Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Semielfo por sister_of_Itachi_and_Mu

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Espero que lo leais de gusto. SIENTO SI HAY FALTAS DE ORTOGRAFÍA

Notas del capitulo: SIENTO LAS FASLTAS DE ORTOGRAFÍA

Llevaba años siendo adiestrado para ser un buen guerrero, ya tenía 21 años, pero empezó con 9, una edad bastante tardía según se mire. Su maestro estaba más orgulloso de él que de todos sus alumnos juntos, era el mejor de todos y eso le provocaba algún altercado con gentes de otros maestros y una gran admiración para los suyos.

-¡Death Mask! ¡Death Mask!- Gritaba un muchacho.

-Dime.- Respondió parsimonioso.

-Un mestizo pregunta por vos.

-¿Un mestizo?

-Sí, un asqueroso semielfo pregunta por vos.

-Ahora voy.

-Está en las puertas.

 

Los elfos eran una raza muy temida, tenían una gran puntería, sus capacidades regenerativas eran mayores, su belleza envidiada y su aspecto bastante andrógeno. Pero los semielfos eran repudiados, asqueados, por mucho que su belleza fuese igual, por mucho que las capacidades fuesen las mismas. Todos los elfos eran rubios y de buen portante, bastante limpios cabe decir. Los semielfos eran de pelo azul celeste, muy claro, igual de limpios y del mismo portante, pero siempre se decía que los hombres y los elfos no debían juntarse, por eso, cuando salía un semielfo, era odiado por todos, incluso los elfos.

 

-¿Qué desea un asqueroso mestizo de mí?- Dijo presentándose ante el joven.

-He venido a petición de mi madre, quien desea que me entrenes.

-Yo no entreno a asquerosos mestizos.

-Su maestro y mi padre eran amigos, es un favor que pidió antes de morir. Su maestro lo aceptó y me puso a su cargo.

-No pienso entrenarte.

-Lo tendrá que hacer, pregúntele a su maestro.- Dijo sin perder su sonrisa.

-Sígueme,  pero ni me roces.

Death Mask, seguido de aquel muchacho, fueron hasta la cabaña que ocupaba su maestro. Picaron a la puerta varias veces hasta que la voz respondió.

-Pasa, Death Mask.

El chico obedeció la orden, seguido del muchacho peliceleste, entró y cerró la puerta.

-Oh, veo que ya os conocéis.

-¡¿Entonces es cierto que debo entrenarle?!

-Claro que debes hacerlo. ¿Es que desconfías de las palabras de los otros? Yo jamás te enseñé a desconfiar de los otros.

-Pero maestro, él…

-Sí, es un semielfo, pero es muy hábil, ya lo comprobarás.

-Está bien, el entrenaré.

-Vivirá contigo en lo que estéis entrenando juntos.

-Como diga, maestro. Vamos, chico.

-Sí.- Respondió sonriente.

 

Salieron de la cabaña sin decir palabra. Death Mask aceleraba el paso intentando perderle de vista, pero el chico le seguía sin problemas, algo que le daba rabia.

-Vamos, te enseñaré donde dormirás a partir de ahora, asqueroso mestizo.

-Gracias.- Dijo sin perder su sonrisa.

Fueron hasta otra cabaña bastante grande, todo era muy simple allí dentro. Una mesa, un par de sillas, dos armarios y dos camas. No había nada más.

-La cama y el armario de la izquierda son tuyos. No te acerques al lado derecho. Si quieres comer algo deberás esperar a las horas programadas. El comedor está cerca de la cabaña del maestro, el baño justo detrás de la mía y si tienes necesidades métete en un arbusto y no hables con la gente de aquí para no molestar, asqueroso mestizo.

-Como digáis.- Seguía sin perder su sonrisa.

-Otra cosa, serás un semielfo, pero córtate el pelo, pareces una doncella.

-Mis disculpas, pero el pelo no puedo cortármelo. Es algo muy preciado para mí.

-Bien, pero evita acercarte mucho a las doncellas, te confundirán con una de ellas, no quieras saber que se les hace si son bellas. Y menos si no lo son.

