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Ayumi y el secreto del libro negro por mihll

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Notas del capitulo:

Hola de nuevo, aki les dejo el siguiente capi, qu espero y les guste.

Mis agradecimientos a mi beta que ha hecho una gran labor en pos de seguir con la diversión.

 

-¡¡¡TU MALDITO ZORRO!!!- chilló el pelirrojo apuntando con el dedo al muchacho que lo veía con cara de niño bueno.- ¿como  te haz...como te haz atrevido a be...sarme...?-

 

- por que te amo Hanamichi...es lógico que si te amo me den ganas de besarte ¿no?- respondió Kaede con toda tranquilidad.

 

-¿pero como puedes amarme hoy si ayer me odiabas?- Preguntó irritado de las palabras del moreno que le había respondido con toda naturalidad, como si fuese lo mas normal del mundo darle a conocer que le amaba.

 

- yo no se- dijo encogiéndose de hombros.

 

- ¡como que no sabes zorro pervertido, andas besando a la gente,  dices que la amas y no sabes el porque!-

 

- no,  solo se que  te amo- expresó mientras se levantaba y caminaba hacia el pelirrojo quien comenzó a retroceder sin mirar hacia atrás.

 

Hanamichi veía la ansiedad en el rostro del zorrito. Y recordó entonces los sucesos del día anterior. El tomando un cabello del hombro de Haruko, cabello oscuro, algo pequeño para haber sido de aquella niña....Mas bien parecía ser de un hombre, ese muchacho que minutos antes había estado con ella.

 

Abrió los ojos de par en par, había hechizado a  su peor enemigo, el cual por cierto, lo acorralaba contra el muro.

 

Kaede sonreía. El pelirrojo se encontraba nervioso, demasiado y sin posibilidad de escape. Se había aprovechado de su distracción para asegurarse que no pudiera huir.

 

Acercó sus labios nuevamente y aprisionó aquellos rosados, carnosos y apetitosos.

Hanamichi se retorcía tratando de zafarse. Si bien el ojiazul parecía ser menos fuerte que él, se las había arreglado de  tal manera que le fuese difícil escapar.

 

 

- vamos a clases amor- le sugirió Kaede cuando finalizó el beso. Hanamichi hacia gestos de profundo desagrado, pero lo había disfrutado y se relamía los labios sensualmente.

 

El pelirrojo observó de un lado a otro, asegurándose que de nadie los había visto. Esa fue la impresión que tuvo ya que hace unos cuantos minutos que el timbre dio inicio a las clases.

 

Recogió su bolso tirado a un lado de la bicicleta y escapó de la presencia de Kaede.

 

-¡Ayumiiii...vas a tener que ayudarme!-se dijo mentalmente antes de ingresar a su salón. El profesor le miró furioso y retuvo las ganas de recriminarle, después de todo, era uno de los dos chicos problemas que nunca le hacia caso.

 

Se sentó en su pupitre algo agitado. Y es que pensaba que había sido toda una proeza poder huir de ese acosador. Al menos creía que en su salón estaría a salvo ¿pero que sucedería en el receso? ¿ Lo tendría colgado del cuello  apenas le viera? . Sacudió su cabeza con desesperación. Por nada del mundo pretendía ser visto al lado del zorro, en una postura comprometedora, ¿que pensarían las admiradoras del zorro? Seguramente lo lincharían hasta matarlo. ¿Que pensaría Haruko?...Seguramente que se había aprovechado y le estaba robando a su adorado Kaede... ahora no solo lo rechazaría si no que también lo odiaría a muerte y eso terminaría por destruirlo.

 

Suspiró frustradamente. Su cabeza daba vueltas y vueltas en el mismo pensamiento. No se había percatado del revuelo que se armó entre sus compañeros cuando un muchacho de ojos azules y mirada fría hizo ingreso en el salón.

 

El profesor estaba rojo de rabia, otro que le interrumpía cuando pretendía iniciar con la cátedra.

