Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Una vez al año por Luly

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

este fic nació de mi mente enferma una noche de aburrimiento en la que me dí cuenta que no había leido nada de YUKI X HIRO y mi cabeza hentai explotó... Jjajajaj!!! espero que les guste y que me dejen opiniones... ¡¡¡PIEDAD!!! que es lo primero que escribo... besos y a leer!!!!

UNA VEZ AL AÑO


“Es increíble que este haciendo esto otra vez”, pienso con un poco de remordimiento hacia mí mismo, pero muy feliz y enamorado.

Una espantosa noche de lluvia, Shu llegó a casa llorando como una Magdalena, todo mojado. Había discutido con Yuki otra vez, y este harto de sus arranques, lo había echado a la calle. Yo ya estaba más que acostumbrado a estas situaciones.
A veces las peleas eran por cosas importantes y dolorosas para mi mejor amigo... pero otras como la de esa noche, eran tremendas estupideces que hacían que me preguntara como el serio y frío escritor podía soportar tanto al inmaduro de mi amigo.

Después de pasarse horas llorando en mi hombro, comenzó con la segunda fase del berrinche...
-Por favor Hiro, habla con él, a ti siempre te escucha- decía mientras le chorreaban los mocos, con la cara hinchada de tanto llorar. Y lo peor es que era cierto, no sabía por qué pero parecía ser que yo lograba hacer razonar al terco escritor, a pesar de que no podíamos ni vernos y los dos lo sabíamos; finalmente, harto de escuchar berrear a mi amigo, tomé mi moto y fui a verlo para convencerlo de que lo aceptara nuevamente... “si arreglo esto podré estar en paz... ¡¡sólo quiero dormir” pensé con fastidio mientras cerraba la puerta de mi casa dejando a Shu con una sonrisa de felicidad en su cara.

Cuando llegué a Su departamento, noté que Su auto no estaba, así que estacioné mi moto en el garaje del lujoso edificio, y sentándome sobre ella con la espalda apoyada en la pared, me dispuse a esperar.
Estaba empapado y tenía un frío que me calaba los huesos, así que tapándome lo más que pude con mi campera, me adormecí.

Un rato después sentí que me zarandeaban por el hombro...
-Oye, Hiro-chan... despierta-
Me sobresalté y casi me caigo de la moto, pero unos fuertes brazos me sujetaron. Cuando levanté la vista me encontré con la mirada penetrante de Yuki Eiri y me sorprendí. “Desde cuando tanta confianza??” pense, nadie me llamaba así excepto por mi madre. Mucho tiempo después me confesaría que, según él, me veía tan tierno y frágil allí durmiendo contra la pared como un perrito mojado, que se conmovió y no se dio cuenta de lo que me había dicho.

Me bajé de la moto y apoyando la campera empapada por la lluvia en el manubrio, dije
-Ya sabes por qué vine no?-
-por supuesto, esto se esta convirtiendo en un ritual- me respondió un poco molesto.
-Lo sé, lo siento, pero...- dije yo, y luego me callé la boca. ¿Qué le iba a decir, si Shuichi había sobreactuado nuevamente por una estupidez?
Entonces sucedió algo que me heló la sangre...

Él se acercó peligrosamente, casi pegándose contra mi cuerpo y dijo
-No sabes ni para que viniste a verme no?- Sus ojos dorados brillaban de una manera que no supe analizar en ese momento; sentí que me atravesaban.
-Vine por Shuichi, porque él...- pero no me dejó terminar de hablar
-Vamos Hiroshi, tú sabes que no es por eso, los dos lo sabemos- dijo mientras acomodaba mi cabello mojado detrás de mi oreja, ocasionando que me erizara por completo.
“Qué fue eso?!” pense alarmado cerrando mis ojos... me puse colorado como un tomate, no solo por Su gesto tierno, cosa inusual en él para con cualquier ser vivo, sino porque sentí vergüenza de mi mismo “que demonios me pasa con este tipo??!!”
Pero no dije nada... no pude afirmar ni negar nada, sólo podía sentir Su mirada penetrante sobre mí.

Entonces llevo sus manos hacia mi rostro y comenzó a rozar sus labios contra los míos en una dulce caricia... y yo me derretí en ella sin saber que hacer.

Sentía en mi corazón que realmente ansiaba ese momento que estaba viviendo, pero no podía darme ese lujo, no cuando estaba mi amigo de por medio, así que haciendo acopio de toda mi voluntad, lo empujé para separarlo de mí. Pero el no se dio por vencido, me tomó por la nuca con una mano y por la cintura con la otra, susurrando sobre mis labios
-Te deseo Hiroshi, tanto como tu a mi- y comenzó a besarme intentando abrir mi boca. Pero como yo no cedía, y forcejeaba para que me soltara, me presionó mas contra Su cuerpo y me dijo al oído
-Solo déjate llevar, esto no tiene nada que ver con los demás, solo estamos tu y yo-

Sentía Su aliento en mi cuello y Su mano enredándose en mi cabello, tocándome la nuca, jugando... mi mente decía ¡no, esto no está pasando!, pero mi cuerpo era otra cosa... en mi debilidad me dejé hacer, guiado por mi deseo reprimido.

Si me preguntan, no sé bien cuando comenzó, ni como, pero esa noche asumí que Yuki Eiri me gustaba; más bien me encantaba... además de ser físicamente hermoso, era un tipo muy talentoso artísticamente y muy maduro, más allá de lo retorcido y cruel que podía llegar a ser. A pesar de todo eso, entre nosotros siempre pudimos encontrar la forma de entendernos, de llegar a un acuerdo, y ahora que lo pienso, eso era extraño...

