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Sentimiento Fantasma por mihll

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Notas del capitulo:

 Hola

Mis agradecimientos a mi buena amiga y compinche en este fic, Wady

A leer

Capítulo diez

 

 

     Después de pensarlo toda otra noche, el tema del beso con James quedó zanjado, no le diría nada a Kaede y se prometió así mismo que no volvería a suceder.

Se encontraban terminando un juego de uno contra uno, después de haber practicado tiros de tres puntos por largo rato, al finalizar, con una leve ventaja del ojiazul por dos puntos, ambos se sentaron visiblemente agotados en el centro de la duela, uno al lado del otro.

 

-oye Hanamichi, creo que muy pronto vas a ganarme si sigues jugando como hasta ahora-murmuró Kaede jadeando.

 

Desde que se encontraron para practicar, parecía que todo resentimiento sentido hacia el pelirrojo por su poca confianza había quedado olvidado.

 

-ahh sí, pero te diré que se me hace muy difícil-.

 

-me agrada esta modestia que mantienes ahora, si se hubiera dado el caso en tiempos en que estábamos en Shohoku me hubieses salido con esa bobada de que eres todo un tensai-.

 

-y a mi me agrada que me digas más de dos palabras juntas-dijo Hanamichi en el mismo tono de diversión con el que el otro habló.

 

En los labios de Kaede se dibujó una sonrisa.

 

-y me agrada también esa sonrisa-agregó Hanamichi, para luego tenderse de espaldas en el pavimento.

 

-supongo que hablo y sonrío por que contigo tengo confianza-señaló el moreno.

 

"Confianza" se dijo Hanamichi, e inmediatamente una sombra se apoderó de su rostro, por suerte que el moreno miraba hacia otro lado y no pudo ver su expresión. Meditó por unos minutos concluyendo al final que si bien omitiría la información del beso, le diría sobre la propuesta de James, por que después de todo, pensaba que le serviría para matar el tiempo en la mañana, tal como lo había dicho Touya.

 

-oye Kaede-.

 

-¿si?-preguntó el moreno quien se viró a verlo.

 

-James anoche nos hizo una propuesta a Touya y a mí, sobre trabajar con él en la empresa como ayudantes a medio turno-.

 

-sabes que con eso vas en retroceso,¿fue en vano lo que hicimos para  alejarte de él, todo lo que había hecho para que  ahora de nuevo vayas directamente hacia eso del cual escapaste?-le dijo Kaede en tono serio pero tranquilo.

 

-pues si... tienes razón-dijo simplemente.

 

Hanamichi perdió su vista en el cielo que se tornaba de color rojizo por la caída de la tarde. Kaede le contempló en silencio por un buen rato, preguntándose en qué pensaba en ese momento.

 

-en el caso que llegaras a trabajar con él, ¿Por qué lo harías?-le preguntó de pronto, intentando ser lo más comprensivo posible.

 

-para no aburrirme en las mañanas y también para tener una entrada de dinero, porque últimamente sólo gasto y gasto-.

 

-si es así no tengo por que decirte algo u oponerme a tus deseos... sólo debo decir que debes tener cuidado con James, si bien me haz dicho que el trato entre ustedes es estrictamente por la tutela, dudó que ese capricho que él tenía contigo se haya esfumado de un día a otro-.

 

-no tienes que preocuparte por eso, intentaré mantener la distancia-le dijo-"supongo que podré hacerlo" -se dijo luego para sí.

 

-y dime Hanamichi-dijo el moreno imitando al pelirrojo, recostándose a su lado y volviendo su vista hacia su perfil-hay algo que siempre quise saber y me acabo de acordar-.

 

-¿de que se trata?-preguntó sereno, con la vista aún fija en las nubes

 

 -aquella vez en el lago... me dijiste que Touya y tú eran un poco más que amigos-.

 

Hanamichi rió antes de responder.

 

-lo que te dije era lo que tú querías escuchar-.

 

-¿cómo?-inquirió curioso el moreno.

 

-cuando te dije que éramos un poco más que amigo me refería a que lo estaba considerando como un hermano, como era con Yohei cuando estaba en Kanagawa, tú pensaste lo que quisiste-.

 

-Torpe. Me acosté contigo porque quería enseñarte-dijo con falso enojo.

 

-y me enseñaste, no para estar con él sino con el que vendrá-.

 

-¿aún no tienes prospectos en mente verdad? Lo digo porque no te conozco a nadie y no me has dicho nada de nadie-.

 

Hanamichi finalmente lo enfrentó con  la mirada.

 

-quizá no tengo o quizá no quiero contarte-.

 

Kaede frunció el ceño, pensando que era lo último.

 

-no tengo-aclaró al comprender el gesto.

