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Never Again por Neon_Milliond

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Notas del fanfic:

 

este fic lo cree con ayuda de mi querida amiga mihll quien dice no hacerce cargo de la culpa ¬¬ en fin esto fue creado en una noche de imsopnio

Notas del capitulo: Hola, aquí un fic creado con mis mas bajos instintos no se que me hizo mal XD. con Mihll tratamos de hacer algo diferente a los fic ojala halla resultado en fin el fanfic esta basado en la cancion never again de Kelly Clarkson. asi que nada espero que les guste

 

 

En la calles de una gran ciudad, un lugar lleno de cientos de personas, donde toda búsqueda de alguien se transforma en la de una aguja en un pajar, allí tuvo que encontrarse a ese ser que un día fue especial, una ilusión que el tiempo desquebrajó en mil pedazos y que solo a dejado una huella de mal gusto...

Por una avenida de Manhattan Kaede rukawa, un conocido basketbolista caminaba del brazo su esposa, Con su habitual indiferencia en el rostro, lejos del mundo que le rodeaba, pensando en nada y todo a la vez.
La gente que pasaba no le distraía, todos eran iguales ante sus ojos, todos... menos uno.
Aquel que caminaba en dirección contraria, un pelirrojo de gran estatura, piel bronceada y ojos color miel.

La  mirada Kaede se tornó mas seria de lo que se podía al verle ir hacía él, sus miradas se encontraron en la distancia y pudo distinguir en el rostro de aquel hombre una sonrisa socarrona y una mirada quizás mas fría que la propia.

Pestañeó varias veces para ver si al fin aquella imagen desaparecía de su mirada, la maldita maldición de aquel a quien amó una vez y a quien tan patéticamente dejó sin siquiera decirlo a su rostro.

Todavía recordaba la llamada que aquel pelirrojo le hizo unos dos años atrás, días antes de contraer nupcias con Haruko Akagui, su actual esposa

"me abandonaste como el cobarde que siempre fuiste...jamás pudiste con la verdad, ahora ya de igual, no acostumbro a desearle mal a la gente pero a ti deseo lo peor del mundo, espero que veas mi recuerdo como un espectro en cada lugar al que mires y cuando la mires a ella, cuando le des un beso, un abrazo, le hagas el amor... me veas a mi"


Kaede cerró los ojos fuertemente a ver si de esa forma dejaba de ver al hombre que le quitaba el sueño, la persona que lo condenó a una maldición, pero al abrirlos el sujeto seguía allí, sonriendo de manera proponente, como si verle junto a su esposa fuera la imagen de más humor en el mundo, entonces quiso perder la vista, la única manera de no ver con los ojos abiertos al hombre que atormentaba sus noches, la persona que lo maldijo y cuyo efecto con el pasar de los años permanecían latentes y cobraban mas fuerzas

Cruzar a la acera era la solución para dejar de verle de frente y escapar a su profunda mirada, pero su orgullo se lo impedía, hacerlo sería demostrarle lo vulnerable que era al verle. Por inercia cerró los ojos nuevamente mientras rogaba que solo fuera producto de su imaginación y los tremendos deseos de verle una vez más.

La ambigüedad de pensamientos surgieron como un torbellinos esos que deseaban que la imagen fuera cierta, y las otras negativas que solo era producto de sus deseos mas reprimidos

Mientras tanto Hanamichi, a cada momento su sonrisa crecía, casi malévola. Aun con el largo transcurso del tiempo conocía cada facción, cada movimiento aunque fuera pequeño y casi  imperceptible de Rukawa, él lo podía descifrar, eso le hacía feliz, completamente y desquiciadamente feliz, apostaba su cabeza que aquella perfecta y flamante esposa del señor Rukawa no podía siquiera adivinar que había debajo de aquel muro de hielo, sentía las fuertes ganas de reír a mas no poder en medio de aquella acera. Reír con maldad, por todo el dolor que le había causado aquel frío hombre, él, quien le había prometido y el cielo y la tierra más lo único que le trajo fue desdicha

Seguro el sólo hecho de verlo ahí enfrente suyo le daba nauseas, las mismas nauseas que él, Hanamichi, sentía al verlo al lado de aquella mujer.

Todo era tan perfecto como calendario de político, todo perfecto pero podrido. La parejita perfecta a los ojos de todos, menos a los de él.

 Frunció el ceño levemente preguntándose si la mujer conocía de verdad al hombre que tenía al lado... seguro que no, la chica nunca fue muy despierta para pillar los sentimientos de los demás, como lo sabía él a la perfección.


