Me había quedado dormido, la puerta de mi habitación se encontraba abierta de par en par. Salí y fuera no se escuchaba ni un solo murmullo, el viento golpeaba la ventana con furia. Entre al cuarto de mi hermano, asomándome y confirmando que no había nadie, baje corriendo las escaleras.
Busque en cada una de las habitaciones de nuestra casa, mire finalmente en la cocina, se encontraba una nota justo encima de la mesa. La tome entre mis manos y pase mis ojos por las letras hechas por la tinta negra, abrí tanto mis ojos que sentí que saldrían de sus orbitas, esa hoja de papel se deslizo de entre mis manos al suelo, de igual forma se deslizaron mis lagrimas de mis ojos, pasando por mi rostro hasta llegar al piso. Con rapidez fui hasta la puerta, el auto de papá ya no estaba ahí.
-“Se lo han llevado…”—Tome mi bicicleta, y pedalee con todas mis fuerzas para llegar en el menos tiempo posible a la casa de papá.
El viento se llevaba las lágrimas que aún salían de mis ojos. No me dejaban ver con claridad, y el dolor en mi pecho hacia mucho más difícil. “No puedo creerlo, esto no puede ser nuestra realidad” pensaba, recorriendo esas calles, en las que no había tanta gente como usualmente.
“Jamás dejare de creerte, ¿Habrás luchado por resistirte? Ellos ignoran cuanto es lo que yo te necesito” Llegue a la casa pero estaba cerrada, camine alrededor buscando alguna señal de que alguien se encontraba dentro, pero no. Tome mi celular y llame a la casa, mas de tres veces se escucho el tono de marcado y no atendían.
No había nadie en la casa, fui a casa de mis tíos. ¿A dónde te han llevado? Me preguntaba, no lo sentía cerca. Al llegar a casa de mis tíos por suerte, uno de ellos estaba fuera, tire la bicicleta en el camino y fui directo con él –“¡Tío!”—Le grite –“¿Qué sucede Koichi?”—Me pregunto preocupado –“¿Has visto a mi hermano y a papá?”—Mi tío se quedo pensando, y dijo nerviosamente que no. –“Por favor tío”—Suplique –“Necesito saber a donde se lo han llevado… no soportaría estar sin él”—Caí al suelo de rodillas, cubriendo mis ojos con mis manos y diciéndole –“Se que ya lo sabes… se que todos lo saben ¡No trates de disimular!... pero por favor, te lo suplico… dímelo”—Sentí como la mano de mi tío estaba sobre mi espalda –“El aeropuerto…date prisa, podrías alcanzarlos”—Me levante rápidamente subiéndome a mi bicicleta, tenía que llegar, evitarlo de cualquier forma.
-“¡Suéltame papá!”—Gritaba Koji en medio de aquel aeropuerto, mientras su padre lo tomaba con fuerza de sus brazos, su madre estaba junto a ellos, teniendo en sus manos unas maletas.
-“Hijo… lo hacemos por su bien”—Decía su madre, para que su hijo intentara comprender
-“¡No! ¡Lo hacen por ustedes! ¡Quiero estar con él! ¡KOICHI!”--- Su padre lo tomaba con más fuerza, y entre mas fuerza le daba al agarre, mas era la resistencia que se le oponía.
-“Se esta tardando”—Comento la mujer, buscando con la mirada a su hermano, justo después de que se enteraron tomaron esa decisión, y lo llamaron para que estuviera listo.
-“¡MALDICION! ¡YO NO QUIERO IRME! Aquí… ¡Aquí esta lo más importante para mi! ¿No comprenden?... ¡SUELTENME YA!”—Todas las personas que pasaban junto a Koji y su familia se le quedaban mirando, susurrando cosas, su padre ya harto golpeo a Koji, este se le quedo mirando con enojo.
-“Cierra la boca de una buena vez… quieras o no, harás lo que nosotros digamos”—Termino de decirle su padre, Koji no aceptaba tal cosa y seguía dando resistencia pero no tanta como la anterior, y sin mas gritos.
-“Por fin ha llegado”—Dijo su madre, a ellos se acercaba un chico de cabellos azul oscuro, con sus ojos azul cielo, blanco y algo alto. Abrazo a la madre de los gemelos, y miro a Koji con preocupación –“¿Tendré que ser duro contigo?”—Pregunto ese hombre a Koji, este le miro y le escupió –“No seré fácil de domar”—Sonriendo amargamente, intentaba soltarse nuevamente, lográndolo corrió a la salida, en donde miro que Koichi se acercaba.
-“Koichi…”—Dio una mirada fugas hacia atrás, y intento salir, pero ese hombre ya se encontraba frente a él –“Te estas portando muy mal Koji”—Pronuncio ese hombre, dándole un golpe en su cabeza, haciendo que perdiera el sentido.
Ese hombre se llevo rápidamente al avión a Koji, ese entreabrió con dificultad sus ojos para observar la silueta que pensó era de su hermano –“No… por favor… no”—Fue lo ultimo que dijo antes de cerrar sus ojos nuevamente.
