Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

"A FUEGO LENTO" (O "Mi Ardiente Bombero") por Songfic_Maniak

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Espero les guste, eso no es drama, esto es mas aventura y wenu... se ve que Bicho y Copo la pasaron muy bien ^^

“A FUEGO LENTO”
(O “MI ARDIENTE BOMBERO”)



“A fuego lento” interpretada por Rosana

Escrito por Songfic Maniak



CENTRAL DE BOMBEROS EN UN FAMOSO PUERTO TURÍSTICO…



A fuego lento tu mirada
A fuego lento tú o nada



-¡Oye! ¿Tú eres nuevo?- me pregunta uno de los bomberos de la estación al tiempo que se pone el saco superior y las botas del uniforme, es un hombre robusto, moreno, mas alto que yo… en fin, me recuerda muchísimo a mi amigo, Aldebarán- ¡Estas muy flaco, amigo! Te ves débil, este trabajo es para hombres fuertes no para “niñitas” como tú- me dice empujándome del hombro aunque yo no retrocedo ni un centímetro para su asombro.

-No se preocupe, estaré bien- le digo indiferente tratando de no caer en sus provocaciones y sigo fingiendo que acomodo las mangueras, él no se da por vencido y me sujeta del cuello de mi camisa acercándome a él en un movimiento brusco.

-¡Por mí, muérete! Pero eres una deshonra para el equipo de bomberos ¡Tu piel esta muy blanca! Pareces una nena, te ves tan frágil ¡Pobre niñita!- me dice burlón y todos los demás comienzan a reírse por su comentario, yo sujeto sus manos con fuerza y mirándolo con enojo comienzo a quitar sus manos ante su cara llena de sorpresa.

-Ya le dije que no se preocupe- le respondo con mis dientes apretados por el coraje, resistiéndome para no soltarle un puñetazo que sé, lo dejaría inconciente por muchas semanas, en cambio deshago sus puños que sujetan mi cuello y lo empujo haciendo que caiga de espaldas, los demás dejan de reírse y ven desconcertados lo que acabo de hacer, él se apresura a ponerse de pie mirándome con temor mientras entrelaza sus manos sintiéndolas heladas.

-¡¿Qué ocurre contigo!?- exclama asustado- ¡Jamás podrás resistir el fuego! ¡¡Tu piel es muy fría!!

-No sabe lo que dice...- contesto mostrando una media sonrisa, recordando todas aquellas noches en que me has dicho lo ardiente que sientes mi cuerpo…

“¡¡¡EMERGENCIA, EMERGENCIA!!!”

Todas las alarmas se encienden, los oficiales superiores gritan una y otra vez, todos los bomberos comienzan a vestir el uniforme, ¡No se supone que esto debería ocurrir! Miro a todos lados buscando la mejor salida.

-¡¿Qué esperas debilucho?!- me grita aquel hombre arrojándome uno de los uniformes- ¡MU…VETE! O… ¿Acaso tienes miedo?- pregunta burlón colocándose su casco.

¡Miedo! ¿Yo? No debería caer en sus provocaciones, pero también uno de mis deberes es usar mi fuerza y habilidades para ayudar a inocentes ¿no? Así, comienzo a vestirme con el traje de bombero que mi “compañero” me ha dado: primero me pongo la parte de arriba que es el saco protector y holgado de manga larga totalmente rojo hecho de una tela aislante del calor y después sigo con la parte de abajo abrochando el cinturón del pantalón también holgado del mismo color y material; después calzo las botas de hule y, finalmente amarro mi largo cabello en una coleta y me coloco el casco protector que cubre mi rostro y limita mi visión.

-¡Muévete novato!- me grita el jefe de la estación indicándome bajar por el tubo de emergencia, miro alrededor y veo que soy el único que falta, asiento con la cabeza obedeciendo y bajo aprisa, me deslizo por el tubo y corro alcanzando a sujetarme de uno de los barandales del camión de bomberos que arranca a toda velocidad sonando la sirena de emergencia.

-¿A cuál de las cinco cuadras perteneces, novato?- me pregunta el que parece ser el oficial de más alto cargo.

-Ah…no… espere es que yo no…- tartamudeo sin saber que responder ¿cómo explicarle que solo venía a robar… digo a “pedir prestado” uno de los uniformes?


Vamos tramando esta locura
Con la fuerza de los vientos
Y el calor de la ternura.


-¡No seas cobarde, novato!- exclama dándome unas toscas palmadas en la espalda- ¡Estas muy flacucho para ser bombero!- agrega riendo a carcajadas… ¿acaso aquí se encuentran todos los “hermanos perdidos” de Aldebarán?- ¡Serás parte de la cuadra Delta!- exclama y yo asiento con la cabeza sin entender de que esta hablando… aunque supongo que debe referirse a uno de los equipos de más baja categoría considerando que, como él me informó, son solo cinco equipos y “Delta” es equivalente a la cuarta letra de nuestro abecedario.

Debo admitir que tengo algo de ¿miedo? Nunca había hecho algo así, siento emoción y terror a la vez, mas aún cuando me informan la ubicación del incendio.

-Al parecer la zona de desastre es en el hotel más lujoso y alto del puerto turístico, ese que tiene vista al mar. Son muchos pisos y aún no han desalojado a todos los huéspedes.

Llegamos al hotel de donde salen enormes llamas y humo por todos lados. Alrededor ya hay muchas ambulancias, patrullas y bomberos que tratan de acabar con el incendio. Observando aquella enorme construcción envuelta en llamas compruebo mis suposiciones ¡Es nuestro hotel! En donde tú y yo nos alojamos…

Espera ¡Tú y yo! Rápidamente bajo del camión y te busco entre los heridos, no te encuentro por ningún lado y sino estas aquí y esta tarde te dejé dormido en el cuarto quiere decir que…

-¡¿A dónde vas, novato?!- exclama uno de los oficiales- ¡No eres parte de mi cuadra! ¡¡Solo los Alfa entran a la zona de desastre!!- exclama mientras me jala, haciendo que retroceda ¡Alejándome de ti!- ¿¡Cuántos faltan de evacuar?!- le pregunta al parecer, al gerente o dueño del hotel.

-¡No lo sé! ¡¡Solo apaguen el maldito incendio!!- grita observando la construcción desesperado.