 

Se miraron por un breve momento riéndose por la declaración del pelirrojo. Luego vino un silencio y las vistas se posaron en el cielo que poco a poco tomaba un color oscuro

 

-ahora que recordé a Yohei, tengo que decir que lo extraño, a él  y a los chicos-habló Hanamichi-aún los considero mis amigos, sólo que están tan lejos y no puedo verlos... a veces hablamos por teléfono pero siempre las llamadas son muy cortas-.

 

-¿entonces por qué decidiste quedarte aquí cuando James te pidió volver?-.

 

-porque si me iba de aquí dejaría a un buen amigo. A los chicos los quiero y extraño, pero ya me he acostumbrado a tenerlos en la distancia y además se tienen entre ellos, no se quedarían solo como sería el caso de Touya, si me fuera... soy su único amigo y mi partida le afectaría mucho-.

 

-me doy cuenta que le estimas mucho-.

 

-así es Kaede, es como el hermano que nunca tuve. Sabes, quiero que mi amistad contigo se transforme en eso mismo-.

 

-yo también Hanamichi, yo también-.

 

xXx

 

    Muchas de las cosas que James hacía por él le parecían extrañas, por no decir todas. A veces creía que en sí él le prestaba más atención que a su propio hijo, a quien poco o casi nada veía desde que éste  se mudó a vivir con Kaoru (Hanamichi estaba enterado de esto de la boca del mismísimo Kaede).

 

Lo cierto es que también comenzaba a hacer cosas extrañas, como aceptar ese trabajo sin saber porqué, pero algo en su interior, lo incitaba cada vez más a estar cerca de su tutor.

 

Las palabras de Kaede, en cuanto a consejos de no acercarse a James, parecían no surtir efecto.

 

Un día como cualquier otro en que se dedicaba a hacer su labores en la agencia, para ser específicos, clasificaba un centenar de proyectos  en a oficina del rubio; su vista inconscientemente se fijó en él. Allí por primera vez lo vio detenidamente, mientras éste se encontraba sentado frente a su escritorio estudiando una nueva propuesta de uno de sus mejores clientes.

 

Hanamichi lo miró como guardando su imagen en la memoria, cada una de sus facciones; el brillo de ese cabello rubio, la lozanía de su piel blanca, esos bellos ojos azules tan concentrados en la lectura de los antecedentes, y porqué  no decirlo, esa fuerte y blanca mano que en la que se apoyaba su rostro maduro.

 

James sin duda era un hombre atractivo.

 

Hanamichi sintió lo que parecía un revuelo de una tormenta en su estómago, comparado con nada que anteriormente hubiese sentido y se asustó, aún más de lo que estaba, creyendo que las palabras de Touya cobraban más razón que nunca. James comenzaba a atraerle, de una forma desconocida e inquietante.

 

Pero se negó a sí mismo que eso estaba sucediéndole, no podía ser cierto, porque era prohibido. Habían muchas cosas que los separaban, James era un adulto y él prácticamente era aún un niño, eso sumado al hecho de que estaba Kaede de por medio, alguien de su misma edad y uno de los dos mejores amigos, una persona que jamás toleraría una supuesta relación entre ellos... sin embargo, lo prohibido era tan atrayente, que incitaba a hacer y actuar de la forma contraria, era como si una voz le dijer: "esto no de debe sentir", y otra le gritara: "siente".

 

Hanamichi se estaba dejando guiar por ese último, dejando en completa libertad su ser. Era sólo cosa de tiempo para que todo lo que estaba descubriendo estallara, ya que su conciencia de a poco iba perdiendo la batalla.

 

Cuando al fin se dio cuenta de lo que estaba haciendo, sacudió su cabeza y trató de seguir con lo que estaba haciendo. No sabía a ciencia cierta cuanto tiempo estuvo observando a James, pero al menos el saber que éste parecía no haberse  percatado de nada lo aliviaba un poco.

 

Así pasaron los minutos hasta que hubo terminado, luego sólo vagó con su vista en los afiches publicitarios colgados en las paredes, los más valorados y reconocidos de las marcas que la agencia de publicidad de James representaba. Hubo de esta forma evitado volver su visión a la figura de James pues no quería que lo de antes volviera a ocurrir.

 

Cuando ya no tuvo más que ver pensó en Touya y en el escaso tiempo que compartían por tomar horarios de trabajos distintos, Touya en la tarde y él en la mañana, así se entretuvo un poco más.

 

Para James, lo anterior no había pasado desapercibido, aunque todo él estaba pendiente de la nueva propuesta, apenas sintió una mirada sobre su persona se dio cuenta que era Hanamichi quien lo analizaba, prefirió mantener su postura mientras sonreía internamente, porqué bien sabía que hoy en día no era tan indiferente para el pelirrojo.

