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Dulce Locura por Yasuna san

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Notas del fanfic:

Tranqui. No tiene nada de malo. Temática: Kagome, Kikyou, Inuyasha. Veremos qué pasa con el resto del Inu-gumi.

Notas del capitulo: No se ve el yuri todavía... es la introducción. Críticas a mi escritura A-cep-ta-das. ^^

Mucho tiempo había pasado desde que Inuyasha había roto la promesa. Le pidió otra vez que se fuera, y Kagome no pudiéndolo resistir había juntado a Sango, Miroku y Shippo y separádose de él junto con el grupo.  Ahora estaba cocinando, no tenía nada mejor que hacer, porque Sango y Miroku habían peleado y el pequeño Shippo estaba jugando con Kirara. Se sentó junto al lago. Tenía que esperar 1 minuto mientras la comida instantánea se hacía. Y pensaba. ¿Dónde estaría su hanyou? Sí, su hanyou. No de Kikyou. ¿Dónde estaría Kikyou, rodeada de espíritus caza-almas, rompiendo los corazones de cuantos se encontrara y tratando incansablemente de volver a ser sacerdotiza... lo que Kagome quería sacarse de encima? Su único anhelo era ser feliz. Pero si eso iba a ser a costa de Inuyasha, prefería terminar con su deseo.

Tiene casi viente años y ya está
cansado de soñar.
Pero tras la frontera está su hogar,
su mundo y su ciudad.

Miró hacia el pozo. Necesitaba un respiro. Tanta tensión, peor que la ecuela, y tanta imaginación fluyendo de su mente que no sabía dónde canalizar. Era Kagome. La chica que había destruido en fragmentos.

Piensa que la alambrada sólo es un trozo de metal
algo que nunca puede detener sus ansias de volar.

Libre, era todo lo que anhelaba ser, pero Inuyasha era su libertad... y él pertenecía a otra. ¡Ja! Cómo odiaba esa palabra. Parecía haber hipnotizado a Inuyasha, como si Kikyou por haber muerto valiera más que cualquier otro sentimiento.

Libre como el sol cuando amanece, yo soy libre
como el mar.
Libre como el ave que escapó de su prisión y puede al fin volar.

Soñó que veía a Inuyasha bajo las raíces de un árbol, enterrado, pero no estaba rodeado de tierra. Simplemente debajo del suelo. ¿Y qué suelo estaba viendo, el del Sengoku o el de su colegio?

Libre como el viento que recoge mi lamento y mi pesar, camino sin cesar de tras de la verdad y sabré lo que es al fin la libertad.

Una lágrima corrió por su rostro. Miró hacia el cielo y terminó con una movida de cabello de pensar en Inuyasha, para salir en busca de los demás.

Con su amor por bandera se marchó cantando una canción,
marchaba tan feliz que no escuchó la voz que le llamó.

¡Amor! Tenía ganas de susurrar esa palabra. Pero no podía. Porque el maldito -odioso- mitad demonio la había enviado a su hogar con su mamá. ¿Y qué, ella no podía luchar?

Kikyou tenía las flechas. Ella tenía el alma.

Y tendido en el suelo se quedó sonriendo y sin hablar,
sobre su pecho flores carmesí brotaban sin cesar.

Volvió. -¡Kagome! -la llamaron Sango y Shippo, mientras que Miroku miraba sonriendo. Ahora... ¿por cuál camino se haría más atractiva, quizá siendo un cadáver?

Libre.

Libre como el sol cuando amanece, yo soy libre
como el mar.
Libre como el ave que escapó de su prisión y puede al fin volar.

Encontró algo de luz después de comer, y fue a ver qué pasaba. Eran los caza-almas de Kikyou. Tenía la sensación de que algo horrible había.

Pero... al ver a Inuyasha, sintió que comprendía por qué desde el principio esa escena le había causado tanto dolor. La promesa rota, y ella se había quedado. Y es que era por Kikyou.

Libre como el viento que recoge mi lamento y mi pesar, camino sin cesar de tras de la verdad y sabré lo que es al fin la libertad.

La libertad de amar.

Notas finales: Muchas gracias por leer. n_n Me alegra haber escrito.

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