-¡El incendió comenzó en los pisos de en medio! Ya toda la gente de los primeros y últimos pisos han sido desalojadas, pero al parecer faltan algunas personas entre los pisos diez y veinte- informa el oficial de policía, al escucharlo no puedo evitar fijar mi vista en el décimo quinto piso, ¡Una enorme ventana explota en uno de los pisos de arriba! Y yo no puedo evitar imaginarme lo peor.

-¡Tengo que entrar!- exclamo desesperado corriendo al ver como las llamas se salen de control y tú no apareces por ninguna parte.

- ¡Espera!- dice el jefe de la cuadra Delta - ¡Tú te quedas a apagar las llamas con la manguera!

-¡No!- exclamo - tengo que ir ¡Necesito salvar a...! ¡Déjeme ir! ¡¡Por favor!!- grito librándome de su mano que me sostiene con fuerza.

Observo como el grupo Alfa se viste con un equipo especial para entrar ¡Yo no sé nada de bomberos! Lo único que sé es que tengo que salvarte.

-¡Eres muy joven hijo, y el trabajo es riesgoso!- me dice creyendo que soy un “novato” cualquiera en esto de enfrentarme al peligro ¿riesgo? ¡…l nos sabe nada de riesgo!

-¡Es un débil!- dice de nuevo ese tipo gigantesco escuchando al jefe de la cuadra Delta- ¡Nunca serás parte de nosotros los Alfa! ¡¡Se necesitan verdaderos hombres para hacer este trabajo!!

-¡Yo puedo hacerlo!- exclamo observando al “jefe de mi cuadra”.

-De acuerdo ¡Si, está bien! Demuéstrale a ese “paquidermo descerebrado” que un Delta puede hacer el trabajo de un Alfa- me contesta indignado ante el comentario de aquel bravucón yo asiento con la cabeza y comienzo a correr al interior del edificio- ¡Espera, niño!- grita deteniéndome de nuevo, giro mi rostro y al instante comienza a ponerme una extraña crema en la cara poniendo énfasis en el contorno de mis ojos- ¡Ponte esto!- me ordena y yo me coloco la máscara negra que cubre todo mi rostro dejando libre solo mi vista. A penas y puedo respirar a través de esa máscara, él me pone el casco y yo me coloco unos guantes negros hechos de la misma tela que la máscara- ¡La máscara y los guantes están hechos para aislar el fuego!- me dice y yo asiento con la cabeza desesperado por entrar cuanto antes- ¡Usa el tanque de oxígeno en zonas con mucho humo!- sigue dándome un pequeño tanque con agarradera que me llevo a la espalda- ¡Si ves mucho fuego alrededor arroja el tanque o explotará y saldrás lastimado! ¡Aquí esta el hacha, muchacho!- me dice dándome el objeto filoso- ¡No escatimes en destrozar todo a tu paso para salvar vidas! ¡¡Usa el entrenamiento de primeros auxilios si ves que alguien tiene problemas para respirar o necesita que lo reanimen!! ¿¡Entendido!?- pregunta y yo alzo mis dos cejas en un gesto lleno de perplejidad, no entiendo a que entrenamiento se refiere… de hecho, ¡Apenas y he entendido la mitad de lo que me ha dicho! Por suerte por el casco no puede darse cuenta de mi expresión-¡¡Te espero!! ¿Crees estar listo?

-¡No sé!- grito nervioso y siento el hacha temblar en mis manos-¡¡Regresaré!!- exclamo, él asiente con la cabeza y le pide a uno de los bomberos que sostiene una manguera que me chorree, yo, sin esperarme el impacto del agua salgo disparado al piso y me apresuro a ponerme de pie-¡Estaré bien!- digo mientras todos los bomberos alrededor niegan con la cabeza.

-Ese novato está muerto…- escucho murmurar a uno de ellos y trago con dificultad antes de entrar al enorme edificio que cada vez se incendia mas.

Todo alrededor es humo y fuego, la cuadra Alfa ya hizo su plan de emergencia, escucho que van a desalojar los pisos inferiores, pero nadie quiere ir a los pisos superiores: décimo séptimo, décimo sexto y… décimo quinto.

-¡Yo iré al décimo quinto piso!- exclamo y todos me observan sorprendido

-¡¿Amigo, estás loco?!- dice uno de ellos- ¡En media hora todo el edificio caerá en pedazos, ya no podemos salvar a nadie! No queda nadie arriba, tan solo quedan unas cuantas personas en los pisos inferiores.

-¿¡Cómo están tan seguros!?- pregunto alterado-¡De cualquier forma iré arriba!- les aviso y, aunque ellos tratan de detenerme no les hago caso y comienzo a correr subiendo las escaleras.

¡Décimo quinto piso!, ¡que maldita suerte tengo! Corro aprisa el interminable tramo que me separa de ti observando como todo alrededor se consume por las llamas, varios escombros caen en pedazos pero no puedo darme por vencido, no cuando sé que tengo que llegar a ti.


Sigue el camino del cortejo
a fuego lento, a fuego viejo,
sigue avivando nuestra llama
con todo lo que te quiero
y lo mucho que me amas.


Llego a la habitación, ¡¿Cómo se te ocurre dejar la maldita puerta cerrada?! Comienzo a destrozarla con el hacha ¡¿Pero qué estoy haciendo?! Arrojo el hacha y con un solo golpe destrozo la puerta, entro aprisa y, no te encuentro dormido en la cama como creí, totalmente desconcertado te encuentro arrodillado, sudando terriblemente, tu rostro esta enrojecido y tus manos permanecen esposadas en el tubo de gas detrás de ti.

-¡¿Quién te hizo esto!?- pregunto preocupado mientras me dirijo a ti y me apresuro a sujetar la esposas, retiro mis manos al instante al sentir que están extremadamente calientes.

-¿Quién eres?- preguntas extrañado.

-¿¡Cómo que quién soy?!- exclamo sorprendido de que no me reconozcas entonces recuerdo que por el casco y la máscara negra no puedes verme, me apresuro a quitarme el casco y reconoces mis intensos zafiros, lo sé porque muestras esa sonrisa que solo guardas para mí.

Me quito la máscara negra para que puedas ver mi rostro, siento el calor alrededor de nosotros y sé que mi rostro está tan sudoroso como el tuyo, con mis mechones húmedos y mi blanco rostro totalmente enrojecido. Tu sonrisa se agranda, te abrazo y me apresuro a colocar mis manos en las ardientes esposas para congelarlas mientras que tú suspiras aliviado recostándote en mi hombro.

