Capítulo Seis
Hanamichi se dirigía con prisa hacia el gimnasio, se retrasó intentando encontrar a Touya, uno de sus compañeros más cercanos de su escuela. Aparentemente a éste se lo tragó la tierra, ni siquiera estaba en su refugio, la biblioteca, el lugar donde se pasaba estudiando y leyendo en sus ratos libres
--¿Dónde demonios te metes cuando te necesito?-murmuró viendo nuevamente el libro que tenía en manos, debía dárselo a su amigo y éste simplemente se perdía de vista.
Finalmente llegó al acceso principal del gimnasio, dio un rápido vistazo al recinto y su moreno amigo no estaba a la vista, ya se dignaría a aparecer, quiso apurar el paso hacía los vestidores, muy seguro que el capitán de basquetball lo regañaría por la tardanza, aunque se tratara de la primera vez que lo hacía en el tiempo que llevaba entrenando con el equipo, éste a veces le recordaba al mismo Akagui con el genio que se gastaba en tomarse en muy en serio las prácticas
--¡Sakuragui!-la voz ronca del capitán le llamó e hizo que se detuviera-llegas tarde, te estaba esperando-
Hanamichi se volvió hacia quien lo llamaba, éste no estaba solo, hablaba con un joven que le daba la espalada; alto como él, de cabellos renegridos, Igual a zorro
Mas bien era el mismo zorro quien al voltearse dejó a su vista un rostro frío y serio
El pelirrojo avanzó hacía ellos quedando a tan solo unos pasos de sus presencias. Se pasó la mano por sus cabellos rebeldes ligeramente largos, sintiéndose un poco inseguro, no esperaba esta singular visita después de casi seis meses en que no supo nada de nada de su antiguo rival en Shohoku
-Tienes visita Sakuragui, por hoy no habrá entrenamiento para ti-habló el capitán sin mas preámbulos
-hola zorro, tanto tiempo-atinó el pelirrojo a saludar
-lo mismo digo...Sakuragui-habló Kaede respondiendo al saludo viéndole de arriba a abajo enfundado en su uniforme de preparatoria
-puedes irte Sakuragui y recuerda no volver tarde otra vez...nos vemos mañana-
-si capitán-
Kaede inició el paso hacia la salida después de agradecer al capitán el gesto de permitirle hablar con Hanamichi en una ocasión extraordinaria. Ambos dejaron el gimnasio caminando uno al lado del otro y en completo silencio
-¿conoces algún sitio donde podamos hablar con tranquilidad?-inquirió el moreno decidiéndose finalmente a romper el silencio
-el lago...detrás del instituto-fue lo primero que se le vino a la mente
Se trataba de un lago artificial, construido para las practicas de deportes acuáticos de los estudiantes, su nuevo instituto se caracterizaba por la gran cantidad de deportes incluidos en las actividades curriculares, por eso lo había elegido aunque sin duda quedaba en los límites de la ciudad, un poco lejos del departamento que habitaba. No le importaba, era un sitio tranquilo, muchas veces después de los entrenamientos deambulaba por los vastos terrenos de la escuela conversando con Touya, el amigo con quien entabló una estrecha amistad desde que ingresó a estudiar en este lugar.
Mientras caminaban hacia el lugar mencionado no podía ocultar su sorpresa de ver a Kaede allí, pensó en todo el tiempo en que no se vieron, a pesar de todo lo echó mucho de menos; su peleas, berrinches, sobre todo cuando entrenada y no tenía a quien sacar de quicio una y otra vez
-¡do´aho! Hace mucho rato que intentó hablarte, parece que estás en la nubes-Kaede le sacó de manera repentina de sus recuerdos, ni el mismo se dio cuenta en que momento dejó de prestar atención a la realidad
-ah si zorrito...se me olvidaba que estabas aquí-habló con una tonta sonrisa al tiempo que se rascaba la cabeza
Kaede negó con la cabeza, realmente pensó que había cambiado un poco pero parecía ser el mismo pelirrojo de siempre
-dime zorrito ¿qué te ha traído por estos lugares tan lejanos?-
-tu escuela es bonita-le respondió esquivando la pregunta
-lo es...y ya llegamos-
En ese entonces estaban frente al lago, a lo lejos podía verse a un grupo de estudiantes divirtiéndose descalzos en la orilla, Hanamichi pensaba que estos se resfriaría pues lo tiempos no eran muy cálidos, apenas la primavera había llegado, pero no era la primera vez que veía a muchachos en la misma situación, allá ellos, él prefería ser mas precavido, por que seguro si se atrevía a hacer lo mismo terminaría en cama al menos por un mes.
