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Fieles Pecadores por avantgarde

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Notas del fanfic:

Bueno la inspiración de este fic vino principalmente al escuchar canciones con tintes victorianos:

Opheliac de Emilie Autumn

Beautiful Thorn de Sopor Aeternus

A parte en estos días se habla mucho de religión, de Iglesia, no se muchos que piensen, igual y piensan que es sucio y aberrante, pero pss dejen muchos reviews para saber...

 Mientras seguire trabajando en El secreto llega hasta donde tu me lo pidas

Notas del capitulo:

Vemos al devoto abate Seto, y al muchacho rubio que viene llegando. Aprovechando la temática de la Semana Santa.

 Con eso el fin de mis cortas vacaciones y de nuevo a la escuela

 Ya el lunes de nuevo a la cárcel.

A trabajar en mi otro fanfic

Este era rápido ya que tenia una idea clara jajaja

 Comentenlo mucho.

 

El joven abate Seto Kaiba estaba barriendo las jacarandas que alfombraban el atrio de la iglesia, de repente, un joven de no más de 20 años, y al parecer algo perturbado se le acerco y le dijo:

 

-Abate no se que me sucede.

 

Iba vestido con gafas oscuras y usaba un atuendo completamente negro, como si con esto consiguiera escabullirse como las sombras.

 

-Pasa, esta es la casa de Dios, todos pueden entrar.

 

El padre ojiazul le hizo esta indicación al joven rubio con el que se había encontrado en la entrada al recinto, de repente cerró las puertas, la luz que se detectaba era casi invisible, puesto que era una iglesia muy antigua y la única luz que quedaba era la de los antiguos candelabros de aceite que chorreaban un líquido negro, y algo viscoso.

 

Entraron a un confesionario, obviamente en sus respectivos puestos. El joven rubio entonces empezó a desabotonar el cuello de su camisa, solamente los primeros botones, dejando al descubierto unas marcas firmes en su cuello, y sobre todo, una inmaculada piel blanca.

 

-Sabe padre, lo he estado observando, verá... Soy nue... nuevo en la ciudad y un día algo que no se como lo podría llamar me atrajo hacia este lugar.

 

-La presencia de Dios es lo único, hijo mío. Le decía el abate mientras acomodaba el cuello de la larga túnica en su lugar.

 

-No, estoy seguro que no era eso, sentía fuego, pasión. Estaba parado, aquí dentro, hasta que lo ví, Se dirigía hacia el altar, con una túnica blanca bordada en azul y oro. Des... desde ese día he tenido varios sueños con usted, sueños bajos, perdóneme por decírselo de esta manera pero es así. No se que vaya usted a pensar ahora de mí.

 

-¿Pero que tipo de sueños? La curiosidad del padre se disparó al escuchar esto, al igual que el sudor de su frente, el cual no era evidente debido a la baja iluminación y la malla oscura que los separaba.

 

-Sueños prohibidos padre.

 

El joven rubio empezó a llorar, sus sollozos se expandían a lo largo de esta penetrante oscuridad, esta oscuridad de la cual nadie los descubriría.

 

-¡Eso es imperdonable! ¡Es una aberración a la figura de Ntra. Santa Institución! Por favor hazme el favor de largarte de aquí, con un carajo.

 

-Pe... pero padre...

 

...El rubio de repente se puso de pie ante la inevitable necesidad de abrazar al abate, de repente, sus labios buscaban la única respuesta al origen de sus sueños, aquella boca tan anhelada. De repente la rozó, introdujo su lengua con tanta delicadeza disfrutando la entrada y salida de este aire tan cálido, quería explorar cada rincón de esa boca, no importaría el precio que tuviera que pagar.

 

El padre en respuesta a esto puso las manos en su delgada cintura, bajando las manos despacio con el propósito de poseer ese cuerpo. Mientras sus ojos azules se cerraban, intento participar en esto de una forma tan apasionada, tan cálida. Pero algo pasó, algo no estaba bien, entonces como si acabara de levantarse de un trance, empujo al rubio contra una de las columnas del recinto.

 

-Discúlpame Joseph, no se que acaba de pasar aquí, será mejor que te vayas.

 

La voz del abate se torno de un modo sobreprotector, del mismo modo misericordioso y amable que hace unos instantes en el atrio principal.

 

-Pero yo lo deseo padre, ¿es acaso un pecado amar al prójimo?

 

-Realmente creo que no lo es.

 

El amable abate condujo al chico por uno de los pasillos de la iglesia, al llegar al final de este, sacó una llave y abrió la puerta, dejando descubrir una habitación clara y pura, una gran cama, digna de un rey con sábanas de color rojo granate. Pareciere una pintura del más clásico artista, en las paredes estaban colgados grandes lienzos de seda blanca, y en el techo un tragaluz que mostraba de esta forma el ras del cielo.

 

-Padre, acaso estoy en el cielo.

 

Le susurró el rubio de ojos color miel a si acompañante.

 

-Muy pronto Joseph, demasiado pronto.

 

El abate castaño lanzo a su presa sobre la cama. Empezó devorando su piel blanca, apenas tocada por las luces de la mañana, quitando los botones rápidamente de la parte baja de su camisa, bajando lentamente, caminando un sendero desde su ombligo, hasta las profundidades, bajo el zipper al pantalón de mezclilla oscura, y entonces vio en todo su esplendor una erección, el abate tomo el miembro de Joseph desde la base y entonces con movimientos rápidos empezó a juguetear con el, con su lengua principalmente, no tardó mucho y sintió que el rubio estaba por estallar, concluyendo este acto con una cucharada del elixir mas antiguo, el elixir de la vida.

 

Rápidamente limpio con la túnica oscura los restos del néctar que había probado hace poco, ¿Cómo le devolvería aquel muchacho ese favor?, rápidamente el padre jaló el pantalón de Joseph completamente hacia abajo, posicionándolo boca abajo, con una hábil mano empezó a estimular su recto, como si fuera una llamarada de repente y sin dar aviso, alzó la túnica negra hasta la rodilla, mostrando así a la habitación y a su fiel pecador un miembro erecto. Como si fuera una llamarada, el miembro del abate se introdujo entre el trasero de Joseph, primero despacio y luego a una gran velocidad, sin perder el ritmo, los movimientos de su deliciosa cadera hacían inevitable el gemir provocado por el placer, ambas voces en coro, entonaban el mismo himno, las mismas plegarias. Las manos del rubio tocaron el colchón en lo que exclamaba.

 

-Así, Ah, Ah, más rápido, me arrepiento...

 

-¡Oh Joseph!

 

Reclamaba el abate en el momento justo antes de vaciar el fluido dentro del rubio, cayendo desfallecido aún dentro de él.

 

Cuando finalmente estaban en la cama ambos, el abate recargo la cabeza en el pecho del adorado rubio, entonces todo se nublo...

Notas finales: Los dejo en una incógnita, ya luego sabrán que pasó, dejen muchos reviews y comentenme de una buena vez, jajajajaj es broma

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