Encuentros por keyami

Capitulo 1

Eduardo era un hermoso niño de 17 años que vivía solo en un departamento e iba  a la escuela con su mejor amigo llamado Alberto eran muy amigos desde que era uno niños.

Eduardo era de cabello castaño oscuro ojos color miel aceitunados y era un poco pequeño para su edad pero de todos modos era muy popular entre las chicas por su ingenuidad y belleza.

Alberto era de cabello color castaño claro, ojos color gris, era alto y atlético pues le gustaba mucho los deportes también era muy popular con las chicas por su belleza y por su caballerosidad entre otras cosas.

Era la última clase y Eduardo tenía que esperar a Alberto en los vestidores y ahí entro al último de todos completamente sudado por el básquet Ball.

-¡que demonios me esta pasando!-pensó Eduardo asustado y se golpeo la mejilla.

-¿y ahora que te pasa?- le dijo viéndolo extrañado.

-eh…nada es solo un mosquito-le dijo con nervioso con la cara roja.

-bueno voy a ducharme-dijo caminando hacia las regaderas

Eduardo seguía esperando en los vestidores  a Alberto aunque no estaban en las mismas clases, salían de deportes y se iban ellos dos pues vivían cerca y siempre se acompañaban a sus casas. Estaba algo exaltado por el pensamiento que tubo cuando lo vio entrar…

-¡otra vez! Contrólate-pensó pegándose en la cabeza.

 Cuando en ese momento vio salir de las duchas a Alberto  con el cabello mojado, y las gotas escurriéndole por la cara, labios y el cuello que se perdían más allá de su pecho descubierto. Se veía realmente hermoso con esos ojos grises que lo miraron fijamente.

-¿que te pasa?- le dijo al ver que su amigo estaba algo raro

-nada….lo que pasa es que ya estoy cansado y  estoy pensando otra vez en tonterías- le dijo desviando su vista de la hermosa visión que tenia enfrente.

-umh- le dijo sin prestarle mucha atención y se empezó a secar

Este al ver esto se sonrojo, pues más pensamientos le venían a su mente.

 Pero por suerte Alberto se fue a su casillero perdiéndose de vista a Eduardo. Por un momento tubo la tentación de ir a ver pero se detuvo.

-bueno ya vamonos por que también ya me quiero ir a dormir- le dijo bostezando

En el camino Eduardo  todavía seguía pensando ¿porque había pensado cosas así de su amigo y por que no se sentía avergonzado? ¿Por qué disfrutaba estar con el? ¿Por qué quería que sus pensamientos se hicieran realidad?

Esto último hizo que se sonrojara de nuevo lo cual se dio cuenta Alberto

-que tienes por que te sonrojaste ¿eh?-le dijo acercándosele pues el era mas alto.

-na...da- le dijo tratando de evitar esos ojos grises

-creo que de verdad necesitas descansar- le dijo sarcásticamente

Para llegar a su casa  Eduardo tenia que cruzar la calle pero estaba tan distraído esa noche que no se dio cuenta de que un carro venia a toda velocidad pero por suerte Alberto reacciono rápidamente empujándolo al otro lado de la calle salvándole la vida pero….

Cayeron en la banqueta,  para evitar que se lastimara Eduardo, Alberto hizo girar su cuerpo para que este cayera encima de el cuando estuvieron concientes de lo que había pasado, Eduardo vio eso hermosos ojos grises que lo miraban con preocupación y no pudo evitar besar esos apetecibles labios.

 El otro al sentir el contacto de los labios de su amigo lo volteo para que quedara debajo de el y empezó a mover lentamente la lengua al compás del otro mordiéndose también los labios. El  inconscientemente había estado deseando muchas veces eso cada vez que lo veía aunque no se diera cuenta.

Primero fue un beso tierno pero al paso de unos minutos la intensidad aumento apasionadamente.

Pero en eso reacciono Eduardo  al ver lo que acababa de hacer aparto a Alberto con sus manos aunque su fuerza era menor de la del otro que se resistía a soltar esos labios que se le habían entregado por si solos. Cuando al fin lo soltó Eduardo lo miro entre asustado y avergonzado y le dijo

-mañana nos vemos-y se fue corriendo lo mas rápido que pudo a su apartamento dejando a Alberto acostado en el pavimento

-¡¡¡ESPE…!!!-fue todo lo que escucho Eduardo antes de que cerrara la puerta.

Tuvo miedo de que fuera y tocara la puerta pero no sucedió. Apoyado en la puerta reflexiono lo que había pasado estaba  angustiado pero esa sensación de los labios y el aliento de su amigo cerca del suyo  le había  encantado. No sabía lo que estaba pasando, ni se reconocía a él mismo y se sentía aterrado por lo que el otro estaría pensando. Sin embargo se llevo los dedos a los labios  y sonrió…