La mujer que veía quizás no merecía tener como esposo al rey del hielo, pero seguro que a ella no le importaba que tan fríamente o mal la tratara Rukawa solo por tener al hombre de sus sueños al lado.

Hanamichi con sinceridad sentía pena de aquella linda chica, como mendigaba el amor de Kaede, amor que solo le pertenecía a él, solamente a él pero que el azabache negó por miedo condenándose a sí mismo a pagar caro

Sonrió, el encuentro al fin.

--Hola, Zorro ¡oh que bien te ves al lado de tu "zorra"!--sonrió con dulzura fingida.


"esa voz" Pensó Kaede, aquella voz que le atormentaba en sueños, que le acosaba de igual manera que su imagen maldita burlándose descaradamente, fingiendo simpatía y dulzura al decir las palabras que estaban llenas de rencor hacia su persona


--ho...hola Sakuragi-kun ¿cuánto tiempo?--saludó tímidamente la mujer del Kaede, muy sonrojada por el apelativo de Zorra que le dio el ojimielado pero seguro lo hizo sin ganas de ofenderla, pensó con ingenuidad la mujer

--hola, Haruko-san--saludó el pelirrojo--¿tú acaso no me vas a Saludar Rukawa-San?- la frialdad al decir su nombre le quitó el aliento

Aquel monstruo, ese demonio de cabellera roja que tenía enfrente, que era mas frío que él ¿era la persona que él amaba?


Se limitó a saludarlo con la cabeza, quería huir de ahí lo más lejos posible de Hanamichi. Sus manos comenzaron a exudar frío

--Zorro, ¿por qué tan frío?--preguntó cínicamente--yo recuerdo a la perfección lo efusivo que llegabas a ser ¿y tú?...no por favor, no me contestes que seguro no te acuerdas o mientes, lo natural en un cobarde como tú-

Hanamichi deseaba con todas sus fuerzas destruir a la parejita, que tanto  le daba, y por fin se le presentaba a la ocasión, no le importaba si era la Haruko la que sufría o Kaede, aunque de éste dudaba siquiera que tuviera corazón

Rukawa levemente frunció el ceño, aquello no se veía bien, el miedo se apoderó de su ser, ¿Hanamichi no sería capaz de hablar? ¿o si?

Decidió hablar

--no sé de que hablas, estás mas idiota de lo normal--gracias al cielo su voz salió normal que siempre, Haruko miraba a los dos hombres sin entender por que la incomodidad en su amado marido


--resulta que soy idiota--Hanamichi sonrió con prepotencia--te recuerdo que era éste idiota el que te hacía gritar como una pequeña puta en las noches--


Haruko no entendía nada, vio a su marido el cual esta libido de la impresión, sus ojos estaba completamente abiertos, más pálido de costumbre.

--las cosas que dices Sakuragi-kun--dijo Haruko en medio de una sonrisita nerviosa, mientras todo su ser se contraía de miedo, las palabras dichas de Sakuragi no podían ser verdad--estás mas bromista que antaño--


Hanamichi la miró, suspiró con cansancio, aquella chica aunque muy linda y tierna podía ser aun mas idiota que él mismo más si estaba al lado de un tipo como Rukawa, muchas veces se preguntaba como era posible que Haruko fuera hermana del gorila.


--no, no estoy bromeando tontuela, solo digo la verdad-respondió fríamente--vamos Rukawa, cuéntale a tu esposa con quien compartías la cama tres días antes de vuestro matrimonio, vamos, ¡que no eres todo un hombre!, cuéntale...venga, no seas tímido, ella te ama tanto, ves como siempre a sido capaz de lamer el piso por donde caminas, que ni le importara el que hayas sido un maricón hasta tres días antes de la boda, que sólo te casaste con ella para demostrarte que era un hombre de toro y lomo-

Kaede estaba sencillamente petrificado


-¿por qué te has puesto azul Zorrito? la verdad es la verdad y siempre te alcanzará, ¿no Rukawa?... debes saber que jamás leí tu carta, ¿que deseabas idiota? que te respondiera como un buen cristiano y te dijera algo así como:...--Hanamichi puso cara de pensativo y santo--oh, si, Kaede entiendo, es mas, creo que haces lo correcto, ve y cásate con aquella muchacha, olvídate de mi, te deseo la mayor de las felicidades y si algún día tienen un hijo, con gusto sería su padrino...no puedo creer lo tonto que puedes ser, ¡bastardo!, pero en fin me conformo, es mas ahora no duele, solo hay un poco de furia, pero como el fuego de a poco se extinguirá--confesó Hanamichi, Rukawa sentía todo su cuerpo entumecido, ni cuenta se había dado que su esposa se había soltado, mientras gritaba mil y una estupidez.


