta tu habitación, pero no estabas en ella, por lo que pensé que estarías en la mía y acerté. Te encontré sentado en el suelo, curvado apoyando los codos en las rodillas y con las manos enterradas entre el denso cabello rubio. No te diste cuenta que estaba allí, mirándote desde la puerta, agarrando el marco con una mano y sin pensármelo más, porque sabía que si me lo planteaba el miedo me haría retroceder, llegué hasta tu espalda y te abracé, abriendo mis piernas alrededor tuyo. Tú sólo suspiraste y miraste hacia otro lado con las cejas inclinadas hacia abajo, pero a la vez me abrazaste por el cuello y me hiciste infinitamente feliz.
A la muerte de L decidiste marchar. Sentí que tu rivalidad por Near era mayor a tu amor por mí, aunque no te preocupes, entiendo las razones que te empujaron a buscar a Kira por tu cuenta.
Estuve una larga temporada sin saber bada de ti, angustiándome todo el rato, temiendo que pudiera pasarte lo peor, hasta que después de mucho tiempo, di contigo. Fue como si la vida volviera a mí, no creas que exagero.
Fuiste tan poco expresivo como siempre y me estrechaste la mano... aunque luego estiraste de mí y me abrazaste y permanecimos así un largo rato. Rivaliza contra Near todo lo que quieras, esconde las palabras amorosas es tu silencio, yo seguiré a tu lado. Soy así, así es el sentimiento que me empuja a estar contigo, aunque no pares de lastimarme... también eres capaz de hacerme sentir el hombre más dichoso del mundo. Sé que pensarás que parezco una colegiala boba con su primer amor... En parte no te falta razón, sólo que no soy una colegiala. Desde el primer día en que lo hicimos... no, desde antes, ya imaginaba que nunca cambiaría lo que siento por ti.
Antes, hace unos segundos, te he pedido un abrazo, porque realmente tengo un mal presagio, pero me lo has denegado. Si todo sale bien, esta noche me lo cobraré en cama y borraré este documento para que no leas las estupideces que me da tiempo a escribir por minuto. Pero por si eso no sucede... Te quiero. Te amo ahora y después.