-gracias, me estaban quemando las muñecas…- dices en un susurro- no sabía como liberarme. Si rompía el tubo de gas todo la habitación iba explotar- me explicas, yo te aparto sujetando tus hombros para asegurarme que estés bien- sabía que vendrías- me dices con ternura y yo sonrío acariciando tus húmedos cabellos y tranquilizándome al verte a salvo, más bien, relativamente a salvo. Te acercas para besarme y yo no me opongo, tus labios se mueven lentamente… ¿crees que es el momento apropiado? ¡El hotel se nos viene en pedazos!

-¡Ya! Tenemos que salir de aquí- te digo apartándome e interrumpiendo nuestro beso.

-¿No quieres quedarte un rato mas?- me preguntas recorriendo con tu lengua mi cuello lleno de sudor yo cierro mis ojos ante tu provocativa caricia- me encanta tu sabor- me dices sonriendo y volviendo a mis labios. Yo te correspondo, no puedo resistir tu seductora voz.

-Milo… ya, por favor… vamos- te pido abrazándote para alcanzar aquella esposas y liberarte.

-¿Nunca habías soñado con tenerme así? ¿A tu merced?- me preguntas mordisqueando el lóbulo de mi oreja.

-Si… Milo ¡Pero no con fuego alrededor!- te digo entre cada suspiro que tus besos me provocan.

-Es más peligroso el fuego entre tú y yo.

-Milo… no, no es el mmm…momento de ju…gar…no… milo… espera…-te pido entre cada jadeo que sale de mi garganta, tú continuas besándome y ríes mientras sigues aumentando tus besos y mordidas en mi cuello y en mis orejas.


A fuego lento me haces agua,
Contigo tengo el alma enamorada,
Me llenas, me vacías, me desarmas
¡Ay, ay, ay, ay amor cuando me amas!


-Te ves muy atractivo con ese uniforme…- me dices mientras yo me apresuro a quitarme la parte de arriba, sintiéndome asfixiado no por el calor alrededor de nosotros sino por el que emerge de mi propio cuerpo- te verás mejor sin ropa, hielito.

Yo me quito el saco superior de manga larga y comienzo a besar y morder tu cuello al tiempo que desabotono tu camisa, me acerco a ti como un animal salvaje a su presa y comienzo a devorar tus pezones. Tú gimes bajo y forcejeas para deshacerte de las esposas que te aprisionan, te abrazo y al mismo tiempo que te hago sufrir de la misma forma que tú lo hiciste conmigo, mordiendo el lóbulo de tu oreja, mis manos temblorosas se encargan de terminar con tu tortura de verte limitado en tus movimientos: abro con facilidad esas esposas, liberando tus manos de su pequeña prisión, a pesar de verte libre las palabras que me dedicas me parecen maravillosamente seductoras:

-No intentes apagar mi fuego porque no podrás conseguirlo…- dices una vez que te desposo y llevas tus manos heridas a mi rostro besándome con ímpetu, sonrío y te guío hacia el piso dándome vuelta y colocándome encima de ti jugando con el poco tiempo que tenemos y el fuego que se expande a una velocidad impresionante.

-No es mi intención hacerlo, amor- contesto pasando mis manos a lo largo de tu pecho e introduciendo mis frías manos a tus pantalones donde ya tu miembro esta lleno de deseo tú al sentir mi frío contacto te arqueas emitiendo un gemido único y seductor-solo recuerda que soy un caballero de hielo.

-Debe ser un tormento estar alrededor de tan insoportable calor.

-No, ya me tienes acostumbrado- contesto divertido y sin mas desabrocho mi cinturón y me quito los pantalones del uniforme, mis boxers y mis botas de huele. Me apresuro a desabotonar tu pantalón mientras beso tu vientre apartando tu camisa desabotonada que aún vistes.

Tú respiras con dificultad por todo el humo que se acumula en la habitación, subo a tu rostro de nuevo para besarte y tratar de hacer la situación más llevadera soplando un poco de aire frío en tu rostro al mismo tiempo que logro quitarte tu pantalón y tus boxers con una habilidad desconocida en mí. Tomo tu miembro entre mis manos devorando tu cuello y comienzo a masturbarte lentamente con mis manos aún frías, tú te remueves y jadeas con más fuerza ante el contraste que representa esa caricia en tu ardiente sexo.

-Amo tus fríos contactos… por más “caliente” que esté el ambiente tú no pierdes tu frialdad, Camie- me dices divertido.

-¿Por qué se te tuvo que ocurrir esta locura?- pregunto mientras te aferras a mí y mueves tus caderas con rapidez, incitándome a aumentar la velocidad.

A fuego lento revoltosas
Caricias que parecen mariposas
¡Se cuelan por debajo de la ropa!
Y van dejando al sentimiento
Amor forjado a fuego lento.


-¿Qué ya no te acuerdas, mi amor? Yo no fui quien tuvo lo idea fuiste tú….-contestas mientras recuerdo la inolvidable noche…



>FLASHBACK<


Habíamos ido a cenar a una de los restaurantes más conocidos y exclusivos de este bello puerto. Reservaste una mesa en uno de los balcones con vista a la playa.

Nuestra mesa estaba llena de flores tropicales y tú vestías una camisa de manga larga azul marino y un pantalón negro, todo lo opuesto a mí que llevaba un pantalón beige y una camisa de manga larga color blanco. Todos alrededor nos miraban, aún más las chicas que nos sonreían y algunas nos guiñaban coquetas.

-Harás que me ponga celoso, amor- me dijiste mientras entrelazabas mi mano en la mesa.

-No tienes porque si sabes que te amo.

-Bésame- me pediste regalándome tu resplandeciente sonrisa, me acerqué a ti y besé tu mejilla, tú reíste por mi ocurrencia. Ambos sabíamos que no era eso lo que buscabas- tramposo…- me susurraste al tiempo que tomaste mi barbilla y fuiste tú quien tomó mis labios besándome larga y pausadamente, probablemente para dejarle claro a todos los presentes (en especial a esas chicas que nos miraron sorprendidas) que no estábamos “en adquisición”.

-Disculpen, les traje una cortesía de la barra, el Barman les preparó *“Cocos Brujos”- dijo el mesero ofreciéndonos la bebida- tengan cuidado, la bebida es dulce, pero sus efectos son fuertes.