Kaede buscó un lugar para sentarse, unos troncos de arboles en el limite del pequeño bosque colindante con el lago, como si leyera el pensamiento de Hanamichi, ese sitio era su lugar predilecto cuando se trataba de una conversación tranquila con Touya
-no me respondiste la razón de tu visita...es extraño zorrito, no pensé en verte por aquí alguna vez-
Kaede desvió la vista concentrándose en el paisaje que tenía en frente, ni él mismo podía comprender exactamente donde estaba o más bien, por que estaba allí
-no lo sé...tal vez por que necesitaba hablar con alguien y pensé en ti-su voz sonó sin emoción alguna
-¿pensar en... mi?, eso es nuevo zorro-al poco tiempo de hablar se dio cuenta que su voz sonó socarrona, vio a Kaede verlo al rostro, advirtiendo en el de él una sombra de pesar, tal vez si necesitaba ser escuchado y comprendido y realmente creyó verse como un idiota-habla zorrito...a pesar de todo puedo escucharte-lo dijo un poco temeroso, como si después de aquellas otras palabras el moreno se decidiera no decir más
-¿Cómo te ha tratado tu nueva vida?-de verdad en un principio quiso decirle la verdadera razón por la que lo buscó, sin embargo, volvió a rehuir de ello
-fueron tiempos difíciles al principio...eché de menos Kanagawa, a mis amigos, el equipo...a...-se incomodó un poco por lo que iba a decir, Kaede frunció el ceño extrañado por el repentino arrepentimiento-...en fin, me costó acostumbrarme pero ahora todo está muy bien-
-¿estás jugando por tu equipo o solo practicas?-
-solo practico, el capitán dice que aun no estoy listo y que me falta mucho...ese tipo me recuerda mucho a Gori pero al menos el me daba la oportunidad-
-no te aflijas seguro que luego le darás la sorpresa...-
-cuando las vacas vuelen-interrumpió con diversión
-do´aho-
-vale zorro, al parecer nunca vas a cambiar el apodo... ¿pero qué hay de ti?¿cómo están las cosas en tu vida?
-lo mismo de siempre, la escuela, el equipo...lo normal...-
-por qué siento que me mientes...algo te trajo hasta acá, no te pido que confíes en mí pero ya te dije que estaba dispuesto a escucharte si lo necesitas ¿acaso pasa algo con tu padre? ¿las cosas con él han empeorado?-
-lo mismo de siempre-el rostro de Hanamichi esperaba con ansiedad algo mejor que esa respuesta y Kaede pudo advertirlo-él vive su vida...su trabajo, siempre preocupándose en exceso de mí distanciamiento con él...mi relación con Sendoh...-
Hanamichi pensaba que estaba hablando más de lo normal pero hubo un punto allí que le hizo interrumpirlo
-¿el puercospín? ¿sigues con él?-inquirió con interés y real sorpresa
-estoy con él desde hace mucho...y compartimos departamento desde un mes después que tú te viniste a vivir acá-
-pero...pero las cosas entre tú y él estaban muy mal...tú decías que no te quería-
-y no me quiere-habló con convicción-vivo con él, puedo engañarme y decir que me quiere pero después de todo nunca ha dejado de verse con Koshino...sé que se acuesta con él u otro cuando de le da la gana...que más da-
-discúlpame que te lo diga tan directo pero creo que estás muy mal, eso es una soberana estupidez-Hanamichi habló muy seriamente
-ni me lo digas pues yo también lo pienso-
-¿entonces?-
Kaede pretendía darle una respuesta pero en ese entonces un chico llegó donde estaban interrumpiendo todo
-Hana...hace rato que te buscaba, fui al gimnasio y...-miró a Kaede y le impresionó ver al pelirrojo con él, por lo que sabía él no tenía mas amigos en Tokio, nadie lo visitaba y esto era realmente inesperado-siento interrumpirlos-
-yo era el que te estaba buscando y no te hallé por ningún lado-le ofreció el libro que aun traía en manos-aquí está lo que me pediste y no sé te ocurra perderlo que tengo que devolverlo mañana al maestro-
-no hay cuidado-
Kaede pudo sentir una mirada extraña hacía él, el chico los veía raro
-supongo que hoy no nos vamos juntos a casa-Touya lo dijo desanimado