Comenzó a rozar mis labios nuevamente mientras me acariciaba el cabello con suavidad. No dejaba de mirarme y yo estaba muy nervioso, temblaba visiblemente...
-Eres muy hermoso Hiroshi- dijo rompiendo totalmente mis defensas, y en ese momento abrí la boca para recibir Su lengua, esa lengua que murmuraba mi nombre con dulzura; era tan cálida...
Nos acariciamos con nuestras lenguas, mirándonos todo el tiempo, escuchando el sonido de nuestras lenguas al rozarse y envolverse con nuestra saliva hasta que nos hizo falta el oxígeno y nos separamos suavemente. Podía sentir como una corriente eléctrica me recorría el cuerpo de pies a cabeza.
-ahora entiendo porqué ese maniático de las armas esta tan loco por ti- fruncí el ceño por el comentario y el sonrió; y con Su sonrisa se fue mi malestar.

No podía dejar de mirarlo, en ese momento sólo estabamos nosotros, y yo estaba cautivado por esa mirada dorada y no sabía que decir ni que hacer.
-¿Qué pasa?- dijo mientras me acariciaba la mejilla.
-Esto es una locura, no podemos- contesté y se me llenaron los ojos de lágrimas. Quise evitarlo sabiendo que él odiaba los lloriqueos, pero no pude y dos solitarias lágrimas rodaron por mis mejillas.
-Tienes unos ojos preciosos, no los empañes con lágrimas- dijo con una dulzura que jamás había visto en él, y agregó -esto no es una locura, los dos lo deseamos hace mucho tiempo y ahora que te tengo aquí, tan hermoso, parado frente a mí, no voy a dejarte ir- y me besó nuevamente.
-no, por favor!!- dije con desesperación en Su boca, pero él no me escuchaba, o no quería hacerlo porque siguió besándome, y sin poder resisitirme a Su tibia y dulce boca, correspondí al beso pegándome a Su cuerpo con desesperación, como si no existiera en el mundo nadie más que él.

Lentamente fue empujándome, hasta que quedé sentado sobre la moto. Me besaba con dulzura, con ternura, como si tuviera miedo de romperme.
Nunca pensé que un tipo tan frío, pudiera ser tan cálido y tierno.
Comenzó a acariciarme la espalda, mientras me besaba, y yo coloqué mis brazos sobre sus hombros, sujetando Su nuca, jugando con Su precioso y suave cabello. Su cálida lengua exploraba mi boca y se fundía con la mía haciéndome estremecer. Podía sentir como una corriente de calor comenzaba a invadir mi cuerpo, a envolverme, y entonces gemí de placer en Su boca.
Bajó sus manos hasta mi trasero, y presionándome más contra Su cuerpo, comenzó lentamente a bajar por mi cara hacia mi cuello, y al mismo tiempo comencé tímidamente a deslizar mis manos por Su espalda de arriba hacia abajo, mientras trataba de contener los gemidos que me arrancaba cuando Su lengua se paseaba golosa y mojada sobre mí; en un momento tomó mis manos y llevándolas a Su trasero me susurró al oído
-No tengas miedo de tocarme Hiro-chan, relájate-
-Lo siento Eiri, es que estoy muy nervioso- contesté muerto de vergüenza mientras bajaba la mirada, no podía mirarlo a los ojos.
-No sientas vergüenza precioso- dijo levantando mi cara para que lo mirara y dándome un tierno beso.
-Perdón, es que esto es muy extraño- estaba muy angustiado y se notaba en mi voz compungida.
-Y tú eres muy hermoso, y muy tierno- dijo acariciando y acomodando mi cabello nuevamente. -me encanta tu cabello...- suspiró.
-Gracias, tu también eres muy hermoso y tierno, nunca te imaginé así- dije todo sonrojado pero esta vez mirándolo a los ojos. Me costaba hablar y no reconocía mi propia voz.
El me sonrió y dijo en un tono de voz tan sensual que todavía hoy me derrito al recordarlo
-Quiero hacerte el amor Hiroshi- y comenzó a besarme nuevamente con voracidad.

En ese momento, las cosas se salieron de control; o mejor dicho, terminaron de salirse de control.
Reanudó Su tarea de lamerme el cuello, dejando un camino de saliva en mí, mientras yo enredaba mis piernas en Su cintura para atraerlo más hacia mi cuerpo; necesitaba sentirlo y la ansiedad que me estaba consumiendo era una dulce tortura.
Tiré de la camisa que traía puesta para sacarla del interior del pantalón, e introduje mis manos para acariciar Su espalda y sentir Su suave y tibia piel con desesperación y pasión contenida.
-¡¡AH...!! estás frío- gimió.
-Sólo mis manos- ronronee y comencé a lamerle el cuello hasta llegar a Su oreja para mordisquearle el lóbulo, humedeciéndolo y soplando levemente sobre el.
-¡¡AH...!! Hiro-chan- jadeó cuando sintió mis dientes rozándolo y luego el frío provocado por la humedad de mi boca y el contacto con el aire en Su oreja. Me sonreí, disfrutando y exitándome más con los pequeños sonidos que le arrancaba. Mi miembro comenzaba a palpitar contra mi pantalón, mientras Su dulce aroma combinado con el aroma de la lluvia y la tierra mojada me invadían.

