Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Redemption por GmT 03Hrs

[Reviews - 61]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

Prácticamente un año para publicar este cap.. vaya desastre xDDD

Decir que lo lamento ni siquiera tiene caso, pero en verdad lo siento. La más o menos buena noticia es que el capi tres ya lo tengo a la mitad, así que prometo no tardarme otro año en publicar n.nU

Espero que les guste!!! =D

 

 

Capítulo 2: "I'll Do Anything For a Second Chance"

 

 

Estaba sintiendo... ¿qué?

 

¿Nada?

 

No. Estaba sintiendo algo. Sentía frío, y también tenía una extrañísima sensación de que flotaba...

 

Trató de pensar, pero la cabeza le daba vueltas de manera demasiado rápida. Trató de recordar, pero no había más que neblina espesa en el baúl de sus memorias, aún así, era una sola la pregunta que no dejaba de formularse en los lapsos en que le ganaba la conciencia: ¿dónde demonios estaba? No era su cama, eso por seguro, entonces... se suponía que iba a pelear, podía recordar eso. La alarma que habían dado los ninjas de la aldea. Una invasión en Konoha. Y luego él había ido, por supuesto, y se lo había topado de frente, sin más.  Era él.

 

Era Uchiha Sasuke.

 

Se sobresaltó inmediatamente al escuchar aquél nombre en sus propios pensamientos, llevándose una mano a su abdomen como un acto reflejo y abriendo los ojos con miedo, sabiendo de antemano que vería una cantidad morbosa de sangre en ella. Su sangre, escurriendo entre sus dedos, cayendo gota a gota y lentamente hasta el suelo, producto de la herida que... ¿lo había matado?

 

En sus facciones podía leerse claramente la sorpresa, de hecho, más que simple sorpresa, se hallaba en un completo estado de shock. No había sangre, ni en sus manos ni en su abdomen, y no podía estar muerto. Los muertos no deberían de sentir ¿qué no? Y él sentía ¡claro que sentía! Sentía frío y también tenía una extrañísima sensación de que flotaba... flotaba... estaba flotando.

 

¡Oh, por Dios! ¡estaba flotando! ¡sí estaba muerto!... ¡y era un fantasma!

 

Bueno, eso definitivamente nunca había estado dentro de sus planes. Una sonrisa inevitablemente amarga se formó en sus labios. Vaya destino el suyo. Un niño huérfano nacido para ser rechazado, una vida dura, un amor imposible, una muerte de trágico novela y ahora era nada más ni nada menos que un fantasma... bueno, no podía quejarse del todo, había tenido sus momentos agradables, momentos felices, aunque indiscutiblemente las lágrimas de profunda tristeza superaban por mucho a las sonrisas verdaderas, había visto morir a tantos, seres conocidos, rivales y enemigos, personas a las que había querido. Había llorado por la muerte del viejo Hokage, había llorado por la muerte de Ero-sennin, su sensei, su amigo, su apoyo; había llorado por la muerte de Tsunade-sama, aquella que como muchos otros había dado su vida por la aldea; había llorado por las muertes de Kiba y Akamaru, de Lee y de Gai-sensei, a quienes nunca olvidaría; había llorado por la muerte de Hinata, una verdadera amiga. Fue mucha tristeza... y luego también vino la culpa, porque él jamás se perdonaría el no haber podido hacer nada para detener todo aquello, para salvarlos, pero por sobre todas las cosas, jamás se perdonaría lo que había sucedido en una templada noche de verano un año atrás...

 

-Sakura-chan ¿estás segura de esto?- preguntó el rubio mientras fruncía el ceño y miraba una y otra vez por los alrededores.

 

-Por supuesto que sí Naruto, confía en mí. No saldremos de aquí sin eso- la chica miró con determinación al frente y siguió su camino con cautela.

 

Eso.

