Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tu REPUTAción por Songfic_Maniak

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

“TU REPUTACIÓN”

Homónimo a la canción de Ricardo Arjona (Adaptada)

 

 

Tocas a mi puerta, sé que eres tú… ansiaba este momento como no tienes idea…ambos sabemos lo que sucederá esta noche… quiero que sea inolvidable para ti…aunque, será todo un reto, sé bien todas las noches que pasaste antes de mí, se bien lo que eras, o, al menos, tengo una idea… toda tu leyenda alrededor de historias de cama es tan extensa, tan irreal que me encuentro realmente nervioso… pero he decidido darte lo mejor que tenga, aunque quizás no sea suficiente, esta noche quiero ser el mejor amante para ti

 

Tu Reputación

Son las primeras…

Seis letras de esa palabra

 

Entras lentamente, los tenues rayos de luna que entran por mi ventana me dan una hermosa vista de ti… me miras con esos profundos mares… y todo en mi renace de nuevo, sin embargo tu mirada luce melancólica, tu semblante taciturno. Me gustaría correr hacia ti, abrazarte y llenarte de besos, pero sé bien que debo tomarlo con calma, así que solo me limito a sonreírte tratando de darte confianza, me levanto de la cama y me dirijo hacia ti con pasos lentos, al ver que me aproximo bajas tu rostro, lleno de vergüenza, no puedes resistir mi intensa mirada, sé lo que pasa por tu mente… culpabilidad, miedo a mi rechazo… si tan solo te decidieras a alzar tu tierna mirada te darías cuenta que en mí no hay nada de eso, no me importa tu pasado, lo que eres ahora es lo que este corazón venera, esta noche no será como las otras, esta noche no tendrás sexo, harás el amor…conmigo…

 

Llevarte a la cama era más fácil que respirar

Tu teléfono es de total dominio popular

Repentinamente los recuerdos me invaden, recuerdo vagamente cuando éramos tan solo buenos compañeros de armas, y es que, me es tan difícil recordar mi vida antes de ti, antes de conocer la suavidad de tu piel, lo contagioso de tu sonrisa… la magnificencia de tu amorosa mirada, desconocida para muchos…

 

Yo solo vivía para mi Diosa, era un caballero orgulloso y solitario, solía ir a las juntas que se realizaban en la cámara de Athenea para escuchar a los demás miembros de la orden dorada discutir cosas superfluas y, algunas veces, hasta redundantes, miraba constantemente hacia tu asiento, siempre vacío y después hacia la puerta esperando que aparecieras en cualquier momento, pero nunca te presentabas y, mientras tanto, los demás se dedicaban a hablar sobre ti, eras el tema de conversación cuando todos los demás se agotaban. Yo me limitaba a escucharlos, pero al cabo de unos minutos comenzaba a irritarme y terminaba retirándome poniendo de excusa cualquier cosa que se me ocurriera en ese momento.

 

Detestaba que hablaran mal de ti pero, mas que nada, odiaba escuchar sobre tus aventuras, me preguntaba el porque de tu obsesión por acostarte con todo aquel que se cruzara en tu camino… y el porque, si así era, nunca lo habías querido hacer conmigo, desde que te vi me habías parecido atractivo, sin embargo yo, serio y distante, como siempre, me limitaba a escuchar las leyendas en torno a ti, a admirarte en secreto y a saludarte con indiferencia cuando, debes en cuando, nos topábamos, a veces te acercabas y rodeabas mis hombros con gran confianza, mientras reías y hablabas sobre tus amoríos, tiempo después supe que lo hacías para crear una reacción en mí: enojo, tristeza, odio, repudio… celos, cualquier cosa, pero yo jamás demostré nada al saber la clase de persona que eras, y no era que me desagradaras, solo que para mí, uno de los caballeros mas respetables del Santuario, no era conveniente siquiera una amistad contigo, escorpión, tú que cada noche mancillabas tu cuerpo con lujuria y te enredabas en la cama con otros iguales a ti… ahora me arrepiento de haber pensado todo esto de ti, pero antes tenía la firme seguridad de que así era y, por esto, me prometí no acercarme a ti y dejar de pensarte...

 

Y tu colchón tiene más huellas que una playa en pleno verano

 

Pero ¿qué hay del amor? Ese que juega con el corazón a sus anchas, ese que clavó su flecha hiriéndome profundamente, haciendo que comenzaras a atraerme de tal modo que muchas veces pasaba las noches en vela… soñándote.

 

Y en el día tú ¡Siempre tú topándote en mi camino! Después me habrías de confesar que lo hacías a propósito y no sabes como te agradezco que lo hicieras, pero en aquellos momentos sentía desfallecer porque desde que a lo lejos me sonreías sentía mis piernas temblar y cuando comenzabas a mirarme de esa forma tan coqueta y tu embriagador aroma rodeaba todo mi ser me sumergía en un letargo, tu personalidad tan inquietante hacía que la cabeza me diera vueltas y tú, notando mis reacciones te acercabas mas y mas, casi imperceptiblemente, hasta que terminábamos sentados donde fuera, tú, platicando de tus aventuras y yo, teniendo que soportar tus palabras con tal de admirarte por mas tiempo.

