Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Engañados por KakaIru

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

O.O?

Juro que NO me gusta el GaaNaru, pero últimamente no puedo evitarlo meterlo en mis historias.... ._.

Creo que debo ir a ver a un psiquiatra... ._.

Notas del capitulo:

Pues nada, ¿qué más voy a decir? ^^U

Ah, si: GOMEN NE, LEE-CHAN!!!  TOT Soy mala! ;O; *kakairu se azota con un látigo*

~

 

Lo prohibido.

Los seres humanos se han sentido siempre atraídos por el peligro, por aquello que suponga un riesgo en sus vidas, y, realmente, los ninjas no son la excepción, sin importar su rango o posición se sentirán atraídos y deseosos por aquello que no pueden tener.

-¡Ah…! ¡Gaara!- gimió Naruto al sentir el miembro del Kazekage entrando en él rápidamente, sin muchos cuidados ni mucha preparación.

Realmente ninguno de los dos había planeado con premeditación lo que estaba sucediendo. Simplemente habían acudido a la típica reunión a mediados de año que venía llevándose a cabo desde que Naruto fuese escogido como el nuevo Hokage de la villa, y de pronto la pasión se había encendido en ambos chicos. Aunque, esa no era la primera vez que sucedía, pero sí era la primera que los atacaba esa terrible ansia por sentirse uno junto al otro o, más precisamente, uno dentro del otro.

-¡Aahhh…!- gritó el rubio al sentir la primera fuerte embestida, tan profunda que le había obligado a arquear la espalda.

Sin esperar siquiera a que el rubio se acostumbrara a la sensación de tener un duro miembro en su interior, Gaara comenzó con el rápido vaivén, entrando y saliendo de él a toda velocidad. Le penetraba profundamente, mordiéndose los labios al sentir la cálida estrechez del rubio rodear su húmedo sexo mientras le tomaba fuertemente de las caderas y le inmovilizaba.

Lo hacían de forma apresurada y sin delicadeza, pero Naruto ya estaba acostumbrado a la intrínseca rudeza en el acto. Normalmente Gaara se acercaba a él, entraba fuertemente y sin decir muchas palabras, y luego simplemente se iba. No palabras de amor, no palabras de cariño, absolutamente nada. Pero le gustaba así, le gustaba sentir a Gaara porque éste era, sin duda alguna, el mejor amante que hubiese probado nunca.

-¡Más fuerte!- chilló a duras penas mientras el pene de Gaara se habría paso entre su carne, llenándole de escalofríos.

El pelirrojo se movía frenéticamente, casi con determinación, cada vez yendo más hondo, calando más profundamente. Ante cada estocada, el cuerpo del Hokage se estremecía y su cabeza chocaba contra la mesa en la que se encontraban, la cual parecía colapsaría de un momento a otro. Pero nada de esto era impedimento para Gaara, al contrario, representaba el mayor aliciente, y estar consciente del peligro de ser descubiertos en semejante situación.

-¡G-Gaara!- gimió Naruto fuertemente- ¡E-Estoy… estoy…!

Una nueva embestida y el rubio terminó eyaculando abundantemente sobre su vientre, producto de su poderoso orgasmo.

Gaara se movió dentro de él un par de veces más, le embistió fuertemente, afianzó su agarre y finalmente él también terminó eyaculando en el interior del rubio, siendo su arrítmica respiración la única prueba de lo que ambos habían estado haciendo.

-Fue… fue genial- dijo Naruto abrazándole débilmente, aún agitado por la sesión de sexo anterior.

Gaara tan sólo asintió y salió de él, dispuesto a marcharse, como siempre sucedía.

En esos momentos, Naruto se sentía un poco solo, cuando le veía alejarse de su cuerpo y tomar las vaporosas vestimentas que le correspondían. Normalmente, Gaara no hablaba respecto al sexo, aunque vaya que lo disfrutaba, sino no le tomaría a la primera oportunidad que se le presentase. Pero al final siempre terminaba marchándose, sin brindarle ni una palabra de cariño.

Naruto no le pedía que se le declarara, que le regalara un lindo ‘Te Amo’ pero al menos un ‘Te quiero’ habría estado bien. Pero claro, eso nunca pasaría, ¿o sí?

-Gaara…- le llamó suavemente, haciendo que el pelirrojo se detuviera un momento y fijara sus azules pupilas en él- ¿Podrías quedarte un poco más?

El pelirrojo le observó largo rato antes de cerrar los ojos y suspirar en derrota.