Con ferocidad, penetró en mi boca nuevamente mientras intentaba quitarme la remera. Levanté mis brazos... no dejábamos de mirarnos mutuamente. Los dos estabamos terriblemente excitados, no sé que se reflejaba en mis ojos, pero los suyos me devolvían una mirada llena de ternura, afecto verdadero y respeto; pero por sobre todas esas emociones, había un dulce y cálido deseo... me hizo sentir amado, y no pude dejar de suspirar como una estúpida adolescente enamorada cuando me sonrió mientras terminaba de pasar la remera sobre mi cabeza, para luego rozar mis labios con sus dedos... “¡¡¡Dios no dejes que me enamore!!!” pense desesperado sabiendo que mi súplica ya no tenía sentido; estaba perdido en él...
En ese momento, mis largos cabellos empapados por la lluvia, cayeron en cascada reflejando la leve luz de la calle que apenas iluminaba nuestras figuras, pegándose a mi espalda, haciendo que me estremeciera involuntariamente por el frío contacto con mi piel; los tomé con mis manos, me incliné un poco al costado, y los escurrí, para luego dejarlos sobre mi pecho.

Eiri volvió a besarme acariciándome la espalda fría, mientras yo desabrochaba los botones de Su camisa, para luego deslizarla por Sus bellos y fuertes brazos, rozando con mis manos Su tersa piel. Se pegó contra mi cuerpo, separando más mis piernas, rozándome con Su miembro... Su ansiedad se reflejaba en Su respiración agitada mientras comenzaba a mover sus caderas. Sentir Su miembro duro contra el mío al mismo tiempo que lamía y tocaba mi cuerpo con las manos temblorosas por el placer me hizo gemir escandalosamente arqueando mi espalda. Pero mi cuerpo estaba helado y tenía la piel de gallina a pesar de la excitación que me consumía.

Cuando comenzó a recorrer mi pecho hacia mis pezones con Su lengua se dio cuenta de que temblaba de frío, entonces tomándome del trasero me alzó.
-¿Qué haces?!- dije entre jadeos, un poco asustado. Quería hacer el amor con el pero no quería subir a Su departamento... no podía.
-Estas helado de frío, te enfermarás- dijo mientras llevaba una de mis piernas a Su cintura para que no me cayera al suelo y me sujetaba con fuerza; me sorprendió su fuerza, yo no era tan liviano como Shuichi.
Lo miré fijo y dije en un tono que no dejaba lugar a discusiones
-No voy a entrar a tu departamento- e intenté bajarme.
-Me lo imaginaba, así que...- dijo accionando la alarma de Su Mercedes para destrabar las puertas -te voy a hacer el amor en mi auto- y me dio un rápido beso en los labios.
Yo sólo me reí por Su carita de triunfo, y besándolo con ternura mientras le acariciaba la cabeza, dije con sorna riéndome en sus fuertes brazos
-Pareciera que tenías todo planeado.
-No todo, pero no voy a mentirte... siempre fantaseé con hacértelo en mi auto- y abriendo la puerta trasera me recostó en el amplio asiento.

Quedé con las piernas abiertas y las manos sobre mi vientre desnudo, totalmente sonrojado.
Se arrodilló entre mis piernas, e inclinándose hacia mí susurró en mi oído
-eres precioso, con tu bello cabello rojo y tus increíbles ojos azules-
Me encendí. Un fuego indescriptible producto de la excitación me recorrió el cuerpo consumiéndome, así que tomándolo de la nuca con las dos manos, lo atraje hacia mí y lo besé transmitiéndole con mi lengua, en suaves movimientos, acompasados, dulces, todo lo que sentía, la excitación, el deseo desbordado, el placer. Todos mis sentidos estaban puestos en ese caliente y húmedo beso que lo hizo gemir mientras se colocaba por completo sobre mi cuerpo rozándome placenteramente.

Cuando nos separamos, dijo -todavía estas tenso ¿no?- Mientras deslizaba su mano por mi pecho y besaba mi mentón haciendo que me erizara. y agregó preocupado -Hiroshi, quiero que disfrutemos esto juntos, que no te reprimas, que me digas lo que sientes mientras te estoy haciendo el amor- acarició mi cabello, mirándome y rozando nuestras narices agregó -necesito escucharte, sentirte... por favor-
Me quedé de piedra... era verdad, desde que empezáramos con esa locura, yo había dicho y hecho muy poco dejando que el tomara la iniciativa de todos nuestros movimientos sin tomar decisiones, sólo dejándome llevar; estaba tan preocupado por lo que pudiera pasar después de la locura que estaba haciendo y tan lleno de remordimientos, que estaba cometiendo el pecado pero no lo estaba disfrutando.

Se me humedecieron los ojos por segunda vez en esa noche y dije -Deseé tanto esto a pesar de que está mal, que no puedo dejar de sentirme culpable, pero al mismo tiempo, quiero disfrutarlo plenamente- "porque eres increíblemente hermoso y dulce" pensé, pero no se lo dije.
-Hiroshi, te prometo que no va a suceder nada malo, no habrá remordimientos mañana, nadie lo sabrá, solo tú y yo-
-ese es el problema, nosotros lo sabremos- dije tristemente.