 

“¿Conoces a Helena?” me preguntaste una tarde mientras mirábamos el atardecer sentados en los jardines cercanos al Santuario

 

“¿la hija de aquel influyente político de la ciudad?” Te pregunté ladeando mi rostro para dirigir mis ojos a ti… presintiendo lo que dirías a continuación

 

“hermosa ¿no?” dijiste al aire sabiendo de antemano que no iba a responderte “ La conocí hace algunos días…¿sabes que tiene un prometido que la desposará virgen el sábado?” me preguntaste mostrando aquella traviesa media sonrisa, asentí con la cabeza mientras un extraño nerviosismo se apoderaba de mi cuerpo presintiendo… tan solo presintiendo en que acabaría tu platica “pues solo se celebrara la boda a medias porque…si bien, si la desposará...” me confesaste en un susurro, acercándote mas a mí “…no será virgen”

 

“Tú… ¿cómo…?” Te miré impactado mientras tú soltabas una carcajada “¿¡Cómo pudiste?!” exclamé enojado por tu actitud “¡No puedes pensar en otra cosa que no sea sexo!” te grité alejándome de ti, tú, triunfante al ver que al fin mostraba algo fuera de mi frialdad te incorporaste y me seguiste sin dejar de reír.

 

Has hecho el amor mas veces que mi abuela

Y aún no acabas ni la escuela

“¡Oye! ¿Cuál es el problema?” preguntaste mientras corría a velocidad luz cruzando los templos sagrados y tú me perseguías

 

“No dudarías en acostarte con quien fuera para cumplir tus mas asquerosos deseos” te reclamé cuando llegamos a mi templo, girando mi cuerpo, haciéndote frente con mi mirada ardiente llena furia… llena de celos.

 

“¿Por qué me juzgas de ese modo?” me preguntaste extendiendo tus manos fingiendo inocencia.

 

”Ya sabes, lo que todos dicen” te respondí dando media vuelta con intención de terminar aquella platica.

 

“Vaya, no sabía lo popular que era… pero es cierto, ahora que lo pienso ya me he acostado con la mayoría de los de nuestra orden, de hecho… solo faltas tú” dijiste como si hablaras sobre una tarea que habías olvidado cumplir, al instante me di la vuelta, correspondiendo aquel atrevimiento y te tomé con fuerza del cuello de tu camisa atrayéndote hacia mí con brusquedad.

 

“Eso nunca sucederá” te dije enrabiado “No si solo buscas…” traté de decir pero cambié mis palabras “¿¡Es eso lo único que quieres!? ¿¡Acostarte conmigo?!” terminé preguntándote.

 

“A menos que quieras darme algo mas, si, es todo lo que necesito” me dijiste indiferente ocultando tus manos en los bolsillos de tu pantalón, sabiendo que es acción me enfurecería aún mas, si eso era posible.

 

“¡Eres un idiota! ¿¡Acaso crees que aceptaré acostarme contigo?! ¡Sé bien quien eres… sé bien lo que eres! Eres… un… ¡Un libidinoso, un lujurioso, un sucio, un…!

 

“¡Ay, ya, Camus!” exclamaste deshaciendo mi agarre con tus manos y mirándome con fastidio “Me aburres, ya he oído ese sermón mil y un veces y no necesito que me lo vuelvas a repetir. Si quieres acostarte conmigo o no me da igual, después de todo si tú no quieres… alguien mas querrá” dijiste mirándome con elegancia “muchos mueren por darme su cuerpo, sin que yo se los pida, tú estas desperdiciando el privilegio de tener un momento a mi lado… y como ya me di cuenta lo mucho que te desagrado no volveré a molestarte mas, fue un gusto Camus” me dijiste mientras, esta vez, tú me dabas la espalda y comenzabas a bajar la escaleras de mi templo “Creí que te agradaba aunque sea un poco…creí que tú y yo…” cortaste tus palabras yo me estremecí al escucharte “todo por tus estúpidos principios…” continuaste mientras detenías tus pasos y suspirabas “supongo que tú y yo… somos muy distintos”

Y aun sabiendo que no eres el mejor partido

Dime ¿Quién puede contra cupido?

“¡Aguarda!” exclamé bajando las escaleras, tú, sin poder ocultar tu emoción, regresaste a verme de inmediato y puede ver una sonrisa apenas controlada en tu rostro “No tengo nada en contra tuya, ¡Jamás he dicho nada malo sobre ti! Además, ¿Cómo sabes que no tengo una vida como la tuya?”