 

"Eso" era una flor. Una ridícula, tonta e insulsa flor. Estaban en esos momentos arriesgando su vida por una flor ¡una flor! Eso no podía ser de ninguna manera cuerdo, lógico ni mucho menos productivo. Infló sus cachetes para enseguida mirar hacia atrás, un tremendo escalofrío le recorrió por toda su espina dorsal. Estaba realmente oscuro. No que él le tuviera un particular miedo a la oscuridad. Vamos que era un ninja, que tenía casi 18 años y que ya era todo un hombre... bueno, más o menos. Pero estaba exageradamente oscuro, exageradamente silencioso, estaba lloviendo y lo que realmente le preocupaba era que estaban en un territorio enemigo. Y es que ¡era un hombre pero no era idiota! Sabía que estaba cometiendo suicidio. Sin embargo, no podía dejar a su mejor amiga sola, y él sabía, muy a su pesar, que la chica pelirrosa era lo suficientemente obstinada como para seguir adelante por su propia cuenta de ser necesario, era lo suficientemente terca como para no irse de ahí sin aquella flor cuya leyenda le había enamorado, cautivado e idiotizado (según palabras del propio rubio), aún así eso significara su mismísima muerte... y ya estando en ésas, también la de él.

 

Y es que esa flor, según habían escuchado de unas señoras bastante parlanchinas de la aldea de la Lluvia tras una sencilla misión, representaba el amor verdadero.

 

La leyenda contaba que, en una época donde el matrimonio era tan sólo un convenio entre casas, donde los padres forzaban aquellas uniones para elevar su status y renombre dentro de la sociedad, una joven pareja cayó profundamente enamorada, y todo eso era bueno porque ambos estaban destinados a casarse el uno con el otro desde que eran unos niños, por eso, la boda era realmente esperada y prácticamente llevaba años siendo planificada. Ambos eran jóvenes ninjas muy conocidos y respetados, queridos entre aquellos que les conocían. Todo parecía ser así tan perfecto, aunque las lenguas envidiosas e incapaces de ver la dicha ajena sin evitar una sonrisa hipócrita en sus rostros no dejaban de cuchichear a sus espaldas que tanto amor y tanta felicidad no podían ser posibles para siempre. Y como eco a sus palabras y ocultos deseos él cayó gravemente enfermo días antes de la boda y nadie sabía si sería capaz de sobrevivir, inclusive el doctor de la familia (conocido por ser de los mejores) le daba pocas esperanzas de vida.

 

Pero ella debía de casarse, se necesitaba aquella unión y se necesitaba aquél dinero. Fue por eso que sus padres habían decidido cancelar el compromiso con aquél joven Ninja y en cambio le prometieron enseguida a otro, un reconocido Anbu de posición acomodada y fría mirada. Ella había quedado devastada ante la noticia, pero nada pudo hacerse, jamás se rebelaría en contra de sus padres, y así, terminó en los brazos de un hombre al que ni siquiera conocía, incapaz de permanecer al lado de la persona a la que amaba y que cada día parecía dejar más este mundo.

 

Él, efectivamente, murió poco después. Muchos dicen que más por la tristeza que por la misma enfermedad. Y ella, sintiéndose culpable, deprimida y vencida, fue durante una fría noche al cementerio donde su cuerpo había sido enterrado. Y se quedó ahí por días y noches enteras, llorando frente a su tumba.

 

La leyenda contaba que, incapaz de vivir sin él, ella se deshizo poco a poco, convirtiéndose en un fino polvo del cual, tiempo después, nació una hermosa flor cuyos pétalos eran en el centro blancos, como el color favorito de él y como representante del amor puro que sentía, y en los extremos negros, como el color que ella vistió desde el día de su boda hasta su propia muerte.

 

Así pues, la gente contaba que aquella flor era símbolo del amor eterno y que, la persona que lograra encontrarla sabría vencer cualquier dificultad para estar al lado de aquél que le correspondiera de igual manera.

 

Y Sakura quería aquella flor. Naruto nunca entendió para qué. No tuvo la oportunidad de preguntárselo.