-Gracias por sus advertencias, lo tendré en cuenta.

-Ahora deja tus cosas, vamos a practicar.

-Sí.

 

El muchacho deshizo su poco equipaje, colocándolo perfectamente en el armario. Se giró a Death Mask y salieron de la cabaña. Los chicos les miraban al pasar. Primero confundieron al muchacho con una doncella y quisieron silbar, pero al ver que, como su camisa abierta dejaba ver, era un hombre, se fueron las ganas de tal acto. Dos muchachos exactamente iguales se pararon ante Death Mask.

-¿Quién es la señorita?

-Mi nuevo alumno.

-Vaya, cada vez tienes alumnos más monos. ¿Qué haces con ellos?

-¡Dejad de decir estupideces!

-Perdona, es cierto, es un mestizo. ¿Cómo te llamas?

-¿Qué os importa? Vamos, mestizo.

Sin decir palabra siguió a Death Mask hasta un lugar del bosque donde no serían molestados por nadie.

 

-Toma esta espada, está desafilada, practicaremos con esto de momento.

-Como quiera.- Era muy respetuoso.

Se colocaron en posición, mirando fijamente los ojos del otro y Death Mask fue el primero en atacar. El chico frenaba perfectamente sus ataques, pero cuando le tocaba atacar a él era más patoso y Death Mask tenía una gran ventaja con eso.

-Mestizo, vigila tu lado izquierdo. Es muy débil y es fácil golpearte ahí.

-Sí, señor. Lo intentaré de nuevo.

-Intenta atacarme al pecho y que yo no pueda rozarte el lado izquierdo.

-Sí, como quiera.

Volvieron a la posición inicial, ahora fue el chico quien atacó primero. Sus ataques eran fuertes, también veloces, pero no lo suficiente para Death Mask.

-Todavía te queda mucho si quieres ser un caballero, si es que lo llegas a ser, mestizo.

-Sí, señor, lo que vos digáis.- Seguía respetuoso y sonriente.

-Volvamos, todavía quedan muchas cosas por hacer. Ahora iremos a ver tu puntería.

 

Dejaron las armas a unos muchachos que se acercaron corriendo.

-Tomad, devolvedlas a los escuderos.

-Sí, Death Mask.- Respondieron los chicos, mirando mal al semielfo.

-Vamos, a los arcos.

Siguió andando seguido del chico. Al llegar a los arcos, como siempre, vieron que estaban desocupados.

-Coge ese arco y dispara. Intenta dar en el centro.

-Sí, señor.

El muchacho obedeció la orden, cogió el arco y lanzó. Como buen alarde de semielfo que era, su puntería, como la de los elfos, era impecable.

-Bueno, veo que nos tendremos que concentrar simplemente en entrenar.- Dijo bastante molesto Death Mask, con una falsa sonrisa en los labios.

-Como vos digáis, señor.

-Ahora ve donde quieras, pero al atardecer es la hora de cenar, ve a buscarme a la cabaña antes o te quedarás sin comer.

-Como vos digáis, señor. Os iré a buscar antes del atardecer.

 

Death Mask se fue y dejó al chico solo, mirando a donde podría dirigirse. Una buena idea sería dar un paseo para reconocer la zona, ya que era un recién llegado. Y así lo hizo, paseó por todo el lugar, los aprendices le miraban extrañados, susurrando frases y lanzando maldiciones. Cosas que podía oír perfectamente gracias a su condición de semielfo, pero no dijo nada, sabía que era mejor no causar problemas.

-Oye, doncella.- Dijo un chico.

No respondió, siguió andando, pero se pusieron ante él.

-¿Es que no nos oyes, doncella?

-Disculpad, no soy doncella, soy un aprendiz.

-Ya, de Death Mask. Pero no nos importa, doncella.

-Ya os dije, no soy una doncella.

-Pues tienes todo el aspecto.

-Si me disculpáis me gustaría seguir viendo el lugar.

-Oye, no tanta prisa. Queremos entretenernos.

