Mientras el viento me acaricia la cara y el murmullo del agua colapsa mis oídos, veo aparecer tu silueta apesadumbrada y me rompe el corazón. Se muy bien que no has dormido nada esta noche, tus ojos azules de nuevo han roto en llanto por él y los míos por ti.
Sé que mi historia comparada con la vuestra en una niñería, pero aun así no puedo evitar sentirme frágil y herida como una pequeña flor del árbol que lleva mi nombre. Hace mucho tiempo fui yo la que lloró por su partida en tu hombro, la que te hizo jurarme que volvería, aun arriesgando tu vida... Pero fui tan estúpida al no darme cuenta que eras tu el que necesitabas consuelo, que eras tu el que quedaba destrozado por que nos había abandonado...
La verdad es que nunca pensé que estar en el mismo equipo que vosotros fuera a significar todo esto. Primero fue él. Me quedé prendida de su fuerza, su valor, de su belleza y porque no decirlo... de su apellido. La verdad es que no me extraña que Sasuke se aislara tanto del mundo. Todos y todas le considerábamos algo fuera de serie y simplemente por algo que había marcado el resto de su vida: la muerte de toda su familia y además a manos de su propio hermano.
Creo que ninguno de nosotros fue capaz de entenderlo. Nadie excepto tu. Es ahora, con el paso de los años, cuando me doy cuenta de lo mucho que os parecéis. Ambos encerrados en vuestros destinos, enjaulados y utilizados por toda la gente sin pensar en vuestros sentimientos. Por eso vosotros os entendías tan bien, tanto en la batalla como en la vida normal. Muchas veces me siento culpable por haber favorecido a que todo eso terminase.
Tras volver de tu entrenamiento mi visión cambio completamente con respecto a ti. No es porque te hubieras convertido en un jovencito adorable, fuerte, guapísimo... No, es porque a pesar de todo eso aun eras modesto, aun tenías ganas de luchar por lo que mas quieres. Porque lo sé, lo sabía antes y lo sabía ahora. Por eso te odiaba tanto, por eso nunca te hice caso. Cada uno se resguardaba de ese sentimiento como podía: uno excusándose en su venganza y el otro en un querer no me tenía...
Sin embargo, esa negra sombra que siempre le ha acechazo cayó definitivamente el día en el que Itachi fue a por ti. Se volvió loco y yo creo entender el motivo. No podía permitir que de nuevo esa persona le arrebatara lo que le había devuelto la sonrisa. No puedo asegurarlo, pero creo que ese es el único motivo para irse con Orochimaru: ser fuerte para acabar de una vez con todo aquello que destruye su mundo y hacerlo de una manera que te proteja a ti.
Muchas veces pienso lo diferente que hubiera sido nuestras vidas si en lugar de Sasuke Uchiha se hubiera llamado Hitaro o Nakato. Posiblemente yo nunca me hubiera fijado en él y vosotros podrías haber sido felices juntos, mostrándome de nuevo esa sonrisa que tienes y que me ilumina el día...quizás por eso mis días están últimamente tan nublados.
Me gustaría poder ayudaros, pero tengo que reconocer no puedo aunque quisiera, es demasiado el miedo que tengo. Miedo a perderle, a perderte a ti y a perder mi propia vida. Porque así aunque nos pese es la sangre Uchiha, devastadora, cruel, ardiente y ni tu ni yo tenemos pie en esta pelea de demonios, Naruto.
Nosotros ahora solo podemos meros espectadores del terrorífico acto que se desarrollará ante nuestros ojos y que nos dañara a todos por igual. El equipo siete ya no existe... al igual que los niños que una vez lucharon juntos no volverán. El destino es así, imprevisible, ave rapaz que desde el cielo nos controla, nos acorrala y devora. Lo peor de todo, es que no lo podemos evitar...