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Ya no estás solo por Taru

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Notas del fanfic:

Disclaimer: el universo de Harry Potter pertenece a J.K. Rowling, los demás solo lo tomamos prestado.

Es mi primer Harry-Draco, sed indulgentes, plis. Espero que os guste.

 

 

De lejos te sigo, te veo internarte en el Bosque Prohibido. Vas con la cabeza alta, aún sabiendo lo que te espera, quien te espera. Y cuando llegas al claro donde él se encuentra, rodeado de sus mortífagos más crueles, le enfrentas con una serenidad imposible, como si supieses lo que va a pasar. 

No puedo escuchar vuestra conversación, porque me encuentro demasiado lejos, escondido detrás de un gran árbol. Solo puedo distinguir las luces de las varitas, y el brillo de vuestras miradas, carmesí contra verde.  Feroz la suya, templada y calmada la tuya.

 Me voy acercando sigilosamente, con el único propósito de observarte mejor. Me miento a mi mismo diciéndome que quiero verte morir. Pero un frío helado me recorre y mi alma se estremece al pensar que tú…

 Ahora puedo observarte a placer, sin que nadie haya reparado. Distingo tu cabello oscuro húmedo por el sudor, tus grandes ojos de ese verde imposible, tras tus gafas, tu cicatriz más nítida que nunca contra tu piel pálida.

 Te analizo vorazmente, como si la vida me fuese en ello, y ni siquiera atiendo vuestra conversación. Dentro de mí se libra una batalla épica, entre mi fría mente y mi corazón. Mi mente me insta a desaparecer, irme lejos de toda aquella locura. Pero algo me clava al suelo, me impide moverme, sabiendo que tú estás ahí. 

Súbitamente un haz de luz verde ilumina el claro. Veo al Señor Tenebroso con la varita alzada en tu dirección. Tu mano deja caer la varita y veo como tu cuerpo cae. 

El tiempo se detiene, noto un frío antinatural rodearme, algo que se rompe dentro de mi. Escuchó un grito desgarrador y de repente me doy cuenta que soy yo el que grita.

 Corro hacía ti y me dejo caer a tu lado.  Tus ojos están cerrados y tienes una expresión serena, tan distinta a la de los que son alcanzados por la Maldición Asesina, como si lo hubieses esperando.

Levanto la mirada y contemplo a tu asesino.  Su cara terrorífica tiene una expresión que mezcla la sorpresa y la ira. Vuelve a levantar la varita con una mueca despiadada. A lo lejos me parece escuchar la llamada de mi madre. Les busco con la mirada y les veo, no muy lejos. 

Mi madre llora, se cubre la cara con las manos. Mi padre la sostiene para que no caiga. Sus ojos están secos, pero estos expresan todo el dolor. Nuestras miradas se cruzan durante un instante y en la suya leo todo lo que no me ha dicho nunca, leo su amor. Niego con la cabeza, no debe hacer ninguna tontería, es demasiado tarde. Ambos sabemos que no hay marcha atrás, que mi sentencia ya esta firmada. 

Vuelvo la mirada hacia Voldemort. Si, ya no temo decir su nombre. Sujeto tu cuerpo y lo atraigo hacía mi con delicadeza. Esto parece enfurecerle.  

 

-         ¡Crucio!! – escupe. 

 

Mi cuerpo se sacude de dolor, como si mil cuchillos me atravesaran al mismo tiempo. Pero en mi sufrimiento, aprieto tu mano inerte y eso me da fuerzas para soportar.  

Cuando la tortura acaba, el silencio se hace en el bosque, sin gritos de dolor que lo perturben. Apenas puedo moverme, pero hay algo que debo hacer antes de que sea demasiado tarde. Con las últimas fuerzas que tengo, acerco mi rostro al tuyo y beso tus labios fríos. Ahora sí puedo morir.

 Escucho una voz potente gritar algo y una luz verde acercarse a velocidad de vértigo y luego todo es oscuridad…

 

 Abro los ojos lentamente. No sé donde estoy. Me siento en paz. Es una sensación que nunca había experimentado. Me incorporo lentamente y veo que estoy sobre un cómodo lecho, desnudo. Pienso en como me gustaría tener algo para cubrirme y junto a mi aparecen unas ropas muy parecidas a las que siempre he usado. Me visto y miro a mi alrededor.

 Estoy en una gran estancia que únicamente tiene el lecho y una hermosa puerta de madera labrada. Estoy confuso. No sé que ha pasado. Súbitamente recuerdo todo. Y me siento terriblemente solo y perdido. Ya no estas a mi lado, ya no noto tu cuerpo junto al mío. Pienso que seguramente tu estarás en un buen lugar, rodeado de toda la gente que te ama: tus padres, Sirius Black…Y yo estoy solo. 

Las lágrimas inundan mis ojos, un dolor atroz llena mi alma. Mis piernas no me sostienen y me dejo caer.  Los sollozos sacuden mi cuerpo y lloro como nunca lo he hecho, como nunca me han permitido hacerlo.  

De repente noto como unas manos acarician mis cabellos. Noto un cuerpo cálido junto a mí, y unos brazos que me rodean. Levanto la mirada y encuentro los ojos verdes más hermosos que haya visto.  Inclinas la cabeza y me besas con dulzura en los labios. Yo te respondo con pasión y me sujeto a ti como si fueses a desaparecer en cualquier momento. Me sonríes con calidez y me susurras: 

 

 -         Ya no estás solo, Draco.

 

Yo suspiró y apoyo mi cabeza en tu pecho, mientras tú me acunas entre tus brazos. Ahora sé nunca más estaré solo, y cierro los ojos, feliz. Ahora estoy en casa.   

 

 

Notas finales: Decidme si os ha gustado, plis.

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