-A Death Mask no le gustaría ver esto.

-Él es el primero que no quiere saber nada de ti. Le gustará saber que no tiene que mancharse las manos para deshacerse de ti.

-No lo digo por lo que me pase a mí. Lo digo por que seguramente os rebanará la cabeza al saber que habéis matado a su alumno, por lo que el maestro tendrá que machacarle a palos y luego lo pagará con vosotros.

-¿Qué coño dices, maldito mestizo?

-Que no te importe mi condición para decir cierto tipo de cosas, deberías saber que tengo una puntería inmaculada y puedo matarte sin que sepan que he sido yo. Se fabricar venenos indetectables y que parezca muerte natural.

 

Los chicos empezaron a gritar y levantaron las manos para golpear al recién llegado.

-¡¿Qué narices está pasando?!

-¡El mestizo nos amenazó!- Dijeron girándose.

-Mestizo, si tienes algo que hacer vamos, pero no te quedes aquí. ¿Qué te dije de pasearte cerca de las doncellas?

-Disculpe, señor Death Mask.

-Y vosotros, como pase algo por vuestra culpa no quedará títere con cabeza para poder contarlo luego. ¡¿Entendido?!

-¡ENTENDIDO!- Gritaron todos mientras salían corriendo del lugar.

-Deberías vigilar más, podría haber sido peor si no hubiese estado por aquí.

-¿Qué hacía por aquí, señor?

-Yo… Esto… Nada, paseaba y oí gritos, decidí acercarme y vi esto.

-Gracias por ayudarme, señor, sois muy amable.

-Venga, vamos, ya casi es la hora de cenar.

-Como vos digáis, señor.

 

El chico siguió a Death Mask hasta lo que ellos llamaban “gran salón”. Unas largas mesas dispuestas y con largos bancos donde algunos de los escuderos y aprendices ya estaban sentados, mientras que la mitad todavía estaba por llegar. Death Mask se sentó en su lugar, donde siempre lo hacía y de donde nadie le movería y, como no, al joven muchacho le tocaba sentarse a su lado. Había un chico que siempre se sentaba al lado de Death Mask, por lo que no le hizo ninguna gracia ver al mestizo sentado en su lugar.

-Aparta, mestizo, es mi sitio.

-Disculpad, no lo sabía, pero yo debo estar al lado de mi maestro.

-Entonces siéntate en el suelo, pero es mi sitio.

-Disculpad, pero no pienso sentarme en el suelo por su capricho.

-¿Capricho? Te dije que es mi sitio, que te muevas.

-Disculpad, pero quien me da ordenes es mi maestro, no vos.

-Me importa poco lo que digas, es mi sitio.

-Repito, no voy a moverme por un capricho o una orden suya. Solo mi maestro decide lo que tengo y lo que no tengo que hacer. Si mi maestro no dice nada yo seguiré aquí.

-¡Te dije que te movieses mestizo de mierda!- Le gritó tirándole del pelo.

En voz muy baja el chico dijo- Morirás envenenado, maldito mentiroso. Hueles como yo. ¿Seguro que no te tiñes el pelo? Hueles a semielfo. Si no quieres ser descubierto suéltame o juro que todos se enterarán.

-¿Qué coño dices maldito mestizo?

-Lo mismo se puede decir de ti, vamos, deja de teñirte.- Dijo en voz alta.

Los pocos que quedaban sin mirar el espectáculo se giraron al escuchar eso.

-¡No sé de que coño me hablas!

-¿Entonces por qué estás a la defensiva? Si no eres semielfo entonces te relacionas mucho con ellos. Hueles a semielfo, no puedes negarlo. Dime… ¿Qué tal tu puntería?

El chico todavía no le soltaba del cabello.

-Dímelo, no pasa nada, ¿No? Seguro que es excelente. ¡Contesta imbecil!

-Mestizo, basta, deja de causar problemas.

-Como digáis, maestro.

-Y tú, suéltale de una vez, no te ha hecho nada. Lárgate.

-Como digas.

