Sus pasos: ligeros, la carta: a buen recaudo, las armas: a mano y los sentimientos: a flor de piel. Los datos de Jiraiya eran claros: franja oriental de la frontera de la villa de la hierba y la villa de la lluvia. Era mas sencillo cumplir la misión que se les había encomendado que el hecho de llegar a ella, puesto que en estos momentos todo el mundo ninja estaba sumido en un completo caos.
Cubiertos con capas, para evitar ser identificados, dos muchachos aceleran el paso por la amenaza de lluvia. Sai y Sakura debían llegar antes de que fuera demasiado tarde. Tras dar varios rodeos por las montañas y sortear ciertas trampas, pudieron ver el campamento base gigantesco. Se adentraron en él sabiendo de sobra que serían capturados, cosa que no tardó mucho en suceder.
Un grupo de ninjas, todos ellos vestidos de negro, les rodearon. Se deshicieron de sus armas y con una reverencia al que era la mano derecha del jefe, cedieron el mensaje que guardaba la carta. Suigetsu leyó atentó y les condujo a la tienda de reuniones, donde podrían ser atendidos por él.
Esperaron pacientes, mientras el cielo se volvía más oscuro todavía comenzando a caer las primeras gotas de lluvia. En ese momento la cortina de tela que servía de puerta se deslizó hacia un lado dejando ver algo que les hizo reaccionar de una extraña manera.
Allí estaba él, Sasuke Uchiha, vistiendo un camisón blanco por encima de la rodilla, abierto hasta el ombligo y con las mangas hasta los codos. Sakura abrió de par en par sus enormes ojos verdes y tapó su boca y la de Sai para amortiguar las carcajadas. No cabía duda de que el Uchiha a sus veintitrés años, tenía un cuerpo envidiable, pero perdía todo su encanto con esa prenda, que le daba cierto aire... ¿delicado?
Haciendo caso omiso al raro gesto se adelantó unos pasos entrando en la amplia tienda.
_ ¿Qué quiere la Hoja de mi?
Sus palabras eran rudas, llenas de algo indescifrable, entre añoranza y odio, entre preocupación y orgullo. Sin embargo, este pequeño matiz quedó en un segundo plano cuando las risas de los dos forasteros estallaron en su cara. La muchacha se secaba las lágrimas con el dorso de la mano y el chico se cogía la tripa descubierta, casi rodando por el suelo. El mayor, claramente molesto por la falta de respeto zafó a la pelirrosa poniendo el filo de su espada en su cuello. No obstante, la reacción volvió a sorprenderle, pues en vez de atemorizarla, lo único que consiguió fue ver a la chica apoyando la frente en su pecho y murmurando perdón entre los jadeos que le provocaban las risotadas.
Airado Sasuke marchó de allí para reaparecer con una nueva indumentaria, que si consiguió el efecto deseado: respeto. Sakura sonrió de medio lado al darse cuenta de que por mucho que creciera, el moreno siempre sería ese socarrón y presumido, mientras que Sai tuvo que desviar la mirada sonrojado. Puede que le cayera mal ese bastardo, pero había que reconocer que estaba bueno...
_ Bueno, ¿me vais ha decir de una vez que es lo que quiere la Hoja de mi?_ preguntó sentándose en un gran sillón rojo carmesí.
_Como habrás leído en la carta, hemos recibido noticias de que un grupo muy numeroso de ninjas viene para apoderarse de Konoha. El grupo está formado por ninjas del sonido en su gran mayoría, y también por los integrantes de Akatsuki. Teniendo en cuenta los datos de esa gente y que poseen ocho de los nueve byjuus... ¿Cómo decirlo?...Estamos jodidos.
La actitud y precisión de las palabras de Sakura sorprendieron al mayor. Sabía que había cambiado, pero es que ahora a parte de buen ninja y con carácter, sabía lo que se hacía...
_ Muy interesante tu historia, pero ¿Qué pinto yo en todo esto?
_ Bien, creemos que nuestra oferta te resultará tentadora. Tú y tu amplio número de ninjas nos proporcionáis apoyo en la guerra...y tu te llevas el treinta por cierto de los beneficios que se consigan. A parte, por supuesto, de cumplir tu venganza.
Sasuke meditó unos instantes. La proposición debía de reconocer que no era mala y estaba seguro de que con su equipo bien formado, mas algún que otro ninja de la Hoja que pudiera ser mas o menos decente, no habría problemas para ganar.
_ En el hipotético caso de que aceptara, ¿Qué unión tendría con la villa?
_ Solo el que tú quisieras...
_ En ese caso...debo consultar con mi gente
_ Vaya, ¿desde cuando el todopoderoso Uchiha consulta antes de actuar?_ la voz de Sai fue hiriente, dando en el blanco.