Koichi estaba luchando contra su padre para ir hasta donde estaba su gemelo –“¡Déjame ir! No pueden alejarlo… ¡NO PUEDEN! ¡PAPA! Te lo suplico”—Sollozaba Koichi, el padre aun deteniéndolo ignoraba sus palabras, su madre solo cubría sus ojos con un pañuelo.
Al fin el avión se había marchado, mas lagrimas salieron de los ojos de Koichi, se tiro al suelo para empezar a gritar y golpear el suelo. Su padre en cuanto escucho que el avión en donde estaban Koji y su cuñado, soltó a su hijo, caminando hasta donde estaba su ex mujer. –“Hijo… te esperamos en casa”—Dijo su madre, poniéndose de cuclillas, intento tomarle una de sus manos, pero este la alejo rápidamente, la mujer saco un sollozo de sus labios y se fue con el padre de los gemelos.
Después de algunos minutos, Koichi se levanto, y fue por su bicicleta nuevamente, se subió para ir a un lugar que lo hacia sentirse un poco mejor.
Koichi con sudor en su frente, y algunos rastros aun en sus mejillas de las lágrimas que pensó no dejarían de fluir, estaba sentado admirando el paisaje que le ofrecía ese profundo barranco.
“¿Por qué tuvo que pasar así? Alejarnos de una forma tan cruel” Pensaba Koichi sin dejar de posar su mirada en el fondo de ese barranco –“Siento que solo a ti puedo creerte, siento que solo a ti te necesito. Hasta mi sombra me lastima en esta soledad que me has dejado. Mi corazón no quiere latir de otra manera, ni para otra persona. No puedo creerlo, no quiero creerlo. Jamás me sentiré enamorado, porque ahora mismo estoy muriendo al estar lejos de ti. ¿Sientes este mismo dolor que yo papá?” Seguía pensando Koichi, sintió algo extraño en su interior, mucho miedo.
Se levanto, su corazón latía muy rápidamente y mas, cada segundo más, de repente, por un segundo se detuvo, sintió como si algo se hubiera desvanecido, perdido para siempre en la nada. Apretó con fuerza su puño sobre su pecho, algo le faltaba, y no se encontraba en ningún lado, ya no lo sentía mas –“Koji… ¿Koji? ¿Dónde estas?”—Decía desesperado Koichi, cerro sus ojos para intentar sentir a su hermano –“No… no… ¡NO! ¡KOJI!”—Grito con todas sus fuerzas Koichi, parándose en la orilla de aquel barranco, miro hacia el cielo –“Estoy llorando… llorando por ti, mis ultimas lagrimas, son por ti… para ti”--- Dio un paso al vació y su cuerpo cayo, cerro sus ojos, para que la ultima imagen que observaran en medio de la oscuridad de su interior, fuera su luz… su hermano gemelo, Koji.
Los padres de los gemelos se encontraban en la casa de la madre, miraban el televisor, el padre estaba observando el diario, su madre estaba haciendo algún refrigerio mirando la pantalla, de pronto observo algo que le hizo tirar el cuchillo de su mano, este sonido hizo que el padre se asustara y pregunto –“¿Qué sucede? ¿Por qué has tirado el cuchillo?”—La madre no dejaba de llorar mirando el televisor
Los ojos del padre de los gemelos miro el aparato, escuchando con atención lo que la reportera decía –“Anunciamos que el vuelo con rumbo a Inglaterra, salido de Japón a las 10:00 am en punto se ha estrellado, no se encontró ningún sobreviviente hasta el momento… el causante de este accidente hasta ahora es desconocido, seguiremos informando…”—El padre dejo caer también ese montón de hojas de periódico que tenia entre sus manos, abrazando a su mujer, no sabia como se lo diría a Koichi, su simple partida le había afectado de sobremanera. Se escucho el timbre de la casa, el hombre sentó a la mujer en una de las sillas, no estaba en condiciones de ver o hablar con nadie, salio de la cocina para ir a la puerta y se encontró con un policía.
-“¿Pasa algo oficial?”—Pregunto el padre de los gemelos
-“Disculpe las molestias señor, pero, estamos buscando el hogar del chico que encontramos, vera, hemos estado preguntando por él, y nos han dicho que vive por estos rumbos… aunque no nos han dicho la dirección, pasamos por casa por casa y esta es casi la ultima, voy a mostrarle una foto”—Decía el policía haciendo una pausa
-“Claro, en lo que pueda ayudarle, muéstremela”—El oficial lo miro –“Es algo…fuerte la imagen de la fotografía”—Le advirtió el policía
-“Hágalo, estaré bien”—El policía le mostró la foto, y el hombre ya estaba llorando, era…Koichi, con su cuerpo lleno totalmente de sangre, con su cabeza casi deshecha, pero su rostro había quedado casi intacto. –“Si… es… mi hijo”—
Ese fue el punto final para los gemelos, al menos, en esta realidad.