El chico le soltó el cabello, se sentó, pero la gente se apartaba de su lado. ¿Sería cierto que era un semielfo? Quien sabe, hasta el momento el muchacho había sido muy calmado, pero ahora se había rebelado.

 

El maestro de todos los chicos entró al gran salón. Se sentó en su lugar y se dispuso ha dar uno de sus muchos comunicados nocturnos.

-Bueno, como todo sabéis, ahora tenemos un aprendiz nuevo, está al cargo de Death Mask y se llama Aphrodita. Es un semielfo, pero que nadie se meta con él por eso.

-¿Te llamas Aphrodita?- Le preguntó en voz baja Death Mask.

-Sí, señor.- Respondió con una sonrisa.

-Es un gran tirador y tiene buenas aptitudes para ser un gran guerrero como muchos de vosotros. También debéis saber que desde ahora será uno más aquí, seguirá a Death Mask a todas partes siempre que sea fuera del lugar establecido para nosotros y que no quiero que hayan problemas con él por nada. Es descendiente de unos de los mayores guerreros que han defendido nuestras tierras y la elfa oradora sagrada.

Los chicos se impresionaron, la elfa oradora sagrada, como su sobrenombre indicaba, era sagrada para ellos. La elfa les ayudaba en las estrategias de batalla y predecía que pasaría si no seguían las normas como ella las decía. Les había salvado tantas veces.

-Bueno, pues ya podéis empezar a cenar todos.

El maestro se sentó e hizo una señal con su cabeza para que todos empezasen a comer. Los murmullos se extendieron por todo el gran salón, todo dirigido al chico nuevo.

 

-Señor, esta noche será fría, abríguese.

-Tranquilo, mestizo, el frío no me afecta lo más mínimo.

-Como vos digáis, señor.

Los chicos comían como desesperados, como si aquella fuese la última vez. Death Mask ni se inmutaba, Aphrodita solo miraba su plato sin casi tocarlo, era el que tenía más modales en la mesa, cosa que a muchos les causaba motivo de risa y burla. El peliceleste solo se limitaba a sonreír como desde el principio y comer pausadamente.

-Termina pronto, tenemos que entrenar más.

-Sí, como vos digáis, señor Death Mask.

 

Ambos terminaron de comer, algunos chicos todavía estaban dentro formando ruido.

-Deja de comportarte así, te matarán si sigues con esos finos modales.

-Lo siento, señor Death Mask, pero mi madre me instruyó de esta forma.

-Los modales aquí solo sirven para que te maten. Déjalos y se más agresivo. Un caballero no puede ser una nenaza.

-Lo siento, señor Death Mask, haré los posibles por no causar más molestias.

-No lo digo por eso, lo digo por ti. Si sigues así no podré protegerte por mucho tiempo.

-¿Estáis preocupado por mi, señor Death Mask?

-Es igual, déjalo, pero no quieras morir tan pronto. No quiero que mi maestro me mate por que en tu cara se refleje un rasguño. A partir de ahora no solo te instruiré en el arte de la espada, te enseñaré la vida aquí. Si alguien se mete contigo no sonrías, métele un puñetazo en la boca y déjale medio muerto en el suelo. Si alguien se ríe de ti dile que le falta inteligencia para ganarte en un duelo, que mucho ladrar pero poco morder. Si se meten con tus modales, están en lo correcto, eres demasiado finolis. En cualquier caso, a lo que sea demasiado desagradable puñetazo en la boca, lo que sea pasable chibatazo al jefe y ya les parto yo la boca. El maestro no me dirá nada.

-Gracias señor Death Mask por sus consejos.- Le dijo sonriendo.

-Eso sí, a mi ni se te ocurra tocarme un pelo, pues juro estamparte contra una roca si lo haces. ¿Entendido mestizo?

-Sí, señor Death Mask.

 

Más tarde, cogiendo dos espadas, se adentraron en el bosque.

-Vamos, ponte en posición.

-Señor Death Mask, el viento está cambiando, pronto lloverá.