Su mirada se ensombreció, me dio un tierno beso en los labios y dijo -no voy a obligarte, si no quieres hacerlo no lo haremos- y se sentó en el asiento entre mis piernas... pensativo y ¿triste? mirando hacia el frente, como perdido en su mente.
Me extrañó su reacción; ¿el tipo que siempre conseguía lo que quería, el rudo y frío escritor que atemorizaba con su mirada, se estaba retirando?
Tuve miedo. Yo también había llegado hasta ahí, me había dejado llevar arriesgando todo, ¿y actuaba como si me estuviera forzando? "no!, no puedo perderlo, no en este momento" pensé desesperado.
Entonces me decidí. Incorporándome, me senté a horcajadas sobre él y lo abracé con todas mis fuerzas, sorprendiéndolo.
-Hiroshi...- susurró en mi oído amorosamente mientras me apresaba entre sus fuertes brazos.
-Shhh, sólo bésame- No sabía que decirle; en realidad sabía lo que sentía pero no podía ponerlo en palabras... había albergado ese sentimiento en el corazón por mucho tiempo sin permitirme reconocerlo, así que tomando valor dije mientras le acariciaba la mejilla con dulzura -lo siento Eiri, quiero que me hagas el amor, aquí en tu auto, o en plena calle, o en donde sea... aunque sólo sea esta vez, quiero sentirte dentro mío, que me beses con tus hermosos labios, sentir tu cálida lengua sobre mi piel, quiero que me acaricies con tus fuertes manos y que me mires con tus hermosos ojos dorados-
Mientras hablaba, podía ver como su expresión se llenaba de asombro por mis palabras y comenzaba a sonreír de una manera que jamás le había visto antes.
Todo en sus reacciones era nuevo para mí, como si fuera otra persona y no el Yuki Eiri que conocía.
-Nunca me habían dicho algo tan hermoso, eres tan dulce!!- dijo riendo de felicidad mientras besaba y acariciaba mis labios con su respingada naricita.
Reí con él y dije -lamento las cursilerías, pero tu me pediste que te dijera lo que estaba pensando, y creo que eres muy hermoso- y le acaricié la nuca con las yemas de mis dedos. Pude sentir como se erizaba con mi caricia ¿o tal vez fueran mis palabras?
-Te quiero Hiroshi- susurró y comenzó a besarme sin darme tiempo a reaccionar por sus palabras.

El placer que me provocaba con sus besos era tan intenso que decidí dejar la conversación del *te quiero* para después. Estaba disfrutando demasiado para pensar.
Lentamente incliné mi cabeza y me entretuve lamiendo sus rozados pezones... notaba su blanca piel que comenzaba a contrastar con sus enrojecidos y duros pezones, me relamí por la imagen mientras lograba que gimiera... Sentir sus pezones en mi boca mientras me acariciaba la cabeza fue el paraíso para mí.
Nos tumbamos nuevamente en el asiento y comenzó a bajar con su lengua hasta mi pecho, -pienso cobrarme los gemidos que me robaste Hiro-chan- dijo con lascivia lamiendo mis pezones sin pudor, haciendo que me arqueara involuntariamente mientras sujetaba su cabeza.
-AHHH... Ei... ri..!- gemí entrecortadamente... "¡¡¿¿por qué me nace decirle Eiri??!! pensaba mientras las palabras salían de mi boca.
-¿te gusta?- preguntó con malicia presionando mi pezón enrojecido entre sus labios.
-mmm.... si...- dije gozando el placer de sentir su lengua caliente y mojada bordeando mi aureola.
Mientras tanto, había comenzado a masajear y apretar el otro pezón con su mano, convirtiendo esa excitante situación en una completa tortura para mí.
-AHH!! Eiri... no me... tortures más...!!!- jadeé.
-no quiero torturarte, pero oírte gemir y jadear mi nombre, te hace irresistible- ronroneó subiendo hacia mí, para luego besarme apasionadamente.
Lo abracé y enredé mis piernas en su cintura. En ese momento, deslizó sus manos por mi cuerpo hasta el pantalón y lo abrió para luego introducir su mano y comenzar a jugar con mi miembro sobre la ropa interior.
Me encantaba lo que me hacía, pero me ponía nervioso como me miraba... su mirada penetrante me inhibía, más cuando no podía dejar de gemir. Deseaba que me acariciara sobre la piel desnuda, pero no podía decirlo... me sentía como si fuera mi primera vez...
-Qué pasa? por qué me miras así?!!- jadeé excitado, pero un poco molesto.
-te miro porque eres la viva expresión del placer- me contestó sin ninguna sutileza haciéndome enrojecer tanto como mi cabello. -me encanta que te sonrojes, no conocía el costado tímido del carismático guitarrista Hiroshi Nakano-
-eres un sádico- dije tomando sus finos pantalones de vestir con mis manos, desabrochándolos, para luego pegar un tirón y bajarlos con todo y ropa interior -y estás jugando con fuego mi precioso rubio- agregué sonriendo.

Ahora fue el turno de él de sonrojarse; y se puso más colorado todavía cuando tomé su miembro con mi mano masajeándolo...
-tú también eres la viva expresión del placer- y lo besé con lascivia invadiéndolo con mi lengua sin dejar de masturbarlo.
-AHH!!!:.. Hiro-chan... se... siente.... tan... bien....!!!!!- gimió en mi boca, derritiéndome. Podía sentir como su miembro increíblemente duro comenzaba a humedecerse y gotear en mi mano.
-te gusta??!- dije repitiendo su jueguito y sonriendo. Ver reflejadas en su rostro las sensaciones placenteras que le provocaba me encantaba y excitaba, provocando que sintiera dolorosas puntadas en mi endurecido miembro.
-tú también eres un sádico- contestó entre jadeos -pero si no paras me correré- y sujetó mi mano para que bajara el ritmo.
-precoz- susurré en su oído mientras mordisqueaba el lóbulo de su oreja... ese era su punto débil y no tardé mucho en darme cuenta...
-no soy precoz, es tu culpa por calentarme tanto- ronroneó y me lamió los labios como si fuesen de caramelo. - eres tan delicioso- agregó con lascivia.
-tú también- contesté lamiendo de mi mano el presémen que goteaba de su miembro -mmm.... delicioso- dije con lujúria y lo atraje más hacia mí, haciendo que nuestros miembros se rozaran mientras reíamos juntos.
-AHH... Dios...!!!!!- gimió ante el contacto y comenzó a besarme nuevamente, para luego descender por mi pecho, lamiendo y besando, hasta llegar a mi vientre donde introdujo su lengua en mi ombligo, mientras me arrancaba lo que me quedaba de ropa dejándome totalmente desnudo.