--¡como fuiste capaz!, ahora entiendo por que no lo hacíamos, por que las mujeres no te van, ¿cierto? ¡eres desgraciado! ¡como pudiste acostarte con un hombre antes de casarte conmigo!, ¿acaso era tu despedida de soltero?

Hanamichi soltó una gran risotada, al escuchar y ver aquel espectáculo la gente en la calle miraban la escena como buenos bolleristas

--te corrijo pequeña inocente, no fue una sola vez, desde fines de primero de preparatoria que estábamos juntos, tú llegaste después, zorra-
La chica dejó de sollozar, le miró con dolor indescifrable y solo atinó a preguntar -¿por qué?--

--por que ¿qué? ¿el decirlo ahora?--le miró con fastidio--simple Haruko, sufrí un año y medio como un condenado por culpa de tu Marido, ahora te toca a ti el saber que cada beso, que cada abrazo, que cada vez que te haga suya, será a mi a quien ve... pero que digo--sonrió divertido--si tu esposo es imponte contigo y no se le para-

Kaede fue conciente de cada una de las palabras dichas por Hanamichi, ese demonio era su creación, sentía las fuerte ganas de golpearlo por haber derrumbar su torre de cartas pero su cuerpo se negaba a responder, sintió como Haruko golpeaba su pecho unos momentos hasta salir huyendo de ahí antes de eso les había gritado un los odios.

--¡pues yo también te odio!--le gritó Hanamichi como si fuera lo mas normal del mundo

--¿ahora estás feliz por joder mi vida por completo?-
--no, ni siquiera me acerco a la felicidad...quiero verte destruido y por Dios, también quiero ver por la televisión cuando anuncien que el brillante y talentoso jugador de los Chicago Bulls rompió con esa patética y perra esposa que acaba de marcharse...no sabes hasta donde llega mi odio hacia ti, ni te acercas a imaginarlo y no voy a descansar hasta saciar mi sed de venganza por que este es solo el comienzo de todo-
¿y ahora qué? Kaede apenas podía ver con ojos nublados de rencor creciente hacía ese hombre, su rostro estaba amenazante de romper su inmutabilidad frente a todos, frente a él, por que sentía que le estaba ganando
--pero díganme ustedes... ¿que les ha parecido tal espectáculo?- Hanamichi dijo desafiante hacía las personas que se apostaban a su alrededor-¿acaso de es digno de presenciar tratándose del basquetbolista perfecto que todos ustedes alaban?...pues aquí lo tienen-dijo señalándolo con ambas manos-vean a la perfecta mierda de persona que es; un cretino, orgulloso, un hombre frío y falso-
-¡ya basta Sakuragui!-
-creo haber oído que un mosquito zumbaba-expresó socarronamente
--¡basta, no tienes que llegar tan lejos con tu venganza!--Rukawa por fin había perdido los estribos.

--claro que llego, por que es lo que deseo--dijo sonriendo de medio lado--¿qué me harás Rukawa, destruirme?, déjame que me ría, ya lo hiciste, no tengo nada y gracias a ti, así que ahora no tengo que perder--

--podríamos ir a otro lado hablar--pidió con cierta humildad el jugador estrella de la NBA de esa temporada.

--claro zorro, ¿ya no quieres que te denigre más en público pequeño cobarde?--
Hanamichi tomó una de las muñecas de Kaede y lo arrastró por la calle, ante la mirada estupefacta de los espectadores.

Mientras caminaban ninguno de los dos dijo nada, Sakuragi apenas era conciente que tenía sujeta la muñeca de Kaede pero este último si, sentía ese pedazo de su piel arder bajo el fuerte agarre de Hanamichi.

Caminaron quien sabe cuanto rato hasta llegar un pequeño callejón desierto en los suburbios de la ciudad, el primero que hallaron a su paso


-¿y bien?, ya estamos lejos de los mirones--habló por primera vez en minutos Hanamichi

--¿qué quieres, dinero?--preguntó Rukawa enfadado--¿fama? ¿Qué diablos quieres? ¿cuánto necesitas para que tengas el pico cerrado?--le gritó, los ojos de Hanamichi se nublaron de ira, las hirientes palabras de Rukawa lo hirieron a mas no poder, jamás pensó que nuevamente sentiría lo que es ser herido por el hombre de hielo, sin pesar, le brindó un puñetazo que tiró a Rukawa al suelo.