-Sabes que no puedo hacer eso- respondió calmadamente, pero eso Naruto ya lo sabía, aunque no evitaba que se sintiera tan mal.

Agachó la mirada.

-Nunca puedes quedarte- le recriminó suavemente a pesar de que sabía que aquello era un fútil intento por retenerle.

-Eso lo tenías claro desde un comienzo.

-Pero no entiendo, ¿por qué?- cuestionó el actual Hokage escondiendo la mirada tras los rubios mechones de cabello que caían por su frente- Siempre que vienes me dices que me extrañas, que te gusto, pero nunca te quedas a mi lado.

-Yo…

-¿Por qué no puedes estar conmigo?- le interrumpió, cosa que Gaara odiaba a más no poder- Sabes que daría todo por ti. Incluso abandonaría a Sasuke si tan sólo tú me lo pidieras.

-No lo hagas- le recomendó Gaara dirigiéndose hacia la ventana, de alguna forma buscando una distracción a aquella nueva pelea que se veía venir-. Él te ama.

-Él me lastimó.

-Estás bien a su lado.

-¡Pero es a ti a quien quiero!- exclamó el rubio a todo pulmón importándole un pimiento si alguien más le escuchaba.

-No deberías quererme.

-Por favor, Gaara, ¡no seas cínico!- rió Naruto con sarcasmo- Vienes aquí, me follas hasta el cansancio, ¿y me pides que no te quiera?

El pelirrojo volvió a suspirar.

Odiaba toda esa palabrería y no veía el momento de salir de esa oficina. El asunto con Naruto simplemente había empezado a hartarlo pero, debía reconocer, el chico era su amigo, su primer amigo.

-Naruto- le llamó suavemente, con su hipnótica voz carente de emociones. Los ojos del rubio lo observaron, azules y cristalinos, grandes y acuosos, sus mejillas sonrojadas y el labio tembloroso. Gaara casi se derritió ante aquella imagen, pero se controló lo suficiente antes de lanzarse sobre él, despojarle nuevamente de su ropa y poseerlo una vez más-. Sabes que gracias a ti soy quien soy. Sabes que fuiste tú quien me hizo cambiar, quien me mostró la realidad, quien me dio la oportunidad de ser un ser humano.

-Entonces…- esta vez las lágrimas brotaban de los hermosos ojos del chico zorro- Entonces, ¿por qué no te quedas conmigo?

-Porque te debo mucho, Naruto, pero no te amo.

El Hokage apretó los puños ante aquella declaración. ¡Eso ya lo sabía, maldita sea! Él sabía perfectamente que Gaara no le amaba, que tal vez nunca lo haría, ¡pero no era justo!

-¿¡Por qué!?- preguntó al borde de la histeria- ¿Qué es lo que le ves a él?- ahora era la rabia lo que guiaba sus palabras, y Gaara supo que un Naruto furioso no era saludable pero sí muy molesto- No es un gran ninja, ni siquiera es apuesto, ¡y no te quiere como yo lo hago!

-Naruto…- le llamó Gaara, y el simple tono de su voz detuvo el histérico llanto del rubio- No digas eso, te arrepentirás.

-¡Eres tú quien se arrepentirá, Gaara!- gritó a lo que daban sus cuerdas vocales- ¡No quiero volver a verte! ¡No volverás a tocarme! ¡No volveré a entregarme a ti! ¡Lárgate de mi oficina!

Gaara le observó por un par de segundos e hizo lo que le pedían. Suavemente salió de la habitación y, sin mirar atrás, se perdió por uno de los pasillos. Por su parte, Naruto simplemente atinó a lanzar el escritorio por los aires y gritar con fuerza hasta desgarrarse la garganta.

 

~

 

-¡Ohayo, Gaa-kun!- saludó Lee efusivamente a Gaara, quien acababa de llegar al departamento y se quitaba los zapatos en la entrada- ¿Qué tal fue tu reunión con Naruto-kun?

Preguntó mientras acomodaba algunas cosas en la repisa de la sala de estar. Su mirada vagó, momentáneamente, a las fotografías allí expuestas, especialmente aquellas en las que aparecía Gaara.

-Bien- fue la seca respuesta del pelirrojo antes de acercarse a Lee y besarle tiernamente en los labios, beso que se vio completamente correspondido.