Ambos reímos sin poner mucha atención a su advertencia y el mesero solo sonrió maliciosamente. Cenamos camarones con un delicioso aderezo, nos entretuvimos mucho en la cena ya que tú llevabas un camarón a mi boca pero manchabas de aderezo mi nariz que después limpiabas con tu lengua y aprovechabas para besarme de nuevo.

Nos acabamos aquella adictiva bebida y pedimos una segunda ronda sin hacer caso a la advertencia del mesero. El agua de coco era muy dulce y cubría muy bien la mezcla de alcohol que llevaba la bebida. Seguimos bebiendo al tiempo que degustábamos el postre que tú elegiste: fresas y algunas otras frutas que se encontraban alrededor del plato para cubrirlas con chocolate líquido mezclado con una suave crema de coco.

La música comenzó y los animadores repartieron globos, sombreros y trompetas, después, todo el lugar comenzó a llenarse de confetis, espuma y burbujas. Tú te levantaste y me ofreciste la mano, al principio me negué porque nunca he sido bueno bailando, pero tú te encargaste de jalarme hacia a ti.

Nos pusimos de pie y repentinamente la bebida hizo efecto en nosotros, caminamos con dificultad hasta la pista donde apenas y cabíamos entre cientos de personas. Todos comenzaron a bailar, la espuma era abundante y nos cubría por completo mojando nuestras ropas y dificultando nuestra respiración, la música era extrovertida y excéntrica y todos alrededor bailaban de forma provocativa.

La pista estaba llena, chocábamos con todas las personas y tú me abrazaste mas a ti, rozando tu cuerpo con el mío moviéndote de forma sugerente, finalmente los efectos del alcohol y todo el ambiente comenzó a marearme, te besé sin inhibiciones, sin importarme la gente alrededor que, de hecho, nos ignoraban y no podía vernos a causa de tanta espuma que nos rodeaba.


A fuego lento mi cintura
A fuego lento y con lisura


-Esto es lo mejor de las vacaciones, nadie te conoce y puedes hacer… cualquier locura- te susurré mientras tú pasabas tus manos por entre mis cabellos una y otra vez.

-¿Cualquier… locura? ¿Cómo cual?- preguntaste mientras me abrazabas más a ti y bajabas a besar mi cuello. Yo me apoyé en tu hombro para poder sostenerme y dejé que me besaras y me mordieras a tu antojo.

-Como las fantasías sexuales que me has incitado a hacer, Milo- te dije mientras mordía mis labios al sentir como recorrías mi trasero descaradamente y succionabas con tu boca mi cuello.

-Si…- respondiste con una voz llena de deseo dirigiéndote al lado contrario de mi cuello dejando tu humedad a lo largo de mi piel- como lo que hicimos en el pequeño baño del avión- recordaste y no pude evitar reír al recordar aquella ocurrencia de tu parte.

-Y aquella noche en la alberca- continúe yo haciéndote reír- y tu intento de violación…

-Fue muy placentero sentirte tan sumiso, Camus- me confesaste apartándote y pasando tu lengua por tus labios- te deseo tanto, eres el único en mi vida, quisiera hacerte el amor a cada segundo…- me dijiste y yo te besé mientras comenzaba a desabrochar tu camisa.

-Yo también- te dije empezando a sentir el calor de nuestros cuerpos e impulsivamente, comencé a besar tu pecho- pero ¿siempre seré yo el sumiso?- te pregunté bajando mis manos a tu cintura y metiéndolas a tu abdomen que sudaba lleno calor y deseo.

-Me encantaría estar a tu merced mi hermoso hielito, pero tú no eres ningún fuego, al contrario, podrías apagarlo en cualquier momento.

-Como… un bombero- dije con torpeza y tú reíste por lo que había dicho, aquella bebida en verdad nos había atontado demasiado a los dos.

-Te verías tan sexy de bombero- respondiste siguiéndome el juego, chocando tus palabras en mi oído para continuar acariciándome con tu lengua.

-Debes estar bromeando, bicho.

-No bromeo, Camie- seguiste mientras recorrías mi espalda con tus manos- tan sensual…con tu casco… y tus ropas rojas… y… tus botas…- enumeraste en susurros mientras dejabas marcado beso a beso mi rostro y movías tu cadera rozándola con la mía, no pude evitar gemir mientras me aferraba más a ti para sentir más de tu contacto.


¡Vamos tramando este alboroto!
Con la danza de los mares y
El sabor del poco a poco.


-Entonces, seré un bombero- dije tratando de complacer tu nueva fantasía- pero ¿a quién voy a salvar?

-¿A quién crees?- preguntaste sonriendo mientras seguías subiendo y bajando tu cadera aumentando la fricción y yo me sujetaba más a ti presa del delirio de tus caricias- mañana habrá un gran incendio en nuestro hotel, Camie… y más vale que tú estés ahí para salvar a un pobre inocente atrapado en el décimo quinto piso- dijiste provocando una risa en mí. Así había sido desde que comencé esta relación contigo: te convertiste en la chispa de mi vida, en esa sonrisa que me faltaba.

El calor en nuestros cuerpos era excesivo y después de pagar la cuenta y dejar la propina a aquel joven que nos había alcoholizado (de acuerdo, nos advirtió, pero realmente lo que quería era embriagarnos) nos quitamos los zapatos y bajamos a la playa mientras nuestros pies se enterraban en la fría y suave arena.

Caminamos abrazados sin dejar de besarnos hasta que encontramos un lugar totalmente oscuro lleno de rocas a la orilla de la bahía, ahí nos tiramos en la arena y comenzaste a besarme y a desnudarme ya sin detenerte sabiendo que nadie nos observaba.

-Siempre lo había querido hacer a la orilla del mar- te confesé en un susurro y al escucharme, pude sentir como tu entrepierna buscaba a la mía con más fuerza y deseo al mismo tiempo que había un rompimiento de las olas y la suave brisa del agua salada llegaba a nuestros cuerpos semidesnudos.

-Tus deseos son órdenes, mi hermoso hielito- dijiste comenzando a desvestirme, haciendo de esa noche algo inolvidable.


Sigo el camino del cortejo (sigo el camino)
¡A fuego lento, a fuego añejo!
Sigo avivando en nuestra llama…

Tantos días como sueños…
¡Tantos sueños que no acaban!