-Pues nos mojamos. ¿Es que tienes miedo al agua?

-No es eso señor Death Mask.

-Entonces a entrenar asqueroso mestizo.

-Como vos ordenéis, señor Death Mask.- El chico ya no sonreía.

Estuvieron media hora golpeando sus espadas sin parar, pero algo les hizo frenar. Un ruidoso y reluciente trueno resonó por todo el bosque, Aphrodita lanzó la espada al suelo y se tapó los oídos.

-¡Te dan miedo un par de trueno!

-Lo siento señor Death Mask. ¡Ah!

Otro trueno cayó, Aphrodita encogió su cuerpo.

-Si los otros llegan a saberlo se mofarán de ti.

-Yo… ¡Ah!- Otro cayó.- Tuve muy mala experiencia con los rayos y los truenos.

-¿Qué pasó?

-Estábamos todos reunidos en el bosque y… ¡Ah!- Otro más.- Bueno, empezaron a caer rayos y trueno, a los hombres les cayeron encima por culpa de las espadas, yo era muy pequeño cuando aquello pasó y… ¡Aaaaah! Por… Por favor señor… ¡Ah! Volvamos.

-Está bien, por hoy terminamos.

La lluvia empezó a caer.

-Será mejor que nos refugiemos en la cueva, si sigue así estaremos empapados y los rayos nos caerán encima, pues tenemos espadas y árboles cerca.

-Gracias señor Death Mask.

 

Estuvieron andando poco tiempo, lo justo para terminar con la camiseta completamente mojada por la lluvia, Aphrodita no podía seguir, cada vez que sonaba un trueno el cuerpo se le encogía solo.

-Así no llegaremos nunca. Coge las espadas.

-Sí, señor Death Mask.

Aphrodita cogió las espadas, antes de que se diese cuenta, Death Mask, le había cargado en sus brazos y estaba andando.

-Así llegaremos antes. No quiero seguir bajo la lluvia más tiempo.

Aphrodita miró hacia otro lado, se estaba sonrojando, era la primera vez que alguien le trataba bien sin contar sus padres. No fue mucho camino el que recorrieron así, pronto llegaron a la famosa cueva donde tantas veces Death Mask se había refugiado.

-Aquí es.- Dijo descargándole.- Deja las espadas en el suelo.

Aphrodita obedeció la orden.

 

Estuvieron largo tiempo en silencio, mirando a la nada. Los truenos volvieron a sonar, Aphrodita gritaba de nuevo. Death Mask le miró con interés, se acercó.

-Quítate la camiseta.

-¿Eh?

-Quítatela, cogerás frío. Vamos, está mojada.

El muchacho obedeció lo que el mayor le decía, mientras, podía ver como el otro le imitaba, mostrando su bronceado cuerpo.

-Deja de gritar, aquí dentro no puede alcanzarte trueno o rayo alguno.

Death Mask se sentó en el suelo con las piernas abiertas.

-Ven, siéntate aquí.

-Como vos digáis, señor Death Mask.

-Deja de llamarme señor, señor, señor. No me gustan las formalidades. Bueno, solo cuando estoy ante otros. Pero a solas llámame solo por mi nombre.

-Como digais s… Death Mask.

-Nada de formalidades.

-Está bien, Death Mask.

-Y ahora siéntate antes de que te resfríes.

 

El joven se sentó entre las piernas del otro siendo abrazado casi al instante.

-Así pasaremos menos frío. El cuerpo humano es el que da más calor a otro.

-Tienes razón… Ahora no siento tanto frío.

-Intenta no prestar atención a los truenos ahora y duerme.

Aphrodita recostó la cabeza y cerró los ojos. Algunos truenos seguían sonando y Aphrodita se seguía asustando, pero en cierto modo, el estar así con Death Mask, le tranquilizada de una forma extrañamente agradable. Por parte del otro, Death Mask, sentía algo extraño, de alguna forma aquel odio de hacía nada más que medio día iba decreciendo rápidamente.