 

“Ya sabes, lo que todos dicen” me respondiste y no pude evitar sonreír, aligerando un poco la situación

 

“Ellos no saben nada yo… no soy tan íntegro como crees” te dije siguiéndote el juego

 

No pudiste evitar reír mientras sujetabas mi hombro amistosamente, yo solo me limité a sonreír abiertamente hasta que de nuevo mi rostro se torno serio cuando tomaste mi barbilla y examinaste con detenimiento mi rostro como si se tratase de una obra de arte, me paralicé por completo y dejé que siguieras tu escrutinio penetrándome con esos intensos ojos aguamarina hasta que, finalmente, dijiste en voz baja “Camus, eres un mentiroso, ni siquiera te has acostado con alguien en tu vida…” sonreíste al ver como mis ojos se abrían como platos llenos de sorpresa “Tranquilo no tiene nada de malo ser virgen, de hecho yo si seré sincero contigo… solo si prometes guardarme el secreto” me propusiste y yo, que había olvidado el habla, apenas y pude asentir con la cabeza “bien, entonces te diré mi mas íntimo secreto…” dijiste mientras acercabas tus exquisitos labios a mi oído y me confesabas: “yo también lo soy”.

 

“¡Imposible!” Te grité apartándote, pensando que te estabas burlando de mí “No tienes porque fastidiarme por el hecho de ser virgen ¡¿Si tanto te molesta, por qué no haces algo al respecto!?”

 

“¿¡Acaso escuché bien?! ¿El caballero más puro de la legión se me esta insinuando?” preguntaste riendo, y, sin poder aguantar mas tu atrevimiento dirigí mi puño hacia tu rostro, tú lograste apresarlo y, aprovechando mi sorpresa me jalaste hacia ti causando que mi cuerpo cayera sin control hacia el tuyo “te arrepentirás de haberme retado” me dijiste mientras me abrazabas hacia ti y comenzabas a rozar mi cuello con tus labios.

 

“Ya veremos…” te dije en un corto suspiro a causa de tus caricias en mi cuerpo que inesperadamente comenzaron a aumentar y a profundizarse.

 

Y es que si yo no he sido un monje

¿Por qué voy a exigirte que seas santo?

Colocaste tu dedo en mis labios, indicándome que guardara silencio, tomaste mi rostro y sin esperar mas me besaste, cerré mis ojos al contacto, abandonándome ante esa caricia: succionaste una y otra vez, delineaste con tu lengua mis labios, con una caricia tan tierna y a la vez tan pasional que sentí una desesperada necesidad de adentrarme a tu boca queriendo devorarte por completo, te abracé hacia a mí y tú me correspondiste lleno de fuego, quemándome por dentro, sintiendo tanto calor que creí que en cualquier momento abrirías llagas en mi piel.

 

Jamás había conocido a alguien tan entregado, te abracé con más fuerza queriendo sentir todo tu cuerpo unido al mío, tú acariciaste una y otra vez mi cabello encendiéndome con cada caricia, haciéndome disfrutar como nadie lo había hecho… fue más que placer… en ese momento supe que no solo me gustabas, realmente lo que sentía por ti era algo mas intenso. Era amor, porque, al sentir tu cálido cuerpo olvidé el tiempo y al probar tu boca me olvidé de mi mismo, tan solo para entregarme a ti por completo.

 

Tú continuaste besándome con mas intensidad, removiéndome, provocando que te deseará con mas ímpetu, así pude comprobar que todo lo que decían de ti era verdad porque detrás de ese beso tan perfecto, tan encantador y adictivo se encontraba una enorme lista de amantes olvidados, mal amados que te habían dado una parte de su ser y que te habían educado hasta convertirte en un experto en el arte, tu experiencia con otros te había convertido en el perfecto amante… que en este momento me besaba a mí, me sentí tan afortunado que, sin pensarlo, agradecí a todas aquellas personas que se habían perdido en el anonimato y que habían hecho de ti algo que distaba mucho de lo que muchos decían, supe lo que verdaderamente eras: un ser que solo vivía para amar a los demás y anhelabas entregarles tu cuerpo y tu alma en una sola noche… sin embargo, para tú mala suerte, todos tomaban tu primer obsequio… y rechazaban el segundo, todos, malditos cobardes, incapaces de darle refugio a tu alma anhelante de ser amada, el alma de un escorpión….

¡Si el pasado te enseñó a besar así!

¡Bendito sea él que estuvo antes de mí!

No supe exactamente como fue que logramos llegar hasta mi habitación, no pudimos dejar de besarnos un solo instante mientras en el trayecto nos quitábamos las sandalias y desabrochábamos nuestras camisas, hasta que entramos a mi cuarto y sin poder esperar mas caímos en la cama llenos de pasión, yo no podía aguantar mas la emoción que me embargaba y te atraje a mí con ansias, esperando que hicieras conmigo lo que te placiera, después de todo bien sabía que tú eras experto en hacer y deshacer a tu antojo.