 

Fue sólo un instante. Un rápido instante que hizo que cambiara todo. Sakura había detenido sus pasos de pronto, como si se hubiese topado contra una pared invisible en medio de aquél engañoso bosque, y luego el grito que había brotado de su garganta desgarraron aquél sepulcral silencio y sacudieron el alma de Naruto. Había sido un ataque sorpresivo y directo, ninguno de los dos lo había notado, un grupo de ninjas que les acechaban desde hacía poco habían esperado pacientemente para poder atacarles, y sus técnicas oscuras habían tomado por sorpresa a ambos.

 

No sabía cómo había conseguido regresar a Konoha con la chica entre sus brazos, caminando en medio de una semi-conciencia que ya no le permitía siquiera sentir el dolor de sus propias heridas o el cansancio de su cuerpo. Él había logrado despertar completamente tres semanas después...  pero Sakura, en medio del coma en el cual había caído, ya no abriría sus ojos nunca más.

 

Naruto sintió un vacío repentino en su estómago producto de sus recuerdos y cerró los párpados con fuerza, como si de esa manera pudiese borrar cualquier imagen guardada en su mente. Volvió a llevar su mano hasta su estómago, comprobando que, efectivamente y por más que buscara, no había ni una gota de sangre que delatara lo que había pasado, que delatara el hecho de que había sido atravesado por la espada de quien fuera su mejor amigo y del que, muy tarde se había dado cuenta, era también el hombre al que amaba.

 

-¿Sabes lo que es estar atrapado aquí durante toda una vida?

 

El rubio se sobresaltó de pronto, creyendo que había alucinado aquella áspera voz, lenta y profunda, frunciendo el ceño y mirando en todas direcciones. Estaba solo, solo en medio de la oscuridad que lo consumía.

 

-Es aburrido.

 

Escuchó otra vez aquél frío tono, esta vez seguro de que no lo había alucinado.

 

-¿Quién eres?- preguntó, mirando de nuevo para diversos lados, arriba, abajo, a su derecha, a su izquierda. No había nadie. Y él seguía en el centro de la nada, flotando... muerto.

 

-¿Acaso no me reconoces?

 

Y una sensación desagradable y de pronto conocida recorrió su cuerpo de pies a cabeza. No se atrevió a hablar durante un largo instante.

 

-Kyuubi...- murmuró al fin mientras cerraba nuevamente sus ojos, antes de abrirlos y ver ante sí la imagen de aquél demonio que habitaba en su interior desde que era tan sólo un bebé.

 

-Eres lento, muchacho, es por eso que ahora estás muerto.

 

El joven respingó ante aquellas palabras, ya lo sabía, sabía que tenía que estar muerto, pero escucharlo de esa manera, escucharlo decir a alguien más, lo volvía de alguna forma mucho más real... mucho más doloroso. ¿En verdad todo iba a terminar de esa manera? ¿en verdad había pasado por tanto sólo para terminar así, como un maldito fantasma, en medio de una desesperante nada, solo... sin él?

 

-No, no puedo... yo no estoy... ¡no estoy muerto!- gritó, de pronto más enojado que otra cosa, pensando que en verdad no podía ser tan patético. No podía terminar así.

 

-Y entonces, dime ¿qué es este lugar?- le preguntó el demonio, retándolo a darle una respuesta lógica que satisficiera a sus deseos. Naruto titubeó, sin saber cómo responder, y es que nada de lo que dijera podría explicar su estancia en aquella zona sin gravedad, sin dimensiones, sin color, sin olores... no era como nada que hubiese visto antes. De pronto tuvo ganas de vomitar, excepto que, como buen fantasma, no había nada en su estómago que se pudiese regresar. -Sin embargo, no te veo descansando en paz.- y fue aquella nota ligeramente burlesca en la resonante voz lo que devolvió el enojo a Naruto.

 

-No necesito descansar ¿qué no ves que tengo energías de sobra?- se burló ahora él, cruzándose de brazos y sintiendo como si diera vueltas, aunque todo se veía desde la misma perspectiva.