 

- señor Rukawa, creo que se ha equivocado de salón- señaló el profesor al muchacho.

 

- no señor- respondió fríamente- desde hoy este será mi salón. Terminó dirigiendo al puesto ubicado a un lado del de Hanamichi. Solo entonces este volvió en si advirtiendo como el muchacho se sentaba a su lado, haciendo caso omiso a las ordenes del maestro quien insistía en que abandonara el salón.

 

 

 

- ¿Qué diablos se supone que haces aquí zorro apestoso?- preguntó Hana entre dientes, malhumorado y nervioso por el temor a que el chico volviera a besarlo en publico.

 

- llámame Kaede- corrigió dedicándole una sonrisa, la mas bella que podía expresar y que hizo que la saliva del otro muchacho se quedara atascada en su garganta.

 

- aahhh... Olvídalo, solo no me dirijas la palabra y no te atrevas a sonreír de nuevo de esa manera- mencionó algo perturbado

 

- ¿de que manera?- consultó divertido y sonriéndole nuevamente dijo- ¿así?-

 

- maldito estúpido, te dije que no volvieras a hacerlo- le gritó Hanamichi perdiendo la poca paciencia que tenía.

 

- FUERA...LOS DOS- se escuchó del maestro.

 

-¿ves lo que hiciste zorro apestoso?-

 

- fue tu culpa-

 

- Dejen ya de discutir y no quiero volver a verles las caras por lo que queda de la clase- sentenció el maestro, morado de rabia.

 

Ambos salieron llevándose las cosas mientras el resto de la clase se burlaba de ambos, sobre todo el gundam de Hanamichi, que fue el grupo que mas se divertía al ver que su amigo volvía a pelearse con su enemigo declarado.

 

- ¿y ahora que hago?- murmuró bajito- seguramente Ayumi esta en clases y tendré que esperar el receso para ver si puede ayudarme a salir de este embrollo-

 

- ¿por que no vamos a la terraza Hanamichi?-consultó Kaede sin oír las palabras de su pelirrojo.

 

- ¿estas loco o que?...Mejor aléjate de mi o no respondo- Amenazó exaltado iniciando la caminata hacia el exterior.

 

- ¡Hanamichi espera!- le dijo siguiéndole el paso.

 

- déjame en paz zorro ¿acaso no ves que te detesto? ... Te odio por que Haruko solo te quiere a ti- reveló sintiendo que ya no podía callar mas, lo que menos podía soportar era que precisamente él, le dijera que solo deseaba estar a su lado, cuando el había hecho este lío por estar con Haruko.

 

- ella no me importa - contesto vehemente, pensando en que Hanamichi estaba celoso, pero por él

 

- maldito - siseo, sabiendo lo que se sentía que  la persona que tú amabas no te correspondiera

 

 

 -solo me importas tu... - trato de convencer

 

-¡Pero tu a mi no! - gritó - ¡déjame en paz!

 

 

Kaede dio un paso atrás, por la manera en que Hanamichi lo trataba sabia que no le amaba, pero; nunca pensó que el odio que le profesaba fuera real

 

-ya veo que no te intereso en lo mas mínimo, entiendo...- le dijo con un dejo en la voz, sonando herido.

 

Kaede dio media vuelta y se fue en dirección a la terraza mientras Hanamichi retomaba su ruta.

 

El sol brillaba con todo su esplendor a esa hora de la mañana haciendo que el ambiente fuera más que tibio. Esperar sentado en una de las bancas del patio no seria mala idea para hacer tiempo, esperando que llegara la próxima clase.

 

Caminaba hacia el exterior cuando divisó una banca pintada en color verde. El lugar perfecto para esperar, pensó. Y caminó sin prisa hasta ese lugar. Solo entonces cuando se disponía a sentarse, levantó la mirada y pudo percatarse que en lo alto de la terraza se encontraba el muchacho de ojos azules, parado sobre el barandal y por lo visto, con intenciones de lanzarse al vacío.