 

Sin perder el tiempo me desnudaste sin dudas, deshaciéndote también de tu ropa, seguiste haciéndome disfrutar con tus suaves pero, al mismo tiempo, arrebatadoras caricias que apenas y me permitían respirar, tus manos me recorrían por completo excitándome, provocando que comenzar a gemir y empezara a perder el control sobre mi cuerpo, entonces… ¡Fue entonces cuando detuviste todo contacto! Apartaste tus labios, abrí mis ojos mientras me quejaba al ya no sentirte, cuando nuestras miradas se encontraron te incorporaste aprisa quedando de rodillas en la cama, tu rostro lucía desconcertado, lleno de miedo y yo, realmente confundido me incorporé quedando sentado frente a ti “¿Qué ocurre?” te pregunté sujetando tus hombros con fuerza, asegurándome de que no te alejaras mas.

 

“Esto es un error” respondiste sin querer mirarme, yo sobrepasado por la situación jalé tus cabellos por detrás obligándote a alzar el rostro y a mirarme a los ojos

 

“Me gustas” te dije decidiéndome a ser totalmente sincero contigo “¡No! No solo me gustas… cada vez que te veo siento algo tan… es que…lo que siento por ti es tan intenso…que no…” traté de explicarte mientras apretaba cada vez con mas fuerza tus hombros y tus ojos se clavan mas profundos en mí “no sé como explicarlo pero… solo puedo decirte que si voy a hacer esto, quiero que sea contigo… tan solo contigo”

 

El silencio se hizo presente, nos miramos por un instante descubriendo uno en el otro el verdadero sentimiento que nos unía.

 

“Ese es, precisamente, el error… yo no suelo involucrar ningún tipo de sentimiento en mis relaciones…” me contestaste alejando mis manos de tus hombros “si vamos a hacer esto no quiero que me reclames nada al terminar, si te acuestas conmigo no quiero que mal entiendas las cosas… esto es solo… una noche ¿entiendes?” no sabes como me dolieron tus palabras sin embargo supe que a ti te habían dolido mucho más, pero mas te dolería una nueva desilusión. Asentí con la cabeza decidido a arriesgarme, tan solo para hacerte comprender que lo nuestro no se limitaba a una noche… porque yo no temería a pedir tu corazón y, si esto era un sentimiento autentico, te abriría los ojos y perduraría.

No es bueno el que se abstiene

Bueno es él que se detiene

Cuando encuentra

Lo que tú encontraste aquí

“No te detengas por eso” te pedí, tú suspiraste aún dudoso, pasaste tus dedos por entre mis cabellos y lentamente volviste a acercarte a mi rostro “y… no temas” agregué uniendo mi frente con la tuya, fuiste víctima de un escalofrío a causa de mis palabras y mi reacción, el cual duró muy poco ya que te apresuraste a tomar mis labios de nuevo y a recostarme en la cama. No te detuviste, ni titubeaste más, acariciaste mi cuerpo una y otra vez hasta que me perdí en el placer me abandoné a tus manos para que hicieras conmigo lo que quisieras… y así lo hiciste: tus dedos trazaron el camino que tu entrepierna seguiría después mientras mordías y succionabas mi cuello.

 

¡Si el pasado te enseñó a tocarme así!

¡Benditos los que estuvieron antes de mí!

 

Me tomaste de forma delicada dándome tiempo de que me adecuara a ti para después convertirte en un ser salvaje que me devoró, me hizo gemir, gritar y rendirme hasta el punto del delirio, supe entonces porque nadie podía negarse a ti, porque todos habían pasado por esa cama en la cual tú y yo teníamos mas que sexo… y también supe que no solo quería eso que le habías dado a los demás y me obligué a abrir mis ojos hallándote perdido en el placer, naufragando en el torrencial vaivén de nuestro cuerpos, tus manos aferradas a mis caderas, tu vista nublada por el deseo…

 

Alargué mi mano hasta alcanzar tu mejilla, me desconcertaste por completo cuando, enseguida, huiste del contacto, ladeando tu rostro… te llamé mientras sujetaba tus brazos tratando de acercarte a mí, tú no cedías a mis suplicas, traté con mas ahínco, jamás me daría por vencido… así que me decidí a decirte lo que sentía por ti de una vez por todas “te… amo” te dije con mi respiración entrecortada.

 

“¡Basta!” gritaste dejando mis caderas y aprisionando mis muñecas a ambos lados de mi cabeza mientras aumentabas el ritmo de tus embestidas y los gemidos de ambos salían de nuestras gargantas, descontrolados llenando cada rincón de la habitación.

 

Eyaculé con fuerza mientras que tú te descargabas dentro de mí, causando que mi espalda se arqueara y que, por segundos, quedara suspendido en la nada…y fue en ese preciso momento en el que decidiste liberar mis muñecas y te atreviste a abrazarme con fuerza, impidiendo que me recostara de nuevo, apoyando tus codos en la cama haciendo que tus brazos abrazaran mi espalda y tú, recostado sobre mí, el resto de mi cuerpo…

 

Nuestros cuerpos húmedos aún se mantenían en tensión y tu cálida respiración chocaba contra mi cuello mientras que yo me ocultaba entre tus cabellos…no supe que decir, pero, casi por reflejo, mis brazos inertes a ambos lados de mi cuerpo te abrazaron posesivamente, fue esta acción la que, finalmente, te hizo reaccionar.