Durante unos segundos que me parecieron interminables, se dedicó a observarme mientras los dos tratábamos de regular la respiración. Entonces dijo más para sí mismo que para mí -¿como puedes ser tan bello Hiroshi?- y se quitó por completo la poca ropa que le quedaba. Me estremecí y pensé "nunca me habían dicho tantas veces que era hermoso... ¿que más estará pensando?!" Sentía mucha curiosidad; que yo supiera, Eiri no era una persona expresiva y mucho menos demostrativa, pero conmigo actuaba diferente...

Eiri volvió a acomodarse sobre mí, y me besó con dulzura mientras comenzaba a acariciarme el miembro. no pude contenerme y gimiendo de placer dije
-AHH!!... Eiri... AHH... eres hermoso- y cerré mis ojos para intensificar la sensación...
-Hiroshi... ahh... mírame, no cierres... los ojos... mmm.... déjame ver tus... ahh Dios!! increíbles ojos...- susurró, su aliento jadeante en mi boca me enloquecía.
Lo miré y sentí como mi miembro se humedecía y palpitaba en su mano, ocasionándome un indescriptible placer y dolor al mismo tiempo. Estaba a punto de llegar al orgasmo, pero no quería correrme todavía.
-AHH!!!... para.... para...!!!- grité sin control tirando mi cabeza hacia atrás.... sabía que si lo miraba en ese momento, me perdería en sus ojos llenos de deseo y no podría dejarlo nunca más.
Entreabrí los ojos; pude ver como se arrodillaba entre mis piernas, mirándome penetrantemente por unos segundos mientras continuaba masturbándome lentamente, haciendo que me arqueara de placer, sudando y retorciéndome en el asiento del auto.

Luego se inclinó y sin dejar de mirarme, introdujo mi goteante miembro en su boca...
Sentir el calor de su boca en mi miembro me obligó a taparme la boca con las dos manos mordiéndome el labio inferior para contenerme... nunca antes había experimentado tanto placer en mi vida. Su lengua caliente y mojada, se deslizaba por mi falo mientras él subía y bajaba; por momentos, retiraba su boca por completo y lamía la punta, envolviéndola con su lengua ensalivada en exceso, y luego relamía la saliva que corría por mi miembro hasta la base, deslizándose por mis testículos hasta mi entrada....
-Eiri... mmm... deja... de... jugar... por... ahhh!!!! favor...- imploré cuando sentí su saliva en mi entrada.
-eres malo.... ¿por qué no me dejas jugar???!- dijo socarronamente, para luego volver a introducirlo en su boca, lamiendolo nuevamente hasta llegar a la base, mirándome, devorándome con sus ojos... En esos momentos, sentía como la cabeza de mi miembro rozaba la profundidad de su garganta, haciéndome gritar de placer.
Sin poder contenerme, lo sujeté por la cabeza con las manos, y comencé a embestirlo, moviendo mis caderas al ritmo de su juguetona lengua... gimiendo incoherencias, haciéndolo gemir a él, hasta que sentí que ya no podía más.
-Ahhh!!!!! Eiri... Dios...!!!! me corro!!!!- anuncié sabiendo que mi orgasmo estaba cerca. Podía sentir como mi miembro se hinchaba palpitando en su boca, tenía los ojos entrecerrados y la vista enturbiada por el placer, no dejaba de gemir su nombre, y al mismo tiempo jadeaba en busca de aire.
Eiri me sujetó fuertemente de las caderas, y comenzó a subir y bajar por mi miembro, presionando con su lengua, hasta que perdido en una nube de placer, temblando sin poder controlar mi cuerpo, me corrí en su boca, gritando su nombre a todo pulmón sin importarme que pudieran escucharme. "Nunca antes sentí algo así... que me pasa?" pensé en ese momento.

Él liberó mis caderas, marcadas por sus fuertes dedos, y lentamente, continuó lamiéndome hasta que se bebió hasta la última gota de sémen. Y luego, para mi sorpresa, siguió lamiendo, para limpiar en los lugares que me había ensuciado con mi derrame.
- No... hace... falta... que... lo hagas...- me puse rojo.
-déjame hacerlo, me gusta todo de ti- sonrió y siguió con su tarea, hasta que finalmente llegó a mi entrada lamiéndola, tratando de penetrarme con su lengua.
Yo trataba de recuperarme del extraordinario orgasmo que acababa de tener...
-Espera... ahh!! Eiri, no... puedo... mmm ...respirar-
Subió sobre mí y besándome tiernamente me rogó con un tono jadeante
-Hiro-chan, me vuelves loco, quiero metértela... por favor... no aguanto más...- y me besó nuevamente, acariciándome con su lengua viscosa por mi semen.
Entonces sentí su miembro terriblemente duro y húmedo contra mí... lo acaricié lenta y suavemente -Eiri, te duele no?- dije todavía un poco agitado
-AHH! un poco...- dijo el pobre haciendo una mueca de dolor mordiéndose el labio inferior.

Sin decir nada más, tomé su mano y comencé a lamer sus dedos para lubricarlos. Cuando estuvieron bien mojados, lentamente Eiri comenzó a rozar mi entrada, ocacionándome un placentero estremecimiento; hasta que, introdujo el primero haciéndome jadear por la molestia... me contraje involuntariamente.
Me besó y me susurró al oído mientras introducía el segundo dedo -Hiro-chan estás muy tenso, relájate un poco- y me lamió la oreja... el sonido que provocaba su lengua contra mi oreja, me calentaba sobremanera.