 

-Es una lástima, yo pensaba proponerte un trato, creí que al menos estarías interesado en escucharlo- Naruto lo miró con recelo, preguntándose qué clase de trato podría ofrecerle un demonio como él y dándose cuenta (para su completo desagrado) de que alguien tan poderoso prácticamente podría ofrecerle el cielo... el punto era que lo menos deseaba en esos momentos era el cielo. El cielo no era suficiente para él porque Sasuke no estaría a su lado para disfrutarlo también.

 

-No hay nada que puedas ofrecerme que yo desee.

 

-¿Estás seguro?- preguntó el demonio con toda la confianza que se podía tener alguien cuando se sabía en superioridad de condiciones. Una confianza que, en cambio, a él le hizo dudar. -¿qué acaso lo que más deseas no es una segunda oportunidad... para él?- le preguntó haciendo énfasis en la última palabra, dándole a entender que sabía mucho más de lo que al rubio le gustaría que supiese.

 

Y le habría gustado poder gritar que se equivocaba, que no sabía de lo que hablaba, que no le importaba, que deseaba que lo dejara en paz en su fantasmagórica soledad, pero no pudo, porque como buen curioso que era y se sabía, aquello le intrigaba.

 

-Exactamente ¿de qué me estás hablando?- y se mordió la lengua antes de que un "ttebayo" saliera de su boca, quería verse serio ante la situación y bien sabía que su forma de hablar casi nunca delata seriedad... o madurez.

 

-Te daré la oportunidad... de salvarlo. De salvar al Uchiha menor.

 

-¿De salvarlo? No te entiendo- negó rápidamente con la cabeza... ¿salvar a... Sasuke? ¡pero si el muerto aquí era él! ¡el del problema de fantasmas era él! Sasuke estaba vivo, estaba bien.

 

-¿En verdad no lo comprendes? Uchiha ha cometido muchos errores, y tarde o temprano pagará por sus pecados. Matarte cuenta como uno de ellos.

 

-¿Y eso qué tiene que ver conmigo? Yo ya no puedo hacer nada ¡estoy muerto ¿no?!... tú mismo lo dijiste- sus manos temblaban cerradas en fuertes puños y hasta sus oídos llegaba, ensordecedor, el sonido de los latidos de su corazón... un corazón que latía en el cuerpo de un muerto.

 

-¿Estás seguro?

 

Ésa pregunta otra vez. Comenzaba a ser verdaderamente molesta.

 

-Él eligió su camino... yo quise ayudarlo y...

 

-Y no pudiste- le interrumpió el demonio - ayudarlo siempre fue tu deseo y fallaste patéticamente en tu intento. Pero yo te ofrezco una segunda oportunidad. Tómalo o déjalo, es tu decisión.

 

Horas, minutos, segundos... días, semanas, meses, años... pudo haber pasado toda una eternidad así. Molesto, confundido, con ganas de gritar pero con su garganta demasiado cerrada como para poder hacerlo.

 

-¿Qué se supone que tengo que hacer?- le preguntó cuando finalmente silenció a su mente y dejó que sus deseos ganaran. Él amaba a Sasuke, y si iba a permanecer eternamente como un fantasma, quería al menos tener la certeza de que el moreno estaría bien, de que tendría la oportunidad de ser feliz... ésa misma oportunidad que él jamás tendría.

 

-Volver- sentenció el Kyuubi de pronto, sacándolo de su ensimismamiento -Volver a un momento en que todavía puedas arreglar las cosas. Pero debes tener en claro que yo solamente te estoy dando tiempo, el tiempo suficiente para que puedas cambiar su vida, aunque esto no te garantiza que en verdad puedas lograrlo- calló un momento, dejando que el otro asimilara sus palabras -Sea cual sea el resultado, tanto si cambias su vida como si no, recuerda que tú ya estás muerto.

 

Naruto asintió lentamente, comprendiendo. Y estaba bien. Él sólo quería que Sasuke fuera feliz... porque lo había visto, lo había visto llorar justo antes de morir. Lo vacío de su mirada, el dolor, la soledad, un arrepentimiento fugaz, la duda de quien no sabe qué está haciendo... y no podía soportar una vida así para la persona que amaba.