 

“te amo” me dijiste en un susurro para después seguir respirando agitado, al escucharte mi corazón, el cual de por si se encontraba agitado, comenzó a latir con mas velocidad, quise pedirte que lo repitieras… una infinidad de veces, no podía creer lo que habías dicho, uní mi mejilla con la tuya, besé tus húmedos cabellos, después tu oreja, tu mejilla una y otra vez, fui recorriéndola hasta que, finalmente llegué a tus labios, te di un beso corto, mientras admiraba fascinado tu estado entre alegría y tristeza, comenzaste a sollozar, tus lágrimas no tardaron en hacerse presentes al mismo tiempo que me sonreías y reías acariciando mi rostro “ahora se a donde pertenezco” me dijiste sonriendo mientras unías tu frente con la mía.

Si otros han sido tu escuela

Yo seré tu graduación

Cuando incluyas en la cama…

“Milo, de ahora en adelante yo estaré aquí… junto a ti” te dije enternecido, tú asentiste con la cabeza convencido y no pudiste evitar besarme de nuevo, sellando, sin proponértelo, nuestra alianza.

Al corazón…

 

Los meses pasaron, parecía como si el Santuario se hubiese rebelado en contra nuestra, por donde quiera que camináramos nos miraban, hablaban mal de nosotros, parecía que nos odiaban e inventaba estupideces. Tú dejaste de salir en las noches, dejaste tus conquistas y así pude comprobar que lo nuestro comenzaba a convertirse en algo formal.

 

Pasábamos el día juntos aunque, algunas veces, tu actitud cambiaba y preferías estar solo pero yo, siempre confié ciegamente en ti, porque todo el amor que me profesabas en el día y en la intimidad era suficiente para mí, tu actitud siempre egocéntrica y soberbia cambió… tu orgullo se convirtió en culpa, tus antiguos amantes, celosos de mí, arremetieron contra ti enfurecidos escupiéndote, cada que se presentaba la oportunidad, los peores insultos del mundo, haciéndote sentir como una basura. Tu autoestima se extinguió y de sentirte el ser mas encantador del plantea llegaste a pensar que eras peor que la inmundicia, una porquería, un hombre que no merecía ser amado.

 

Traté de evitarlos, de levantarte cada vez que algún comentario o rumor te deprimía pero me fue imposible acallar todas las voces, a todas horas, en todo momento… y tú, mi pobre Milo, dejaste que todo esto te afectara, tu sonrisa desapareció, temías salir de tu templo, jamás te abandoné, llegaste a llorar entre mis brazos sacando todo tu arrepentimiento que carcomía tu alma, pidiéndome perdón a mí ¡A mí! A pesar que te repetía constantemente que no lo hicieras, que no había razón pero no quisiste escucharme simplemente no podías perdonarte todo lo que habías hecho e, incluso a veces, dudabas de nuestra relación y decías que no merecías mi compañía…

 

Las cosas no podían estar pero cuando, ocurrió que una mañana, me arreglé y salí de mi templo aprisa, la noche anterior de nuevo me habías pedido que te dejara solo y toda la noche no había dejado de preocuparme por ti… pasé el templo de Capricornio, el de Sagitario y comencé a subir las escaleras del tuyo cuando alguien detrás de mí me saludó.

 

“Buenas tardes” saludó Máscara de Muerte, con aquel rostro desencajado y perverso, yo solo lo regresé a ver y le hice una seña con la cabeza sin contestarle “¿Por qué tan callado? ¿Acaso no ha llegado el amor a tu vida? ¡Por Athenea! Quita esa cara de muerto” siguió él y yo mi controlé lo suficiente para no encerrarlo en un ataúd de hielo de por vida “¡Ah, ya sé! De nuevo te has enterado de uno de los amoríos del alacrán…” en ese momento lo miré lleno de rabia y supe que no resistiría por mucho mas…

Dicen por ahí que tu terrible fama tan ligera

Ha venido a pintarme un par de cuernos en la mollera

Que tengo que sacarte del barrio y del país

Si es que quiero darle a esta historia un final feliz

 

“¡Bingo!” exclamó él acercándose a mí con un semblante triunfante “¿Quién es? ¡Ah, que tonto! No debí preguntarte eso… nadie debe saberlo, ha estado con tantos y tantas, aunque…. podría ayudarte enlistando a la mayoría de sus conquistas, pero tardaría años en escribirlas todas, además…”

 

“Ya fue suficiente” le dije con tranquilidad mientras lo retaba con la mirada y lo tomaba del cuello en señal de advertencia.

