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Tu última oportunidad por lizerg_chan

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Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, sino a su autor Kishimoto-sama, este fic lo hice solo y únicamente como diversión.
Parejas: SasuxNaru, y las que se me ocurran.
Advertencia: Contiene Yaoi, muerte de personaje, Spoiler del manga, entre otros.
Beta: Usarechan


Aclaraciones


Hermes: El rasgo principal en las tradiciones sobre Hermes, consiste en su papel de heraldo de los dioses, puesto éste en el que aparece incluso en los poemas homéricos, compartiendo esta función con Iris. Un intérprete que cruza las fronteras con extraños es un hermeneus (έρμενευς). De Hermes procede la palabra «hermenéutica» para el arte de interpretar los significados ocultos. En griego un hallazgo afortunado era un hermaion (έρμαιον).
Amaterasu: Amaterasu Ō-Mikami o Amateratsu (天照, Amaterasu Ō-Mikami o Amateratsu?) es la diosa del Sol en el Sintoísmo y antepasada de la Familia Imperial de Japón según dicha religión. También conocida como Ōhiru-menomuchi-no-kami (大日孁貴神, 'Ōhiru-menomuchi-no-kami'?), su nombre significa Diosa gloriosa que brilla en el cielo. Es una de las deidades sintoístas (kami) más importantes.




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Capitulo 14.- Dioses


Valor caminaba tranquilamente por las calles de Konoha (Sasuke lo había echado de su casa para estar a solas con Naruto). La virtud sonrío tontamente –tiempo atrás le hubiese roto la cara a cualquiera que tocase a cualquiera de sus queridas hermanas –. Como cambiaban las cosas.

— ¡Valor! —gritó una joven de escasas ropas que corría en su dirección hasta caer a sus pies.

Era una joven de largo cabello blanco, ojos dorados; vestía apenas una mini toga blanca que poco o nada dejaba a la imaginación.

— ¿Verdad? —preguntó confundido —¿Qué haces aquí? —la ayudó a ponerse de pie; estaba agitada y muy asustada, lo que ciertamente preocupó al joven.
—Valor… —la albina aun estaba agitada, por lo que Valor la llevó a una banca cercana para que descansara y se tranquilizara.

—Me alegra que estés bien —habló Verdad después de unos momentos de silencio.
—Verdad. ¿Qué fue lo que te sucedió? —preguntó preocupado.
—Querían atraparme —respondió aun asustado.
— ¿Quién intentó hacer tal cosa? —preguntó entre molesto y preocupado.
—Engaño y Mentira —respondió abrazándose a si misma —. También intentaron llevarse a Amistad pero gracias a Fortuna y Triunfo no lo lograron.
— ¿Se han llevado a alguien? —Verdad asintió — ¿A quien?
—A Pasión, a Ilusión y también Deseo.

Valor se llevó las manos al rostro; Era mas grave de lo que pensaba. Miró de reojo a su hermana y temía por ella. Si Seth y los otros llegaban a secuestrar a la Amistad y a Confianza… no, era mejor no pensar en eso.

—Hay que buscar a Confianza —dijo Valor, ofreciéndole su mano para que se levantara.

Mientras tanto; en la oficina de la Hokage. Naruto, Sasuke, Sai y Sakura, se encontraban frente a la godaime, al lado de ella, se encontraba una hermosa mujer a la que la pareja había reconocido tan solo entrar.

—Ella es Perséfone-san, viene de muy lejos —explicó Tsunade. Sasuke gruñó por lo bajo —. Ustedes serán sus escoltas mientras esté aquí.

Sasuke estaba furioso, ¿Es que esa maldita mujer lo odiaba?

—En realidad —comenzó a hablar la castaña —, yo solo deseo la protección del joven Naruto.
— ¿Ya se conocían? —preguntó Sakura sorprendido de que el rubio conociera a una dama tan distinguida y elegante.
—Naru es un joven muy lindo al que le confiaría mi vida ciegamente —Naruto sonrió tiernamente; le parecía muy bello que aquella mujer confiara en él hasta tal punto, (Aunque siendo una diosa era más que obvio que no moriría nunca).

Tsunade no estaba del todo de acuerdo con eso, pero Perséfone era una de las diosas mas obstinadas y siempre conseguía lo que quería, aunque, la rubia no se quedaba atrás. Al final, ambas mujeres habían tenido que ceder un poco; Sasuke y Naruto serian los únicos escoltas de la castaña; como pago por ello, Perséfone había dado dos de los más grandes diamantes que los presentes hubieran visto jamás y unos cuantos barriles del mejor vino del dios Baco.