-¿Sabes? Yo antes venía siempre aquí a refugiarme. No solo de la lluvia, sino también de los gritos de mi maestro, de la burla de mis compañeros…

-¿Se burlaban de ti?

-Del que más. Por eso ahora quiero ser el mejor de todos. No pienso permitir que se estén riendo de mí jamás.

-¿El orgullo es lo que te mueve?

-Puede ser. Pero esta cueva hasta ahora solo la conocía yo. Y ahora resulta que la conoces también tú. Quizás sea casualidad, o por algo del destino, pero a partir de ahora, siempre que te sientas mal y necesites refugiarte, puedes hacerlo aquí.

-Gracias, aun después de lo que me has dicho hasta ahora te has portado muy bien conmigo. No eres como el resto.

-No quiero ser como el resto. Y ahora duerme y calla.

-Pero si has sacado tú el tema.- Respondió sonriendo.

-¿Por qué siempre sonríes?

-Alguien alguna vez me dijo que la mejor forma de enfrentarse a un problema es sonreír. Y es cierto, un día lo comprobé. Siempre se reían de mí y el día que, tras una burla, les respondí con una sonrisa, se alejaron como si estuviese loco, les daba miedo. Desde aquel entonces, siempre que he respondido así se han apartado sin más. Pero parece que aquí no funciona la sonrisa, pero ya es algo que hago inconscientemente.

-Después de todo ya no somos tan raros. Vamos, duerme, te sentará bien.

 

Cerraron los ojos nuevamente, acomodándose un poco más el uno en el otro. Aphrodita sentía cierta calidez que le hacía sonrojar. Death Mask había conseguido poner su mente en blanco, simplemente sentía el cuerpo del otro sobre el suyo. La noche fue pasando, el día empezaba a despuntar. Aphrodita se estremeció levemente, pero siguió durmiendo. Luego, Death Mask, abrió los ojos, tenía a Aphrodita recostado en su pecho, entre sus piernas, con cara de ángel, le daban ganas de besarle.

-Ah… Aphrodita, vamos, ya es de día.

Le movía suavemente, en verdad no tenía ganas de que despertase.

-Eh… Oh… Sí, es cierto, es de día.

Estiró sus brazos, arqueó su espala y se puso en pie, el otro le imitó. Se pusieron las camisetas y, si mediar palabra, volvieron al recinto donde todos deberían estar por desayunar, despertándose como recién habían hecho ellos.

 

Dejaron las espadas en su sitio, esperando no ser vistos por nadie, sino serían interrogados de mala manera por los curiosos. Las camisetas ya estaban secas, por lo que no daban señal de haberse mojado por la lluvia. Fueron al gran comedor, algunos ya estaban sentados, ellos les imitaron. Empezaron  a desayunar, otros entraban en ese momento cogiendo sitio. El chico que la última vez montó alboroto se sentó en un lugar bien lejano a Death Mask y Aphrodita.

-Que raro que hoy no venga.

-Señor, si me permite decírselo, usted hizo que se fuera la pasada noche.

-También es verdad.

 

Desayunaron tranquilamente, esperando a que otros terminasen primero para evitar ser muy observados. Salieron más tarde del gran comedor observando que todos los que anteriormente estaban allí se habían reunido. Death Mask se alejó un poco del lugar, le había dejado la mañana libre a su aprendiz, pero por la tarde tendrían que entrenar. Los chicos se acercaron a él, mirándole atentamente.

-Oye, puto mestizo. ¿Qué tal va todo? ¿Te queda mucho para morir?

Y al joven le vinieron a la mente las palabras de su maestro: “Si alguien se mete contigo pégale un puñetazo en la boca”. Y obedeciendo a sus recuerdos eso mismo hizo. Golpeó con tanta fuerza que la boca del chico empezó a sangrar.

-¡¿Qué cojones haces puto mestizo de mierda?!

-Mi maestro me dio permiso para ello.

-¿Cómo va a darte permiso para golpearnos? No mientas.