 

 Sólo en el momento en que tuvo certeza que la hora de almuerzo estaba a punto de darse, deshizo su pose, cerró la carpeta que ojeaba con suavidad y se dispuso a consultar su reloj comprobando que faltaban cinco minutos para que dieran las trece horas.

 

 -si ya has terminado puedes ir y pedirle  a Taro que te lleve a tu casa, hoy no puedo llevarte porque he quedado en almorzar con Jack-habló James con su usual calma.

Taro era el chico de los mandados, una persona agradable con quien Hanamichi charlaba cuando ambos no tenían asignaciones por realizar. Ese muchacho tenía muy buen sentido del humor, y desde que Hanamichi comenzó a trabajar (casi dos semanas corridas hasta entonces), se llevaron muy bien.

 

A Jack también lo conoció el primer día ya que éste acompañaba a James cuando pasó a buscarlo al departamento. Tuvieron el placer de hablar un rato camino a la agencia. Se enteró que era el piloto de su tutor hacía más de cuatro años, la persona que lo transportaba a diario de Tokio a Kanaguawa y viceversa.

 

Hanamichi antes de eso siempre pensó que James hacía todo el recorrido en coche, lo que era ilógico por la enorme distancia que separaba ambas ciudades.

 

Además, por la forma en que James se dirigía a este hombre, se dio cuenta que más que piloto, Jack era un buen amigo, era seguro que ello se debía a que ambos eran originarios de Estados Unidos y ambos también amaban el país en el que estaban.

 

Jack y su esposa, de origen Japonés, tenían un feliz matrimonio de más de doce años y dos hijos de por medio, llamados: Ian y Yui, de once y diez años respectivamente. Eso lo supo después cuando ya hubo llegado a la agencia, contado de la boca de su tutor.

 

-no te preocupes, lo buscaré y le pediré el favor-respondió Hanamichi, para luego despedirse y dejar la oficina.

 

Cuando Hanamichi llegó al departamento se encontró a Kaede. Él estaba esperándolo con la espalda apoyada en la pared al lado de la puerta, con los ojos cerrados, como dormitando.

 

-sigues con esa misma costumbre de dormirte en cualquiera lado-habló fuerte, lo más cercanamente posible con tal de asustarlo.

 

-torpe, no dormía, solamente estaba un poco aburrido esperándote-.

 

-¿acaso no sabías a que hora vuelvo?-miró su reloj, llegaba a casa tan puntual como siempre-una y veinte de la tarde, ya te lo he dicho-.

 

Fue hacia la puerta, colocó y giró la llave para después empujar con suavidad.

-vamos adentro, supongo que no haz almorzado-Kaede asintió.

 

-no te veo muy buena cara-dijo mientras caminaba hacia la cocina- algo debe haberte pasado para que vinieras de imprevisto-.

 

-vi al estúpido de Sendoh-murmuró Kaede con  total desagrado.

 

Hanamichi dio media vuelta y habló:

 

-¿y qué quería ahora? ¿Cómo es que ese idiota dio contigo?-.

 

-ni idea, sólo sé que se presentó en mi casa... el muy maldito me vino a decir que terminó con Koshino, ¡cómo si yo fuera su paño de lágrimas!, no sé que se cree-.

 

-supongo que lo echaste  a patadas-mas que una pregunta fue una afirmación de parte de Hanamichi.

 

-no tuve que ensuciarme las manos, la diplomacia de Kaoru ayudó bastante para que se fuera, pero sé que va a volver y también sé que si lo hace esta vez le romperé esa cara de farsante que se gasta-lo último lo dijo con desprecio.

 

-no dejes que él te afecte Zorrito, no vale que aún sigas sufriendo por él-Hanamichi lo dijo muy serio.

 

- no sufro porque ya no siento nada por él, pero sí me gustaría golpearlo para deshacer esa sonrisa hipócrita de su cara-.

 

-y a quien no, ese puercoespín siempre me cayó gordo-.

 

-mejor no perdamos el tiempo hablando de ése. Te ayudo con el almuerzo-.

 

Hanamichi se relajó un poco de la irritación inicial y cambió la cara

 

-vale- asintió y luego preguntó:-¿y qué te gustaría comer?-.

 

-ramen, aunque evitemos preparar algo que nos intoxique-.

 

Hanamichi rió, el sentido del humor de Kaede mejoraba mucho con cada día que pasaba.