No supimos como fue que ya entrada la madrugada llegamos a nuestro hotel y subimos por el elevador hasta nuestra habitación, pero estábamos tan cansados por lo que habíamos hecho en la playa y aún algo mareados por la bebida que solo llegamos a acostarnos en la cama y a dormir abrazados.

En la tarde desperté, tú estabas dormido boca abajo y acaricié tus cabellos que cubrían tu espalda. Entré a la ducha, me cambié y fui a la estación de bomberos decidido a hacerme pasar por uno de ellos y “tomar prestado” uno de los uniformes para que esa noche fuera realmente inolvidable. Lo que no tenía idea era que en realidad ¡Tú provocarías un verdadero incendio!


>FIN FLASHBACK<



-Yo tuve la idea- te digo mientras continúo provocándote, tu rostro sudoroso por el calor alrededor y el calor de tu cuerpo esta a mi merced y mi erección aumenta a cada momento-Pero… no… creí… que tú… hablaras en serio sobre… todo esto…

-¡Yo no provoqué el incendio!- gritas al sentir como mis movimientos de mi mano aumentan en tu entrepierna- yo… no… ¡Ah!... no…

-¿quién… fue, entonces?- te pregunto sin dejar de recorrer tu cuello pasando mi lengua una y otra vez por toda tu piel.

-¿Terroristas?- propones divertido y río ante tu ocurrencia.

Ladeo mi rostro y mis dientes se encajan en tu cuello succionándolo, causando que no puedas controlar un profundo gemido. Después de asegurarme que mi marca ha quedado en tu delicioso cuello bajo mordiendo tu pecho y tu abdomen mientras que tú empujas mi cabeza desesperado.

-Date prisa, amor- me pides y siento como tus piernas tiemblan y tus muslos apresan mi cabeza, recorro con la punta de mi dedo toda la longitud de tu miembro y tú me empujas hacia él.

-Tranquilízate- te digo mientras que mi aliento recorre tu erección, en un momento expulso mi lengua que se desliza lentamente por toda tu hombría que adquiere cada vez más rigidez. Tus uñas se entierran en mi cabeza mientras que te mueves descontrolado buscando más de mi contacto.

-Camie… el… el fuego- dices entre cada respiración discontinua mirando alrededor como el fuego nos rodea cada vez más. Escucharte tan asustado es tan excitante que bajo mi mano a mi propio miembro acariciándolo para calmar mis ansias mientras me llevo el tuyo a mi boca y comienzo a succionarlo enredando mi lengua en él.

Tú subes y bajas tus caderas buscando mi contacto, conozco bien tus gemidos, tus gritos, incluso… tus alaridos y cuando siento tu cuerpo completamente tenso a punto de explotar me aparto y sonrío al escuchar un gemido lleno de reclamo.


¡A fuego lento me haces agua!
contigo tengo el alma enamorada,
Me llenas, me vacías, me desarmas
¡Ay, ay, ay, ay amor cuando me amas!


-Aún no- te digo subiendo a tu rostro para apresar tus labios y eres tú quien introduce tu lengua en mi boca explorándola con avidez, me obligas a apartarme de ti ya que me has dejado sin respiración y me apresuro a llevarme dos de mis dedos a mi boca para, segundos después, introducirlos a tu entrada.

-más…rápido- pides moviendo tu cadera, incitándome a mover apresuradamente mis dedos dentro de ti. Cedes casi de inmediato y puedo sentir tu atormentada erección tan rígida que comienza a causarte dolor.

Me incorporo y me siento apoyándome en la pared que calienta aún mas mi espalda, te jalo y te abrazo de la cintura para colocarte sobre mí, tú te apresuras a poner tus piernas a ambos lados de mi cuerpo y bajas para que pueda penetrarte, lo hago lentamente mientras que me abrazas, no, más bien, te aferras a mi cuerpo rasguñando mi espalda al sentir mi intromisión en la estrechez de tu cuerpo.

Sino fuera por las llamas alrededor y la alarma de incendios cualquiera podría escuchar tus gritos y mis fuertes gemidos. Desamarras mi cabello, tomas el casco que esta tirado a un lado nuestro y me lo pones mostrándome una enorme sonrisa llena de lujuria.

-Si… te ves tan sexy- repites subiendo el cristal del casco que cubre mi rostro para besarme- hazme el amor, Camus, estoy… ardiendo- dices con ese toque sensual que me vuelve loco y, sin caer en cuenta que tus palabras son todo lo que necesito para excitarme al borde del delirio, comienzas a moverte subiendo y bajando sin dejar de besarme y abrazarme con fuerza. Me descontrolas por completo y también comienzo a subir y bajar de forma violenta, queriendo penetrarte con más profundidad- Camie… aaah…- aumento mis embestidas y tú solo repites mi nombre de esa forma tan dulce una y otra vez ¡Adoro que hagas eso!

Jamás habíamos sudado tanto al hacer el amor, pareciera que lo estuviéramos haciendo en la regadera. Nuestros cuerpos están empapados en sudor, las gotas que exudan mis poros recorren mi cuerpo y se mezclan con las tuyas y yo me siento feliz de poder compartir todo esto contigo, solo tú logras provocarme de esta manera.

El calor tan placentero de nuestros cuerpos y la alta y tormentosa temperatura a nuestro alrededor también se mezclan, jamás había visto tu rostro tan enrojecido como en este momento, al igual que tu hermosa piel acaramelada que ahora ha adquirido un color rojizo y sé que mi piel no se queda atrás. No dejas de jadear descontrolado ni de sudar y a cada segundo aumentas la velocidad en que subes y bajas.

-Te amo- me dices aferrándote a mi espalda y yo te abrazo de forma posesiva y sin dejar de penetrarte te recuesto suavemente en el piso. Así, teniendo más espacio, te penetro con mas ímpetu, incluso tu cuerpo se arrastra hacia delante por la fuerza de la embestida, por esto te apresuras a enrollar tus piernas a mi cintura buscando más de mi contacto y yo trato de alcanzar a cada momento en tu estrecha cavidad ese punto que sé que, al rozarlo te provoca un placer infinito.

Ambos gemimos y mantenemos nuestros ojos fuertemente cerrados, buscas mi mano que se encuentra aferrada a tu cadera y tratas de guiarla desesperado a tu entrepierna pidiéndome que te acaricie, de un momento a otro tomo tu erección y de nuevo comienzo a masturbarte. Apenas y podemos respirara víctimas del delirio hasta que yo siento como todo tu cuerpo se tensa haciéndome más difícil la labor de penetrarte.