-mi amigo me necesita ahora...nos vemos mañana ¿vale?-
-claro Hana-miró a Kaede, no lo saludó ni tampoco despidió, se marchó de allí viendo hacía atrás
Hanamichi no le dio importancia a tal comportamiento pero Kaede si, de hecho él se volteo a ver su alejamiento y esa forma en que los veía, luego se volvió hacía el pelirrojo
-creo pensar mal pero...¿él y tú?-
-es un amigo-
-a mi no me parece, ni siquiera me saludó y viste como me miró-
-ja, ja , ja, que cosas dices zorrito-
-lo que veo y me parece que son más que amigos...dímelo tú-encaró esperando una respuesta
Hanamichi dejó de reír y luego habló
-podría decirse que un poco más que amigos-lo dijo un poco inseguro
-pero sabía que tú...bueno que tú no eras de esos-
-las cosas a veces cambian, en un principio jamás esperé fijarme en un hombre, no me lo imaginaba siquiera pero las cosas se fueron dando aunque aun no lo asimilo en totalidad-habló un poco nervioso
-¿acaso aun no has tenido sexo con él?-
Hanamichi se ruborizó por la pregunta, se rascó la cabeza con nerviosismo antes de hablar
-aun no...es que...bueno...-
Kaede por primera vez expresó lo que podría decirse una leve sonrisa
-no te burles zorro, aquí el experto eres tú y además nos desviamos de tu tema-habló entre nervioso y exasperado
-no tengo más que decir...solo eso-
-está bien-
Lo que pensaba Hanamichi en ese momento es que Kaede realmente se sentía solo, sin cariño, engañado y envuelto en una situación en la que se ahogaba a sí mismo
-¿por cuanto te quedarás?-preguntó sin querer volver a retomar el tema anterior
-por esta noche, me hospedaré en un hotel y mañana a primera hora regreso a Kanagawa
Estaba en lo cierto, Kaede estaba escapando de su vida, dejó la escuela, su deporte favorito, solo por esconderse un rato, de verdad que se sentía muy solo y él no quería que eso pasara, al menos por este día, la solución de verle acompañado estaba en sus manos
-no tienes por que quedarte en un hotel, vente conmigo al departamento por que después de todo es tuyo-
-pero...-Kaede intentó reprochar
-pero nada, te vienes conmigo y ya-sentenció- ve por tus cosas y nos vamos a casa de inmediato-
Kaede se encogió de hombros, no traía mas cosas de las que vestía
-¿no trajiste nada verdad?...no importa, en tu casa hay todo lo necesario
xXx
Hanamichi se alegró de haber surtido la despensa y su refrigerador el día anterior, tenía todo lo necesario para preparar una buena cena, se empecinó en prepararle a su invitado su especialidad, solo que las cosas terminaron algo mal, se distrajo un momento mientras ayudaba a Kaede a habilitar la habitación que éste utilizaría, y bueno, la comida se quemó debiéndose conformar con sándwiches variados, ensalada y té, tal vez era una cena no apta pero sin duda era mejor que pedir comida preparada que jamás había llegado a satisfacerle
Cuando la cena concluyó, ambos se dirigieron al salón a ver un poco de televisión antes de dormir, Hanamichi se encargó de contarles todas las cosas que habían sucedido con él en estos seis meses lejos de Kanagawa, sus anécdotas y demás.
Por un momento, durante el tiempo de comerciales del programa que veían, Hanamichi dejó solo a Kaede para ir al baño, éste pensaba en la gran fortaleza del pelirrojo, vivir solo, lejos de todo, pero que sin duda lo sabía llevar muy bien y se adaptaba con facilidad, él quería ser como ese loco pelirrojo, lo envidiaba y admiraba a la vez, mas de las veces que quisiera le hizo falta, mucha falta, solo él lograba romper esa máscara de indiferencia, lo sacaba de quicio, llegaba a irritarlo, y era lo que más extrañaba al verlo lejano. Se preguntó en que momento ese deseo de verlo y la necesidad de encontrar un poco de paz en su compañía se apoderó de su ser, le costó un poco decidirse pero finalmente lo hizo y estaba allí con él y eso lo reconfortaba y se sentía a gusto.