Hanamichi no le dio tiempo de incorporarse, se sentó a horcajas de él, mirándole con odio, Kaede por segunda vez en la vida supo lo que era terror, Hanamichi tenía el puño alzado a punto de dar los siguientes golpes, Kaede era conciente que Hanamichi era capaz de matarle, pero de pronto el pelirrojo bajó el puño, sin duda había pensado que por ello no recibiría golpes, se equivocó, dos certeras cachetadas,  una en cada mejillas que las hicieron arder.

--¿sabes que lo deseo de ti Rukawa Kaede?...tu vida, tu dolor, tu destrucción, ni siquiera te imaginas como destruiste mi vida, solo quiero que me pagues con creces el daño que me provocaste con tus estupideces--siseó con los dientes apretados--te recuerdo que fuiste tu quien se me declaró, fuiste tu quien se me ofreció como una puta ¿cuál era el juego? reírse del torpe, enamorarlo y después acabar con él--le preguntó

--si esa era tu juego te equivocaste de persona Rukawa, con las personas no se juega, la vida no es basketball ¿qué sucede si quiebro cada uno de tus dedos? lisiado de por vida jamás podrías tomar un balón de basketball, podría alegar demencia momentánea al verte después de dos años en plena calle y seguro me creerían en el juicio ¡lo tengo todo planeado!--sonrió con maldad--¿qué harás sin lo único importante en tu vida?--

El ojiazul al escucharlo trató de sacarse al pelirrojo de encima, realmente sentía mucho miedo, no dudaba de las palabras de Hanamichi, cerró sus puños por inercia mas Hanamichi era mas fuerte que él, mucho mas fuerte, siempre lo fue.

sin problemas el rey de los rebotes se hizo de la mano izquierda de Rukawa.

--sino abres tu mano, te romperé el brazo completo, Bastardo--


--demonios, Hanamichi no me hagas esto--suplicó como jamás en la vida lo había hecho.


--¿acaso tú cediste conmigo?--preguntó

--no--sabía que nada lo salvaría, quizás la verdad--es verdad te arruiné la vida, soy el único responsable del monstruo que eres ahora, hice mal y no hay palabras ni perdón que te devuelvan todo el dolor que te provoqué, me equivoqué, es verdad...tenía miedo de aceptar ser gay libremente a pesar que te amaba, tenía miedo de que las personas me rechazaran aun mas de lo que ya lo hacían... si era gay me sería mas complicado entrar a las ligas de la NBA y cuando me di cuenta de lo que había hecho era tarde, muchas veces pensé en tomar un avión e ir hasta ti pero seguro me matabas como ahora, mas al casarme con la mujer por la cual me odiaste sin conocerme--

Había hablado como nunca en su vida, por primera vez en años de sus ojos caían finas y cristalinas lágrimas de las cuales ni siquiera él era conciente que derramaba.

--al destruirte me destruí a mi, ¿crees qué soy feliz? no eh tenido un día o una noche de paz desde que te abandoné, tu maldición me ha perseguido durante estos dos años, no hay día y noche que no piense en ti, en que no vea tu recuerdo... puedes matarme si eso te hace feliz, pero no me quites lo único que me queda en la vida, el basketball, solo me queda eso por  que a ti ya no te tengo--

No hubo palabras que doblegaron en deseo de venganza del demonio pelirrojo, luego de que Kaede calló los crujidos de huesos rompiéndose se oyeron en aquel solitario sitio.
El dulce sabor de la culminación de una venganza, que no da paz ni deja pensar. Para Hanamichi fue el mejor momento de su vida, fue juez y verdugo, allí mató al altivo Kaede Rukawa, en vida, despojándole de todo lo que tenía.
No hubo arrepentimiento sino una euforia que murió con el pasar de los segundos para trasformarse en un vacío profundo y oscuro del que no había retorno
Hanamichi lo vio, a Kaede retorcerse de dolor, no le importaba pues de esa misma forma lo hizo él cuando su corazón fue quebrado para nunca más volver a ser útil.
Los tiempos maravillosos en que planeó una vida a su lado quedó en el pasado, ya no había nada ni quedaba nada...
Del último acto que podría concebir contra esa persona que estaba tendido en el suelo, fue robarle un beso, forzado y dolido para luego retirarse y nunca más verle en lo que le restaba de vida.
Fin
Notas finales:

no nos maten por favor, tengo fic que seguir una carrera que terminar XD. a mi amiga Mihll tanpoco la pocia pilato que se lava las manos todo por que la obra maestra del odio salio de mi XD XD.

saludos chicas se cuidan


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