-Te… amo- te contesto e insisto a buscar más espacio en tu cuerpo, moviéndome desesperado con rapidez – ¡Te amo, Milo, te amo!- grito impulsándome con las plantas de mis pies para seguir embistiéndote.

Sueltas un grito lleno de satisfacción descargándote en mi mano y casi al mismo tiempo, no puedo evitar imitarte al sentir como tu cuerpo se tensa aún más apresando mi miembro en tu interior. Una oleada de placer que se expande por todas mis venas y siento perder la respiración ante esta sensación, finalmente eyaculo dentro de ti y tú, al sentir mi semen caliente en tu interior aprietas de nuevo tus párpados.


A fuego lento revoltosas…
caricias que parecen mariposas
¡Se cuelan por debajo de la ropa!
y van dejando el sentimiento…
¡Amor forjado a fuego lento!


Caigo rendido en tu pecho el cual siento como sube y baja exhausto al igual que el mío, salgo de ti y mi semen recorre tus piernas. Nos quedamos abrazados respirando agitados hasta que tú comienzas a toser a causa del humo que nos rodea y que, pese a que nos encontramos recostado en el piso, ya ha llegado hasta nosotros.

-Cam…- no te dejo hablar, llevo la mascarilla de oxígeno a tu boca y tú cierras tus ojos inspirando profundamente ese aire limpio, yo toso desesperado buscando nuestras ropas.

-Mi, cof, cof, Milo esto cof, cof es una… cof, cof locu… cof, cof, ¡locura!- exclamo desorientado por tanto humo, tú me alargas la mascarilla y yo niego con la cabeza regresándola a tu rostro, te doy tu pantalón y tú te apresuras a ponértelo, jamás te quitaste tu camisa la cual llevas desabotonada y empapada en sudor.

Yo también me pongo los pantalones del uniforme, el saco rojo de manga larga y las botas; el casco ya me lo habías puesto mientras teníamos nuestra pequeña “aventura”, así que permanece cubriendo mi cabeza. De nuevo estoy completamente uniformado a excepción de la máscara y los guantes negros. Nos ponemos de pie y todo es oscuro a nuestro alrededor, una viga nos cae encima, tú alcanzas a empujarme tratando de esquivarla, pero tropiezas y gritas quejándote al sentir como cae en tu pierna.


A fuego lento, a fuego lento
A fuego lento, a fuego lento ¡Ay, ay, ay!
A fuego lento, a fuego lento


Me apresuro a quitar la viga de tu pierna y tú sigues con esos gemidos lastimeros llevando tu mano a tu pierna, tu pantalón comienza a teñirse de rojo.

-¿Estás bien?- te pregunto mirando como la sangre sigue brotando.

-¡Noooo!- respondes quejándote por el dolor.

-¡Esto ya es demasiado!- exclamo ayudándote a que te pongas de pie, te apreso contra la pared y tú te sostienes sujetando mis hombros- se acabo el juego, bicho lujurioso- te digo y te beso de nuevo mientras que coloco una de mis manos en la pared, la cual comienza a tornarse nívea. Haciendo uso de mis poderes toda la habitación comienza a emblanquecerse, el fuego rápidamente desaparece de la habitación por el hielo que comienza a emanar de mi mano cubriendo toda la habitación por completo.

En segundos el hielo también se derrite a causa del calor en todo el edificio, pero aún así la temperatura en el cuarto baja rápidamente y no dejo de besarte mientras que lanzo un ataque de hielo hacia el pasillo, después toda mi aura cubre el corredor disipando en segundos y casi por completo el fuego.

-Tramposo- me dices en un débil susurro, abrazándome y descansando tu cabeza en mi pecho. Te permites suspirar aliviado, yo no puedo resistir abrazarte ya más tranquilo al no ver más fuego en nuestra habitación, lo único que resta es ese molesto humo que nos dificulta la respiración.


A fuego lento, a fuego lento.
A fuego lento, a fuego lento,
A fuego lento, a fuego lento.


-¡Entren de una vez! Creo que uno de los nuestros todavía esta en este piso, al parecer iba a salvar a un civil ¡Estos novatos!- escuchamos como grita la voz grave de un hombre.

-Si, Camie, recuerda que eres un “novato” no te quieras hacer el héroe para quedar bien conmigo- me dices provocando que ría aunque quedo para que no nos descubran.

-¿Puedes caminar?- te pregunto mirando tu pantalón teñido en sangre, ambos lo miramos y alzamos nuestros rostros mirándonos fijamente.

-¿Tú que crees?- me preguntas arqueando tu ceja y haciendo una mueca de disgusto.

-De acuerdo…- digo cansinamente apresurándome a cargarte, decidido a protegerte lo que resta de esta peligrosa travesía.

-¡Hasta que apareces, novato!-Grita uno de los Alfa apareciendo en la entrada de la habitación y observa desconcertado la habitación que, por el calor del edificio ya no tiene nieve en las paredes pero tampoco queda rastro de fuego alguno-¿¡Cómo hiciste esto?!- pregunta asombrado y tú ocultas tu rostro en mi pecho tratando de acallar tu risa por ese comentario.

-Ya sabes… la experiencia- le contesto con toda la intención de hacerte reír, sonrío al escuchar como, por más que te resistes, no puedes controlar tu risa que choca contra mi pecho y el bombero te mira extrañado para después mirarme a mí buscando una explicación- lo encontré aquí, es uno de los huéspedes, está herido de una pierna- le explico. El casco que llevo puesto y mi flequillo tapan mi vista, tal vez también sea por eso que te ríes… debo verme ridículo.

-¡De acuerdo, tenemos que salir de aquí, novato! Ya todos han sido desalojados, el edificio puede colapsar en cualquier momento, ¿tendrás algún problema en llevar al civil?

-Ningún problema- respondo negando con mi cabeza sin poder evitar mostrar una media sonrisa- Fuego bajo control, compañero- agrego aparentando voz dura, él asiente con la cabeza y da media vuelta para salir del edificio.

-¿“Fuego bajo control”?- repites riendo y yo no pedo evitar sonreírte. A pesar de que estás herido y corremos el riesgo de morir aplastados tú no pierdes tu sentido del humor- te está haciendo daño usar ese casco. Insisto en que eres el mejor en estos juegos- agregas, yo coloco mi mano en tu nuca para alzarte a la par que bajo mi rostro para alcanzar tus labios y darte un corto beso.