 

-Bien, mis opciones no son tan malas después de todo... o estoy o estoy muerto, no es demasiado complicado dattebayo-  se rió. Una risa forzada que se fue apagando poco a poco. -Y bueno ¿hay algo más que deba de saber?- preguntó con recelo, su ceño fruncido y un mal presentimiento apoderándose de sus sentidos. No podía ser así de fácil. Debía de existir alguna razón para todo aquello. -¿Qué ganarás tú con todo esto?

 

-Dime Naruto- pronunció el nombre despacio, cuidadosamente, mientras en su rostro se formaba una horrenda mueca que bien podía pasar por una sonrisa torcida -¿Qué estás dispuesto a ofrecer cuando ya lo has perdido todo?

 

Y Naruto sonrió amargamente.

 

Ya no había marcha atrás.

 

 

>>>

 

 

Una terrible punzada de dolor se manifestó en su cabeza, como si alguien hubiera clavado directo en su cráneo un maldito clavo al rojo vivo, y cerró los párpados con fuerza antes de intentar abrirlos poco a poco. La fuerte luz que dañó sus pupilas le obligó a parpadear en repetidas ocasiones y sólo hasta después de unos momentos pudo enfocar forzosamente. La luz provenía de una ventana abierta y él pudo observar las cortinas que ondeaban por el suave viento. Estaba acostado en el piso y observó el techo por largo rato antes de poder mover su cabeza, estaba en una habitación, una sala para ser más exactos y se le hacía increíblemente familiar. Pronto supo porqué... ¡ésa era su sala! Se incorporó tan rápido como pudo, mareándose por la acción tan repentina, vomitando la bilis de su estómago sin poder evitarlo y sintiendo un terrible asco y una jaqueca que lo tenía completamente atontado. Tardó lo que a él le parecieron horas para poder estar más o menos bien, al menos sí lo suficiente como para poderse poner de pie, sólo que en cuanto intentó dar un paso al frente se dio de bruces contra el suelo.

 

-Eso dolió dattebayo- dijo mientras se frotaba la nariz donde se había golpeado. Y algo se sintió de pronto sumamente extraño. Las mangas de su ropa le quedaban largas. Observó sus manos, incrédulo, se veían demasiado chicas y... dio otro vistazo a su alrededor con un muy mal presentimiento ardiendo en su pecho y vio la puerta del baño, corriendo hacia ella enseguida, dando varios tropezones antes de poder llegar.

 

Su respiración era agitada y su pulso estaba frenético.

 

-No, no, no, no, no, por favor, que no sea lo que estoy pensando ttebayo, que no sea lo que estoy pensando- y con miedo, ignorando el tono tan extraño de su propia voz y cruzando los dedos para que no fuera lo que en realidad ya estaba prácticamente convencido sí era. Lentamente se acercó a su espejo y gimió en desconcierto en cuanto vio su propio reflejo.

 

Tocó su rostro, primero suavemente, casi con miedo, y luego con desesperación, aún incrédulo.

 

-¿Por qué a mí?- chilló antes de dar unos pasos hacia atrás y chocar contra la pared del baño, resbalando hasta quedarse sentado en el suelo.

 

Eso no podía ser verdad, tenía que ser un sueño, una broma, algún jutsu maldito... pero por alguna razón supo que no era así. Que ésta era su manera de tener en sus manos una segunda oportunidad y él había dicho que daría lo que fuera por aquello, que haría cualquier cosa por resarcir su error, el error de no haber podido salvar a Sasuke... incluso si esto significaba tener 12 años otra vez.

 

 

 

 

Notas finales:

 

Sé que no pasa mucho, pero obviamente necesitaba explicar de qué iba todo esto n.n

Muchísimas gracias a quienes leen el fic y cuídense mucho!!! ;)

Kisses

...GmT...

Siguiente capítulo:

Capítulo 3: "Like a Very First Kiss"

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).