Tras separarse, el Kage se dirigió a la cocina a por un poco de agua, la cual apuró por su garganta. En su boca aún quedaban los restos del sabor de Naruto y se preguntó si su olor, tal vez, estaba impreso en su ropa. Entonces reparó en el extraño silencio… Con pasos medidos se asomó a la sala justo para encontrarse con la conocidísima figura de su koi, de espaldas mientras contemplaba ensimismado las fotografías.

Lee, a pesar de los años, aún seguía usando el mono verde que antaño le causara tantas molestias, pero simplemente había terminado acostumbrándose a él, a su siempre enmarcada figura que tanto lo enloquecía y desataba tantas pasiones.

Sonrió de medio lado y se acercó a su chico.

Le abrazó por la espalda y enredó sus fuertes extremidades alrededor de su cintura, depositando un pequeñísimo beso en su nuca, sintiendo los escalofríos que recorrieron el cuerpo de su Lee.

-¿Qué miras con tanto empeño?- preguntó.

-Las fotografías- respondió Lee abandonándose en la fuerte caricia y el calor que desprendía el pelirrojo al que tanto amaba-. Me traen recuerdos…

Gaara apoyó su rostro en el hombro del otro, observando él también las antiguas fotos que Lee tanto atesoraba.

-¿Recuerdas esta?- preguntó el pelinegro señalando una de las más antiguas, cuando apenas ambos se habían sincerado respecto a sus sentimientos y empezaban oficialmente su relación- Tuve que rogarte y suplicarte para que aceptaras tomártela.

-Hasta te pusiste de rodillas…

-¡No es cierto!- replicó Lee con el rostro rojo cual tomate.

-Ya lo sé, pero hubiese sido divertido, así podrías haberme…

-¡Gaa-kun!- le interrumpió Lee sabiendo hacia dónde se dirigía el comentario de su koi, y el leve apretón que recibió por parte de Gaara se encargó de confirmar sus sospechas.

-Admite que te habría gustado- le ordenó Gaara medio en broma medio en serio. El rostro de Lee se coloreó más fuertemente. Y asintió de forma casi imperceptible. Gaara sonrió socarronamente y lamió el lóbulo de su oreja.

-G-Gaa-kun…- gimió Lee bajito- ¿Recuerdas aquella?

El pelirrojo alzó la mirada y su ceño se frunció levemente.

-No podría olvidarla ni aunque quisiera- soltó un gruñido y Lee sonrió burlonamente.

-Fue divertido…

-¿Me recuerdas nuevamente por qué tenemos una foto de Kankuro en nuestra sala?- preguntó Gaara alzando una invisible ceja.

-Porque gracias a él fue que te me declaraste- respondió Lee recordando aquel momento.

-¿Declararme?- preguntó Gaara con una sonrisa perversa en los labios- ¿Acecharte en un callejón, restringirte con mi arena, llevarte a tu casa y hacerte el amor toda la noche cuenta como ‘declararme’?- el rostro de Lee volvió a llenarse de adorable rubor.

-También me ataste a la cama- recordó.

-La tercera vez solamente…

Lee sonrió ante lo vergonzoso de la conversación pero finalmente recordando aquella primera vez. Sí, realmente había sido abrupta la aparición de Gaara y, ¿por qué no decirlo?, hasta le había asustado un poco ver su desencajado rostro. Y pensar que todo había sido porque el pelirrojo había escuchado el rumor de que Lee estaba saliendo con Kankuro… El rumor, por supuesto, había terminado siendo falso, pero algo bueno había salido de todo eso, excepto para la parte trasera de Lee, que había quedado entumecida por el resto de la semana.

Un sonido sacó al pelinegro de su momentánea ensoñación.

-¿Cansado?- preguntó con tono divertido al haber escuchado el audible bostezo que había proferido Gaara.

-Sí- aceptó el Kage, aunque por razones que el propio Lee desconocía y mejor que no las supiera.

-Gaa-kun, te esfuerzas demasiado en tu trabajo. ¿Por qué no vas a descansar?- aconsejó Lee en un evidente tono de preocupación.

Gaara asintió, dándole un pequeño beso en los labios y marchando rumbo a la habitación que compartía con su koi.

-¡Voy a salir a comprar algunas cosas, Gaa-koi!- avisó Lee en voz alta antes de que Gaara se perdiera dentro del cuarto.

Esta vez fue el turno de Lee de suspirar.

-Gaara nunca cambiará…- susurró con una sonrisa enamorada en el rostro.

 

~

 

-Buenos días, Lee-kun- habló una conocida voz a espaldas del amo del taijutsu.