 

“¡Hey, hey, tranquilo! Ese insecto se cree mucho pero ya sabes lo que todos dicen sobre él… tú y yo sabemos que eres demasiado para él, yo podría ser un mejor amante… tal vez mas fiel, ese hombre solo te llenará de veneno” me dijo acercando sus labios a los míos.

 

“¡Cállate!” le grite empujándolo con fuerza haciendo que cayera al piso “tu lengua es lo único venenoso aquí”

 

“¡Desengáñate Camus! Él es un maldito escorpión” exclamó Mascara de Muerte poniéndose de pie “¡Milo es basura, un ser que solo vive para el sexo, él es…!”

 

“¡La persona que mas amo en el mundo!” le grité esta vez alzándolo del cuello, impidiéndole que siguiera blasfemando… impidiendo su respiración.

 

Siempre era lo mismo, desde que acepté esta relación contigo todos nos molestaban, nadie dejaba que fuéramos felices, así que quise acabar al menos con algo de todas esas habladurías…

 

“Camus, déjalo” pidió alguien con calma tras de mí, yo giré mi rostro aún enfurecido, pero al instante mi rostro se llenó de sorpresa al ver de quien se trataba “No es necesario que me defiendas” me dijiste desviando tu rostro al encontrarse nuestras miradas, cerrando tus ojos, mostrando una melancolía que me quebró por completo.

 

Arrojé a Máscara de Muerte, amenazándolo: “Si una palabra mas sale de tu boca te juro por Athenea que congelaré tu lengua para que no trates de envenenarme de nuevo” él se puso de pie enfurecido, sabiendo que no podía hacerme frente, dio la vuelta gritando maldiciones a cada paso. Sin importarme nada más, corrí hacia ti y acaricié tu rostro preocupado.

 

“¿Escuchaste todo lo que…?” traté de preguntar pero las palabras quedaron en mi garganta conociendo de antemano la respuesta, pasé mis dedos por entre tus suaves cabellos, tú asentiste con la cabeza aún con los ojos cerrados “Milo… no tienes porque… ¡Máscara de Muerte es un imbécil! No tienes porque sentirte mal”

 

“Si tú no te sientes mal entonces no tiene porque afectarme” respondiste ladeando la cabeza tratando de huir de mí, apartando con tu mano la mía.

 

“Milo, mírame” te pedí, tú dudaste durante algunos segundos que me parecieron no tener fin para después, abrir tus ojos demostrando una mirada llena de tristeza “te… te afectó… ¡Lo mataré!” grité enfurecido al ver tus hermosos ojos aguamarina apagados por la tristeza.

 

“¡Con golpearlo no solucionaras nada! ¿¡Qué no entiendes que no puedes tapar el sol con un dedo?!” gritaste mirándome enfurecido, dejándome paralizado por tu respuesta, diste la vuelta y comenzaste a huir de mí… de nuevo, pero yo no iba a permitírtelo.

 

Atravesamos tu templo mientras que yo forcejeaba contigo y tú tratabas de deshacerte de mis manos, repentinamente tropezaste cayendo con fuerza boca abajo, al tiempo que soltabas un grito lleno de dolor y frustración, te llamé espantado, me arrodillé tratando de incorporarte comprendiendo al ver tu rostro porque habías tropezado.

 

“¿Por qué lloras?” te pregunté mientras tú te incorporabas quedando arrodillado y yo te abrazaba con fuerza al ver las lágrimas caer aprisa en tu rostro.

 

“¡Es, es insoportable!” gritaste ocultando tu rostro en mi hombro, aferrándote a mí “Por mis estupideces llegará el día que te canses de todo esto…”

 

“¿¡De qué hablas?!” te pregunté sorprendido, lleno de miedo.

 

“¡De todo lo que dicen!” gritaste deshaciendo el abrazo para verme a los ojos “de todos los que han pa…sado por mi cama, de que soy la, la puta de toda Grecia ¡Estoy harto! Tengo miedo que puedas… llegar a, a creer que en verdad, yo te… te soy infiel y que solo eres uno… más pero… ¡Eso no es cierto!” Me dijiste lleno de sinceridad, entrelazando fuertemente mis manos con las tuyas, mojándolas con tus lágrimas mientras las besabas con avidez “¡¡Camus si tú me dejas yo… yo…!! ¡¡Tú no eres una aventura!!” Gritaste lleno de frustración al no poder hablar a causa de tus sollozos “¡¡Te amo!! Sin… sin ti perderé de nue…vo el camino¡¡Tú, tú eres…!!”