Sonrió, hace tiempo que no se sentía tan bien como ahora, la compañía de Hanamichi le parecía cálida y acogedora, y pensar que un día no se trataban más que a golpes e insultos
-¿y bien zorrito?...no regresan de los comerciales- eso pudo ver Hanamichi al tiempo que se dejaba caer pesadamente en el sofá, al lado del zorrito ensimismado, extendió sus brazos en el respaldo y al notar como el otro estaba perdido en quien sabe que cosa, le dio una palmada en la espalda con la mano cercana
-¿en qué pensabas?-
-en nada-
-mmmm...-
-¿en qué podría estar pensando ahora?-Kaede preguntó viéndole a la cara
-madrigueras y cosas de zorro-respondió divertido
-tú no cambias-
-y tú tampoco...-vio la tele de nuevo, ya no tenía ganas de seguir viendo-¿a qué hora vamos a dormir?-
-cuando quieras...dormimos-soltó Kaede con diversión en doble sentido
Hanamichi analizó un poco la respuesta, algo lento, entonces se enfrentó a la mirada divertida del otro
-¿acaso quieres dormir conmigo?-preguntó como si nada
-si tú quieres-habló Kaede del mismo modo
-yo...tú...-
-sin compromisos...podría enseñarte cosas que no sabes y a ver si así te atreves con tu "amiguito"-
-eso es una proposición directa zorro-
Kaede no dijo más, ante las palabras de Hanamichi acercó su rostro cuanto más pudo al de él ¿estaba seguro de lo que quería?...no lo pensaba, solo actuaba, más aun sabiendo las nuevas inclinaciones sexuales del pelirrojo, en verdad le gustaría estar con él, sus deseos lo decían y éste chico parecía no exaltarse por la propuesta
-¿Qué dices... Hanamichi?-habló lento, acercando cada vez más su rostro hasta casi rozar sus labios con los de él
-¿sin compromisos?-
-sin compromisos-
Sin más terminó por apoderarse de sus labios, recordaba la sensación de su contacto en ese beso que le dio aquella noche antes de dejar la casa en Kanagawa.
Hanamichi entreabrió su boca dándole acceso, tenía cierta relación con Touya, pero no era con compromisos, cada quien podía hacer lo que le antojara, tampoco podía pensar demasiado, ese contacto de Kaede le gustaba mas de lo que esperaba. Se dejó hacer y arrastrar a su cuarto, allí no supo en que momento ambos terminaron desnudos, las caricias íntimas no se hacían esperar, el moreno sabía lo que hacía; donde tocar, como hacerlo de la manera mas placentera que lo dejó completamente excitado.
Era su primera vez y Kaede era su maestro, como buen alumno que era aprendió rápido, muy pronto devolvía las caricias al moreno, quien gozaba bajo la sensación de sus fuertes manos, lo vio retorcerse de placer y pedirle con voz ahogada entre gemidos que lo tomara, él le explicó el como debía hacerlo, prepararlo un poco antes de embestirlo con su miembro, así lo hizo.
En su vida no había probado mayor sensación de estar tomando a alguien, entre sudor, gemidos y jadeos, oleadas de placer dominaban sus cuerpos que ardían y se fusionaban como uno solo. Al tiempo que sus embestidas tomaban mayor ritmo, una de sus manos lo hacía de igual manera ocupándose del miembro de Kaede, hasta que al final el placer fue máximo, desencadenándose de manera intensa en un orgasmo sin igual.
Hanamichi se dejó caer jadeante sobre el cuerpo del otro, ni siquiera se lo imaginaba pero para Kaede esto fue único, a pesar de que esto era solo una fugaz aventura, se sintió pleno, y por un momento querido, mas de lo que antes había recibido de aquel que se decía su pareja.
Luego de incorporase un poco, Hanamichi se recostó a su lado y manoteó las sábanas para cubrir sus cuerpos. La lección fue buena aunque se sentía raro mas no le dio importancia y se acurrucó contra el blanquecino cuerpo que tenía a su lado y se durmió junto a él
Cuando el despertador anunciaba el inicio de una nueva jornada, Hanamichi se vio durmiendo solo, el zorrito ya se había marchado hace un buen rato por que su lugar estaba frío.
Dio un suspiro antes de levantarse, este el inicio de nuevos días y sabía perfectamente que con quien estuviera o donde estuviera, su primera vez con un hombre siempre lo acompañaría.