El pelinegro se volteó enérgicamente justo para realizar una inclinada reverencia ante su amigo y, además, Hokage.

-Buenos días, Hokage-sama- saludó a su vez el enérgico chico.

Naruto le observó largo rato antes de sonreír.

-Vamos, Cejotas, no tienes que ser tan formal conmigo- recordó Naruto lanzando una fuerte carcajada y palmeando a Lee en el hombro.

-Hai, Naruto-kun- accedió Lee, complacido al ver a su antiguo camarada tan alegre.

La verdad es que desde el regreso de Sasuke, las cosas con el rubio habían sido más bien extrañas. Sí, había formalizado su relación con el menor de los Uchiha y todos esperaron que su felicidad fuese completa, pero la realidad era bien distinta. Por alguna razón que nadie podía adivinar, Naruto se encontraba cada vez más decaído, un tanto voluble y muy irritable. Las peleas con Sasuke eran constantes y en más de una ocasión habían tenido que separarlos antes de que destruyeran toda la aldea.

Claro que las peleas entre esos dos siempre habían estado presentes, desde que se conocieran en la Academia Ninja, pero esta vez eran diferentes. Estas nuevas peleas eran profundas, ofensivas y herían a Naruto horriblemente no sólo de forma física, y esto era lo más preocupante.

-Hoy estás de mejor humor, Naruto-kun. Gaa-kun me ha dicho que todo ha ido muy bien en la reunión.

-Oh, ¿eso te dijo?- cuestionó el rubio como al descuido.

-Sí, aunque está algo cansado- continuó Lee ajeno a lo que realmente había sucedido en esa reunión y que venía dándose desde hace mucho tiempo atrás-. Le dije que durmiera un poco pues no quiero que se agote, que aunque sea muy fuerte ya no tiene a Shukaku consigo, así que no es lo mismo que antes y…

-Lee- le interrumpió el rubio no muy cortésmente-. Te preocupas mucho por él, ¿no es verdad?

El pelinegro le observó un tanto confundido por lo extraño de la pregunta.

Finalmente sonrió con una de esas sonrisas que a todos encantaba.

-Así es, Naruto-kun.

El rubio bajó la cabeza y llevó una mano a su barbilla, dando la impresión de que pensaba muy seriamente. Al final, preguntó:

-Lo amas, ¿verdad?

Las mejillas de Lee se sonrojaron ante la pregunta.

-Así es, Naruto-kun. Lo amo con todas mis fuerzas. Gaa-kun es mi persona más preciada y por la que daría hasta mi vida.

Naruto frunció el ceño ante tan clara muestra de ingenuidad.

-No deberías decir eso, Lee- le advirtió de forma sombría, inconscientemente apretando los puños-, o podrías llevarte una sorpresa.

-¿Qué quieres decir con eso, Naruto-kun?- preguntó Lee más extrañado que al comienzo.

El Hokage le miró largamente, sintiéndose de pronto un poco ruin. Él tampoco tenía derecho de decirle esas cosas, después de todo no era culpa de Lee y, a decir verdad, le apreciaba muchísimo y se arrepentía de haber dicho aquellas cosas de él. Lee era un excelente ninja y era muy poderoso, tal vez no era tan apuesto como muchos otros jóvenes pero no era especialmente horrible, además, tenía un corazón enorme y era todo un ejemplo de buena persona, a veces demasiado buena como para ser un ninja.

-No es nada- respondió Naruto con una mínima sonrisa-. Lo siento, Lee.

Tras esa conversación ambos chicos se despidieron.

Lee nunca supo el porqué de la disculpa de Naruto pero tal vez era mejor así. Quien debía saberlo era el rubio, y bastante mal que se sentía al saber que engañaba a alguien tan inocente como Lee…

 

~

 

Lee era una persona inquieta, habladora y hasta un poco hiperquinética. Gaara lo sabía, pero esto ya era sencillamente absurdo y estaba acabando con su ya de por sí poca paciencia.

-Lee, ¿se puede saber qué demonios te pasa?- preguntó con evidente mal humor a su hiperactivo koi, quien aún entre las sábanas se movía de un lado a otro impidiéndole descansar- Quiero dormir aunque sea cinco minutos.

-Gomen ne, Gaa-koi- se disculpó Lee fijando sus enormes y brillantes pupilas en el mal encarado rostro del pelirrojo-, pero es que estoy preocupado.

Gaara soltó un suspiro, sabiendo de antemano que sería una larga noche.

-¿Y ahora qué te preocupa?- preguntó sin muchas ganas.