 

En ese momento no pude soportar mas tu dolor que me golpeó en lo mas hondo y desafané mis manos de tu agarre para tomar tu rostro y acallarte con un beso que te robó por completo el aliento, te quedaste inmóvil por un momento, yo acaricié tu rostro enjugando tus lágrimas, mimé tus rebeldes cabellos hasta que logré tranquilizarte y comenzaste a corresponder aquel beso que me supo a desolación, pero también contenía una gran dulzura y sobre todo un amor tan intenso que me convenció que te entregabas completamente a mí, cerraste tus ojos, no pudiste seguir besándome porque tus lágrimas que caían en silencio, te lo impidieron, entonces dejé de hacerlo y uní nuestras frentes mientras seguía acariciando tu rostro repitiendo lo mucho que te amaba y lo que significabas para mí… mi delicado Milo, siempre sufriendo, destrozando tu alma con cada estúpido comentario de los demás, culpándote del pasado, temiendo el presente, olvidando que existe el futuro.

“Camus…”

 

“No tienes porque decirme nada” te dije apartando las lágrimas, mirándote con seriedad “No quiero que me digas lo de siempre ¡No me importa lo que otros digan de ti! Milo, te amo y no me importa lo que hiciste antes de mí”

 

“Tú no sabes Camus, yo en el pasado…”

 

“¿Qué no sé? Milo todos lo sabíamos, en el pasado fuiste de todos, pero ahora solo eres mío… estoy seguro de eso, así lo siento cada vez que me ves de esta forma, cada abrazo, cada caricia, aún la más ligera…. Siento todo este amor que me das sin más y no me importa si me eres totalmente fiel o no ¡Sé que me amas y es todo lo que me importa!”

 

“¡Yo no he estado con nadie!” gritaste desesperado abrazándome del cuello, temeroso a que pudiera abandonarte.

 

“Lo sé, Milo, ¡Dioses, deja de llorar! por favor…” te pedí ya sin poder aguantar el dolor constante en mi pecho que punzaba con cada lágrima que derramabas, sintiéndome como mis fuerzas flaqueaban y mi garganta se hacia cada vez mas estrecha “¡Te amo y por eso confío ciegamente en ti!”

 

“gracias” dijiste tratando de calmarte, comenzando a mostrar una tímida sonrisa

Si supieran la ternura inmensa que hay en ti

Y todo lo que haces por mí

Sabrían que el camino andado antes de aquí

Te ha preparado para mí

 

“Me tiene sin cuidado lo que digan los demás, nada ni nadie nos podrá separar” te dije quedo sin querer apartarme ni un milímetro de aquella distancia que me permitía admirar de cerca tus dos hermosas aguamarinas nubladas de melancolía

 

“No… ya nunca nadie podrá separarnos, seremos uno…” me dijiste y tú rostro se tornó serio.

 

“¿Quieres decir que…?”

 

“Si” contestaste sin darme oportunidad de acabar de hablar “Contigo… esta noche” dijiste mientras rozabas mis labios pidiéndome que te correspondiera y así lo hice, aún impactado por lo que me habías dicho te besé agradecido por tu decisión de ser yo quien tuviera el privilegio de enseñarte a disfrutar… y a amar.

 

Ven y abrázame… sin miedos

Y dame un beso a la salud de los chismosos

 

“Camus” me llamas quedo, lleno de inseguridad y me obligas a regresar al presente dejando atrás todos los dolorosos recuerdos “¿en qué piensas?”

 

“en todos los problemas por los que hemos tenido que pasar para seguir juntos” te contesto mientras tomo tu barbilla obligando a que alces tu rostro y puedas comprobar que en mí solo puedes encontrar amor…no odio, ni repulsión… solo el mas puro y sincero amor. Pareces darte cuenta de mis sentimientos y apenas y curveas tus labios, sonriendo con melancolía.

 

“perdóname”

 

“no digas eso, por favor, no tienes que pedir perdón de nada” te pido mientras rozo lentamente tus labios, cierras tus ojos dejándote llevar por mi caricia “así…olvídalos, a todos ellos, a cada uno de los que han tratado de separarnos…” te digo mientras te abrazo a mí y beso tus labios para después susurrarte “aquí estamos, solo tú y yo… pese a todo, pese a ellos”.

 

Abres tus ojos que están a punto de desbordar lágrimas acaricio tus mejillas sin dejar de sonreírte “no hay razón para llorar mas” te digo apartando con mi dedo las lágrimas de tus ojos, impidiéndoles que manchen tu bello rostro, aún con esa mirada triste eres hermoso “Cierra tus ojos, no pienses en nada más” te pido, así lo haces mientras das un largo suspiro.

 

“Solo tú… y yo” vuelves a repetir mientras te acercas a mí, rodeas mi cuello y esta vez eres tú quien me besa desesperado, aprisa te adentras a mi boca anhelante de sentir este amor que te manifiesto. Y te juro por mi vida que así será, te correspondo con pasión, con locura, yo también cierro mis ojos olvidándome de todo lo que han dicho de ti, tratando de pensar que este será tu primero beso, y lo es, porque será el primero en el que recibirás un corazón… este cálido corazón que tan solo late por ti. ¿De quién aprendiste a besar así? Eso ahora no me importa, lo haces excelente pero también yo te enseñaré como hacerlo con amor…

 

¡Si el pasado te enseñó a besar así!

¡Bendito sea el que estuvo antes de mí!