 

- ¿acaso te volviste loco?-  se dijo.

 

Lo miró una vez más y luego tan solo se decidió a correr por los pasillos y escaleras hasta llegar a destino. Solo esperaba no llegar demasiado tarde.

 

- ¡no lo hagas zorro!- le gritó asomándose apenas en la puerta, recuperando el aliento por la carrera realizada.

 

Kaede oyó la voz de su amado y giró su rostro para verlo

 

- me odias, lo dijiste... Y lo acepto; pero no podría vivir sin ti...-

 

- ¡oh por Dios!, el hechizo si que es fuerte- pensó al ver el estado en que se encontraba el muchacho, enloquecido de amor y con deseos de suicidarse al comprobar que no era correspondido.

 

- no lo hagas zorro, no debí gritarte de esa manera-

 

- me odias, tu lo dijiste, sin tu amor la vida no vale nada...- dijo viéndolo a los ojos y lo peor con convicción en sus palabras

 

- no... no es así- se detuvo a pensar-que diablos le digo, la verdad haría que se lanzara; debo fingir hasta poder deshacer el hechizo... si eso haré-

 

- ¿entonces no me odias?- consultó dudoso.

 

- no...es solo la apariencia- le dijo tranquilizador pero por dentro decir lo opuesto a sus verdaderos sentimientos hacia él, le taladraban y le hacían sentir nauseas.

 

-¿De verdad?- dijo clavando su azul mirada en la ambar  de Hanamichi

 

Este se puso en verdad nervioso, ¿por que le hacia esto?

 

-Eh, si - dijo en un suspiro

 

- está bien- accedió saltando hacia la terraza. Luego tan solo caminó en dirección al pelirrojo y lo abrazó con fuerza-te amo y no se que haría sin ti- le susurró al oído.

 

Hanamichi sabía que este sentimiento no era real, sin embargo, lo que le había dicho, además de sus actos, hacían que el cuerpo se le tensara involuntariamente.  Lo abrazó sintiendo la dureza de los músculos de la espalda, y se permitió relajarse un momento a pesar del desagrado.

 

- hay algo que quiero que me prometas- exigió Hana al ojiazul susurrando también.

 

-¿Qué quieres que te prometa?-

 

- quiero que una vez que llegue el descanso me dejes solo...me refiero a que  no me persigas ni nada por el estilo-

 

-¿por que? - cuestionó verdaderamente inocente, Hanamichi trato de convencerlo y opto por la vía mas rápida

 

-Es importante para mí que lo hagas-

 

- solo lo haré con una condición-

 

- y ahora que querrá- pensó asustado ¿otro beso?, se lo imaginaba, pero después de todo, solo estaba pagando las consecuencias de acto malvado

 

- ¿Dime que quieres y veré si acepto?-

 

Kaede separó sus cuerpos y le miró de frente, provocando el choque con aquella mirada asustada y horrorizada por lo que vendría.

 

- quiero que aceptes ser mi novio- le dijo con un brillo de esperanza en sus enamorados ojos. Hanamichi no tuvo mas opción que asentir, bueno tampoco era para tanto. Y otro beso ¡que más daba! Ya lo había besado dos veces o ¿no?.

 

Permitió ser besado hasta llegó la hora del receso. Al contrario de lo que pudiera parecer ese chico, resultaba ser tierno. Unas veces le había besado con ternura infinita y otras tantas, solo le había acariciado la mejilla o jugado con sus cabellos.

 

Esto le confundía, sentía tantos sentimientos contradictorios que le  dificultaba el trato con Rukawa. Debía deshacer eso rápido o ni el sabría que pasaba.

 

Al dejar al muchacho en la terraza se dirigió con prisa en busca de la rubia. Se encontró con ella nuevamente en el salón, esta vez se encontraba sola y mirando el paisajes a través de las ventanas.

 

- supongo que algo no ha resultado como esperabas- le sorprendió la chica sin siquiera voltearse a verlo, como si supiera de antemano quien era la persona que se acercaba.