Pocas horas después, Naruto, Sasuke y Perséfone caminaban de regreso al barrio Uchiha; en el trayecto, Naruto interrogaba a la diosa. La razón por la que la deidad se había presentado ante la Hokage era para evitar que enviaran al rubio a alguna misión peligrosa.
Al llegar al hogar de Sasuke se encontraron con un hombre de un extraño sombrero con alas, al igual que sus sandalias, también aladas; era rubio de ojos verdes y usaba una tunica corta que permitía apreciar sus musculosas piernas.

— ¡Hermes! —exclamó la divinidad —¿Qué haces aquí?
—Traigo un mensaje para usted —respondió el aludido, entregándole un pergamino que había sacado de un bolso de cuero que colgaba de su hombro.

Mientras la diosa leía el mensaje que su esposo le había enviado; el dios miró al kitsune y le sonrió, mostrando su perfecta dentadura.

—Naruto, es bueno verte —dijo Hermes con tono amistoso.
— ¿Nos conocemos? —preguntó el rubio confundido.
—Nos conocimos hace algunos años… o mas bien, nos conoceremos —dijo sonriendo nerviosamente, para luego posar su mirada en el Uchiha quien lo veía como si quisiera matarlo con la mirada —Tú debes ser el subnormal, digo, el joven Uchiha Sasuke.

El aludido gruñó algunas palabras inentendibles para los presentes mientras el dios rebuscaba algo en su bolso; sacó un pergamino, entregándoselo al Uchiha.

— ¿Qué demonios es esto? —preguntó el azabache al ver extrañas letras que no comprendía.
—Yo la leeré —se ofreció Perséfone, tomando el pergamino, era una carta de Destino y Cronos.


Sasuke necesito que tú y Naruto vengan al templo del tiempo.


— ¿Y cómo se supone que llegaremos? —gruñó Sasuke molesto. Destino y todos ellos ya comenzaban a fastidiarle hasta el punto de la locura.
—Yo los llevaré —dijo Hermes con parcimonia.
—Y también los entrenará en velocidad —agregó Perséfone con una dulce sonrisa.
— ¡¿Qué?! —gritaron los tres a la vez.
—En todo el Olimpo no hay dios más veloz que tú —respondió la castaña —. Hades desea que les enseñes y Zeus esta de acuerdo.
Hermes dejó escapar un pesado suspiro; odiaba cuando su padre y tíos se unían (siempre uno de ellos terminaba sufriendo… o casado).

—Bien —dijo resignado. Como si no tuviera ya suficiente trabajo. Se acercó a la pareja, tomándolos de la mano para luego desaparecer dejando a la reina del Hades sola.

Perséfone dejó escapar un pequeño suspiro; debía ir ha hablar con los dioses gobernantes de esas tierras y la mas indicada era Amaterasu; rechinó un poco los dientes, no le agradaba esa diosa pues tenía un carácter peor que el de Hera y un ego mayor al de Afrodita.


La deidad se transportó al palacio de la diosa sol; fue recibida por las doncellas, quienes al darse cuenta de su divina visita, la llevaron ante su señora.

Amaterasu era una mujer hermosa; poseía un largo cabello negro azabache, al igual que sus ojos, su piel era blanca y suave como la porcelana, vestía un kimono blanco y rojo; de su cabeza se desprendía una luz cálida.

—Amaterasu —dijo Perséfone entre dientes.
—Perséfone —habló la pelinegra de igual forma —. ¿A qué debo la desagradable visita? —Perséfone soltó un fuerte suspiro.
—Necesitamos tu ayuda —respondió apretando los puños. Era tan humillante.

Amaterasu se llevó la manga de su kimono al rostro, para cubrirse la boca.

—Creí que tu “papi” era lo suficientemente “fuerte y varonil” para enfrentarse a cualquier problema —comentó burlona.
—Es sobre Pureza —Amaterasu se puso seria, poniendo su total atención a la castaña — Seth ya le ha descubierto.
—Los ayudaré —Perséfone sonrió agradecida; le dio un abrazo antes de despedirse de la pelinegra.

No era que Amaterasu sintiera afinidad por Pureza o cualquier otro sentimiento, solo no era tonta; sabía que si existía un desequilibrio entre los espíritus y virtudes, sería cuestión de tiempo para que todo cayera en caos.

Continuará…

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