Poniendo todo de mí, hice un esfuerzo para relajarme... sentía como movía lentamente los dedos en mi interior mientras me susurraba palabras tiernas para ayudarme. Finalmente, pudo meter el tercer dedo y comenzó a moverlos juntos en forma circular al principio... luego penetrándome adentro y afuera...
Paulatinamente, el dolor que me atravesaba se convirtió en placer... él seguía besándome y hablándome tiernamente al oído...
- AHH!! Hiroshi.... te deseo tanto... mi bello pelirrojo....- jadeaba sin dejar de mover sus dedos en mi cuerpo.
Me mordí el labio inferior, y en un gemido ahogado le rogué que me penetrara; pero estaba muy tenso todavía...
-Todavía... mmm... no...- dijo sin dejar de moverse
-Sí hazlo...!!!- rogué
-Pero... AHH!!!!!- gimió cuando tomé su miembro, presionándolo con mi mano.
-Hazlo!!!!- ordené cargado de deseo.
Sentía que si no lo tenía adentro iba a explotar. Necesitaba que me la metiera o me iba a desmayar...

Con suavidad retiró los dedos, y se colocó entre mis piernas.
-Eres tan impaciente como hermoso... y eres demasiado hermoso...- dijo sonriéndose.

A través de mis ojos enturviados por el placer, pude ver como se lamía una mano, para luego masajearse el miembro, lubricándolo. Después colocó mis piernas en su cintura y lentamente acercó su miembro a mi entrada; presionando con suavidad y firmeza, fué penetrándome. Gemí de dolor y tuve que reconocer que tenía razón, todavía estaba tenso y por eso me dolía un poco más de lo normal; y ese dolor se reflejaba en mi rostro contraído y sudado.
-Lo siento Hiro-chan- dijo apretando los dientes; para él tampoco era cómoda la situación.
-¿lo saco?- dijo tratándo de deslizarse fuera de mi cuerpo.
-NO!!!!!- grité presionándolo con mis piernas, hasta que sentí como en un gemido ahogado, se enterraba por completo en mí.
Lo atraje sobre mi cuerpo abrazándolo y besándolo, los dos respirábamos agitadamente mientras nos quedábamos quietos para que me acostumbrara a la invasión. Sentirlo por fin dentro de mí fue maravilloso...

En ese momento nos miramos, y tuve miedo de lo que ese hombre me hacía sentir "te quiero" pensé y luego susurré sin darme cuenta -¿por qué?-
Sorprendiéndome, respondió -¿por qué me quieres? o ¿por qué te quiero...?-
Parecía que podía leerme; leía mi mente, todas las emociones reflejadas en mi rostro... mis miedos, mis dudas, mi culpa.... pero sobre todo mi amor por él; ahora que me había permitido asumirlo, era claro que mi cuerpo y mis expresiones se lo decían, ese amor que sentía se me escapaba por los poros, se me veía en los ojos... no hacían falta las palabras... él me entendía como nadie lo había hecho antes, porque yo leía en él que le pasaba lo mismo que a mí...

Se me llenaron los ojos de lágrimas, que resbalaron por mis mejillas; lentamente comenzó a moverse dentro de mí. Nuestros cuerpos cálidos y sudados, se movían como si fuéramos uno solo, gemíamos besándonos, acariciándonos, mirándonos, amándonos...
Me sentía en el cielo, todo era irreal y por ese motivo, a pesar de estar sintiendo el mayor placer de mi vida, a pesar de sentir por primera vez que realmente estaba haciendo el amor, las lágrimas no dejaban de rodar por mis mejillas, no podía dejar de llorar...
Eiri lamió mis lágrimas, tragándose mi dolor, y me susurró al oído...
-Te quiero Hiroshi... Te quiero...- acelerando el ritmo de las embestidas.
-Yo también te quiero, Eiri- dije sin poder contenerme, aunque en realidad quería gritarle que lo amaba... comencé a sentir como su miembro comenzaba a latir en mi interior.
-AHH... Dios... Hiroshiiii...!!!!- gritó mientras aceleraba. Pero la posición era incómoda para él, por lo que se incorporó y sujetándome fuertemente de las caderas, llevó mis piernas a sus hombros. Me embistió con más fuerza y profundidad, entrando y saliendo de mí bestialmente, rozando mi próstata, haciendo que me arqueara de placer, obligándome a que me sujetara con fuerza de asiento con un brazo, mientras que con mi mano libre comenzaba a masturbarme. Estaba tan excitado que no me salía la voz, por lo que mis jadeos eran casi inaudibles... y lo único que salía de mi garganta era -mas fuerte!!! ahhh!!! mas!!!! fuerte!!! mas....!!!!- aceleré mi mano al ritmo de sus embestidas... por un momento pensé que estaba perdiendo la conciencia... ¿o sería la cordura...? no lo sé, y tampoco me importaba...
Eiri bajó una de mis piernas para acercarce más y me besó sin dejar de moverse... sus gemidos retumbaban en mis oídos haciéndome vibrar...
-AHH...!!! eres... tan... hermoso... tan rico...!!!!-
-Eiri... increíble...- jadeaba en su oído
-AHHH...!!! voy... a...- pero no pudo terminar la oración... Sentí como su cálido semen invadía mi interior y se derramaba por mis nalgas y mis piernas manchando el tapizado del fino auto importado. Pero seguía embistiéndome... y yo me acercaba a mi orgasmo...
-déjame a mí- dijo tratando de recuperar el aliento mientras bajaba mis piernas y las separaba.
Se retiró lentamente de mi interior; colocó su cabeza entre mis piernas lamiendo y chupando mi miembro, haciendo succión con sus preciosos e inflamados labios, acariciándome los testículos con sus grandes y finos dedos, hasta que me llevó al cielo en un intenso y maravilloso segundo orgasmo...