 

Ambos fueron a la cocina y empezaron su labor. Mientras preparaban todo, Kaede le contó a Hanamichi que se iría de viaje con Kaoru, ella quería ver a su hermana que residía en el extranjero, y que prácticamente lo obligaba a ir para no dejarlo solo bajo el argumento de que así se libraría del acoso del pervertido de Sendoh, además de poder conocer a esa tía que unicamente había visto por fotografías.

 

-me parece una buena idea-concluyó Hanamichi bajo la mirada de reproche del moreno.

 

-pero será toda una semana ¿Qué pasará con mis prácticas?, además que debo considerar que me aburriré a lo grande con una mujer que no conozco ni deseo conocer- se quejó Kaede un poco molesto con la respuesta de su amigo.

 

-sólo son unos días, además si a ti no te da gusto conocer a tu tía al menos por esta vez dáselo a ella, seguramente ansía conocerte, yo no veo nada de malo en eso-.

 

La respuesta de Kaede fue un sonoro bufido.

 

-no te quejes Zorrito y ayúdame a servir que ya está listo-anunció el pelirrojo.

 

-James-murmuró Kaede, los sentidos de Hanamichi se alertaron con la mención de ese nombre y se puso algo nervioso.

 

-¿Qué pasa con él?-.

 

-ayer lo vi cuando fue a mi casa a hablar con Kaoru por lo del permiso para que pueda salir del país-.

 

-¿y qué hay con eso?-inquirió Hanamichi mas aliviado.

 

-creo que está más complaciente conmigo de lo normal. Kaoru y yo pensamos que iba a dudar con eso de permitirme ir a Suiza, pero dijo que no había ningún problema-.

-es tu padre después de todo, tal vez también supuso que nuevos aires por unos días te haría bien-.

 

-...es raro...-murmuró vagamente.

 

-míralo por el lado positivo...-.

 

-a mi parecer, él te está cayendo mejor de lo que me esperaba-.

 

Justo el comentario que Hanamichi no deseaba oír y su mano que sostenía el plato que servía tembló ligeramente.

-es que las cosas han cambiado un poco... él es un buen jefe, se comporta como un excelente tutor...-.

 

-y supongo que ha dejado de acosarte-interrumpió Kaede nuevamente.

 

-eso ya pasó-cortó Hanamichi, tratando de que sus nervios no fueran más notorios-¿puedes llevar esto a la mesa?-mencionó la pregunta con suavidad, refiriéndose al platillo que cedió a su amigo, en un intento de desviar la conversación.

 

Kaede tomó el plato en su mano y se sentó a la mesa, Hanamichi le siguió instantes después con el suyo.

 

-si Kaoru me hubiera dicho que íbamos a las Vegas o que sé yo, me hubiese escapado a Nueva York a ver el partido que se disputará entre los Bulls y Lakers- mencionó Kaede con resignación apenas Hanamichi se hubo sentado.

 

-ya deja de quejarte-Hanamichi le dijo  respirando tranquilo ya que el moreno retomaba el tema del viaje dejando atrás el de James-...y a propósito ¿Cuándo te vas?, por lo del permiso de James me hace pensar que será pronto-.

 

-el miércoles, parece que Kaoru lo tenía planeado desde mucho antes y no me había dicho nada hasta ayer, lo de Sendoh sólo le sirvió para no dejarme opción-.

 

Hanamichi pensó brevemente, hoy era Lunes, por lo tanto solo faltaban dos días para ese viaje.

 

-eso es muy pronto-.

 

-si Hanamichi, por eso apenas terminemos de comer nos vamos a jugar al parque hasta cansarnos ya que en dos días más ya no podré hacerlo-.

 

Sin más el moreno comenzó a comer.

 

-no te veo con la vestimenta adecuada, además que ni siquiera traes tu bolso de deportes-mencionó Hanamichi con diversión, al ver a su amigo vestido casi elegante en demasía para ser ropa simple de calle la que llevaba puesta; camisa de seda, pantalón de tela y zapatos adecuados a la tenida, y ese peinado en él que se volvió costumbre desde que vivía con Kaoru.

 

-todo está en el coche, y no te burles por que Kaoru me obligó a usarlo-con esas serias palabras siguió comiendo.

 

-está bien, está bien-respondió Hanamichi, y le imitó en eso de comer lo más rápido posible.

 

Dos días más tarde, a la misma hora, Hanamichi despedía a Kaede en el aeropuerto, deseándole paciencia y serenidad para con la tía que estaba pronta a conocer.

 

Luego el pelirrojo se fue de vuelta a casa, repitiendo a su mente que debía intentar dormir en este tiempo libre que le quedaría al no tener a Kaede para compartir las largas tardes de juegos. Tenía que convencerla de eso, en vez de pensar en su tutor, que  a cada día que pasaba, se colaba más y más en sus pensamientos...

 

 

Notas finales: Hasta pronto

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