-Ya fue suficiente de juegos por hoy, tengo que sacarte de aquí

-Nunca dudé en que me salvarías- me dices abrazándome del cuello y besándolo con delicadeza.

-Jamás te abandonaría, Milo- te contesto asegurándome de tenerte bien sujetado. Salgo de la habitación y atravieso el corredor del décimo quinto piso hasta llegar a las escaleras y bajar aprisa.

Con complicaciones, ya que mis manos te abrazan, logro lanzar algunos ataques de hielo para desvanecer el fuego que se interpone en varias ocasiones delante de nosotros, definitivamente si no fuese un caballero de hielo jamás hubiéramos escapado vivos de este “jueguito” pero ¿qué puedo hacer? ¿Cómo negarme a tus deseos, Milo? Sin ti y tus ocurrencias mi vida volvería a la misma rutina de siempre… y yo ya no me creo capaz de poder retomar esa vida sin sentido.


¡A fuego lento me haces agua!
Contigo tengo el alma enamorada,
¡Me llenas, me vacías, me desarmas!
¡Ay, ay, ay, ay amor cuando me amas!


-¡Deshazte de eso!- te ordeno al ver que aún cargas el tanque de oxígeno y recordando la advertencia del oficial del grupo Delta.

-¿Por qué?- me preguntas extrañado.

-¡Solo arrójalo o moriremos! hay demasiado fuego alrededor- tú me obedeces y lo arrojas, segundos después el tanque de oxígeno explota y yo me doy vuelta evitando que te lastimes recibiendo los escombros en mi espalda, afortunadamente este uniforme me protege.

-¿Cómo sabías que…?

-Yo soy el bombero aquí ¿recuerdas?- te digo guiñándote el ojo y besando tu sucia mejilla.

Finalmente, consigo que lleguemos a la planta baja del hotel, aunque veo con preocupación como todo el extenso lobby está lleno de humo.

-Milo, mi ropa aún está húmeda, toma el cuello de mi uniforme y ponlo en tu nariz y boca, no respires el humo- te ordeno tratando de tranquilizar mi agitada respiración.

-¿Y tú?- preguntas con preocupación.

-Yo estaré bien, bicho- te digo tratando de que mi voz suene convincente- ¿listo?- te pregunto y tú mueves levemente tu cabeza afirmando.

Inspiro profundamente y me adentro a esa densa nube de humo, trato de aguantar la respiración buscando desesperado la salida, pero apenas y puedo mantener mis ojos abiertos, las copiosas lágrimas que salen de mis ojos buscando protegerlos solo logran empeorar las cosas, el casco y mi flequillo que nublan mi visión tampoco son de gran ayuda.

Doy vueltas en el mismo lugar desesperado, mirando alrededor, encontrando tan solo humo y oscuridad, te abrazo a mí por primera vez con miedo, no creí que esto se complicaría tanto ¡Y tan cerca de la salida! No podemos quedarnos aquí, ¡el edificio se puede desmoronar en cualquier momento!

Tropiezo con una viga delante de mí y alcanzo a caer arrodillado alcanzando a abrazarte con posesión para que no te lastimes, por la impresión suelto el poco aire que mantenía y trato de volver a inspirar desesperado pero una fuerte tos se hace presente ya que solo humo es lo que llega a mis pulmones y me hace sentir una asfixia desesperante. Tus dos cálidas manos toman mi rostro y me acercan a tus labios para besarme y compartir parte de tu vital oxígeno conmigo, mis párpados que comenzaban a caer con pesadez se abren llenos de sorpresa ante tu acción.

-Voy a sacarte de aquí, Milo- te digo decidido.

-Lo sé, Camus, eres el mejor bombero que he conocido- dices sonriendo con debilidad, te miro preocupado y te abrazas más a mí. Me pongo de pie y cierro mis ojos tratando de tranquilizarme, hasta que puedo sentir toda la energía de las personas fuera del hotel.

Así, con mis ojos cerrados, guiándome tan solo por esa energía corro y encuentro una salida después de algunos minutos. Salgo por una puerta que da hacia la playa ante las miradas de asombro y preocupación de todos mis “compañeros” quienes se apresuran a llegar a mí mientras que yo con pasos cansados me alejo del hotel que ahora está envuelto en llamas. Cuando llego a la arena mis botas se entierran en la misma complicando mi andar.

“¿Estas bien?”

“¿Qué pasó?”

“¿Quién es ese?”

“¿Están heridos?”

“¿Por qué tardaste tanto?”


Las preguntas me sofocan más que el humo del que había estado rodeado hacía unos momentos.

-Milo- te llamo pero tú no respondes, bajo mi mirada y al ver tus párpados cerrados te sacudo desesperado tratando de que reacciones- ¡Apártense, por favor!- exclamó colocándote en la arena para quitarme el casco.

-Necesita un doctor, hijo- pregunta el oficial de “mi” cuadra.

-No, yo lo haré- le contesto abrazándote y alzándote.

Inspiro y aprisiono tus labios exhalando el aire en mis pulmones para darte ayudarte a respirar y reanimarte.

-¡Abre los ojos, Milo!- te pido acariciando tu húmedo y sucio rostro y repito mi acción colocando mi mano en tu pecho presintiendo lo peor, tú no reaccionas y vuelvo a apresar tus labios con mis ojos llenos de lágrimas, siento un vacío en mi estómago el cual es sustituido por un escalofrío que recorre todo mi cuerpo al sentir tus manos acariciando mis cabellos.

Abrazas mi cuello atrayéndome más hacia ti y adentras tu cálida y traviesa lengua a mi boca al tiempo que mi mano siente tus rápidos latidos. Cierro mis ojos correspondiendo tu beso, aliviado de saber que estás a salvo.


A fuego lento revoltosas
Caricias que parecen mariposas
¡Se cuelan por debajo de la ropa!
Y van dejando al sentimiento
Amor forjado a fuego lento


-Pudimos haber muerto- te digo sin poder silenciar un sollozo que se escapa de mi boca, te abrazo y oculto mi rostro en tu pecho-Perdóname, se nos salió de control. Solo pensar que pude haberte perdido…

-Nunca lo hubieras permitido- me interrumpes consolándome mientras tratas de incorporarte, yo te ayudo hasta que ambos quedamos sentados. Tú giras tu rostro hacia el incendio y ambos apreciamos como en un segundo el imponente hotel se colapsa por completo arrojando una brisa llena de fuego y cenizas y una enorme columna de humo se eleva al cielo.