-Naruto-kun- respondió Lee-, ha estado actuando muy raro últimamente.

Estas palabras sí que captaron la atención de Gaara.

-¿Raro?

-Sí. Hoy nos encontramos y me hizo preguntas muy extrañas- el interrogante rostro de Gaara fue suficiente para que Lee continuara-. Me preguntó si me preocupaba por ti, si te amaba, y luego me dijo que podía llevarme alguna sorpresa. Por el tono en que lo dijo no creo que la sea una “buena” sorpresa.

El rostro de Gaara permanecía perfectamente impasible, aunque en su interior no ocurriera lo mismo.

“Ese bastardo, ¿cómo se atreve a decirle esas cosas a Lee-kun?”, pensó Gaara sintiéndose hervir de rabia. Estaba bien que Naruto era su amigo, ¿pero cómo demonios se atrevía a decirle semejantes cosas a Lee? Oh, es que el rubio y él tendrían que tener una charla ‘muy interesante’ y dejar las cosas en claro de una buena maldita vez.

-¿Me estás escuchando, Gaara-kun?

El pelirrojo volvió a conectarse con la realidad y observó el preocupado rostro de su koi.

Besó sus labios con suavidad.

-Deja de preocuparte- le dijo mientras lo abrazaba contra su cuerpo-. Mejor duerme…

Lee entrecerró los ojos, acunado por la suave respiración de su chico. Finalmente el sueño fue ganando la batalla y, antes de caer en la inconsciencia y más dormido que despierto, añadió en voz baja:

-Gaa-koi… hueles diferente…

El Kage se congeló ante estas palabras.

-¿Qué?- pero el otro ya yacía perdido en el inmenso campo de los sueños.

Gaara le abrazó con más fuerza, experimentando por primera vez lo que era la culpabilidad.

 

~

 

El peligro es como una droga. Nos lleva hasta la gloria en cuestión de segundos y finalmente nos deja caer en picada, pero por siempre dependientes de aquella emoción. La adrenalina del momento no puede ser comparada con ninguna otra sensación.

El peligro es, en todas sus formas, un arma de doble filo y, como todas las armas, hiere y destruye.

Lastima a veces sin que nadie se dé cuenta, sin que lo sospechen, pero va creando una brecha que almacena más y más dolor. Si caes ahí estás perdido.

También los shinobis tienen sus adicciones.

Fuerte o débil, de alto o bajo rango, un genio o un perdedor, el peligro es la máxima experiencia antes de la muerte y, como la misma muerte, no puede ser evitada…

 

~

 

“Nunca va a amarme”, pensó Naruto mientras Sasuke besaba con dedicación su cuello. “Nunca va a quererme…”

Él sabía que nunca sería correspondido, sabía que lo que hacía estaba mal y sabía que estaba lastimando a uno de sus más incondicionales amigos. Asimismo, sabía que no podía parar. No podía para porque…

“Le necesito…”

 

~

 

Apretando el delgado cuerpo que reposaba entre sus brazos, Gaara contempló el hermoso rostro dormido del chico al que amaba. “Lo estoy lastimando”, reconoció abrazándole aún más fuerte. “Si sigo lo heriré aún más profundamente…”

Él sabía que Lee lo amaba, sabía que aquello que ambos poseían era un tesoro inigualable e incomparable. Él sabía que, si Lee se enteraba, se destruiría. Gaara sabía que era culpable. Pero, de todas formas, sabía que no se detendría. No podía detenerse porque…

“Lo necesito…”

 

~

 

En el mundo peligroso existen tres tipos de personas: los que se arriesgan porque no tienen nada que perder; los que saben que perderán algo pero prefieren arriesgarlo todo; y los que no tienen conocimiento de nada y resultan engañados.

 

~

 

Esa noche, Lee durmió profundamente, ajeno a los tormentosos pensamientos de su acompañante.

Durmió, con la conciencia limpia, porque sabía que le amaba intensamente y se sabía correspondido. Se sabía correspondido aunque, por momentos, la piel de su Gaara oliera un tanto diferente…

 

~

 

 

FIN.
Notas finales:

Y bueno... ._. los pobres inocentes e ingenuos siempre terminan engañados... ._. ¿Es a veces la ignorancia un mejor don que la verdad? Ya que profundo! xD En fin!! ^O^ Hoy estoy de buen humor, así que muchos besitos a los que leen esto y chocolates y gomitas a los que dejen review! xD

Besos y cuidense!!!! *3* 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).