_ Sai...cállate_ la mirada de reojo que le dedicó Sakura le hizo estremecer. Conocía bien ese gesto y sabía lo que le seguiría si continuaba por ese camino.
_ ¿Habéis venido solos?_ de nuevo estaba aquel tono de contracción en la masculina voz del poseedor del Sharingan.
_ ¿Por qué? ¿Es que esperabas a alguien, bastardo?
_ He dicho que cierres tu boquita... Sai
El pelicorto bajó la mirada y asintió en silencio sintiéndose humillado por ese abuso de poder de la chica.
_ Ya veo quien lleva los pantalones aquí..._ se mofó el Uchiha
_ Y tu podrías callarte también ¿no? Que de todos es sabido que los hombres no pueden hacer dos cosas a la vez y ahora debemos estar en lo que debemos estar..._ cortó de inmediato Sakura
_ ¿Quién te ha dicho que yo no pueda hacer dos cosas a la vez?_ su voz era sensual, y teniendo en cuenta que acariciaba la pierna de la Haruno, estaba mas que claro que quería ponerla nerviosa
_ Ah sí lo olvidaba, que tu tienes el lado femenino muy desarrollado_ dijo cruzando la pierna que tocaba el moreno sobre la otra evitando el contacto.
En verdad, había cambiado. Solo pudo volver a su sitio y aguantarse las ganas de soltarle un mamporro a Sai que lo miraba con ojos de pillo. Sin embargo, las palabras de Sakura le sacaron de su ensimismamiento.
_ Si hemos venido solos, por petición expresa de Tsunade que le ha prohibido a Naruto venir.
_ ¿Por?_ jodida borracha...
_ Para evitar que te presionara...
_ ¿Presionarme a que?_ notó como su pecho se hinchaba además de cierta parte baja de su cuerpo. Sabía de sobra la respuesta pero sentirse importante para el rubio le encantaba.
_ A que no te aliaras con nosotros. Es que Naru ahora no te puede ni ver y claro, nosotros necesitamos de tu fuerza en batalla...
_ ¿Como dices?_ eso si que no se lo esperaba...Ahora Naru le odiaba. Espera, ¿Naru? ¿Desde cuando para la chica era Naru? Sintió como su pecho y su "amiguito" bajaban pero algo aumentó muchísimo: su cabreo.
_ No te pongas así Sasuke, que era broma. Si Naru-chan y ase ha olvidado de ti. Mira el otro día estábamos Kakashi y yo hablando de ti y no se acordada de quien eras...
Ah no, eso si que no se lo creía. ¿Qué Naruto se había olvidado por completo de él? ¡Pero si era el centro de su vida! Aunque claro, hacía mas de cinco años que no se veían... ¡no, nunca se olvidaría! Su cara era un autentico poema y por primera vez en mucho tiempo le dolió el pecho. Se levantó de un blinco y se dirigió hacia la salida, marchándose sin siquiera despedirse.
Sai y Sakura fueron llevados a una amplia tienda de campaña con dos grandes futones para que durmieran. Se les mostró un río donde podían asearse y se les proporcionó ropa nueva para que pudieran mudarse. Como era ya muy entrada la noche, les dieron algo ligero para cenar y a los pocos minutos ya estaban acostados, con la tienda cerrada a cal y canto.
_ Sakura...
_ ¿Mmh?
_ ¿Estás despierta?
_ Si
_ Has sido cruel con Sasuke, no deberías mentirle así.
_ Se lo merece por hacer sufrir a Naruto. Además eso lo motivará a dar el siguiente paso
_ ¿Cuál?
_Aceptar sus sentimientos
_¿Y crees que lo hará?
_ Contigo y con Gaara funcionó ¿no?
_ Sí...Oye, Sakura nunca te lo he dicho, pero...
_ No hace falta que me agradezcas nada bobo.
A la mañana siguiente volvieron a reunirse con Sasuke, que gracias a Dios volvía a llevar ropa decente. De nuevo estaban en la sala de reuniones, pero esta vez no estaban solos. Suigetsu, Juugo y Karin guardaban las espaldas del Uchiha.
Sai miró a cada uno de los presentes, mientras que Sakura no podía apartar la vista del peliblanco. Miraba embobada esa sonrisa de dientes afilados y no salió de ese estado hasta que Sai le pegó un codazo en las costillas, susurrando en su oído:
_ Como sigas mirándolo tanto lo vas a desgastar...
Su cara se volvió rojo bermellón y agachó la vista al suelo. Hacía mucho que no sentía eso en la presencia de un hombre...Se obligó a escuchar las palabras que salían de los blancos labios del poseedor del Sharingan, y la verdad algo en ella le daba mala espina...
_ Aceptaremos vuestro trato, con una condición: deberéis superar el círculo de la serpiente...