-Bien hecho, novato- dice uno de mis compañeros dándome palmadas en mi espalda y ve de pie a nuestro lado, junto con muchas otras personas, el terrible desastre- Es el peor accidente que me ha tocado en todos mis años en este trabajo, fue increíble que solo hubo algunos heridos e intoxicados- me informa.

-Ya se está investigando que fue lo que provocó el incendio.- secunda otro bombero- Al parecer fue un grupo terrorista que entró a destrozar y quemar la mayoría de las habitaciones, todos los huéspedes los vieron, eran personas vestidas de negro- dice y toda la cuadra comienza a caminar hacia la calle principal sin dejar de comentar lo ocurrido.

-¡No mentías!-exclamo mirándote sorprendido- creí que tú…

-¡Camus, no estoy tan loco para causar un incendio! Ni tampoco para esposarme a mí mismo. Ellos entraron a nuestra habitación, cuando yo aún estaba dormido, me tomaron desprevenido de la impresión caí de la cama, me rodearon y uno de ellos me apuntó con su arma y el otro me esposó. Yo dejé que lo hicieran pensando que fácilmente me libraría de las esposas y después les daría su merecido, pero al darme que estaba sujeto al tubo de gas y que ellos mojaron toda la habitación en gasolina y prendieron fuego, usé la cabeza y recordé que si abría ese tubo de gas todo a mi alrededor explotaría y, entonces, probablemente solo hubieran quedado de mí mis huesitos calcinados. Salieron de la habitación, me quedé esperando cerca de una hora viendo como el fuego aumentaba y las esposas comenzaron a quemarme, comenzaba a perder la esperanza de salir vivo cuando, de repente… apareció un sensual hombre uniformado que salvó mi vida.- dices dándome un beso en mi mejilla.

-Tu herida- recuerdo alzando la tela de tu pantalón pudiendo ver el corte hecho por el filo de la viga.

-Nada que unos cuantos puntos no curen- me respondes acomodando tu cabeza en mi pecho y diriges tu vista al majestuoso y rojo atardecer delante de nosotros que llena al mar de matices cobrizos y hace que el cielo luzca una diversidad de colores.

-Es una lástima que nuestras fotos se hayan perdido- te digo bajando mi rostro sintiendo pena al saber que no solo no podremos conservar este hermoso atardecer sino que también todos los demás momentos de nuestras hermosas vacaciones se han consumido entre las llamas.

-¡No!- exclamas metiendo tu mano al bolso de tu pantalón- Ayer no saqué la cámara de mi pantalón- dices sacando esa cámara digital y la enciendes- ¡Perfecto!- exclamas tomando una foto al edificio, después la volteas, me abrazas y tomas otra foto cuando consigues encuadrarnos a ambos y detrás nuestro a aquel hermoso atardecer- tal vez el dueño del hotel estaba metido en negocios sucios- dices y sonríes al ver en la pantalla la foto que tomaste.- Tan atractivos como siempre- agregas a pesar de que los dos lucimos despeinados y llenos de polvo- ¿Crees que a Saori le moleste si nos vamos a su casa en la playa ahora que ya no tenemos hotel?

-No lo sé- respondo divertido imaginando su cara al recibir la noticia que nuestro hotel se ha quemado- debemos hablarles a todos cuanto antes o creerán que hemos muerto

-¡Vaya accidente!- exclamas riendo al ver de nuevo los restos de la construcción.

-Haberte invitado a mi luna de miel fue el único accidente aquí- te digo abrazándote y tú frunces el entrecejo sin dejar de sonreírme- Aunque no me arrepiento de nada, eres a quien más amo y al aceptar pasar el resto de mi vida a tu lado sabía que mi vida se llenaría de tus locuras.

-Y mañana… ¿a qué vamos a jugar?- preguntas de forma traviesa y yo suspiro resignado ante tu actitud tan despreocupada.


Amor forjado a fuego...


-No lo sé, Milo, pero que no se vuelva a repetir una locura como esta ¿de acuerdo? ya metes demasiado fuego en la cama como para tenerlo por todas partes. Además, ¿por qué siempre tenemos que salir heridos cuando hacemos el amor?- te pregunto sin olvidar tu pierna lastimada y tus muñecas que han sufrido algunas quemaduras. Tú te encoges de hombro- vamos…- sigo poniéndome de pie ayudándote a que hagas lo mismo, no olvidas el casco el cual vuelves a poner sobre mi cabeza.


Amor forjado a fuego.....


-¡Bien hecho, novato!- exclama aquel grandullón que en un principio me había molestado, dándome fuertes palmadas en la espalda y todos los demás bomberos de las distintas cuadras lo imitan felicitándome mientras que tú no puedes evitar reír y yo me sonrojo y les correspondo alzando mi pulgar.

Los paramédicos no tardan en atenderte y subirte a una ambulancia, te niegas a recostarte en una camilla y ambos viajamos sentados en la parte de atrás mientras que los paramédicos en los asientos delanteros, nos llevan al hospital.

-Prométeme que nunca más involucraremos ningún otro fuego que no sea el de nuestra cama, con el tuyo es más que suficiente, Milo- te pido abrazándote a mí.

-Prometido- dices sonriéndome- además, ahora que veo tus grandes dotes como bombero contigo jamás se nos volverá a salir de control.

-Eso espero, Milo… eso espero…



¡Amor forjado a fuego lento!




Fin
Notas finales:

*Cocos Brujos--Es una bebida que se prepara en mi tierra.

Modo de preparación: Consigues un coco grande, lo partes, le quitas un poco de agua y sustituyes el agua que le quitaste por un shot de tequila, uno de vodka y uno de ron, agregas hielo y el popote con el adorno tropical.

Créanme, la combinación es mortal, más si la bebes sentada y te levantas porque se te sube de volada XD experiencia propia. También existe el “Coco Loco” o “Coco Loko” pero es mas leve porque omite el shot de ron y le ponen chile, limón y sal ¡¡¡¡Yumi!!!!

¡¡¡¡Y recuerden que la Música es el mejor Afrodisíaco de la Vida!!!!(jaja sorry pero tenía que inventarme un slogan para estos Songfics Lemons XD)

XOXOXOXOXOXOXO


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).