Me corrí en su boca por segunda vez... y él se tragó nuevamente todo mi semen, y luego comenzó a lamerme y limpiarme como la primera vez.
-Eiri... te dije... que no...- dije tratando de regular mi respiración
-¿que no hace falta?- repitió mis palabras -ya lo sé y te dije que quiero hacerlo... me gusta todo de tí- y mientras sonreía continuó como si nada.
-es... suficiente... Eiri ¡ahh...! ven...- dije, necesitaba que me abrazara... ahora si había terminado todo entre nosotros. Esa locura que habíamos cometido, se terminaba en ese momento, y debía esfumarse con nuestros orgasmos...

Se recostó sobre mí, su preciosa cabeza dorada sobre mi pecho... le acariciaba el cabello y la espalda con posesividad, en ese momento era sólo mío, y yo era sólo de él, y no me importaba nada más, no pensaba en nadie más... y él me acariciaba el costado del cuerpo, y me daba pequeños y dulces besos en el pecho, en el corazón...

No sé cuanto tiempo estuvimos así, sólo sintiéndonos y amándonos en silencio... pero debíamos volver a la realidad... "yuki, es Yuki" pensé con dolor por todo lo que estaba pasando
-Yuki, tengo que irme-
-¿no quieres saber la respuesta?- dijo, y yo sabía a que se refería pero me hice el inocente... creía que el tema no tenía sentido... "¿para que hablar de amor si para nosotros es imposible?" pensé haciendo un esfuerzo sobrehumano para no llorar...
-Hiroshi...-
-no lo sé, tu quieres una respuesta, Yuki?-
-dime Eiri, me gusta como suena cuando sale de tus labios... ahora somos sólo Eiri y hiroshi...- dijo y me besó. "¿¡como puede ser tan dulce?!" pensé con tristeza y totalmente enternecido por esa faceta de él que nunca creí que conocería.
-No sé como, o porque; solo sé que me pasa... te quiero Hiroshi, y aunque nunca podamos estar juntos no me importa, no puedo cambiar lo que siento- dijo con su voz acongojada y su cabeza pegada a mi pecho. -sabes Hiroshi... puedo oir tu corazón- dijo como afirmando que sabía lo que estaba pensando en ese momento...
-A mí me pasa lo mismo, y tampoco se las razones-
"Shu realmente lo cambió" pensé en ese momento. Mi amigo había tardado años en lograr que Yuki le dijera que lo quería, y a mí me lo había dicho incontables veces en un par de horas. Honestamente me asusté, yo sabía que lo quería pero no quería asumir que estaba enamorado... sería un desastre para todos.

Lo acaricié durante un rato con dulzura, hasta que dije
-Estoy sorprendido, no eres una persona que exprese sus sentimientos tan abiertamente como ahora, nunca pensé que conocería esta faceta de Yuki Eiri-
-es verdad, pero siento que contigo puedo ser honesto. Lo único que sé es que deseaba esto; te deseaba porque te quiero... y no me arrepiento de nada- y me besó con tanta pasión y dulzura que me derretí en sus brazos.
-te quiero Eiri- dije entonces, y sonrió satisfecho.

No volvimos a hablar... Nos quedamos en silencio sintiendo el calor de nuestros cuerpos, disfrutando de esa intensa experiencia que acabábamos de vivir... aprovechando hasta el último segundo de tiempo que nos quedara juntos.

Finalmente nos vestimos, y luego de darnos un profundo beso de despedida, yo me fui en mi moto, y él subió a su departamento.

*****
Pasó un año, en el cual actuamos con naturalidad, como si nunca hubiera pasado nada entre nosotros.

No sé que sintió el, pero para mí fue un infierno, y llegué a convencerme que era mi castigo por haber traicionado a toda la gente que me quería y confiaba en mí.
Lo extrañé cada día de mi vida, me dolía verlo con Shu, que ni culpa tenía; me dolía no verlo; me lastimaba hacer el amor con K e imaginármelo a él.
Pero con el tiempo y con el amor que K me profesaba, me convencí a mí mismo de que esa noche sólo había sido un sueño...
Eiri actuaba como siempre había sido, frío, a veces cruel y calculador... pero por momentos sentía que me observaba disimuladamente, y en esos momentos me parecía ver al Eiri que me había hecho el amor aquella extraordinaria y extraña noche... Creo que sonreía para mí...