-Si lo deseáis podéis preguntárselo. Puedo volver a hacerlo, tengo su permiso. Si quiero golpearos puedo, si quiero rajaros puedo, lo único es que no puedo mataros. Tenéis mucha suerte, tengo más fuerza de la que aparento. Death estará contento conmigo hoy.

-Esto se lo diré, luego te matará.

-Lo dudo, como ya dije, el permiso me lo dio él.

-Te arrepentirás.- Le gritaban corriendo.

-Dejadme que lo dude.

 

El resto de la mañana, para Aphrodita pasó muy tranquila. Death Mask tuvo la visita de los chicos, que tenían intención de saber la verdad sobre el asunto.

-¡¿Le diste el permiso para golpearnos?!

-Sí, lo hice.

-¡¿Por qué?!

-No tengo ganas de ir siempre defendiéndole para que el maestro no me corte en pedazos. Si vosotros le dejaseis tranquilo yo no tendría la cabeza en peligro. Si él solo se defiende no tengo que estar todo el día con él. Supervivencia. Oh, ahora que os veo así me dais lastima. ¿Qué le ha pasado a vuestro amigo?

-Ha perdido dos dientes por el puto mestizo ese.

-Jajaja, muy buena. Le ha sentado bien. Si por su culpa pierdo la cabeza no solo pierde los dientes. Mejor que haya sido él y no yo. Pero que bruto. Le dije un puñetazo, no desmembrar a las personas. Bueno, ahora entiendo más cosas.

-¡¿Has oído?! Dos dientes.

-¿Es que le tenéis miedo? Me da que ahora dejareis de molestarle.

-Death Mask, esto no nos lo esperábamos de ti. Vas a favor del mestizo.

-No confundáis la supervivencia con el favoritismo. Yo jamás tendré favoritismo hacia un mestizo de mierda, pero mi cabeza depende de que él siga con vida.

 

No mucho más tarde se convocó una reunión en el gran comedor.

-Chicos, las doncellas están asustadas. Hay hombres que no son de aquí que rondan  el lugar y las acosan. No quieren ir al río a limpiar nuestras ropas por miedo a esos hombres, tenemos que hacer algo.- Decía el maestro.- Pero no saldrán así como así y las mujeres no están dispuestas a correr el riesgo.

-Yo lo haré.- Se escuchó una voz.

-¿De verdad?

-Sí, lo haré yo.

-Pues al caer la tarde bajarás al río vestido de mujer, Aphrodita. Pídele a una doncella que te deje uno de sus trajes.

Y así lo hizo, a una doncella le pidió un traje de color rojo y una cesta con ropa sucia.

 

Luego, en la cabaña que ocupaba junto Death Mask, se cambió.

-¿Sabes que esto hará que se rían más de ti?

-Lo sé, pero las doncellas están asustadas.

-Menudo sentido de la justicia.

-Me da igual que se rían de mí, pero las doncellas no pueden seguir así.

-Recuerda que yo estaré tras los árboles.

-Lo sé, no hace falta que me lo repitas.

-¿Sabes? Estás ridículo con el vestido.

-Ayer me hubieses dicho que parezco una doncella más.

-Y lo pareces. Pero me pareció de mal gusto decirlo ya que eres el único que puede hacer esto sin que le descubran fácilmente. Ah, por cierto, le sacaste tres dientes.

-¿Eh?

-Al chico que pegaste, le sacaste tres dientes.

-Ups, me pasé. Es que…

-Bah, no pasa nada, se lo tenía merecido. Hace tiempo que le tendrían que haber dado así. Creo que eres el primero en causarle tanto daño sin contar el maestro.

-Pues vaya.

-¿Sabes? Tampoco estás tan mal así.

 

Death Mask se acercó un poco más al muchacho, quien, algo desconcertado, se retiró con prudencia. El mayor seguía acercándose, cada vez más motivado, cada vez más morboso. Realmente estaba bien así, vestido de doncella quedaba bien. Acorraló al joven semielfo contra la pared, acercó su rostro…

Notas finales:

Espero que os haya gustado

SHUNNY, como te prometí, aquí lo tienes un DeathxDita muy lindo 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).