 

Tus labios comienzan a temblar, empiezas a sentirte nervioso de nuevo, yo te abrazó de la cintura atrayéndote a mí para darte confianza, las yemas de tus dedos recorren suavemente mi cuello haciéndome sentir deliciosas ondas de placer que se extienden por todo mi cuerpo, te alejas con lentitud de mis labios, trató de hallarte, abro mis ojos desconcertado y cuando nuestras miradas se encuentran, luces aterrado.

 

“No es un error” te digo interpretando tu mirada alzando mis manos para sujetar con fuerza tu rostro “¡No es un error!” vuelvo a repetir mirándote con intensidad mientras das un paso hacia atrás.

“tengo miedo” me confiesas poniendo tus manos sobre las mías “no quiero que me abandones”.

 

“¡Eso nunca pasará!” te grito y te abrazo a mí “No voy a dejarte, no dudes… ¡Yo creo en ti!” exclamo y tú te apartas, me miras intensamente, sorprendido por mis palabras.

 

No es bueno él que se abstiene

Bueno es él que se detiene

¡Cuando encuentra lo que tú encontraste aquí!

 

“Entonces… yo también creeré en ti” me dices mientras posicionas tu mano en mi pecho, yo asiento con la cabeza esperando a que tú decidas continuar, pareces comprenderlo y me empujas hacia la cama, me estremezo por tu acción pero no me das tiempo de reaccionar ya que te colocas encima de mí y comienzas a besarme, desabrochas mi camisa aprisa, lleno de nervios, al fin reacciono y logro impulsarte hasta que quedas debajo de mí, me deshago de mis ropas y de las tuyas, tratando de calmar tus ansias y desaparecer todas tus dudas, tú no consigues estarte quieto, aumentando la temperatura entre ambos, recorriendo con tus manos mi cuerpo entero encendiéndome, abriendo llagas con las yemas de tus dedos ¿Quién te lo habrá enseñado? ¿A quién más habrás marcado de igual forma? Sin duda a muchos… pobres desconocidos que toda su vida se lamentarán por haberte perdido… porque tú serás por siempre mío.

 

¡Si el pasado te enseñó a tocarme así!

¡Benditos los que estuvieron antes de mí!

La pasión aumentó entre nosotros, dejaste que te recorriera por completo, tus manos se dedicaron a acariciar mis cabellos mientras yo probaba tu intimidad robándote los gemidos más deliciosos que jamás te hubiese escuchado, nuestros cuerpos, no tardaron en llenarse de sudor, mis dedos, en explorar tu interior, tú, en pedirme que te tomara de una vez por todas, te aferraste a mí lleno de deseo, dispuesto a entregármelo todo…

 

Nunca olvidaré tus gemidos, la calidez de tu interior, la opresión que sentía en mi miembro mientras te penetraba con lentitud, tu sonrisa de satisfacción que me dedicaste al sentirme dentro de ti… tus movimientos parsimoniosos que fueron incrementando mientras nuestra excitación aumentaba. Te lo entregué todo y tú hiciste lo mismo… solo tú y yo… disfrutando gracias a vivencias pasadas, amándonos gracias a lo que nuestros corazones descubrían en el presente… el calor, la sensación de plenitud, tu cuerpo completamente mío, tu esencia explotando entre nosotros mientras yo llenaba tu interior…

Si otros han sido tu escuela yo seré tu graduación

Cuando incluyas en la cama…

“aquí es a donde pertenezco” dijiste en un susurro mientras una lágrima, que reflejaba la mas pura felicidad de tu interior, rodaba por tu mejilla…

 

Al corazón

Te besé hasta que el sueño nos venció a ambos, no pude dejar de abrazarte con fuerza respirando tu aliento, amándote a cada segundo…

 

Ahora es de madrugada, extrañamente una caricia en mi rostro hace que despierte sobresaltado, me encuentro con tus hermosos mares, llenos de luz, la luz que solo puede reflejar tu alma, te contemplo encantado mientras que tú observas los míos del mismo modo, sonrío al darme cuenta que, después de tanto tiempo, ves en mí el futuro, dejando atrás tus errores, dándote una nueva oportunidad.

¡Si otros han sido tu escuela!

¡Yo seré tu graduación!

Cuando incluyas en la cama…

 

“gracias por enseñarme a amar” me dices mientras sonríes lleno de cansancio, sintiéndote amado y pleno por primera vez en toda tu vida.

 

Al corazón

 

“no, gracias a ti Milo, gracias a ti” te respondo mientras observo como cierras tus ojos, agotado, duermes entre mis brazos, sin miedos, sin culpa…porque el amor alivia cualquier mal del corazón o, al menos, es lo que todos dicen…

 

Fin

Notas finales:

Espero les haya gustado, la próxima semana espero traer un par mas de Bicho & Copo ^^ Gracias por leer a mi baby.

 

Escrito el 2 de octubre del 2006

En Monterrey, NL, México


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).