 

- me equivoqué de cabello...tienes que ayudarme-solicitó Hanamichi impaciente.

 

- fue tu error  no el mío... Pero bueno, supongo que tienes el dinero - dijo fríamente  a Hanamichi -recuerda, solo la paga me convencerá ayudarte- dijo sin volverse, manteniendo su vista hacia el exterior.

 

- pero...- Hanamichi supuso que sin nada en los bolsillos no podría conseguir su ayuda. Apretó sus puños con fuerzas y regresó por donde vino- maldita bruja ambiciosa-dijo antes de alcanzar el pasillo.

 

Debía lidiar con un Rukawa enamoradizo que ahora decía ser su novio- maldita la hora en que se metió en este lío - pensó.

 

El resto del día transcurrió casi  con normalidad, eso si no tuviera que evitar que el muchacho se le pegara o se le lanzara a abrazarlo. Todo el mundo los miraba con extrañeza, y no era para menos ¿desde cuando los rivales estaban tan juntos? - ¡rayos! eso le irritaba.

 

En el momento en que salía de los vestidores para dirigirse a la duela. Vio que Kaede hablaba con Haruko y de vez en cuando ambos le lanzaban una mirada poco discreta.

 

Al poco tiempo, Rukawa regresó al entrenamiento

 

- ¿que tanto hablabas con Haruko?- preguntó temeroso.

 

- solo le aclaraba que no puedo corresponderle por que ya estoy enamorado- respondió con simpleza el ojiazul

 

-¿y?-

 

-¿que, amor? - dijo viéndolo con ternura

 

-Aghh, ya te dije que no me digas así frente a los demás - dijo con los dientes apretados-¿pero que más le dijiste? - cuestionó algo irritado

 

- y también le dije que éramos novios-

 

- ¿como te atreviste a decirle eso?-Kaede retrocedió unos cuantos pasos al notar la ira de su novio.

 

- lo siento, solo quería aclararlo, no quería formarle falsas ilusiones conmigo- se disculpó. Hana respiró profundamente y aguantó las ganas de golpearlo. Dio media vuelta y prefirió seguir las órdenes del capitán.

 

No dejaba de ser en centro de atención, lo eran en todas partes y ya los comentarios habían recorrido la preparatoria, anunciando que eran pareja. Noticia que causó gracia en mas de algunos que no se explicaban el porque.

 

Lo mejor del día era llegar a casa y encerrarse allí. Para desgracia del pelirrojo Kaede lo acompañó hasta la puerta y le despidió con un beso que debió soportar, todo por el simple temor a que si le rechazaba, cometería una locura.

 

Se estiró perezosamente dejando su bolso sobre el sillón. Estaba algo agotado y tenía mucho sueño a pesar de que aun no caía la tarde.

 

- una buena ducha antes de dormir... ya  lo necesito- se dijo. No se había duchado en la escuela, una vez mas, culpa del zorro pervertido.

 

La cama parecía tentadora, demasiado. Por ahora debía dejar de lado el problema de conseguir el dinero, ya mañana hablaría con Yohei y los demás chicos para ver donde podría conseguirlo.

 

Al instante se durmió profundamente y despertó horas mas tarde, cuando sintió la presión de un cuerpo sobre el suyo. Abrió sus ojos impresionado y aterrado. Tenia a su novio sobre él, desnudo y mirándolo con deseo.

 

Deseaba huir, en ese instante, solo entonces se dio cuenta de otro detalle. Se encontraba atado a la cama de pies y manos.

 

- ¡oh rayos!...esto no esta sucediendo- se dijo antes de que el ojiazul se apoderara de sus labios una vez mas...

Notas finales:

No sé si les gusta esta historia...al menos a mi me divierte...

amiga mía...quedó muy buena la correción...tas tan lok como yo...por algo nos entendemos.

Bien chicos y chicas, dejen sus comentarios que yo estaré esperándolos...

Hasta pronto...


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