*****
Una noche, estaba en mi departamento, ya que no había podido aceptar la invitación de K de mudarme con él por la culpa que me carcomía, cuando sonó el teléfono...
Atendí el llamado pensando que era Shu por el identificador de llamadas, y sin darme tiempo a decir hola, su voz retumbó en mis oídos
-Hiroshi...- quise morir... nunca hablábamos por teléfono, de hecho nunca hablábamos... era un pacto tácito entre nosotros... un sudor frío me recorría la espalda, estaba aterrado...
-Eiri...?- fue todo lo que pude decir; mi voz estrangulada se tiñó de miedo y todos los sentimientos que venía reprimiendo desde esa noche afloraron nuevamente...
-No tengo mucho tiempo-
-¿que quieres? nosotros nunca hablamos- dije consternado y preocupado. Había esperado mucho tiempo para oír esa tierna y dulce voz nuevamente... esa que sólo usaba conmigo... ésa que era sólo mía.
-mañana a las 23:00 horas tomo un vuelo para París, quiero que vengas conmigo- dijo con firmeza en su voz mientras fumaba... estaba seguro que fumaba, podía oírlo exalar el humo, estaba nervioso.
-estas loco!!- grité enojado. Me había costado horrores dejarlo ir... dejar de sentir sus besos en mi cuerpo, sus manos acariciándome, y con un par de palabras dichas con su preciosa voz nerviosa, estaba tirando todo mi esfuerzo por olvidarlo... estaba derrumbando mis defensas; pero no podía, no debía aceptar...
-No!! no me pidas eso- grité, para terminar en un susurro ahogado. Me temblaban las piernas... gruesas lágrimas que no quería que se escaparan de mis ojos, comenzaron a aflorar...
- Hiroshi, escúchame por favor- dijo desesperado -se que tienes el fin de semana libre, porque Tohma les dio descanso... por favor quiero verte...- agregó con angustia.
-pero es una locura... todo esto es una locura, algo que no debió suceder- susurré ahogándome en lágrimas; no quería que me escuchara llorar.
-por favor no llores, yo sólo quiero verte... te extraño demasiado... te tengo cerca todo el tiempo y no puedo tenerte; me está consumiendo por dentro y sé que a tí también... ¿creíste que no lo notaría?- "¿como se dio cuenta?" pero ése era un pensamiento estúpido... se había dado cuenta de la misma manera que aquella noche, cuando supo que lo deseaba aunque ni yo lo sabía conscientemente.
Me quedé mudo, parado como un autista mirando el teléfono, no podía pensar... sólo llorar, descargar mi angustia contenida durante un largo año.
-en el aeropuerto de Narita dejo un pasaje a tu nombre. No puedo obligarte, pero te extraño y... quiero que vengas conmigo... te quiero- dijo y cortó la llamada.

Deje caer el teléfono al suelo mientras me derrumbaba en el sillón.
Todo había pasado tan rápido que apenas tuve tiempo de asimilarlo... me estaba volviendo loco, pero lo que más me dolía de toda la situación era que quería irme con él... no me importaba si era a París, o al fin del mundo... lo único importante en ese momento era que podría tener a Eiri por un fin de semana sólo para mí; y me decidí, me iría con él, ya no me importaba nada.

*****
A la mañana siguiente, me levanté al amanecer. En realidad me había pasado toda la noche en vela y no había dormido. Tenía mucho que hacer y no tenía mucho tiempo...
LLamé a mi hermano y le rogué que me cubriera el fin de semana; Él no entendía nada, pero le prometí que le contaría todo cuando volviera, solo tenía que decir si le preguntaban que yo estaba parando en su casa... y como es mi hermano y me ama, aceptó siempre y cuando yo cumpliera mi promesa al volver.
Luego llamé a K y le dije que me iba a lo de mi hermano porque estaba enfermo. Fue difícil convencerlo para que no me acompañara, y me sentí el peor ser del planeta, pero no había vuelta atrás... mi decisión había sido tomada la noche que hice el amor con Eiri, y desde entonces sería prisionero de mi amor por él y de mis remordimientos.

Amaba a Eiri demasiado, y sabía que el sentía lo mismo... cuando estábamos juntos éramos Eiri y Hiroshi... dos seres totalmente diferentes de Hiro y Yuki; dos seres que se amaban, se extrañaban, se anhelaban mutuamente... dos almas desencontradas por el destino...

Después de dejar todo listo, tomé un taxi y me dirigí al aeropuerto. Casi pierdo el avión por el tráfico nocturno que era un infierno... corrí buscando la aerolínea para poder retirar mi pasaje con el corazón acelerado por la ansiedad.
Finalmente pude subirme al avión... el pasaje era de primera, es decir el más caro del avión...

Silenciosamente me acerque a mi asiento, y allí estaba él... me miró sorprendido y sonrió con esa preciosa sonrisa que ya es sólo mía... me senté sin decir nada, me abroche el cinturón de seguridad y apoyé mi mano en el apoyabrazos...

El sólo me miraba... tomó mi mano y la apretó con fuerza mientras despegaba el avión... y nos fuimos a parís, juntos, tomados de la mano, no hacían falta las palabras, sólo las caricias que me daba con sus dedos sobre los míos... fui genuinamente feliz por primera vez en todo ese año.
Desde entonces la historia se repite una vez la año. No importa donde sea, siempre que podamos ser nosotros mismos al menos por un momento.

*****
Hoy, cinco años después, estoy sentado en la arena en una hermosa playa tropical, mirando el atardecer sobre el océano mientras mis cabellos largos y rojos como a él le gustan son mecidos por la brisa marina.
"Es increíble que este haciendo esto otra vez" pienso con un poco de remordimiento hacia mí mismo, pero muy feliz y enamorado.
Eiri llega junto a mí y se sienta a mis espaldas, recostándome contra su pecho, abrazándome , dándome calor y amor.
-Te amo Hiroshi- me dice al oído con dulzura, y yo respondo
-Yo también te amo Eiri-
Y nos quedamos allí, abrazados, juntos, viendo el rojizo atardecer, sumidos en una placentera y absoluta paz... los únicos testigos de nuestro amor son nuestros cinco encuentros furtivos y el silencio...
Sólo podemos estar juntos una vez al año... ése fue nuestro pacto aquella primera vez en París...
Sabemos que nos amamos profundamente, y aunque no podemos estar juntos en la vida real, aunque nuestros cuerpos se extrañen mutuamente, al menos tenemos este momento, y eso es suficiente, porque nuestras almas se encontraron... están siempre juntas... porque somos uno...
Una vez al año somos uno....
***FIN***



Notas finales: Eso fué todo y me costó una eternidad ponerlo en palabras. ojalá lo hayan disfrutado... besos Luly

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).